} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 04/01/2020 - 05/01/2020

lunes, 27 de abril de 2020

EL TRIBUTO DEL CESAR Y EL TRIBUTO DE DIOS.



Marcos 12; 13-17

 13  Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.
 14  Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
 15  Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
 16  Ellos se la trajeron; y les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: De César.
 17  Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él.


              Supongo que la selección de estos versículos les parecerá a muchos que no le permitirán al que escribe otra alternativa en cuanto al tema que propone considerar. El texto y la aplicación del texto son demasiado familiares como para dejar a sus lectores en la incertidumbre. El que pulsa las teclas desea decir algo sobre las relaciones de la Iglesia y el Estado, y ajustar las obligaciones que le debemos a los poderes civil y espiritual, respectivamente.
Permítanme decir claramente desde el principio que no tengo esa intención. No subestimo la importancia de tales preguntas, pero no me propongo hablar de ellas hoy, simplemente porque (si entiendo bien el texto) no tiene nada que ver con estos temas, o al menos solo tiene una muy remota e indirecta sobre ellos. Este lenguaje quizás les parezca sorprendente a algunos. Se han acostumbrado a considerar este texto como la principal autoridad en el tema. Lo han visto citado con tanta frecuencia en los periódicos; Lo han escuchado así aplicado una y otra vez en los púlpitos. Los creyentes lo han aceptado por igual en este sentido.

Pero, ¿puede ser esto posible? Si esto fuera así, debo tener la intención de trazar una amplia línea de demarcación entre dos conjuntos de deberes. 'Aquí hay un conjunto de obligaciones que le debemos al César y no a Dios, y hay otro conjunto que le debemos a Dios y no al César. Mantengo los dos bastante distintos. No pienses en absoluto en el placer o el disgusto de Dios cuando estés haciendo el trabajo de César; y no consideres la aprobación o desaprobación de César cuando estás haciendo la obra de Dios.

   Si el significado del precepto, digo, es la distinción, entonces la distinción debe ser tan clara y definida como esta. El texto debe proclamar una dualidad de autoridad. Sin embargo, nos asombramos cuando el problema se nos presenta. ¿Se puede imaginar algo más poco bíblico, podría decir, más irreligioso, más blasfemo, que esto? ¿No es la Biblia desde el primer capítulo de Génesis hasta el último capítulo de Apocalipsis una protesta ininterrumpida contra esta clara distinción de lo secular y lo espiritual? ¿No nos enseña que nuestra religión debe estar en todas partes, porque Dios está en todas partes? Y más especialmente, cuando impone nuestros deberes hacia nuestros gobernantes temporales, ¿No se nos dice claramente que debemos obedecer a los reyes y gobernadores, porque son los instrumentos de Dios, los representantes de Dios?   Vea cómo san Pablo enfatiza este punto de vista; "No hay poder sino de Dios". 'Los poderes fácticos están ordenados por Dios'. "Él es un ministro de Dios para ti para siempre". "Él es un ministro de Dios para ejecutar la ira". 'Por esta causa también rindan homenaje, porque son ministros de Dios'. No menos de seis veces en tantos versículos el Apóstol reitera esta declaración, que la lealtad a nuestros gobernantes temporales es lealtad a Dios. Y en el último pasaje, como observará, el precepto hace referencia a esta cuestión de rendir homenaje.  
Es claro, por lo tanto, que las palabras no pueden significar esto. Pero, si deseamos saber cuál es su verdadero significado, debemos investigar las circunstancias que los provocaron. ¿Quiénes fueron los interrogadores? ¿Cuál fue su motivo?

Se nos dice que los interrogadores fueron los fariseos y los herodianos. Con los fariseos estamos muy familiarizados. De los herodianos no sabemos nada, excepto lo que revela este incidente. Si eran una secta religiosa o un partido político, no estamos informados. Su nombre simplemente muestra que eran favorables a la ascendencia de Herodes y la familia de Herodes.

Los fariseos y los herodianos deben haber tenido un interés genuino en la pregunta que hicieron: "¿Es lícito rendir homenaje a César o no?" No era una mera pregunta especulativa. Era un asunto directo, apremiante, personal, práctico; '¿Daremos, o no daremos?' Aquí está el recaudador de impuestos en mi puerta, y es un caso de conciencia conmigo, si puedo dar, o si no debería someterme a todas las consecuencias indecibles de la negativa. Para el herodiano, probablemente la pregunta se presentaba como la alternativa entre su lealtad a una dinastía nativa o cuasi-nativa, y las demandas de un gobernante extranjero. Pero para el fariseo asumiría un aspecto mucho más alto. Para él era esencialmente una cuestión de conciencia, de religión. Este César era el archienemigo, el archienemigo de Israel; él tenía su trono en la Babilonia de las siete colinas; había pisado el cuello del pueblo del pacto de Dios; todo en él era profano. El lenguaje en los tribunales de justicia ofendió los oídos del fariseo; La vista de las águilas romanas que se cernían sobre el área del templo sorprendió sus ojos. ¿Podría él, un hijo de Abraham, Isaac y Jacob, por un acto abierto reconocer la soberanía de este tirano profano? ¿No era una pregunta entre el rey César, quién estaba allí, y el rey Mesías, quién iba a venir? Y, si es así, ¿debería dudar un momento? Si él no hubiera estado aquí en otra forma, la misma alternativa que se le ofreció a Israel en el Carmelo; 'Si Jehová es Dios, entonces síguelo; pero si Baal es Dios, ¿entonces síguelo?

Por lo tanto, era una pregunta que un fariseo perfectamente sincero pero un tanto intolerante podría haber hecho. Pero estos hombres no eran sinceros. Los evangelistas hablan de su astucia, su hipocresía; nuestro Señor se dirige a ellos como hipócritas.   Lucas los describe como "espías que se fingieron hombres rectos". Su objetivo no era resolver sus propias dificultades, sino arrendarlo en dificultades.
En lenguaje bíblico lo estaban tentando, atraiéndolo, para que pudieran tejer sus mallas sobre él. De ahí la alianza antinatural. Los fariseos y los herodianos no tenían nada en común. Pero se unirían para destruir a Jesús, así como los fariseos y saduceos hicieron una causa común, así como judíos y romanos estaban ligados adjuntos, tal como Herodes y Poncio Pilato le dieron la mano a su víctima, porque, aunque se odiaban, lo odiaban mucho más. ¿No había los dos por igual motivo para odiarlo? ¿Podrían los fariseos amarlo, cuando denunció su celo como astuto, y su piedad como pretensión, cuando los sostuvo como un desprecio y un sinónimo de la gente, cuyos profesos líderes eran? ¿Podrían los herodianos desearle bien, cuando denunció la levadura de Herodes, y cuando estigmatizó a su jefe como un zorro? Por eso conspiran. Apelan a su coraje. "Eres verdadero y no te preocupas por ningún hombre". Halagarán su orgullo y lo atraerán a su ruina.

