} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 03/01/2013 - 04/01/2013

domingo, 31 de marzo de 2013

LOS ENEMIGOS DEL CRISTIANO 2º Parte. El mundo.



  
Tu segundo enemigo es el mundo. La palabra mundo se refiere al presente sistema de vida que rige la sociedad. El mundo tiene la tendencia de arrastrarnos  al pecado, a los malos compañeros, a los placeres, a las modas, a las oposiciones y a los planes de la gente que vive de Dios.
Verás que en tu experiencia del nuevo nacimiento, tus placeres han sido elevados a un nivel enteramente nuevo y glorioso. Muchos no cristianos, han señalado la vida cristiana como una colección de reglas, tabúes, vetos y prohibiciones. Esta es otra mentira diabólica. Pues la vida en Cristo no es una serie de prohibiciones, sino de exhortaciones positivas. Estarás tan ocupado en la obra de Cristo y tan satisfecho con Él, que no tendrás tiempo para las cosas del mundo.
Supongamos que alguien te ofreciera  unas migajas, luego de haber saboreado un buen bistec, seguro que le dirías:”Gracias, pero estoy completamente satisfecho”.´
Ésa es la actitud, he ahí el secreto. Estarás tan lleno de las cosas de Cristo, tan enamorado de las cosas de Dios, que no tendrás tiempo para los placeres pecaminosos de este mundo.
Lo mundano, sin embargo, ha sido mal entendido, mal interpretado por muchos cristianos. Debemos aclararlo, ya que es probablemente una de las más grandes dificultades que ha de afrontar el cristiano nuevo y sin experiencia.
Hay ciertos momentos de la vida cotidiana que en sí no son pecado, pero que tienden a conducir al pecado, si se abusa de ellos. El abuso, literalmente, significa uso extremado y, en muchas ocasiones, el uso excesivo de las cosas lícitas llega a ser pecado. El placer es lícito en cierta medida, dentro del matrimonio, pero si se abusa es ilícito y lleva al pecado. La ambición es una prueba de carácter, pero debe dirigirse hacia cosas lícitas y en proporciones moderadas. Nuestras tareas diarias, tales como leer, vestir, tener amistades, y otras similares de la vida son todas lícitas y necesarias, pero fácilmente llegan a ser ilícitas, innecesarias y perjudiciales. Pensar en las necesidades de la vida es absolutamente esencial, pero también puede degenerar fácilmente en ansiedad. Y, entonces tal como Cristo nos lo recuerda en la parábola, los afanes de esta vida ahogan la simiente espiritual en el corazón. Ganar dinero es necesario para la vida diaria, pero la preocupación por las ganancias puede degenerar en amor al dinero, y entonces, la decepción de las riquezas entra en la vida y la arruina. El espíritu mundano no se concreta a una sola categoría, clase o esfera de vida, de manera que podemos separar una de la otra, o llamar a una mundana y a la otra no mundana, a la una espiritual y a la otra no espiritual. La mundanalidad es un espíritu, una atmósfera, una influencia que impregna toda la vida y la sociedad, que debe ser vigilada constante y tenazmente.
La Biblia advierte: 1ª S. Juan 2:15-17 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
Sin embargo, bajo ciertas condiciones, éstos llegan a ser problemas que perturban nuestra vida en los tiempos actuales.
Cuando comienzas tu andadura por la senda de Cristo, te surgen preguntas ¿Será pecado esto o aquello? ¿Será malo? Una pregunta que puedes hacerte sinceramente y con oración, resolverá el noventa por ciento de los problemas de esta naturaleza. Hazte esta pregunta cada vez que tengas dudas de cómo actuar: ¿Qué desearía Jesús que yo hiciese? Otra pregunta puede ser: ¿Puedo pedir su bendición sobre esto que voy a emprender? ¿Qué pensaría Jesús de mis diversiones, recreos, lecturas, amigos y programas de radio y  televisión? No podemos arbitrar o regatear aquí. Debemos declararnos partidarios por completo de Cristo.
Esto no significa que presumamos de este sentir, o que asumamos una actitud de superioridad,` porque ello nos pondría en peligro de adquirir un orgullo espiritual, lo cual sería mucho peor que el ser mundano.
Pero en nuestros días, hay tantos que se llaman cristianos y se amoldan con el mundo de tal modo que no se nota la diferencia entre ellos y el pecador. Y esto no debe ser.
El cristiano debe brillar como un diamante en un fondo sombrío. Su santidad moral y su equilibrio deberán caracterizarle. Debería ser equilibrado, culto, cortés, amable firme en las cosas que tiene o no tiene que hacer. Debería saber reír y ser alegre, pero no debe permitir que el mundo lo rebaje a su nivel.
La Biblia dice: Romanos 14:23” … y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Y otra vez, el que duda, está condenado. En otras palabras, nunca debemos hacer nada que no esté perfectamente claro y diáfano.
Si tenemos alguna duda con respecto a lo que nos perturba, sobre si es malo o bueno, conveniente o no, lo mejor será no hacerlo.

