} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 06/01/2014 - 07/01/2014

sábado, 28 de junio de 2014

LA CREACIÓN III



  ¿Por qué Dios empleó la forma plural cuando dijo "Hagamos al hombre a nuestra imagen"? Creo que está haciendo referencia a la Trinidad -Dios, el Padre; Jesucristo, su Hijo; y el Espíritu Santo- todos los cuales son Dios.  
 En  Job_33:4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Y en Salm_104:30   Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.
 
Sabemos que el Espíritu de Dios estaba presente en la creación.

 En Col_1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él
Sabemos que Cristo, el Hijo de Dios, estaba trabajando en la creación. Dios estaba hablando no sólo en nombre de lo que se revela como la Trinidad en el NT, sino de toda la hueste celestial, incluyendo los ángeles. Nuestra imagen parece referirse a tales cualidades como la razón, la personalidad y el intelecto, y a las capacidades de relacionar, escuchar, ver y hablar. Todas estas son aptitudes que Dios decidió otorgar a los seres humanos. Y señoree. . . en toda la tierra: Dios creó al hombre para ser el agente de su reino, para gobernar y someter al resto de la creación, incluyendo las agresivas fuerzas satánicas, que pronto la invadirían.
  El hombre, adam: Hombre, humanidad, Adán el primer hombre o la humanidad en general. Adam se traduce en el Antiguo Testamento como «Adán» (el nombre propio) unas 20 veces y como «hombre», en más de 500. Frecuentemente, cuando la Biblia se refiere a toda la raza humana, se usa la frase bnay adam  los «hijos de los hombres». La palabra hebrea adam  en su sentido general, no tiene nada que ver con masculinidad, sino más bien con humanidad. 
Por ejemplo, en un caso específico, adam se refiere exclusivamente a la mujer (Num_31:35 En cuanto a personas, de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos mil.)  

Adam probablemente se relaciona con el verbo adom  el ser rojo, que se refiere a la hermosura del ser humano. Adamah  «tierra» o «terreno», también podría derivarse de este verbo. De ahí que Gen_2:7 diga: «Entonces Jehová Dios formó adam del polvo de adamah .

 En 1Co_15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
 
Pablo ve a Adán como hombre terrenal. Adam es una de las cuatro principales palabras hebreas para «hombre» que se usan en la Biblia.

  Dios creó al hombre (varón y hembra) a su propia imagen:
Estos versículos contienen una frase que es la piedra angular del entendimiento bíblico de la humanidad: imagen de Dios. «Entonces dijo Dios [singular]: “Hagamos [plural] al hombre a nuestra [plural] imagen». Muchos estudiosos interpretan el uso, tanto del singular como del plural, como una alusión a la Trinidad.
Dios procede entonces a crear al hombre a su imagen.  Dios crea al ser humano como hombre y mujer; no como un individuo solitario, sino como dos personas. Sin embargo, al continuar nuestra lectura, descubrimos que los dos son, no obstante, «uno»  
  Cuando Dios eligió crear a la humanidad a su imagen, creó el matrimonio, una familia. La comunidad de la familia constituye un reflejo de la comunidad de la divinidad. Su identidad, vida y poder provienen de Dios. 

(Efesios 3:14-15 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,  de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra)  

  ¿Cómo es que somos hechos a semejanza de Dios? Obviamente, Dios no nos creó exactamente como El, porque Dios no tiene cuerpo físico. En cambio, somos reflejo de la gloria de Dios. Algunos piensan que nuestro raciocinio, creatividad, poder de comunicación o autodeterminación es la imagen de Dios. Más bien, es todo nuestro ser el que refleja la imagen de Dios. Nunca llegaremos a ser totalmente iguales a Dios, porque El es nuestro Creador supremo. Pero sí tenemos la capacidad de reflejar su carácter en nuestro amor, paciencia, perdón, bondad y fidelidad.
El saber que fuimos creados a semejanza de Dios y por lo tanto poseemos muchas de sus características, nos proporciona una base sólida para nuestra autoestima. Nuestro valor no se basa en posesiones, logros, atractivo físico o reconocimiento público. En cambio se fundamenta en el hecho de haber sido creados a semejanza de Dios. Debido a que somos semejantes a Dios podemos tener sentimientos positivos acerca de nosotros mismos. El criticarnos o degradarnos equivale a criticar lo que Dios ha hecho. Saber que  somos valorados como persona da la libertad de amar a Dios, de conocerlo personalmente y de hacer una contribución valiosa a aquellos que nos rodean.

