} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 01/01/2018 - 02/01/2018

miércoles, 31 de enero de 2018

31 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

Mateo 26; 62-63 
Entonces el sumo sacerdote, levantándose, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
   Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.

El propósito principal de la reunión nocturna de las autoridades judías era la formulación de la acusación contra Jesús. Como ya hemos visto, toda evidencia tenía que garantizarse con dos testigos, separadamente interrogados. Durante un tiempo, ni siquiera dos testigos falsos se podía conseguir que estuvieran de acuerdo; y entonces se encontró una acusación, la de que Jesús había dicho que destruiría el templo y lo reedificaría en tres días.
Está claro que era una tergiversación de algo que Jesús había dicho. Él predijo -y correctamente- la destrucción del templo. Esto se había tergiversado para convertirlo en una acusación de que Él había dicho que El mismo destruiría el templo. Ya hemos visto que Jesús predijo que Le quitarían la vida, y en tres días resucitaría. Eso se tergiversó para que pareciera que le había dicho que reedificaría el templo en tres días.

Esta acusación se formuló repitiendo e interpretando deliberada y maliciosa y falsamente algunas cosas que Jesús había dicho. A esa acusación, Jesús se negó en rotundo a contestar. En eso la ley estaba de Su parte, porque a nadie se le podía obligar a contestar en un juicio a una pregunta que le inculpara.
Fue entonces cuando el sumo sacerdote lanzó la pregunta decisoria. Ya hemos visto que Jesús había advertido repetidas veces a Sus discípulos que no le dijeran a nadie que Él era el Mesías. Entonces, ¿cómo llegó a saber el sumo sacerdote hacer la pregunta que Jesús no podía rehusar contestar? Bien puede ser que, cuando Judas presentó información contra Jesús, también les dijo a las autoridades judías que Jesús les había revelado a Sus discípulos que Él era el Mesías. Bien puede ser que Judas quebrantara entonces intencionadamente el secreto que Jesús les había impuesto a Sus discípulos que no dijeran a nadie.
En cualquier caso, el sumo sacerdote hizo la pregunta, y la hizo formulándola con un juramento: « ¿Eres Tú el Mesías? -preguntó- ¿Pretendes ser el Hijo de Dios?» Este fue el momento crucial del juicio. Bien podríamos decir que todo el universo contuvo la respiración esperando la respuesta de Jesús. Si Jesús decía: "No,» el juicio perdía su razón de ser; no se Le podía acusar de nada. Jesús podía decir simplemente: "No», y salía libre y Se escapaba antes de que el sanedrín pudiera urdir otra manera de enredarle. Por otra parte, si decía: "Sí», firmaba Su propia sentencia de muerte. Nada más que un simple «Sí» se necesitaba para convertir la Cruz en algo definitivo e inescapable.
Puede ser que Jesús Se detuviera y guardara silencio un momento otra vez para calcular el costo antes de hacer la gran decisión; y entonces dijo "Sí». Pero dijo más: Citó a Daniel_7:13  con su gráfica profecía del triunfo definitivo y de la majestad del Escogido de Dios. Sabía muy bien lo que estaba haciendo. Inmediatamente surgió el clamor de «¡Blasfemia!» Se rasgaron vestiduras en una especie de horror sintético e histérico; y Jesús fue condenado a muerte.
Luego siguió el escupirle, el abofetearle, el golpearle el rostro en burla. Hasta las cosas externas de la justicia se olvidaron, y la hostilidad venenosa de las autoridades judías se manifestó. Esa reunión nocturna había empezado como un tribunal de justicia, y acabó en una manifestación frenética de odio, en la que no se hizo el menor intento de mantener ni siquiera las superficialidades de una justicia imparcial.
Hasta el día de hoy, cuando una persona se encuentra cara a cara con Jesucristo, tiene que odiarle o amarle; no puede hacer más que someterse a Él o desear destruirle. Ninguna persona que se dé cuenta de lo que Jesucristo exige puede ser neutral. Tiene que ser, o Su aliada, o Su enemiga.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

martes, 30 de enero de 2018

30 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

  
Efesios 5; 18-20
Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor;

      El embriagarse y el libertinaje son íntimos compañeros, porque el alcohol suprime o quita la restricción moral y calla la conciencia. Por lo tanto, los que están bajo la influencia del alcohol, toman libertades para decir o hacer cosas que normalmente no dicen ni hacen. Es por esto que muchos se sienten más valientes cuando beben alcohol; la timidez se suprime. Pero no reconocen el efecto que el alcohol tiene sobre su mente. Creen que pueden conducir un auto mejor que nunca, y por eso en más de la mitad de los accidentes de automóviles está involucrado el alcohol.
            Pero la sociedad no quiere hablar de "borrachos" (se dice "alcohólicos"), como tampoco de pecadores y, desde luego, para muchos la borrachera no es pecado, sino una enfermedad. Según la mentalidad moderna, los "alcohólicos" son víctimas de los tiempos y de las presiones de la civilización moderna. ¿Quién debe hacer algo para corregir el problema? Pues, el gobierno, sin lugar a dudas (porque los del mundo no creen en la responsabilidad individual, ni en la del hogar). Pero el gobierno no puede corregir el mal, porque muchos senadores, representantes, jueces, etc. practican este vicio.
Además, la industria de toda clase de bebidas alcohólicas paga muchos impuestos, ayuda en las campañas políticas, y pone mucha presión sobre los gobernantes para que no haya problemas grandes.
            Hay hermanos que enseñan que está bien tomar alcohol con moderación, y defienden la "bebida social". Dicen que la Biblia condena solamente la borrachera. Pero considérese bien 1Pe_4:3, que menciona "borracheras" (oinophlugiais), y en el mismo versículo dice, " potois " que tiene que ver con beber bebidas alcohólicas, pero no necesariamente con exceso. La Versión New American Standard Bible traduce la palabra "potois" como "fiestas para beber"; esto demuestra que no se condena solamente la borrachera, sino el beber mismo.
El punto es que Pedro condena esta práctica de beber y no solamente la borrachera. El emplea tres palabras: potois, komois, y oinophlugiais. Representan tres niveles: " potois " se refiere a los que están simplemente tomando, y no necesariamente en exceso; " komois " se refiere a los que han tomado más y están más bajo la influencia del alcohol (pero todavía están muy vivos, hablan y cantan, y se gozan de la ocasión); luego viene la borrachera, el estado de aquel que tropieza y se cae, habla y canta pero puras tonterías, se duerme en un estupor, y luego se despierta con martillazos en el cerebro.