viernes, 29 de marzo de 2013

LOS ENEMIGOS DEL CRISTIANO 1ª Parte - El demonio



*Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes de maldad en las regiones celestiales.* Efesios 6:12

Cuando has tomado tu decisión, cuando has nacido de nuevo, cuando has sido convertido, cuando has sido justificado, cuando te has hecho hijo de Dios, ¿Ya está todo hecho? ¿Será eso todo? ¿No tengo nada que hacer?
Ya me gustaría decirte que así es, pero, acabas de nacer en un mundo nuevo, el mundo espiritual. Todo es nuevo para ti, eres un niño espiritual y como tal necesitas te traten con ternura, amor, cuidado y disciplina. Tienes que ser alimentado, necesitas protección.  Ésta es una de las razones por las que Jesús estableció su iglesia.  No podrías sobrevivir en solitario con tu vida cristiana. Es necesario que crezcas en compañía de otros cristianos.
Posiblemente habrás visto que tienes enemigos peligrosos y temibles que se emplearan a fondo para derrotarte, ya para tentarte a cometer un pecado o bien para hacerte pasar un momento de depresión  y de desaliento. Nada más decidiste aceptar a Jesús como tu Salvador ya comenzaron los ataques de tus enemigos.
 Eso, hermano, es buena señal pues alguien se ha enfurecido al ver cómo te  pasabas al lado de Cristo.
La Biblia enseña que, mientras vivas, tendrás tres enemigos que te harán la guerra. Debes estar preparado, es necesario que sepas defenderte y reforzar tus puntos débiles.
Vamos a ver estos enemigos, para desenmascararlos, cómo son, quienes son, y cómo se presentan.
Primero, el diablo. Debemos saber que el diablo es un ser poderoso que se opone a Dios y tienta al pueblo de Dios. También sabemos que aunque fue derrotado en la cruz por Cristo, tiene aún poder para influir sobre  los hombres, para mal.
La Biblia le llama: “el maligno, el diablo, homicida, mentiroso y padre de mentira, un león que busca a quien devorar, la serpiente antigua  el acusador de nuestros hermanos”.
En el momento en que te decidiste por Cristo, el diablo sufrió una tremenda derrota, y ahora está muy enfadado contigo. De aquí en adelante va usar todo su poder para tentarte y procurar que peques.
 No debes alarmarte, pues no puede robarte la SALVACIÓN, y no es necesario que te prive de tu seguridad y victoria. Hará todo lo que pueda para sembrar la semilla de  la duda e tu mente. Te hará dudar de la realidad de tu conversión. No puedes alegar o discutir con él, pues es el más grande polemista de todos los tiempos.
El momento de prueba se presenta con la primera tentación. No te confíes de tus sensaciones, ellas cambiaran como veleta ante los vientos. Su segundo ataque será tal vez el hacer que te sientas orgulloso e importante, el hacerte confiar en tus propias fuerzas, ambiciones y motivos. En otra ocasión, quizá ponga odio en tu corazón. Te tentará para hacerte hablar mal de otras personas, o para criticarlas. Llevará envidia, descontento y malicia a tu corazón. Y luego te impulsará a mentir, y fácilmente quedarás convencido de ser hipócrita. La mentira es uno de los peores pecados y puede cometerse en pensamiento, palabra o hecho. Todo lo que tenga como fin engañar a otra persona, es mentira. El diablo hará lo posible para hacer pecar a otros de entre los mismos cristianos. Si no tienes cuidado, te hallarás  realmente al servicio del diablo. Él es poderoso, astuto, hábil, ladino y sutil. Es llamado  2ª Corintios 4:4 “dios de este siglo”;  S. Juan 12:31“el príncipe de este mundo”; Efesios 2:2 “el príncipe de la potestad del aire”.
¿Cómo podrás vencerlo? ¿Qué podrás hacer? ¿A dónde acudirás? ¿Hay medio para escapar de él?
La Biblia en 1ª de Corintios 10:13 dice: “No os ha sobrevenido tentación que no sea humana; pero fiel  es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”
Dios dice en este versículo que ha provisto la salida. Recuerda que la tentación por parte del diablo no es evidencia de que Dios no aprueba tu vida. Es más bien una señal de que andas bien con Dios y eso al diablo le molesta, por eso te tienta.
Recuerda también que Dios nunca tienta a sus hijos, nunca hace  que sus hijos duden. Todas las dudas y tentaciones vienen del diablo. Recuerda además que el diablo sólo puede tentar, nunca puede obligarte a caer en la tentación. No te olvide que Satanás fue derrotado por Cristo.
La Biblia dice en Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Si te has sometido por completo a DIOS, si estás cien por cien entregado a Cristo, entonces sí puedes “resistir al diablo”, que la Biblia promete huirá de ti. El diablo temblará mientras oras con Dios Padre en el nombre de Jesús. Será derrotado cuando cites o leas un pasaje de la Biblia contra él, y correrá como un perro con el rabo entre las piernas cuando le resistas.
En el poder de Cristo, puedes resistirle veinticuatro horas al día. 

