} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 04/01/2015 - 05/01/2015

jueves, 30 de abril de 2015

¿QUÉ ES EL NUEVO NACIMIENTO? (Segunda parte)


Metanoia (μετάνοια)  pensamiento posterior, cambio de parecer, arrepentimiento;  se usa del arrepentimiento del pecado o del mal, del modo de pensar y deva más allá al producir un cambio en la mente.

Requisito que demanda de parte de Dios sobre el hombre, arrepentimiento  (Mateo 3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento; Lucas 3;8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. ; Hechos 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. ; Hechos 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.)   
La misericordia de Dios en dar arrepentimiento o llevandonos a Él se expone  en Hechos 5:31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. ; Hechos 11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! ; Romanos 2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?; 2Timoteo 2:25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad

  En el AT no es tan sobresaliente el arrepentimiento con referencia al pecado como aquel cambio de parecer o propósito, por piedad hacia aquellos que han sido afectados por las propias acciones, o en quienes los resultados de las acciones no han cumplido sus esperanzas, un arrepentimiento atribuido tanto a Dios como al hombre (Genesis 6:6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. ; Éxodo 32:14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.

En el NT el tema tiene principalmente referencia al arrepentimiento del pecado, y este cambio de parecer involucra tanto un apartarse del pecado como un acercarse a Dios. La parábola del hijo pródigo es una notable ilustración de esto. Cristo empezó su ministerio con un llamamiento al arrepentimiento (Mateo 4:17), pero el llamamiento es dirigido, no a la nación, como en el AT, sino al individuo. En el Evangelio de Juan, y en la 1ª Epístola se acentúan los efectos,  en el nuevo nacimiento, y, generalmente, en el volverse activamente del pecado a Dios por el ejercicio de la fe. La Palabra de Dios va actuando en el nacido de nuevo, cuando se sujeta a la Verdad de la sana doctrina.

Con el arrepentimiento, un nuevo orden de vida se abre al creyente en Cristo Jesús. Jesús usó la figura del «nuevo nacimiento» para indicar dramáticamente tres cosas:   
- Sin el «nuevo nacimiento» no hay vida ni hay relación con Dios.
 - Con el «nuevo nacimiento» surge una nueva perspectiva; «vemos el reino de Dios». La Palabra de Dios se hace clara, y se experimenta el obrar y las maravillas del Espíritu Santo: La fe está viva.  
 - Por medio del «nuevo nacimiento somos introducidos  literalmente «entramos»  a una nueva esfera, donde el orden del nuevo reino de Dios se hace realidad (2Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.)
 El nuevo nacimiento es más que simplemente ser «salvo». Conocimiento no es salvación. "Creer" es más que una reflexión intelectual de que Jesús es Dios. Significa depositar nuestra confianza en El, que es el único que nos puede salvar. Es poner a Cristo al frente de nuestros planes presentes y nuestro destino eterno. Creer es confiar en su palabra y depender de El para cambiar.  Debiéramos  conocer la Biblia, pero algo mucho más importante es entender al Dios que revela y la salvación que ofrece.
Muchas veces la gente trata de salvarse de lo que teme poniendo su fe en cosas que tienen o hacen: buenas obras, capacidad o inteligencia, dinero o posesiones. Pero solo Dios puede salvarnos de lo que en verdad debemos temer: la condenación eterna. Confiamos en Dios reconociendo la insuficiencia de nuestros esfuerzos por alcanzar la salvación y pidiéndole que haga su obra en nuestro favor. Cuando Jesús habla acerca del "que no cree", se refiere a quien le rechaza por completo o hace caso omiso de El, no al que tiene dudas momentáneas.

Muchas personas rechazan la idea de vivir para siempre porque viven vidas tristes. Pero la vida eterna no es la extensión de la miserable vida mortal del hombre; vida eterna es la vida de Dios encarnada en Cristo que se da a todos los que creen como garantía de que vivirán para siempre. En esa vida no hay muerte, enfermedad, enemigo, demonios ni pecado. Cuando no conocemos a Cristo, tomamos decisiones pensando que esta vida es todo lo que tenemos. En realidad, esta vida es solo el comienzo de la eternidad.  

   Muchas personas no quieren que sus vidas queden expuestas a la luz de Dios porque temen lo que esta pueda revelar. No quieren cambiar. No nos sorprendamos  de que personas así se sientan amenazadas por el deseo nuestro de obedecer a Dios y hacer lo que es bueno. Temen que la luz que hay en nosotros ponga al descubierto algo oscuro en sus vidas. No nos desanimemos. Mantengámonos en oración por ellas para que comprendan que es mejor vivir en la luz que en la oscuridad.

Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. El obra de maneras imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su nacimiento físico, tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un regalo de Dios, dado por el Espíritu Santo.  Es una experiencia individual, la cual nos abre a la dimensión sobrenatural de la vida, y nos prepara para entrar en el nuevo orden del reino de Dios.
 Dios es especialista en hallar y cambiar a personas que consideramos difíciles de alcanzar.  
¿Qué sabía Nicodemo acerca del Reino? Por las Escrituras sabía que Dios lo regiría, que lo restauraría en la tierra y que pertenecería al pueblo de Dios. Jesús reveló a su devoto fariseo que el Reino sería para todo el mundo, no solo para los judíos, y que Nicodemo podía pertenecer a él si personalmente nacía de nuevo. Este era un concepto revolucionario: el Reino es algo personal, no nacional ni étnico, y para entrar en él se requiere arrepentimiento y renacimiento espiritual. Jesús más tarde anunció que el reino de Dios está en el corazón de los creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo. Su pleno cumplimiento será cuando Jesús regrese a juzgar al mundo y destruya para siempre al maligno.
Tal vez consiguió mucho más de lo esperado: ¡un desafío a una nueva vida! Sabemos muy poco de Nicodemo, pero sí sabemos que de ese encuentro nocturno salió un hombre cambiado. Se marchó con una comprensión nueva de Dios y de sí mismo.
Nicodemo aparece más tarde como parte del concilio. En medio de la discusión en que se buscaba formas de eliminar a Jesús, planteó el asunto de la justicia. Habló en su favor a pesar de que rechazaron su objeción. Empezaba a cambiar.
La última semblanza de Nicodemo nos muestra que se une a José de Arimatea en el trámite de solicitar el cuerpo de Jesús para sepultarlo. Tomando en cuenta el riesgo que esto significaba, Nicodemo daba un paso audaz. Su crecimiento espiritual no se detenía.
Dios busca un crecimiento paulatino no una perfección instantánea.

