} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 10/01/2018 - 11/01/2018

miércoles, 31 de octubre de 2018

31 Octubre. Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia


 Éxodo 20; 15
No hurtarás

        El lado positivo de este mandamiento es estar seguros de que todo lo que se posea sea adquirido a través de medios legítimos.
La porción de cosas de este mundo que se nos ha asignado, en tanto se obtenga en forma honesta, es el pan que Dios nos ha dado; por lo cual debemos estar agradecidos, contentos y, en el uso de medios legítimos, confiar en la providencia para el futuro. Aprovecharse de la ignorancia, la comodidad o la necesidad del prójimo, y muchas otras cosas, quebrantan la ley de Dios, aunque la sociedad no vea culpa en ello. Los saqueadores de reinos, aunque estén por encima de la justicia humana, quedan incluidos en esta sentencia. Defraudar al público, contraer deudas sin pensar en pagarlas o evadir el pago de las deudas justas, la extravagancia, vivir de la caridad cuando no es necesario, toda opresión del pobre en sus salarios; estas y otras cosas quebrantan este mandamiento, que exige el trabajo, la frugalidad y el contentamiento, y tratar a los demás como quisiéramos que ellos nos traten a nosotros en cuanto al patrimonio de este mundo.

Efesios 4; 28
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

           Esto se aplica no solamente al ladrón nocturno, sino también a cualquiera que robe por medio de cualquier fraude u otro método: el representar mal la mercancía o servicio que se ofrezca; medidas y pesos falsos (Pro_11:1; Pro_20:23); el no pagar el debido jornal a los obreros (Stg_5:4); el no trabajar las horas indicadas en el acuerdo o contrato o no trabajar cumplidamente; "sirviendo al ojo", o sea, trabajar solamente cuando el patrón o mayordomo esté presente (Col_3:22); y el no pagar las deudas (porque ¿cuál es peor, robar de noche o llevar la mercancía de día y no pagar?)
Además, recuérdese Mal_3:8. Dios dice que su pueblo le robó con respecto a diezmos y ofrendas. El Nuevo Testamento no requiere diezmos sino una ofrenda según Dios nos haya prosperado (1Co_16:1-2). Cada quien debe ofrendar según haya propuesto en su corazón (2Co_9:7). ¿Robaremos a Dios, dándole sobrantes? A veces los miembros salen de vacaciones o se mudan de residencia, y se les olvida la ofrenda durante varias semanas o meses. Si hay exigencia o escasez, a veces la ofrenda se reduce o se omite. En tales casos, se roba a Dios, para salir de algún problema económico.
-- "sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno". Dice la Versión Latinoamericana, "produce con sus manos".
Un problema grande en la iglesia de Tesalónica fue el que algunos hermanos no realizaban ningún trabajo. No trabajaban en nada para ganarse la vida. Pablo les dijo (1Ts_2:9) que él mismo les dio buen ejemplo en esto; trabajando con sus manos: "Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios". En 1 Tesalon 4:11 dice, "que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado".
En la segunda carta habla en tonos más severos, demandando disciplinar a los hermanos ociosos (desordenados) (2 Tesalon 3:6-14). Dice en el ver. 10, "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
Esta enseñanza de trabajar y producir con las manos evita o corrige muchos males. Vence la tentación de hurtar, y acaba con la pereza, que es una cualidad totalmente contraria al evangelio. La laboriosidad destruye la ociosidad. Es muy importante que los padres enseñen esto a sus hijos. Decían los judíos que el no enseñar al hijo algún oficio era igual a enseñarle a ser ladrón.
Este mandamiento de Pablo condena la jugada. La Biblia enseña los medios legítimos por los cuales se adquiere el dinero:
 (1) la ley del trabajo: el trabajo tanto mental como físico, para ganar sueldo, o para sacar ganancia de algún negocio o de alguna inversión
(2) la ley del cambio: mercancía es cambiada por su equivalente de dinero
(3) la ley del amor: una herencia, o dinero regalado o compartido ("para que tenga qué compartir con el que padece necesidad"). La jugada no cabe en ninguna de estas tres categorías.
La jugada es del diablo, porque niega la integridad del trabajo. Es una forma de robar. Es robo voluntario, en el mismo sentido en que el duelo es homicidio voluntario. En el duelo se mata el uno al otro con su consentimiento. En la jugada se roba el uno al otro con su consentimiento. La jugada no es conforme a la ley del cambio, porque nada se da para remplazar el dinero perdido. En lugar de seguir la ley del amor, se sigue la ley de la avaricia. Se codicia el dinero de otro. La jugada siempre se halla entre las malas compañías, con toda forma de disolución.
Por último, debe recordarse siempre que la jugada esclaviza. Hay muchos "juegoadictos". Este fenómeno es notorio, tanto como la adicción al alcohol o las otras drogas. Ha causado la ruina de muchas personas; ha destruido familias, negocios y vidas. Es una expresión exagerada de la avaricia. Es la codicia personificada.
-- "para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Hay muchos hermanos que no pueden trabajar. Han trabajado, y quisieran de todo corazón trabajar otra vez, pero han perdido la salud por causa de enfermedad o accidente. También hay viudas y huérfanos, ancianitos y enfermos. Nunca faltarán hermanos necesitados. Es una gran bendición de Dios tener buena salud para poder trabajar. También el empleo, el negocio o cualquier fuente de ingresos legítimos es una bendición de Dios. Verdaderamente es la providencia de Dios (Stg_1:17). Debemos, pues, compartir con otros para manifestar nuestra gratitud a Dios y no gastar todo en nosotros mismos.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

martes, 30 de octubre de 2018

30 Octubre. Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia



   Efesios 5; 8-11
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz
   (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
   comprobando lo que es agradable al Señor.
   Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;