  Dios hizo tanto al hombre como a la mujer a su imagen. Ninguno de los dos fue hecho más a la imagen de Dios que el otro. Desde el principio vemos que la Biblia coloca tanto a uno como al otro en la cúspide de la creación de Dios. Ninguno de los sexos es exaltado ni despreciado.
A su imagen, a imagen de Dios lo creó. Los seres humanos no son únicamente una creación especial de Dios   sino que han sido creados a su imagen, es decir, están dotados de características tales que les permiten entrar en una relación personal con Dios y ejercer, el gobierno del mundo (Gen  9.6; El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.)
(1 Co 11.7; Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.)
 (Santg 3.9. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.)

Al crear al ser humano, el Soberano del universo decidió delegar a la humanidad el señorío sobre la tierra. El poder y la autoridad humana para el ejercicio de este señorío se originan en el deseo divino de hacer a los seres humanos a su propia imagen y semejanza. La habilidad humana para regir la tierra descansará en su continua obediencia a la autoridad de Dios como Señor de la creación. Su poder para reinar en la vida dependerá de su fidelidad a la hora de obedecer la ley divina.   

(1Cron._29:10-16 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
   Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.  Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
   Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
   Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.)


  Señorear significa ejercer absoluta autoridad y control sobre algo. Dios es quien en última instancia gobierna la tierra y ejerce su autoridad con cuidado amoroso. Cuando Dios delegó parte de su autoridad a la especie humana, esperaba que nos hiciésemos responsables del medio y de las otras criaturas que comparten nuestro planeta. No debemos ser descuidados ni derrochadores al llevar a cabo la tarea encomendada. Dios fue cuidadoso al crear la tierra. No debemos ser negligentes al atender de ella.

  Dios observó que lo que había hecho era muy bueno. Somos parte de la creación de Dios y El está complacido por la manera en que nos creó. Si en ocasiones sentimos que carece de valor o que vale poco, recordemos  que Dios nos creó por una buena razón. Somos valiosos para él.

 Dios mandó que la tierra, con su potencial productivo, diera vida al reino de las plantas. Según su género: Las leyes de la genética divina se impusieron al mundo vegetal.
Las más extraordinarias criaturas del océano, tales como ballenas y delfines. Según su especie: Otra vez, las leyes de la genética que imposibilita cualquiera evolución de un género en otro; un gorrión jamás podrá producir un buitre. 
Bestias: Término genérico que designa todo tipo de animales domésticos; serpientes alude a los reptiles, insectos, y así por el estilo; animales de la tierra se refiere a las especies de animales salvajes. Junto con los mencionados en el representan la totalidad del mundo animal.  Los monstruos marinos son mencionados para indicar que también ellos han sido creados por Dios y están bajo su dominio. 
Aquí radica una de las principales diferencias entre este relato y el más famoso de los mitos babilónicos de la creación, según el cual la creación del mundo estuvo precedida por el nacimiento de varias generaciones de dioses y por la victoria del dios Marduc sobre el monstruo marino que era la personificación del caos originario.  Según algunos mitos muy difundidos en el antiguo Oriente, los dioses crearon a los humanos para que les proporcionaran alimento y realizaran los trabajos serviles que ellos necesitaban para su bienestar. 

Aquí, en cambio, Dios es el que proporciona todo lo necesario para el bienestar de los seres humanos, ya que el Creador no padece ninguna necesidad. 

Por el contrario, Génesis habla de un único Dios, que existe desde siempre y que por sí mismo crea el universo con el poder de su palabra. Como todo lo que existe ha sido creado por Dios, ya no queda lugar para adorar a los fenómenos de la naturaleza o a cualquier otro ser animado o inanimado
Produzca la tierra: Dios ha concedido a algunos seres el don de la fecundidad, para que ellos continúen y completen la obra del Creador. Para los antiguos orientales la fecundidad era objeto de culto, porque la consideraban como una fuerza divina que residía en algunos seres. En el AT, en cambio, la fecundidad es una bendición otorgada por Dios.  

  Los astros, que en las religiones del antiguo Oriente eran adorados como dioses, aquí son presentados como seres creados por Dios y no como fuerzas misteriosas que rigen el destino de las personas o como objetos de culto (Deut 4.19  No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.)

 En (Salm 8.3; Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,)




Podemos leer en Jerem 31.35-36. Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.

