} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 2012

martes, 20 de noviembre de 2012

EL NUEVO NACIMIENTO (2)

También enseña la Biblia que, a menos que hayamos experimentado este nuevo nacimiento, no podemos entrar en el Reino de los cielos. Jesús dijo enfáticamente: "Os es necesario nacer otra vez" (Juan 3:7) No hay nada indefinido u optativo en esto. No hay opción, nada puedes hacer para cambiar esta sentencia, o naces de nuevo o todo lo que  hagas no servirá más que para acumular desorden a tu vida. El que entre en el Reino de Dios, habrá nacido de nuevo.
La salvación no es sólo la reparación de la naturaleza original. Es una nueva naturaleza,creada por  Dios, en justicia y verdadera santidad. La regeneración no es ni siquiera un cambio de naturaleza o corazón. Nacer de nuevo no es un cambio, es una regeneración, una nueva generación.
En la vieja naturaleza, no hay nada que Dios acepte . En ella no hay cosa buena. La vieja naturaleza es demasiado débil para seguir a Cristo. San Pablo dijo" Y éstas cosas se oponen la una a la otra, para qué no hagais o que  quisiereis"(Gálatas 5:7) "Los que están en la  carne no pueden servir a Dios" "¿Echa alguna fuente por una misma abertura agua dulce y agua amarga? Hermanos míos ¿puede la higuera producir aceitunas?" (Santiago 3:11-12) preguntó Santiago.
El viejo hombre se describe en Romanos: "Sepulcro abierto es su garganta; con sus lenguas tratan engañosamente: veneno de áspides está debajo de sus labios: cuya boca está llena de maledicencia y de amargura; sus pies son ligeros a derramar sangre; quebrantamiento y desventura hay en sus caminos...No hay temor de Dios delante de sus ojos." (Romanos 3:13-18)
¡Cómo podrás reformar o cambiar gargantas, lenguas, labios, pies y ojos como éstos? Es imposible. Jesús sabiendo que era imposible cambiar, dijo que se necesitaba un nacimiento totalmente nuevo. La vida que emana del nuevo nacimiento no se puede obtener por un desarrollonatural o por esfuerzos personales. El hombre, por su naturaleza, carece de esta santidad que Dios quiere para entrar en el cielo. Sólo en el nuevo nacimiento se halla el principio de tal vida. Para poder vivir la gracia de Dios, hemos de tener la naturaleza de Dios.
El asunto de recibir nueva vida, es semejante a una moneda, que tiene su anverso y su reverso. El recibir nueva vida tiene un lado divino y otro humano. Vamos a ver como hace Dios.
  El nacer de nuevo es en absoluto la obra del Espíritu Santo. No hay nada que puedas hacer para obtenerlo. No está a la venta. Por muchos bienes materiales que poseas no lo puedes comprar. La Biblia dice: "Mas a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios".(S.Juan 1:12-13) En otras palabras, tú no puedes nacer de sangre, o sea, no puedes recibir el nuevo nacimiento por herencia.
   No puedes heredar el cristianismo. Tal vez hayas tenido padres cristianos, pero eso no produce necesariamente un hijo cristiano. Tertuliano ya lo enseñó, en el siglo tercero, a la iglesia primitiva.
  No puedes nacer de la voluntad de la carne, dice la Escritura. En otras palabras, no hay nada que tú puedas hacer. Estas muerto. Un muerto no tiene vida para hacer ninguna cosa.
(Continuará)

EL NUEVO NACIMIENTO (1)

