} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 09/01/2015 - 10/01/2015

sábado, 26 de septiembre de 2015

GÉNESIS 1; 6- 9



Gen 1:6  Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.  7  E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.  8  Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.  9  Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
  

La "expansión en medio de las aguas" era una separación entre el mar y el vaho del cielo.

Defenición de Expansión: firmamento; cosa extendida a fuerza de golpear, como un plato de metal; nombre dado a la atmósfera por su apariencia al observador de ser una bóveda de cielo, que sostenía el peso de las nubes acuosas.

La tierra cubierta por las aguas parece que estaba rodeada de vapor. Dios usó la expansión, el espacio entre la superficie y las nubes, para separar las dos «aguas», creando una acumulación masiva de vapor en las alturas. Estas aguas que estaban sobre la expansión creaban un protector «efecto de invernadero» sobre la tierra de ese período. El tercer día marcó la aparición de la tierra al definirse el límite (Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar) de los Mares.

Por la creación de una atmósfera, las partes más livianas de las aguas que cubrían la superficie de la tierra, fueron absorbidas para arriba y suspendidas en los cielos visibles, mientras la masa grande y más pesada quedaba abajo. El aire entonces estaba “en medio de las aguas”, es decir, las separaba; y como éste era el uso aparente del aire, es el único mencionado, aunque la atmósfera sirve para otros usos, como medio de vida y luz.
La tierra estaba desolada, pero por una palabra se llenó de las riquezas de Dios, que todavía son suyas. Aunque se permite al hombre su uso, son de Dios y para su servicio y honor deben usarse. La tierra, a su mandato, produce pasto, hierbas y frutos. Dios debe tener la gloria de todo el provecho que recibimos del producto de la tierra. Si tenemos interés en Él, que es la Fuente, por la gracia, nos regocijaríamos en Él cuando se secan los arroyos temporales de la misericordia.
El mundo había de ser una esfera terráquea, y esto se efectuó por una convulsión volcánica en su superficie, solevantando algunas partes, y hundiendo otras, y la formación de grandes huecos en los cuales las aguas se lanzaron impetuosamente, como se describe tan gráficamente. (Salmos 104:6-9  Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.  7  A tu reprensión huyeron;  Al sonido de tu trueno se apresuraron; 8  Subieron los montes, descendieron los valles,  Al lugar que tú les fundaste.  9  Les pusiste término, el cual no traspasarán,  Ni volverán a cubrir la tierra.). Así una buena parte de la tierra quedó como “la seca”, y así también fueron formados los océanos, mares, lagos y ríos que, teniendo todos sus propios lechos o canales, están unidos con el mar (Job 38:8 – 11  ¿Quién encerró con puertas el mar,  Cuando se derramaba saliéndose de su seno,  9  Cuando puse yo nubes por vestidura suya,  Y por su faja oscuridad, 10  Y establecí sobre él mi decreto, Le puse puertas y cerrojo, 11  Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante,  Y ahí parará el orgullo de tus olas? ; Eclesiastés 1:7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo).



viernes, 25 de septiembre de 2015

GÉNESIS 1; 3-5


Génesis 1; 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4  Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5  Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

Dijo Dios: Sea la luz; Él la quiso, e inmediatamente hubo luz. ¡Qué poder el de la Palabra de Dios! En la nueva creación, lo primero que se lleva al alma es la luz: el bendito Espíritu obra en la voluntad y en los afectos iluminando el entendimiento. Quienes por el pecado eramos tinieblas, por gracia nos convertimos en luz en el Señor. Las tinieblas hubieran estado siempre sobre el hombre caído si el Hijo de Dios no hubiera venido para darnos entendimiento, 1 Juan 5;20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.  La luz que Dios quiso, la aprobó. Dios separó la luz de las tinieblas, pues, ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? En los cielos hay perfecta luz y ningunas tinieblas; en el infierno, la oscuridad es absoluta y no hay un rayo de luz. El día y la noche son del Señor; usemos ambos para su honra: cada día en el trabajo para Él y descansando en Él cada noche. Meditando día y noche en su palabra, para ser transformados por su Espíritu en el proceso de santificación diaria. Seamos obedientes; llevemos a la acción sus enseñanzas para que Dios se goce cuando somos hijos fieles e integros en nuestra manera de vivir. Dios recibe con grato olor de gloria las manifestaciones fieles de nuestra vida.
 Dios creó al mundo de una manera ordenada (no creó las plantas antes que la luz); y creó al hombre y a la mujer como seres singulares capaces de comunicarse con El. Ninguna otra parte de la creación puede reclamar ese maravilloso privilegio. Dios creó el mundo tal cual quiso hacerlo.
Sea que el sol fuera creado al mismo tiempo que la tierra, o mucho antes, la densa acumulación de neblinas y vapores que envolvía el caos, había cubierto nuestra esfera con una obscuridad absoluta. Pero por el mandato de Dios, la luz se hizo visible; las grandes nubes lóbregas fueron disipadas, rotas o enrarecidas, de modo que la luz se difundió sobre la expansión de aguas. Moisés calcula, según la usanza oriental, de puesta de sol a puesta de sol, y por lo tanto no dice “día y noche” como nosotros, sino “la tarde y la mañana.”Se refiere a la alternación o sucesión de la una a la otra, producida por la rotación diaria de la tierra sobre su eje.