La pregunta lo colocó en un dilema; ¿Vamos a rendir homenaje a César o no? Si respondía "Sí", perdería casta. Perdería su carácter por valentía; Ofendería los escrúpulos de los patriotas religiosos; Se hundiría en un simple hebreo y servidor de tiempo. Si tuviera el propósito de convertirse en un líder popular, posiblemente un Mesías, este sería su golpe mortal. El antagonismo al dominio extranjero era el único terreno firme para tal líder. Pero esto no era lo que esperaban. Desearon que Él respondiera 'No'. Al alabar su coraje e independencia de espíritu, se esforzaron por obtener esta respuesta. Y, si Él respondiera así, su trabajo estaba hecho. Fue una traición manifiesta; fue una rebelión de rango. Las autoridades romanas lo cerrarían de inmediato; y habría un fin de él. Su conducta era de una pieza con la vergonzosa hipocresía que luego levantó el grito: "No tenemos más rey que César": César a quien detestaron, César contra quien se rebelaron sus corazones, César cuyo yugo arrojarían mañana, si pudieran.

Nuestro Señor no les responde directamente 'Sí' o 'No'. Pide un denario, la moneda de plata común del día. ¿Qué ven allí? La frente ancha coronada de laurel, el rostro severo, cruel y misterioso de Tiberio, el emperador reinante; o tal vez los rasgos singularmente hermosos, regulares y finamente cortados de su predecesor, el ahora deificado Augusto. Y este retrato, este nombre estampado en la moneda, es en cierto sentido una marca de propiedad. Proviene de la menta de César, y debe restaurarse al tesoro de César. Simboliza las obligaciones que se deben al poder civil. Habla de un gobierno fijo y ordenado, que les asegura sus vidas y propiedades, que proporciona la administración imparcial de la justicia, que vigila y regula las transacciones comerciales, que ha asignado su peso y su valor a esta misma moneda, que en resumen hace la vida posible y vale la pena vivir por ellos. La cabeza de César, la inscripción de César, está grabada en esta moneda, tal como está grabada en las instituciones bajo la que viven. La pregunta no se planteó correctamente; ¿Es lícito rendir homenaje a César? La respuesta es; 'No solo tienes permiso, estás obligado a rendir homenaje'. El pago es un reembolso por los beneficios inestimables que ha recibido del Estado. Este es el significado de la respuesta de nuestro Señor. De hecho, declara no el derecho divino de un Augusto o un Tiberio, ni el derecho divino de los reyes o de los emperadores, ni el derecho divino de las democracias, sino el derecho divino del gobierno establecido, el derecho divino de la ley y el orden. 'Rinde al César las cosas que son del César'. El argumento habría sido igual de válido si, en lugar de un Augusto o un Tiberio, el emblema de la República romana hubiera sido estampado en esa moneda.

'Rinde al César las cosas que son del César'. Aquí hay una respuesta completa a su pregunta. Pero esto no es suficiente. Se aprovecha la oportunidad. Se administra una reprimenda y se aplica una lección. Estos fariseos eran muy escrupulosos acerca de los deberes inferiores de la religión, pero olvidaban mucho los superiores. Pagaron su diezmo en menta, anís y comino hasta el extremo y, sin embargo, omitieron los asuntos más importantes de la ley, el juicio, la misericordia y la verdad. Lavaron el exterior de la taza y la fuente, pero dentro estaban llenos de extorsión y exceso. Entonces aquí. Son infinitamente escrupulosos, o al menos fingen serlo, sobre los aspectos políticos de la religión; ¿Pero están igualmente ansiosos por lo moral y lo espiritual?

Este es el estado de ánimo que nuestro Señor corregiría. 'Sí', parece decir, 'Pregunta cuál es tu deber con respecto a César. Pero no te detengas aquí. No descanses contento con pensar en la política de la religión. Suba por encima de sus relaciones con César y enfrente sus relaciones con Dios. Esta pieza de plata es un tipo, es una parábola, para ti. ¿No hay otro tributo, creo, que le debes a un superior al César? ¿No hay otra moneda que lleve la imagen y la inscripción de Uno mayor que César? Sí, porque no está escrito que Dios creó al hombre a su propia imagen; a imagen de Dios lo creó? Su efigie está estampada en ti; Su nombre y atributos están escritos alrededor de ti. De su menta fuiste expulsado, y a su tesoro debes ser devuelto. Si al César le debes el tributo de estas monedas perecederas, supongo que por cada hombre que está realmente ansioso por los aspectos espirituales y personales de la religión, que tiene hambre y sed de justicia, cuya alma jadea después del Dios vivo, decenas de personas toman un interés activo y sincero en sus polémicas: la controversia entre el romanismo y el protestantismo, las disputas entre eclesiásticos e inconformistas, las relaciones entre la Iglesia y el Estado, el conflicto entre la fe y la incredulidad. Esta no es una enfermedad de ningún momento ni lugar. Era característico tanto del fariseo ortodoxo como del hereje samaritano. Cuando la mujer samaritana de repente se encuentra cara a cara con el Señor, ¿cómo aprovecha su oportunidad? Señor, enséñame a dejar de lado esta carga de maldad; Señor, ayúdame a limpiar mi vida manchada de pecado; Señor, ¿me acercas a Dios? No esto, sino 'Señor, dígame si en Jerusalén o en esta montaña los hombres deberían adorar', una pregunta no sin importancia en sí misma, una pregunta para la cual había una respuesta correcta e incorrecta, pero una pregunta infinitamente pequeña,

¿De quién es esta imagen y esta inscripción, esto, que está estampado en ti mismo, oh hombre? No era una metáfora poco común hablar de los hombres como monedas; los deshonestos y malos, como espurios y falsos; el derecho, como moneda genuina con el verdadero anillo. Entonces, un padre apostólico escribe en la próxima era: 'Hay dos monedas, la una de Dios y la otra del mundo; y cada uno está estampado con su propio dispositivo. Los incrédulos llevan la impresión de este mundo; los creyentes, de Dios el Padre por Jesucristo en el amor”. Cuando, luego de haber preguntado por primera vez: "¿De quién es esta imagen?", Nuestro Señor cierra con la orden judicial, "Dale a Dios las cosas que son de Dios", es demasiado para inferir que el vínculo de conexión entre el símbolo y la aplicación fue que texto familiar: "¿A imagen de Dios lo creó?"