jueves, 28 de marzo de 2013

PROSIGO A LA META: CRISTO

   Cuando comprendo algo del amor de Cristo para mí, pecador, respondo con amor para Él, y el amor tiene sensación. Pero el amor a Cristo es muy superior  a las manifestaciones emotivas del amor humano. Es un amor despojado de intereses personales. La Biblia dice: 1ª S. Juan 4:18 "El perfecto amor echa fuera el temor". Y los que aman a Cristo tienen esa confianza en Él., que los coloca por encima de todo temor sea este del tipo que sea.
   Cuando llego a comprender que Cristo por su expiación, ganó una victoria decisiva sobre la muerte y el pecado, entonces pierdo el temor a la muerte. La Biblia dice: Hebreos 2:14-15 "Él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber el diablo, y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre". Esto también es una sensación. El temor es una sensación, y el vencerlo mediante el arrojo y la confianza ante la muerte, ocasiona sensación y emoción. Pero afirmo que no es la sensación de intrepidez y confianza lo que nos salva, sino nuestra fe. La intrepidez y la confianza son el resultado de haber confiado en Cristo.
  El sentir culpa en la conciencia es una experiencia. Los psicólogos la definen como complejo de culpa y tratan de quitar la sensación de culpa, mediante el raciocinio. Pero una vez aguijoneada la conciencia por medio de la ley divina, despertará, y ninguna explicación o razonamiento calmará la conciencia.
  Muchos criminales se han entregado a las autoridades porque los remordimientos de la conciencia eran peores que las rejas de la prisión.
  La Biblia enseña que Cristo limpia la conciencia, dice: Hebreos 9:13-14. "Porque si la sangre de los toros y machos cabrios, y la ceniza de la becerra, rociada a los inmundos, santifica para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció  a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo?".
  El tener una conciencia libre de culpa y el vernos libres de sus constantes acusaciones, es una experiencia. Pero no es la limpieza de la conciencia lo que te salva, sino la fe en Cristo ( hecho). La conciencia limpia es el resultado de haber entrado en buenas relaciones con Dios.
  El gozo es una sensación. La paz interior es una sensación. El amor a los demás es una sensación. La compasión por tus semejantes es también una sensación.
 Alguien puede decir: << Creo los hechos históricos del evangelio, pero todavía no soy salvo>>. Tal vez sea así, ya que la fe que salva tiene una cualidad distinta. La fe salvadora produce obediencia y genera una vida nueva. Algunos podrán imitar o simular esta vida nueva. Pero más pronto que tarde aparece su verdadera naturaleza. Es como el cuento aquel  del puerco. Una vez un hombre limpio y acicaló a un puerco, le puso un lazo en el pescuezo, lo perfumó y lo sentó con él en el comedor. Pero nada más abrir la puerta salio disparado al primer lodazal que encontró. Su verdadera naturaleza pudo sobre la limpieza. Así el hombre que no ha nacido de nuevo. Puede disimular por un tiempo pero tarde o temprano sale a relucir su verdadera naturaleza.
  Para los que confían en Cristo para su salvación, dicha fe ocasiona en ellos el deseo de actuar visiblemente bajo los impulsos de la fe. Es un poder que da como resultado una vida de santidad y sumisión.
Deja que esa fe intelectual, esa fe histórica  que ahora tienes, te conduzca a Cristo mediante una entrega completa, deseando ardientemente la salvación, para que, conforme a la Palabra de Dios, llegues a ser un hijo de Él.
   La Biblia dice: S. Juan 1:12 "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios".
Que así sea. Amén.