¿De qué manera nuestro actual crecimiento espiritual concuerda con el tiempo que llevamos de conocer a Jesús? Hagámonos esta pregunta. Seamos sinceros y examinemos si realmente está actuando el Espíritu Santo en nuestras vidas o por el contrario somos nosotros quién llevamos las riendas según nuestro criterio. Como dicen muchos: “Bueno si, la Biblia dice, pero yo pienso, yo creo...”
Nacer de nuevo en Cristo se produce una sola vez. O eres nacido de nuevo, o no, y sigues siendo un religioso más que pretende con sus obras enmascarar su piedad.
 Dios puede cambiar a quienes consideramos inalcanzables. Dios es paciente, pero persistente. Si estamos dispuestos, Dios puede usarnos.
Algunas personas buscan puntos disrepantes para sembrar semillas de discordia, descontento y duda. Es contraproducente forzar a otros a que crean como nosotros. Es mejor hablarles de nuestra entrega personal a Cristo y lo que El ha hecho por nosotros. Después de todo, ¿quién puede refutarnos eso?


miércoles, 29 de abril de 2015

¿QUÉ ES EL NUEVO NACIMIENTO? (Primera parte)


Juan 3:3  Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
 4  Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
 5  Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
 6  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Gennao (γεννάω) engendrar. Se traduce con el verbo nacer.

Nicodemo temía, o se avergonzaba de ser visto con Cristo, por tanto, acudió de noche. Cuando la religión está fuera de moda, hay muchos Nicodemos, pero aunque vino de noche, Jesús lo recibió, y por ello nos enseña a animar los buenos comienzos, aunque sean débiles. Aunque esta vez vino de noche, después reconoció públicamente a Cristo. No habló con Cristo de asuntos de estado, aunque era un gobernante, sino de los intereses de su propia alma y de su salvación, hablando al respecto de una sola vez.
Nuestro Salvador habla de la necesidad y naturaleza de la regeneración o nuevo nacimiento y, de inmediato llevó a Nicodemo a la fuente de santidad del corazón.
 El nacimiento es el comienzo de la vida; nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, como los que han vivido muy equivocados o con poco sentido. Debemos tener una nueva naturaleza, nuevos principios, nuevos afectos, nuevas miras. Por nuestro primer nacimiento somos corruptos, formados en el pecado; por tanto, debemos ser hechos nuevas criaturas. No podía haberse elegido una expresión más fuerte para significar un cambio de estado y de carácter grande y muy notable. Debemos ser enteramente diferentes de lo que fuimos antes, como aquello que empieza a ser en cualquier momento, no es, y no puede ser lo mismo que era antes. Este nuevo nacimiento es del cielo, y tiende al cielo. Es un regalo de Dios, somos engendrados con el gen de Dios, en el corazón del pecador por el poder del Espíritu Santo. Significa que algo es hecho en nosotros y a favor de nosotros que no podemos hacer por nosotros mismos. Algo obra por lo que empieza una vida que durará por siempre. Nada ni nadie puede quitar ese gen, la nueva naturaleza que Dios ha implantado en nosotros. De otra manera no podemos esperar un beneficio de Cristo; es necesario para nuestra felicidad aquí y en el más allá.
Nicodemo entendió mal lo que dijo Cristo, como si no hubiera otra manera de regenerar y moldear de nuevo un alma inmortal que volver a dar un marco al cuerpo. Sin embargo, reconoció su ignorancia, lo que muestra el deseo de ser mejor informado. Entonces, el Señor Jesús explica más. Muestra al Autor de este bendito cambio. No es obra de nuestra sabiduría o poder propio, sino del poder del bendito Espíritu. Somos formados en iniquidad, lo que hace necesario que nuestra naturaleza sea cambiada. No tenemos que maravillarnos de esto, porque cuando consideramos la santidad de Dios, la depravación de nuestra naturaleza, y la dicha puesta ante nosotros, no tenemos que pensar que es raro que se ponga tanto énfasis sobre esto.
La obra regeneradora del Espíritu Santo se compara con el agua.  No se trata que sean salvos todos aquellos bautizados, y sólo ellos; pero sin el nuevo nacimiento obrado por el Espíritu, nadie será súbdito del reino del cielo.
  El viento sopla de donde quiere hacia nosotros; Dios lo dirige. El Espíritu envía sus influencias donde, y cuando, y a quien, y en qué medida y grado le plazca. Aunque las causas estén ocultas, los efectos son evidentes, cuando el alma es llevada a lamentarse por el pecado y a respirar según Cristo.
La exposición hecha por Cristo de la doctrina y la necesidad de la regeneración pareciera no haber quedado clara para Nicodemo. Así, las cosas del Espíritu de Dios son necedad para el hombre natural. Muchos piensan que no puede ser probado lo que no pueden creer.
El discurso de Cristo sobre las verdades del evangelio, muestra la necedad de aquellos que hacen que estas cosas sean extrañas para ellos; y nos recomienda que las investiguemos. Jesucristo es capaz en toda forma de revelarnos la voluntad de Dios; porque descendió del cielo, y aún está en el cielo. Aquí tenemos una nota de las dos naturalezas distintas de Cristo en una persona, de modo que es el Hijo del Hombre, aunque está en el cielo. Dios es “EL QUE ES”y el cielo es la habitación de su santidad. Este conocimiento debe venir de lo alto y solo puede ser recibido por fe.

