} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 08/01/2017 - 09/01/2017

jueves, 31 de agosto de 2017

31 agosto LA BUENA SEMILLA


Marcos 1; 15
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

¿Cuáles son las buenas nuevas de Dios? Estas primeras palabras de Jesús en Marcos nos dan la esencia de su enseñanza: que el tan esperado Mesías había vino para iniciar el Reino personal de Dios en la tierra. La mayoría de las personas que oyeron este mensaje estaban en la opresión, pobres y sin esperanzas. Las palabras de Jesús fueron buenas nuevas para ellas porque les ofrecían libertad, bendiciones y esperanzas.

El evangelio era de propósito eterno (Efesios_3:11), predicho por los profetas (Romanos_16:25-26), y en el cumplimiento del tiempo (Gálatas_4:4; Efesios_1:10) comenzó a anunciarse por medio de Jesús (Hebreos 2:3).
El reino de Dios es el gobierno o control de Dios en los corazones de los hombres por medio del evangelio, con Cristo por Rey (Salmo_89:3-4; Salmo_110:1-4). Los que voluntariamente se someten  al Rey, Jesús, en el Nuevo Testamento  se representan como la iglesia.
Si el reino estaba cerca en el tiempo de Jesús, de Juan el bautista, y de otros muchos de esa generación, ¿cómo puede ser todavía futuro de la fecha en que ahora yo escribo?
Solamente un corazón arrepentido puede recibir el evangelio. Por eso Juan y Jesús mandaron al pueblo judío que se arrepintiera (Mateo 3:2; Lucas 3:8-14; Lucas 13:3).
            Si en el plan de salvación, que revela el evangelio para todo el mundo, la fe precede al arrepentimiento, ¿por qué se menciona aquí primero el arrepentimiento y luego el creer? Hoy en día los bautistas modernos, en su esquema de salvación, ponen primero al arrepentimiento y luego a la fe, y citan tales pasajes como éste. Bueno, lo que pasa es que se ignora el contexto. Juan y Jesús se dirigían a los judíos que ya creían en Dios, pero que debido a sus pecados necesitaban arrepentirse de sus pecados para poder recibir el evangelio que estaba para introducirse. Ahora, hoy en día, al irse a todo el mundo a predicar el evangelio, el evangelista proclama que la persona crea en Jesucristo, y luego, habiendo creído en él, que se arrepienta como Cristo manda. Ningún hombre incrédulo va a arrepentirse; ¿por qué lo haría si no cree en Cristo?

Isaías 55; 7
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar

El corazón del llamado profético es espiritual. No se trata meramente de inmigrar a Israel, sino de “buscar a Jehová” y volver a él con actitud de arrepentimiento.
Aquí hay una oferta graciosa de perdón y paz, y de toda felicidad. No será en vano buscar a Dios; ahora su palabra nos está llamando y su Espíritu lucha con nosotros. Pero hay un día por venir en que no será hallado. Puede llegar un tiempo así en esta vida; seguro es que la puerta será cerrada en la muerte y el juicio. No sólo debe haber un cambio del camino, sino un cambio de la mente. Debemos cambiar nuestros juicios sobre las personas y las cosas. No es suficiente romper y dejar las malas costumbres, sino tenemos que luchar contra los malos pensamientos. Arrepentirse es volver a nuestro Señor, contra el cual nos rebelamos. Si lo hacemos así, Dios se multiplicará para perdonar como nosotros nos hemos multiplicado para ofender. Pero que nadie juegue con esta abundante misericordia ni la use como ocasión para pecar. El pensamiento de los hombres acerca del pecado, de Cristo y de la santidad, sobre este mundo y el otro, difiere vastamente de los de Dios; pero en nada difieren más que en materia de perdón. Nosotros perdonamos y no podemos olvidar; cuando perdona el pecado Dios no lo recuerda más.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

miércoles, 30 de agosto de 2017

30 Agosto LA BUENA SEMILLA

    

Apocalipsis 6; 12-14
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;
  y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.”


El sexto sello describe una catástrofe cósmica inconcebible para la mente humana. Aparecen afectadas siete estructuras de la creación y siete clases de personas (Hebreos_12:27; Lucas_23:27-30; Isaías_2:2, Isaías_2:17; Hoseas_10:8). 
Estos símbolos de gran conmoción de la tierra y de los cuerpos celestiales se encuentran en el Antiguo Testamento  Isaías_13:10  y en el Nuevo (Mateo_24:29), para describir juicios de Dios contra ciertas naciones, y no el Juicio Final y Universal. Al mundo perseguidor del tiempo de Juan (el imperio romano)  le esperaba este gran juicio punitivo, descrito ahora en el sexto sello. Cuando se abrió el sexto sello hubo un gran terremoto. Los fundamentos de las iglesias y de los estados serán remecidos en forma terrible. Tales descripciones figuradas tan osadas de los grandes cambios abundan en las profecías de la Escritura, porque estos sucesos son emblemas y declaran el fin del mundo y el día del juicio. El espanto y el terror cogerán a toda clase de hombres. Ni las grandes riquezas, el valor ni la fuerza pueden sostener a los hombres en aquel momento. Ellos estarían contentos de no ser vistos más; sí, de no tener existencia. Aunque Cristo sea un Cordero, puede airarse y la ira del Cordero es excesivamente espantosa; porque si nuestro enemigo es el mismo Redentor, que apacigua la ira de Dios, ¿dónde hallaremos un amigo que alegue por nosotros? Como los hombres tienen sus momentos de oportunidad y sus temporadas de gracia, así Dios tiene su día de ira justa. La Iglesia estará entonces madura para la glorificación, el mundo anticristiano para la destrucción, lo que será acompañado por los poderosos fenómenos en la naturaleza. En cuanto a la caída de las estrellas a tierra, la Escritura describe los fenómenos naturales tal como aparecen ante el espectador, no en el lenguaje del acierto científico; y sin embargo, mientras que se adapta así a hombres comunes, nos da insinuaciones anticipatorias de los descubrimientos de la ciencia moderna.
Este derrumbamiento total será el precursor de la tierra nueva, así como las convulsiones preadámicas la prepararon para sus habitantes actuales.
La calamidad de las cinco primeras visiones de los sellos había sido causada por hombres, por lo cual quedó también limitada al hombre y a su mundo; en la sexta se extiende la calamidad a la naturaleza muerta y adopta al mismo tiempo dimensiones cósmicas. También en el apocalipsis sinóptico semejantes catástrofes cósmicas preceden inmediatamente al juicio universal (Mateo_24:29), que sería de esperar con la apertura del séptimo sello. Como introducción al «gran día de la ira del Cordero»  traza el Apocalipsis un cuadro espeluznante, compuesto en general con motivos del Antiguo Testamento; en vísperas de su último día comienza la tierra a temblar, el sol se ensombrece como cubierto por un obscuro manto de luto, el claro cielo se vuelve negro (Isaías_50:3), sobre este fondo obscuro penden la luna llena roja como de sangre; el universo entero parece desintegrarse, las estrellas caen del punto en que están fijas en el cielo, como caen las hojas de la higuera sacudida por el vendaval de invierno (Isaías_34:4). La sinfonía del cataclismo final, compuesta con representaciones tomadas de la idea del mundo de entonces termina con el derrumbamiento del firmamento entero, que se concibe como un hemisferio extendido por encima de la tierra, el cielo se enrolla como se enrollaba entonces un libro. También el caos en la tierra es de tales dimensiones que ya no es posible reconocer su superficie; ni siquiera las montañas, símbolo de estabilidad, ni las islas se hallan ya en su lugar. La desintegración de todos los órdenes del espacio vital del hombre enfrenta al género humano.