"antes bien sed llenos del Espíritu", un contraste entre "llenos del Espíritu" y llenos del alcohol. Y ¡qué contraste! El Espíritu Santo ilumina la mente, mientras que el vino la oscurece y destruye. El Espíritu de Dios nos ayuda a gobernar nuestro cuerpo con sus apetitos, pero el vino suprime el impulso moral, y quita la fuerza y control del dominio propio. El vino quita los frenos que la conciencia aplica a la conducta. El desenfreno causado por el vino produce pleitos (porque quita inhibiciones y da valor), adulterios (porque quita inhibiciones morales), y toda forma de libertinaje y disolución. "El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio" (Pro_20:1; Pro_23:29-35).
            Como el vino promueve toda forma de destrucción, el Espíritu promueve toda forma de edificación. Construye y fortalece los muros de defensa contra tentaciones; fortalece nuestra voluntad, y da dirección a las emociones.
            ¿Quién está en verdad lleno del Espíritu? ¿Los carismáticos que hablan tanto del Espíritu Santo? Se requiere mucho más que el sólo pronunciar su nombre. Los que están verdaderamente llenos del Espíritu son aquellos que están completamente bajo su dirección a través de su Palabra. "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Rom_8:14). Estos llevarán el "fruto del Espíritu" (Gál_5:21-22).  
            La expresión “llenos del Espíritu” no implica que alguno pueda ser medio lleno del Espíritu, porque si no estamos “llenos del Espíritu”, estamos “llenos” de Satanás (Luc_4:28-29, ira; Hch_5:3, engaño, 17, celos, etc.).

"hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones".
Los que están llenos de vino cantan canciones mundanas pero el que es lleno del Espíritu alaba a Dios.
            Los "salmos" dan alabanza a Dios, exaltando su nombre, poder, atributos y obras, como los salmos de David.
            Los "himnos" dan alabanza a Dios, con acción de gracias y súplicas, expresando nuestra dependencia de Dios.
            Los "cánticos espirituales" dan expresión a una gran variedad de temas espirituales, basados en las palabras reveladas por el Espíritu Santo. "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Jn 4:24); por lo tanto, los himnos y cánticos deben estar basados en las enseñanzas y pensamientos espirituales, para que en ellos nuestros espíritus puedan tener comunión con Dios. Los himnos que cantamos deben estar en perfecta armonía con la palabra de Dios. Debemos ser estrictos en lo que predicamos y enseñamos, y debemos ser estrictos en lo que cantamos. No conviene cantar lo que no podemos enseñar en el púlpito.

  "hablando entre vosotros".
El cantar es hablar un mensaje, dar una enseñanza. Es para el Señor, y para la iglesia. El cantar no es para divertir a la gente. Es un acto de adoración, y no es meramente para introducir el culto. Muchos hermanos llegan tarde al culto y no participan en el primer canto (o en los primeros cantos). Algunos entran durante esta parte del culto e interrumpen la adoración de otros. (Los que llegan tarde deben esperar en la entrada hasta que se termine el canto o la oración; si llegan durante el sermón, deben ocupar los asientos de atrás, para causar menos estorbo). Pero el punto es que los cantos son mensajes, y no puro rito o ceremonia.

"cantando y alabando al Señor en vuestros corazones".
Algunos de los que usan instrumentos musicales en el culto dicen que la palabra " psallontes ", traducida "alabando", significa cantar con instrumentos. Es verdad que bajo el Antiguo Testamento se tocaban instrumentos con los cantos; y es verdad que en la versión Septuaginta (versión griega del Antiguo Testamento), la palabra " psallo " se usaba para indicar tanto el tocar como el cantar. (Pero recuérdese que los israelitas usaron los instrumentos por el mandamiento de Dios, 2Cr_29:25; y que no hay tal mandamiento para la iglesia).
            Este verbo (psallo) se halla en Rom_15:9 ("cantaré"); 1Co_14:15 ("cantaré") Stg_5:13 ("cante alabanzas"); y en Efe_5:19 ("alabando"). No hay ninguna versión que traduzca el verbo " psallo " como "tocar" en el Nuevo Testamento. Para el siglo primero la palabra " psallo " ya había perdido el significado de tocar y cantar, y significó simplemente cantar.
            Pablo sí nombra algún instrumento, pero ¿cuál es? El corazón ("alabando al Señor en vuestros corazones). El significado radical de la palabra "psallo" es tañer, y se aplicó a todos los sonidos producidos por la vibración de las cuerdas de cualquier instrumento. Es muy razonable que se usara, pues, con referencia a la voz humana, que es el sonido que sale de los pulmones y de la boca del hombre, habiendo pasado por las cuerdas vocales. "La voz humana es el más complicado, delicado y perfecto instrumento musical conocido por al hombre. Es la perfección de la obra del Creador como instrumento musical, y es capaz de producir combinaciones y armonía musicales mucho más dulces y variadas que las de cualquier instrumento de fabricación humana, aun más que aquellos inventados por David" .
            Las iglesias evangélicas actuales  son muy inconsecuentes. Denuncian las muchas prácticas de la iglesia católica romana que carecen de apoyo bíblico (tales como el rosario, la misa, quemar incienso, invocar a María y los "santos", etc.), pero se quedan con los instrumentos de música. Durante los primeros seis siglos no se usaron instrumentos de música en la iglesia. Es otra invención católica.