Jesucristo vino a salvarnos sanándonos, como los hijos de Israel, picados por serpientes ardientes fueron curados y vivieron al mirar a la serpiente de bronce, Números 21, 6-9. Vemos en esto la naturaleza mortal y destructora del pecado. Las  conciencias vivificadas, de  pecadores condenados, dirán que, por encantadoras que sean las seducciones del pecado, al final muerde como serpiente. El único remedio poderoso contra esta enfermedad fatal es Cristo. Aquel a quien ofendimos es nuestra Paz, y la manera de solicitar la curación es creer. Si alguien hasta ahora toma livianamente la enfermedad del pecado o el método de curación de Cristo, y no recibe a Cristo en las condiciones que Él pone, su ruina pende sobre su cabeza.   Mirad y sed salvos, mirad y vivid; alzad los ojos de la fe a Cristo crucificado. Mientras no tengamos la gracia para hacer esto, no seremos curados, sino seguiremos heridos por los aguijones de Satanás, y en estado moribundo.
Jesucristo vino a salvarnos perdonándonos, para que no muriéramos por la sentencia de la ley. He aquí el evangelio, la verdadera, la buena nueva. He aquí al amor de Dios al dar a su Hijo por el mundo. Tanto amó Dios al mundo, tan verdaderamente, tan ricamente. ¡Mirad y maravillaos, que el gran Dios ame a un mundo tan indigno!  
Aquí, también, está el gran deber del evangelio: creer en Jesucristo. Habiéndolo dado Dios para que fuera nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, nosotros debemos darnos para ser gobernados y enseñados, y salvados por Él. He aquí el gran beneficio del evangelio, que quienquiera que crea en Cristo no perecerá mas tendrá vida eterna. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, y de ese modo, lo salvaba. No podía ser salvado sino por medio de Él; en ningún otro hay salvación.
De todo esto se muestra la dicha del creyente verdadero: el que cree en Cristo no es condenado. Aunque ha sido un gran pecador, no se le trata según lo que merecen sus pecados.

¡Cuán grande es el pecado de los incrédulos! Dios envió a Uno que era el más amado por Él, para salvarnos; ¿y no será el más amado para nosotros? ¡Cuán grande es la miseria de los incrédulos! Ya han sido condenados, lo que habla de una condenación cierta; una condenación presente. La ira de Dios ahora se desata sobre ellos; y los condenan sus propios corazones. También hay una condenación basada en su culpa anterior; ellos están expuestos a la ley por todos sus pecados; porque no están interesados por fe en el perdón del evangelio. La incredulidad es un pecado contra el remedio. Brota de la enemistad del corazón del hombre hacia Dios, del amor al pecado en alguna forma. Como también la condenación de los que no quieren conocer a Cristo. Las obras pecadoras son las obras de las tinieblas. El mundo impío se mantiene tan lejos de esta luz como puede, no sea que sus obras sean reprobadas. Cristo es odiado porque aman el pecado. Si no odiaran el conocimiento de la salvación, no se quedarían contentos en la ignorancia condenadora.
Por otro lado, los corazones renovados dan la bienvenida a la luz. Un hombre bueno actúa verdadera y sinceramente en todo lo que hace. Desea saber cuál es la voluntad de Dios, y hacerla, aunque sea contra su propio interés mundanal. Ha tenido lugar un cambio en todo su carácter y conducta. El amor a Dios es derramado en su corazón por el Espíritu Santo, y llega a ser el principio rector de sus acciones. En la medida que sigamos bajo una carga de culpa no perdonada, solo podemos tener un temor servil a Dios, pero cuando nuetras dudas se disipan, cuando vemos la base justa sobre la cual se edifica nuestro perdón, lo asumimos como si fuera propio, y nos unimos con Dios por un amor sin fingimiento. Nuestras obras son buenas cuando la voluntad de Dios es la regla de ellas, y la gloria de Dios, su finalidad; cuando se hacen en su poder y por amor a Él;  y no a los hombres.
La regeneración, o el nuevo nacimiento, es un tema al cual el mundo tiene aversión; sin embargo, es la gran ganancia en comparación con la cual todo lo demás no es sino fruslería.
¿Qué significa que tengamos comida para comer con abundancia, y una variedad de ropa para ponernos, si no hemos nacido de nuevo? ¿Si después de unas cuantas mañanas y tardes pasadas en alegría irracional, placer carnal y desorden, morimos en nuestros pecados y yacemos en el dolor? ¿De que vale que seamos capaces de desempeñar nuestra parte en la vida, en todo otro aspecto, si al final oímos de parte del Juez Supremo: “Apartaos de mí, no os conozco, obradores de maldad?”







martes, 28 de abril de 2015

ESTAMOS EN LOS POSTREROS DÍAS


2 Pedro 3:8  Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
 9  El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Siempre el camino del error es un camino dañino, muchos son los que siempre están listos para andar por él por su ignorancia y ceguera espiritual. Cuidémonos de no dar ocasión al enemigo para que blasfeme el santo nombre por el cual somos llamados o que hablen mal del camino de la salvación por Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Los seductores de almas inconstantes usan palabras fingidas, y engañan los corazones de sus seguidores. Siempre con un fin, esquilar económicamente a esas ovejas ignorantes que compran astillas de una supuesta cruz, aceite del Monte de los Olivos, trozos de tela de la túnica de Cristo, venerando todo eso, idolatrando y a semejanzas de hechicería. Los tales ya están condenados y la ira de Dios está sobre ellos. El método habitual de Dios para proceder se muestra con ejemplos. Los ángeles fueron derribados de toda su gloria y dignidad, por su desobediencia. Si las criaturas pecan, aun en el cielo, deben sufrir en el infierno. El pecado es la obra de las tinieblas, y las tinieblas es la paga del pecado.
Leamos cómo trató Dios al mundo antiguo.  Si el pecado es universal, el castigo se extenderá por igual a todos.