Entonces dijo Dios. La creación por decreto es una directa expresión del poder soberano de Dios: Salmos 33:6–9 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,  Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.  7  El junta como montón las aguas del mar;  El pone en depósitos los abismos.  8  Tema a Jehová toda la tierra;  Teman delante de él todos los habitantes del mundo.  9  Porque él dijo, y fue hecho.
 El mandó, y existió: Salmos 148:3–5 Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.  4  Alabadle, cielos de los cielos,  Y las aguas que están sobre los cielos. 5  Alaben el nombre de Jehová;  Porque él mandó, y fueron creados.
  Hebreos 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
 2 Pedro 3:5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste.

“Sea la luz”. La luz simboliza vida, y bendición y está vinculada con el carácter de Dios mismo: Salmos 104:2 El que se cubre de luz como de vestidura,
 Que extiende los cielos como una cortina,
  Isaias 60:1–3 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.  2  Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.  3  Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.

Aún no han sido creados el sol, la luna ni las estrellas y esta luz irradia de Dios mismo: Salmos 56:13 Porque has librado mi alma de la muerte,  Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven
 Isaias 60:19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
  1 Juan 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
 Ap0calipsis 22:5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
  Cristo es luz: Mateo 4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
 Y a los asentados en región de sombra de muerte,  Luz les resplandeció
 Juan 8:12  Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 12:35-36 Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.  36  Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.


Curiosidad: ¿Cuánto tiempo se tardó en descubrir el movimiento de rotación de la tierra? Moisés ya lo describía en el Génesis hace 5700 años.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

GÉNESIS 1;2

Génesis 1:2  Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

La Palabra de Dios en la Biblia nos enseña que al principio nada deseable había para ver, pues el mundo estaba informe y vacío; era confusión y desolación. Creo entender que  la creación inicial  fuera alterada posiblemente a causa de la caída de Lucifer. (Isaias 14:12  ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13  Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;  14  sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.  15  Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.)
 En manera similar, la obra de la gracia en el alma es una nueva creación: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de nuevo, hay desorden, confusión y toda mala obra: está vacía de todo bien porque está sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas. Este es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia, la luz, del Todopoderoso efectúa en nosotros un cambio.

La imagen del Espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas es similar a un pájaro que protege a sus polluelos (Isaias 31:5  Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando). El Espíritu de Dios estaba activamente involucrado en la creación del mundo (Job 33:4  El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.; Salmo  104:30  Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.)  Su cuidado y protección siguen estando activos.
Habiendo sido convulsionado este globo terráqueo, en algún período desconocido, era una extensión desolada, obscura y anegada, hasta que, de entre este estado caótico, surgió la actual estructura del mundo. El Espíritu de Dios se movía desvela que continuaba cubriéndola, como hace el ave empollando los huevos. La acción inmediata del Espíritu, obrando sobre los elementos muertos y discordantes, los combinaba, arreglaba y preparaba adaptándolos para ser la escena de una creación nueva  Isaias 45:18  Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.

La Biblia nos  informa aquí de las consecuencias del primer acto creador de Dios: la tierra estaba desordenada, carente del orden que reinaría en ella cuando se completara el mandato de Dios y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, una referencia adicional a la ausencia del orden y la belleza que aparecerían dentro de seis días. Ambas afirmaciones revelan que la creación constituyó un reflejo del proceso normal utilizado por Dios para introducir el orden en el caos. El abismo es el océano primitivo que se hallaba bajo la tierra (Génesis 7:11  El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas). 
Se movía connota algo que no permanece estacionario. El Espíritu Santo es el “brazo ejecutivo” de la Trinidad, por lo que se mantenía activo mientras Dios pronunciaba cada una de sus palabras.



martes, 22 de septiembre de 2015

CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA


                                  
 Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  


Este primer versículo es una introducción general al tomo inspirado, que declara la grande e importante verdad de que todas las cosas tuvieron su principio: que nada por toda la ancha extensión de la Naturaleza existía desde la eternidad, ni se originó por la suerte ni por la pericia de algún agente inferior; sino que todo el universo fuE producido por el poder creador de Dios.
La simple afirmación de que Dios creó los cielos y la tierra es uno de los conceptos más desafiantes que enfrenta la mente moderna. La grandiosa galaxia en la que vivimos gira a la increíble velocidad de 784.000 km por hora. Pero incluso a esta velocidad vertiginosa, nuestra galaxia igualmente necesita 200 millones de años para hacer una rotación. Y existen más de 1000 millones de galaxias como la nuestra.
Estas cifras funden los fusibles de mi mente finita.
Algunos científicos dicen que el número de estrellas que hay en la creación es igual a todos los granos de todas las arenas de todas las playas del mundo. Aun así este complejo mar de estrellas giratorias funciona con un orden y una eficiencia sorprendentes. Decir que el universo "sólo apareció" o "evolucionó" requiere mucha más fe que creer que Dios está detrás de todas estas estadísticas asombrosas. Ciertamente Dios ha creado un universo maravilloso.
Dios no necesitaba crear el universo; El decidió crearlo. ¿Por qué? Dios es amor y el amor se expresa mejor hacia algo o hacia alguien, así que Dios creó al mundo y a la gente como una expresión de su amor. Debemos evitar reducir la creación de Dios a términos meramente científicos. Recordemos que Dios creó el universo porque ama a cada uno de nosotros.

  La historia de la creación nos enseña mucho acerca de Dios y de nosotros mismos. Primero, aprendemos acerca de Dios: El es creativo;   como Creador es diferente a su creación;   El es eterno y controla al mundo. También aprendemos de nosotros mismos:   ya que Dios decidió crearnos, somos valiosos ante sus ojos;   somos más importantes que los animales.  