"en vuestros corazones".
 No es suficiente denunciar el uso de instrumentos mecánicos en el culto. Si no empleamos el instrumento correcto, los cantos de nosotros tampoco serán aceptables. ¡Qué fácil es cantar sin pensar en lo que decimos! y máxime cuando cantamos los mismos himnos en cada reunión. Se saben de memoria y se pueden cantar sin ninguna concentración en la letra. Si cantamos sin meditar en el mensaje del himno para alabar de corazón a Dios (como también para exhortar al hermano), nuestro servicio sigue la rutina católica romana de rezar el "Padre Nuestro", un servicio nada aceptable a Dios.

"dando siempre gracias por todo al Dios y Padre",   
Flp_1:3; Flp_1:12-21; Col_1:3; Col_1:12; Col_2:7; Col_3:17; Col_4:2; Flm_1:4; a través de oraciones y cantos. Muchos cantos son expresiones de gratitud a Dios. ¡Qué importante que los cantemos de corazón! El evangelio cambia el cantar de la gente. Las canciones del mundo son temas de sensualidad y toda forma de carnalidad. Pero los salmos, himnos y cánticos de los cristianos son espirituales, expresiones de gratitud a Dios.
            Damos gracias todos y por todo. Los jóvenes deben dar gracias por su juventud. Los ancianitos deben dar gracias al Señor por los años que les ha concedido. Todos debemos dar gracias por el pan de cada día, y por la salud. Demos gracias por el empleo. Y por la familia que Dios nos da. Por todas las bendiciones espirituales. Demos gracias en tiempos de prosperidad y en tiempos de escasez (Flp_4:11-13). En tiempos de enfermedad y pobreza, demos gracias por la salud y los recursos que nos quedan, y también por la fuerza que Dios nos da para soportar tribulaciones, sabiendo que nos ayudan a ser más fuertes. "Me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2Co_12:10).
            Todos deben estar contentos y agradecidos. Nunca hay excusa para tener amargura de espíritu. Todos -- absolutamente todos -- debemos dar gracias a Dios. Sin excepción.

"en el nombre de nuestro Señor Jesucristo".
Siempre nos acercamos a Dios por la mediación de Cristo. "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí... y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré" (Jn_14:6; Jn_14:13).

¡Maranata!¡Sí, ven Señor Jesús!



lunes, 29 de enero de 2018

LA VIDA EN CRISTO 1 - EL SALUDO QUE LO INCLUYE TODO -

Con la ayuda de Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo y el auxilio del Espíritu Santo, hoy damos comienzo al estudio, meditación y reflexión de Filipenses, que nos lleva como por la mano a gozarnos en la vida que el Señor Jesucristo nos da; tanto en su realidad presente como en las promesas que se proyectan a la vida futura reservada al cristiano en la eternidad. Es nuestro sentimiento de adoración a Dios por la gracia de su inefable Palabra en la Biblia.


Filipenses 1:1-2  Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos.
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

   Al leer estas líneas nunca debe perderse de vista la lastimosa situación del Apóstol. Las cárceles del mundo antiguo no eran precisamente demasiado humanitarias, la alimentación era miserable. Teniendo esto en cuenta, cabría esperar propiamente que en la carta hubiera una serie de quejas sobre los hombres, sobre la inseguridad del futuro, sobre la falta de libertad de la situación. Pero no hay nada de esto. El autor de la carta entiende perfectamente su suerte desde la base de su fe cristiana y no se contenta con superarla, sino que la convierte en un magnífico testimonio de fe. Se despliega ante nosotros la magnitud del esclavo de Cristo; pero una magnitud y una grandeza que no está lejos de nosotros, como algo inalcanzable, sino dentro de un contexto humano, como algo real, comprensible e imitable. Los que tienen que sufrir, los que están sometidos a prueba por causa de la fe, encontrarán en el Apóstol doliente una digna norma de la fe.


     Esta es una carta personal a los filipenses, no pretendía ser una circular como la carta a los efesios. Pablo quería agradecer a los creyentes por haberlo ayudado cuando tuvo necesidad. También deseaba decirles por qué disfrutaba de gozo completo a pesar de su prisión y de su consiguiente juicio. En esta carta, Pablo aconseja a los filipenses acerca de la humildad y la unidad, y les advierte en cuanto a los problemas potenciales. En su primer viaje misionero, Pablo visitó pueblos cercanos a su centro de operaciones en Antioquía de Siria. En su segundo y tercer viajes, se extendió aún mucho más. Debido a las grandes distancias entre las congregaciones que fundó, no podía supervisarlas personalmente. Por eso, tuvo que escribirles cartas para enseñar y animar a los creyentes. Por fortuna, Pablo tenía un equipo de voluntarios (que incluía a Timoteo, Marcos y Epafras) que entregaban estas cartas en persona y por lo general permanecían con las congregaciones por un tiempo para enseñarlas y animarlas.

   Sin ser la capital de la provincia de Macedonia, Filipos era su principal ciudad. Su importancia se debía a sus riquezas mineras, de las que sobresalía el oro y la plata. Pero, además, debía su fama a su estratégica situación geográfica, que constituía una verdadera puerta de entrada a Europa.
La colonia romana de Filipos estaba ubicada al norte de Grecia (llamada Macedonia en los días de Pablo). Felipe II de Macedonia (el padre de Alejandro el Grande) tomó la antigua ciudad de Tracia alrededor de 357 a.C., la engrandeció y fortaleció y le dio su nombre. Este centro comercial próspero se hallaba en el cruce entre Europa y Asia. Tiempo después el emperador Augusto César la distinguió con el privilegio de ser una colonia romana, lo cual la eximía de pagar tributos y le daba una organización parecida a Roma. Así, pues, sus habitantes ostentaban la dignidad de ser ciudadanos romanos con sus consiguientes privilegios.
Por el año 50 d.C., Pablo, Silas, Timoteo y Lucas cruzaron el mar Egeo desde Asia Menor y desembarcaron en Filipos (Hch 16:11-40). La iglesia en Filipos estaba formada mayormente de gentiles (no judíos). Como no estaban familiarizados con el Antiguo Testamento, Pablo no se refirió específicamente a dicha parte de las Escrituras en esta carta.