¿De quién es esta imagen? Mírate a ti mismo y observa qué lineamientos se rastrean allí. ¿Qué es esta conciencia, que aprueba, estimula, aterroriza, castiga, sino la impresión de la Justicia de Dios? ¿Cuál es esta capacidad de progreso, que te distingue de las bestias que perecen, que te impulsa siempre hacia adelante ansioso e inquieto, sino el sello de la Perfección de Dios? ¿Qué es este poder de la memoria y la imaginación, que aniquila el tiempo y el espacio, penetrando en el pasado prehistórico y proyectándose en el futuro ilimitado, atravesando los cielos con más que la velocidad del rayo, pero el sello de la Omnipresencia de Dios? ¿Qué es esta ansiedad sobre el más allá, este deseo de fama póstuma, este interés en descendientes aún no nacidos, este testigo de tu inmortalidad dentro de ti, el sello puesto sobre ti por la Eternidad de Dios?
Sí, en todas partes están los rasgos de Dios estampados en tu alma, sin embargo borrosos por el mal uso y corroídos por el óxido del pecado.

Pero otra vez. ¿De quién es esta imagen y esta inscripción, la que está estampada en ti, oh cristiano? Cuando tu alma se selló en el bautismo, ¿con el sello de quién fue sellado? Recuerda cómo el Apóstol habla de la admisión en la Iglesia de Cristo y de los privilegios del Evangelio, como una recreación, una renovación de la imagen de Dios. En esta segunda creación, la misma imagen fue reimpresa sobre ti. Las líneas borrosas se agudizaron, al pasar una vez más a través de la menta de Dios. El anverso sigue siendo el rostro de Dios, mientras que el reverso es la Cruz de Cristo. La antigua propiedad se afirma doblemente. Tú, mi querido lector, eres comprado, comprado con el precio más costoso que incluso Dios mismo podría pagar. De ahora en adelante no eres tuyo. Eres de Dios, de Dios por redención ahora, como lo fuiste antes por creación. 'Dale a Dios las cosas que son de Dios'.

domingo, 26 de abril de 2020

EL DÍA DEL SEÑOR (3ª parte)




1Tesalonicenses 5; 1-11

 1  Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.  2  Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;  3  que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.  4  Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.  5  Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6  Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.  7  Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.  8  Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.  9  Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,  10  quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.  11  Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

      No conseguiremos entender las imágenes que encontramos en el Nuevo Testamento de la Segunda Venida a menos que recordemos que tienen el trasfondo del Antiguo Testamento. La concepción del Día del Señor es muy corriente en el Antiguo Testamento; y todas las figuras y la trama del Día del Señor se han aplicado a la Segunda Venida.
Para los judíos, la historia del tiempo se dividía en dos edades. Estaba esta edad presente, que era total e incurablemente mala; y la edad por venir, que sería la edad de oro de Dios. Entre las dos estaba el Día del Señor, que sería un día terrible en el que un mundo sería destruido y otro nacería.
Muchas de las más terribles descripciones del Antiguo Testamento se refieren al Día del Señor (Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amo_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1; Joel_2:31). Sus principales características son las siguientes. (i) Se produciría repentina e inesperadamente. (ii) Implicaría un cataclismo cósmico en el que el universo sería sacudido desde sus cimientos. (iii) Sería un tiempo de juicio.
Como es natural, los autores del Nuevo Testamento identificaron para todos los propósitos el Día del Señor con la Segunda Venida de Jesucristo. Haremos bien en tener presente que estas son lo que podríamos llamar figuras tradicionales. No se supone que se deben tomar literalmente. Son visiones pictóricas de lo que sucederá cuando Dios intervenga en el tiempo.

Pero acerca de los tiempos (CHRONOS, un período extendido) y de las ocasiones (épocas, LBLA ; KAIROS, un lapso de tiempo definido), no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. –
Pablo sigue hablando de la segunda venida de Cristo. En los versículos anteriores consolaba a los hermanos con respecto a sus seres queridos que ya murieron; ahora les exhorta a ellos y a nosotros para que estemos listos para ese gran evento.  No tenían necesidad de que Pablo les escribiera sobre el tiempo de la segunda venida de Cristo, porque ya les había instruido, pero se puede agregar que los fieles no tienen necesidad de saber cuándo Cristo vendrá porque siempre están listos.
         En cuanto a los tiempos y las épocas, compárese Hch_1:7, “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones (épocas, LBLA), que el Padre puso en su sola potestad”. Algo muy importante: Jesús dice (Mar_13:32), “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Algunos hermanos citan este texto para probar que durante su vida en la tierra Jesús no era omnisciente, pero este texto no enseña tal cosa. Más bien, de acuerdo a lo que dice en Hch_1:7, no es el papel del Hijo, ni el de los ángeles, ni el del Espíritu Santo, revelar “aquel día”. Si Mar_13:32 enseña que Jesucristo no era omnisciente, entonces enseña que el Espíritu Santo no es omnisciente. Ose_8:4 dice, “Ellos constituyeron príncipes, mas yo no lo supe”. ¿Este texto enseña que Dios no es omnisciente? Claro que no. Tampoco enseña Mar_13:32 que durante su vida terrenal Cristo no era omnisciente. Es necesario dejar que la Escritura explique la Escritura.

         No tenemos necesidad de saber cuándo Cristo vendrá. Lo importante es que estemos listos todo el tiempo. Compárese Luc_13:23 “Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos (luchar; castellano, agonizar) a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes”. Lo importante no es especular en cuanto al número de los salvos; más bien nos conviene preocuparnos por la cuestión vital: ¿estaré yo listo?
         “Hay actividades que no se pueden dejar hasta el último momento. Es demasiado tarde para prepararse para un examen cuando llega el momento de escribir. Es demasiado tarde para asegurar una casa cuando ha estallado la tormenta. Hay cosas que deben hacerse a tiempo... Un viejo escocés a quien alguien le ofrecía palabras de consuelo porque le había llegado la hora, replicó: ‘¡Ya teché mi casa cuando el tiempo era bueno!’”.
         Si el Señor nos hubiera dicho exactamente cuándo vendría, ¿cuántos estarían verdaderamente preparados para su venida? El Señor quiere que dediquemos la vida a la práctica de sus enseñanzas para nuestro propio bien y para transformarnos a su imagen (Rom_8:28; Rom_12:2; 2Co_3:18; Efe_4:24; Col_3:10). Por lo tanto, el Señor no nos dice el tiempo de su venida, pero sí nos dice, (Rom_13:11-14), “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Pedro dice, “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles” (1Pe_4:3).
         No sabemos cuándo el Señor vendrá, pero Pablo dice, “Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja” (1Co_7:29-32). Si Cristo viene primero o si morimos primero, el tiempo es corto. Debemos hacer todos los planes de la vida teniendo presente siempre que el tiempo es corto. No conviene que ninguna relación o actividad de la vida nos estorbe espiritualmente. “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1Pe_4:7).
         También Pablo dice, “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2Co_6:2).
Naturalmente, se quería saber cuándo llegaría ese Día. El mismo Jesús había dicho claramente que nadie sabía el día ni la hora cuando se produciría, ni siquiera Él mismo, sino sólo el Padre (Mar_13:32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre ;  Mat_24:36Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.  Hec_1:7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad). Pero aquello no hizo que algunos dejaran de especular, como se sigue haciendo, aunque es casi blasfemo el buscar conocimientos que no poseía Jesús.