  ¿Exactamente cómo creó Dios al mundo? Este sigue siendo un asunto de gran debate. Algunos dicen que hubo una repentina explosión y el universo apareció. Otros dicen que Dios inició el proceso y que el universo evolucionó a lo largo de miles de millones de años. Casi cualquier religión antigua cuenta con su propia historia para explicar cómo llegó a ser el mundo. Y casi todos los científicos tienen una opinión sobre el origen del universo. Pero sólo la Biblia muestra un Dios supremo que creó la tierra por su gran amor y que dio a toda la gente un lugar especial en él. Nunca sabremos todas las respuestas de cómo Dios creó al mundo. Pero la Biblia nos dice que Dios sí lo creó. Este hecho por sí solo  nos da a los nacidos de nuevo, valor y dignidad.
  



LIMPIOS POR LA SANGRE DE CRISTO



1 Juan 1:7  pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Isaias 53:12  Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

¿De qué forma la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado? En la época del Antiguo Testamento, los creyentes simbólicamente transferían sus pecados a la cabeza de un animal, que después se sacrificaba. El animal moría en su lugar, redimiéndolos del pecado y permitiéndoles que siguieran viviendo en el favor de Dios. La gracia de Dios los perdonaba por su confianza en El y por haber obedecido los mandamientos en cuanto al sacrificio. Esos sacrificios anunciaban el día en que Cristo quitaría por completo los pecados. Una verdadera limpieza del pecado vino por medio de Jesucristo, el "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". El pecado, por su propia naturaleza, trae consigo muerte. Ese es un hecho tan cierto como la ley de la gravedad. Jesucristo no murió por sus propios pecados; no los tenía. En su lugar, por una transacción que nunca lograremos entender totalmente, murió por los pecados del mundo. Cuando le entregamos nuestra vida a Cristo y nos identificamos con El, su muerte llega a ser nuestra. Descubrimos que de antemano pagó el castigo de nuestros pecados; su sangre nos ha limpiado. Así como resucitó del sepulcro, resucitamos a una nueva vida de comunión con El. La sangre de Cristo es el medio de purificación, por el cual, gradualmente, estando ya justificados y en comunión con Dios, llegamos a ser limpios de los pecados que estorbarían nuestra comunión con Dios. Confesemos honestamente todos nuestros pecados en su plena magnitud, confiando totalmente en su misericordia y verdad por medio de la justicia de Cristo, para un perdón libre y completo y por nuestra liberación del poder y la práctica del pecado.

Recuerdo una frase que leí siendo joven de Agustín de Hipona que dice así: “Si te confiesas como pecador, la verdad está en ti; porque la verdad misma es luz. Aun no ha llegado tu vida a ser perfectamente luz, pues aún hay pecados en ti, pero con todo ya comenzaste a ser iluminado, porque hay en ti confesión de pecados.”

Confesar nuestra necesidad de limpieza del pecado presente es esencial para poder “andar en la luz;” tanto es la presencia de algún pecado incompatible, en la realidad, con nuestro “andar en la luz.” Pero el creyente odia el pecado, lo confiesa, y anhela ser librado de todo pecado, que es oscuridad. “Los que defienden sus pecados, verán en el día grande si los pueden defender.”
No podemos engañar a Dios; sólo nos hacemos a nosotros mismos errar de la senda recta. La verdadera fe. “La verdad respecto a la santidad de Dios y a nuestra pecaminosidad, que es la misma chispa primera de la luz para nosotros, no tiene cabida en nosotros.”
Nuestro caminar en la luz es una prueba de la comunión con Dios, debido a que la vida en su compañía es una constante limpieza de pecados por la sangre de Jesucristo. También involucra la relación de unos con otros, lo cual indica que caminar “en la luz” es vivir responsablemente tanto ante Dios como ante los seres humanos.

Te invito a que sigas leyendo esta reflexión dominical, y ojalá sea de bendición para tu vida, para acercarte, si no lo estás, a Jesucristo y lo aceptes como único y suficiente Señor y Salvador. Entonces comenzarás a vivir de verdad, la única vida que merece la pena la que ofrece la fe en Cristo.


¡Ven y ve cómo Cristo nos amó! Nosotros no lo pusimos en nuestro lugar; Él se puso a sí mismo. Así quitó el pecado del mundo al llevarlo sobre sí. Se sometió a la muerte, que para nosotros es la paga del pecado.
Fijaos en las gracias y las glorias de su estado de exaltación. Cristo no encarga el cuidado de su familia a ningún otro. Los propósitos de Dios tendrán efecto. Prosperará lo que se emprenda conforme al beneplácito de Dios. Él se ocupará de cumplirlo en la conversión y salvación de los pecadores. Hay muchos a quienes Cristo justifica; muchos por quienes dio su vida como rescate. Por fe somos justificados; así, Dios es más glorificado, la libre gracia se promueve, el yo es abatido y nuestra felicidad asegurada. Debemos conocerle y creer en quien llevó nuestros pecados y nos salvó de hundirnos bajo la carga llevándola sobre sí.
El pecado y Satanás, la muerte y el infierno, el mundo y la carne, son los enemigos poderosos que Él venció. Lo que Dios preparó para el Redentor, ciertamente Él lo poseerá. Cuando cautivó a la cautividad, recibió dones para los hombres, para que pudiera dar dones a los hombres.
Mientras repasamos los sufrimientos del Hijo de Dios, recordemos nuestro largo catálogo de transgresiones y considerémosle sufriendo bajo el peso de nuestra culpa.   Nosotros somos la adquisición de su sangre, y los monumentos de su gracia; por esto Él continuamente intercede y prevalece destruyendo las obras del diablo.
El Mesías sufrió por nuestro bien, llevando nuestros pecados para hacernos aceptos a Dios. ¿Qué podemos decir ante tanto amor? ¿Cómo le responderemos a El?