Estaban en las tinieblas y las tinieblas estaban en ellos. Les faltó el conocimiento de Dios (2Co_4:4) porque Satanás cegó su entendimiento. Pero Cristo vino para vencer al autor de las tinieblas, y Pablo fue comisionado para convertirles de las tinieblas a la luz de Cristo (Hch_26:18).
"Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles..." (1Pe_4:3). Ahora no somos tinieblas; por eso, tenemos que dejar las prácticas de tinieblas. Antes "éramos por naturaleza (por la práctica confirmada) hijos de ira", es decir, el castigo (la ira) era el destino que correspondía a nuestra conducta como "hijos de desobediencia" (personas desobedientes). Pero ahora somos "hijos de luz", personas de entendimiento y de obediencia. Mat_5:16; 1Ts_5:1-8. Donde hay cristianos hay luz. La persona que obedece al evangelio prende otra luz en el mundo de tinieblas.
Hijos de luz son personas de bondad, justicia y verdad. La Biblia habla de las "obras" de la carne, y del "fruto" del Espíritu (Gál_5:19-22). Si estamos "llenos del Espíritu", llevaremos el "fruto del Espíritu". El fruto llevado por los hijos de luz es muy distinto a las obras de la carne de los hijos de desobediencia.
Dice Rom_12:2, "para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios". Dios quiere que comprobemos sus caminos. Ya sabemos los caminos del mundo, ya anduvimos en ellos; ahora nos conviene comprobar lo que es agradable al Señor. No es cuestión de investigar o poner a prueba el camino de Dios para ver si es bueno o no, sino es cuestión de andar en sus caminos para aprender y ser convencidos por la experiencia personal que sus caminos son perfectos. El camino de Dios le agrada a Él, y también es perfecto para nosotros. Es el camino de paz y gozo. No hay felicidad verdadera en las tinieblas. "Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él" (Sal_34:8).
Este texto es paralelo con 2Co_6:14, "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?" El tema de los textos es el mismo: no tener comunión con las prácticas de la idolatría. Véanse también 1Co_8:10 y 10:16-22. Pablo insistió en que los hermanos salieran y se apartaran de esas prácticas (2Co_6:17) para poder disfrutar de la comunión con Dios ("habitaré y andaré entre ellos").
 "las obras infructuosas", hechos inútiles, vanos, vacíos, no sirven a ningún propósito bueno. Jud_1:12 habla de "nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados". Los vicios no sirven, no ayudan, no dan ningún beneficio. Al contrario, perjudican. Destruyen el cuerpo, destruyen la mente, causan muchos problemas en la familia, en el negocio, y en toda faceta de la vida. "¿Pero qué fruto tenías de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte" (Rom_6:21).
 "sino más bien reprendedlas". No basta con apartarnos del mal. Tenemos que denunciarlo. Hablar por Cristo requiere la denuncia del pecado. El cristiano sabe por la experiencia que los vicios no sirven para nada excepto para producir la miseria. Debe decirlo. Debe abrir su boca y hablar. Es necesario reprender el pecado para abrir los ojos de la gente. "Que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda palabra y doctrina" (2Ti_4:2). "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas" (Jua_3:19-20).
La obediencia misma reprende la desobediencia. "Por esa fe condenó al mundo" Noé (Heb_11:7). El buen ejemplo condena el mal ejemplo. La obediencia prende la luz. Pero el cristiano no puede vivir callado. No es posible predicar la verdad sin atacar el error. Cristo y sus apóstoles siempre estaban en conflicto con el error religioso. No congeniaban con ellos, sino chocaban constantemente con ellos. No hay armonía entre la verdad y el error.

1 Tesalonicenses 5; 22
Absteneos de toda especie de mal

“Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”; “Que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hch_15:20). También es necesario abstenernos o apartarnos de todo error doctrinal:  “algunos apostatarán de la fe … prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos” (1Ti_4:3;  Col_2:22-23). Muchos de los que condenan la fornicación, etc., son indiferentes hacia el error doctrinal, pensando que es inofensivo, que no hace ningún daño, pero el evangelio pervertido (Gál_1:7-9) no es el poder de Dios para salvarnos (Rom_1:16).
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1Co_9:25); “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1Pe_2:11). A veces los hermanos que quieren acercarse al mundo dicen (acerca de alguna práctica mundana), “eso no me afecta”, pero con esa actitud es probable que ya le haya afectado (debilitado). Es necesario alejarnos de toda forma de pecado: “ Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2Ti_2:22; 1Co_6:18, huir de la fornicación; 10:14, huir de la idolatría; 1Ti_6:11, huir de la avaricia; habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo, 2Pe_1:4)


¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!              

lunes, 29 de octubre de 2018

LOS SOLLOZOS DE UN PENITENTE



2 Samuel 1; 1-27

2Sa 11:1   Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.(A)
2Sa 11:2  Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
2Sa 11:3  Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.
2Sa 11:4  Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
2Sa 11:5  Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
2Sa 11:6  Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.
2Sa 11:7  Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.
2Sa 11:8  Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.
2Sa 11:9  Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
2Sa 11:10  E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
2Sa 11:11  Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
2Sa 11:12  Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
2Sa 11:13  Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
2Sa 11:14  Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
2Sa 11:15  Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
2Sa 11:16  Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
2Sa 11:17  Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
2Sa 11:18  Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
2Sa 11:19  Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
2Sa 11:20  si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
2Sa 11:21  ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes?(B) ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
2Sa 11:22  Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
2Sa 11:23  Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
2Sa 11:24  pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
2Sa 11:25  Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
2Sa 11:26  Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
2Sa 11:27  Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
 
             La adversidad le había enseñado a David la autoestima, había apoyado su alma, lo había llevado a agarrar firmemente la mano de Dios. Y la prosperidad había parecido durante casi veinte años, pero para perfeccionar las lecciones. La gratitud había seguido a la liberación, y la luz del sol después de la lluvia había sacado la fragancia de la devoción y las flores de canciones alegres. Un buen hombre, y aún más un hombre de la edad de David en la fecha de su gran crimen, rara vez cae tan bajo, a menos que haya habido una relajación previa, tal vez inconsciente, de las caderas ceñidas y la negligencia de la lámpara no encendida. En efecto, no era improbable que la naturaleza sensible del salmista cediera a la fuerza repentina de una tentación como la que lo conquistó, pero difícilmente podemos imaginar que lo haya hecho sin un deterioro previo de su vida religiosa, muy probablemente escondido de sí mismo. Y la fuente de esa decadencia probablemente se encuentre en la autoindulgencia, fomentada por la facilidad y por largos años de mando. La caída real en el pecado parece haber comenzado con una abdicación perezosa de sus funciones como capitán de Israel. Tal vez no sea sin un énfasis amargo que la narrativa lo introduzca diciéndonos que "en el momento en que los reyes salen a la guerra", David se contentó con enviar a sus tropas contra Ammón y "aún se demoró en Jerusalén". En todo caso, la historia pone en claro contraste el gravamen   acamparon alrededor de Rabbath y su cabeza natural, que una vez había estado tan dispuesta a tomar su parte de golpes y privaciones, merodeando detrás, tomando su siesta tranquila en las horas más calurosas del mediodía, como si no hubiera habido soldados de su sofocante en su armadura, y levantándose de su cama para pasear por el techo de su palacio, y observar las privaciones domésticas de abajo, como si su corazón no tuviera ningún interés en la tediosa lucha que había detrás de las colinas que casi podía ver desde su altura, a medida que crecían. Púrpura en el crepúsculo de la tarde. Ha caído al nivel de un déspota oriental y ha perdido el sentido de las responsabilidades de su cargo. Tal aflojamiento de la tensión de su naturaleza moral, como se indica en su ausencia del campo, durante lo que evidentemente fue una lucha muy severa y prolongada, preparó el camino para la caída precipitada en el pecado.

