} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 05/01/2014 - 06/01/2014

viernes, 30 de mayo de 2014

LA TENTACIÓN 5 (el orgullo)






Josué 1:8-9 "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."

Por el conocimiento de la sana doctrina a través de la Palabra de Dios en la Biblia,  el Señor nos faculta para adquirir Sabiduría en nuestra vida diaria. Nos despierta los sentidos espirituales para poder ver, sentir, tocar, gustar y oír todo aquello que está oculto a los sentidos carnales.
Cuando Satanás hizo pecar a la primera pareja,  consiguió varios objetivos con la caída en pecado. El primero de ellos es que haciendo honor a sus malignos atributos, sembró la duda en la mente de Eva sobre lo que Dios había ordenado “no comeréis”. Una vez que hizo dudar, ya había ganado la batalla, pero por si acaso, continuó con la media verdad y mordió el anzuelo.

-Lo mismo habríamos caído en la trampa tú o yo-

 Al desobedecer a Dios, la comunión y la relación de dependencia que tenía esa pareja con Dios se rompió. Así el hombre y la mujer vagaron independientes de Dios. Trataron en vano de cubrir su desnudez, con las obras de sus manos, para intentar burlar al Creador y ocultarle su desnudez. Desde entonces el hombre trasmite por sus genes el pecado a la siguiente generación y  el deseo de acercarse a Dios por medio de sus méritos, de sus obras.
Pero Dios proveyó el medio, el Cordero, el Inocente, el Justo pagó con su vida por los injustos, por los pecadores. Dios los vistió con pieles de animales. Dando a entender que la muerte de un animal  inocente cubriría con su sangre sus pecados. Simbólicamente hablaba de Cristo, del derramamiento de su sangre que limpiaba los pecados.
Adán fue creado por Dios, por lo tanto su naturaleza era sin mancha de pecado y sin embargo sucumbió a la tentación. Si aquél, cayó ante la seducción y el engaño de Satanás, qué no nos ocurrirá a nosotros cuando nosotros dudamos de la Palabra de Dios y no permanecemos firmes.

Cuántas veces también pusimos un “pero” a lo que la Biblia nos dice. Seamos sinceros. Alguna vez no hemos dicho acaso: La Biblia dice pero “yo pienso” o “yo creo”. Cuando siquiera llega el pensamiento de poner en duda algo que dice Dios, si lo rechazamos sustentados por la firmeza en la obediencia a la Palabra de Dios, no anidará en nosotros con argumentos de todo tipo siempre engañosos.
La batalla de nuestra mente sólo puede mantenerse victoriosa si obedecemos a Dios. Para obedecer a Dios, tenemos que saber lo que nos dice. Para saber lo que nos dice, no podemos descubrirlo si le dedicamos sólo el domingo cuando acudimos a celebrar la Cena del Señor. Conocer lo que Dios quiere para cada uno de nosotros es mantener con Él, una relación personal de compromiso del estudio sistemático de Su Palabra en la Biblia.

Leemos en Proverbios 16:18 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”

Es fácil hablar después de haber pasado por la disciplina del Señor, después de ser reprendido por la desobediencia. Somos tan vulnerables e inconstantes. 
Cuando sustituimos la confianza puesta en el Señor, para confiar en nosotros mismos o en nuestros semejantes, estamos dando la espalda a todas las bendiciones que vienen de Dios a través de la Palabra, para ir en pos de las felicitaciones, congratulaciones delante de los hombres. Cuando nos dejamos tentar por el orgullo, comienza abrirse el abismo bajo nuestros pies, y sólo confesando nuestros pecados a nuestro Abogado, a Jesús, podremos librarnos de la caída.
Resulta fácil enamorarnos de la libertad que tenemos en Cristo Jesús, para luego olvidarnos que somos suyos, que no nos pertenecemos, que somos de Él. Cristo pagó el precio de nuestra liberación del pecado. Estábamos muertos espiritualmente, apartados de Dios para condenación eterna.. Olvidamos que quien gobierna nuestras vidas es Jesús, somos sus esclavos; sellados a fuego, somos de su propiedad. Sabiendo esto, haríamos bien en estar atentos a las intenciones de nuestro corazón, vigilantes no sea que confiados en nuestros progresos y avances perdamos de vista la cruda realidad, que nos muestra que en nosotros no reside hacer el bien; si lo hacemos es porque el Espíritu de Dios nos propicia tanto el querer como el hacer.