¿QUÉ BUSCAMOS EN JESÚS?



Juan 1:38  Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39  Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.

El evangelio es una palabra de gracia que suena en nuestros oídos. El día del evangelio es un día de salvación, el medio de gracia es el medio de salvación, el ofrecimiento del evangelio es la oferta de la salvación, y la época presente es el tiempo apropiado para aceptar tales ofrecimientos. El mañana no es nuestro: no sabemos qué será mañana ni dónde estaremos. Ahora disfrutamos un día de gracia; entonces, seamos cuidadosos para no rechazarlo. Dios ofrece salvación a todo el mundo. Mucha gente aplaza su decisión por Cristo, pensando que vendrán tiempos mejores, pero pueden perder la oportunidad para siempre. No hay tiempo como el presente para recibir el perdón de Dios.
  Si estás leyendo esta reflexión, no permitas que cualquier cosa te dificulte venir a Cristo. El evangelio mejora la condición de hasta el más mísero cuando es predicado fielmente y recibido por completo. “El tiempo aceptable” para recibir la gracia de Dios es ahora.

El argumento más fuerte y dominante de nuestra alma vivificada para seguir a Cristo es que Él es el único que quita el pecado. Cualquiera sea la comunión que haya entre nuestras almas y Cristo, Él es quien empieza la conversación. Preguntó, ¿qué buscáis? La pregunta que les hace Jesús es la que debiéramos hacernos todos cuando empezamos a seguirle, ¿qué queremos y qué deseamos? Al seguir a Cristo, ¿buscamos el favor de Dios y la vida eterna? Nos invita a acudir sin demora. Ahora es el tiempo aceptable. Bueno es para nosotros estar donde esté Cristo, dondequiera que sea.
Debemos trabajar por el bienestar espiritual de nuestros parientes, y procurar llevarlos a Él. Los que vamos a Cristo debemos ir con la resolución fija de ser firmes y constantes en Él, como piedra, sólida y firme; y es por su gracia que somos así.

Seguir a Jesús no es suficiente: debemos seguirle por las razones debidas. Seguirle por nuestros fines es pedir a Cristo que nos siga, que se ajuste a nosotros para edificar nuestra causa, no la suya. Debemos examinar nuestros motivos para servirle. ¿Buscamos su gloria o la nuestra?



¿QUÉ ENTRA POR NUESTROS SENTIDOS?



Filipenses 4:8  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Colosenses 3:5  Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

Debemos andar en todo los caminos de la virtud y permanecer en ellos; entonces, sea que nuestra alabanza sea o no de los hombres, será de Dios.  La manera de tener al Dios de paz con nosotros es mantenernos dedicados a nuestro deber, servirle a El, por medio de la obediencia a su Palabra. Todos nuestros privilegios y la salvación proceden de la Misericordia gratuita de Dios, pero el goce de ellos depende de nuestra conducta santa y sincera. Estas son obras de Dios, pertenecientes a Dios, y a Él solo se deben atribuir y a nadie más, ni hombres, ni palabras ni obras
Lo que dejamos entrar en nuestras mentes determina lo que expresamos con las palabras y acciones. Pablo nos dice que llenemos nuestras mentes con pensamientos verdaderos, honesto, justos, puros, amables, de buen nombre, virtud, dignidad y alabanza.
“Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos”

¿Tenemos  problemas con pensamientos impuros y sueños ilusorios?
Examinemos lo que estamos dejando entrar en nuestra mente a través de la televisión, los libros, la conversación, las películas y las revistas. Reemplacemos los materiales dañinos con materiales útiles. Sobre todo, leamos la Palabra de Dios y oremos. Pidamosle a El que nos ayude a concentrarnos en lo que es bueno y puro. Requiere práctica, pero puede lograrse; el compromiso, la disciplina diaria y el hábito diario, con la ayuda del Señor nos conducirá  seguros.

  No es suficiente escuchar o leer la Palabra de Dios, ni incluso conocerla bien. Debemos también ponerla en práctica. Qué fácil es escuchar un sermón y olvidarnos de lo que dijo el predicador. Qué fácil es leer la Biblia y no pensar en cómo vivir de una manera diferente. Qué fácil es discutir lo que significa un pasaje y no vivir su significado. Exponernos a la Palabra de Dios no es suficiente. Ella nos debe conducir a la obediencia.