Apocalipsis 21; 1

   La  tierra tal como la conocemos no permanecerá para siempre, pero luego del gran juicio de Dios, El creará una nueva tierra (Romanos_8:18-21; 2Pedro_3:7-13). También Dios le había prometido a Isaías que crearía una tierra nueva y eterna (Isaías_65:17; Isaías_66:22). Se veía el mar en la época de Juan como peligroso y cambiante. Era también el lugar de procedencia de la bestia (Isaías_13:1).  

     El nuevo cielo y la nueva tierra no estarán separados entre sí; la tierra de los santos, sus cuerpos glorificados serán celestiales. El viejo mundo con todos sus problemas y tribulaciones habrá pasado. No habrá mar, lo que representa adecuadamente la libertad de las pasiones contradictorias, de las tentaciones, los problemas, los cambios y las alarmas; de todo lo que pueda interrumpir o dividir la comunión de los santos. Esta nueva Jerusalén es la Iglesia de Dios en el estado nuevo perfecto, la Iglesia triunfante. Su bendición viene totalmente de Dios y depende de Él.
 No sabemos qué apariencia tendrá o dónde estará, pero Dios y sus seguidores, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, se unirán para vivir allí por siempre. ¿Estará tú allí? Yo sí, por la gracia de Dios por fe en Jesucristo.

¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

martes, 29 de agosto de 2017

29 Agosto LA BUENA SEMILLA


1 Corintios 15; 54         
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”

    ¿Y cuándo será? Te preguntarás. Este gran cambio sucederá en el Día Final, cuando venga Cristo la segunda vez (Hebreos_9:28).
Este gran evento cumplirá lo que fue predicho en las Escrituras, porque “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan_10:35). Lo que Dios ha dicho tendrá su cumplimiento; Dios no miente (Tito_1:2).
En la resurrección de los muertos en el Día Final, ya no habrá más muerte porque los vivos ya habrán sido cambiados a la inmortalidad y los muertos habrán sido levantados de los muertos y también cambiados. Apocalipsis_20:14 (la muerte, y el Hades donde se recogen los espíritus sin cuerpo, serán lanzados al fuego. Ya no tendrán efecto sobre el hombre). La muerte habrá sido destruida. Cristo en la resurrección habrá dado al hombre la victoria sobre la muerte (Juan_11:25; 2Corintios_5:4). La muerte tiene “imperio” ahora (Hebreos_2:14), pero en aquel día ella será vencida.
Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén (Génesis 3), y cuando Jesús murió en la cruz (Marcos_15:22-24). Pero Dios cambió la aparente victoria de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte (Colosenses_2:15; Hebreos_2:14-15). Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.
Mientras no veamos a Dios nada más que en términos de ley de justicia, siempre nos veremos a nosotros mismos como criminales ante el tribunal, sin la menor esperanza de ser declarados inocentes. Pero eso es lo que Jesús vino a abolir. Vino a decirnos que Dios no es ley, sino amor; que no actúa por legalismo, sino por gracia; que vamos al encuentro, no de un juez, sino de un Padre que está esperando que Sus hijos vuelvan a casa. Para eso nos dio Jesús la victoria sobre la muerte, desterrando su temor con la maravilla del amor de Dios.

La vida cristiana no es fácil, pero la meta hace que valga la pena la lucha para llegar. «Para mí está fuera de toda duda que lo que se sufre en este mundo no tiene comparación con la gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros» (Romanos_8:18)

1Corintios 15:22 

“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”

La muerte vino como resultado del pecado de Adán y Eva. En Romanos_5:12-21, Pablo explica por qué el pecado de Adán trajo pecado a todos, cómo la muerte y el pecado se esparcieron entre todos los seres humanos por causa del primer pecado, y el paralelo existente entre la muerte de Adán y la de Cristo.

Todos habían pecado en Adán y por tanto tenían condena de muerte. Con la venida de Cristo, aquella cadena se rompió: Cristo estaba libre de pecado, y conquistó a la muerte. Así como todos pecaron en Adán, así también todos pueden escapar del pecado en Cristo; y así como todos los seres humanos mueren en Adán, así todos conquistan la muerte en Cristo. Nuestra unidad con Cristo es tan real como nuestra unidad con Adán, y destruye las malas consecuencias de esta. Así es que tenemos dos series de hechos opuestos. En la primera tenemos: Adán-pecado-muerte. En la segunda: Cristo-bondad-vida. Y así como todos nos vimos involucrados en el pecado del primer hombre, así también lo estamos en la victoria del que ha re-creado a la humanidad. Sea cual fuere nuestro parecer de esa manera de pensar hoy, era convincente para los que la escuchaban entonces; y un hecho está fuera de toda duda: que con Jesucristo ha venido al mundo el único poder que libra del pecado y de la muerte.
En conexión con el Adán histórico todos mueren, y en conexión con el Cristo histórico todos seremos resucitados en el día final. Todo el mundo va a experimentar los dos eventos.
            Ahora, para una dada persona, que la resurrección en el día final sea a la vida eterna, o sea a la de condenación, depende de haber obedecido al evangelio de Jesús, o no.   No obstante éste no es el punto de énfasis de Pablo en esta sección. Todos seremos resucitados; a qué destino final es otra cuestión.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

lunes, 28 de agosto de 2017

COBERTURA PARA LA CABEZA

                                             

1Corintios 11:3-10

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
   Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
   Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
   Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.
Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.
   Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,
   y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.   Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles

     Además de ser una prenda de vestir, la cobertura para la cabeza tiene un significado espiritual para los siervos de Dios relacionado con la jefatura y la sujeción. El apóstol Pablo expone del siguiente modo el principio divino de jefatura para la congregación cristiana: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios”.   Pablo señala que la cobertura para la cabeza es una “señal de autoridad” que la mujer debe llevar cuando ora o profetiza en la congregación, en reconocimiento de la jefatura del varón y de su sumisión a la autoridad teocrática. (1Co 11:4-6, 10.)
El apóstol muestra, por otra parte, que el hombre no debe llevar cobertura para la cabeza cuando sirve en la congregación, como a la hora de orar o profetizar. Es su posición normal en el orden fijado por Dios. Si el hombre llevara una cobertura en tales ocasiones, sería una vergüenza para su propia cabeza, y además mostraría falta de respeto a su cabeza, Jesucristo, así como al Cabeza Supremo, Jehová Dios, pues el hombre es la “imagen y gloria de Dios”, creado en un principio como representante de Dios en la Tierra. No debería oscurecer este hecho llevando una cobertura para la cabeza. Al hombre se le creó primero, antes que a la mujer, quien “procede” del varón y fue creada “por causa del varón”. Sus cualidades son una expresión del honor y la dignidad del varón, del mismo modo que las del varón son un reflejo del honor y la dignidad de Dios.
 Por lo tanto, la mujer cristiana debería reconocer con agrado su posición subordinada siendo modesta y sumisa, y debería estar dispuesta a representarlo visiblemente llevando un velo u otra prenda como cobertura para la cabeza. No debería intentar usurpar la posición del varón, sino, por el contrario, debería apoyar su jefatura. (1Corintios 11:4, 7-10.)
      En su carta a los Corintios, Pablo llama la atención al cabello largo natural de la mujer como un recordatorio divino continuo de que por naturaleza está sujeta al varón. Por lo tanto, la mujer debe reconocer este hecho cuando efectúa tareas en la congregación cristiana que por lo general corresponden al varón, en cuyo caso debe llevar alguna forma de cobertura para la cabeza, además de su propio cabello natural. De este modo reconoce el principio divino de jefatura y demuestra que hace una distinción entre sus actividades cotidianas normales y la realización de deberes especiales en la congregación cuando, por ejemplo, no hay ningún varón cualificado presente o cuando enseña a otros individualmente en una sesión formal de estudio de la Biblia en presencia de su esposo o de un varón de la congregación. (1Corintios 11:11-15.)
Como razón de peso para que los siervos de Dios sigan este procedimiento, el apóstol habla de los ángeles de Dios, que son “enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación”. (Hebreos 1:13, 14.) Estas poderosas personas espíritus se interesan y preocupan por que los cristianos ocupen su debido lugar en el orden determinado por Dios, de modo que este orden teocrático y la adoración pura se mantengan sin detrimento. (1Corintios 11:10.)

        Se entiende mejor la necesidad de este consejo dado a la antigua congregación de Corinto cuando pensamos que la costumbre general era que la mujer siempre llevara velo en público. Solo las de dudosa moralidad iban descubiertas. Por otra parte, las sacerdotisas paganas de los templos solían quitarse el velo para que su cabello colgara despeinado cuando decían estar bajo inspiración divina. En la congregación cristiana esta práctica sería vergonzosa y una burla al principio de jefatura y sujeción de Jehová.
     Pablo concluyó su argumento diciendo que si alguien disputaba en pro de otra costumbre que la que él había establecido, de todos modos la congregación debería seguir su consejo con respecto a llevar una cobertura para la cabeza. Esto hace que la instrucción sea aplicable a la congregación cristiana de todos los tiempos y lugares. (1Corintios 11:16.)
Los hebreos de tiempos antiguos usaban la cobertura para la cabeza además de como prenda de vestir, como señal de duelo. (2Samuel 15:30; Jeremías 14:3.) Las mujeres también demostraban su modestia de esta manera. Cuando Rebeca iba a encontrarse con Isaac, “procedió a tomar una mantilla y a cubrirse”, por lo visto como símbolo de sujeción al que iba a ser su esposo. (Génesis 24:65)  
Siempre es mejor pecar de estricto que de laxista. Es mejor renunciar a los derechos que pueden convertirse en piedras de tropiezo para algunos que reclamarlos. Ahora está de moda ir contra los convencionalismos; pero hay que pensárselo dos veces antes de desafiar o escandalizar a los demás. Es verdad que no debemos ser esclavos de los convencionalismos; pero debemos recordar que por algo se habrán impuesto.

  Después de subrayar la subordinación de las mujeres, Pablo pasa a hacer aún mayor hincapié en la solidaridad esencial de hombre y mujer. Ninguna de las dos partes puede vivir sin la otra. Si ha de haber subordinación, es con el fin de que el compañerismo sea más fructífero y amable para ambos.
  Pablo termina el pasaje con una reprensión a los que discuten por discutir. Cualesquiera que sean las diferencias de opinión que puedan surgir, no hay lugar en la iglesia para la persona contenciosa. Hay momentos en los que se deben mantener los principios; pero no debe haberlos para las peleas, aunque sean sólo de palabras. Siempre tiene que ser posible no estar de acuerdo y seguir la paz.