DIAS DE LA CREACION
Primer día: Luz (hubo luz y oscuridad)
Segundo día: Cielo y agua (se separaron las aguas)
Tercer día: Mar y tierra (se juntaron las aguas); vegetación.
Cuarto día: Sol, luna y estrellas (para regir sobre el día y la noche, para dar origen a las estaciones, señalar los días y los años)
Quinto día: Peces y aves (para llenar las aguas y el cielo)
Sexto día: Animales (para llenar la tierra). Hombre y mujer (para cuidar la tierra y tener comunión con Dios)
Séptimo día: Dios descansó y declaró que todo lo que había hecho era muy bueno





LA CREACIÓN II




  Cuando leemos de que "la tierra estaba desordenada y vacía", nos pinta el entorno para la narración de la creación que aparece a continuación. Durante el segundo y tercer días de la creación, Dios dio forma al universo; durante los tres días siguientes, Dios llenó la tierra con seres vivientes. "Las tinieblas sobre la faz del abismo", se disiparon el primer día cuando Dios creó la luz.

  La imagen del Espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas es similar a un gallina que protege a sus polluelos ( Deut_32:11-12  Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos,  Extiende sus alas, los toma,  Los lleva sobre sus plumas,  Jehová solo le guió, Y con él no hubo dios extraño).
El Espíritu de Dios estaba activamente involucrado en la creación del mundo ( Job_33:4;  El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida).

Su cuidado y protección siguen estando activos.

  Creó, bara viene del hebreo (בָּרָא  bara raíz primaria; (absolutamente) crear. Formar, hacer, producir, crear. Originalmente este verbo encerraba la idea de «tallar» Por lo tanto, baraes la palabra apropiada para describir tanto el proceso de crear algo de la nada como el de moldear lo existente para crear algo nuevo, tal cual hizo Dios al crear al hombre  del polvo de la tierra. Dios es siempre el sujeto del verbo baraen su forma común; el crear es, por lo tanto, un atributo divino.
 
   ;Dijo Dios ;: Esta frase, confirmada por la frase complementaria ;Y fue así ;  pone de relieve el poder creador de la palabra de Dios. La orden divina se cumple en forma inmediata, y el efecto producido coincide con el pensamiento y la voluntad del Creador (Salm 33.6-9 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. El junta como montón las aguas del mar; El pone en depósitos los abismos.  Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.)
 (Salm 148.5 Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados.)

(Isaias 48.13; Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente)

 (Isaias 55.10-11; Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.)

(Hebr 11.3; Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.)



En el principio creó Dios:
La Biblia en Génesis nos enseña aquí de las consecuencias del primer acto creador de Dios: la tierra estaba desordenada (carente del orden que reinaría en ella cuando se completara el mandato de Dios) y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo (una referencia a la ausencia del orden y la belleza que aparecerían dentro de seis días). Ambas enseñanzas revelan que la creación constituyó un reflejo del proceso normal utilizado por Dios para introducir el orden en el caos. El abismo es el océano primitivo que se hallaba bajo la tierra   Se movía sugiere algo que no permanece permanente. El Espíritu Santo es el «brazo ejecutivo» de la Trinidad, por lo que se mantenía activo mientras Dios pronunciaba cada una de sus palabras.
La palabra hebrea traducida por espíritu puede significar también viento, soplo o aliento.
 La parte final de este versículo puede significar un fuerte viento iba y venía sobre las aguas.

Cabe la posibilidad de que la creación inicial haya sido alterada (posiblemente a causa de la caída de Lucifer),  es mi humilde opinión nada más.

Las tinieblas... sobre la faz del abismo: Otra posible traducción: Todo era un mar profundo cubierto de oscuridad. Según una idea muy difundida entre los pueblos del antiguo Oriente, antes de la creación solo había un caos de tinieblas que lo cubrían todo como aguas amenazantes (Salm 104.6-9 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas. A tu reprensión huyeron;  Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste. Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra. )
 Por lo tanto, una de las primeras acciones del Creador consistió en separar las aguas de arriba y las de abajo, poniendo como línea divisoria la expansión o bóveda celeste. De este caos primitivo se formaron los mares, tanto los que están sobre la superficie de la tierra como los que están debajo de ella. (Salm 18.15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová,
Por el soplo del aliento de tu nariz.)
Y en (Salm 24.2. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.)
  
El primer mandato divino da inicio al proceso de transformar el caos. Dijo Dios se repetirá   como medio de hacer surgir el orden y la vida.  La luz alude al efecto luminoso en general, porque los cuerpos celestes son creados en el cuarto día.

  Dios, el hacedor de pactos. Desde el principio, Dios se revela como autor de pactos. Jeremías se refirió a esa actividad de Dios en la creación (Jer_33:20 Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo), al hablar del «pacto con el día y la noche». Así se destaca el inalterable carácter de la naturaleza divina y representa su relación con lo creado como una unión inmutable bajo el soberano gobierno de Dios. ( Gen_8:20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.)  

