} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 06/01/2016 - 07/01/2016

martes, 28 de junio de 2016

BENDICIÓN

  
El significado de esta palabra es: Hacer o pronunciar una solicitud a Dios para la concesión de favor divino; otorgar bondad; favor; ensalzar como santo; glorificar; hablar bien de; proteger o guardar del mal; traer felicidad.
Las distintas palabras hebreas que por lo general se traducen “bendecir” o “bendición” aparecen unas cuatrocientas veces en las Escrituras.
 El verbo ba·rákj se suele traducir “bendecir”. En algunos pasajes el término se traduce “desear el bien” (1Sa 25:14), ‘felicitar’ (1Cr 18:10), ‘saludar’ (2Re 4:29).
 El sustantivo de este término hebreo se encuentra en el nombre de la llanura baja de Beracá (que significa “Bendición”), pues fue en ese lugar donde Jehosafat y su pueblo bendijeron a Jehová. (2Cr 20:26.)
Un verbo de la misma raíz se traduce ‘arrodillarse’ o “hincarse de rodillas”. (Gé 24:11; 2Cr 6:13; Sl 95:6.)
Los soferim judíos, o escribas, enmendaron varios pasajes para que leyeran ‘bendecir’ en vez de ‘maldecir’ (1Re 21:10, 13; Job 1:5, 11; 2:5, 9), porque pensaban que era blasfemo hasta mencionar que alguien maldijese a Dios.  
El significado literal del verbo griego eu·lo·gué·o es “hablar bien de”. El vocablo eu·lo·guí·a (literalmente, “bendición”) se usa en Romanos 16:18 en un sentido desfavorable como “habla lisonjera” que seduce el corazón.

En la Biblia se usan las palabras “bendecir” y “bendición” al menos en relación con cuatro aspectos principales:
1) Jehová bendice al hombre
 2) el hombre bendice a Jehová
 3) el hombre bendice a Cristo
 4) el hombre bendice a su semejante.

Jehová bendice al hombre.
 “La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella.” (Pr 10:22.) Jehová bendice a los que aprueba al protegerlos, favorecerlos, guiarlos, hacer que prosperen y cubrir sus necesidades, con el consecuente beneficio para esas personas.
La buena voluntad de Jehová para con sus criaturas terrestres se manifestó cuando Él las produjo. En el caso de los géneros animales creados en el quinto día, la bendición de Dios fue una declaración de su propósito con respecto a ellos. (Gé 1:22.) La bendición de Dios sobre Adán y Eva al fin del sexto día les hubiera permitido, de haber permanecido obedientes, continuar en su favor, porque Él hizo provisión para la satisfacción de todas sus necesidades espirituales y físicas. (Gé 1:28; 2:9; 5:2.)
Cuando Jehová terminó su obra creativa terrestre en los seis días creativos, no faltaba nada para el bienestar de su creación. (Gé 1:31.) Entonces procedió a descansar, es decir, dejó de trabajar en este respecto, bendijo el séptimo día y lo declaró sagrado, santo. La creación humana tenía ante sí la perspectiva de felicidad y bendiciones indefinidas. (Gé 2:3; Éx 20:11.)
Cuando Noé y su familia salieron del arca, Jehová los vio con favor, los bendijo y les dio a conocer Su voluntad para ellos. Si hacían la voluntad de Jehová, prosperarían con su favor y protección. (Gé 9:1.)
La bendición de Abrahán y su descendencia es de vital importancia para toda la humanidad. (Gé 12:3; 18:18; 22:18.) Jehová bendijo a Abrahán y Sara al reavivar sus facultades reproductivas milagrosamente, lo que les permitió tener un hijo en su vejez. (Gé 17:16; 21:2.) Hizo que Abrahán prosperara y lo usó de manera pictórica para prefigurar cosas mayores. (Gál 4:21-26.) Por consiguiente, el que Dios bendijera a Abrahán dándole un hijo cobra mayor significado en la promesa de bendición de gente de todas las naciones por medio de aquel a quien Isaac prefiguró, Jesucristo. (Gál 3:8, 14; Hch 3:25, 26; Heb 6:13-20.)
La bendición de Jehová sobre una persona o un pueblo depende de la obediencia a Él. (Éx 23:25.) Los marcados contrastes señalados en los capítulos 27 y 28 del libro de Deuteronomio muestran con claridad que la maldición de Jehová, que resulta en castigo severo, está sobre los desobedientes, mientras que su bendición descansa sobre los obedientes. Cuando recae sobre estos, la bendición de Jehová produce prosperidad espiritual y cubre sus necesidades materiales, siendo manifiesta en sus hogares, su tierra, su prole, sus animales, el suministro de alimento, sus viajes y cada uno de sus actos. “Las bendiciones son para la cabeza del justo.” (Pr 10:6, 7.) Cuando el pueblo de Jehová es fiel y obediente, Él se complace en ‘abrir las compuertas de los cielos y realmente vaciar una bendición hasta que no haya más carencia’. (Mal 3:10.)


El hombre bendice a Jehová.
Esencialmente, el hombre bendice a Jehová al alabarle. También se le bendice por medio de expresiones de gratitud, reconociéndolo como Aquel de quien fluyen todas las bendiciones, hablando bien de Él en toda ocasión, adorándole y sirviéndole. (Sl 26:12.) Otra forma de bendecir a Jehová es predicando las buenas nuevas, ya que así se alaba su nombre y sus propósitos. (Mt 24:14; Heb 13:15.)
El hombre ha bendecido a Jehová por librar a su pueblo de la opresión (Éx 18:9, 10); por satisfacer sus necesidades (Dt 8:10); por su dignidad, poder, gobernación y belleza como Cabeza de todo (1Cr 29:10-12, 20); por impulsar a su pueblo a apoyar su adoración (2Cr 31:8); en oración de confesión por guardar su pacto y su misericordia (Ne 9:5, 31, 32); por dar sabiduría y poder (Da 2:19-23), y por proteger a sus siervos y demostrar su soberanía (Da 3:28; 4:34). El libro de los Salmos bendice constantemente a Jehová y pide a todos en los cielos y en la Tierra que alaben su nombre por sus muchas cualidades magníficas. El hombre también bendice a Jehová por la dádiva de su Hijo Jesucristo. (Sl 16:7; 103:1, 20-22; 145:2, 10; Jn 3:16; compárese con Hch 2:8-11; Apoc 7:11, 12; 14:6, 7.)