miércoles, 27 de marzo de 2013

HECHO, FE, SENSACIÓN

La fe es la segunda palabra en nuestro orden. La fe es racionalmente imposible cuando no hay nada que creer. Es necesario que la fe tenga un objeto. El objeto de la fe cristiana es Cristo. La fe significa más que el asentimiento intelectual a las exigencias de Cristo. La fe involucra la voluntad; es voluntaria; la fe requiere acción. Si creemos en verdad, entonces viviremos. La fe sin obras es muerta. La fe significa el reconocimiento del pecado y la vuelta a Cristo. No conocemos a Cristo mediante los cinco sentidos físicos, pero si le conocemos por un sexto sentido que Dios ha dado a todo hombre: la capacidad de creer.
La sensación es la última de las tres palabras, y es necesario que quede en último término en tus pensamientos. Creo que mucho de la inquietud e incertidumbre cristiana se debe a que los sinceros buscadores de la salvación, tienen la idea predeterminada de que hay que pasar por un estado emocional antes de obtener la salvación.
  Los que buscan la salvación tal como se presenta en las Escrituras, querrán saber qué cosa van a experimentar de acuerdo con la propia Biblia. Hablo ahora, a los que repetidas veces han ido a un altar o una capilla  o quiza se han arrodillado junto a la radio o el televisor al oír la invitación para aceptar a Cristo.
Tu has oido el mensaje, sabes que eres pecador y que tienes necesidad del Salvador, has reconocido que tu vida es un fracaso espiritual, has probado todo plan forjado por los hombres para mejorar o reformarte, pero te ha salido mal. En tu condición perdida y desesperada, miraste a Cristo para encontrar la salvación. Creíste que Él podía salvarte. Muchas veces has leído su invitación a los pecadores, cuando dice: S. Mateo11:28 "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar". Has leído la promesa que dice: S. Juan 7:37 "Al que a mí viene, no le echo fuera. Si alguno tiene sed, venga a mí y beba"  Has escuchado esas palabras.
   Al leer cuidadosamente el Nuevo Testamento, para saber con exactitud qué clase de experiencias puedes esperar, encuentro que sólo hay una, una sola experiencia es la que te aguarda , un sólo sentimiento con el que puedes contar: La experiencia de la fe. El creer es una experiencia tan real como otra cualquiera, y sin embargo, muchos buscan algo más, alguna sensación dramática, que ocasione estremecimientos, mientras otros buscan algo espectacular. A muchos se le ha insinuado que busquen tales sensaciones, pero la Biblia dice que el hombre es "justificado po la fe" y no por ninguna sensación o emoción.
El hombre es salvo mediante la confianza en la obra consumada de Cristo en la cruz, y no por la excitación física ni el éxtasis religioso.
¿Dónde está la sensación? ¿No hay lugar en la fe salvadora para ninguna sensación? Seguramente quesí, pero no somos salvos por la sensación. Cualquiera sensación que haya, es sólo el resultado de la fe salvadora, pero en síno salva.

¿COMO PODER ESTAR SEGURO DE QUE TODO ESTO NOS HA SUCEDIDO?