       La historia se cuenta en todo su horror, sin paliación ni reservas, sin comentarios ni realces, de esa manera severa y judicial tan característica de los registros bíblicos de sus personajes más importantes. Cada paso se narra sin dejar rastro de suavidad y sin una palabra de emoción. Ni un solo detalle feo se libra. El retrato es tan vívido como siempre. La complicidad voluntaria de Betsabé, su observancia puntual de la propiedad ceremonial mientras pisotea sus más sagradas obligaciones; la necesidad fatal que arrastra pecado tras pecado, y convoca al asesinato para ocultar, si es posible, la asquerosa forma de adulterio; el ardiente reproche en la conducta de Urías, quien, como era el hitita, tiene más caballerosidad, por no decir devoto, que se encoge de facilidad personal mientras sus compañeros y el arca están en el campo, que el rey; la traición media, la degradación implicada en entrar en el poder de Joab; la sencillez cínica de la carta asesina, en la que una conciencia endurecida nombra su maldad con su verdadero nombre; la despectiva medida de su maestro que Joab toma en su mensaje, la indiferencia del rey por la pérdida de sus hombres mientras Urías esté fuera del camino; los lugares solemnes con los que pretende consolar su herramienta para el control de sus tropas; y la horrible prisa con que, después de su escrupuloso "luto" durante una semana, Betsabé se arrojó de nuevo a los brazos de David; todos estos detalles, y cada agravación particular, se destacan para siempre, como lo hará un día el mal más escondido de los hombres. , a la luz clara, inequívoca e inconfundible del registro divino. ¡Qué historia es!  
Este santo de casi cincuenta años de edad, unido a Dios por los lazos que él sintió y reconoció con entusiasmo, cuyas palabras han sido el mismo aliento de devoción para cada corazón devoto, olvida sus anhelos de justicia, arroja las alegrías de la comunión divina, oscurece su alma, termina con su prosperidad, le hace caer sobre su cabeza durante todos los años que le quedan una catarata de calamidades, y hace de su nombre y su religión un objetivo para los sarcasmos de púas de cada generación de burladores. "Todas las cercas y toda su gama", que las misericordias de Dios y su propio pasado habían levantado, "un pecado astuto arrasa bastante". Cada obligación de su cargo, como cada gracia de su carácter, es pisoteada por la bestia salvaje despertada en su pecho. Como hombre, como rey, como soldado, se le encuentra deficiente. Lujuria y traición, y oficio y asesinato, son buenos compañeros para el que dijo: "Caminaré dentro de mi casa con un corazón perfecto. No pondré nada malo ante mis ojos". ¿Por qué debemos insistir en la desdichada historia? Debido a que nos enseña, como no lo hace ninguna otra página en la historia de la iglesia de Dios, cómo la alquimia del amor divino puede extraer perfumes dulces de penitencia y elogiar la inmundicia del pecado; y por lo tanto, aunque nos apartamos con odio del pecado de David, tenemos que bendecir a Dios para su registro y para las lecciones de esperanza que provienen del perdón de David.
 Para muchos, un alma torturada por el pecado desde entonces, los dos salmos  32 y 51  todo manchado de lágrimas, en el que ha sollozado su penitencia, ha sido como pasos en un desierto grande y terrible. Son demasiado familiares para ser necesarios, y demasiado sagrados para soportar, muchas palabras aquí, pero podemos notar brevemente algunos puntos relacionados con ellos, especialmente aquellos que nos ayudan a formar una imagen del estado mental del salmista después de su transgresión. Se puede observar que de estos dos salmos, el quincuagésimo primero es  anterior al trigésimo segundo. En el primero vemos al hombre caído saliendo del "horrible foso y barro"; en este último se para sobre la roca, con una nueva canción en su boca, incluso la bendición de él "cuyo pecado está cubierto". También parece que ambos deben estar fechados después del fuerte empuje de la lanceta de Dios que Nathan condujo en su conciencia, y el bálsamo sanador de la seguridad de Dios del perdón que Nathan puso sobre su corazón. Los gritos apasionados del salmo son el eco de la promesa divina, el esfuerzo de su fe por captar y guardar el regalo misericordioso del perdón. La conciencia del perdón es la base de la oración por el perdón.
Alrededor de un año transcurrió entre el crimen y el mensaje de Nathan. Y en qué clase de año nos dijeron los salmos. Las groseras satisfacciones de su pecado no pudieron contentarlo por mucho tiempo, ya que podrían haber hecho un tipo inferior de hombre. Nadie compra un poco de placer pasajero en el mal a una velocidad tan alta, o lo mantiene por tan poco tiempo como un buen hombre. Él no puede hacerse como otros. "Lo que venga a tu mente no será para nada lo que digas:" Seremos como las familias de las naciones que sirven madera y piedra”. Los viejos hábitos reafirman rápidamente su fuerza, la conciencia pronto levanta de nuevo su voz solemne; y mientras los peores hombres disfrutan de las carnes de sabor fuerte en la mesa del pecado, el siervo de Dios, quien ha sido seducido para preferirlas por un momento al "pan ligero" del cielo, los sabe ya amargos en su boca. Puede estar lejos del verdadero arrepentimiento, pero muy pronto sabrá el remordimiento. Pueden pasar meses antes de que pueda volver a sentir las alegrías tranquilas de Dios, pero el disgusto consigo mismo y con su pecado llenará rápidamente su alma. Nunca se ha dibujado una imagen más vívida de tal estado, que la que se encuentra en los salmos de este período. Hablan de malhumorado "silencio"; el polvo se había asentado en las cuerdas de su arpa, como en el casco y la espada. Él no le hablará a Dios de su pecado, y no hay nada más de lo que pueda hablar. Cuentan sobre su "rugido todo el día", el gemido de angustia que se desprendió de su espíritu aún no endulzado. Día y noche, la pesada mano de Dios lo agobiaba; la conciencia de ese poder, cuya dulzura lo había sostenido una vez, lo aplastó, pero no lo derritió. Como un poco de hierro caliente, su peso chamuscado y magullado,(Salmo 32) . El cuerpo y la mente parecen estar incluidos en esta maravillosa descripción, en la que la obstinada estupidez, la tortura constante, el temor a Dios y ninguna gota de penitencia que ablanda llena el corazón seco y polvoriento, mientras que los "huesos se vuelven viejos", o, como la palabra podría traducirse como "podredumbre", las noches de insomnio, y quizás el calor ardiente de la enfermedad, se insinúan como los acompañamientos de la agonía del alma. Es posible que se encuentren alusiones similares a enfermedades corporales reales en otro salmo, probablemente refiriéndose al mismo período, y presentando paralelismos de expresión notables (Sal  6; 2)"Ten misericordia de mí, Jehová, porque languidezco (me desvanezco); sáname, porque mis huesos están asustados. Mi alma también está muy irritada. Estoy cansado de mis gemidos; todas las noches hago que mi cama nade. Riego mi sofá con mis lágrimas”. La frase similar, también, en el salmo cincuenta y uno, "Los huesos que has quebrantado", puede tener una aplicación similar. Así, enfermo de cuerpo y alma, arrastró a través de un cansado año, avergonzado de su confianza culpable, desdichado en sus autoacusaciones, temeroso de Dios y escondido en los recovecos de su palacio ante la vista de su pueblo. Un buen precio por el que había vendido integridad. El pan había sido dulce por un momento, pero con qué rapidez su "boca se llena de grava" (Proverbios 20;17).
 David aprendió, lo que todos aprendemos (y cuanto más santo es un hombre, más rápido y bruscamente sigue la lección después de su pecado), que toda transgresión es un error, que nunca obtenemos la satisfacción que esperamos de cualquier persona. El pecado, o si lo hacemos, obtenemos algo con él que lo arruina todo. Se agrega una droga nauseabunda a la bebida excitante e intoxicante que ofrece la tentación, y aunque su sabor al principio está disfrazado por el sabor más agradable del pecado, su amargura es persistente aunque lenta, y se adhiere al paladar mucho tiempo después de que se ha desvanecido por completo.