El hombre bendice a Cristo.
A Jesús mismo también han de bendecirlo todos. Elisabet bendijo a la madre de Jesús, María, y al fruto de su vientre aún no nacido. (Lu 1:42.) El origen celestial de Jesús, su venida en el nombre de Jehová como su Hijo, su ministerio, su sacrificio, su sacerdocio, su realeza y su bondad inmerecida hacen que con justicia sea aclamado como alguien bendito. (Jn 12:13; 2Co 8:9; Heb 1:2; 7:24-26.) En cumplimiento del Salmo 118:26, la muchedumbre lo aclamó como el bendito de Jehová en su entrada triunfal en Jerusalén. (Mt 21:9.) Todas las criaturas angélicas y terrestres han de bendecirle. (Apoc 5:12, 13.)

El hombre bendice a su semejante.
 A diferencia de Jehová, quien en toda ocasión cumple las bendiciones que expresa, el hombre no siempre puede cumplir las bendiciones que pronuncia en favor de otras personas. Cuando en la Biblia un hombre pronuncia una bendición, suele significar un ruego por la bendición divina, aunque no se exprese necesariamente en una oración. Así, aunque el objeto de tal bendición sea otra persona, la Fuente es ciertamente Dios mismo. En otros casos, el que un hombre bendiga a su semejante constituye una expresión de gratitud, es decir, un reconocimiento de buenas cualidades o de un trabajo bien hecho.
Con relación a tener la autoridad de Dios para bendecir o la facultad de cumplir la bendición, Pablo expuso el siguiente principio al hablar de la superioridad del sacerdocio de Melquisedec sobre el de Leví: “Ahora bien, sin disputa alguna, lo menor es bendecido por lo mayor”. (Heb 7:7.) Al ser rey y sacerdote de Dios, Melquisedec pudo hablar de Su parte con autoridad y de manera profética cuando bendijo a Abrahán. (Gé 14:18-20; Heb 7:1-4.)
Se ha bendecido a las personas que de algún modo han contribuido a la alabanza de Jehová. Moisés bendijo a Bezalel y a los demás trabajadores cuando terminaron la construcción del tabernáculo. (Éx 39:43.) A los sacerdotes y levitas, los líderes espirituales de la nación, se les comisionó para bendecir al pueblo en numerosas ocasiones. (Nú 6:23-27; Le 9:22, 23; Dt 10:8; 21:5; 1Cr 23:13; 2Cr 30:27.) El sumo sacerdote Elí bendijo a los padres de Samuel por la dádiva de su hijo para el servicio del tabernáculo. (1Sa 2:20, 21.) David bendijo al pueblo después de llevar el Arca a Jerusalén (2Sa 6:18; 1Cr 16:2), y Salomón con sabiduría siguió el mismo proceder cuando dedicó el templo a Jehová. (1Re 8:14, 55.) Simeón, ya anciano, bendijo a los padres de Jesús (Lu 2:34), quien a su vez bendijo a los niños que acudían a él. (Mr 10:16.)

Ocasiones para bendecir.
En oración, una persona, alaba a Dios, le da gracias y lo bendice; también se expresa en favor de los compañeros de fe y de los que buscan a Dios, y los bendice. Por lo general se dice o pide una bendición sobre los alimentos que se van a compartir antes de una comida mediante una oración. Con tal oración se le dan a Jehová las gracias y la alabanza por sus provisiones espirituales y materiales, y se le pide que el alimento beneficie a los que lo comparten y les dé fuerzas para servirle. (1Sa 9:13; Mt 14:19; Lu 9:16.) Al bendecir el pan y el vino en la Cena del Señor, se le dan a Dios las gracias y la alabanza, al tiempo que se le pide que todos los que participen puedan beneficiarse en sentido espiritual de lo que los emblemas simbolizan y puedan permanecer en unidad e integridad como cuerpo de Cristo. (Mt 26:26; 1Co 10:16.)
En la sociedad patriarcal, el padre solía bendecir a sus hijos poco antes de morirse. Esta bendición era de gran importancia y se tenía en alta estima. Por ejemplo, Isaac bendijo a Jacob —pensando que era el primogénito, Esaú— con mayor favor y prosperidad que a su hermano, y seguramente pidió a Jehová que cumpliese esta bendición, pues él era ya ciego y viejo. (Gé 27:1-4, 23-29; 28:1, 6; Heb 11:20; 12:16, 17.) Más tarde, Isaac confirmó y amplió su bendición, sabiendo en esta ocasión a quién bendecía. (Gé 28:1-4.) Antes de morir, Jacob bendijo primero a los dos hijos de José y después a los suyos propios. (Gé 48:9, 20; 49:1-28; Heb 11:21.) De manera similar, antes de su muerte, Moisés bendijo a la entera nación de Israel. (Dt 33:1.) En todos estos casos los resultados prueban que se había hablado proféticamente. En algunas ocasiones, al pronunciar tales bendiciones, la mano del que bendecía se colocaba sobre la cabeza del que recibía la bendición. (Gé 48:13, 14.)
El que un hombre bendijera a otro a modo de saludo indicaba un deseo de bienestar para esa persona. Jacob bendijo a Faraón cuando se le llevó ante su presencia. (Gé 47:7; véase también 1Sa 13:10; 25:14; 1Re 1:47; 2Re 10:15.) Las bendiciones se podían dar al partir. Por ejemplo, la familia de Rebeca la bendijo cuando se marchó de casa para casarse con Isaac. (Gé 24:60; véase también Gé 28:1; 2Sa 19:39; 1Re 8:66.)
A veces las bendiciones implicaban dar regalos (Gé 33:11; Jos 14:13; 15:18, 19), por eso el regalo mismo podía llamarse una bendición, de ahí la expresión “regalo de bendición”. Los regalos podían ofrecerse como una expresión de buenos deseos hacia un ser querido, en un esfuerzo por conseguir su favor o en prueba de gratitud. (1Sa 25:27; 30:26.)
Las alabanzas podían ser a su vez bendiciones. Boaz alabó a Rut por su bondad amorosa, y esta alabanza fue una bendición. (Rut 3:10.) A los hombres que se ofrecían para realizar un servicio a favor de la adoración de Jehová el pueblo los bendecía. (Ne 11:2.) Los hijos también deben bendecir a sus padres. (Pr 30:11.)
Una bendición puede significar asimismo habla favorable o edificante. Jesús exhortó a que continuaran “bendiciendo a los que los maldicen”. (Lu 6:28.) Pablo añadió: “Sigan bendiciendo a los que los persiguen; estén bendiciendo, y no maldiciendo”. (Ro 12:14.) Esto no significa alabar a los opositores, sino tratarlos bien y hablarles de modo amable, considerado y veraz, lo que puede ayudarlos a cambiar de actitud. (1Co 4:12; 1Pe 3:9.) El conseguir que alguien se vuelva de su proceder inicuo es una bendición, pues favorece a la persona y además trae alabanza a Jehová. (Hch 3:26.) También debe tenerse en cuenta la manera y el momento de decir las cosas. (Pr 27:14.)