¿Cuánto tiempo le tomó a Dios crear el mundo? Hay dos puntos de vista respecto de los días de la creación: cada día fue un período literal de veinticuatro horas; cada día representa un período indefinido (hasta millones de años). Para los hebreos cada nuevo día comenzaba con el crepúsculo. Esta forma de calcular el tiempo, junto con el recuento de los días y el descanso sabatino en el séptimo día, muestra que el autor ve la creación como algo que ocurre en el transcurso de seis períodos consecutivos de 24 horas, seguido de un séptimo período de descanso divino.

  El relato bíblico distribuye las acciones creadoras de Dios en el marco de una semana, con seis días de trabajo y uno de descanso. En esos seis días están repartidas ocho obras: Las cuatro primeras consisten en separar y delimitar las zonas o regiones que configuran el mundo visible; las cuatro restantes están destinadas a poblar esas regiones con seres dotados de movimiento.
La Biblia no aclara cuál teoría es la correcta. Pero la pregunta real no es cuánto tiempo le tomó a Dios, sino cómo lo hizo. Dios creó al mundo de una manera ordenada (no creó las plantas antes que la luz); y creó al hombre y a la mujer como seres singulares capaces de comunicarse con El. Ninguna otra parte de la creación puede reclamar ese maravilloso privilegio. El punto importante no es cuánto tiempo le tomó a Dios crear el mundo, ya sean unos pocos días o unos pocos miles de millones de años, sino que lo creó tal cual quiso hacerlo.  
Este relato de la creación insiste en afirmar que la obra realizada por Dios es buena   El adjetivo bueno en el AT tiene varios significados, que comprenden desde lo moralmente correcto hasta lo bello, agradable y útil. En este pasaje se afirma que todo lo que existe es bueno, porque procede de Dios y corresponde a su propósito. Esta idea está en abierto contraste con los mitos paganos que hablan de un mundo creado por dioses caprichosos, o de un universo que existe sin propósito alguno o tiene incluso un carácter maligno.

  Dios vio que su obra era buena. En ocasiones, la gente se siente culpable por pasar un rato agradable o por sentirse bien por un logro. Esto no debe ser así. Así como Dios estaba complacido con su obra, podemos estar complacidos con las nuestras. Sin embargo, no podemos estar complacidos con nuestra obra si Dios no lo está también.

LA CREACIÓN I


El conocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia es para mi tan necesario como el aire que respiro. Recuerdo cuando me convertí que escuché un lema que se convirtió pronto en parte de mi vida, era así: CORTA EL ROLLO, ENGANCHATE A JESÚS.
Digo esto porque, es cierto que la Palabra engancha, cuanto más escudriño y me implico en el vocabulario, en las palabras de origen, hebreo, griego, arameo más necesito conocer, más tiempo dedico a empaparme, parece como si cuanto más me alimento de la Palabra ´más hambre me produce, me deja con el gusanillo de seguir adelante. Con la ayuda de Dios Padre voy a intentar seguir escribiendo, aunque me sigan criticando. No me importa la opinion de los hombres ni el concepto que tengan de mi; ya hace un tiempo que lo único que me importa es el concepto y la opinion que Mi Señor Jesús tenga de mí.. Voy a comenzar por el principio, poco a poco, pero sin pausa.

Comencemos: 


El primer versículo de la Biblia nos da un relato satisfactorio y útil del origen de la tierra y de los cielos. La fe, como cristiano humilde, me hace entender esto mejor que la fantasía y literatura de los hombres más doctos. De lo que vemos del cielo y la tierra aprendemos el poder del gran y único Dios Creador. Al despertar por la mañana, sólo el hecho de abrir los ojos ya es una bendición. Simplemente despertar, es por sí ya una obra maestra que ningún ser humano puede reproducir. El hecho de ser creados por Dios debe hacernos recordar nuestro lugar como hombres y el deber cristiano de mantener siempre la vista en el cielo y los pies en la tierra.
La simple afirmación de que Dios creó los cielos y la tierra es uno de los conceptos más desafiantes que enfrenta la mente moderna. Los grandes sabios y científicos se enredan en teorías, que sólo son eso, que al no poder reproducirlas en laboratorio quedan sin ser contrastadas. Pero, a la luz de los datos que podemos obtener, las magnitudes y cantidades que resultan nuestra mente limitada jamás las podremos asimilar.
Por ejemplo:
 La grandiosa galaxia en la que vivimos gira a la increíble velocidad de 784.000 km por hora. Pero incluso a esta velocidad vertiginosa, nuestra galaxia igualmente necesita 200 millones de años para hacer una rotación. Y existen más de 1000 millones de galaxias como la nuestra. Algunos científicos dicen que el número de estrellas que hay en la creación es igual a todos los granos de todas las arenas de todas las playas del mundo. Aun así este complejo mar de estrellas giratorias funciona con un orden y una eficiencia sorprendentes.