En esta triste vida, el mensaje de Nathan viene con una reprimenda misericordiosa. La pronta severidad del juicio de David contra el pecador egoísta del inimitable apólogo puede ser un indicio sutil de su perturbada conciencia, que se complace en expiar su propio pecado en la severa represión de la de otros; porque la conciencia del mal puede a veces picar en dureza y en suavizarse, y el hombre pecador es un juez más severo que el Dios justo. La respuesta de Natán es un ejemplo perfecto de la manera divina de convencer del pecado. Primero está la carga simple presionada en la conciencia individual, "Tú eres el hombre". Luego sigue, no el reproche ni una mayor profundización de la negrura del hecho, sino una tierna enumeración de los grandes beneficios de Dios, sobre la cual se construye la pregunta solemne ". Dos palabras (en hebreo) hacen la transición de la miseria hosca a la paz real aunque sombreada. No hay derramamiento prolongado, no hay acumulación de auto-reproche; está demasiado conmovido por muchas palabras, que sabe que Dios no necesita. Más habría sido menos. Todo está contenido en ese sollozo, en el que todo el trabajo de escarcha de estos meses cansados ​​se rompe y rueda, barrido ante el fuerte diluvio. Y tan breve y simple como la confesión, es la respuesta: "Y Natán dijo a David: El Señor también ha quitado tu pecado". Cuán plena e incondicional fue la bendición otorgada en estas pocas palabras; ¡Qué rápida y suficiente la respuesta! Así se termina el largo alejamiento. Así, simple y divino es el modo de perdón. ¡En tan breve compás puede estar el punto de inflexión de una vida! Pero mientras la confesión y el perdón curan la brecha entre Dios y David, el perdón no es impunidad, y la misma oración que otorga la remisión del pecado anuncia la exacción de una pena. Los juicios amenazados un momento antes, un momento tan lejano ahora para la conciencia de David que parecería como si hubiera pasado una era, no se retiran, y se agrega otro: la muerte del infante Dios de Betsabé ama a sus siervos demasiado bien para "sufrir" el pecado sobre ellos ", y el perdón más libre y la conciencia más feliz pueden consistir en la imposición amorosa y la sumisión de dolores, que ya no son los golpes de un juez vengador, sino los castigos de un padre bondadoso.

El salmo quincuagésimo primero, pensamos, debe concebirse como siguiendo poco después de la misión de Nathan. Puede haber ecos de la pregunta severa del profeta: "¿Por qué has despreciado el mandamiento del Señor de hacer el mal ante sus ojos?" y de la confesión, "he pecado contra el Señor", en las palabras: "Contra ti, a ti solo he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos" (ver. 4) , aunque quizás las expresiones no sean tan peculiares como Para hacer la alusión cierta. Pero, en todo caso, la penitencia y las oraciones del salmo difícilmente pueden haber precedido la fecha de la narrativa histórica, lo que claramente implica que la reprensión del vidente fue lo primero que rompió la muda miseria del pecado no arrepentido.

Aunque el salmo es un largo clamor por el perdón y la restauración, uno puede discernir un orden y progresar en sus peticiones: el orden, no de una reproducción artificial de un estado de ánimo mental pasado, sino del orden instintivo en el que la emoción del deseo contrito alguna vez derramarse a sí mismo. En el salmo todo comienza, como todo comienza de hecho, con la base del clamor por favor sobre "Tu bondad amorosa", "la multitud de tus misericordias"; la única súplica que sirve a Dios, cuyo amor es su propio motivo y su propia medida, cuyos actos pasados ​​son la norma de todo su futuro, cuyas compasión, en sus innumerables números, son más que la suma de nuestras transgresiones, aunque sean "Más que los pelos de nuestra cabeza". Comenzando con la misericordia de Dios, el alma penitente puede aprender a mirar a continuación su propio pecado en todos sus aspectos del mal. La profundidad e intensidad de la aversión del yo por el salmista se expresa maravillosamente en sus palabras para su crimen. Habla de sus "transgresiones" y de su "pecado". Mirado de una manera, ve los actos separados de los que había sido culpable: lujuria, fraude, traición, asesinato: mirado en otra, los ve a todos anudados, en una maraña ininteligible de bifurcaciones, siseo, como el Las cerraduras de serpiente que se enrollan y giran alrededor de una cabeza de Gorgona. Ningún pecado mora solo; Los actos separados tienen una raíz común, y el conjunto se enreda como el crecimiento verde en un estanque estancado, de modo que, por cualquier filamento que se agarre, la masa entera se atraiga hacia usted. Y una profunda comprensión de la esencia y el carácter del pecado se encuentra en los sinónimos acumulados. Es "transgresión" o, como podría traducirse la palabra, "rebelión", no el mero incumplimiento de una ley impersonal, no simplemente una infracción de "la constitución de nuestra naturaleza", sino el surgimiento de un sujeto contra su voluntad. Rey verdadero, desobediencia a una persona así como contravención de una norma. Es "iniquidad", perversión o distorsión, una palabra que expresa la misma metáfora que se encuentra en muchos idiomas, es decir, la torcedura como descriptiva de los hechos que se apartan de la línea perfecta del derecho. Es "pecado"es decir, " falta el objetivo de uno"; en el cual la palabra profunda está contenida, la verdad de que todo pecado es un error, disparando a la meta verdadera, si se tiene en cuenta hasta el fin de nuestro ser, y no menos si se tiene en cuenta a nuestra felicidad. Siempre se pierde la marca; y el epitafio podría escribirse sobre todo pecador que busca placer al precio de la justicia, "necio".