"El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios"  S.Juan 3:3


Si yo pudiera entrar en tu casa, y conversar contigo de corazón a corazón, probablemente me dirías: Estoy perplejo, confuso y turbado. He transgredido las leyes de Dios, he vivido contrariamente a sus mandamientos , pensaba que podía vivir sin la ayuda de DIOS. He procurado formar mis propias reglas, vivir a miantojo y he fracasado. Las amargas lecciones que e vivido de ese modo han llegado mediante el sufrimiento y experiencias trágicas. ¡Cuanto daríapor nacer  de nuevo! ¡Qué distinto camino tomaría, si pudiera...!
Si estas palabras tocan las fibras sensibles más reconditas de tú corazón, si encuentran eco en los pensamientos que han pasado por tú mente, quiero darte algunas noticias gloriosas: ¡Jesús dijo que podrías nacer de nuevo! Puedes tener ese nuevo y mejor comienzo por el que tantas veces has orado. Puedes deshacerte de ese yo despreciado y pecador, y ser una nueva persona, un ser puro y lleno de paz, limpio de todo pecado.
No importa cuán negro sea tu pasado, cuán confuso sea tu presente, ni cuán deplorable parezca tu futuro, ¡si hay una salida!. Y hay una salida segura, efectiva y eterna, ¡pero hay  solamente una! Tienes que tomar sólo una decisión.Tienes que seguir sólo un camino, una sola dirección, distinta a la senda tortuosa y vana que has recorrido hasta hoy.
Puedes seguirsiendo miserable, descontento, miedoso, desdichado,infeliz y disgustado contigo mismo y con tu vida; o puedes decir ahora mismo que quieres nacer de nuevo. Puedes decidirte ahora mismo  a borrar tu pasado lleno de pecado, y a empezar de nuevo una  vida limpia y correcta. Puedes  determinarte ahora mismo a ser la persona que Jesús prometió podrías ser.
La siguiente pregunta lógica que puedes hacer es: ¿Cómo puedo experimentar esta nueva vida? ¿Cómo puedo nacer de nuevo? ¿Cómo puedo empezar otra vez?
Es esta  la prgunta que, bajo el cielo oriental, Nicodemo hizo  a Jesús aquella noche,  hace dos mil años.
El nacer de nuevo, sin embargo, significa muchísimo más que un nuevo comenzar, una enmienda o una reforma. Como ya hemos visto la Biblia enseña  que naciste la primera vez en el mundo físico, pero que tu naturaleza espiritual fue concebida en pecado. La Biblia declara que estás "muerto en delitos y pecados"       ( Efesios 2:1). La Escritura señala que no hay nada en tu naturaleza muerta y pecadora que pueda orignar la vida. Estando muerto en pecado, no  puedes producir una vida de justicia. Muchas personas tratan de vivir una vida buena, santa y recta sin nacer de nuevo, pero sólo irán al fracaso. Un cadaver no puede engendrar vida. La Biblia enseña "que el pecado, siendo cumplido, engendra muerte" (Santiago 1:15) Todos estamos muertos espiritualmente.
Tu vieja naturaleza no puede servir a Dios. La Biblia declara "El hombre animal no puede percibir las cosas del Espiritu de Dios...y no las puede entender" (1ª Corintios 2:14) "En nuestra condición natural, estamos en enemistad con Dios, porque no estamos sujetos a sus leyes, ni podemos estarlo" (Romanos 8:7)
La Biblia enseña además que nuestra vieja naturaleza está totalmente corrompida. Desde los pies a la cabeza no hay cosa ilesaen el hombre, que está llena de herida, hinchazón y podrida llaga (Isaias 1:6) Tu corazón es engañoso, más que todas las cosas, y terriblemente perverso. Está corrompido,de acuerdo con la engañosa lujuria.
La Biblia enseña además que nuestra vieja naturaleza esnetamente humana, e incapazde renovarse. La Biblia enseña que cuando nacemos de nuevo, nos despojamos del viejo hombre, no lo reparamos, no  le ponemos remiendos. El viejo hombre ha de ser crucificado,  no cultivado. Jesús dijo que el acto de limpiar el exterior del vaso y del plato, deja lo interior tan inmundo como antes.
(Continuará)

lunes, 24 de septiembre de 2012

EL ARREPENTIMIENTO (2)