Decir que el universo "sólo apareció" o "evolucionó" requiere mucha más fe que creer que Dios está detrás de todas estas estadísticas asombrosas. Ciertamente Dios ha creado un universo maravilloso.

  ¿Exactamente cómo creó Dios al mundo? Este sigue siendo un asunto de gran debate. Algunos dicen que hubo una repentina explosión y el universo apareció. Otros dicen que Dios inició el proceso y que el universo evolucionó a lo largo de miles de millones de años. Casi cualquier religión antigua cuenta con su propia historia para explicar cómo llegó a ser el mundo. Y casi todos los científicos tienen una opinión sobre el origen del universo. Pero sólo la Biblia muestra un Dios supremo que creó la tierra por su gran amor y que dio a toda la gente un lugar especial en él. Nunca sabremos todas las respuestas de cómo Dios creó al mundo. Pero la Biblia nos dice que Dios sí lo creó. Y a mí me basta. Este hecho por sí solo da a la gente valor y dignidad.
La Biblia no aborda el tema de la evolución. Más bien su cosmovisión da por sentado que Dios lo creó. El punto de vista bíblico de la creación no está en conflicto con la ciencia, pero sí está en conflicto con cualquier visión del mundo que principie sin un creador.
Los estudiosos de la Biblia y de la ciencia deberían evitar pensamientos extremistas. Los primeros deben tener cuidado de no hacer que la Biblia diga cosas que no dice, así como los segundos no deben forzar a la ciencia a decir cosas que tampoco dice.
El aspecto más importante de esta discusión continua no es el proceso de la creación, sino el origen de la creación. El mundo no es un producto de la casualidad ni de la probabilidad; Dios lo creó.
La Biblia no sólo nos dice que Dios creó el mundo; más importante aún, nos dice quién es ese Dios. Nos revela la personalidad de Dios, su carácter y su plan para la creación. Además nos revela el deseo más profundo de Dios: relacionarse y tener comunión con la gente por medio de su visita histórica a este planeta en la persona de Su Hijo Jesucristo. Podemos conocer de una forma muy personal a este Dios que creó el universo.
Los cielos y la tierra están aquí. Nosotros estamos aquí. Dios creó todo lo que vemos y experimentamos. El libro de Génesis comienza, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra".
Aquí comenzamos la más emocionante y plena de todas las aventuras.

La historia de la creación nos enseña mucho acerca de Dios y de nosotros mismos. Primero, aprendemos acerca de Dios: El es creativo; como Creador es diferente a su creación; El es eterno y controla al mundo. También aprendemos de nosotros mismos: ya que Dios decidió crearnos, somos valiosos ante sus ojos; somos más importantes que los animales

El Hijo de Dios, uno con el Padre, estaba con Él cuando éste hizo el mundo; mejor dicho, a menudo se nos dice que el mundo fue hecho por Él y que sin Él nada fue hecho. ¡Oh, qué elevados pensamientos debería haber en nuestra mente hacia el gran Dios que adoramos, y hacia ese gran Mediador en cuyo nombre oramos!
Aquí, en el principio mismo del texto sagrado, leemos de ese Espíritu Divino cuya obra en el corazón del hombre se menciona tan a menudo en otras partes de la Biblia.
Vemos que, al principio no había nada apasionante  para ver, pues el mundo estaba imperfecto y vacío; era confusión y desolación. De modo similar, la obra de la gracia en el alma es una nueva creación: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de nuevo, hay desorden, confusión y toda mala obra: está vacía de todo bien porque está sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas: este es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia del Todopoderoso efectúa en nosotros un cambio.

Dios no necesitaba crear el universo; El decidió crearlo. ¿Por qué? Dios es amor y el amor se expresa mejor hacia algo o hacia alguien, así que Dios creó al mundo y a la gente como una expresión de su amor. Debemos evitar reducir la creación de Dios a términos meramente científicos. Recordemos que Dios creó el universo porque nos ama a cada uno de nosotros, a ti y a mí.