    No hay profetas ni profetisas hoy en día, y por eso este “mandamiento” no está en vigencia. También importa notar que Pablo no está hablando de mujeres que simplemente oigan predicaciones de hombres u oigan oraciones no inspiradas dirigidas por hombres. Todas las mujeres de este contexto hacían exactamente lo que todos los varones de este contexto hacían.
Mis hermanos que abogan por el velo hoy en día no permiten que las mujeres en el culto hagan lo que los hombres hacen. Según ellos, para los hombres “profetizar y orar” significa una cosa, y para las mujeres significa cosa completamente distinta. ¡No permitirán a las mujeres hacer lo que, según ellos, tienen que estar cubiertas para hacerlo! a saber, orar o profetizar.
En Corinto, siglo primero, el escuchar una mujer a un hombre dirigir una oración no inspirada, como se hace hoy en día, no habría causado ningún problema respecto a la sujeción de la mujer, pero orar ella en público con el espíritu sí presentaba problema.
   Pablo apela a la consecuencia lógica: si la mujer va a hacer una cosa vergonzosa, al no cubrirse con velo cuando hace lo que hace el varón (así deshonrándole), que sea consecuente y haga la otra cosa vergonzosa, al raparse o trasquilarse todo el cabello. (Obviamente ella debe evitar las dos cosas). Pero si ella no se va a trasquilar, porque es cosa vergonzosa ante el público aparecer así, entonces que se cubra con un velo para evitar la otra cosa que de igual manera es vergonzosa.
     Con decir Pablo, “no debe”, da a entender que es cuestión de obligación. Se le obliga al varón de este contexto, al profeta, cuando ejerce su don de profecía (orando y profetizando), que no se vele (no se cubra de velo), porque en Corinto el velo indicaba sujeción, y el varón no está sujeto a nadie en este mundo, sino solamente a Cristo. Pasa a elaborar la razón de esto:
  No solamente entra la cuestión del significado del velo según la costumbre del día, sino entra la cuestión del significado de la creación misma.
            Tanto la mujer como el hombre fueron hechos a la imagen de Dios (Génesis 1:26), en que a los dos fue dado un espíritu inmortal. Pero el hombre es también la gloria de Dios, en que él ha sido puesto sobre toda la creación de Dios, y la mujer ha sido sujetada a él. Por esta razón, dice Pablo, el profeta en Corinto tenía la obligación de no usar el velo al ejercer su don milagroso, pues el velo significaba sujeción y el varón no está en sujeción, sino es quien lleva la dirección. Debe, pues, mostrar dirección, no sujeción.
 Aunque la mujer también fue hecha a la imagen de Dios, ése no es el punto de Pablo aquí y lo pasa por alto, porque en este contexto el punto tiene que ver con la diferencia de relación entre el varón y la mujer . Él es el que tiene la autoridad y dirección, siendo la gloria de Dios en este mundo, el más alto de toda la creación, y por eso no debe llevar lo que signifique sujeción. Pero la mujer, siendo ella la gloria del varón, debe indicar esa sujeción. La profetisa, haciendo en público (en Corinto, siglo primero), exactamente lo que el profeta hacía, tenía que mostrar esa sujeción por medio de cubrirse con velo, artículo que simbolizaba para la mujer la sujeción.
            Debe notarse que la dirección del varón y la sujeción de la mujer al varón, no es algo establecido por la costumbre, sino por mandato de Dios. Pero el velo en Corinto, siglo primero, por la costumbre significaba la sujeción, y por eso el varón y la mujer no debían violar sus papeles respectivos en la vida al usar mal lo que por costumbre daba a entender sujeción, porque al hacerlo indicarían rebeldía hacia la voluntad de Dios en el particular.
Esta es la razón de por qué la mujer es gloria del varón. Ella procedió del varón, pues Dios tomó una costilla de Adán y de ella hizo a Eva (Génesis 2:18-23). Adán ya existía. Dios le hizo primero. El no procedió de ella. El orden en la creación establece la preeminencia del varón para tomar la dirección, y demuestra la razón de por qué la mujer, la gloria del varón, debe mostrar sujeción. La existencia de ella depende de él.
Pablo da una razón adicional de por qué la mujer es gloria del varón: es que ella fue creada porque Dios vio que el varón tenía necesidad de una ayudante apropiada (Génesis 2:18). La mujer no tiene una existencia independiente. Si el hombre no hubiera necesitado una ayuda, ella no habría sido creada. Por esto se puede afirmar   la mujer es gloria del varón.
            El varón fue hecho para la gloria de Dios, y no para la de la mujer. La mujer ni existía cuando Dios hizo al hombre. Ella fue hecha para las necesidades y compañerismo del hombre. Esto es la base de la prioridad y mando del varón, y de la sujeción de la mujer.
            A la profetisa en Corinto no se le permitía ejercer su don de tal manera que apareciera como igual al profeta en el papel social. Siendo el velo el objeto que usaba la mujer para mostrar sujeción al varón, con cubrirse con velo la profetisa estaría haciendo, al orar y profetizar, lo que hacía el profeta pero sin parecer como igual a él en el papel social.
¿Qué es esta autoridad que la profetisa debía tener sobre su cabeza al ejercer su don? Quedándonos con el contexto, es obvio que se hace referencia al velo, porque Pablo ya ha dicho que ella no debe orar y profetizar sin tenerlo en la cabeza. Es la única cosa en el contexto con referencia a poner algo en la cabeza. Le tocaba a ella tener puesto el velo, de la cabeza yendo para abajo. ¿En qué sentido era “autoridad”? Le era autoridad porque le autorizaba orar y profetizar, cosa que el varón, siendo profeta, hacía (y que a la mujer en general se le prohibía, 1Corintios 14:34), y que ahora ella lo hacía. Pero así ella ejercía esta autoridad, siempre indicando su sumisión a él. (En este sentido el velo era señal de la autoridad del varón sobre ella).
              Dice Pablo que se le obliga a la profetisa en Corinto ponerse el velo (tener esta autoridad en la cabeza) “por causa de los ángeles”. Argumentando Pablo de lo superior a lo inferior (2Pedro_2:4-11), está diciendo que hay que respetar y someterse a la autoridad. Los ángeles, que son superiores al hombre, se someten a la autoridad, y de igual manera la profetisa, que es menor que los ángeles, tenía que someterse a la autoridad del varón, indicando esa sumisión y reconocimiento de autoridad sobre ella al ponerse el velo cuando oraba y profetizaba.
 No voy a contender con ningún hermano ni a crear disputa por el uso o no del velo; pero creo que he entendido cuando la mujer debe usar cobertura sobre su cabeza.


¡Maranatha!

28 Agosto LA BUENA SEMILLA


1Tesalonicenses 4; 16-17
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
   Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”


  Arpazo (ρπάζω), arrebatar; del arrebatamiento de los santos al retorno del Señor.
     Se conoce  con este bonito nombre, al hecho por el cual Nuestro Señor Jesucristo llamará desde las nubes a todos los que tengan FE en ÉL, que estén vivos, y llamando junto a estos a los que anteriormente murieron con FE, resucitándolos. Se produce así la primera resurrección de muertos.
En cierta ocasión Jesús ya dijo que se marchaba a preparar muchas moradas:

Juan, 14:2-3   “En la casa de mi Padre, muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

    Por otros textos sabemos que nos reuniremos con ÉL en las nubes, es decir que no es el cielo, para esperar juntos a bajar todos a la tierra en la Segunda Venida de Jesús a parar la III Guerra Mundial.
Según la Biblia, el arrebatamiento no sólo será rápido, sino que va a ser instantáneo, ya que el apóstol Pablo dice que se realizará en un abrir y cerrar de ojos. Apareceremos, tanto los vivos  como los  muertos resucitados, con un cuerpo nuevo, ya que todos seremos transformados. Nuestro cuerpo nuevo será como el que tuvo Jesús resucitado.

1ª a los Corintios, 15:50-52.  “Pero esto os digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados.”

1ª a los Tesalonicenses, 4:13-17  “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.   Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.   Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.  Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.   Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

      Un cuerpo resplandeciente, que como en Jesús, es capaz de atravesar muros y sentarnos a la mesa a comer, un cuerpo sin enfermedades, ni tristezas, ni nada malo o negativo, porque ya hemos pasado de muerte a vida, gracias a Nuestro Señor Jesús.
Se supone que el arrebatamiento, se ha de producir dentro de poco tiempo, porque falta poco para que se cumplan 6.000 años del hombre sobre la tierra, y en ese momento bajamos con Jesús a la tierra a parar la Tercera Guerra Mundial, y es notorio que el arrebatamiento ha de ser antes, y además desde éste a la tercera guerra han de suceder acontecimientos muy duros que requieren su tiempo.
Por ello, hermano, PREPÁRATE, que el Señor te encuentre laborando y haciendo más cristianos, cuando venga como “ladrón en la noche”.
Entre el arrebatamiento y el año 6.000, habrá una nueva evangelización del mundo y han de transcurrir todos o gran parte de los últimos siete años; llamándose a los tres años y medio primeros los de la Tribulación, y a los tres años y medio últimos los de la Gran Tribulación
Hay muchas personas ahí fuera que todavía no conocen a Jesús, al Jesús de la Biblia. Porque hay muchos falsos obreros que siembran cizaña, mentiras y tergiversan la Palabra de Dios. Ni entran ellos ni dejan entrar a los que lo desean.