Si en un terreno fértil la gente abunda en pecado, Dios puede volver de inmediato una tierra fértil en estéril, y un país bien regado en cenizas. No hay planes ni políticos que puedan impedir los juicios para un pueblo pecador. El que evita que el agua y el fuego dañen a su pueblo, puede destruir también a sus enemigos, ellos nunca están a salvo.
Cuando envía destrucción al impío, Dios manda liberación para el justo. En malas compañías no podemos obtener sino culpa o tristeza, amargura, rencor, volver a rememorar el pasado  Es posible que los hijos del Señor vivan entre los más profanos, pero retengan su integridad, a pesar de las circunstancias que puedan pasar,  hay más poder en la gracia de Cristo y su morada en ellos que en las tentaciones de Satanás, o que en el ejemplo del malo, con todos sus terrores o seducciones. En nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecado podemos encontrarnos con raros impedimentos, si los notamos. Cuando pretendemos hacer el mal, Dios envía muchos estorbos para detenernos, como diciendo: Cuidado con lo que hacéis.
Su sabiduría y poder lograrán con toda seguridad los propósitos de su amor, y los compromisos de su verdad; aunque los impíos suelen escapar del sufrimiento aquí, es porque son conservados para el día del juicio, cuando serán castigados con el diablo y sus ángeles.

 Los seductores impuros y sus seguidores incondicionales se entregan a sus propósitos carnales. Rehúsan llevar cautivo cada pensamiento a la obediencia a Cristo, actúan contra los preceptos justos de Dios. Andan en pos de la carne, van por rumbos pecaminosos y alcanzan los mayores grados de impureza y maldad. Además, desprecian a los que Dios ha puesto en autoridad sobre ellos, y a quienes requiere que honren.
Las cosas temporales externas y buenas son la paga que los pecadores esperan y se prometen a sí mismos.
 Nadie tiene más razón para temblar que los que son osados para entregarse a sus lujurias pecaminosas, por presumir de la gracia y la misericordia divina. A mi esposa y a mí, nos tocó lidiar con un supuesto evangelista, que presumió de haber realizado muchos estudios bíblicos. Fuimos a caer en sus garras, pues además practicaba la sanidad mediante un brebaje que preparaba junto a su compañera al parecer con unas carísimas hierbas que provenían del Nepal. Nos manipulaba emocionalmente y como éramos unos bebes y no comprobábamos en la Biblia, no filtrábamos a la luz de la Palabra el ambiente que vivíamos. Decían entre otras cosas, que las debilidades y pecados eran suplidos por la gracia. Pero, como se puede leer en otro de los temas de este blog, no se puede abusar de la gracia para vivir en pecado. Esa persona acabó sus días con su mente trastornada, se creía el Arcángel Miguel, se hacía pasar por quien detenía al maligno y luchaba con la muerte, mostrándonos unas canas blancas arrancadas en una de sus peleas...
Aquello supuso un estancamiento espiritual para nosotros, y rechazar de plano lo que sonara a “lectura bíblica”.  Estábamos como quien dice, escaldados en todos los sentidos, desde el económico al espiritual. Nos decíamos que la Biblia no podía ser manipulada. Estuvimos muchos años viviendo la fe, digamos, en solitario. Pero de la mano del Señor en todo momento, Su Presencia se hizo palpable en multitud de ocasiones durante esos años. Una de ellas fue cuando caí de gran altura mientras desmochaba una Thuja Pliccata. También se puede leer ese relato en este blog y muchas más.
Siempre ha habido muchos y hay, que hablan a la ligera de las restricciones de la ley de Dios y no se consideran obligados a obedecerla. Dios Padre nos apartará de ellos.

 La Palabra de Verdad es el agua de vida que refresca las almas que la reciben, pero los engañadores diseminan y promueven el error, manipulan y tergiversan la sana doctrina y quedan vacíos porque no hay verdad en ellos. Como las nubes impiden el paso de la luz del sol, así estos oscurecen el consejo con palabras en que no hay verdad.

Viendo que tales hombres aumentan las tinieblas en este mundo, es muy justo que la neblina de las tinieblas sea su porción en el venidero. En medio de su hablar de libertad, estos hombres son los esclavos más viles de sus propias sensualidades, sus propias lujurias ganan la victoria absoluta sobre ellos, y en realidad están esclavizados. Cuando los hombres están enredados en sus vicios los vencen con facilidad, por tanto, los cristianos debemos mantenernos cerca de la palabra de Dios y velar contra todos los que procuren confundirnos.
El estado de apostasía es peor que el estado de ignorancia. Dar un mal informe sobre el buen camino de Dios, y una falsa acusación contra el camino de la verdad debe exponer a la condenación más pesada.   Pero aunque tal caso sea deplorable, no está totalmente desprovisto de esperanza, el leproso puede ser limpiado y hasta el muerto puede ser resucitado.

 ¿Te causa pesar tu desvío? Cree en el Señor Jesús y serás salvo.

 Las mentes purificadas tienen que ser estimuladas para que los creyentes se mantengan activos y vivos en la obra de la santidad. Habrá burladores en los postreros tiempos, bajo el evangelio, hombres que toman a la ligera el pecado y se burlan de la salvación por Jesucristo.  Ellos no creen que Él vendrá. Porque no ven cambios, no tienen temor de Dios. Imaginan que lo que Él nunca ha hecho, no puede ser hecho o nunca lo hará.