   Después de saludarles, Pablo da gracias a Dios por la fe y la comunión de los filipenses con él en el evangelio. Les habla libremente de su ferviente amor por ellos, y de sus oraciones por su crecimiento. Explica cómo la persecución que él había sufrido ayudó para adelantar la obra de Cristo. Menciona la obra de algunos que por motivos malos anuncian a Cristo, pero aun en eso Pablo se regocijaba de que Cristo fuera predicado. Presenta en esta primera parte de la carta una actitud hermosa en cuanto al propósito de su vida, en la vida o en la muerte. Les exhorta a seguir "combatiendo unánimes por la fe del evangelio".
            La salutación: Las salutaciones de Pablo y otros escritores inspirados tienen mucho significado. Están llenos de conceptos espirituales. No se escriben como una mera formalidad o cortesía (no son palabras huecas).  
  “Pablo y Timoteo... “Timoteo estuvo en Roma con Pablo cuando éste escribió esta carta. Timoteo no era coautor de la carta, sino un fiel y amado compañero. Pablo habla de Timoteo en otras cartas (2Co_1:1; Col_1:1; 1Ts_1:1; 2Ts_1:1). Los hermanos filipenses conocieron a Timoteo, y Pablo pensaba enviarlo pronto a Filipos (2:19). Es probable que hubiera lazos fuertes entre Timoteo y los filipenses.
  " siervos de Jesucristo ". No dice San Pablo y San Timoteo. No dice Padre Pablo y Padre Timoteo. Tampoco "Reverendos", ni "Doctores", ni nada por el estilo, sino simplemente "siervos" (DOULOI, esclavos) "de Jesucristo" (1Co_6:20). Eran de esos "esclavos" que estaban bien ligados a sus amos y no solamente estaban muy sumisos, sino que también los amaban mucho, porque eran muy buenos con ellos. Con gozo les servían con toda sumisión. El esclavo fiel no tiene voluntad propia, porque su voluntad es la del maestro. Desde luego, Cristo es nuestro perfecto amo y merece el perfecto amor de nosotros.
            Pablo no dice, "apóstol de Jesucristo" como dice en otras cartas, porque no era necesario recordar a estos hermanos de su autoridad apostólica. Parece que estos hermanos no solamente tenían mucho respeto por Pablo, sino también mucho amor y afecto.
  " a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos ", los hermanos vivos en Filipos. En la Biblia no los "santos" no son imágenes, y no son personas que murieron hace muchos años que durante su vida ejemplificaron en forma muy excepcional ciertas virtudes y ahora han sido "canonizadas" por el clero romano. En esta práctica pagana se observa la deificación de tales "santos", y se les ora como se ora a Dios. Este error vino del paganismo: los emperadores y otros hombres eminentes son deificados al morir.
            La palabra "santo" viene de la palabra, "santificado", que significa sencillamente "apartado". Los santos son los que se han apartado del pecado. Son cristianos. "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos" (Efe_5:3).
       Los cristianos son diferentes de los del mundo. Para los judíos la palabra "santo" (KADOSH en hebreo, JAGIOS en griego) básicamente indicaba diferente. Los sacerdotes eran santificados y, por eso, diferentes de los demás (Lev_21:6), porque su trabajo era único. El diezmo era santificado (Lev_27:30; Lev_27:32) y, por lo tanto, era diferente; tenía uso especial. La parte central del templo era el lugar santo (Éxo_26:33); era diferente de los demás edificios del templo. La nación misma era santa (Lev_20:26), era diferente de las demás naciones. Ahora el pueblo especial de Dios es la iglesia y cuando Pedro nos llama "nación santa" (1Pe_2:9) debemos siempre recordar que básicamente esta palabra significa que somos diferentes de los demás.
Pero Israel se negó a hacer el papel que Dios le había asignado. Cuando vino Su Hijo al mundo, no Le reconocieron, Le rechazaron y Le crucificaron. Los privilegios y las responsabilidades que deberían haber tenido se les quitaron y se le dieron a la Iglesia, que llegó a ser el nuevo Israel, el verdadero Pueblo de Dios del Nuevo Testamento. Por tanto, de la misma manera que los judíos habían sido, santos, diferentes, ahora deben serlo los cristianos. Así es que Saulo, antes de llegar a ser Pablo, era un perseguidor declarado de los santos, los haguíoi (Hch_9:13); Pedro fue a visitar a los santos, los haguíoi, de Lida (Hch  9:32).
El decir que los cristianos son santos quiere decir por tanto que son diferentes de las demás personas. ¿En qué consiste la diferencia?
Pablo se dirige a sus amigos como santos en Cristo Jesús. No se pueden leer sus cartas sin notar lo frecuentemente que usa las frases en Cristo, en Jesucristo, en el Señor. En Cristo Jesús se encuentra 48 veces, en Cristo 34, y en el Señor 50. Está claro que para Pablo ahí estaba la esencia del Cristianismo. ¿Qué quería decir?   Pablo decía que el cristiano está en Cristo quería decir que el cristiano vive en Cristo como el ave vive en el aire, el pez en el agua y las raíces del árbol están en la tierra. Lo que hace al cristiano diferente es que siempre y en todas partes es consciente de estar rodeado de la presencia de Jesucristo.
Cuando Pablo habla de los santos en Cristo Jesús quiere decir los que son diferentes de las otras personas y están consagrados a Dios mediante una relación especial con Jesucristo -y eso es lo que debe ser un cristiano.