   La palabra resurrección señala, habitualmente, nuestra existencia más allá de la tumba.   La doctrina de la muerte y resurrección de Cristo es el fundamento del cristianismo. Si se quita, se hunden de inmediato todas nuestras esperanzas de eternidad. Por sostener con firmeza esta verdad los cristianos soportan el día de la tribulación, y se mantienen fieles a Dios. Creemos en vano, a menos que nos mantengamos en la fe del evangelio. Esta verdad es confirmada por las profecías del Antiguo Testamento; muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este apóstol Pablo fue altamente favorecido, pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y la expresaba. Cuando los pecadores son hechos santos por la gracia divina, Dios hace que el recuerdo de los pecados anteriores los haga humildes, diligentes y fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en él. Aunque no ignoran lo que el Señor ha hecho por ellos, en ellos y por medio de ellos, cuando miran toda su conducta y sus obligaciones, los creyentes verdaderos son guiados a sentir que nadie es tan indigno como ellos. Todos los cristianos verdaderos creen que Jesucristo, y éste crucificado, y resucitado de entre los muertos, es la suma y la sustancia del cristianismo. Todos los apóstoles concuerdan en este testimonio; por esta fe vivieron y en esta fe murieron.

Aquí hay consuelo para los parientes y amigos de los que mueren en el Señor. La pena por la muerte de amigos es lícita; podemos llorar nuestra propia pérdida, aunque sea ganancia para ellos. El cristianismo no prohíbe nuestros afectos naturales y la gracia no los elimina. Pero no debemos exagerar nuestros pesares; esto es demasiado parecido a los que no tienen esperanza de una vida mejor. La muerte es desconocida y poco sabemos del estado después de morir, pero las doctrinas de la resurrección y de la segunda venida de Cristo son remedio contra el temor a la muerte, y contra la pena indebida por la muerte de nuestros amigos cristianos, tenemos la plena seguridad de estas doctrinas.
Será felicidad que todos los santos se junten y permanezcan juntos para siempre, pero la dicha principal del cielo es estar con el Señor, verle, vivir con Él, y gozar de Él para siempre. Debemos apoyarnos unos a otros en los momentos de tristeza, sin mortificar los espíritus unos a otros ni debilitarnos las manos de unos y otros. Esto puede hacerse porque hay muchas lecciones que aprender sobre la resurrección de los muertos y la segunda venida de Cristo. ¡Qué consuelo para el hombre cuando se le diga que va a comparecer ante el trono del juicio de Dios! ¿Quién puede ser consolado con estas palabras? Sólo el hombre a cuyo espíritu da testimonio Dios que sus pecados han sido borrados y los pensamientos de su corazón son purificados por el Espíritu Santo, de modo que puede amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en estado seguro a menos que esto sea así en nosotros o que deseemos que así sea.
Enterrar a los muertos es como entregar la semilla a la tierra para que brote de ella otra vez. Nada es más aborrecible que un cuerpo muerto. Pero en la resurrección, los creyentes tendrán cuerpos preparados para estar unidos para siempre a espíritus hechos perfectos. Todas las cosas son posibles para Dios. Él es el Autor y la Fuente de la vida espiritual y de la santidad para todo su pueblo, por la provisión de su Espíritu Santo para el alma; también vivificará y cambiará el cuerpo por obra de su Espíritu. Los muertos en Cristo no serán sólo resucitados sino resucitarán cambiados gloriosamente. Los cuerpos de los santos serán cambiados cuando resuciten. Entonces, serán cuerpos gloriosos y espirituales, aptos para el mundo y el estado celestiales, donde vivirán para siempre jamás. El cuerpo humano en su forma presente y con sus necesidades y debilidades, no puede entrar en el reino de Dios, ni disfrutar de él. Entonces, no sembremos para la carne, de la cual sólo podemos cosechar corrupción. El cuerpo sigue al estado del alma. Por tanto, el que descuida la vida del alma, expulsa a su bien presente; el que rehúsa vivir para Dios, despilfarra todo lo que tiene.
No todos los creyentes  morirán, pero todos serán cambiados. Muchas verdades del evangelio que estaban ocultas en misterios son dadas a conocer. La muerte nunca aparecerá en las regiones a las cuales nuestro Señor llevará a sus santos resucitados. Por tanto, procuremos la plena seguridad de la fe y la esperanza para que, en medio del dolor, y en la perspectiva de la muerte, podamos pensar con calma en los horrores de la tumba, seguros de que nuestros cuerpos dormirán ahí, y mientras tanto, nuestras almas estarán presentes con el Redentor.
El pecado da a la muerte todo su poder nocivo. El aguijón de la muerte es el pecado, pero Cristo, al morir quitó este aguijón, Él hizo expiación por el pecado, Él obtuvo la remisión del pecado. La fuerza del pecado es la ley. Nadie puede responder a sus exigencias, soportar su maldición o terminar sus transgresiones. De ahí, el terror y la angustia. De ahí que la muerte sea terrible para el incrédulo y el impenitente. La muerte puede sorprender al creyente, pero no puede retenerlo en su poder.   Que Cristo nos dé la fe, y aumente nuestra fe, para que nosotros no sólo estemos a salvo, sino gozosos y triunfantes.
  Todas las congregaciones tienen personas que aún no creen. Algunos se mueven en dirección a creer, y otros simplemente lo suponen. Los impostores, sin embargo, no serán removidos (Mat_13:28-29  -28  Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?   Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. ), Esa tarea queda en las manos de Dios. Las buenas nuevas acerca de Jesucristo nos salvan, si las creemos con firmeza, si las seguimos con fidelidad y obediencia.

  Siempre habrá personas que digan que Jesús no resucitó. Pablo nos asegura que muchas personas vieron a Jesús después de su resurrección: Pedro, los discípulos (los doce), más de quinientos creyentes (muchos de los cuales vivían al momento en que Pablo escribió esto, aunque otros murieron)  Santiago (el hermano de Jesús), todos los apóstoles y por último Pablo mismo. La resurrección es un hecho histórico. No nos desalentemos por causa de los incrédulos, los que niegan la resurrección. Llenémonos de esperanza porque un día nosotros y ellos verán la prueba viviente, cuando Cristo vuelva.  
  La credencial más importante de Pablo como apóstol era que fue un testigo presencial del Cristo resucitado.   Pablo era de la generación siguiente de creyentes, aun Cristo se le apareció. Como fariseo celoso, Pablo llegó a ser enemigo de la iglesia cristiana hasta el punto de capturar y perseguir creyentes. Esta es la razón por la que se considera indigno de ser llamado apóstol de Cristo. A pesar de ser el más influyente de los apóstoles, Pablo era profundamente humilde. Sabía que había trabajado duro y que había logrado mucho, pero esto debido a que Dios derramó su gracia sobre él. La verdadera humildad no radica en convencerse de que uno no es valioso sino de que Dios obra en nosotros.  

Pablo manifiesta haber trabajado más que los demás apóstoles. Esta no es una declaración petulante, porque sabía que su poder procedía de Dios y que no importaba quién trabajara más que los demás. Debido a su posición prominente como fariseo, la conversión de Pablo lo hizo objeto de una mayor persecución en comparación con los otros apóstoles, siendo esta la razón por la que trabajó más fuerte en la predicación del mismo mensaje.