 De esas especulaciones Pablo tiene dos cosas que decir:

Ratifica que la llegada de ese Día será repentina.  Vendrá así como ladrón en la noche;   ¿Por qué se compara la venida del Señor con la venida de un ladrón? (1) Porque no avisará cuándo vendrá; (2) su venida será inesperada; y (3) la mayoría de la gente no estará preparada. A pesar de textos tan claros como éste, los hombres siguen especulando acerca del tiempo de la venida de Cristo y del fin del mundo. Los testigos del Atalaya son los ofensores más grandes, pero también ha habido otros. Tal actitud muestra su rechazo de las afirmaciones claras de las Escrituras.
         Mat_24:43-44 “Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Dice Pedro, “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2Pe_3:10-12).
 Jesús dice a la iglesia de Sardis, “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti” (Apo_3:3). “He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza” (Apo_16:15).
Nadie sabe cuándo le llamará Dios, y hay ciertas cosas que no se deben dejar para el último momento. Ya es demasiado tarde para preparar un examen cuando se le presenta el tema a desarrollar. Ya es tarde para asegurar la casa cuando ha empezado a derrumbarse. Cuando la reina María de Orange estaba muriendo, su capellán quería hacerle una lectura. Ella le replicó: " No he aplazado esa cuestión hasta ahora.» Lo mismo sucedió con un viejo escocés a quien alguien ofrecía palabras de consuelo ya cerca del final, que dijo: «Yo ya trencé mi soga cuando hacía buen tiempo.» Si una llamada llega repentinamente, no tiene por qué pillarnos desprevenidos. La persona que ha vivido toda la vida con Cristo está siempre dispuesta para entrar a Su más íntima presencia.
Que cuando digan: Paz y seguridad, -- En cuanto a las actividades humanas, inmediatamente antes de llegar “el día del Señor” todo será normal--.
Es posible que sea un tiempo sumamente bueno y favorable, quizá un tiempo de paz mundial y de prosperidad inigualada. Este texto bien describe la actitud de los hombres inconversos. Aun minutos antes de la venida del Señor para tomar venganza sobre los que no obedecen al evangelio (2Ts_1:7-97  y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8  en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9  los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,) estarán diciendo “Paz y seguridad” (“todo va bien; no hay problema”). De esta misma manera los falsos profetas engañaron al pueblo de Israel poco antes de venir sus enemigos para llevarlos al cautiverio (Jer_6:14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.; Amó_6:1, “¡¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel!!)
         Jesús dijo (Mat_24:37-38), “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”. También dijo, (Luc_17:28-30), “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.
         Recuérdese el ejemplo del rey Belsasar (Dan_5:1-9; Dan_5:26-28) y el del rey Herodes (Hch_12:21-23).

         En 2Pe_3:3-10 (sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 4  y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. 5  Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,6  por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; 7  pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 8  Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9  El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10  Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.) se refiere a los burladores que confían en la “uniformidad” de todos los eventos terrenales. Dicen, “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación”, pero dice Pedro que éstos ignoran voluntariamente que Dios envió el gran diluvio en el tiempo de Noé. Ese acontecimiento destruye la teoría de la perpetua uniformidad y los que creen en el diluvio fácilmente pueden creer que la misma palabra de Dios que envió el diluvio enviará el fuego en el Día Final.

         -- Entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, -- Así también los que estén diciendo que hay paz y seguridad serán interrumpidos por la destrucción repentina de la cual nadie podrá escapar. La palabra destrucción no quiere decir aniquilación, como suponen los testigos del Atalaya.  Mat_10:28, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”; aquí se usa otra palabra traducida destruir, pero con el mismo significado de arruinar. Las almas perdidas no dejan de existir, sino que pierden su bienestar, “excluidos de la presencia del Señor”. Es obvio en este texto que al morir el hombre, su alma no deja de existir, porque los infieles serán destruidos en el infierno. La palabra destruir (OLETHROS) significa “ruina”.

         -- Como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. -- Los profetas emplearon esta figura repetidas veces (Jer_4:31; Jer_6:24; Jer_13:21; Jer_22:23; Jer_49:24; Jer_50:43; Ose_13:13; Miq_4:9-10). Cuando el tiempo llega para que la mujer encinta dé a luz, no puede escapar de los dolores de parto; de la misma manera nadie escapará del juicio de Dios. Dice Apoc. 6; 15-16, “15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” Jesús amonesta (Luc_21:1-38), …“34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. 35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. 36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”…. Obsérvese que la glotonería y la embriaguez no son las únicas cosas que cargan el corazón: Jesús agrega, “los afanes de esta vida”; es decir, muchas personas que no se entregan a los “vicios comunes” no son espirituales y no están preparados para el día del Señor por causa de los afanes de esta vida (Mat_6:24-34; Flp_4:6).

         “Este día iba a ser terrible. Sería como los dolores de parto de un mundo nuevo; un día en que un mundo se destrozaría y otro nacería a la vida. Muchos de los cuadros más terribles del Antiguo Testamento pertenecen al Día del Señor (Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amó_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1; Joe_2:31). Las principales características del Día del Señor en el Antiguo Testamento eran las siguientes. (1) Vendría impresionante e inesperadamente. (2) Incluiría una conmoción cósmica en la que todo el universo sería sacudido en sus mismos fundamentos. (3) Sería un momento de juicio. Con toda naturalidad los escritores del Nuevo Testamento identifican intencionadamente y a conciencia el Día del Señor con el día de la Segunda Venida de Jesucristo”.

--Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas (no estamos en el estado de rebelión, sino en el estado de obediencia, ) , -- La vida del cristiano está caracterizada por el conocimiento, la fe, el amor y el servicio a Dios; por eso, no está en tinieblas.  Col_1:13, “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”; 1Pe_2:9, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.  Zacarías, el padre de Juan, dijo que “nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte” (Luc_1:79). “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz” (Mat_4:16). Los que viven en tinieblas son esclavos de la ignorancia, la superstición, los vicios y los afanes de la vida.  ¡Qué bendición tan grande gozamos los cristianos! “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor Efe_5:8). “Porque” (Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2Co_4:6). Por lo tanto, los que estamos en la luz no debemos tener comunión con las enseñanzas y las obras de las tinieblas: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2Co_6:14). Juan dice, (1Jn_1:5-7), “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

         -- Para que aquel día os sorprenda como ladrón. -- La palabra traducida sorprender se encuentra en Jua_12:35, “para que no os sorprendan las tinieblas”, y en Mar_9:18, “el cual, dondequiera que le toma (se apodera de), le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando”. Así es que la palabra significa sorprender en el sentido de tomar de manera hostil. El ladrón no sorprende a los que están velando. El cristiano está velando día y noche si lleva una vida fiel en el servicio de Cristo. Al venir Cristo sus discípulos estarán trabajando en su oficio o estarán dormidos o estarán a la mesa comiendo u ocupados en docenas de otras actividades, pero estarán velando y esperando su venida porque son fieles y cumplidos.