Tan pronto como nazcas de nuevo se efectuarán una serie de cambios.
Primero: Tendrás una actitud distinta hacia el pecado, aprenderás a aborrecer el mal, lo oíras, lo verás y te dará repugnancia.
Segundo: Sabrás que has nacido de nuevo porque querrás obedecer a Dios. La Biblia dice: 1° S. Juan 2:13 "Y en eso sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos".
Tercero: Te separarás del mundo. La Biblia dice: 1°S. Juan 2:15 " No ameis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no esta con él"
Cuarto: habrá en tu corazón un nuevo amor para otras personas. La Biblia dice: 1°S. Juan 3:14 "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos"
Quinto: No practicamos el pecado ni lo consentimos en nuestra presencia. La Biblia dice: 1° S. Juan 5:18 "Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca".
Nacer de nuevo significa convertirse de una situación, en la que vivías permanentemente.
 Muchas personas se han arrepentido; han creído y han nacido de nuevo, pero a menudo les falta la certidumbre de su conversión, les falta, digamos, el gozo o la sensación. Muchas parecen no entender la naturaleza de la experiencia cristiana, mientras otros han sido mal informados y buscan algo que las Escrituras no autorizan a esperar.
Mas de trescientas veces se menciona la palabra -fe- en el Nuevo Testamento en relación con la salvación del hombre y otras tantas se elude a ella. El autor de la Carta a los Hebreos, S. Pablo dice: Hebreos 11:6 " Es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan, sin fe es imposible agradar a Dios."
Por haber confundido la FE con el sentimentalismo es por  lo que muchos cristianos experimentan dificultades e incertidumbres en nuestros días.
La Fe siempre reclama un objeto, es decir, cuando creemos es necesario creer algo. Ese algo, lo llamo el  hecho.
Con el fin de ser muy claro y facil de entender puedo decir que hay tres palabras que tienen que estar en el mismo orden y nunca invertidas. Éstas señalarán el camino que te lleve de la incertidumbre hacia una confiada vida cristiana. Estas tres palabras son: hecho, fe y sensación. Suceden en ese orden, y ese orden es esencial. Si las confundes, eliminas una, o añades otra, te meterás en un atolladero, y seguirás a tientas en semioscuridad, sin el gozo y sin la confianza de quien puede decir: 2ª Timoteo 1:12 "Yo sé a quién he creído"
Sí, en verdad, eres salvo del pecado, eres salvo mediante una fe personal en el Evangelio de Cristo, como se define en las Escrituras. Aunque al principio el camino te parezca dogmático y estrecho, el hecho es que no hay otro. La Biblia dice: 1º Corintios 15:3-4 "Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo  fue muerto por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras".
También dice que somos salvos cuando nuestra fe se enfoca en esta verdad subjetiva. La obra de Cristo es un hecho, y también lo es su cruz, su tumba y su resurrección.
Es imposible creer en algo para hacerlo existir. El evangelio no empezó a existir  porque los hombres lo creyeran. La tumba no quedó vacía en la Pascua de Resurrección sólo porque unas personas fieles lo creyeran. El hecho siempre antecedente a la fe. Somos psicológicamente incapaces de creer sin tener algún objeto para nuestra fe.
La Biblia no te pide que creas algo inverosimil, sino que creas en el hecho histórico que trasciende a toda historia. La Biblia te pide que creas que esta obra de Cristo, efectuada por el pecado y en favor de los pecadores, es eficaz para todos los que le confían sus almas. El confiar en Él para tu salvación eterna, es confiar en un hecho.

martes, 26 de marzo de 2013

EL NUEVO NACIMIENTO (3)