 Si estos burladores hubieran considerado la espantosa venganza con que Dios borró a todo un mundo de impíos, de una sola vez, seguramente no se burlarían de su amenaza de un juicio igualmente terrible. Se declara por la misma palabra que los cielos y la tierra que ahora son serán destruidos por el fuego. Esto ocurrirá con tanta certeza como la verdad y el poder de Dios pueden hacerlo.
  Aunque, según cuentan los hombres, hay una gran diferencia entre un día y mil años, según la cuenta de Dios no hay diferencia. Todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, están siempre delante de Él; la tardanza de mil años no puede ser tanto para Él como para nosotros es postergar algo por un día o por una hora. Si los hombres no tienen conocimiento ni fe en el Dios eterno, se inclinan a pensar que Él es como ellos.

¡Qué difícil es formarse la idea de la eternidad!

Lo que los hombres cuentan como tardanza, es paciencia, y es a favor de nosotros, es para dar más tiempo a su pueblo para que avance en conocimiento y piedad, y en el ejercicio de la fe y la paciencia, para que abunde en buenas obras, haciendo y sufriendo aquello para lo que son llamados, para que puedan dar gloria a Dios. Por tanto, pongamos en nuestros corazones que ciertamente seremos llamados a dar cuenta de todas las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o malas. Que el andar humilde y diligente ante Dios y el juicio frecuente de nosotros mismos muestren nuestra firme fe en el juicio futuro, aunque muchos vivan como si absolutamente nunca tuvieran que rendir cuentas. El día llegará cuando los hombres estén seguros y no tengan la esperanza del día del Señor. Los majestuosos palacios y todas las cosas deseables que buscan los hombres mundanos, y en las cuales ponen su felicidad, serán quemadas,  todas las clases de criaturas que Dios ha hecho y todas las obras de los hombres deben pasar por el fuego, que será fuego consumidor para todo lo que el pecado haya traído al mundo, aunque será fuego purificador para las obras de la mano de Dios. ¿Qué será de nosotros si ponemos nuestros afectos en esta tierra y la hacemos nuestra parte, aunque vemos que todas estas cosas serán quemadas? Por tanto, ¡asegurémonos de la felicidad más allá de este mundo visible!

 Sobre la base de la doctrina de la Segunda Venida de Cristo se nos exhorta a la pureza y la piedad. Este es el efecto del verdadero conocimiento. Se requiere una santidad muy exacta y universal, que no se apoye en ninguna baja medida o grado. Los cristianos verdaderos esperamos cielos nuevos y una nueva tierra, libres de la vanidad a la que están sujetas las cosas presentes, y del pecado con que están contaminadas. Sólo los vestidos con la justicia de Cristo, y santificados por el Espíritu Santo, serán admitidos para habitar en este santo lugar. No esperemos ser hallados en paz en el día de Dios, si somos perezosos y estamos ociosos en este día, en el cual debemos terminar la obra que se nos ha encomendado hacer. Sólo el creyente diligente será cristiano feliz en el día del Señor.

Nuestro Señor vendrá súbitamente, o dentro de muy poco nos llamará a su presencia; ¿y nos va a hallar ociosos?  

Aprendamos a usar correctamente la paciencia de nuestro Señor que todavía tarda su venida. Hombres soberbios, carnales y corruptos tratan de eliminar algunas cosas en una aparente concordancia con sus impías doctrinas. Pero hay razón por la cual las epístolas de San Pablo o alguna otra parte de las Escrituras deban ser dejadas de lado, porque los hombres, dejados a su propio criterio, pervierten toda dádiva de Dios. Entonces, procuremos tener preparadas nuestra mente para recibir cosas difíciles de entender, pongamos en práctica las cosas que son más fáciles de entender. Pero debe haber negación de sí, sospecha de nosotros mismos y sumisión a la autoridad de Cristo Jesús antes que podamos recibir de todo corazón todas las verdades del evangelio, por tanto, estamos en gran peligro de rechazar la verdad. El creyente debe desconocer y aborrecer todas las opiniones y los pensamientos de hombres que no concuerden con la Palabra de Dios, ni sean garantizados por ella.

Los que son descarriados por el error, caen de su propia constancia. Para evitar ser descarriados, debemos tratar de crecer en toda gracia, en fe, en virtud y en conocimiento. Esforcémonos por conocer más clara y plenamente a Cristo a través de la Palabra de Dios en la Biblia, conocerle para ser más como Él y amarle más. Este es el conocimiento de Cristo tras el cual iba el apóstol Pablo, deseando obtenerlo y los que saborean este efecto del conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, darán gracias, luego de recibir tal gracia, y le alabarán y se unirán para darle la gloria ahora, con la plena seguridad de hacer lo mismo en el más allá, para siempre.


 Los burladores de los últimos días dirán que Jesucristo nunca volverá, pero Pedro refutó su argumento explicando el plan maestro de Dios en el tiempo. Los "postreros días" es el tiempo intermedio entre la primera y segunda venida de Cristo. En ese sentido, nosotros, como Pedro, vivimos en los postreros días. Debemos cumplir con la tarea a que Dios nos ha llamado y creer que volverá tal como lo prometió.



REINADO BUENO DE JOSÍAS (2 Crónicas 31; 1-33)





El perfil de Josías se encuentra en 2 Reyes capítulo 24.

    2 Reyes 22:1-2 Cuando Josías  comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat.
 2  E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda. ). El testimonio dado de la firmeza sin fluctuar y de su adherencia a la causa de la verdadera FE, coloca su carácter y reinado en honorable contraste con los de muchos de sus antecesores reales.

