} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 09/01/2012 - 10/01/2012

lunes, 24 de septiembre de 2012

EL ARREPENTIMIENTO (2)

¿Qué quiso decir Jesús con la palabra arrepentimiento? ¿Por qué aparece esta palabra continuamente a través de la Biblia? . las palabras originales del griego y del hebreo significan mucho más. Indican mucho más que lamentar y sentir tristeza por el pecado. La palabra bíblica “arrepentimiento” quiere decir volverse de tu  modo de pensar, cambiar tu mentalidad, dar la vuelta por completo a tu vida, tu actual vida alejada de Dios y volver a su camino. Es una palabra de acción y de poder, es una palabra que indica una revolución completa, dentro del individuo. Cuando la Biblia nos llama a arrepentirnos del pecado, quiere decir que debemos volver las espaldas al pecado, que debemos dar media vuelta y caminar en dirección contraria al pecado y a todo lo que el pecado implica. Jesús relató la parábola del hijo pródigo para dramatizar lo que quería decir con la palabra arrepentimiento. Cuando el hijo pródigo se arrepintió, no siguió lamentando sus pecados. No fue pasivo y perezoso; no se quedó en el mismo lugar rodeado de los puercos. ¡Se levantó y se marchó ¡Encaminó sus pies en la dirección opuesta. Buscó a su padre, se humilló ante él y luego recibió su recompensa. Muchísimos cristianos en sumo grado se han olvidado de lo que la Biblia da a entender cuando habla de arrepentimiento. Creen que es algo así como mover la cabeza ceremoniosa mente y darse golpes de pecho, diciendo “¡Ay, cuanto siento haber hecho esto¡”…y seguir viviendo de la misma manera. El arrepentimiento verdadero significa cambiar el modo de pensar;. El remordimiento no es suficiente para arrepentirse. Judas estaba apesadumbrado y lleno de remordimientos, pero nunca se arrepintió. Aun una reforma no es suficiente. No hay tortura que puedas infligir a tu cuerpo, no hay castigos mentales a los cuales se te pueda someter, que agraden al Dios Omnipotente. Cristo pagó por nuestros pecados en la cruz; allí sufrió la pena del pecado. Ningún padecimiento que suframos nos llevará al arrepentimiento. Tampoco lo lograremos con lamentaciones, con oraciones repetitivas, con cánticos más o menos alegres o místicos aunque muchos predicadores hayan enseñado que para arrepentirse es necesario lamentarse durante un determinado tiempo como período preparatorio para la salvación. Desviando de esa forma el pastor a sus ovejas hacia el abismo de la perdición. Un predicador cristiano, hombre muy inteligente, dijo una vez en una de sus homilías que cuando se convirtió, la emoción que el predicador y la congregación esperaban de él, casi le impidió acercarse a Dios. El falso sentimiento producido en algunas reuniones de avivamiento ha sido tropezadero para muchas almas sinceras y hambrientas de conocimiento de Jesús. El arrepentimiento del que hablo es el verdadero arrepentimiento bíblico, no es una opinión personal, ni una teoría. La Biblia habla de tres cosas: la inteligencia, la emoción y la voluntad. Primero: Es necesario el conocimiento del pecado. La Biblia dice:*Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios*.(Romanos 3:23) Isaías objetado de sus pecados, dijo:*¡Ay de mi que soy un hombre inmundo de labios*(Isaías 6:5) Job convencido de que era pecador exclamó:*Por tanto me aborrezco*(Job 42:6). Cuando Pedro quedó convicto de sus pecados, confesó:*Soy hombre pecador*(Lucas 5:8). Pablo convicto también de sus culpas, se calificó “como el primero de los pecadores”. Es el Espíritu Santo el que proporciona esta convicción. Verdaderamente no puede haber arrepentimiento hasta que el Espíritu Santo ejerce su influencia en la mente y el corazón. Puede usar las oraciones de una madre,, el sermón de un pastor, un programa cristiano por radio o la muerte de un ser querido para proporcionar esta necesaria convicción. No obstante es posible estar convencido del pecado, reconocerse pecador, aun lamentarse de los pecados, y no arrepentirse. Segundo: Como en toda experiencia genuina el arrepentimiento incluye las emociones. Pablo dijo que el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable. Muchas personas aborrecen toda emoción, y algunos críticos sospechan de cualquier conversión que no tiene lugar en un refrigerador. Hay muchos en un falso sentimentalismo, pero esto no excluye una emoción verdadera de piedad y sentimiento. Tercero: El arrepentimiento incluye la voluntad. Solamente cuando tengamos en cuenta la voluntad habremos llegado al corazón del verdadero arrepentimiento. Es preciso que haya esa determinación de renunciar al pecado, de cambiar las actitudes hacia uno mismo, hacia el pecado y hacia Dios. Es preciso cambiar los sentimientos, la voluntad, la disposición y los propósitos personales. Sólo el Espíritu de Dios puede ayudarte a tomar la determinación necesaria para el verdadero arrepentimiento. Hay cientos, miles de personas cuyos nombres están en los registros de las iglesias; asisten a la iglesia cuando les conviene, contribuyen y apoyan las actividades de la congregación; saludan al ministro y les dicen que predicó un excelente sermón. Hablan con el lenguaje del cristianismo y muchos de ellos pueden repetir bastantes textos de la Biblia, pero nunca han experimentado el verdadero arrepentimiento. Han adaptado hacia la religión cristiana una actitud que les permite tomarla o dejarla a su capricho. Cuando tienen dificultades vuelven a Dios y oran; pero el resto del tiempo no piensan mucho en ÉL. La Biblia enseña que cuando alguien se entrega a Cristo, se opera un cambio que repercute en todas sus acciones. Cuando Cristo entra en el corazón reclama ser Señor y Maestro. ¿Es tu Señor y Maestro?