Este nuevo nacimiento no se puede producir por inventos o ardides humanos. Muchos piensan que al unirse a tal o cual iglesia, cumplir algún rito religioso, dar una contribución a alguna obra de caridad, darse golpes de pecho repitiendo frases grandilocuentes, automáticamente nacen de nuevo.
JESÚS nos dijo que nos era necesario nacer de nuevo. Ese verbo nacer es pasivo. Ningún hombre puede nacer por sí mismo. Nace pasivamente. Nacer de nuevo es completamente ajeno a nuestra voluntad. Es decir, el nuevo nacimiento es una obra divina, nacemos de DIOS.
Nicodemo en su perplejidad, no pudo entender  cómo podría nacer por segunda vez, por eso pregunto dos veces “¿Cómo?”
Aunque el nuevo nacimiento parezca misterioso, eso no significa que no sea verdad. No entendemos el misterio de la electricidad, porque la oveja da lana, la vaca pelo o el ave pluma, pero sabemos que lo hacen. No entendemos muchos misterios de la vida pero sabemos que están ahí y que algún día nos serán desvelados.
Aceptamos por FE el hecho de que en el momento en que nos arrepentimos del pecado, y por la FE volvemos a JESUCRISTO somos nacidos de nuevo. Es la infusión de la vida divina en el alma. Es la implantación de la naturaleza divina en el alma, mediante la cual llegamos a ser hijos de DIOS. CRISTO, mediante el Espíritu Santo, mora en nuestro corazón. Somos unidos a DIOS por la eternidad. Eso significa, que si has nacido de nuevo, mientras Dios viva, vivirás; porque ahora participas de su misma vida.
Al nacer  de nuevo, se obtienen varios resultados.
 Primero, tu visión y entendimiento se aumentarán. La Biblia dice: 2ª Corintios 4:6 “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para  iluminación del conocimiento de Dios en la faz de Jesucristo”. De nuevo dice la Biblia: Efesios 1:18 “Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento”. Cosas de las que antes te burlabas como locura,  ahora las aceptas por fe. Todo el proceso mental de tu vida cambia. Dios llega a ser el eje de tu pensamiento. Viene a ser el centro de tu vida. El yo ha sido destronado.
Segundo, tu corazón experimenta una revolución. La Biblia dice: Ezequiel 36:26 “Pondré espíritu nuevo dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne”. Dice Dios en la Biblia: Jeremías 31:33 “Y os daré corazón  nuevo”. Tus afectos han experimentado un cambio radical. Tu nueva naturaleza ama a Dios y las cosas que son de Dios. Amas lo más sublime y noble de la vida. Rehúsas lo vil y lo bajo. Inmediatamente tienes un nuevo concepto de los problemas sociales que te rodean. Tu corazón late compasivamente por los menos afortunados.
Tercero, tu voluntad sufre una transformación completa. Tus decisiones son diferentes, tus motivos distintos, tus fines han cambiado. La Biblia dice: Hebreos 13:20-21 “Y el Dios de paz…os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo EL en vosotros lo que es agradable delante de EL”.
Esta nueva  naturaleza que recibes de Dios se sujeta a la voluntad de EL. Y querrás hacer solamente su voluntad. Estás completamente y totalmente dedicado a EL. Existe una nueva determinación,  inclinación, disposición, un nuevo principio de vivir y nuevo deseos. Procuras glorificar a Dios. Buscas el compañerismo con otros cristianos en la iglesia. Amas la Biblia, te gusta pasar tiempo en oración con Dios, hablando con Dios de todo. Has cambiado toda tu disposición. Antes, tu  vida estaba llena de incredulidad, el origen y la base de todo pecado, dudabas de Dios; ahora crees y posees mayor confianza y fe en EL y en su Palabra.
El orgullo era el mismo centro de tu vida. Tenías pensamientos ambiciosos acerca de ti mismo, de tus poderes, deseos y propósitos; ahora todo esto comienza a cambiar. Había odio en tu vida, la envidia,  el descontento y la malicia dominaban tus pensamientos hacia otros. Esto también ha cambiado.
Fácilmente podías mentir. En tus pensamientos, palabras y acciones, había muchas falsedades e hipocresías. Ahora todo está cambiado. Te rendías al deseo de la carne, ahora has cambiado. Has nacido de nuevo. Posiblemente caerás en alguna de estas trampas que el diablo pone para ti, pero inmediatamente tendrás tristeza, confesarás tus pecados  y pedirás perdón, porque has nacido de nuevo.
El sello del Espíritu Santo mora en tu alma y sirve para garantizar tu inmunidad, tu justificación. La JUSTIFICACIÓN es ese acto de DIOS por el que declara que eres inocente como si nunca hubieras pecado. Cuando has nacido de nuevo la justificación te permite estar delante de Dios como criatura nueva  en la que no hallará pecado. Dios te mira entonces como si nunca hubieras pecado.
Dice La Biblia: Romanos 8:33 “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? DIOS ES EL QUE JUSTIFICA”
Y sigue: 2ª Corintios 5:18 “Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a Si por Cristo; y nos dio el ministerio de la reconciliación”
Ahora perteneces a la familia real del cielo, llevas en tus venas sangre real, eres hijo del REY.