  " con los obispos..." La palabra "obispo" (EPISCOPOS) quiere decir "ver sobre" (supervisor). Los "obispos" son los "ancianos" (Hch_20:17; Hch_20:28), y son los "pastores" (Heb_13:17). Es muy importante observar que estos tres términos (obispos, ancianos, pastores) se usan para los mismos hombres (del mismo oficio). Los apóstoles designaron ancianos (número plural) en cada congregación (Hch_14:23). No existió la práctica sectaria de tener un "Pastor" en ninguna de las iglesias del Nuevo Testamento. Además, esta verdad nos enseña que cada iglesia es independiente (autónoma) porque cada iglesia tiene su propio gobierno. No había gobierno central de la iglesia de Cristo, aparte de Cristo la Cabeza. Si alguien busca alguna "iglesia central" o "iglesia madre" en el Nuevo Testamento, buscará en vano.
            Los hermanos designados como ancianos (obispos) deben reunir los requisitos nombrados por Pablo (por el Espíritu Santo) en 1Ti_3:1-7 y en Tit_1:5-9.
            El trabajo de los "obispos" se enseña en Hch_20:28 ("mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor"); " vuelan por vuestras almas " (Heb_13:17). Dice 1Pe_5:1-3 " apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella... siendo ejemplos de la grey”. La supervisión de los ancianos se limita a la congregación " en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos”. Deben apacentar la grey de Dios "que está entre vosotros". No había "ancianos patrocinadores" en Filipos, ni en Jerusalén, ni en Antioquía, ni en otra parte. Toda congregación debe tener sus propios ancianos, porque cada congregación es independiente y autónoma.
  " y diáconos ", la palabra "diácono" significa siervo o ministro (DIÁKONOS). Los "diáconos" no tienen autoridad como los ancianos para "ver sobre" la iglesia. Si alguna iglesia no tiene ancianos, no debe escoger diáconos, porque en tal caso los diáconos harían el papel de ancianos. Hasta que la congregación tenga ancianos, todos los varones fieles deben aceptar sus responsabilidades para que la iglesia funcione con buen orden. Pero téngase presente que una iglesia sin ancianos es " deficiente " (Tit_1:5). Tampoco es bíblico escoger "líderes" o "administradores". La Biblia habla solamente de " santos... con los obispos y diáconos”. No dice "santos... con los líderes" o "santos... con los administradores", ni nada por el estilo.
            Pablo revela los requisitos para ser diácono en 1Ti_3:8-10; 1Ti_3:12-13. La palabra, DIAKONÍA, se usa en Hch_6:1 (" la distribución "). De esta palabra el léxico de Thayer dice, "la ministración de aquellos que ministran a otros los oficios de amor cristiano, 1Co_16:15; Apo_2:19, especialmente, de aquellos que suplen la necesidad de otros por medio de recoger o repartir beneficios (Hch_12:25); el cuidado de los pobres, el suplir o el distribuir caridades: Hch_6:1; 2Co_9:1-15; 2Co_13:1-14".
            La palabra se traduce "servicio" en Rom_12:7. Los diáconos son, pues, siervos o ministros, tanto en asuntos materiales como en asuntos espirituales. Esteban y Felipe, dos de los siete hermanos mencionados en Hch_6:5, eran evangelistas. “Los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús " (1Ti_3:13).
“Gracia... “Pablo quería que los hermanos fueran recipientes de la gracia (favor inmerecido) de Dios. Nadie puede merecer la salvación y, por lo tanto, el mensaje de salvación es el mensaje de gracia (Jua_1:17; 1Co_15:10; Efe_1:7; Hch_4:16).   
Cuando Pablo pone juntas estas dos grandes palabras, gracia y paz (járis y eiréné), está haciendo algo maravilloso. Estaba tomando los saludos normales de dos culturas y uniéndolos. Járis era la palabra con que empezaban las cartas griegas, y eiréné el saludo que usaban los judíos. Cada una de estas palabras tiene su propio sabor, y ambas fueron transformadas por el nuevo sentido que les infundió el Cristianismo.
Járis es una palabra preciosa; las ideas básicas que incluye son las de gozo y placer, luminosidad y belleza; los hispanohablantes tenemos la gran suerte de que nuestra palabra gracia contiene las mismas ideas, y es por tanto la traducción casi perfecta de járis. Pero con Jesucristo llega una nueva belleza que se añade a la anterior; y esa belleza nace de una nueva relación con Dios. Con Cristo la vida se vuelve preciosa porque el ser humano deja de ser la víctima de la Ley de Dios y pasa a ser la criatura de Su amor.
Eiréné es una palabra inclusiva. La traducimos por paz; pero no quiere decir paz en sentido negativo como sencillamente la ausencia de guerra o de problemas. Quiere decir el bienestar total, todo lo que contribuye a la felicidad suprema de una persona.
Puede que esté relacionada con el verbo griego eirein, que quiere decir unir, entretejer. Y esta paz tiene siempre que ver con las relaciones personales, la relación de una persona consigo misma, con sus semejantes y con Dios. Es siempre la paz que nace de la reconciliación.
Así es que cuando Pablo pide a Dios gracia y paz para sus amigos está pidiendo realmente que tengan el gozo de conocer a Dios como Padre y la paz de estar relacionados con Él, con los hombres y consigo mismos -y esas gracia y paz no se pueden recibir sino mediante Jesucristo.
Pablo anhelaba que la paz llenase sus corazones, como él mismo lo había experimentado en medio de las pruebas. Significando paz del alma, del corazón, de la conciencia. Paz que proviene de Dios nuestro Padre. Paz que llega a través de Cristo.

Gracia y paz, siempre en ese orden. Son vigentes aún en el mundo moderno, en medio de las circunstancias tan variadas de la vida actual.