Por tanto, no durmamos como los demás -- , “los otros que no tienen esperanza”, los que están dormidos espiritualmente están en el estado de rebelión e indiferencia hacia la voluntad de Dios.  Los “dormidos” son los que descuidan su salvación. No están conscientes de su oportunidad y de su deber y, por lo tanto, no están preparados para la venida del Señor. Cuando Jonás “había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir” (Jn_1:5), también estaba dormido espiritualmente porque se había rebelado contra Dios. Como Jonás estaba dormido durante la tormenta, así los mundanos están dormidos y ni siquiera se dan cuenta de que Jesús fue crucificado por ellos, y lamentablemente muchísimas personas estarán dormidas cuando El vuelva.

         -- sino velemos y seamos sobrios (llevando una vida de vigilancia y de dominio propio). -- Pablo dice (Rom_13:11-12), “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Pedro dice (1Pe_5:8) “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Jesús dijo (Mat_25:13) “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”; también dijo (Mat_26:41) “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. En Luc_21:36 Jesús dice, “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Después de exhortar a los ancianos de Efeso acerca de falsos hermanos, les dijo (Hch_20:31) “Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”. Al concluir sus instrucciones a los corintios (1Co_16:13-14), Pablo dice, “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor”. Jesús dijo a la iglesia de Sardis (Apo_3:2-3), “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”.

Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. -- Hch_2:13-15.  Los que duermen y se embriagan son los que no tienen aprecio por los valores espirituales. Muchísimas personas que no consumen el licor se embriagan con el pecado.
Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, -- Los ebrios no son buenos soldados ni buenos atletas; todos saben que es necesario que éstos sean sobrios. Así también tenemos que ser sobrios para la lucha espiritual. Los tesalonicenses eran sobrios, pues Pablo dice (1:3), “acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”.

         -- Habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, -- Gál_3:27, “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”; Rom_13:14, “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”; Col_3:12, “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. ¡Así se describe el vestido o el uniforme del cristiano! Así se ve ante los ojos del mundo todos los días. También Pablo agrega la palabra coraza, una parte de la armadura del soldado cristiano, que se puede comparar con el chaleco a prueba de balas llevado por algunos hoy en día. La coraza del cristiano es la fe y el amor. En la carta a los efesios (6:14) Pablo habla de “la coraza de justicia”. El cristiano no sólo tiene que estar despierto, sino que también tiene que estar armado, porque está reclutado como soldado (2Ti_2:4). La vida del cristiano es una lucha. Como Pablo dice a los corintios (1Co_9:2-276) “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.
         La coraza protege el corazón y otras partes muy vitales del cuerpo. En Efe_6:13-17 Pablo describe la armadura del cristiano y agrega el arma ofensiva, la palabra de Dios.
         -- y con la esperanza de salvación como yelmo. -- “Y tomad el yelmo de la salvación” (Efe_6:17).Como la coraza protege el corazón, el yelmo protege la cabeza. Desde luego, todo miembro del cuerpo es importante (1Co_12:18-24), pero los demás miembros no son tan vitales como el corazón y la cabeza.
         Aquí otra vez Pablo combina la fe, la esperanza y el amor, y recuérdese que en 1:3 habla de “la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza.

Porque no nos ha puesto Dios para ira, -- Jesús dijo (Jua_3:17), “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. Al llamarnos por el evangelio (2Ts_2:14), no nos llamó para ponernos bajo su ira, sino para librarnos “de la ira venidera” (1:10).

         Sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, -- Más bien, nos ha “escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2Ts_2:13). “Por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efe_2:8) en el sentido de ser perdonados de los pecados pasados (Hch_2:38). Otros textos, sin embargo, hablan de la salvación futura: Rom_5:9, “por él seremos salvos de la ira”.
         Alcanzamos la salvación por medio de Cristo. Pablo dice a los romanos (3:23-26), “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”. Dice a Tito (3:5), “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Las obras de justicia que “nosotros hubiéramos hecho” (p. ej., como las de Cornelio, Hch_10:2; Hch_10:22) nunca nos hubieran salvado, porque todos hemos pecado (Rom_3:23) y el hombre pecador no puede salvarse solo, sino que necesita un Salvador. Sin embargo, aunque Dios provee la salvación por medio de Cristo, la actividad humana es necesaria; es decir, Dios provee la salvación y el hombre tiene que aceptarla. La acepta al obedecer al evangelio (Hch_2:38). Los que no lo obedecen no estarán listos para la venida del Señor, sino que “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día” (2Ts_1:7-9).

Quien murió por nosotros -- Jua_19:34.  Esto es lo que Cristo hizo por nosotros para hacer posible nuestra salvación. La paga del pecado es la muerte (Rom_6:23), pero el hombre, siendo pecador, no podía salvarse muriendo por sus propios pecados. Como Pablo explica en Rom_5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Durante el ministerio personal de Cristo, Pedro no quería creer que Cristo iba a morir (Mat_16:21-23), pero comenzando el día de Pentecostés lo predicó y después escribió lo siguiente: (1Pe_2:24), “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”. Los judíos no querían aceptar que el Mesías había de sufrir y morir; por lo tanto, allí mismo en una sinagoga de Tesalónica vemos (Hch_17:2-3) que “Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo”. De este gran Hecho Pablo escribe en Rom_5:10; 1Co_15:3; Col_1:21-22; Tit_2:14.

         -- para que ya sea que velemos (4:17, vivimos), o que durmamos (4:14, morimos), vivamos juntamente con él. -- Esto es paralelo a 1Tes 4:13-17; compárese Rom_14:8. Ahora explica el propósito de la muerte de Cristo: murió por nosotros para que siempre vivamos con El. Tenemos comunión con El ahora durante esta vida y El quiere que estemos con El cuándo vuelva (4:17).  Como Pablo dice en otro texto (2Co_5:8-9), “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables”. Pablo dijo a los filipenses (1:23), “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”.

Por lo cual, animaos unos a otros, -- 4:18. Los santos tienen una responsabilidad mutua los unos para con los otros. La Biblia describe ampliamente lo que Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) ha hecho por nosotros; urge, pues, que pongamos nuestra parte, no sólo para lograr nuestra propia salvación, sino también para ayudar, animar y edificar a nuestros hermanos. Sin faltar debemos tener presente que “nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Rom_12:5; 1Co_12:14-27).