La Biblia está llena de ejemplos de los peligros que encierra el exceso de confianza, de nuestro orgullo en lo que nosotros logramos. Los cristianos que confían en exceso en sí mismos, se hacen cada día más independientes de la Palabra de Dios, creen que todo lo saben y se hacen menos dependientes de Dios. Su compromiso con Dios se reduce a llevar la Biblia bajo el brazo y asistir a la Cena del Señor. Es triste ver la falta de responsabilidad en un asunto tan serio como es el conocimiento de Dios.

En Lucas 8:5-18 nos enseña cómo llega la Palabra de Dios al hombre que la escucha. 8:5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 8:6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 8:7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8:8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga. 8:9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? 8:10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.8:11 Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 8:12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. 8:13 Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. 8:14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. 8:15 Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.8:16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. 8:17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.8:18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.     

Tendríamos que ser más coherentes con nuestra fe. Un cristiano nunca puede decir que ya lo sabe todo sobre Dios, eso es, me atrevo a decir demoníaco. Porque equivaldría  a compararse a Dios, ya que Dios es infinito y el tal que dice conocerlo así, miente, su orgullo lo ha cegado.
Dejar de reunirse para el estudio bíblico, para orar, o en comunión con el resto de los hermanos en la fe, es una ofensa para Jesús, es menospreciar Su Sacrificio.
No entiendo como los creyentes se toman tan a la ligera el compromiso con Dios.
Todos estos que van por la vida tan confiados, en sus méritos, les llegan las tentaciones por doquier, descubriendo que no tienen la suficiente fuerza espiritual para sostenerse y terminan cayendo en el camino. Otros han caído en las tentaciones de los bienes materiales, las riquezas temporales, ahogando en ellos cualquier mínima resistencia que ofrecieran.
Se hacen negligentes en su manera de vivir, aumenta el descuido, no son vigilantes; se vuelven vulnerables a la tentación y disminuyen su resistencia al pecado. Dicen para justificarse: la carne es débil. Pero omiten que el problema es que somos responsables ante Dios de nuestros actos y que daremos cuenta de todo lo malo que hayamos hecho y aun de lo bueno que hayamos dejado de hacer.
También resulta curioso ver como hay cristianos que creen que creen y se enfrentan a un gran problema. Piensan que por el hecho de llevar y leer la biblia unos minutos, seguir su lectura,  cantar alabanzas ya es todo para ser cristianos. Pero entiendo que distan mucho de ser cristianos genuinos si no han nacido de nuevo. Esos que se comportan así sólo son religiosos.

Cuando hemos nacido de nuevo, no estamos libres de la tentación como ya hemos visto. Podemos caer, pero sabemos lo que tenemos que hacer para ser restaurados, dirigir nuestros ojos a Jesús y confesarle nuestros pecados. Lo hacemos con el dolor de haberle ofendido,  amamos a Dios, le obedecemos y somos hacedores de Su Palabra, no sólo oidores.
Yo no puedo confiar en mí, menos en mi corazón que me engaña. No me fio de mis sentimientos ni de mis sensaciones. Ni ver milagros, ni oír voces del más allá, ni sentir emociones me hacen salvo. Sé que soy salvo por fe en Jesucristo.
Busco cada día una relación más íntima con Él a través de la Palabra de Dios en la Biblia para conocerle y saber cuál es Su voluntad con respecto a mí. Es mi propósito y mi compromiso profundizar y conocer tanto la Palabra, como Dios me conceda el entendimiento para poder hacerlo.

Puestos los ojos en las cosas del cielo, las terrenales pierden interés. Vivamos para el cielo, alimentado nuestro espíritu con la comida celestial.

miércoles, 28 de mayo de 2014

LA TENTACION 6 (vuelta al pasado)




MIS PRIMEROS PASOS DE RECIÉN NACIDO

Aquella noche que nací de nuevo, escapé para siempre de las garras de Satanás. Pero como era un recién nacido, se despachó a gusto por medio de los recuerdos pecaminosos. Sembrando la duda, muchas veces, de mi conversión a cada tropiezo en el camino.
Mi vida, fuera del trabajo, comenzó a limitarse nada más que a ir a las clases de alemán que se impartían en el centro de la Agregaduría Laboral en la ciudad de Zúrich.  Tres horas por la mañana, de gramática y pronunciación. Por la tarde una hora de traducción y escritura. En la clase había alumnos de varias nacionalidades. Españoles estábamos en mi clase tres, dos chicas y yo; dos australianos,  una canadiense, dos chinos, una japonesa, dos italianas, un italiano, tres turcos y un tunecino. Una de las españolas era de Villafranca de los Barros, Badajoz, la otra era de Manzanares, Ciudad Real. La de Badajoz tenía dos años más que yo, la otra aparentaba bastantes más,  era muy huraña.