Continuará…

¡Maranata!

29 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.


   
   2 Crónicas 6; 36
 Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque) y estés airado contra ellos, y los entregues delante del enemigo, y éstos los lleven cautivos a una tierra, lejana o cercana,

La Biblia establece claramente que nadie está exento del pecado, ni siquiera los reyes designados por Dios. El pecado es una condición que todos experimentamos y que todos debemos reconocer, como lo hizo Salomón. Cuando tomamos conciencia de que hemos pecado, rápidamente deberíamos pedirle a Dios que nos perdone y restaure. Sabiendo que tendemos a pecar, deberíamos mantenernos cerca de Dios, buscando su guía y fortaleza. Esta verdad se menciona también en el Salmo_14:3, Eclesiates_7:20 y Romanos_3:23.

Hebreos 9; 27
Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio,
La muerte física no pone fin a la existencia consciente. Hay algo después de esto. Todas las personas mueren físicamente, pero Cristo murió para que nosotros no tuviéramos que morir espiritualmente. Podemos tener una maravillosa confianza en su obra de salvación a nuestro favor, quitando nuestro pecado pasado, presente y futuro. El perdonó nuestros pecados del pasado; cuando murió en la cruz, Él se inmoló una vez para siempre; Él nos envió el Espíritu Santo para ayudarnos a enfrentar el pecado presente; Él se presentó por nosotros en el cielo como nuestro Sumo Sacerdote; y ha prometido regresar y resucitarnos a una vida eterna en un mundo en que no se permitirá el pecado.
Que todos tenemos que morir una vez no es por cierto nada nuevo; pero que este morir nuestro tenga lugar de manera tan única, irrepetible y definitiva como el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz, es cosa que da que pensar. La concordancia en lo formal podía y debía llevar a una asimilación objetiva y material a la muerte de Cristo. Entonces no tenemos ya que temer el juicio, temor que no pueden evitar los que se han desligado de la cruz de Cristo.

Hechos 16; 31

Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa.

Lucas no estaba recogiendo solamente un importante momento de la iglesia primitiva; estaba haciéndose eco de una interrogante universal y de la respuesta precisa a esa pregunta. Tú y tu casa  sugiere que Dios trabaja en el núcleo familiar (Éxodo_12:3). La pregunta del carcelero no tenía que ver con la salvación física, porque los presos no habían escapado y, por eso, él no estaba en ningún peligro. La respuesta de Pablo hace claro el significado de su pregunta.
Pablo y Silas tomaban en serio la unidad familiar. El ofrecimiento de salvación fue para el carcelero y su familia, incluyendo a los sirvientes. La fe del carcelero no salvó a todos; cada uno necesitó aceptar a Jesús en fe y creer en El de la misma manera que el carcelero lo hizo. Sin embargo, toda su familia creyó y recibió la salvación. Es interesante que dio muestras de la autenticidad de su conversión bien pronto. En cuanto conoció a Cristo lavó las heridas del látigo que tenían los presos en la espalda, y les sirvió de comer. Si la fe no nos hace compasivos y amables, no es sincera. A menos que un supuesto cambio de corazón se manifieste en un cambio de obras, es falso.
 Oremos que Dios nos use para presentar a Jesús a nuestra familia y que puedan creer en El.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

domingo, 28 de enero de 2018

LA ORTODOXIA ORGULLOSA BLOQUEA EL CAMINO AL CIELO



Lucas 10:20  Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.


          A su vuelta, los Setenta estaban jubilosos por las maravillas que habían realizado en nombre de Jesús. Aun cuando los cristianos pueden experimentar gozo realizando acciones carismáticas en el nombre de Jesús, algo mejor para regocijarse es el saber que sus nombres están inscritos en los cielos, lo cual constituye la base de su autoridad sobre los demonios y el fundamento de la certidumbre sobre su destino eterno en el hogar celestial. Los discípulos vieron grandes resultados al ministrar en el nombre y con la autoridad de Jesús. Estaban muy contentos con las victorias obtenidas al testificar y Jesús se gozó con ellos. Sin embargo, los hizo reflexionar al recordarles que había una victoria mucho más importante: que sus nombres estén escritos en el cielo. Este honor era mucho más importante que cualquier otro logro. A medida que vemos las maravillas de Dios que obran en nosotros y por medio de nosotros, no debemos perder de vista que hay una maravilla mayor, nuestra ciudadanía celestial.

 Jesús les hace una advertencia contra el orgullo. Fue el orgullo lo que hizo que Satanás se revelara contra Dios, y en consecuencia fuera arrojado del Cielo, él, que había sido el jefe de los ángeles. Puede que Jesús les estuviera diciendo a los Setenta: «Habéis tenido vuestros triunfos; pero tened cuidado con el orgullo, porque cuando el jefe de los ángeles sucumbió al orgullo fue arrojado del Cielo.» Jesús les dio esta clase de advertencia: "Lo vuestro es el tipo de orgullo que hizo caer a Satanás. ¡Cuídense!" Mas como la alegría con que los veía satisfechos sabía a vanidad, pues se alegraban de haber sido elevados hasta hacerse temibles a los demonios y a los hombres, añade el Señor: "Mas en esto no gocéis, porque los espíritus os están sujetos"…


No cabe duda de que Jesús prosiguió advirtiendo a sus discípulos contra el orgullo y el pasarse dé confiados. Era cierto que se les había dado todo poder, pero su mayor gloria era que su nombre estaba escrito en el Cielo.  Siempre será la mayor gloria del hombre, no lo que él mismo ha hecho, sino lo que Dios ha hecho por él.  
Hay aquí un poder más grande y más fuerte. ¿Qué puede, pues, ya dañar? El canto triunfal de san Pablo tiene aquí su explicación: «Sin embargo, en todas estas cosas vencemos plenamente por medio de aquel que nos amó. Pues estoy firmemente convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni principados, ni lo presente ni lo futuro, ni potestades, ni altura ni profundidad, ni ninguna otra cosa podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos_8:37-39). La inauguración del reino de Dios es un motivo de gozo todavía más profundo que el poder sobre los malos espíritus y el quebrantamiento del señorío de Satán. Para los discípulos, la suprema razón de alegrarse es su elección y predestinación a la vida eterna. Las ciudades de la antigüedad tienen listas de ciudadanos. El que está inscrito en la lista goza de todas las ventajas que ofrece la ciudad. También en el cielo, donde se representa la morada de Dios, se imaginan tales listas de ciudadanos, en las que están inscritos los elegidos de Dios; seguramente se identifican con lo que se llama el libro de la vida. El motivo de alegría que está por encima de todo es el hecho de poder participar en el reino de Dios, de alcanzar la vida eterna y de estar en comunión con Dios.