         -- y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. -- Uno de los propósitos principales de la iglesia es su propia edificación y crecimiento (Efe_4:11-16). Nos edificamos los unos a los otros cuando nos ayudamos a llegar a un nivel más alto de madurez espiritual, y Pablo se dio cuenta de que los tesalonicenses ya lo practicaban. La exhortación del siguiente versículo tiene mucho que ver con la edificación de una iglesia (Efe_4:11).




miércoles, 22 de abril de 2020

NO OS AFANÉIS POR VUESTRA VIDA (2ª parte)




 Lucas 12; 22-31

 22  Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
 23  La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
 24  Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
 25  ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
 26  Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
 27  Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
 28  Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
 29  Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
 30  Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
 31  Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.


      Jesús era visto comúnmente como maestro, o sea como parte de una clase que trataba tanto asuntos religiosos como civiles. Por eso no sorprende que pidieran su opinión en una disputa legal sobre un tema de propiedad. Posiblemente un hermano menor estaba reclamando que había sido defraudado en cuanto a su porción de la herencia. Sin embargo, Jesús se negó a resolver el asunto. No era un rabino ordenado y prefería ir a la raíz del asunto dando una advertencia contra la avaricia o, como dicen algunas de las versiones bíblicas más antiguas, la codicia.  La codicia es el deseo de tener más de lo que uno realmente tiene y no necesariamente por envidia de lo que tengan los demás. No sólo lleva a la lucha, sino que también expresa una actitud fundamental errada hacia la vida, según la cual las posesiones son todo lo que realmente importa. Sólo se necesita que Dios saque ese sentimiento de la vida y en seguida se hará evidente lo inútiles que son las posesiones. El dinero no puede comprarlo todo. El rico no ha alcanzado las verdaderas riquezas de una correcta relación con Dios, para lo cual un paso ciertamente sería dar a los pobres. De ese modo sería un necio; un impío y por lo tanto insensible. Para el rico significan los bienes un gran peligro: el de olvidar a Dios y de vivir sola para conservar y acrecentar la riqueza, en la que ha cifrado su seguridad. Pero también el pobre está amenazado. Su preocupación es su sustento cotidiano. Uno y otro, el rico y el pobre, están expuestos al peligro de dejarse absorber por el cuidado de las cosas de la tierra y dejar a un lado el cuidado más importante, el de buscar el reino de Dios. En estas palabras habla Jesús de una preocupación que desasosiega, que se apodera completamente del hombre, que procede de la ilusión de creer que el hombre puede asegurar su vida con los bienes de la tierra. La frase decisiva, según la cual se ha de entender el texto entero, se halla en el versículo  31: buscad el reino, y estas cosas se os darán por añadidura.

En Mt se dice: «Buscad primeramente el reino.» Esta es la redacción destinada al pueblo. Lucas, en cambio, suprime el primeramente, pues escribe para los discípulos, que siguiendo a Cristo deben renunciar a toda posesión, a fin de estar completamente libres para escuchar la palabra de Jesús y proclamar su mensaje.

La preocupación por las cosas de la tierra no debe hacer olvidar la búsqueda del reino de Dios. Por eso Dios mismo se encarga de que el hombre no se deje dominar por la solicitud por la subsistencia. Jesús proclama la providencia paternal de Dios. Lo que dice Jesús se comprende fácilmente, pero estas palabras sólo se pueden vivir si se creen. Los hombres de poca fe no lo comprenden ni se aventuran a ello. En la primera estrofa hay dos razones que tienen por objeto librar de la preocupación afanosa por la comida, la bebida y el vestido. Nosotros nos preocupamos por el alimento y por el vestido, pero no tenemos en nuestra mano la vida a que deben servir estas cosas.

Los cuervos, que eran tenidos por pájaros impuros por los judíos (Lev_11:15; Deu_14:14) y de los que se decía que son los animales más abandonados de la tierra, pues son descuidados hasta por sus mismos padres (Sal_147:9; Job_38:41), son alimentados por Dios sin que ellos mismos tomen medidas preventivas. ¿No se cuidará Dios mucho más del hombre, que al fin y al cabo vale más que un cuervo?

También la segunda estrofa, que habla dos veces de las preocupaciones afanosas, quiere inducir al abandono de las preocupaciones y a la confianza en la providencia de Dios mediante la consideración de la propia vida y de la naturaleza. Por mucho cuidado que ponga el hombre, no puede prolongar su vida (o aumentar su estatura). Quizá sea la frase deliberadamente ambigua; en todo caso es una verdad escueta, que todos tenemos que reconocer. Si nosotros no podemos modificar lo más mínimo la duración de nuestra vida, o nuestra estatura, ¿por qué nos preocupamos tanto por lo demás, por la comida y por el vestido, que son mucho menos que la duración de la vida o que la estatura? Los espléndidos lirios en las praderas de Galilea son testigos luminosos de la magnánima solicitud de Dios. El fasto del «rey sol» de Israel queda muy por debajo del esplendor de las flores, y sin embargo, las flores del campo no son sino pobres hierbas. El que se preocupa angustiosamente por su subsistencia, carece de fe; cree en la providencia divina, pero vive como si la existencia terrena fuera independiente de Dios y sólo el hombre debiera cuidar de ella.

La tercera estrofa no habla ya de preocupaciones afanosas, sino del buscar, del empeño desasosegado, de una vida suspendida entre el temor y la esperanza. Lo que ha de buscar el discípulo de Cristo no debe ser la comida y la bebida. Los paganos tienen esa preocupación. En ellos se comprende, pues no creen en el Padre, que cuida de los discípulos, que son sus hijos. Los paganos no tienen conocimiento de las promesas de Dios, por lo cual se preocupan por la vida de la tierra. El discípulo conoce una preocupación mayor, la del reino de Dios, que es lo único que busca.

Entonces, ¿cómo deben verse las posesiones? Los discípulos no deben preocuparse por la comida y el vestido (las dos necesidades esenciales para el cuerpo) como si fueran las cosas más importantes. La persona misma es más importante. Si Dios alimenta a toda ave que vive sin preocupaciones y viste a las flores, seguramente más aun proveerá lo que es necesario para sus hijos. En cualquier caso, las preocupaciones no pueden de modo alguno prolongar la vida de una persona. En un mundo donde la gente vive en una carrera desesperada, buscando mejores condiciones de vida, los discípulos deben buscar primero la voluntad de Dios y su salvación; entonces encontrarán que hay quien cuida de todas sus necesidades materiales. Por lo tanto, que vendan sus posesiones y las den a los necesitados, y fijen su deseo de un tesoro celestial que no pasará.