En los días de Josías, se consideraba que los muchachos llegaban a ser hombres a la edad de doce años. A los dieciséis, Josías comprendió la responsabilidad de su oficio. Aun a esta corta edad, mostró más sabiduría que muchos de los reyes más adultos anteriores a él, debido a que decidió buscar a Dios y a su sabiduría. A los ocho años de su reinado, este era el año décimo sexto de su edad, y, como los reyes de Judá eran considerados menores mientras no cumplían los trece años, fue tres años después que llegó a su mayoría. Muy temprano había él manifestado la piedad y excelentes disposiciones de su carácter. En el año duodécimo de su reinado, pero el vigésimo de su edad, empezó a tomar un interés vivo en purificar su reino de todos los monumentos de idolatría que, en el corto reinado de su padre, habían sido edificados; y en un período posterior, su creciente celo por asegurar la pureza del culto divino, lo llevó a vigilar la obra de demolición en varias partes de sus dominios.

 No permitamos que nuestra edad nos descalifique para servir a Dios.

A pesar de la evidente sinceridad y celo de Josías, y de la aparente obediencia del pueblo a los edictos del rey, él no pudo extinguir el afecto que tenían profundamente arraigado a las idolatrías introducidas en la primera parte del reinado de Manasés. Esta preferencia latente aparece claramente desarrollada en los reinados siguientes, y el decreto divino de la remoción de Judá, tanto como de Israel, al cautiverlo, fué decretado irrevocablemente. La abolición de la idolatría empezó en el año duodécimo y fué completada en el año décimo octavo del reinado de Josías.  Trató a las sepulturas como culpables de los crímenes de aquellos que yacían en ellas.   
 Una infamia mayor no habría sido posible imponer a los sacerdotes idólatras que la exhumación de sus huesos, y mayor profanación no habría podido hacerse a los altares de idolatría que el quemar sobre ellos los huesos de los que allí habían oficiado en su vida.
   Lo mismo hizo (romper los altares y quemar los huesos de los sacerdotes) en las ciudades de Manasés. Efraim, Simeón, hasta en Neftalí, en sus suburbios despoblados.  Me podría sorprender si no leo el contexto historico anterior, al notar que Josías, cuyas posesiones hereditarias eran limitadas al reino de Judá, ejercía tanta autoridad entre las tribus de Efraim, Manasés, Simeón y otras hasta Neftalí, como en sus propios dominios; y, por lo tanto, es necesario recordar que después de la destrucción de Samaria por Salmanasar, los remanentes que quedaron en las montañas de Israel, mantenían un trato íntimo con Judá, y consideraban a los soberanos de aquel reino como sus protectores naturales. Los reyes de Judá adquirieron grande influencia entre ellos, la cual ejerció Josías quitando todo vestigio de idolatría de la tierra. El no habría podido hacerlo sin la conformidad del pueblo en lo propio de este proceder, conscientes ellos de que esto estaba de acuerdo con sus antiguas leyes e instituciones. Los reyes asirios, que eran ahora los señores del país, deben haber estado descontentos con las libertades que se tomaba Josías más allá de sus territorios, pero ellos, o no eran informados acerca de sus hazañas, o no se molestaban acerca de su proceder fiel al único Dios, Jehová, relacionado, como creerían ellos, con el dios de la tierra, especialmente como él no trató de tomar alguna ciudad, o de perturbar la lealtad del pueblo.  

El libro de la Ley de Dios que Hilcías encontró era probablemente el libro de Deuteronomio, que se había perdido o escondido, durante el gobierno de los reyes malvados. Ahora que se había encontrado, Josías se dio cuenta de que debían llevarse a cabo cambios drásticos para poder llevar a la nación de regreso a la línea de mandamientos de Dios. Este relato se halla registrado también en 2 Reyes 22:8-13.

  Es inherente a la naturaleza humana el tomar el pecado a la ligera: dar excusas, culpar a alguien más, o minimizar el daño hecho. No fue así con Josías. Estaba tan consternado por el rechazo del pueblo hacia la Ley que desgarró su ropa para expresar su dolor.

La verdadera comprensión de nuestro pecado nos debe llevar a un arrepentimiento sincero, y ayudarnos a producir "arrepentimiento para salvación" (2 Corintios 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.).

¿Estamos disculpando siempre nuestro pecado, culpando a otros o dando a entender que no es tan malo? Dios no toma el pecado a la ligera, y quiere que respondamos como lo hizo Josías.

  Cuando Josías leyó el libro que encontró Hilcías, respondió con arrepentimiento y humildad y prometió seguir los mandamientos de Dios como estaban escritos en el libro.  La reacción de Josías al escuchar la lectura del libro de la Ley fue de inmediato arrepentimiento y búsqueda de la dirección de Dios. La profetisa Hulda lo asistió en este empeño. Debido a la humildad mostrada por Josías, el Señor permitió a la nación vivir en paz durante su reinado. Pero Judá todavía tendría que enfrentar el juicio de Dios por su prolongada apostasía.

La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, "es viva y eficaz" (Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón), pero no podemos saber lo que Dios quiere que hagamos si no la leemos. Incluso, no basta con leer la Palabra de Dios, debemos estar dispuestos a hacer lo que ella dice. No hay gran diferencia entre el escrito escondido en el templo y la Biblia escondida en un librero, llena de polvo. Una Biblia que no es leída es tan inútil como una que se ha perdido.

   
  El nombre «Hulda» se deriva de la raíz hebrea cheled  que significa «deslizarse velozmente». Quizá el nombre refleje la rapidez de mente de Hulda y su habilidad para discernir rápida y correctamente las cosas de Dios. En cualquier caso, Hulda fue usada por Dios en este fugaz momento de la historia para dar a conocer su juicio y su profecía, y para encender la chispa de uno de los más grandes avivamientos de la historia.

 Hulda es un ejemplo notable del carácter y del potencial de la mujer que hoy puede recibir la llenura del Espíritu Santo para acometer con éxito cualquier tarea que Dios le encargue.