Tampoco menos embarazado de significado es el reconocimiento enfático del salmista, "Contra ti, solo he pecado yo". No se contenta con mirar su mal en sí mismo, o en relación con las personas que sufrieron por ello; Él lo piensa en relación con Dios. Había sido culpable de crímenes contra Betsabé y Urías, e incluso el duro soldado al que hizo su herramienta, así como contra todos sus súbditos; pero, por más oscuros que fueran, asumieron su verdadero carácter solo cuando se los discernió como hechos contra Dios.  
Tampoco el salmista se detiene aquí. Él ha reconocido la multiplicidad enredada y la terrible unidad de su maldad, ha visto su carácter más íntimo, ha aprendido a relacionar su acción con Dios; ¿Qué queda por confesar? Se lamenta, y eso no como extenuación (aunque sea una explicación), sino como agravación, la naturaleza pecaminosa en la que había nacido. Las obras procedían de una fuente: una fuente amarga había brotado de esta negrura. Él mismo es malvado, por lo tanto, ha hecho el mal. El pecado es suyo; no impugnará su plena responsabilidad; y sus características de falta declaran la inmundicia interna de la que ha fluido, y esa falta es él mismo. ¿Piensa entonces que es menos culpable? De ninguna manera. Su reconocimiento de una naturaleza malvada es la más profunda de sus confesiones, y no conduce a una paliación de su culpa, sino a un grito a Aquel que solo puede curar la herida interna; y como Él puede purgar las transgresiones, también puede detener su fuente y hacer que sienta que "está curado de esa plaga".

La misma intensidad de sentimiento expresada por el uso de tantas palabras para el pecado se revela también en los sinónimos reiterados para el perdón. La oración viene de sus labios una y otra vez, no porque piense que se le escuchará por sus palabras, sino por la seriedad de su anhelo. Tales repeticiones son signos de la persistencia de la fe, mientras que otras, aunque duran como las oraciones de los sacerdotes de Baal, "desde la mañana hasta el momento del sacrificio vespertino", solo indican la duda del suplicante. David ora para que sus pecados sean "borrados", en cuya petición se conciben como registrados en su contra en los archivos de los cielos; para que él pueda ser "lavado" de ellos, en el cual son concebidos como manchas de suciedad sobre sí mismo, necesitando para su eliminación un fuerte roce y golpeo (porque tal es, Según algunos comentaristas, la fuerza de la palabra); para que pueda ser "limpiado", la palabra técnica para la limpieza sacerdotal del leproso y declararlo libre de la mancha. También, con una recurrencia similar a los símbolos mosaicos, ora para que pueda ser "purgado con hisopo". Hay una patética idoneidad en la petición, ya que no solo los leprosos, sino también los que se habían contaminado por el contacto con un cuerpo muerto, fueron purificados; ¿Y a quién se leía la corrupción como al asesino de Urías? La oración, también, es aún más notable en el original, que emplea un verbo formado de la palabra para "pecado"; "y si en nuestro idioma esa palabra estuviera en uso, podría traducirse: 'Me desharás de mí'. " La palabra técnica para la limpieza sacerdotal del leproso y declararlo libre de la mancha. También, con una recurrencia similar a los símbolos mosaicos, ora para que pueda ser "purgado con hisopo. Hay una patética idoneidad en la petición, ya que no solo los leprosos, sino también los que se habían contaminado por el contacto con un cuerpo muerto, fueron purificados; ¿Y a quién se leía la corrupción como al asesino de Urías? La oración, también, es aún más notable en el original, que emplea un verbo formado de la palabra para "pecado"; "y si en nuestro idioma esa palabra estuviera en uso, podría traducirse: 'Me desharás de mí'.  

En medio de estas confesiones humilladas y gritos de perdón, viene con una fuerza y ​​una belleza maravillosas la oración audaz para la restauración del "gozo y alegría", una indicación seguramente de más que la confianza ordinaria en la plena misericordia de Dios, que borraría toda  consecuencia de su pecado.



Y a continuación hay peticiones para santificación, reiteradas y de muchos lados, como las que han precedido. Tres pares de cláusulas contienen estos, en cada uno de los cuales el segundo miembro de la cláusula solicita la infusión en su espíritu de alguna gracia de Dios, para que pueda poseer un "espíritu firme", "Tu Espíritu Santo", "un espíritu dispuesto”.  Tal vez no sea un accidente que la petición central de los tres sea la que exprese más claramente el pensamiento que todos implican: que el espíritu humano solo puede ser renovado y santificado por la entrada en él de lo Divino. No debemos cometer el anacronismo teológico que se ha aplicado con tan mal efecto en todo el Antiguo Testamento, y supongamos que David quiso decir con esa cláusula central en su oración por la renovación todo lo que queremos decir con eso; pero quiso decir, al menos, que su naturaleza espiritual podía ser hecha para amar la justicia y odiar la iniquidad por ningún otro poder que el que Dios respira sobre ella. Si nos aventuramos a considerar esto como el corazón de la serie, los otros dos a cada lado pueden concebirse como sus consecuencias. Entonces será "un espíritu correcto", o, como la palabra significa, un espíritu inquebrantable, fuerte para resistir, no arrastrado por oleadas de pasión, ni sacudido por terrores de remordimiento, sino calmado, tenaz y resuelto, presionando en el camino de la santidad, e inmóvil con la inmovilidad de aquellos que están enraizados en Dios y en la bondad. Será un espíritu libre o "dispuesto", listo para todo el gozoso servicio de agradecimiento y tan penetrado por el amor de su Dios que se deleitará en hacer su voluntad y llevará la ley caracterizada en los impulsos espontáneos de su voluntad. Naturaleza renovada. No sin un significado profundo, el salmista parece recurrir en su hora de penitencia al trágico destino de su predecesor en la monarquía, a quien, en cuanto a sí mismo, le había sido otorgado por la misma unción, el mismo don del "Espíritu de Dios".   “Recordar cómo el santo crisma se había desvanecido de las cerraduras de cuervo de Saúl mucho antes de que su sangrienta cabeza hubiera sido enviada a las ciudades filisteas para agobiar su venganza, y saber que si Dios era "estricto para marcar la iniquidad", el regalo que se había retirado de Saúl no se continuaría a sí mismo, él ora, no solo como monarca ungido, sino como hombre pecador: "No me quites tu Espíritu Santo". Como antes se había aventurado a pedir el gozo del perdón, ahora aboga una vez más por "el gozo de tu salvación", que viene de la limpieza de la comunión consciente, que había sentido tanto tiempo y tan profundamente, que durante tantos meses le habían estado ocultando las nieblas de su propio pecado. La flotabilidad natural del salmista, la alegría que era una parte inseparable de su religión, y que sonó desde su arpa en muchas horas de peligro, el ancho audaz de sus deseos, basada en la amplitud clara de su fe en el perdón perfecto de Dios, son: todo lo expresado en tal oración de tales labios en ese momento, y bien podemos ser ponderados e imitados por nosotros.
La humilde oración que hemos estado rastreando se eleva antes de que se acerque a un voto de alabanza renovada. Es muy hermoso notar cómo la naturaleza del poeta, así como la conciencia de una función divina, se unen en la resolución que corona el salmo. Para David, ningún homenaje que pudiera llevar a Dios le parecía tan poco indigno, ninguno tan alegre, como la música de su arpa y la melodía de sus canciones; ni una parte de su cargo real era tan elevada en su estimación como su llamado a proclamar con palabras radiantes el nombre del Señor, para que los hombres aprendan a amar. Su primera canción en el exilio se había cerrado con un voto similar. Se había cumplido bien durante muchos años; pero estos últimos meses tristes habían silenciado todos sus elogios. Ahora, cuando la esperanza comienza a brillar sobre él una vez más, la escarcha que había detenido la corriente de su devoción se está derritiendo,