¿Qué quiso decir Jesús con la palabra arrepentimiento? ¿Por qué aparece esta palabra continuamente a través de la Biblia? . las palabras originales del griego y del hebreo significan mucho más. Indican mucho más que lamentar y sentir tristeza por el pecado. La palabra bíblica “arrepentimiento” quiere decir volverse de tu  modo de pensar, cambiar tu mentalidad, dar la vuelta por completo a tu vida, tu actual vida alejada de Dios y volver a su camino. Es una palabra de acción y de poder, es una palabra que indica una revolución completa, dentro del individuo. Cuando la Biblia nos llama a arrepentirnos del pecado, quiere decir que debemos volver las espaldas al pecado, que debemos dar media vuelta y caminar en dirección contraria al pecado y a todo lo que el pecado implica. Jesús relató la parábola del hijo pródigo para dramatizar lo que quería decir con la palabra arrepentimiento. Cuando el hijo pródigo se arrepintió, no siguió lamentando sus pecados. No fue pasivo y perezoso; no se quedó en el mismo lugar rodeado de los puercos. ¡Se levantó y se marchó ¡Encaminó sus pies en la dirección opuesta. Buscó a su padre, se humilló ante él y luego recibió su recompensa. Muchísimos cristianos en sumo grado se han olvidado de lo que la Biblia da a entender cuando habla de arrepentimiento. Creen que es algo así como mover la cabeza ceremoniosa mente y darse golpes de pecho, diciendo “¡Ay, cuanto siento haber hecho esto¡”…y seguir viviendo de la misma manera. El arrepentimiento verdadero significa cambiar el modo de pensar;. El remordimiento no es suficiente para arrepentirse. Judas estaba apesadumbrado y lleno de remordimientos, pero nunca se arrepintió. Aun una reforma no es suficiente. No hay tortura que puedas infligir a tu cuerpo, no hay castigos mentales a los cuales se te pueda someter, que agraden al Dios Omnipotente. Cristo pagó por nuestros pecados en la cruz; allí sufrió la pena del pecado. Ningún padecimiento que suframos nos llevará al arrepentimiento. Tampoco lo lograremos con lamentaciones, con oraciones repetitivas, con cánticos más o menos alegres o místicos aunque muchos predicadores hayan enseñado que para arrepentirse es necesario lamentarse durante un determinado tiempo como período preparatorio para la salvación. Desviando de esa forma el pastor a sus ovejas hacia el abismo de la perdición. Un predicador cristiano, hombre muy inteligente, dijo una vez en una de sus homilías que cuando se convirtió, la emoción que el predicador y la congregación esperaban de él, casi le impidió acercarse a Dios. El falso sentimiento producido en algunas reuniones de avivamiento ha sido tropezadero para muchas almas sinceras y hambrientas de conocimiento de Jesús. El arrepentimiento del que hablo es el verdadero arrepentimiento bíblico, no es una opinión personal, ni una teoría. La Biblia habla de tres cosas: la inteligencia, la emoción y la voluntad. Primero: Es necesario el conocimiento del pecado. La Biblia dice:*Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios*.(Romanos 3:23) Isaías objetado de sus pecados, dijo:*¡Ay de mi que soy un hombre inmundo de labios*(Isaías 6:5) Job convencido de que era pecador exclamó:*Por tanto me aborrezco*(Job 42:6). Cuando Pedro quedó convicto de sus pecados, confesó:*Soy hombre pecador*(Lucas 5:8). Pablo convicto también de sus culpas, se calificó “como el primero de los pecadores”. Es el Espíritu Santo el que proporciona esta convicción. Verdaderamente no puede haber arrepentimiento hasta que el Espíritu Santo ejerce su influencia en la mente y el corazón. Puede usar las oraciones de una madre,, el sermón de un pastor, un programa cristiano por radio o la muerte de un ser querido para proporcionar esta necesaria convicción. No obstante es posible estar convencido del pecado, reconocerse pecador, aun lamentarse de los pecados, y no arrepentirse. Segundo: Como en toda experiencia genuina el arrepentimiento incluye las emociones. Pablo dijo que el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable. Muchas personas aborrecen toda emoción, y algunos críticos sospechan de cualquier conversión que no tiene lugar en un refrigerador. Hay muchos en un falso sentimentalismo, pero esto no excluye una emoción verdadera de piedad y sentimiento. Tercero: El arrepentimiento incluye la voluntad. Solamente cuando tengamos en cuenta la voluntad habremos llegado al corazón del verdadero arrepentimiento. Es preciso que haya esa determinación de renunciar al pecado, de cambiar las actitudes hacia uno mismo, hacia el pecado y hacia Dios. Es preciso cambiar los sentimientos, la voluntad, la disposición y los propósitos personales. Sólo el Espíritu de Dios puede ayudarte a tomar la determinación necesaria para el verdadero arrepentimiento. Hay cientos, miles de personas cuyos nombres están en los registros de las iglesias; asisten a la iglesia cuando les conviene, contribuyen y apoyan las actividades de la congregación; saludan al ministro y les dicen que predicó un excelente sermón. Hablan con el lenguaje del cristianismo y muchos de ellos pueden repetir bastantes textos de la Biblia, pero nunca han experimentado el verdadero arrepentimiento. Han adaptado hacia la religión cristiana una actitud que les permite tomarla o dejarla a su capricho. Cuando tienen dificultades vuelven a Dios y oran; pero el resto del tiempo no piensan mucho en ÉL. La Biblia enseña que cuando alguien se entrega a Cristo, se opera un cambio que repercute en todas sus acciones. Cuando Cristo entra en el corazón reclama ser Señor y Maestro. ¿Es tu Señor y Maestro?

domingo, 26 de agosto de 2012

No dejes para mañana, lo único importante: TU SALVACIÓN

Dejar para otro día algo tan importante en tu vida significa dos cosas: Que desprecias la Sangre derramada por Jesús en la cruz que te limpia de tus pecados o que no te preocupa lo mas mínimo.
Si no te preocupa, haya tu, eres libre de aceptarlo a El como único Salvador, El te da esa libertad de escoger.
Si desprecias el sacrificio que realizó en la cruz y rechazas su sangre purificadora, lamento decirte que es la mayor ofensa que se le puede hacer a Jesús pues no hay después arrepentimiento que valga, no hay vuelta atrás.