Ser una bendición para otros.
Una persona puede ser una bendición para su prójimo si sigue un proceder de obediencia a Dios. La asociación con aquellos a quienes Jehová bendice hace que uno mismo reciba bendiciones. Por ejemplo, se bendijo a Labán porque Jacob cuidaba de sus rebaños. (Gé 30:27, 30.) La casa y el campo de Potifar prosperaron debido a la supervisión de José. (Gé 39:5.) La presencia de diez ciudadanos justos hubiese hecho que Dios perdonase a Sodoma. (Gé 18:32.) El siervo dedicado de Dios puede conseguir Su favor para su cónyuge no creyente y para sus hijos pequeños. (1Co 7:14.) Jesús dijo que cuando aconteciese la mayor tribulación del mundo, ‘aquellos días se acortarían por causa de los escogidos’, de otra manera “ninguna carne se salvaría”. (Mt 24:21, 22)   El imitar el ejemplo de aquellos a quien Dios bendice es fuente de mayores bendiciones. (Gál 3:9; Heb 13:7; 1Co 11:1; 2Te 3:7.) Por hacer el bien a los hermanos de Cristo, es decir, a los “escogidos” de Dios, Jehová derrama bendiciones sobre las “ovejas”, con la recompensa de vida eterna. (Mt 25:31-34, 40, 46.)


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

domingo, 26 de junio de 2016

UN CIMIENTO FIRME Y UN CRECIMIENTO CONSTANTE


2 Pedro 3:18  Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Como conclusión Pedro nos dice ciertas cosas acerca de la vida cristiana:
La exhortación y el deseo van unidos. Nos encontramos de nuevo con el deseo inicial. La gracia y el conocimiento provienen de Cristo. Ambos deben aumentar y crecer. Toda vida es movimiento y crecimiento. Sólo resistiremos en las dificultades si no nos detenemos. Dios trabaja continuamente en nosotros y nos comunica sus dones; también nosotros debemos estar siempre en camino, siempre activos, esforzarnos celosamente, manteniendo ante los ojos nuestra magnífica meta.
  El cristiano es una persona que ha sido advertida. Es decir, no puede alegar ignorancia. Sabe cuál es el verdadero camino y sus recompensas; conoce el camino erróneo y sus desastres. No tiene derecho a esperar un camino fácil, porque se le ha dicho que Cristianismo quiere decir Cruz, y se le ha advertido que siempre habrá personas dispuestas a atacar y a pervertir la fe. Ser advertido es estar prevenido; pero es también una grave responsabilidad, porque el que conoce el bien y hace el mal merece una doble condenación.
  El cristiano es una persona con una base en su vida. Debe estar arraigada y cimentada en la fe. Hay ciertas cosas de las que puede estar absolutamente seguro.  Nuestra mente no es una cama que se pueda hacer y deshacer una y otra vez, sino que en ciertas cosas está hecha definitivamente. Hay una cierta inflexibilidad en la vida cristiana; hay una cierta base de fe que nunca cambia. El cristiano no dejará nunca de creer que «Jesucristo es Señor» (Filipenses 2:11); y nunca dejará de ser consciente de que se le impone el deber de hacer que su vida armonice con su fe.
  El cristiano es una persona con una vida en desarrollo. La inflexibilidad de la vida cristiana no es la rigidez de la muerte. El cristiano tiene que experimentar diariamente la maravilla de la gracia, y crecer diariamente en los dones que esa gracia puede producir; y debe penetrar diariamente más y más en la maravilla que es Jesucristo. Un gran edificio tiene que tener un fundamento firme y sólido para elevarse en el aire; y sólo cuando tiene raíces profundas puede un gran árbol remontarse con sus ramas hacia el cielo. La vida cristiana es al mismo tiempo una vida con un fundamento firme y con un crecimiento constante hacia fuera y hacia arriba.
La carta concluye con una doxología. Va dirigida a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. De ordinario, tales doxologías se dirigen a Dios (Judas 1:25). La fe viva en la divinidad de Jesús ha llenado toda la carta y ha hecho que se aplicasen a Jesús los títulos más elevados. Esta gran fe se manifiesta también en la oración. La doxología no expresa un deseo; dice lo que es, reconociéndolo y alabándolo: Cristo posee la plenitud de la gloria divina.

Posee la gloria ahora y la poseerá en el día de su parusía; la poseerá para la eternidad. El día que él traerá con su parusía en poder, no tendrá ocaso. «Jesucristo el mismo que ayer es hoy y por los siglos». Así sea.

¡Maranatha! Sí, ven Señor Jesús!