 Es nuestro deber mortificar nuestros miembros que se inclinan a las cosas de este mundo. Mortificarlos, matarlos, suprimirlos, como malezas o gusanos que se desparraman y destruyen todo a su alrededor. Así como las ramas enfermas de un árbol, las malas prácticas deben ser cortadas antes de que nos destruyan. Debemos hacer cada día una decisión concienzuda para quitar cualquier cosa que sostenga o alimente estos deseos y depender del poder del Espíritu Santo. Debemos oponernos continuamente a todas las obras corruptas sin hacer provisión para los placeres carnales. Debemos evitar las ocasiones de pecar: la concupiscencia de la carne, y el amor al mundo; y la codicia que es idolatría; el amor del bien actual y los placeres externos.
Es necesario mortificar los pecados porque si no los matamos, ellos nos matarán a nosotros. El evangelio cambia las facultades superiores e inferiores del alma, y sostiene la regla de la recta razón y de la conciencia por sobre el apetito y la pasión.
Ahora no hay diferencia de país, de condición o de circunstancia de vida. Es deber de cada uno ser santo, porque Cristo es el Todo del cristiano, su único Señor y Salvador, y toda su esperanza y felicidad.
Centrar el interés y las aspiraciones en lo celestial implica despojarse de determinados vicios y cultivar ciertas virtudes. Los pecados de indulgencia con la sensualidad; las actitudes erróneas;  el lenguaje deshonesto y los prejuicios de la mente deben morir en nosotros de una vez por todas. Cristo debe gobernar y convertirse en el centro de las relaciones y el culto de los hijos de Dios.






jueves, 17 de septiembre de 2015

NUEVOS EN CRISTO POR LA GRACIA DE DIOS

Juan 1:12  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Romanos 8:17  Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.                                                 

La salvación no es una habilidad o poder inherente al ser humano, sino que es un privilegio otorgado por Dios gratuitamente. El nuevo nacimiento no acontece por descendencia física, esfuerzo o voluntad humanos, sino a través del poder de Dios.
Todos los que aceptamos a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas renacemos espiritualmente y recibimos nueva vida de Dios. A través de la fe en Cristo, este nuevo nacimiento nos cambia desde adentro, reacondicionando nuestras actitudes, deseos y motivos. El nacimiento hace que uno esté vivo físicamente y permite ser parte de la familia. Al nacer de Dios, formamos parte de su familia. Esta frase describe la naturaleza y el carácter de los que nacemos en la familia de Dios por creer en Cristo.
Si estás leyendo esta meditación matutina, te pregunto ¿Has pedido que Cristo te haga una nueva persona? Este nuevo comienzo está a disposición de todo aquel que cree en Cristo.
Nada revela con mayor plenitud las tinieblas de la mente de los hombres que cuando aparece la Luz de Cristo por medio de la Palabra de Dios en la Biblia.. Cristo es la Luz verdadera; esa gran Luz que merece ser llamada así. Por su Espíritu y gracia ilumina a todos los que estamos iluminados para salvación; y los que no están iluminados por Él, perecen en las tinieblas. Cristo estuvo en el mundo cuando asumió nuestra naturaleza y habitó entre nosotros. El Hijo del Altísimo estuvo aquí en este mundo inferior. Estuvo en el mundo, pero no era del mundo. Vino a salvar a un mundo perdido, porque era un mundo de Su propia hechura. Sin embargo, el mundo no le conoció. Cuando venga como Juez, el mundo le conocerá. Muchos dicen que son de Cristo, aunque no lo reciben porque no dejan sus pecados ni permiten que Él reine sobre ellos. No viven en el temor de Dios.
Todos los hijos de Dios somos nacidos de nuevo. Este nuevo nacimiento es por medio de la Palabra de Dios, y por el Espíritu de Dios en cuanto a Autor. Por su presencia divina Cristo siempre estuvo en el mundo, pero, ahora que iba a llegar el cumplimiento del tiempo, Él fue, de otra manera, Dios manifestado en la carne. Aunque tuvo en la forma de siervo, en cuanto a las circunstancias externas, respecto de la gracia su forma fue la del Hijo de Dios cuya gloria divina se revela en la santidad de su doctrina y en sus milagros. Fue lleno de gracia, completamente aceptable a su Padre, por tanto, apto para interceder por nosotros; y lleno de verdad, plenamente consciente de las cosas que iba a revelar.
Si el Espíritu está en nosotros, Cristo está en nosotros. Él habita en el corazón por fe. La gracia en el alma es su nueva naturaleza; el alma está viva para Dios y ha comenzado su santa felicidad que durará para siempre. La justicia imputada de Cristo asegura al alma, la mejor parte, de la muerte. De esto vemos cuán grande es nuestro deber de andar, no en busca de la carne, sino en pos del Espíritu. Si alguien vive habitualmente conforme a las lujurias corruptas, ciertamente perecerá en sus pecados, profese lo que profese. 
¿Y puede una vida mundana presente, digna por un momento, ser comparada con el premio noble de nuestro supremo llamamiento? 
Entonces, por el Espíritu esforcémonos más y más en mortificar la carne.
La regeneración por el Espíritu Santo trae al alma una vida nueva y divina, aunque su estado sea débil. Los hijos de Dios tenemos al Espíritu para que obre en nosotros la disposición de hijos; no tenemos el espíritu de servidumbre, bajo el cual estaba la Iglesia del Antiguo Testamento, por la oscuridad de esa dispensación. El Espíritu de adopción no estaba, entonces, plenamente derramado. Y, se refiere al espíritu de servidumbre, al cual estaban sujetos muchos santos en su conversión.
Muchos se jactan de tener paz en sí mismos, a quienes Dios no les ha dado paz; pero los santificados, tienen el Espíritu de Dios que da testimonio a sus espíritus que les da paz a su alma.
Cuando uno acepta a Cristo, gana todos los privilegios y responsabilidades de un hijo en la familia de Dios. Uno de estos privilegios notables es recibir la dirección del Espíritu Santo. Quizás no sintamos siempre que pertenecemos a Dios, pero el Espíritu Santo es nuestro testigo. Su presencia en nosotros nos recuerda quiénes somos, y nos anima con su amor divino
Aunque ahora podemos parecer perdedores por Cristo, al final no seremos, no podemos ser, perdedores para Él.
Ya no somos esclavos temerosos y viles. Ahora somos hijos del Amo, Cristo. ¡Qué privilegio! Debido a que somos hijos de Dios, disfrutamos de grandes riquezas como coherederos. Dios ya nos ha dado sus mejores regalos: su Hijo, perdón, vida eterna; y nos anima a pedirle todo lo que necesitemos.
Identificarse uno con Jesús tiene un precio. Junto con las grandes riquezas que menciona, Pablo habla de los sufrimientos que los cristianos enfrentaremos. 
¿Qué clase de sufrimientos serán?
Para los creyentes del primer siglo hubo consecuencias sociales y económicas, y muchos enfrentaron persecución y muerte. Nosotros también debemos pagar un precio por seguir a Jesús. En muchos lugares del mundo actual, los cristianos enfrentan presiones tan severas como las de los primeros seguidores de Cristo. Aun en países donde el cristianismo se tolera o alienta, los cristianos no debemos bajar la guardia. Lo peor está por venir. Cuando la iglesia se acomoda, mira para otro lado y pierde su " primr amor", necesita entonces persecucion para que sea purgada de tanta cizaña. Vivir como Cristo lo hizo (servir a otros, ceder nuestros derechos, resistir las presiones para conformarse al mundo) siempre exige un precio. Nada que suframos, sin embargo, podrá compararse al gran precio que Jesús pagó por nosotros para salvarnos.
La Escritura indica a menudo que Dios guía a sus hijos a través del sufrimiento antes que alcancemos su gloria.
¿Estamos dispuestos a dar nuestra vida por la fe en Cristo? No respondas; seremos probados.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