La misma conciencia de pecado, que hemos encontrado en un verso anterior que discierne el verdadero significado de la purificación ceremonial, conduce también al reconocimiento de la insuficiencia de los sacrificios externos, un pensamiento que no es, como algunos críticos modernos lo harían, el producto de la última era del judaísmo, pero aparece ocasionalmente a lo largo de toda la historia, e indica no la fecha, sino la elevación espiritual de su totalidad. David lo coloca en la cima de su salmo, para brillar allí como una piedra de precio. La rica joya que él ha sacado del abismo de la degradación es la verdad que brilla desde su establecimiento aquí durante tres milenios: "Los sacrificios de Dios son un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y contrito, oh Dios, no despreciar ".

Las palabras que siguen, que contienen una oración para la edificación de Sión y una predicción de la ofrenda continua del sacrificio, presentan algunas dificultades. No necesariamente presuponen que Jerusalén está en ruinas; para "Construir los muros" no sería menos apropiada una petición si las fortificaciones no estuvieran terminadas (como sabemos que estaban en la época de David) que si hubieran sido derribadas. Las palabras tampoco contradicen la visión del sacrificio que se acaba de dar, ya que el uso del símbolo y la convicción de su insuficiencia coexistían, de hecho, en cada vida devota, y bien pueden expresarse lado a lado. Pero la transición de emociones tan intensamente personales a la intercesión por Sión parece casi demasiado repentina incluso para una naturaleza tan amplia y cálida como la de David. Si los versos finales son suyos, podemos, de hecho, ve en ellos al rey volviendo a despertar a un sentido de sus responsabilidades, que tanto tiempo había descuidado, primero, en el egoísmo de su corazón, y luego en la mórbida autoabsorción de su remordimiento; y la lección puede ser preciosa que el primer pensamiento de un hombre perdonado debe ser para los demás. Pero hay mucho que decir, por otro lado, a favor de la conjetura de que estos versos son una adición posterior, probablemente después del regreso del cautiverio, cuando los muros de Sión estaban en ruinas, y el altar del templo había sido largo frio Si es así, entonces nuestro salmo, como se desprendió del corazón de David, sería de una sola pieza: un gran chorro de penitencia y fe, comenzando con: "Ten piedad de mí, oh Dios", que termina con la seguridad de la aceptación. y así permanece para todas las edades la carta del espinoso y sin embargo bendito camino que conduce "

El otro salmo del penitente Salmo 32, ya se ha mencionado en relación con los materiales autobiográficos que contiene. Evidentemente es de un período posterior al quincuagésimo primero. No hay lucha en ello; la oración ha sido escuchada, y este es el comienzo del cumplimiento de 'el voto de mostrar la alabanza de Dios. Anteriormente había dicho: "Entonces enseñaré el camino a los transgresores"; aquí dice: "Te instruiré y te enseñaré por el camino que debes seguir". Allí comenzó con el clamoroso clamor de misericordia; Aquí con un estallido de alabanza celebrando la felicidad del penitente indultado. Allí escuchamos los sollozos de un hombre en la misma agonía del abatimiento; Aquí tenemos la historia de su bendita edición. Allí habíamos multiplicado los sinónimos para el pecado y para el perdón que se deseaba; Aquí está el precioso perdón de muchos lados que posee, que corre en varias frases equivalentes. Allí, el punto más alto al que pudo escalar fue la seguridad de que se aceptó un corazón magullado, y que los huesos rotos aún podrían alegrarse. Aquí la primera palabra es de bienaventuranza, y lo más cercano convoca a los justos a la alegría exuberante. El uno es un salmo de lamentos; el otro, para usar sus propias palabras, una "canción de liberación".