¡Maranata!¡Sí, ven Señor Jesús!

¿DE DÓNDE BROTA EL AGUA VIVA ESPIRITUAL?



Juan 7:38  El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva."

Cada día, durante la Fiesta de los Tabernáculos, tenía lugar una alegre celebración en la que los sacerdotes traían agua  al templo, en una vasija de oro, desde el estanque de Siloé. Durante la procesión, la gente recitaba Isaías_12:3. El agua era derramada sobre el altar como una ofrenda a Dios, mientras la gente gritaba y cantaba. Toda aquella ceremonia dramática era una acción de gracias por el don de Dios del agua, y una oración por la lluvia, y un recuerdo de cuando salió agua de la roca cuando el pueblo estaba en el desierto. El último día de la fiesta, esta ceremonia era especialmente impresionante, porque daban siete vueltas al altar en memoria de la marcha de siete vueltas alrededor de las murallas de Jericó, que cayeron e Israel conquistó la ciudad.
Jesús fue el cumplimiento de todo lo que aquella ceremonia tipificaba (1Corintios_10:4). En ese contexto, y tal vez en ese mismo momento, resonó la voz de Jesús: «¡El que tenga sed; que venga a Mí a beber!» Es como si Jesús dijera: «Estáis dando gracias y gloria a Dios por el agua que calma la sed de vuestro cuerpo. Venid a Mí, y satisfaré la sed de vuestra alma.» Estaba usando aquel momento dramático para trasladar el pensamiento de la gente a la sed de Dios y de las cosas eternas.
La promesa de Jesús nos presenta un poco de problema. Dijo: " El que crea en Mí, ríos dé agua viva correrán por sus entrañas.» E introduce esta proclama diciendo: «Como dice la Escritura.»  ¿Qué quiere decir? Hay dos posibilidades diferentes.
(i) Podemos entender que se refiera a la persona que viene a Jesús y Le acepta: recibirá en su interior un río de agua refrescante. Sería otra manera de decir lo que le dijo Jesús a la Samaritana: "El agua que Yo les daré se convertirá en un manantial de agua en su interior saltando a borbollones para darles la vida eterna». Sería otra manera de expresar el hermoso dicho de Isaías: «El Señor te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas cuyas aguas nunca faltan» (Isaías_58:11). El sentido sería que Jesús podía dar a las personas el caudal vivificador del Espíritu Santo.
Los judíos localizaban los pensamientos y las emociones en diferentes partes del cuerpo. El corazón era la sede de la inteligencia; los riñones y el vientre, de las emociones íntimas. Como dice el autor de Proverbios: «El espíritu humano es la lámpara del Señor, la cual escudriña todas sus entrañas» (Proverbios_20:27). Esto querría decir que Jesús prometía la corriente purificadora, refrescante y vivificadora del Espíritu Santo, que limpia y revitaliza nuestros pensamientos y sentimientos. Es como si Jesús dijera: «Venid a Mí y aceptadme; y pondré en vosotros, por Mi Espíritu, una nueva vida que os dará pureza y satisfacción, la clase de vida que habéis deseado siempre y que nunca habéis tenido.» Sea cual sea la interpretación que tomemos, es absolutamente seguro que lo que representa ésta es verdad.


  Todos aquellos a los que Jesús haya saciado la sed, se convertirán en canales para la revitalización espiritual de otros. La figura de ríos contrasta con la de «una fuente»   e ilustra la diferencia entre el nuevo nacimiento y la experiencia de la plenitud de una vida llena del Espíritu. Jesús usó la expresión agua viva   para referirse a la vida eterna. Aquí utiliza la expresión para referirse al Espíritu Santo. Los dos van juntos: dondequiera que se acepte el Espíritu Santo, trae vida eterna.  El Espíritu Santo dio poder a los seguidores de Jesús en Pentecostés (Hechos 2) y desde entonces ha estado al alcance de todos los que aceptan a Jesús como Salvador y Señor.


  Juan interpreta las palabras de Jesús como una referencia al derramamiento del Espíritu Santo que todavía estaba por ocurrir. El Espíritu Santo existe desde toda la eternidad, pero aún no se había hecho presente en el sentido que indicaban aquellas palabras. Pronto la plenitud del Espíritu sería una bendición que todo el pueblo de Dios podría experimentar (Hechos_2:33). Al prometer dar el Espíritu Santo a todo el que creyese, Jesús declaraba ser el Mesías, ya que eso era algo que solo el Mesías podía hacer.