viernes, 24 de junio de 2016

SEGÚN MATEO 2; 1-23



El lector del Evangelio de Mateo recibe una fuerte impresión de la soberanía de Dios guiando, protegiendo, controlando y proveyendo todo el proceso redentor. De allí el énfasis en los títulos: plan divino, proceso divino, publicación divina. La obra redentora es de Dios desde su concepción en la mente de Dios hasta su realización y aplicación en la historia humana.
Lucas relata el primer anuncio del nacimiento de Jesús: Los ángeles avisaron a los pastores en los campos cerca de Belén, de noche (Luc_2:8-20). Mateo omite ese evento, pero incluye el notable caso de los magos del oriente que recibieron el aviso por medio de una estrella nueva y llamativa. Ellos habían oído de la esperanza mesiánica por parte de los judíos de la dispersión. Relacionaron este fenómeno en el cielo con el rey esperado por los judíos, que nacería en Judea e iniciaría un reino universal. No tardaron en emprender un largo viaje para verificar ese evento sin igual. Algunos comentaristas explican el hecho de que Mateo haya omitido el relato de Lucas, y viceversa, diciendo que se apoyaban en fuentes distintas. Este hecho podría atribuirse también a los distintos propósitos de cada escritor, fenómeno que se repite frecuentemente en los sinópticos.
Cabe entonces la pregunta: ¿Por qué Mateo incluyó el episodio de los magos en su Evangelio? Ofrecemos dos posibles razones. Ambas tienen que ver con la naturaleza del evangelio de Jesucristo. Puesto que Mateo termina su relato con un énfasis universal, con la comisión de Jesús a los discípulos de llevar el evangelio a todas las naciones (Luc_28:18-20), es razonable pensar que inició el Evangelio con la mención de la inclusión de los gentiles (magos) en el plan de Dios. Hemos visto este énfasis en la genealogía de Jesús y ahora lo vemos en la venida de los magos.
Este relato sirve también para establecer raíces históricas de suma importancia. El evangelio de Jesucristo está firmemente arraigado en el tiempo y el espacio. Sabemos con bastante precisión cuándo y dónde nació, cuándo y dónde realizó su ministerio terrenal, y cuándo y dónde murió. Sabemos también cuándo y dónde fue sepultado, y cuándo y dónde resucitó. Además, tenemos el relato de gran número de testigos que verifican estos datos. Tales hechos sirven para dar mayor credibilidad y distinguir al cristianismo de otras religiones que no tienen claras raíces históricas. En el primer versículo del cap. 2, encontramos tres datos importantes: el lugar del nacimiento del Mesías, su marco temporal y la visita de los magos.
Lugar: Belén de Judea. Mateo y Lucas señalan con precisión el lugar donde nació el Mesías. Belén, una pequeña villa con pocos habitantes pero con una larga historia, es mencionada en Génesis (Luc_35:16, Luc_35:19; Luc_48:7) y era identificada también como Efrata, el lugar donde murió Raquel al dar a luz a Benjamín. El rey David nació en Belén, pero fue el nacimiento del “Hijo de David”, Jesucristo, que le dio más importancia, aunque parece que él nunca volvió a su pueblo natal. El nombre Belén significa “casa de pan”. Es allí donde nació aquel que dijo: Yo soy el pan de vida (Juan_6:35). Fue necesario para Mateo usar la expresión “Belén de Judea” para distinguirlo de otro “Belén”, ubicado cerca de Nazaret en la heredad de Zabulón (Josu_19:15), o sea, en Galilea. Cuando Herodes preguntó a los líderes de los judíos dónde tendría lugar el nacimiento del Cristo, ellos contestaron con la cita de dos profecías mesiánicas ( 2Sa_5:2), que aparentemente eran muy conocidas entre los maestros de Israel.
La referencia en 2 Samuel señala a David cuando aún Saúl ocupaba el trono. En Miqueas, más de 300 años más tarde, la referencia es al “Segundo David” quien se levantaría también de Belén. Es interesante el término citado de 2 Samuel en cuanto al tipo de reinado que tendría el primer David y también el “Segundo”. Miqueas dice: ...será el gobernante en Israel, pero Samuel dice: Tu pastorearás a mi pueblo Israel. Jesús afirmó de sí mismo: Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por sus ovejas (Juan_10:11). Pedro se refería más tarde a Jesús como el Príncipe de los pastores (1Pedr_5:4). Jesús vino para ser rey pastor, títulos usados comúnmente para referirse a los líderes nacionales, pues tenían la función de gobernar, proteger y alimentar.
Marco temporal: En días del rey Herodes. Habiendo establecido el lugar del nacimiento de Jesús, ahora (1Pedr_2:1 ) Mateo fija el marco de tiempo: durante el reinado de Herodes el Grande. Se sabe que el Herodes mencionado aquí era “el Grande”, hijo de un idumeo llamado Antípater, que fue declarado “rey de los judíos” por el Senado Romano en el año 40 a. de J.C. Herodes pudo asumir plenamente ese puesto por el año 37 a. de J.C. Murió en marzo del año 4 a. de J.C., según el calendario cristiano, o sea, el año 750 según el calendario romano. Como veremos más adelante, estas fechas son vitales para establecer la fecha del nacimiento de Jesús.
Herodes era muy hábil como gobernante. Reedificó el templo de los judíos en Jerusalén para congraciarse con el pueblo. Era hombre de grandes ambiciones, acumuló fortunas y las gastó generosamente en regalos y banquetes. Por otro lado era muy celoso y extremadamente cruel. No toleraba rivales. Tuvo diez esposas en sucesión. Llegó a casarse con la bella Mariamne, heredera de la línea macabea. Tuvo varios hijos que le siguieron en el poder sobre Palestina. En los últimos años de su vida se volvió cada vez más arbitrario y cruel. Mandó ejecutar a su esposa favorita, Mariamne, a su cuñado, a algunos de sus propios hijos y a otros allegados.
Una visita: Unos magos... del oriente (1Pedr_2:1). Uno de los grandes misterios en el Evangelio de Mateo es la visita de estos magos. ¿Quiénes eran, de dónde venían, cómo se enteraron de la expectativa mesiánica? Las especulaciones abundan; las tradiciones extrabíblicas se han multiplicado. Si nos atenemos al texto, encontramos poca ayuda para responder a estas preguntas.
El texto indica en términos muy generales que vinieron del oriente. La opinión más aceptada es que vinieron desde Persia o Babilonia, territorio de donde procedió Abraham. Este territorio estaba ubicado al oriente de Jerusalén. El texto griego dice que vinieron de los levantamientos (se sobreentiende que se refiere al sol).
Más difícil es la tarea de determinar quiénes eran. El término mago  G3097 es una transliteración de la palabra griega y en aquel entonces tenía dos o tres acepciones. Broadus describe el uso del término entre los medos. Dice que se refería a una tribu o casta sacerdotal. Luego eran reconocidos como maestros de la religión y ciencia. Estaban especialmente relacionados con la astrología, la medicina y toda clase de adivinación y encantos. Estudiaban las estrellas para interpretar eventos contemporáneos y predecir eventos futuros. Eran personas de grandes inquietudes y curiosidad insaciable. Deseaban descubrir la verdad.
Los magos seguramente aprendieron de los judíos de la dispersión acerca de la esperanza de la venida de un Mesías que establecería un reino de paz. Muchos judíos que fueron llevados cautivos a Asiria y Babilonia, durante los siglos V, VI y VII a. de J.C., optaron por quedarse en ese territorio cuando Ciro les dio permiso para regresar a Palestina. Estaban privados de participar frecuentemente en las ceremonias en su gran templo en Jerusalén por razón de la distancia. Entre estos judíos de la dispersión, creció en importancia una institución que probablemente había nacido durante el cautiverio babilónico y cuya influencia llegaba a ser vital para mantener la fidelidad a Jehová: la sinagoga. En las sinagogas los judíos y prosélitos escuchaban la lectura de los rollos sagrados. La lectura de los libros proféticos, con su tema dominante de un Mesías que vendría a establecer paz en la tierra, mantenía una viva esperanza entre los participantes. Algunos de sus vecinos paganos simpatizaban con la moral judía y la esperanza mesiánica. No pocos de estos vecinos paganos aceptaron la fe de los judíos, se sometieron a las demandas de la ley de Moisés y abrigaban las esperanzas de la venida del Mesías judío.
El texto aclara el propósito de la visita de los magos; vinieron para adorarle al rey recién nacido. El término “adorar”, que significa “postrarse hacia”, se encuentra doce veces en Mateo, tres de las cuales están en este pasaje. Los magos dejan una gran lección y desafío para los creyentes de todos los siglos. Vinieron desde muy lejos —viaje peligroso, costoso y cansador— para adorar a Jesús; vinieron con poca revelación; vinieron con gran gozo; y vinieron con la idea correcta de la adoración. Adoraron a Jesús, no a la madre, postrándose y presentando sus ofrendas.