Antes de proseguir tengo confesar algo
 
Debo decir que mi relación con las jóvenes se había limitado a tratarlas con educación y respeto. Siempre pensando que así me gustaría se comportaran con mi hermana.    Con las chicas de las monjas me llevaba bien con una, pero eso era todo. Sí, había estado con ellas en Málaga de convivencias durante una semana. Pero dada mi estricta moral católica, mantenía oculto cualquier pensamiento libidinoso.
A esas alturas de mi juventud lo único que sabía y conocía del sexo femenino era lo que obtenía por cauces poco dignos y nada edificantes. Tenía varios amores platónicos, irrealizables.
Antes de marchar para Suiza, conocí a una chica en las piscinas de Baños de Molgas. 

Me había tumbado cerca de la orilla del rio y allí estaba abstraído, escribiendo "mis memorias". Tan absorto me encontraba que escuché una voz femenina que me sacó de la escritura  diciéndome: ¿Muchas suspensas? Giré la cabeza hacia aquella voz y vi una señora que estaba tumbada cerca.  La miré, sonriendo y le dije: "Se equivoca, estoy escribiendo mis memorias". ¡¡Ah perdone!! Iba a enfrascarme a mi tarea cuando al dar la vuelta, vi a una chica que se dirigía hacia la señora,  llevaba de la mano a dos niños. ¡¡Vaya ojos más bonitos!! Dije para mí. Su semblante era distinto al que estaba acostumbrado a ver. Su sonrisa era perfecta y su risa alegre y contagiosa. Dejé de escribir para observarla. Pude ver como la señora me miraba a través de sus gafas de sol, mientras sonreía. Supuse que sería su hija. Al rato llego un señor gordinflón que imaginé seria su marido. Enseguida se fue para la cantina y tardó en volver. Como aquella joven se había metido en el rio, decidí entrar al agua también. Hacía calor. 