MATEO Capítulo 24 (Estudio sistemático)


  Humildemente debo reconocer que estaba errado en la interpretación ya que el contexto está hablando en todo momento de Israel y los acontecimientos que sobrevendrán sobre el Pueblo de Israel antes de  la Segunda Venida de Jesucristo
En modo especial hubo dos versículos que, durante las últimas tres semanas, me tenían confundido: Mateo 24:40  Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41  Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
Los discípulos en Mateo 23:39 tras escuchar estas palabras quedaron perplejos pues ellos esperaban la instauración del Reino, en ese tiempo con Jesucristo, y no tales palabras.
 Después de esto llamaron la atención de Jesús sobre el magnifico templo, pero Jesús con sus palabras los asustó aún más, al decirles que no quedaría piedra sobre piedra.  Esto produjo mucha inquietud y preguntas validas en sus mentes, y se acercaron a Jesús y le hicieron tres preguntas:
Primera: ¿Cuándo serán estas cosas? Versículos 1 al 8
Segunda: ¿Qué señal habrá de tu venida? Versículos del 23 al 51
Tercera: ¿Qué señal habrá del fin del siglo (mundo)? Versículos 9 al 22.
   

REFLEXIÓN

Primera pregunta: ¿Cuándo serán estas cosas?
Mateo 24; 1–  8  A pesar de que nadie sabe con exactitud cómo era este templo, debió haber sido hermoso. Herodes había ayudado a los judíos en su remodelación, sin duda alguna para mantener lazos de amistad con sus sometidos. En el interior del templo, junto al lugar donde se hallaban los objetos sagrados y se ofrecían los sacrificios, había un área grande denominada atrio de los gentiles (donde los cambistas y mercaderes tenían sus puestos). Fuera de esos atrios se hallaban los pórticos. El pórtico de Salomón tenía casi medio kilómetro de largo, y el pórtico del trono estaba decorado con ciento sesenta columnas en sus casi trescientos metros de largo. Mientras contemplaban extasiados aquella estructura majestuosa, los discípulos escucharon incrédulos las palabras de Jesús relacionadas con su destrucción. Pero el templo fue destruido sólo cuarenta años más tarde cuando los romanos saquearon Jerusalén en 70 d.C.

  Jesús estaba sentado en el Monte de los Olivos, el mismo lugar donde el profeta Zacarías predijo que el Mesías pondría sus pies cuando vino a establecer su reino (Zacarías 14:4). Este era un momento adecuado para que los discípulos preguntaran a Jesús cuándo vendría con poder y qué acontecimientos tendrían lugar. La respuesta de Jesús enfatizó los acontecimientos que tendrían lugar antes del final de los tiempos. Aclaró que no debían preocuparse por la fecha exacta sino en estar preparados, en vivir como Dios manda, para que cuando viniera en gloria, pudiera considerarlos suyos. Los discípulos preguntaron a Jesús por las señales de su venida y por el fin de los tiempos. Jesús primero respondió: "Mirad que nadie os engañe". El hecho es que siempre que miramos a las señales nos volvemos susceptibles a ser engañados. Hay muchos falsos profetas rondando con falsas señales de espiritualidad, poder y autoridad. La única manera cierta de guardarnos del engaño es fijar la mirada en Jesús y sus palabras. No busquemos señales especiales y no perdamos el tiempo mirando a otros. Miremos a Cristo.