Hemos visto su estrella. Los ángeles de Jehová avisaron a los pastores del nacimiento de Jesús, según Lucas. Dios utilizó el medio más familiar a los magos para comunicarles este evento sin igual. Ellos notarían sin demora la aparición de una estrella nueva, brillante, llamativa. El pronombre posesivo su  está en la posición enfática en el texto original. En alguna forma, desconocida a nosotros, los magos interpretaron que esa nueva estrella estaba relacionada con la esperanza mesiánica.

Se han hecho varios intentos para explicar, por vía natural, la aparición de la estrella. Por ejemplo, el astrónomo Kepler, a principios del siglo XVII, determinó que hubo una conjunción espectacular de los planetas Júpiter y Saturno en mayo, octubre y noviembre del año 747 de Roma, fenómeno que ocurre una vez cada 800 años. Pero estos planetas se acercaron solamente hasta un grado de separación, lo que parecería al hombre en la tierra como una separación del diámetro de la luna llena. El año siguiente, o sea, en el año 748 de Roma, el planeta Marte se unió a Júpiter y Saturno. Otro dato descubierto en las tablas astronómicas chinas es la aparición de una estrella —algunos la llaman cometa o estrella fugaz— en 750 de Roma. Pero de ninguna manera tales datos científicos, por más interesantes que sean, satisfacen la descripción en el v. 9. Hay por lo menos dos indicaciones de una intervención sobrenatural de Dios. Mateo dice que la estrella iba delante de ellos (v. 9), es decir, los guiaba, indicando que la estrella se movía en la dirección hacia Belén. Además, Mateo dice que se detuvo sobre donde estaba el niño. Parece que la estrella se detuvo directamente sobre la casa donde estaba Jesús con sus padres.

Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó... (v. 3). La noticia de que otro “rey de los judíos” había nacido despertó indignación y celo en el corazón malvado de Herodes. Roma le había otorgado el título “rey de los judíos”. Además de sus celos, Herodes contaba con el respaldo del gobierno romano para defender ese título. Literalmente fue agitado, o sacudido, por la noticia. Inmediatamente, comenzó a pensar en una manera de deshacerse de su “rival”. También toda Jerusalén  fue turbada. Probablemente, significa que el pueblo temía una nueva erupción de violencia y castigo de parte de Herodes por causa del anuncio del nacimiento de un rival entre los judíos.

Los principales sacerdotes y a los escribas... . Los términos aquí mencionados podrían referirse al Sanedrín, aunque no se menciona a los ancianos, uno de sus grupos componentes muy importante. Algunos opinan que se refiere a una asamblea general de expertos en las Escrituras. El término “principales sacerdotes” se traduce en algunos lugares como “sumos sacerdotes”. Un solo sumo sacerdote, a la vez, ejercía el poder del cargo. El gobernador romano se reservaba el derecho de poner y quitar a los sumos sacerdotes, a su antojo. El cambio frecuente dejaba lugar a la existencia en cualquier momento de varios sumos sacerdotes, uno reconocido por el rey romano y otros que habían ocupado el oficio anteriormente.

Los escribas tenían la tarea de copiar las Escrituras. Por razón de la dedicación a esta tarea, conocían bien las enseñanzas de las Escrituras y servían como intérpretes  y maestros. La mayoría de los escribas eran fariseos, pero algunos eran saduceos. Tenían gran influencia entre el pueblo y especialmente entre los líderes religiosos. Algunos pertenecían al Sanedrín. Los que se dedicaban a la enseñanza de las Escrituras eran llamados rabíes. Frecuentemente los escribas eran consultados en cuanto a datos e interpretaciones de las Escrituras, como en este caso cuando Herodes quería saber dónde iba a nacer “el rey de los judíos”.

Cuando entraron en la casa... (v. 11). Generalmente la tradición presenta a los magos llegando al establo, donde el bebé Jesús estaba acostado en el pesebre; pero el texto bíblico indica que ya estaban en una casa cuando llegaron. Lo más probable es que el bebé Jesús tendría entre seis y dieciocho meses de edad. Otra evidencia que corrobora esta opinión es la diferencia de términos que se usan en relación con el niño Jesús. Lucas usa el término griego bréfos   que normalmente se refiere al feto antes de nacer (Luc_1:41), o al bebé recién nacido (Luc_2:12; Hech_7:19). En cambio, Mateo usa el término griego paidíon   que es un diminutivo que significa “niño pequeño” (Mat_2:8, Mat_2:11). Estas consideraciones, más la evidencia del v. 16, tienden a confirmar la opinión de que Jesús tenía varios meses de edad cuando llegaron los magos.

Pero advertidos por revelación... . Dios emplea una gran variedad de maneras para hacer saber su voluntad. La estrella guió a los magos del oriente, los escribas señalaron con precisión el pueblo donde iba a nacer el Mesías. Después de la visita, Dios se manifiesta otra vez, pero en una manera distinta: por revelación en sueños. Hay muchos casos de revelaciones por sueños en ambos Testamentos, y no hay base para decir que Dios no siga empleando este medio. Sin embargo, tenemos la ventaja de la revelación objetiva, completa y suprema en las Escrituras, cosa que los magos no tenían. Además, tenemos la dirección del Espíritu Santo que nos guía a toda la verdad (Juan_16:13). Normalmente, Dios emplea estos dos recursos para revelar su voluntad y dirigir a sus siervos hoy en día.

Los magos de oriente  ¡Qué extraño nos parece que unos magos de oriente se lanzaran a la búsqueda de un rey desconocido! ¿Quiénes eran estos personajes? ¿Cómo se llamaban? ¿Cuántos eran? ¿De dónde provenían? El término "mago" es muy ambiguo y designaba a toda clase de sabios en la antigüedad, especialmente a los que se dedicaban a la astronomía. Estos "magos" asociaron la aparición de la estrella con el acontecimiento de un gran evento y sintieron la necesidad de hacer un viaje extraordinario.

Con el paso del tiempo surgió toda clase de leyenda acerca de estos misteriosos seguidores de una estrella. Y hasta les pusieron nombres: Uno se llamaba Gaspar, otro Melchor y el tercero, que al parecer era de raza negra, se denominaba Baltasar. Más adelante les pusieron coronas y les llamaron los reyes magos. También se dijo que eran tres porque son tres los regalos que hicieron a Jesús: oro, incienso y mirra.

Según el relato bíblico no podemos afirmar cuáles eran sus nombres, ni cuántos eran. Tampoco si eran de piel oscura o blanca y menos aun que fueran reyes. Sólo podemos decir que al parecer Dios tenía su gente reservada para recibir a Jesús. ¿No habrán sido estos los primeros verdaderos adoradores que Dios quería que le adoraran en espíritu y en verdad Juan_4:21-24.)