  La mayoría de los griegos no creían en la resurrección corporal de las personas. Veían la vida venidera como algo que sólo se relacionaba con el alma. De acuerdo a la filosofía griega, el alma era la persona real, aprisionada en el cuerpo físico, y en la muerte quedaba liberada. No había inmortalidad para el cuerpo sino que el alma entraba en un estado eterno. En las Escrituras, al contrario, el cuerpo y el alma se unificarán después de la resurrección. La iglesia en Corinto se hallaba en el corazón de la cultura griega. Por eso muchos creyentes tuvieron dificultad para creer en la resurrección corporal. Pablo escribió esta parte de su carta para resolver esta confusión acerca de la resurrección.

  La resurrección de Cristo es el centro de la fe cristiana. Como Cristo resucitó de la muerte, como prometió, sabemos que dijo la verdad: El es Dios. Como resucitó, su muerte por nuestras pecados fue válida y somos perdonados. Porque resucitó vive e intercede por nosotros. Porque resucitó y venció la muerte, sabemos que también nosotros resucitaremos. Aunque Cristo no fue el primero en resucitar de la muerte (El resucitó a Lázaro y otros), fue el primero que nunca volvió a morir. El es el precursor, la prueba de nuestra resurrección a la vida eterna.

  La muerte vino como resultado del pecado de Adán y Eva. Pablo explica por qué el pecado de Adán trajo pecado a todos, cómo la muerte y el pecado se esparcieron entre todos los seres humanos por causa del primer pecado, y el paralelo existente entre la muerte de Adán y la de Cristo.
  Esta no es una crónica secuencial de acontecimientos ni se da una fecha específica para ellos. Pablo destaca que el Cristo resucitado conquistará todo lo maligno, incluyendo la muerte.  
  Aunque Dios el Padre y Dios el Hijo son iguales, cada uno tiene funciones especiales y áreas de soberano control. Cristo no es inferior al Padre, pero su responsabilidad es derrotar al maligno en la tierra. Primero derrotó al pecado y a la muerte en la cruz, y en los días finales derrotará a Satanás y a toda maldad. Los acontecimientos mundiales parece que estuvieran fuera de control y da la impresión de que la justicia fuera rara pero Dios la controla, permitiendo que el maligno permanezca por un tiempo hasta que envíe una vez más a Jesús a la tierra. Luego Jesús presentará a Dios un mundo nuevo y perfecto.

Si la muerte es el final de todo, disfrutar el momento es lo más importante. Pero los cristianos sabemos que hay vida más allá de la tumba y que nuestra vida en la tierra es sólo una preparación para la que nunca acabará. Lo que   hacemos hoy incide en nuestra eternidad. A la luz de la eternidad el pecado es a una apuesta tonta.
  Tener relación con aquellos que negaban la resurrección podría corromper el carácter de un buen cristiano. No permitamos que nuestras relaciones con los incrédulos nos lleven fuera de Cristo o haga vacilar nuestra fe.

  Pablo empieza la discusión acerca de qué clase de cuerpos resucitados tendrán. Si  pudiéramos seleccionar nuestro propio cuerpo ¿qué tipo escogeríamos?, ¿fuerte, atlético, hermoso? Pablo explica que seremos reconocidos en nuestros cuerpos resucitados y que serán mejores de lo que imaginamos, serán hechos para vivir por siempre. Mantendremos nuestra personalidad e individualidad, pero llegarán a ser perfectos por medio de la obra de Cristo. Las Escrituras no nos dicen todo lo que nuestros cuerpos resucitados serán capaces de hacer, pero sí sabemos que serán perfectos, sin ser afectados por la enfermedad o las dolencias (Filipenses 3:21  el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas).

  Pablo compara la resurrección de nuestros cuerpos con el crecimiento en un jardín. La semilla plantada en la tierra no crece a menos que primero "muera". La planta que crece luce muy diferente a la semilla porque Dios le dio un nuevo "cuerpo". Hay diferentes clases de cuerpo: personas, animales, peces, aves. Así como los ángeles en el cielo tienen cuerpos diferentes en belleza y gloria. Nuestros cuerpos resucitados serán diferentes y más capaces que los que ahora tenemos. Nuestros cuerpos espirituales no serán débiles, nunca se enfermarán ni morirán.

    Todos enfrentamos limitaciones. Todas aquellas personas que tienen algún impedimento físico, mental o emocional están especialmente al tanto de esto. Algunos pueden ser ciegos pero pueden ver una nueva forma de vivir. Otros pueden estar sordos pero pueden oír las buenas nuevas de Dios. Otros pueden cojear, pero caminan en el amor de Dios. Además, tienen el estímulo de saber que su impedimento es sólo temporal. Pablo nos dice que se nos dará cuerpos nuevos cuando Jesús regrese y estos cuerpos no tendrán impedimentos, no morirán ni enfermarán. Esto nos da esperanza en nuestro sufrimiento.

  "No todos dormiremos" significa que el cristiano que esté vivo ese día no morirá, pero será transformado en forma inmediata. El toque de la trompeta será el medio de anuncio en el cielo nuevo y la tierra nueva.  
  Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén   y cuando Jesús murió en la cruz. Pero Dios cambió la aparente victoria de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte. Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.

  Pablo dice que gracias a la resurrección, nada que hagamos es en vano. Algunas veces dudamos en hacer lo bueno porque no vemos resultados, pero si podemos mantener una perspectiva celestial, nos será posible entender que no es frecuente ver lo bueno que viene como resultado de nuestros esfuerzos. Si realmente creemos que Cristo ganó la victoria final, esto debiera afectar la forma en que vivimos ahora. No nos desalentemos frente a una aparente pérdida de resultados en lo que hemos venido haciendo. Mientras tengamos oportunidad de hacer lo bueno, hagámoslo. Nuestra labor tendrá resultados eternos.
  Aunque todos serán resucitados, no piense nadie que todos hayan de ser salvos; al contrario, cada uno tendrá su propio lugar, Cristo el primero (Colosenses_1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;), y luego los piadosos, los que mueren en Cristo (1Tesalonicenses_4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. ), que estarán separados de los impíos, y luego “el fin,” esto es, la resurrección de los demás muertos. Parece que las iglesias cristianas, ministros e individuos cristianos están por ser juzgados primero, “a su venida”; después, “todas las naciones” . El propio rebaño de Cristo compartirá de su gloria “en su venida,” lo que no ha de ser confundido con “el fin,” o sea, el juicio final (Apocalipsis_20:4-6 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.6  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
 Apocalipsis_20:11-15  11  Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.  12  Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras  13  Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15  Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego).  
El cuerpo de la resurrección no estará sujeto a la muerte; será bello y perfecto; tendrá capacidades ilimitadas desconocidas en este mundo; estará adaptado para la vida en el reino espiritual. Un cuerpo espiritual no es un cuerpo inmaterial, sino uno adaptado a las realidades de la era por venir. El cuerpo resucitado será nuestro verdadero cuerpo transformado, porque aquello que se siembra es lo que resucitará.