Vale la pena observar cómo el sumo sacerdote Hilcías y el escriba Safán, acudieron a Hulda para recibir palabra de sabiduría de Dios. Es evidente el respeto y la confianza de estos hombres hacia Hulda, lo que nos enseña que la influencia espiritual fluye de la forma de vida y no simplemente de la presencia de dones espirituales.
(Hechos 2:17-18  Y en los postreros días, dice Dios,
 Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
 Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
 Vuestros jóvenes verán visiones,
 Y vuestros ancianos soñarán sueños;  
 18  Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
 Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán) En los Hechos de los Apóstoles (me gusta la traducción en ingles Actos) promete que en los postreros días en la Iglesia proliferará el derramamiento del Espíritu Santo sobre las mujeres.

Que el ejemplo de Josías y de Hulda en cuanto a respeto, confiabilidad y correcta forma de vida nos enseñe a tener una vida espiritual guiada por la Palabra de Dios en la Biblia, para que sea sabia y efectiva.

lunes, 27 de abril de 2015

AVIVANDO EL FUEGO DEL ESPÍRITU


2TiMOTEO 1:6  Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

Carisma (χάρισμα)  don de gracia, don que involucra gracia (caris) de parte de Dios como el dador.
Anazopureo (ναζωπυρέω) volver a encender, o mantener plenamente encendida una llama, donde «el don de Dios» es considerado como un fuego que pudiera quedar extinguido por nuestro descuido.

REFLEXIÓN

La iniciativa para mantener vivo el fuego del alma está en manos de quien recibe la fe. Este principio se aplica a todos los creyentes. De ahí que Pablo inste a Timoteo a poner en acción todos los recursos espirituales de que ha sido dotado para el ministerio. Aunque no especifica el don, su uso de la palabra griega carisma sugiere una manifestación distintiva del Espíritu Santo concedida a Timoteo por medio de las oraciones de los apóstoles y otras personas. En el momento de su ordenación, Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo capacitaron para que sirviera a la iglesia (1 Timoteo 4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio). Pablo no duda de la existencia de la verdadera fe en Timoteo, mas desea que aquella fe sea puesta en ejercicio activo. Al aconsejar a Timoteo "que avives el fuego del don de Dios", Pablo lo estaba animando a perseverar. Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; él necesitaba el valor y la autodisciplina para aferrarse a la verdad y usar los dones que ya había recibido. Si salía valientemente en fe y proclamaba el evangelio una vez más, el Espíritu Santo iría con él y le daría poder. Cuando nosotros usamos los dones que Dios nos ha dado, encontraremos que Dios nos dará el poder que necesitamos.

  Los dones espirituales de Timoteo los recibió cuando Pablo y los ancianos le impusieron las manos y lo apartaron para el ministerio. Dios da dones a los cristianos para que los usen en la edificación del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:4-31), y da dones especiales a algunos a través de los líderes de la iglesia, que sirven como instrumentos suyos.

  Timoteo estaba experimentando gran oposición a su mensaje y a él mismo como líder. Su juventud, su asociación con Pablo y su liderazgo se hallaban bajo fuego por parte de creyentes y no creyentes. Pablo lo anima a mantenerse firme. Cuando permitimos que la gente nos intimide, neutralizamos nuestra efectividad para con Dios. El poder del Espíritu Santo puede ayudarnos a vencer nuestro temor de lo que alguien pueda decir o hacernos, y así continuar haciendo la obra de Dios.

Dios no nos ha dado espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio para enfrentar dificultades y peligros; el espíritu de amor a Él que nos hará vencer la oposición. El espíritu de una mente sabia, de la tranquilidad mental. El Espíritu Santo no es el autor de una disposición tímida o cobarde ni de temores esclavizantes.
Es probable que tengamos que sufrir aflicciones cuando tengamos el poder y la fuerza de Dios que nos capaciten para soportarlas. Como es habitual en Pablo, cuando menciona a Cristo y su redención, se explaya al respecto, tan pleno estaba de lo que es toda nuestra salvación y que debiera ser todo nuestro deseo. El llamamiento del evangelio es un llamado santo, que santifica. La salvación es por la libre gracia. Se dice que esta nos es dada desde antes de la fundación del mundo, esto es, en el propósito de Dios desde toda la eternidad; en Cristo Jesús, porque todos los dones que vienen de Dios para el hombre pecador, vienen en Jesucristo y a través de Él solo. Como hay una perspectiva tan clara de la dicha eterna por la fe en Aquel que es la Resurrección y la Vida, pongamos más diligencia en asegurar su salvación para nuestras almas.
  El apóstol había encomendado su vida, su alma y sus intereses eternos al Señor Jesús. Nadie más podría liberar y asegurar su alma por medio de las pruebas de la vida y de la muerte. Viene el día en que nuestras almas serán interrogadas. A ti se te encargó un alma, ¿cómo la ocupaste? ¿Al servicio del pecado o al servicio de Cristo? La esperanza del cristiano verdadero de menor estatura descansa sobre el mismo fundamento que la del gran apóstol. También aprendió el valor y el riesgo de su alma; también creyó en Cristo; el cambio obrado en su alma, convence al creyente que el Señor Jesús le guardará para su reino celestial.
Pablo exhorta a Timoteo a que se aferre firme de las Sagradas Escrituras, a la sustancia de la sólida verdad del evangelio en ellas. No basta con asentir a las sabias palabras; hay que amarlas, ponerlas por obra.
La doctrina cristiana es un encargo que se nos ha entregado; tiene valor indecible en sí misma y nos será de ventaja intransmisible. Se nos ha encargado para ser preservado puro y completo, pero no debemos pensar en mantenerlo por nuestra propia fuerza, sino por el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros; y no será ganado por los que confían en sus propios corazones y se inclinan a sus propios entendimientos.