  Quizá no estemos enfrentando persecución intensa ahora, pero hay cristianos en otras partes del mundo que lo están, Siria, Irak, Corea del Norte, Somalia, Arabia Saudí, China, India, Mexico... etc.
Cuando oigamos de cristianos que sufren por su fe, recordemos que son nuestros hermanos en Cristo. Oremos por ellos. Preguntemos a Dios qué podemos hacer para ayudarles en sus tribulaciones. Cuando una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre. Cuando todas las partes se unen, el sufrimiento es menor, todo el cuerpo se beneficia (1Corintios 12:26).

El Antiguo Testamento menciona con frecuencia a los falsos profetas (Isaias 44:25; Jeremias 23:16; Ezequiel 13:2-3; Miqueas 3:5). Eran personas que afirmaban haber recibido mensajes de Dios y que predicaban "salud y bienestar". Decían sólo lo que la gente quería oír, aun cuando la nación no seguía a Dios como debiera. Hubo falsos profetas en los tiempos de Jesús y los tenemos también hoy. Son líderes populares que esparcen un evangelio falso, que dicen lo que la gente quiere oír: "Dios quiere que usted sea rico", "Haga lo que desee", "No existen ni el pecado ni el infierno".
Jesús anunció que vendrían maestros falsos, y puso en alerta a sus discípulos, así como lo hace con nosotros, para que no escuchemos sus peligrosas palabras.
Con las enseñanzas falsas y la pérdida de los valores morales viene una enfermedad particularmente destructiva: la pérdida del verdadero amor a Dios y a los demás. El pecado enfría nuestro amor por Dios y por los demás al hacer que nos enfoquemos sólo en nosotros mismos. Nadie podrá amar si piensa sólo en sí mismo.

Tercera pregunta: ¿Qué señal habrá del fin del siglo (mundo)? Versículos 9 al 21.

9-Jesús predijo que los que aborrecen sus puntos de vista perseguirían con severidad a los cristianos. Sin embargo, los cristianos podían tener esperanza en medio de la terrible persecución, sabiendo que la salvación era de ellos.
10-14- Los tiempos de prueba sirven para diferenciar a los cristianos verdaderos de los que no lo son o de los que son cristianos sólo cuando las cosas van bien. Cuando nos presionen a rendirnos y dar las espaldas a Cristo, no cedamos. Recordemos los beneficios de permanecer firme y sigamos viviendo por Cristo.
 Jesús dijo que antes de que El volviera, las buenas nuevas acerca del Reino (el mensaje de salvación) serían predicadas en todo el mundo. Esta era la misión de los discípulos, y es la nuestra hoy. Jesús se ocupó del fin de los tiempos y del juicio final a fin de mostrar a sus seguidores la urgencia de esparcir las buenas nuevas de salvación por doquier.
 15- ¿Qué es esta "abominación desoladora" que Daniel y Jesús mencionan? Antes que como un objeto específico, acontecimiento o persona, pudiera interpretarse como un intento deliberado de mofarse y negar la realidad de la presencia de Dios. La predicción de Daniel se hizo realidad en 168 a.C. cuando Antíoco Epífanes sacrificó un cerdo a Zeus en el altar del templo santo (Daniel 9:27; Daniel 11:30-31). Las palabras de Jesús resonaron en 70 d.C., cuando Tito colocó un ídolo en el lugar del templo incendiado después de destruir Jerusalén. Al final de los tiempos, el Anticristo levantará una estatua de sí mismo y ordenará que todos la adoren (2Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13:14-15). Estas son todas las "abominaciones" que buscarán desacreditar lo santo.

16- Es inmediato a la ruptura del pacto del Anticristo con Israel. Daniel 9; 27. Estos tres años y medio es el período de la Gran Tribulación para el Pueblo de Israel. No tiene implicación para la iglesia de Cristo en ninguno de los continentes, sino al Pueblo de Israel en Judea.

17-18- Por el tipo de construcción en esa zona y las actividades en el campo, cuando escuchen de la abominación desoladora, quien se encuentre en la azotea o el campo no pierdan un segundo, y huyan para escapar de allí y salvar sus vidas.

19 – En aquellos tiempos habrá un gran aumento de nacimientos, debido a las promesas de paz, prosperidad y seguridad ofrecidas por el Anticristo, viviendo confiados en un futuro prometedor de bonanza económica. Se incrementará la natalidad y muchas mujeres embarazadas verán el comienzo de la Gran Tribulación.

20- En este versículo vemos de forma clara como estos acontecimientos vendrán sobre los que están bajo el sistema mosaico, que no es otro que el Pueblo de Israel.
21- Jesús define el final de la Edad como el final de la Gran Tribulación.
  Hoy vemos el mundo que está patas arriba; guerra, destrucción, maldad, inmoralidad, y hay quien piensa que podríamos haber entrado en la fase previa a la aparición del Anticristo. Pero por muy mal que estén las cosas, no es comparable con ese periodo de la Gran Tribulación. El versículo 22 nos habla de un breve periodo de tiempo, tres años y medio, la mitad de la semana setenta de que habla el profeta Daniel. En ese período una tercera parte de la población mundial será destruida. De los que hayan quedado, la cuarta parte perecerá por la guerra, el hambre y la muerte. Tal tiempo de horror y terror será imposible de describirlo; ni el peor escenario imaginado en la películas de ficción son capaces de retratarlo.
Muchas potencias mundiales tienen en su poder arsenal atómico la herramienta para la destrucción total del planeta. Pero el Señor Jesús, no dejará que el género humano se suicide.