Jesús quiere dar a Dios y a su reino la preferencia ante todas las cosas y librar al hombre de la preocupación agobiante que atormenta al que piensa que sólo puede y debe asegurar su existencia humana. Los discípulos de Jesús, que viven del Evangelio, saben que no se les garantiza una vida sin fatiga, una jauja, si buscan sólo el reino de Dios. También los santos pasaron hambre y sufrieron fatigas y necesidad (2Co_11:23…). Cualquier cosa que Dios disponga sobre el discípulo, siempre viene del Padre, que quiere darle lo más grande de todo, el reino, en el que está contenida la plenitud de las bendiciones.

Una enseñanza tal puede parecer un estímulo a la pereza y a la falta de preocupación por los aspectos prácticos de cada día: “Dios proveerá; ¡por lo tanto no necesito hacer nada!” Sin embargo, Jesús no está hablando a los perezosos sino a los preocupados y a aquellos que son tentados a unirse a aquella carrera desenfrenada. Deben confiar en Dios y poner en orden sus prioridades.

martes, 21 de abril de 2020

NO OS AFANÉIS POR VUESTRA VIDA (1ª parte)




Mateo 6; 25-34
Mat 6:25  Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mat 6:26  Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Mat 6:27  ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Mat 6:28  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
Mat 6:29  pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(G) se vistió así como uno de ellos.
Mat 6:30  Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Mat 6:31  No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Mat 6:32  Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mat 6:33  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mat 6:34  Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.


                 
    "Afanarse, (MERIMNA) probablemente relacionada con MERIZO, atraer en diferentes direcciones, distraer, y por ello significa aquello que causa esto, un afán, especialmente ansioso, Mat_13:22; Mar_4:19; Luc_8:14; Luc_21:3; 2Co_11:28, 'preocupación'; 1Pe_5:7, 'ansiedad'.  
 El adjetivo AMERIMNOS (a, negación) significa libre de cuidado, Mat_28:14, 'os pondremos a salvo', RVR, haremos que estéis sin cuidado'" (WEV).  
  La Biblia de las Américas dice (Mat 6:25), " no os preocupéis". Ideas afines son: angustiarse, acongojarse, ser agobiado, Luc_12:29, "estar en ansiosa inquietud", ser ansioso (tener ansiedad), tener cuidado.
La ilustración de Marta (Luc_10:41-42), "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria (pero una sola cosa es necesaria, LBLA); y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada".
"Por tanto os digo: No os afanéis". Las palabras "por tanto" indican una conclusión de lo que había dicho en los vers 19-24, en los cuales nos da tres razones muy buenas por las cuales debemos poner plena confianza en Dios y no en cosas materiales (cosas de este mundo): (1) los tesoros de este mundo no son confiables porque son perecederos, no duran; (2) si el ojo es maligno (avariento), toda la vida está llena de oscuridad; y (3) es imposible servir tanto a Mamón (las riquezas) y al mismo tiempo servir a Dios (porque cada esclavo tiene solamente un amo).
En este hermoso texto Jesús nos dice por qué no debemos preocuparnos en cuanto a qué comer, qué beber o qué vestir.

         La vida es más que el alimento, el cuerpo es más que el vestido.
"PSUCHE (vida), aliento de vida, la vida natural... Hablando en sentido general, PSUCHE es la vida individual, el ser vivo". Esta "vida" es la que vivifica el cuerpo (saliendo esta vida el cuerpo queda muerto). La vida (es decir, uno mismo) es mucho más importante que el alimento que la sostiene, como también el cuerpo es mucho más importante que la ropa que lo cubre.

 El primer argumento de Jesús fija las prioridades:

  Dios nos da la vida y el cuerpo en que vive. Él sabe que no somos máquinas (ni tampoco ángeles), y que necesitamos de alimento y ropa. La vida es importantísima, una verdadera dádiva de Dios de sumo valor. Si Dios nos da una dádiva tan preciosa, ¿no la sostendrá? Si nos da cuerpo que es el templo del Espíritu Santo (1Co_6:19-20), ¿no le proveerá ropa?
         El propósito de la vida no es simplemente comer y beber, ni es el propósito del cuerpo simplemente vestirse. Estas son cosas necesarias pero son cosas secundarias.

La vida existe en el cuerpo para servir a Dios, para glorificarle, para avanzar los asuntos de su reino y su justicia.

Son deseos secundarios. Es verdad que deseamos comer, beber y vestirnos, pero estos deseos, aunque sean básicos, no son los deseos más importantes de la vida. Satisfacemos estos deseos para poder satisfacer otros deseos mucho más importantes. Aun los animales tienen el deseo de comer y beber, pero los hombres somos hechos a la imagen de Dios (Gén_1:26-27), y tenemos otros deseos superiores.

Mirad las aves del cielo.

Somos enseñados por las aves. El hombre tiene dominio sobre los animales y las aves (Gén_1:28; Sal_8:6-8), pero las aves nos enseñan. Debemos observarlas y aprender de ellas. No siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, ¡pero no están llenas de ansiedad! porque vuestro Padre celestial las alimenta.

Lo que Jesús no enseña:

         1. No condena el trabajar. Muchos textos enseñan la necesidad de trabajar (Efe_4:28; 1Ts_4:11-12; 2Ts_3:10). El hombre trabajó en el huerto de Edén, antes de pecar (Gén_2:17). El trabajo no es un castigo sino una bendición. El hombre fue creado para trabajar, pero no para afanarse. Las aves trabajan. Dios "las alimenta". El provee la comida y las aves aprovechan esa provisión, trabajando para comer. Jesús no dice, "No trabajan las aves", porque sí trabajan, pero trabajan sin afán, aunque no recogen en graneros. No tienen nada almacenado para mañana. No se preocupan por el día de mañana. Cuánto más debemos evitar el afán, porque no solamente trabajamos, sino también recogemos en graneros (hacemos provisión para el futuro). Ecl_2:22-24; Ecl_3:12-13; Ecl_3:22. Es necesario trabajar, pero ¡qué lástima que para muchos el trabajar es pura molestia! "No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo". 1Ti_5:8, es necesario trabajar y proveer para la familia.
         2. No condena el recoger en graneros. El hombre debe sembrar, segar y recoger en graneros, pero sin angustiarse. El problema es que aunque el hombre recoja en graneros, aun así sigue preocupado por cosas materiales. (El mal que hay en recoger en graneros es el egoísmo, Luc_12:15-21).

"¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" Las aves fueron creadas para el beneficio del hombre. Vivirán solamente en este mundo, pero el hombre, hecho a la imagen de Dios, es superior a las aves, por lo cual Dios no dejará de alimentarnos.

¿Y quién podrá, por mucho que se afane, añadir al curso de su vida?

"Estatura, HELIKIA, primariamente una edad, como un cierto lapso de vida, vino a significar:
 (a) un tiempo particular de vida, como cuando se dice que una persona es de edad', Jua_9:21; Jua_9:23, o más allá de un cierto estado de la vida, Heb_11:11
 (b) denota sólo la estatura en otros pasajes, Mat_6:27; Luc_2:52; Luc_12:25; Luc_19:3; Efe_4:13” . La palabra puede ser traducida de las dos maneras.

