} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CONOCIENDO AL VERDADERO DIOS (3)

jueves, 8 de mayo de 2025

CONOCIENDO AL VERDADERO DIOS (3)

 

 

La Salvación es de Dios

 

La situación del hombre parece sin esperanza. ¿Cómo podemos escapar de la ira de Dios y la destrucción eterna en el infierno?  ¿Cómo pueden los pecadores venir a conocer a Dios íntimamente y vivir en comunión con El? ¿Cómo puede un pecador ser santo? Es imposible para el hombre.  ¿Quién hará limpio a lo inmundo? ¡Nadie! (Job 14:4).  Pero lo que es imposible para el hombre no es imposible para Dios.  El Glorioso Creador, Sustentador, y Gobernante del mundo es también el Salvador, quien libera del pecado, la muerte y el infierno.

 

Dios dice, Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. (Isaías 43:11).  El Dios verdadero no es solo un Dios santo y virtuoso quien castiga a los pecadores, sino también un Dios de amor y gracia quien muestra misericordia.  En su gracia y amor, El ha enviado a Jesucristo a lograr la salvación.  Dios, en Jesucristo, es el único Salvador.

 

           Jesucristo es el Hijo eterno de Dios quien vino al mundo y tomó en sí la naturaleza humana.  E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

 Dios fue manifestado en carne,  Justificado en el Espíritu,  Visto de los ángeles,  Predicado a los gentiles,  Creído en el mundo,  Recibido arriba en gloria. (1 Timoteo 3:16). …He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel (Mateo 1:23).  Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Después de haber llegado a edad adulta, predicó el evangelio por tres años y medio. Le habló a las personas acerca de Dios, su verdad, y salvación.  Curando enfermos y aún levantando muertos a la vida, El mostró el poder de Dios que salva a los pecadores.  En toda Su vida El amó, sirvió, y obedeció a Dios perfectamente.  Al final de Su vida fue tomado por hombres malvados, llevado al Calvario y clavado en la cruz donde murió, tal como Dios lo había planeado desde la eternidad. Después de tres días en la tumba se levantó de entre los muertos.  Ascendió al cielo y ahora se sienta a la mano derecha de Dios gobernando el mundo hasta que vuelva para juzgar a los vivos y a los muertos.

           Por el sacrificio de Su muerte Cristo obtuvo salvación.  Cuando sufrió y murió en la cruz El cargó sobre Su propio cuerpo los pecados de todos aquellos a quien Dios eligió salvar.  Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu (1 Pedro 3:18).  Los pecados de aquellos fueron contados como pecados de Cristo y Dios castigó a Cristo en el lugar de ellos. Cristo pagó la deuda que ellos le debían a Dios para que ellos obtuvieran el perdón de su pecado.  Leemos, En quien [Cristo] tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Colosenses 1:14).  Más aun, toda la justicia de Cristo es considerada la justicia de ellos, como si ellos perfectamente amaran, adoraran, sirvieran, y obedecieran a Dios.  Cristo ha cumplido con el requerimiento de Dios en lugar de ellos.  Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos (Romanos 5:19).  La muerte de Cristo salva a pecadores de la ira y condenación de Dios. Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús... (Romanos 8:1).

 

Cristo no sólo obtuvo salvación por Su obra en la cruz, sino que también la hizo eficaz en las vidas de cada uno de aquellos a quienes Dios ha elegido salvar para que realmente experimenten la salvación.  Cristo los levanta de la muerte espiritual a la vida espiritual para darles una naturaleza nueva, interna, espiritual, que lo ame a El. Así dijo Dios: Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.  (Ezequiel 36:26-27).  De ese corazón nuevo Cristo hace salir fe y arrepentimiento, de manera que el nuevo hijo de Dios se vuelve de sus pecados y por fe adora y sirve al único Dios verdadero, aunque imperfectamente. Viene a conocer a Dios como su Salvador de una manera íntima y personal.  Dios camina con é1 y habla con é1 de manera que tienen comunión el uno con el otro.  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. (1 Juan 5:20). Cristo lleva a los creyentes a tener comunión con el Dios verdadero y viviente.

 

Esta salvación no es la obra del hombre.  No podemos pensar, decir, ni hacer nada para ganar la salvación. Es la obra de Dios solamente. La Biblia dice de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, (2 Timoteo 1:9). Dios salva exclusivamente con su gracia.  La salvación no es algo que merecemos.  Es un regalo que se da gratuitamente en Jesucristo.  Porque por gracia sois salvos por media de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: No por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).  Ningún hombre debe jactarse que contribuyó a su propia salvación. La salvación no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios quien tiene misericordia (Romanos 9:16).

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