4 Una protección divina , Juan_2:13-25

Los magos fueron guiados divinamente a la casa donde estaba el niño Jesús, porque su propósito era honrarlo y adorarlo. En cambio, Dios intervino para asegurar la protección de su Hijo de los que procuraban su mal. Mandó a los padres llevarlo a Egipto justo a tiempo para evitar la concreción de la intención malvada de Herodes. Después de la muerte de Herodes, nuevamente instruyó a los padres no volver a Belén donde gobernaba Arquelao, hijo de Herodes.

(1) La huida a Egipto ,Juan_2:13-15“ Egipto había sido durante siglos un lugar de refugio para los judíos que huían de amenazas, (ver 1Rey_11:40; Jer_43:7). Entre Belén y la frontera con Egipto había una distancia de unos 125 km. Allí había una población de casi un millón de judíos en el tiempo de Jesús. Alejandro Magno, siglos antes, reconociendo la importancia de la colonia de judíos, les asignó un barrio aparte y les dio ciertos privilegios. Los ptolomeos generalmente los trataban con bondad, animando la inmigración de cada vez más judíos. En el siglo II a. de J.C. se construyó un templo para los judíos de Egipto en la ciudad de Leontópolis. El texto hebreo del AT fue traducido al griego (la LXX) en Alejandría allí por el segundo siglo a. de J.C. En ese centro hubo una sucesión de filósofos judaico alejandrinos, entre ellos el famoso Filón, recordados por su interpretación alegórica de las Escrituras, que procuraba conciliar los textos del AT con la filosofía griega.

Más aun, cuando Jesús nació, Egipto era una provincia romana, fuera de la jurisdicción de Herodes. Allí José y María encontrarían a muchos compatriotas, entre ellos casi seguro a algunos conocidos. Posiblemente los regalos de los magos sirvieron para cubrir buena parte de los gastos de un viaje no anticipado por ellos y de su estadía en Egipto.

El mandato del ángel fue urgente y tajante: Levántate, toma..., y huye... Quédate... (v. 13). El término “tomar” significa literalmente “tomar para ti mismo”, “tomar a tu lado”, “tomar contigo”. José obedece sin demora. Cabe bien la expresión chilena “al tiro”. Entonces José se levantó (v. 14) al tiro {b “ El hecho de emprender el viaje de noche revela la urgencia de la misión. La expresión al niño y a su madre  es una evidencia más de que José no era el padre verdadero de Jesús.

Existe una relación notable entre la ida y salida de Egipto de parte de Israel y de parte de Jesús. Cuando Mateo cita la frase De Egipto llamé a mi hijo, lo hace indicando que el cumplimiento cabal de esta expresión tuvo lugar en el caso de Jesús, si bien la nación de Israel era conocida como “hijo de Dios” (Exo_4:22; Jer_31:9). Otro ejemplo de esta doble referencia se encuentra en Isaías 42-53, donde la primera referencia es a la nación de Israel como “siervo de Jehová”, pero la segunda referencia es a la venida del Mesías, el verdadero “Siervo de Jehová”. Otras posibles relaciones paralelas son:

Israel descendió a Egipto para evitar la amenaza del hambre, y Jesús fue llevado por sus padres para evitar la amenaza de Herodes. Egipto fue refugio provisorio para Israel y lo fue también para Jesús. Moisés huyó de Egipto para escapar de la ira del faraón y regresó sólo cuando murió ese faraón que lo conocía (Exo_4:19). Jesús huyó de Palestina y regresó cuando murió el rey que procuraba matarlo. En ambos casos, Dios dio órdenes para salir de Egipto y volver a la tierra prometida, a Palestina. Israel descendió a Egipto cuando era una nación muy joven, y Jesús descendió cuando era un niño. Dios levantó a Moisés para sacar a Israel de la esclavitud de Egipto y así salvar la nación, llevándola a la tierra prometida. Dios “levantó” a Jesús y lo llamó de Egipto para salvar a los hombres de sus pecados y llevarlos a la “tierra prometida”.

(2) Los infantes mueren en Belén, Exo_2:16-18 Cuando los magos no regresaron a Jerusalén, según el mandato de Herodes, el rey entendió que ellos lo habían desobedecido y burlado, cosa que lo enfureció como nunca. No pudiendo ventilar su ira contra ellos, adoptó una medida alocada para lograr su propósito y a la vez desquitarse. Probablemente envió a sus tropas a Belén para buscar a Jesús. Regresaron con las manos vacías. Para asegurarse, y habiendo averiguado con diligencia la fecha exacta de la aparición de la estrella en el oriente   decretó una orden de exterminar a los niños varones de dos años para abajo en Belén y los alrededores.

El decreto de Herodes es una piedra fundamental para establecer la fecha del nacimiento de Jesús. Si aceptamos el criterio de que Jesús nació cuando primeramente apareció la estrella en el oriente, y que el viaje del oriente a Jerusalén les llevó a los magos varios meses, llegamos a la conclusión de que Jesús tendría aproximadamente un año de edad cuando llegaron los magos. Según la costumbre de los judíos, cuando un niño cumplía un año y comenzaba el segundo año, o sea en el mes 13, ya se consideraba de dos años de edad. Si Herodes así lo calculó el decreto alcanzaría a los niños varones de 13 a 24 meses de edad. Tomando en cuenta el número de habitantes de Belén y los alrededores, lo más probable es que el número total de niños muertos hubiera sido de entre 15 a 20. Algunas de las tradiciones mencionan cifras exageradas en cuanto al número de niños muertos, inclusive una que habla de 14.000.

La masacre de los niños nos parece horrible y si su número fuese 14.000, sin duda llamaría la atención de los historiadores como un dato que tendría que mencionarse en cualquier relato. No es sorprendente, entonces, que Josefo, el historiador judío más destacado a fines del primer siglo, no haya mencionado la matanza de los niños. Considerando las grandes atrocidades de esa época, la muerte de 15 a 20 niños no llamaría mayormente la atención del historiador, a menos que tuviera interés especial en la historia de Jesús, como es el caso de Mateo. Ciertamente Herodes era capaz de decretar tal mandato, y mucho más. Como ya se ha mencionado, mandó matar a Mariamne, su esposa, y a dos de sus hijos con ella (Alejandro y Aristóbulo), por celos, pues pensaba que ellos buscaban ocupar el trono antes de su muerte. El asesinato de sus propios hijos llevó al emperador Augusto César a comentar, haciendo juego de dos palabras en griego, que era más seguro ser un cerdo (jus) de Herodes que ser su hijo (juíos). Cinco días antes de su propia muerte, mandó matar a su hijo mayor, Antípater. Para evitar que hubiese alegría en el pueblo al morir él, Herodes dejó un mandato que, al llegar ese momento, el hijo mayor de toda familia fuese muerto. Felizmente, ese mandato no se llevó a cabo.