La palabra "estatura" coincide mejor con el "codo". Además, la palabra HELIKIA se traduce "estatura" en Luc_19:3. Sin embargo, Sal_39:5 dice (literalmente) "tú has hecho mis días como palmos" (LBLA). "El palmo equivale generalmente el ancho de la mano extendida, desde el pulgar hasta el meñique". Por eso, si la palabra HELIKIA se traduce "edad", la cual se mide por "codos", no será el único texto que mide la vida con una medida física.

 "Edad", o "curso de vida", es también traducción correcta. La Biblia de las Américas dice, "curso de su vida". Dice La Versión Moderna, "lo largo de su vida". La Versión Hispanoamericana dice, "prolongar su vida". Como ya hemos visto, la Biblia misma mide nuestros años con una medida física (palmos). Y la palabra HELIKIA se traduce tanto "edad" como "estatura". El contexto tiene que decidir, y relativamente pocas personas se preocupan por su estatura, pero casi todos se preocupan por prolongar su vida.

 ¿El afán ayuda a cambiar su estatura o a prolongar la vida?:

1. Jesús enseña que debemos poner la confianza en Dios y no vivir preocupados. Pero si alguien insiste en vivir ansioso, que conteste la pregunta: ¿de veras ayuda el afán?

2. Por lo contrario, nos perjudica tanto física como espiritualmente. La "ansiosa inquietud" (Luc_12:29) puede causar dolor de cabeza (aun la migraña), úlceras en el estómago, alta presión de sangre y toda clase de mal nervioso. Recuérdese que la idea básica de la palabra "afanarse" es "distraerse"; por el afán uno queda distraído, por ejemplo, en el trabajo y en otras actividades importantes. Lo peor es que también se distrae espiritualmente y como todos saben no debemos distraernos si queremos correr la carrera hasta el fin y ganar el premio. Si el afán no ayuda, y por lo contrario, causa mucho daño, ¿por qué persistimos en afanarnos?

 Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? considerad los lirios.

No solamente nos enseñan las aves, sino también aun las flores. "Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan". Las aves, aunque trabajan, no viven con "ansiosa inquietud", pero las flores ni trabajan.
Aunque trabajemos (y aun recojamos en graneros), nos preocupamos por la ropa, pero Dios viste a lirios, que no trabajan, con vestimenta más gloriosa que la de Salomón. No tiene sentido, pues, que nos preocupemos.

La hierba del campo.

El quinto argumento es semejante al cuarto, pero hay otros factores: La brevedad de la existencia (la hierba existe por muy pocos días) y es de muy poco valor, pues se echa como leña a los hornos. Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios la viste.

Jesús razona desde lo menor a lo mayor, es decir, habla de cosas de menos valor para ilustrar el cuidado de Dios de su pueblo. Si cuida de estas cosas, ¿no cuidará de nosotros? Compárese Rom_8:32, "El que no escatimó (eximió) ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?"

"¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?" Jesús acusa a sus discípulos de ser "hombres de poca fe" en Mat_8:26 (por no confiar en El durante la tempestad); 14:31, acusa a Pedro de tener poca fe cuando andaba sobre las aguas, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse; 16:8, a los discípulos cuando hablaron de no haber traído pan; y 17:17, a los discípulos de ser "generación incrédula", cuando no pudieron echar fuera el demonio.

Los gentiles (Luc_12:30, las gentes del mundo) buscan todas estas cosas.

A. No conocen a Dios. Desde luego, los del mundo viven afanados por estas cosas porque no conocen a Dios, no confían en El y creen que todo depende de ellos mismos.

B. No seamos como ellos. Nosotros sí creemos en Dios. Creemos que Él es el Creador, y que provee para todas sus criaturas, mayormente para sus hijos. No creemos que todo dependa de nosotros mismos. Trabajamos, sí, pero Dios pone los medios. El hace que el sol salga día tras día, y manda las lluvias, y hace que la tierra sea fértil y que la simiente sembrada fructifique. No estamos solos. No somos mundanos. No somos paganos. No actuemos, pues, como los del mundo.

C. ¿Qué significa la palabra "mundanalidad"? ¿Qué significa la palabra "mundanos"? ¿Somos mundanos? Los que se preocupan con ansiosa inquietud por las cosas materiales son mundanos. Así son porque no conocen a Dios. No seamos personas de "poca fe", sino personas de grande fe (Mat_8:10; Mat_15:28).

 Los argumentos de Jesús deben producir una fe fuerte en Dios:
          
A. Ver 31, " No os afanéis, pues". Jesús nos ha dado muy buenas razones. Sólo resta que le creamos y que seamos convencidos. Él tiene razón. Son argumentos buenos.

B. Recordemos siempre (como dice el ver 32), "pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas". Él nos hizo. Él sabe que no somos ángeles, y que no somos máquinas. Necesitamos de comida y ropa.

C. El remedio: ver 33, " Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Pongamos primero lo que debe ser primero. Debemos estar conscientes de nuestras prioridades y nunca dar la atención primaria a las cosas segundarias. Debemos preocuparnos por las cosas del reino (1Co_12:26-27; 2Co_11:28; Flp_2:20, etc.). Debemos seguir el ejemplo de los macedonios (2Co_8:5), "a sí mismos se dieron primeramente al Señor".

D. Ver 34, "Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" (sus propios problemas, aflicciones, dificultades, etc.). El día de ayer es como un "cheque cancelado"; mañana no existe. Solamente tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene tratar de cruzar el puente antes de llegar al puente. Mar_16:3-4, las mujeres querían ungir el cuerpo de Jesús, pero estaban preocupadas: "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande". Así sucede muchas veces en la vida, lo que nos preocupa ni siquiera será problema (excepto en la imaginación nuestra). Muchos viven afanosos por causa de dificultades que nunca ocurren. Esto es afanarse por el día de mañana, cosa que Jesús prohibe.

E. Recuérdese el ejemplo de María y Marta. Marta estaba "afanada y turbada" con muchas cosas, mientras que María estaba a los pies de Jesús escuchando su palabra. Dice Jesús, "María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Luc_10:38-42).

Planear para el mañana es tiempo bien invertido; afanarse por el mañana es tiempo perdido. Algunas veces es dificultoso notar la diferencia. Planear es pensar con antelación en metas, pasos y fechas, y confiar en la dirección de Dios. Cuando se hace bien, el afán disminuye. El que se afana, en cambio, se ve asaltado por el temor y se le hace difícil confiar en Dios. El que se afana deja que sus planes interfieran en su relación con Dios. No permita que su afán por el mañana afecte sus relaciones con Dios.