Pronto me di cuenta que su fuerte no era el agua. No salía de la orilla, con los niños. 
Sabía nadar de muchos estilos, pero donde me desenvolvía como pez en el agua, nunca mejor dicho, era buceando. Comencé por inmersiones cortas para habituar los pulmones, prolongándolas cada vez más en el tiempo. Cuando salía a la superficie encontraba su mirada en mí. Bueno, había conseguido atraer su atención,  también de la señora.  Empleando unas técnicas de respiración que conocía por la mili, conseguí permanecer bajo el agua dos minutos. Durante ese tiempo ambas mujeres creyeron que algo ocurría y subí a la superficie porque  escuche gritos, pensando que algo pasaba a sus hijos. Era por mí. Tranquilicé a las féminas diciéndolas que hacía aquello a menudo. Pero a la señora no debió gustarle mucho porque enseguida recogieron sus cosas y se marcharon.
Con tristeza, subí rio arriba, siguiéndolas para descubrir su coche y la matricula. Era de Orense. Me imaginé que estaría de vacaciones por la zona. Con mi bici recorrí varios pueblos cercanos tratando inútilmente de verla.
 A primeros de septiembre,  le pedí la moto a un viejo amigo y me la prestó.  Iba a recorrer algunos más lejanos. Las tormentas de esos días habían arrastrado arena a alguna de las carreteras de montaña,  con la mala suerte que en una curva bastante cerrada, derrapó la moto y fui a rastras por la carretera.  Las erosiones en la piel por la abrasión del duro asfalto unido a la arenilla que se  incrustó en la carne, me hicieron aullar de dolor. Había fracturado el dedo pulgar derecho por la primera falange.  La moto sólo rompió el asiento y la empuñadura derecha.
No fue nada, tuve mucha suerte. Mi aventura de búsqueda había terminado.
 A la semana siguiente, el domingo acudí como era costumbre a la discoteca EQUS la única entonces en el pueblo. Venia la juventud de todas partes, atraídos por las chicas internas de las monjas que al llegar el fin de semana se desmadraban.
Como siempre iba sólo. Los antiguos "amigos" me habían tachado de lo que no era, porque no hacia lo que ellos, por eso no era bien visto. No entendía cómo podían tratar así a sus novias, saliendo con otras. No les gustaba les dijera que imaginaran si les gustaría a caso que se lo hicieran a sus hermanas.
 Pedí como siempre mi cubata y apoyado en la barra observaba las mismas caras de siempre.  Pero allí en la pista bailando había una cara y unos ojos que no podía olvidar. ¡¡Era ella!! ¡¡Estaba allí!! Me acerqué a la barandilla que dividía la zona de paso de la pista de baile y me puse cerca para verla mejor.
Entonces fumaba cigarrillos y como tenia la mano derecha con escayola, la izquierda no me acostumbraba a usarla, quise encender el mechero y no daba, ¿Te ayudo? Escuché me decían.  Mire y era ella, le di el mechero y le dije: gracias. Tenía el corazón en la garganta, y una tensión que me ponía nervioso. No sabía cómo actuar, que debía hacer. Estaba sudando del puro nervio, pues no sabía nada del arte de enamorar, de "ligar". Se me ocurrió la feliz idea de pedir otro cubata,  para enmascarar mi cobardía y mi timidez, (la mayor estupidez que se puede hacer). La falsa seguridad que me proporcionó aquella droga legalizada, fue tan efímera y duradera como el humo del cigarrillo encendido.
Después de la música tipo dance, rock... comenzaba la música romántica. La pista se llenaba de cazadores en busca de pieza.
Recordaba con tristeza los intentos de mi hermana para enseñarme a bailar en pareja, me decía que era "muy patoso"; sin embargo el baile libre o suelto se me daba bien.
Cargado con aquél sambenito,  no tenía ningún plan” b” para salir a bailar. Mi mente sabía el proceso, observaba como hacían los demás.  Debía acercarme y decirle ¡bailas!
 Mentalmente se lo pedí mil veces y el NO, retumbaba en mi mente; las piernas me temblaban,  tenía ganas intensas de ir al baño, pero los pies no me obedecían ni para un lado ni para el otro, permanecían pegados al mismo sitio, sin intención de obedecer.
Veía como bailaba, ahora con uno, ahora con otro; me miraba y no pude aguantar más.  Salí a la calle, había tormenta y llovía.  No me importó mojarme, el calor, el sopor y el nerviosismo podían conmigo. Me sentó fenomenal echar aquella carrera hasta casa, darme una ducha, vestirme y regresar de nuevo a la disco.
Regresaba con ganas de jugar, la última baza.
Busqué con la mirada y estaba con su amiga bailando en una esquina de la pista. Me dirigí al pinchadiscos y le pedí las canciones que él sabía me gustaban.
  Mis pasos se encaminaron hacia la otra esquina, frente a ellas. Estaríamos ocho o diez personas bailando. Cuando comenzó a sonar Gotta Go Home de Boney M, comencé a disfrutar bailando como me gustaba. Por el rabillo del ojo, veía como se hacían señas entre ellas y se fueron acercando hasta donde estaba y la de los ojos lindos quiso imitarme. Bailé más lento para que pudiera aprender los movimientos...no era tan difícil conectar con una chica, pensaba.

 Pero todo lo bueno se acaba y comenzó otra vez la música de pareja. Ella se quedó frente a mí, como esperando la sacara a bailar, pero otra vez se habían pegado mis pies al suelo, las piernas temblaban. Comenzó la música, pidieron para sacarla a bailar y no aceptó,  dándome una oportunidad para decidirme. Permanecí inmóvil como una estatua, diciendo ¡tierra trágame! Otro le pidió de bailar y aceptó.  Como si el pegamento se hubiera esfumado, fui junto su amiga y le pedí de bailar. Aceptó y me dijo que no sabía bailar muy bien. A lo cual le respondí que yo tampoco sabía.  Nos reímos y llamó la atención de su amiga. Con su mirada lo decía todo. Esperaba que terminara esa canción para pedirle a ella. Mientras, ensayaba los pasos y movimientos con su amiga que disimuló y aguantó estoica los pisotones que le propiné. Terminó la canción y siguió bailando con el chico. Su amiga se separó y le dije ¡gracias! Salí de la pista esperando que terminara y al hacerlo, se soltó del chico; ella y su amiga se fueron. Las seguí con la mirada, iban dirección al baño.  Me mantuve a la espera, repitiendo "quieres bailar" una y otra vez para darme ánimos.  No daban salido.  Las canciones lentas se estaban terminando siempre era el mismo repertorio.  Menudo chasco. No había sabido jugar la partida y se esfumaba mi esperanza. 