La fórmula común en Mateo para introducir profecías que se cumplían era para que se cumpliese... (Exo_1:22). Como excepción a la regla, encontramos en el v. 17 la expresión entonces se cumplió... Tal cambio llama la atención y despierta la pregunta: ¿Por qué? La conjunción “para que” expresa propósito, mientras que el adverbio temporal “entonces” meramente introduce una secuencia de eventos. Probablemente Mateo quería evitar toda sugerencia o implicancia de que la matanza de los niños fuese el propósito de Dios.

Al recordar el exterminio de los niños inocentes en Belén, Mateo piensa en otro momento en la historia de Israel que tiene una relación muy estrecha. Cita un pasaje poético de Jeremías (Exo_31:15) que se refería al dolor que las madres de la nación judía sentían al ver que sus hijos eran llevados a Babilonia como cautivos. Raquel, madre de José y Benjamín (ver Gen_46:19), representa a todas las madres del pueblo de Dios en la expresión de su angustia. Según la tradición, Raquel fue sepultada cerca de Belén. Mateo relaciona el gran dolor de ese momento, unos 600 años antes, con el dolor de las madres cuyos hijos eran matados despiadadamente por los soldados. Es otro ejemplo de una profecía con doble referencia.

   El cristianismo ha sido perseguido desde su nacimiento. La matanza ordenada por Herodes para quitar del medio a Jesús fue sanguinaria, y fue el anticipo de lo que vendría luego con los años. Probablemente no pasarían de 15 a 20 los niños menores de dos años asesinados en Belén. La historia registra diez persecuciones sin tener en cuenta otros hechos aislados. La primera fue de Nerón en el 64 d. de J.C.; la segunda de Domiciano en el 95; la tercera es de Trajano en el 106; luego sucede la de Marco Aurelio en el 161. Acontece la de Septimio Severo en el 202; Maximino ordena la sexta en 235; Decio la lleva a cabo en el 250; la de Valeriano ocurre en el 258; Aureliano ejecuta la novena en el 275; y Dioclesiano la décima en el 303. Esta última se dice que fue la más sangrienta. A pesar de no tener un número aproximado de mártires se calcula que fueron varios millones los sacrificados. Lo más curioso es que el cristianismo fue considerado como un enemigo de la sociedad; se quemaron sus libros sagrados y los actos que profesaban los cristianos fueron declarados hechos ilícitos, delitos penados por la ley. Pero estos emperadores, enemigos de Cristo que ejercieron el poder y la espada, no fueron capaces de acabar con el cristianismo, y en lo personal sufrieron grandes tragedias. Algunos se consideraron dioses y enloquecieron; otros fueron sacudidos por refriegas políticas y terminaron asesinados. Algunos descendientes de estos se corrompieron de tal manera que se desviaron sexualmente y envueltos en dramas pasionales perdieron no solo el poder sino también la vida.

 (3) De Egipto a Nazaret, Gen_2:19-23“ Antes de llegar a Egipto por vía natural la noticia de la muerte de Herodes, Dios comunicó el hecho a José por medio de sueños, más eficaces que la comunicación hoy día por satélite. Su estadía provisoria en Egipto llegaba a su fin. La expresión plural han muerto... (v. 20) se refiere seguramente a Herodes. Pero, ¿por qué la forma plural? Lo más probable es que haya sido por la influencia de Exo_4:19, pasaje que relata el anuncio a Moisés de la muerte de los que procuraban matarlo, haciendo posible su regreso a Egipto. José no demoró en obedecer el mandato divino, habiendo aprendido que el lugar más seguro en la tierra es estar en el centro de la voluntad de Dios.

Parece que José tenía la intención de regresar a Belén, pero tuvo algunos reparos por la noticia de que Arquelao reinaba sobre Judea. De los hijos de Herodes que quedaban con vida, Arquelao era el más parecido a su padre. Antes de morir Herodes el Grande, en 4 a. de J.C., dividió su reinado entre tres hijos. Arquelao sería rey sobre Judea, Samaria e Idumea; Antipas sería tetrarca sobre Galilea y Perea; Felipe sería tetrarca de Iturea y Traconite. El Emperador no permitió que Arquelao recibiese el título de rey, por causa de su mala fama, sino que le otorgó sólo el título de “etnarca”. Augusto depuso a Arquelao en el año 6 d. de J.C., al cumplir solamente diez años de ejercicio. En su lugar, nombró un procurador o gobernador regional. Este gobernaba bajo la supervisión de un legado romano con sede en Cesarea. Poncio Pilato ocupó este puesto desde el año 26 al 36 d. de J. C., abarcando todo el ministerio público de Jesús.

Mientras que José dudaba su decisión de regresar a Judea, recibió otra revelación indicando que Galilea sería su destino. Galilea era territorio ocupado mayormente por gentiles. Mateo (Exo_4:15) cita un pasaje de Isaías donde ese territorio es llamado Galilea de los gentiles (Isa_9:1). También cuando Jesús inició su ministerio público, fijó su sede en Capernaúm, ciudad marítima sobre la orilla oeste del mar de Galilea. Es otra indicación de que su ministerio no se limitaría a los judíos.

Según el relato de Mateo, sólo después del viaje a Egipto se menciona la ciudad de Nazaret. En cambio, Lucas establece que José y María eran de Nazaret y tuvieron que viajar a Belén para el censo. Nazaret era una villa remota y oscura, tranquila, enclavada en un paisaje hermoso, en un valle elevado y fértil donde abundaban árboles frutales y otra vegetación, justo al norte de la llanura de Esdraelón, ubicada a unos 75 km. al norte de Jerusalén. En contraste con el lugar bello, fértil y tranquilo, muchos de los habitantes eran personas rudas y violentas. Había un sentido de desprecio para los habitantes de Galilea, y en particular de Nazaret, en expresiones tales como: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? (Juan_1:46; ver también Luc_4:28-30; Mar_6:6). Sin embargo, en medio de estos contrastes había gente muy noble como, por ejemplo, los mismos padres de Jesús.

Mateo relaciona el nombre del pueblo, o villa, con el nombre de Jesús, el nazareno. Más aun, indica que es el cumplimiento de una profecía. Podemos señalar dos problemas principales en el v. 23: En primer lugar, es difícil establecer una relación etimológica entre Nazaret (nazaret) y nazareno (nazoraios), y en segundo lugar, no se encuentra ninguna profecía específica que se relacione con este nombre. Ni siquiera se menciona el nombre de algún pueblo llamado Nazaret en el AT, ni en los escritos de Josefo. Esto no es sorprendente pues raras veces se encuentra en el AT la mención de alguna parte de Galilea.