¡Qué alegre conciencia de que él mismo es el hombre feliz a quien describe suena en las variaciones melodiosas del pensamiento de perdón en las palabras iniciales! Con cuánta gratitud recurre a los tesoros de esa experiencia reciente, mientras lo presenta como el "quitar" el pecado, como si fuera la remoción de algo sólido, o el levantamiento de una carga de su espalda; y como la "cubierta" del pecado, como si fuera la envoltura de su fealdad en pliegues gruesos que la ocultan para siempre incluso del Ojo que todo lo ve; y como el "no reconocimiento" del pecado, ¡como si fuera la descarga de una deuda! A qué vívido recuerdo de la miseria pasada en el horrible retrato de su impenitente yo, ya mencionado, en el que la mente mora en silencio, mientras que el acompañamiento musical (como lo indica el "selah”) toca alguna discrepancia menor o irritante! ¡Qué nobles y elocuentes son las breves palabras (eco de la narrativa histórica) que dicen el perdón completo y veloz que siguió a la simple confesión, y la eficacia de la música, prolongando el pensamiento y regocijándose en el perdón! ¡Qué seguro está de que su experiencia tiene un valor inestimable para el mundo para siempre, cuando ve en su absolución un motivo que atraerá a todos los piadosos más cerca de su Ayudante en el cielo! Qué lleno de alabanza tiene su corazón, que no puede sino regresar a su propia historia, y regocijarse en Dios por su escondite, cuyo maravilloso amor pasado le asegura que en el futuro las canciones de liberación lo rodearán, y todo su camino se engloba con la música de alabanza.    
Así termina la parte más personal del salmo. Sigue una porción más didáctica, la generalización de eso. Posiblemente la voz que ahora habla es más alta que la de David. "Te instruiré y te enseñaré por el camino que irás. Te guiaré con el ojo mío", apenas suena como palabras que deben entenderse como habladas por él. Son la promesa del cielo de una enseñanza suave para el hombre perdonado, que no instruirá con ninguna severidad, sino con una escuela paciente; lo que no se dirigirá por una autoridad severa, sino por esa mirada amorosa que es suficiente para los que aman, y es demasiado sutil y delicado para ser percibido por cualquier otro. Una dirección tan amable no es solo para el salmista, sino que necesita un espíritu en armonía con Dios para entenderlo. Para otros no puede haber nada más alto que la mera fuerza, la disciplina del dolor, la brida en la boca dura, el látigo para la espalda rígida. La elección de todos los hombres es a través de la penitencia y el perdón para elevarse a la verdadera posición de los hombres, capaces de recibir y obedecer una guía espiritual, que apela al corazón, y somete suavemente la voluntad, o por la obstinada impenitencia para caer al nivel de Brutos, que solo pueden ser sostenidos por un chaleco y conducidos por un látigo. Y debido a que esta es la alternativa, por lo tanto, "muchos dolores serán para los impíos, pero el que confía en el Señor, la misericordia lo rodeará". o por la obstinada impenitencia de caer al nivel de los brutos, que solo puede ser sostenido por un cabestro e impulsado por un azote. Y debido a que esta es la alternativa, por lo tanto, "muchos dolores serán para los impíos, pero el que confía en el Señor, la misericordia lo rodeará". o por la obstinada impenitencia de caer al nivel de los brutos, que solo puede ser sostenido por un cabestro e impulsado por un azote. Y debido a que esta es la alternativa, por lo tanto, "muchos dolores serán para los impíos, pero el que confía en el Señor, la misericordia lo rodeará".

Y luego el salmo termina con un gran grito de alegría, tres veces reiterado, como la voz de un heraldo en algún día festivo de una nación: "¡Alégrate en Jehová! ¡Salta con alegría, oh justos! Y grita alegremente, ¡todo recto! ¡En el corazón!"

Tal es el fin de los sollozos del penitente.

¿CANSAMOS A DIOS? ¿CÓMO?




Malaquías 2:17  Habéis hecho cansar al SEÑOR con vuestras palabras. Y diréis: ¿En qué le hemos cansado? Cuando decís: Cualquiera que mal hace agrada al SEÑOR, y en los tales toma contentamiento; de otra manera, ¿dónde está el Dios de juicio?

         El profeta se hace eco de las quejas de sus compatriotas respecto de la conducta de Dios, que permite que los impíos prosperen en esta vida, como si tuviera complacencia en ellos: Sois pesados en vuestras palabras, en decir: El que hace el mal es grato a Dios. Creen que Dios no es justo bendiciendo a los pecadores.
  Tenga en cuenta que aquellos que serían guardados del pecado deben prestar atención a sus espíritus, porque allí comienza todo pecado; deben mantener sus corazones con toda diligencia, deben mantener un ojo celoso sobre ellos y una mano estricta, y deben velar contra los primeros levantamientos del pecado allí. Actuaremos como somos espirituales; y por lo tanto, para que podamos regular nuestras acciones, debemos considerar de qué tipo de espíritu somos; debemos prestar atención a nuestros espíritus con referencia a nuestras relaciones particulares, y ver que estamos correctamente afectados por ellos y ser de buen humor, porque de lo contrario estaremos en peligro de tratar de forma traicionera. Si nuestros propios corazones tratan con nosotros de manera traicionera, ¿con quiénes no tratarán de forma traicionera?
 Observe cuán corruptos eran sus principios, a los que se debían todas estas prácticas corruptas.   Has cansado al Señor con tus palabras. Pensaron en evadir las convicciones de la palabra, y justificarse a sí mismos por medio de los procedimientos de Dios; pero su defensa fue su ofensa, y su reivindicación de sí mismos fue la agravación de su crimen; ofendieron al Señor con sus palabras, y las repitieron tan a menudo, y persistieron tanto tiempo en sus contradicciones, que incluso lo cansaron;  Isa. 7:13. Lo hicieron cansar de hacerlos bien como lo había hecho, y detuvieron la corriente de sus favores; o lo representaron como cansado de gobernar el mundo, y dispuestos a dejarlo y dejar de lado su cuidado. Tenga en cuenta que incluso a Dios mismo le resulta molesto escuchar a la gente insistir en su propia justificación en sus prácticas corruptas y perversas, y defender sus principios ateos para defenderlos. Pero, como si Dios, por su profeta, los hubiera hecho mal, vea cuán impúdicamente preguntan: ¿Dónde lo hemos cansado?¿Cuáles son esas palabras fastidiosas con las que lo hemos cansado? Tenga en cuenta que las palabras pecaminosas son más ofensivas para el Dios del cielo de lo que comúnmente se cree que son. Pero Dios tiene sus pruebas listas; dos cosas que habían dicho, al menos en sus corazones (y los pensamientos son palabras para Dios), con las cuales lo habían cansado:
 1. Le habían negado que fuera un Dios santo, y habían afirmado eso con respecto a él que es directamente contrario a la doctrina de su santidad. Como es un Dios santo, odia el pecado, es de ojos más puros que contemplarlo, y no puede soportar mirarlo, Hab. 1:13. Él no es un Dios que se complace en la maldad, Ps. 5: 4. Y, sin embargo, tuvieron el descaro de decir, en directa contradicción con esto, cada uno que El mal es bueno a los ojos del Señor, y él se deleita en ellos. Esta inferencia perversa se basaron, sin ninguna razón, en la prosperidad de los pecadores en sus cursos pecaminosos, como si el amor de Dios o el odio fueran conocidos por lo que tenemos ante nosotros, y estos deben ser concluidos. Bien ante los ojos de Jehová que son ricos en el mundo. O esto lo decían porque deseaban que fuera así; estaban decididos a hacer el mal y, sin embargo, a sentirse bien ante los ojos del Señor y creer que él se deleitaba en ellos, a pesar de; y, por lo tanto, con el pretexto de hacer que Dios no sea tan severo como lo representaban comúnmente, dijeron que lo tendrían, y pensaron que él era uno de ellos. Tenga en cuenta que aquellos que piensan que Dios es un amigo para pecar lo enfrentan y se engañan a sí mismos.