Comenzó otra vez la música salsa y llegaron ellas, venían de la calle. Se pusieron a bailar muy cerca, sonriendo ella de un modo especial. Seguro que su amiga le habría dicho que me había interesado por su nombre.
Tenía que jugar muy bien la última oportunidad. Y decidí ser natural, sin ambigüedades ni chorradas;  educado y cortés como con todo el mundo, cuanto más con ella. Bailamos en trió y en la última pieza la Muñeira de Chantada derrochamos tanta energía que estábamos colorados, sudorosos y alegres. Las invité a tomar un refresco a la salida en una cafetería del pueblo. Ella mirándome con aquellos ojos muy fijamente me dijo que sí. Me presenté y me dijo su nombre, Lucy, su amiga no era tal, era su hermana y se llamaba Fátima. Mientras íbamos a la cafetería del centro del pueblo le dije si la podía acompañar a casa. Aceptó. (Relatado con su autorización

Retomando el relato inicial de Suiza

Como decía: aquella joven de Badajoz, había cambiado de sitio en clase varias veces hasta colocarse a mi lado. Supe que ella trabajaba también con un contrato de estudiante en el Zoo de Zúrich y le terminaba también en agosto de 1984. Éramos de la misma remesa.
Ella también dejaba novio en España, llevaba tres años con él. Yo le hablé de mi novia y del poco tiempo que llevábamos. Cuando terminábamos las horas de clase íbamos o al centro gallego unas veces o al centro extremeño a pasar el resto del día, cuando el tiempo impedía pasear. Siempre mantuve una actitud de respeto hacia ella en todos los sentidos. Pero con el paso de las semanas, comencé a ver como se tomaba ciertas libertades, y no dije nada. Debió mal interpretar mi silencio y un día en el centro extremeño, pusieron música. Esto no fue casualidad, fue premeditado, porque sonó una canción que le dije me gustaba, Canción de Boda de Demis Roussos y me dijo si bailaba. Bueno, no veía nada de malo. Acepté y comenzamos a bailar. Comenzó a decirme que estaba muy sola, que si yo también lo estaba…huy aquello ya olía mal. Dejé que corriera el aire entre nosotros, estaba tenso. Cuando quiso acercarse demasiado, le dije:¡ mira yo respeto mucho a mi novia, así que será mejor, que me marche!. Mientras salía, escuche como gritaba: ¡¡Tú no eres un hombre eres un mari… y tendrás unos cuernos como un cabestro!!. Cerré la puerta y marché para mi lugar de residencia.
A la semana siguiente, yo había olvidado el incidente, pero ella estaba herida y montó un escándalo en el centro de estudios. No paraba de gritar e insultarme. Entonces el director  Hüber Tanner, nos mandó llamar para saber a qué se debía lo ocurrido. Primero entró ella y dio su versión; luego yo y conté la verdad. Estaba también la secretaria presente. Después nos hicieron pasar a los dos y hubo una especie de careo. Dejé que se desahogara y cuando le dije en cara que era una mentirosa y en qué mentía. Tardó en admitir que mentía. Comenzó a llorar al ver que la confrontaba con la verdad. Reconoció que era como yo decía y que estaba despechada. Pidió perdón por su comportamiento. Le dijeron que saliera. 

Cuando quedé a solas, me preguntó el Sr, Tanner, ¿Es usted cristiano? Mire usted,-le respondí, hace poco que entregué mi vida a Jesús y creo que es mi Señor y Salvador. Vi, como sonreían ambos y me dijo: "cuando usted sea un cristiano maduro se dará cuenta del paso que ha dado." No entendía el mensaje de lo que estaba diciéndome.  