Segunda: ¿Qué señal habrá de tu venida? Mateo 24; 22 - 51  

Versículos 22 -26- Habrá muchos que se auto-proclamaran Cristos; utilizarán seguidores como proclamadores de que han venido a rescatar a la humanidad, haciendo toda clase de efectos imaginarios, efectos especiales con engaño de la técnica; falsos milagros para hacer dudar y ser admirados, con prodigios fraudulentos. Juan 10; 41.
¿Quiénes son los escogidos de quienes habla el versículo 22? Como hemos visto en todo el contexto, se está hablando en todo momento del Pueblo de Israel y no se menciona para nada a la Iglesia de Cristo. Hasta hace unos días, yo mismo no entendía muchas enseñanzas que están en este capítulo 24 de Mateo, y debo confesar que creía que se hablaba de la Iglesia, los nacidos de nuevo, pero no es así. Las escrituras hablan del pueblo escogido de Israel y de la Iglesia de Cristo formada por todos los nacidos de nuevo. Según el contexto sólo la nación de Israel es contemplada aquí, por que es imposible engañar a un nacido de nuevo por fe en Jesucristo, por cuanto Cristo es nuestro Señor y Salvador, y Dios guarda a los suyos.
27-  Cuando Cristo venga en su Segunda Venida, nadie anunciará su llegada, y al mismo tiempo “todo ojo le verá”. Todo el género humano verá públicamente su venida como un relámpago.
Una tormenta de relámpagos es imposible de ser ocultada a nuestra visión y por más que no quieras mirar, los ves de todos modos. La Segunda Venida de Cristo será como esa tormenta que recorre la creación.
28- Este versículo hace referencia a la batalla del Armagedón y la matanza que la acompañará, Apocalipsis 9; 17 – 19.
 29- Después, esta palabra significa el periodo entre la Gran Tribulación y la Segunda Venida de Cristo, un espacio muy breve de calma aparente, hasta qué de repente las potencias de los cielos se desvanecerán, caerán o dejarán de dar luz.
30- Esta manifestación o señal muy bien podría tratarse de la Presencia de Dios de la que habla el A.T cuando estaba sobre el Tabernáculo y más tarde sobre el Templo. Ni la Iglesia, ni ninguna nación salvo Israel, han tenido la manifestación de la Gloria de Dios, Romanos 9; 4.
31- Los ángeles recogerán a los israelitas escogidos de todos los rincones de la tierra; estos  no son la Iglesia como se podría llegar a pensar. La Iglesia, formada por los muertos en Cristo y los nacidos de nuevo, será arrebatada del mundo para recibir al Señor en el aire. Los ángeles no figuran ni forman parte del rapto. El Señor Jesucristo en persona vendrá a recibir a la Iglesia con trompeta y  su voz será de arcángel. No precisará ayuda de nadie para a reunir a los nacidos de nuevo; murió por ella y los recibirá. 1ªTesalonicenses 4; 13 – 18.
Los escogidos se refiere a los israelitas; Jeremias 16; 14 – 15.

32 – 36- La higuera es la nación de Israel. Jeremias 24; 1 – 5//Oseas 9; 10
No pasará la generación puede referirse a que en ese tiempo la nación de Israel verá todos los eventos mencionados aunque no pase por ellos. La Gran Tribulación es un evento futuro, y la nación de Israel a pesar de que a lo largo de la historia estuvo a punto de desaparecer, ningún gobierno ni tirano ha logrado hacerla desaparecer. Dios siempre ha guardado un remanente, lo ha protegido y siempre lo guardará. Nadie sabe la hora, ni el momento de que todo esto ocurra, sólo Dios.

37 – 39- El Señor nos recuerda la época de Noé; cuando la inmoralidad, como ahora, se extendía por la humanidad. Los hombres de aquél tiempo eran crueles; nada les impedía satisfacer sus apetitos y pasiones; no tenían en cuenta a Dios para nada; 1ª Corintios 10; 31Vivían como si Dios no existiera. Vino el diluvio y se los llevó para que no entraran; solo quedaron los que iban a entrar en el Arca. Así sucederá en la Segunda Venida.

40- 41- Estos dos versículos siempre los he visto como reflejo del rapto de la Iglesia; pero debo confesar mi error y me doy perfecta cuenta que está hablando de aquellos que van a ser quitados de en medio para que no entren en el Reino. Son versículos paralelos al relato de Noé cuando vino el diluvio Génesis 7. Se ahogó toda la humanidad que vivía según sus principios, sin tener en mente a Dios. Pues así como en aquella época sólo se salvaron los que iban a entra en el arca, así también en la Segunda Venida solo van a quedar aquellos que Dios les permite entrar en su Reino, el resto los tomados serán apartados para Juicio.

42- Velad, tiene una connotación diferente a lo que hacemos los nacidos de nuevo, que vivimos confiados en el Señor, esperanzados, consolados, pacientes, con actitud de servicio, oración y perseverancia.
Velad, podría significar impaciencia, inquietud, pero en este caso va más allá. El Señor dice que estarán temerosos, ansiosos, angustiados por la tardanza.
43- 51 El Señor se refiere a estar diligentes no ociosos. Por estas parábolas muestra la actitud infiel en la conducta de muchos. Dios valora y mira la fidelidad de nuestra fe. Escudriñando, expectantes en su Palabra. Fieles y comprometidos sinceramente, sin doblez ni doble animo. Dios ve más allá de nuestras obras, ve nuestras intenciones y sobre todo nuestra fidelidad.