Toma conciencia de lo poco, poco, poquito, que queda, pues aun así muchos cristianos pedimos a Dios que cumpla su Palabra de acortar el tiempo, y sea ¡ YA ¡



¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

domingo, 27 de agosto de 2017

OÍR Y HACER


Santiago 1; 23-27

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
   Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
   Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
   Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
   Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
   La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

     
      La Palabra, recibida con mansedumbre, y que está implantada en uno, debe estar obrando efectivamente en nuestro estilo de vida. Le toca al cristiano, no entender todo, sino obedecer la Palabra de Dios en la Biblia
            Mateo_7:24-27 es un buen comentario sobre este versículo. También en la parábola del sembrador (Mateo_13:18-23, Marcos_4:3-20) vemos la necesidad de producir fruto con el mensaje divino oído.
            Santiago usa el imperativo presente al decir, "sed", dando a entender que sus lectores deben estar llegando a ser hacedores de la Palabra, y quedarse activos en ello continuamente. El tiempo presente en el griego enfatiza lo que es habitual o de duración. Algunos de los hermanos habían llegado a un estado de haber oído la Palabra y se contentaban con ello; no la ponían por obra continuamente.   
  El propósito bíblico de oír es que se produzca fe (Romanos_10:17), y la fe obra (Santiago_2:22). Al ser algunos culpables de ser solamente oidores, es obvio que les faltaba fe. ¡No estaban oyendo con el fin de obrar! Estos hermanos contenían conocimiento (pues estaban oyendo), pero no tenían mucho fruto (Juan_15:8), porque no obedecían.
 Lo primero de todo, nos presenta al que va a la reunión de la iglesia, y oye la lectura y la exposición del Evangelio, y cree que con eso ya es cristiano. Tiene los ojos cerrados al hecho de que lo que se lee y se oye en la iglesia tiene que vivirse. Todavía se suele identificar el ir a la iglesia y el leer la Biblia con el Cristianismo, pero eso no es ni la mitad del camino. Lo realmente importante es trasladar a la acción lo que hemos escuchado.

En segundo lugar, Santiago dice que esa persona es como la que se mira en el espejo -los espejos no se hacían entonces de vidrio, sino de metal pulimentado--, ve los defectos que le desfiguran el rostro y desmelenan el cabello, y se va y se olvida de su aspecto, así es que no hace nada para mejorar. Al escuchar la Palabra de la verdad se le revela a uno cómo es y cómo debería ser. Ve lo que está mal; y lo que tiene que hacer para remediarlo; pero, si no hace más que oír, se queda como estaba, y no le ha servido de nada.

Santiago nos recuerda que lo que oímos en la iglesia lo tenemos que vivir fuera -o no tiene sentido que lo oigamos.
 Uno se engaña a sí mismo porque cree que está bien con Dios, ya que asiste fielmente a presentaciones de la Palabra predicada y que oye. Pero la verdad es que con solamente oír no está sirviendo al Señor. Es víctima de la falacia de su razonamiento. El oír es un medio, ¡no un fin! Se priva a sí mismo el que cree que basta ser oyente fiel. Al contrario, el oír tiene el diseño de producir la fe que obra, y el fiel es el que oye con ese fin.

            El que se mira detenidamente en el espejo se ve a sí mismo tal como es, con las imperfecciones que necesitan atención. De igual manera, el que mira atentamente a la Palabra de Dios, se ve a sí mismo con todos sus defectos, porque no es como enseña la Palabra que debería ser. Pero si en los dos casos uno va a ser "observador", pero no también a la vez "hacedor", no saca ningún provecho, porque el mirar no es seguido del hacer u obedecer.
            La parábola del sembrador habla de cómo la semilla sembrada es quitada; de igual manera el considerar, seguido del olvido inmediato, termina en pérdida de provecho. Muchos profesados cristianos se congregan con frecuencia y oyen clases bíblicas y predicaciones, y por el momento se agita algo su conciencia, pero luego salen de la clase o de la asamblea, e inmediatamente los afanes del mundo ocupan su mente. Olvidados de la enseñanza bíblica, siguen siendo oidores negligentes.
             
"Más el que mira atentamente". La Versión Moderna dice, "escudriña cuidadosamente". El mismo verbo en el texto griego se emplea en 1Pedro_1:12 ("anhela mirar"), en Lucas_24:12 ("inclinándose" vio, Versión Moderna), y en Juan_20:5; Juan_20:11 ("bajándose", a mirar; "se inclinó" para mirar). Es obvio, pues, que Santiago se refiere al que procura empeñosamente mirar o considerar las cosas reveladas en las Escrituras.  La preposición griega eis significa "hacia delante"; es decir, él que mira dentro de la ley. Su deseo es penetrarla, para saber lo que contiene.
"La perfecta ley, la de la libertad".  Es el evangelio, o enseñanza, del Nuevo Testamento. La llama perfecta ley. Hay tres razones por las que la ley es perfecta. (a) Es la ley de Dios, promulgada y revelada por Él. La manera de vivir que Jesús estableció para Sus seguidores está de acuerdo con la voluntad de Dios.
(b) Es perfecta porque no se puede mejorar. La ley evangélica es la ley del amor; y no se pueden satisfacer plenamente las demandas del amor. Cuando amamos a alguien, sabemos muy bien que aunque, le diéramos todo el mundo y estuviéramos a su servicio toda la vida, no nos daríamos, por satisfechos o consideraríamos que merecemos su amor.
(c) Pero queda otra razón. La palabra griega téleios casi siempre describe la perfección con vistas a un fin determinado. Ahora bien, si una persona obedece la ley de Cristo, cumple el propósito para el que Dios la puso en el mundo; es la persona que debe ser, y hace la contribución que le corresponde hacer al mundo. Es perfecta en el sentido de que, obedeciendo la ley de Dios, cumple el destino que Dios le había asignado.
            Se llama "perfecta" porque está completa y es final. ¡No se le puede añadir nada! No se necesitan "revelaciones modernas".  
              Una ley es una regla de conducta. Dado que la salvación por gracia es condicional (Marcos_16:16), hay condiciones. En la ley de Cristo se hallan estas condiciones. Esto no es "legalismo", porque Dios ha provisto la salvación en Cristo (Efesios_1:3; Romanos_8:1); y no en el hombre (Romanos_7:24). Pero si no hubiera condiciones, la salvación sería universal.
       Se llama "de libertad" porque nos liberta de la condenación del pecado.  "Y persevera en ella". Más bien,   perseverar en mirar atentamente en la ley perfecta. Este es el hombre (cristiano) que será bienaventurado.
La llama ley de libertad; es decir: la ley en cuyo cumplimiento se encuentra la verdadera libertad. Todos los grandes hombres han estado siempre de acuerdo en que es sólo cuando se obedece la ley de Dios cuando se es libre de veras. " El obedecer a Dios es la libertad.»  Cuando uno tiene que obedecer a sus pasiones, emociones y deseos, no es más que un esclavo. Es cuando acepta la ley de Dios cuando es libre porque es entonces cuando es libre para ser lo que debe ser. Su servicio es la perfecta libertad, y en hacer Su voluntad está nuestra paz.
              La bendición se pronuncia sobre el cristiano que procura saber la voluntad de Dios de continuo, buscándola en la doctrina de Cristo que es perfecta y que liberta de la condenación eterna.
  Si algún cristiano "piensa" sinceramente que está bien con Dios porque es religioso (es decir, asiste fielmente a los servicios, etcétera) pero al mismo tiempo no está poniendo por obra lo que Dios le está diciendo (por ejemplo, en lo que concierne al uso correcto de la lengua), se engaña a sí mismo. El engañarse a sí mismo es cosa seria, de la cual pueden ser víctimas aún los hermanos sinceros. Por eso Santiago da esta exhortación.
            Refrenar la lengua significa gobernarla como al caballo se le controla con un freno (Salmo_39:1). Esta falta en el uso correcto de la lengua o era pecado peculiar a los lectores de Santiago, o le servía de ejemplo de muchas faltas que hacen que la religión de uno sea vana.
             "Religioso". Viene de la palabra griega threskos que aparece así como adjetivo solamente en este pasaje.   Significa especialmente culto exterior que consiste en ceremonias, o lo que llamamos comúnmente hoy en día "los servicios de la iglesia".
  Puede el cristiano rendir culto a Dios en vano, si no pone por obra en la vida diaria lo que la Palabra le enseña. Puede ser miembro con nombre de que vive, pero estar muerto (Apocalipsis 3:1), o con la idea de que es rico, pero ser en la vista de Dios un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo (Apocalipsis_3:17). Meramente "asistir a los servicios" (es decir, ser "religioso") ¡no basta! Tal religión es fútil porque no ha obrado un efecto deseado en toda facultad del cuerpo y de la mente. El profesado cristiano, con esta clase de religión, aunque piensa que está bien, en realidad no "será bienaventurado".