 .

sábado, 25 de abril de 2015

LA VERDAD EN ACCIÓN A TRAVÉS DE LOS SALMOS (1 al 40)

Pasos hacia la santidad Los creyentes consagrados vivimos de una forma distinta a la gente del mundo, y no permitimos que el sistema de valores del mundo domine nuestras vidas. Si damos un lugar al mundo en nuestras vidas sufriremos las consecuencias.  
Pasos hacia una devoción dinámica. Estar junto a Dios constantemente da lugar a cambios permanentes en nuestras vidas. Intentos no sinceros en este sentido conducen a una devoción dividida. Aquellos que convierten su devoción a Dios en un objetivo prioritario son quienes conocen la devoción verdadera.Salmo 1; 1.2
(Los amigos que escogemos influyen significativamente en el futuro y el éxito de nuestras vidas; en su sentido más amplio, el consejo divino es un pre requisito de la prosperidad.Pero, ninguna promesa de Dios está exenta de alguna acción responsable de parte nuestra. Nadie prosperará mientras no comience a hacer lo que Dios dice. Mucha gente desea los resultados prometidos sin el compromiso responsable que le acompaña. Pero ninguno de nosotros ganará algo que valga la pena instantáneamente. No esperemos que las respuestas divinas se ajusten a nuestro itinerario. Recordemos que sus respuestas llegan cuando ponemos su palabra en acción. Así como un período de intenso estudio precede a un título universitario, a través de la paciente búsqueda de su promesa podemos esperar que la palabra de Dios madure en nuestras vidas.)

Orientaciones para crecer en piedad. Vivir en piedad es algo completamente diferente a vivir como nos enseña el mundo. Ella se opone a nuestra naturaleza carnal y pecaminosa. Por lo tanto, como la piedad no se aviene con el pecado, necesitamos la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo. Para vivir en piedad hace falta un cambio radical en nuestra manera de hablar, conducirnos y pensar.2.12

Honra al Señor en tu conversación y conducta.4.4

Practica la meditación regular en la Biblia. Deleitarte en las Escrituras y deja que ellas te guíen. Busca al Señor en la mañana. Espera en él para que hable a tu corazón y a tu espíritu.5.7

No conduzcas tu vida por los caminos que el mundo propone, no participes en actividades dudosas y no seas sarcástico. Vive de manera diferente como parte del pueblo de Dios.  Comprende que permitirle al mal desarrollarse en tu corazón traerá desilusión y problemas innecesarios a tu vida. 7.14

Lecciones clave en la fe. La gente de Dios debe confiar plenamente en que la Palabra de Dios es verdadera y que Él siempre actúa de acuerdo con ella. Cada situación que enfrentamos es una oportunidad para confiar en Dios en lugar de en nuestras propias inclinaciones. La fe involucra un elemento de riesgo, pero siempre rinde los más ricos beneficios.9.10

Rehúsa responder airadamente. Consúltalo con la almohada y dedica tiempo a la reflexión.10.4

Un paso hacia el conocimiento de Dios Saber y creer que Dios es Omnisciente nos ayuda a no escondernos de Él. Comprende que Dios ve y conoce todas las cosas. Cree que nada de lo que haces está oculto a los ojos de Dios. Salmo 10.11-15

Escoge creer que el Señor no te abandonará nunca si crees en Él.12.6

Deja que Dios llene tus pensamientos y evita así las debilidades.15.4

Cómo refrenar la lengua Muchos pecados tienen que ver de alguna forma con la maledicencia. La disciplina y las decisiones correctas dan como fruto la sana conversación. Muy fácilmente hablamos demasiado, con mucha dureza y libertad. Hablar menos y más cuidadosamente traerá como resultado una disminución del pecado.17.3
Habla sólo lo recto. Comprométete a hablar de las cosas de Dios.18.6
Pasos para enfrentar el pecado Enfrentarse de forma adecuada al pecado supone que permitamos a la Palabra de Dios examinar nuestro corazón. Ocultar el pecado e intentar esconder sus consecuencias da lugar a sentimientos de angustia y a menudo a mayores pecados. Acepta lo que Dios dice sobre la conducta pecaminosa, aléjate de ella, y el perdón gratuito de Dios hará el resto.19.12, 13

Prioriza la adoración privada y colectiva.19.7-11
Honra tus compromisos y tu palabra aunque ello sea costoso para ti.19.14
Conoce que la Palabra de Dios ha sido probada. Y es absolutamente confiable.23.1-6

Confía en el cuidado pastoral de Jesús. Él te sostendrá y protegerá; además, restaurará tu vida.26.1
Deja que la Palabra de Dios te examine y corrija. Comprende que haciendo eso te mantendrás alejado del pecado. Confiésate y abandona el pecado y la rebelión. Recibe el perdón de Dios. 25.7

Da gracias a Dios todos los días por su revelación, su voluntad y sus promesas para ti en su Palabra. 27.4
Haz que el tiempo que pasas con Dios y con su pueblo constituya tu deleite y lo más importante para ti en la vida.29.1, 2

Comprende que Dios también olvida. 32.1-5

No te quejes cuando estés en dificultades o problemas. Clama a Dios. Confía en que el Señor te escuchará y responderá.  Sé cuidadoso con tus palabras. Conoce que la recta conversación trae consigo la promesa de una larga vida.  Cree en el Señor para alcanzar justicia, no la busques tú mismo.  34.12-14

Habla y piensa sólo de la manera que sabes agrada a Dios.
Comprende que la justicia rechaza por completo las conductas incorrectas. 36.4

Dedícale conscientemente todos tus planes diariamente al Señor. No presumas que su ayuda llegará si no lo invitas a hacerlo. 37.5

Testifica regularmente de las bondades de Dios.
Escoge vivir una vida de disciplina y obediencia como siervo de Dios. 40.6-8

Al comenzar cada mañana dejemos que el amor de Dios nos guíe en todo lo que decimos, pensamos y hacemos. Para que sea alabado y glorificado Dios Padre en el nombre de Jesús. Seamos siervos por amor a Dios. Que así sea.