2. Le habían negado que fuera el gobernador justo del mundo. Si él no se deleitaba con el pecado y los pecadores, sin embargo, les serviría creer que nunca los castigaría a ellos ni a ellos. Dijeron: "¿Dónde está el Dios del juicio? Ese Dios que, como se nos ha dicho con tanta frecuencia, nos llamaría a una cuenta y nos contaría por lo que hemos dicho y hecho: ¿dónde está él? Ha abandonado la tierra, y no se da cuenta de lo que se dice y se hace allí; él ha dicho que llegará a juicio;¿Pero dónde está la promesa de su venida? Podemos hacer lo que queramos; él no nos ve, ni nos mirará a nosotros ''. Es un desafío para el Juez de toda la tierra, como un desafío a su justicia y, en efecto, lo desafía a hacer lo peor. Tales burladores como los que hubo en los últimos días de la iglesia judía, y los que habrá en los últimos días de la iglesia cristiana; pero su incredulidad no hará que la promesa de Dios no tenga ningún efecto; porque vendrá el día del Señor. He aquí, el juez está delante de la puerta; El Dios del juicio está cerca.
 Los tiempos parecen demasiado penosos para los fieles a la Ley de Dios, pues los prevaricadores que tienen relaciones con los extranjeros son los que triunfan en la vida, mientras que los buenos perecen de miseria. En efecto, después de la repatriación, la situación de los judíos fieles a su Dios fue en extremo penosa. Los judíos escépticos de aquel día dijeron virtualmente que Dios se deleitaba en los malhechores (infiriendo esto de la prosperidad de los paganos de alrededor, mientras que ellos, los judíos, comparativamente no eran prósperos; olvidando que su atención a los deberes menores y externos no compensaban su descuido de los deberes más graves de la ley; por ejemplo, la obligación que tenían hacia sus esposas, tratada arriba; o si no se deleita Dios así. ¿Dónde está (la prueba de que él sea) el Dios de juicio? A esto la respuesta es: “El Señor a quien vosotros buscáis, y quien como mensajero del pacto (o sea, el divino ratificador del pacto de Dios con Israel) a quien vosotros deseáis (pensando que él restaurará a Israel a su propio lugar como la primera de las naciones), repentinamente vendrá,” no como restaurador temporal de Israel, sino como un Juez consumidor contra Jerusalén. Dios estaba cansado de la forma cínica en la que el pueblo distorsionaba sus verdades. El castigaría a los que insistían que cuando Dios guardaba silencio, esto significaba que apoyaba sus acciones. También castigaría a los que de manera despreocupada profesaran una fe falsa. El Dios de Israel dijo que Él odiaba eliminar. Aquellos que serán resguardados del pecado deben tener cuidado de sus espíritus pues ahí empieza todo pecado. Los hombres hallarán que su mala conducta en sus familias brota del egoísmo que no toma en cuenta el bienestar y la dicha de los demás, cuando se opone a sus propias pasiones y fantasías.
Cansador para Dios es oír que la gente justifica sus malas costumbres. Los que piensan que Dios puede ser amigo del pecado, lo insultan y se engañan. Los burladores dijeron: ¿Dónde está el Dios del juicio? Pero el día del Señor llegará. Así será el escepticismo reinante antes de la segunda venida de Cristo. Él entonces vendrá repentina e inesperadamente, también como Juez consumidor para los incrédulos (2Pedro_3:3-4) Entonces, también, ellos fingirán buscar su venida, mientras que en realidad lo negarán.

¡Maranata!

29 Octubre. Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia



  Hechos 17; 32
Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.

         Pablo termina donde comenzó, hablando de Jesús y la resurrección.
Parece que Pablo no tuvo la oportunidad de presentar las "pruebas indubitables" de la resurrección de Jesucristo.  Apenas estaba llegando al corazón de su tema cuando dejaron de escuchar. Le habían escuchado aunque denunciaba la idolatría; esto indica que su "religión" era muy superficial. Eran muy "religiosos" (tenían muchísimas imágenes, estatuas, etc.), pero tenían muy poca fe en sus "demonios".
Sin embargo, siendo materialistas (como los saduceos), tenían mucho celo por su filosofía que negaba el estado futuro. Así es que reaccionaron inmediatamente al oír la palabra "resurrección" porque eso afectó su opinión predilecta, su prejuicio fuerte, su partido personal.
Negaban la inmortalidad del alma; decían que el alma es material y que cuando el hombre muere su alma queda aniquilada. Desde luego, decían que después de la muerte no hay recompensa ni castigo. Para los griegos el cuerpo era el enemigo (la cárcel) del espíritu. Por eso, no querían saber nada de la resurrección del cuerpo.
Los "testigos" del Atalaya también son materialistas; su tema predilecto es que al morir el hombre, muere también su alma y espíritu. También les gusta mucho argumentar que la tierra es eterna, otra vez demostrando su actitud materialista.
La mayoría de la gente de este mundo tiene su "hasta aquí" en cuanto a escuchar la palabra de Dios. Hch_7:51-54, los judíos escucharon a Esteban hasta que les reprendió por su dureza de corazón; Hechos 22:22, "le oyeron hasta esta palabra" (la resurrección). Muchos "evangélicos" escucharán hasta que se mencione la necesidad del bautismo; algunos hermanos escucharán hasta que se predique sobre la ofrenda, o sobre el divorcio y segundas nupcias, o sobre las instituciones de la iglesia; hay hermanas que escucharán hasta que se predique sobre la modestia o hasta que se condene la obra diabólica de las feministas.

Hechos 17; 34
Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

   Parecería que, en general, Pablo tuvo menos éxito en Atenas que en ningún otro sitio. Era típico de los atenienses que lo único que querían era hablar; no querían actuar, ni casi llegar a ninguna conclusión. Les atraían las acrobacias mentales y el estímulo del paseo intelectual sin compromiso.
Hubo tres reacciones principales:
(a) Algunos se burlaron. Les divertía la apasionada seriedad de aquel extraño judío. Se puede reducir la vida a un chiste; pero los que lo hagan se darán cuenta tarde de que lo que tomaron por comedia termina en tragedia.
 (b) Algunos aplazaron la decisión. El día más peligroso es cuando uno se da cuenta de lo fácil que es dejar las cosas para mañana.
 (c) Algunos creyeron. El prudente se da cuenta de que es de locos rechazar lo que Dios ofrece generosamente.
Se dan los nombres de dos convertidos. Uno fue Dionisio el Areopagita. Como ya se ha dicho, el Areópago estaba formado por no más de treinta personas; así que Dionisio debe de haber formado parte de la aristocracia intelectual de Atenas. La otra persona que se convirtió fue Dámaris. La posición de una mujer en Atenas era muy restringida. Es dudoso que una mujer respetable se encontrara en la plaza del mercado, y menos en el Areópago. Es probable que se tratara de una conversión de una vida de vergüenza a una vida gloriosa y auténtica. Aquí tendríamos otro ejemplo de cómo llega la invitación del Evangelio a todas las clases y condiciones de hombres y mujeres.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!