Después salí y me comunicaron que había sido expulsada, finalizado su contrato de trabajo y le habían retirado su permiso de permanencia temporal. Si en 24 horas no abandonaba el país, la policía la pondría en la frontera francesa en Ginebra. Al día siguiente tenía que estar fuera de Suiza. Ella no hacía más que lamentarse. Sabía de lo estricto de las normas del contrato y el régimen sancionador pero no pensé fuera para tanto. Me sentí culpable de su marcha. Me sentí muy mal durante un tiempo y en mi mente comencé a sufrir remordimientos. Si hubiera actuado de otro modo...tal vez.
Tal vez, si por casualidad lee esto, pueda corroborar que es cierto, con un mensaje. 




domingo, 25 de mayo de 2014

LA TENTACION 4 (la hora fatal)





Mateo 26:41 dice: “26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” 

Apocalipsis 3:10 dice: “3:10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”

Mirando hacia atrás, me doy cuenta que desde que nací de nuevo, varias veces he subestimado de un modo inconsciente el poder de la tentación. Mi vanidad me llevó a confiar y creerme con fuerzas para resistir la prueba. Mi corazón engañoso y perverso encendió mi orgullo empujándome a juguetear con el temor y la atracción de las mil diversas formas de tentación. No dándome cuenta de las terribles consecuencias que me causaría en mi vida entrar en la fatídica hora de la tentación.

Entrar en tentación no significa simplemente ser tentado, tampoco significa ser vencido por la tentación.

En 1ª Timoteo 6:9 podemos ver: “6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”

En este versículo,  Pablo menciona y compara el hecho de caer en tentación y el acto de caer en lazo (o trampa). Cuando caes en una trampa es muy difícil salir o escapar de ella. Entrar en tentación es experimentar una atracción fatal, sentir en un grado muy intenso el poder cautivador de la tentación.
Podía comparar la tentación como un vendedor puerta a puerta. En el momento que llama a la puerta, podemos ver por la mirilla, invitarlo a pasar o ignorarlo, o decirle que se vaya y lo hace. Pero en otras ocasiones ese vendedor ya ha medido el pie en la entrada de la puerta, en el cuarto de nuestro corazón. Este vendedor está decidido a vender su producto y todos los que lleva, porque son atractivos a las debilidades, pasiones y maldades de nuestro corazón. Mientras la tentación sólo toque a la puerta somos libres para decidir si le abrimos o no. Pero cuando la tentación ya se ha metido en la casa, ha llegado al corazón, entramos en tentación.

Cuando nos ocurre esto, lo que llega a nosotros, es un poder especial de Satanás que actúa desde fuera de nosotros. Es un poder más fuerte de lo normal para hacernos pecar, nos tienta con algo que deseamos muchísimo.

Cada uno de nosotros tuvimos algo, un mal momento en nuestra vida, que sirvió para hacernos caer. El pecado en la carne que mora en nosotros nos hace vulnerables ante la tentación, actuando como un traidor dentro de nuestro corazón que nos vende a la menor señal de aparición, se pone de parte del tentador y trata de animar a que cedamos ante la insistencia de Satanás.

Hay otro tipo de tentaciones que están recogidas en la Biblia y que nos sirven de ejemplo para nosotros, para mantenernos atentos y no caer. Se trata de las ocasiones en que Satanás obtiene permiso especial por parte de Dios, por razones que sólo Dios conoce, que podemos entre ver y están en:

Job 1:12 dice:“1:12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. “

Job 2:6 dice:“2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.”

También en el Nuevo Testamento, en Lucas 22:31-32 dice:“22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
22:32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”

Dios da permiso a Satanás para zarandear nuestras vidas, y esto lo va hacer con una tentación muy fuerte. Cantas veces hemos experimentado este sacudimiento tan intenso como inesperado; no lo esperamos, y no entendemos por qué llega en esos momentos, por qué viene, pero ahí está y sin duda el enemigo aprovechará para darnos duro. Aprovecha cuando los malos deseos de nuestro corazón carnal encuentran la ocasión favorable para revelarse a través de un medio muy atractivo que pueda cumplirse.

Muchas veces resistimos una tentación determinada, y parece que huye de nosotros. Pero lo que en realidad ocurre es que ha aparecido a modo de señuelo, retirándose para o bien, pillarnos en otro momento con las defensas muy bajas o relajadas, o regresar con más intensidad y virulencia, en la hora de la tentación.
Necesitamos estar preparados para una hora como esa. Hagamos caso a Jesús. Si siendo el Hijo de Dios necesitó el conocimiento de la Palabra y la oración para resistir como hombre la tentación de Satanás, cuanto más no necesitaremos nosotros obedecerle. Si Jesús nos manda: velad y orad, es porque Él conoce lo débiles e inconstantes que somos. Debemos usar todos los medios que Cristo nos ha dado para no caer en tentación.

En Mateo 6:13, en la oración del Padre Nuestro dice: “6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Confiemos pues en su cuidado, y no nos olvidemos del mandato de Jesús: “velad y orad”.