(ii) La otra interpretación es que " los ríos de agua viva correrán por sus entrañas» se refiere al mismo Jesús (y a Su Cuerpo, que es la Iglesia).   Los cristianos siempre han identificado a Jesús con la roca que dio agua a los israelitas en el desierto (Éxodo_17:6). Pablo también aplicó esa figura a Cristo (1Corintios_10:4). Juan nos dice que, cuando un soldado abrió el costado de Jesús en la Cruz con su lanza, salió agua con sangre (Juan_19:34). El agua representa la purificación que recibimos en el Bautismo, y la sangre el sacrificio expiatorio de la Cruz representado en la Santa Cena. Este símbolo del agua vivificadora que viene de Dios se encuentra a menudo en el Antiguo Testamento (Salmo_105:41; Ezequiel_47:1; Ezequiel_47:12). Joel nos presenta un cuadro maravilloso: «Y saldrá una fuente de la casa del Señor» (Joel_3:18). Bien puede ser que Juan esté pensando en Jesús como la fuente de la que fluye la corriente purificadora. El agua es aquello sin lo cual no puede existir la vida; y Cristo es el único sin el Cual la humanidad no puede vivir ni enfrentarse con la muerte. De nuevo, sea cual sea la interpretación que tomemos, esto también es verdad.
Ya sea que tomemos esta figura como refiriéndose a Cristo o a los cristianos, quiere decir que de Cristo fluye la fuerza y el poder y la purificación que nos dan la vida en el sentido más auténtico de la palabra.
En este pasaje hay algo sorprendente. La versión Reina Valera y casi todas las demás lo suavizan, pero el mejor texto original dice sorprendentemente en el versículo 39: «Porque aún no había Espíritu.» ¿Qué quiere decir eso? Vamos a considerarlo de la siguiente manera: un gran poder puede existir mucho antes de que se descubra, como ha sucedido con la electricidad o la fuerza atómica; no somos los seres humanos los que lo hemos inventado, sino sólo descubierto. El Espíritu Santo ha existido siempre; pero no llegó a ser una realidad en la Iglesia hasta el día de Pentecostés. Como se ha dicho acertadamente: «No podía haber Pentecostés sin Calvario.» Es necesario conocer a Jesús antes de experimentar el Espíritu. Antes, el Espíritu había sido un Poder; pero ahora  es una Persona, porque ha llegado a ser para nosotros nada menos que la presencia del Señor Resucitado, siempre con nosotros. En esta frase aparentemente alucinante, Juan no quiere decir que el Espíritu no existiera, sino que fue necesaria la vida y la muerte de Jesucristo para abrir las compuertas del Espíritu para que llegara a ser real y vivificador para todo el mundo.
Debemos fijarnos en cómo termina este pasaje. Algunos tomaron a Jesús por el Profeta que había prometido Moisés (Deuteronomio_18:15). Otros creyeron que era el Ungido de Dios. Y se produjo una discusión sobre si el Mesías tenía que venir de Belén o no. Esa es la tragedia: la gran experiencia espiritual acabó en la aridez de una discusión teológica.
Eso es lo que tenemos que evitar a toda costa. Jesús no es un tema que hay que discutir, sino Alguien a Quien hay que conocer y amar. Si tenemos una opinión acerca de Él y otro tiene otra, eso no importa con tal de que ambos Le conozcamos como nuestro Salvador y Le aceptemos como nuestro Señor. Aunque expliquemos nuestra experiencia espiritual de diferente manera, eso no debe dividirnos; porque lo importante es la experiencia, y no la explicación que le demos.


¡Maranata!

28 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.


  Juan 19; 25-27
Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena.
   Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí cerca, dijo* a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo!
   Después dijo* al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa.


              Sin duda alguna María se acordaba de lo que el anciano Simeón le había dicho cuando él tomó a Jesús en sus brazos, y después de bendecir a Dios, dijo a María, "y una espada traspasará tu misma alma" (Lucas_2:35). Ella había dado testimonio de Jesús cuando dijo a los que servían en la boda de Caná de Galilea, "Haced todo lo que os dijere"; y, sobre todo, dio su testimonio de silencio cuando los judíos gritaban que "tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios". ¿Qué madre no hará todo lo posible para salvar la vida de su hijo? María fácilmente pudiera haber salvado a Jesús con muy pocas palabras, diciendo "Yo soy su madre y yo sé quién es su padre", pero ¿qué dijo María? Su testimonio de silencio confirmó que lo que los judíos gritaban era cierto: Jesús de Nazaret no tuvo un padre terrenal, sino que era en verdad el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.

Al comparar esta lista con la de Mateo y Marcos, parece que la hermana de la madre de Jesús se llamaba Salomé, la madre de los hijos de Zebedeo; si esto es correcto, entonces Jesús y Juan eran primos hermanos. Otro detalle que parece confirmar esta conclusión es que como Juan no da su propio nombre, tampoco da el nombre de su madre. También esto explicaría la petición de esta madre (Mateo_20:20-21), y en esto hay una lección valiosa. Ella había dicho, "Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda", pero Jesús le dijo, "No sabéis lo que pedís". Muchas hermanas se hubieran apartado de Jesús, diciendo, "¡Qué ingrato tú!" "Mi petición es muy razonable y lógica; tenemos este derecho". "Me has ofendido", "Me has lastimado y ya no quiero saber nada de ti". "Si no me quieres tomar en cuenta, entonces allá tú". Pero ¡aquí está ella, al pie de la cruz! ¡Qué lección tan valiosa para nosotros! Aceptemos no solamente la enseñanza, sino también la corrección de Jesús.

Algunos han supuesto que María Magdalena era la mujer pecadora de Lucas_7:39, porque su nombre aparece en seguida en Lucas_8:2, pero no hay nada que confirme esta suposición. Sólo sabemos que de ella "habían salido siete demonios". Ella está al pie de la cruz porque estaba muy agradecida. La actitud de ella era jamás olvidaré lo que Jesús hizo por mí.
            Según Marcos (15:40, 41), entre estas mujeres había otras que le habían seguido y servido en Galilea, y "otras muchas que habían subido con él a Jerusalén". Sin duda había entre estas otras mujeres otra María, la de Betania, la que en una ocasión "sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra" (Lucas_10:39). También esta misma María "tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió" a Jesús (Mateo_26:7). Jesús explicó que María "se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura", y luego dice, "De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella" (Marcos_14:8-9).


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!