Te voy a poner un ejemplo para que lo entiendas. Tu imagínate, vas por el campo y encuentras un hormiguero, tu puedes pasar de las hormigas o de un pisotón acabar con ellas. Tu serias capaz de sacrificar la vida de un hijo tuyo para salvar a las hormigas.
Esto es para que lo entiendas un símil. Compara a DIOS infinito con las hormigas(nosotros). El en su inmenso amor por nosotros sacrificó a su HIJO JESUCRISTO derramando su Bendita sangre por una hormigas como nosotros. Esto querido lector no hay que tomarlo tan a la ligera, ni siquiera seremos capaces de comprender lo, pero por Fe acepto su PALABRA y CONFÍO que con su Sangre me limpia de todo pecado cometido fuera cual fuera y una vez que le hago entrega de mi vida para que El la guíe surge el hombre nuevo" os es necesario nacer de nuevo" aquí está el secreto de la VIDA ETERNA.
Por eso hoy aún estas a tiempo, mañana quien sabe...la muerte no descansa.

lunes, 25 de junio de 2012

PAZ CON DIOS (2ª Parte)

 LA FE “Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9) Estando ya preparado para dar un paso más en la búsqueda de la paz con Dios dispuesto a renunciar a la vida anterior que me conducía al abismo, resuelto a que ese cambio se opere en mi vida, dejando que Él, Jesús, se haga cargo de ella; que marque el ritmo sin prisa pero sin pausa por el camino que me lleva a esa puerta estrecha, por la que sólo puedo pasar cuando entienda que la salvación no depende de mí, ni de mi esfuerzo, que no se puede comprar, no está en venta; ni las riquezas, ni el poder, ni los rezos a imagen de santo o virgen que ni oyen, ni comen, ni ven pueden ofrecer. Tallas de madera, piedra, bronce, oro esculpidas por la mano del hombre y a las que de forma irracional hemos adorado en nuestro desvarío, en esa locura demoníaca, en ese acto más de rebeldía contra Dios el Creador de todo lo visible e invisible. Cuando deje en esa senda todos los prejuicios adquiridos y me vuelva como un niño, sólo entonces estaré en condiciones de poder traspasar esa puerta estrecha. En esa ardua tarea, cuento con el apoyo del mejor abogado, de mi mejor amigo, de mi compañero, de mi salvador; en Él y sólo en Él puedo confiar, nunca me ha defraudado. Yo sin embargo, si le he defraudado, si que le he fallado, tantas veces que ya ni las recuerdo. Siempre que he intentado coger el timón de mi vida, me he desviado de su ruta; la fuerte corriente del mundo ha variado el rumbo y a virado, dejándome a merced de los embates del pecado. Soy consciente que al poner la vista en otros objetivos, ambicionando lo que no me conviene e infringiendo dolor a las personas que me rodean, he bajado la guardia y el enemigo aprovechó la ocasión para colarse, en cierto modo, cuando mis ojos quisieron gozar de muy diversas formas con las comodidades temporales. No tengo excusa y debo ser disciplinado, he sido un mal hijo y mi Padre Celestial, como me quiere, sabrá lo que hacer conmigo. Me humillo ante ÉL y le ruego ponga fin a mi desvarío pues no estoy en condiciones de salir adelante sin su ayuda. Sé que la sangre derramada por el Hijo de Dios en el madero redime todos mis pecados, que por su gracia soy justificado en la fe, ante su tribunal y que su resurrección me permite gozar de esos bienes venideros cuando venga en su reino. Ayúdame Señor a caminar, no me sueltes de tu mano, no me dejes sólo, déjame asirme a ella con firmeza porque fuera de TÍ no tengo esperanza y estoy perdido. Toma las riendas de mi vida y haz con ella lo que quieras y si necesito de vez en cuando un coscorrón, no te cortes, pues el buen padre terrenal también lo hace, cuanto más Tú, mi Padre Celestial que me disciplina para la vida eterna. Que así sea. Amén.