            La religión pura y sin mácula combina el servicio exterior con las buenas obras de benevolencia (Efesios_2:10; Tito_2:14; Tito_3:8; 1Juan_3:17-18) y la pureza de vida.
            Santiago no está diciendo que el todo de la religión pura y sin mácula consiste en las dos cosas aquí mencionadas. El nada más la ilustra, de manera positiva y luego negativa. Pone una parte por el todo. El punto es que en la religión que Dios acepta hay más que servicio exterior y de profesión. Es práctica y afecta toda relación del hombre con Dios y con los hombres. Hay cosas que hacer y que evitar (y no tan solamente que oír).
              "Visitar" no significa una visita social, sino el hecho de ver por las necesidades de uno, aliviándolas. Este uso de "visitar" se nota en Jeremías_23:2; Zacarías_11:16, y Mateo_25:36.
            Las iglesias denominacionales se basan en tales textos como éste para justificar su "evangelio social", o sea sus obras de mejoramiento y de alivio sociales. Ignoran el simple hecho de que este versículo (como los demás de este contexto) trata de las responsabilidades del individuo.
            Algunas iglesias de Cristo, mayormente a partir de la Segunda Guerra Mundial, han erigido orfanatos y asilos para ancianitos, poniendo la dirección de ellos bajo los ancianos de las llamadas iglesias "patrocinadoras", mientras que otras muchas han optado como más bíblico el enviar subsidio a instituciones humanas (bajo mesas directivas compuestas de hermanos en la fe) para que éstas hagan la obra de benevolencia. Cometen el mismo error que los sectarios: a saber, tomar un pasaje dirigido al individuo, y aplicarlo a la colectividad (la iglesia local, o congregación).

            Algunos hermanos liberales arguyen así: "Santiago_1:27 nos dice qué hacer; es decir, cuidar de huérfanos y de viudas, y que 1Timoteo_5:16 nos dice quién ha de hacerlo; es decir, la iglesia." Esto es jugar con las Escrituras. Santiago 1:27 nos dice las dos cosas: ¡qué y quién! El cristiano individual es quien debe tener religión pura y sin mácula. Los liberales hallan "huérfanos y viudas" en Santiago_1:27, y "viudas e iglesia" en 1Timoteo_5:16. De Santiago_1:27 sacan huérfano, y de 1Timoteo_5:16, iglesia, y luego concluyen que iglesias de Cristo deben enviar donativos a instituciones benévolas para que éstas se encarguen de hacer lo que se dice ser ¡"la obra de la iglesia"! ¡Cómo tuercen las Escrituras! No hay pasaje novo testamentario que hable de benevolencia institucional de parte de iglesias de Cristo por medio de fondos tomados de sus tesorerías.
             “Y guardarse sin mancha del mundo". ¿Por qué no aplican los hermanos liberales esta parte del versículo a la colectividad? Es más que obvio que Santiago sigue refiriéndose a responsabilidades individuales.
            El "mundo" aquí referido es la esfera de maldad, la sociedad sin Dios y del pecado (2Pedro_1:4).   
            El que reclama ser cristiano, pues, al oír lo que Dios dice por su Palabra procurará ponerlo por obra, en la observancia de servicio exterior, de benevolencia hacia otros, y de abstenerse de los deseos carnales.
El ritual más apropiado y la liturgia más elevada que se le pueden ofrecer a Dios son el servicio a los pobres y la pureza personal.» Para Él el culto verdadero no consistía en túnicas elaboradas o en música impresionante o en cultos cuidadosamente organizados, sino en el servicio práctico a la humanidad y en la pureza de la propia vida personal. Es perfectamente posible, desgraciadamente, que una iglesia esté tan pendiente de la belleza de sus edificios y el esplendor de su liturgia que no le quede tiempo ni dinero para el servicio cristiano práctico; y eso es  lo que Santiago condena.

De hecho, Santiago condena lo mismo que habían condenado los profetas mucho tiempo antes. «Dios -había dicho el salmista- es Padre de huérfanos y defensor de viudas» (Salmo 68). La denuncia de Zacarías era que la gente se encogía de hombros y cerraba el corazón a cal y canto a las exigencias de la verdadera justicia, a tener misericordia y compasión de sus semejantes, a no oprimir a las viudas, los huérfanos, los forasteros y los pobres, y a no albergar malos pensamientos contra los demás en el corazón (Zacarías_7:6-10). Y Miqueas proclamaba que todos los sacrificios rituales eran inútiles cuando no se hacía justicia, ni se amaba la misericordia ni se caminaba humildemente delante de Dios (Miqueas_6:6-8).

A lo largo de toda la Historia, los pueblos han tratado de hacer del ritual y la liturgia el sustituto del sacrificio y del servicio. Han hecho de la religión una cosa espléndida dentro de los templos, .a expensas de olvidarla fuera. Esto no es decir ni mucho menos que sea nada malo ofrecerle a Dios el culto más noble y espléndido en la casa de Dios; pero sí es decir que el culto se convierte en algo vacío e inútil a menos que mande a los adoradores al mundo a amar a Dios amando a sus semejantes y a conducirse con más limpieza frente a las diversas tentaciones del mundo.


¡Maranatha!