En cuanto al nombre dado a Jesús, su transliteración correcta sería “nazoraio”, o “nazoreo”. Algunos procuran resolver el problema del nombre indicando que se deriva de “nazareo” (separado o consagrado), según el voto establecido en el cap. 6 de Números. Aparentemente, Juan el Bautista fue nazareo desde su nacimiento ( Luc_1:15), pero Jesús nunca tomó tal voto ( Mat_11:18-19). Otros opinan que el término “nazareno” y en alguna manera también “Nazaret” vienen del vocablo hebreo nétzer que significa “retoño” (Isa_11:1; Jer_23:5; Jer_33:15; Zac_3:8; Zac_6:12). Esta solución parece ser la más satisfactoria, pues dado que agrupa ideas de varios profetas, soluciona también la referencia a lo dicho por medio de los profetas. El comentarista Broadus presenta seis posibles soluciones en relación al problema del nombre, y opta por una que toma en cuenta varias predicciones (Sal. 22; Isa. 53, etc.) que indican que el Mesías sería menospreciado por haberse criado en Nazaret de Galilea (Juan_7:41). Otros opinan que es un problema aún no resuelto.

La niñez de Jesús“ Siempre ha habido una gran curiosidad en cuanto a la niñez de Jesús. Mateo omite totalmente ese período de la vida del Mesías. Salta sobre unos veintiocho años de su vida, desde el regreso a Nazaret hasta su bautismo. Lucas es el único que agrega algunos pocos datos (Luc_2:21-52). Menciona que los padres eran muy piadosos, cumplían con la ley y las costumbres judías. Presentaron a Jesús en el templo en Jerusalén para ser circuncidado al octavo día. Se maravillaron por el cántico y la profecía de Simeón, como también por el testimonio de la anciana Ana.

También menciona Lucas que sus padres iban a Jerusalén cada año para la fiesta principal, la de la Pascua. Cuando Jesús tenía doce años de edad, se quedó en el templo haciendo preguntas a los maestros y contestando las de ellos. La gente se asombró por el conocimiento y sabiduría de este niño precoz. Mientras tanto, los padres caminaron un día entero hacia la casa antes de darse cuenta que faltaba Jesús. Cuando regresaron a Jerusalén y lo encontraron, expresaron la angustia que cualquier padre sentiría por un hijo perdido, y también una suave reprensión: ¿Por qué has hecho así con nosotros? (Luc_2:48). La respuesta de Jesús a los padres indica una conciencia, a esa temprana edad, de que Dios tenía una misión singular para él. Las primeras palabras registradas de Jesús son: ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? (Luc_2:49). Sus próximas palabras registradas fueron pronunciadas en su bautismo, dieciocho años más tarde: Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia (Luc_3:15). Así que hubo silencio durante diez años antes del evento en el templo, a los doce años de edad, y dieciocho años después. Lucas resume el período entre el evento en el templo, a los doce años de edad, y su bautismo con esta cita: ... estaba sujeto a ellos [sus padres] ... Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres (Luc_2:51-52). Es decir, tuvo un desarrollo natural y acorde con las costumbres de su día.

Contra estos datos bíblicos, escuetos, sencillos, naturales, lógicos y mesurados de la niñez de Jesús, existe una serie de tradiciones y leyendas fascinantes, pero ridículas y llenas de superstición. Algunas de estas leyendas se encuentran en los llamados “evangelios apócrifos” y circulan con una aparente aprobación de la Iglesia Católica Romana. Varias tienen que ver con milagros estupendos supuestamente realizados por Jesús durante su niñez.

Para más datos sobre la niñez de Jesús, sería más productivo y acertado concentrarnos en lo que dice el texto bíblico y estudiar el trasfondo hogareño, religioso, político y social de su día. En gran parte, Jesús fue producto de su crianza, de las influencias de su hogar, de sus vecinos, del sistema educativo. Hemos visto su comienzo divino. Ahora presentaremos algunos datos generales que ayudarán a visualizar cómo fue su desarrollo humano —físico, intelectual y espiritual— durante su niñez y juventud.

La primera fase de la formación de Jesús naturalmente tuvo lugar en el hogar de José y María. De los labios de la madre, los niños judíos aprendían las primeras lecciones de las Escrituras, como fue el caso de Timoteo, Eunice y Loida (2Ti_1:5; 2Ti_3:15). La vida del hogar giraba alrededor de prácticas religiosas. La madre jugaba un papel importante en estas actividades, todas con simbolismos religiosos (encendimiento de velas, preparación de comidas especiales, lavamientos de purificación). Los niños preguntaban por el significado de estas prácticas, y la madre las explicaba una y otra vez. Repetía las historias de Israel y citaba de memoria las genealogías nacionales, de su tribu y de su familia. El padre tenía la solemne responsabilidad de impartir a sus hijos el conocimiento del Torah, enseñarles a cantar los Salmos y repetir las oraciones prescritas para el culto en el hogar.

Los niños eran enviados a la escuela a los cinco o seis años de edad. Normalmente, se reunían en la sinagoga. Desde los seis años y hasta los diez, los niños aprendían el alfabeto, a leer y a escribir, usando el texto del AT como base. Comenzaban los maestros con el estudio en el libro de Levítico, luego todo el Pentateuco, luego los Profetas y finalmente los otros libros canónicos. Desde los diez años y hasta los quince, el estudio se basaba en la Mishna, una recopilación de la interpretación de las leyes y las tradiciones. Luego de los quince años, los alumnos más destacados tenían la oportunidad de estudiar en las escuelas rabínicas más avanzadas. Los relatos del ministerio público de Jesús arrojan abundantes evidencias de que Jesús tuvo precisamente la formación aquí descrita, la misma que recibían los niños y jóvenes judíos. Citaba de memoria pasajes del Pentateuco, los libros históricos, Salmos y los libros proféticos. Su conocimiento de las Escrituras no era tanto producto de su naturaleza divina, como el resultado de un estudio riguroso. Fue amante y observador cuidadoso de la naturaleza que lo rodeaba. Muchas de sus ilustraciones surgían de esta fuente.

Era el deber de los padres enseñar a los hijos un oficio. Había un refrán que decía: “El que no enseña a su hijo un oficio, lo enseña a pecar.” Seguramente José enseñó a Jesús el oficio de carpintero, pues fue llamado el carpintero de Nazaret (Mar_6:3). Cuando José murió, probablemente poco tiempo después de cumplir Jesús doce años de edad, es casi seguro que éste tuvo que afrontar parte de las responsabilidades económicas de la familia, trabajando como carpintero.

Nazaret, en Galilea, no era un centro de judaísmo riguroso y legalista, tal como era Jerusalén, sino que se caracterizaba por una piedad sincera, un espíritu amplio, generoso y espontáneo. Las ceremonias y otras prácticas religiosas eran más sencillas. Frecuentemente los maestros discrepaban con las interpretaciones de los rabíes de Jerusalén, siguiendo una orientación más racional y humana. Por eso, fueron criticados por los de Jerusalén por descuidar las tradiciones y el estudio de su idioma, por cometer errores gramaticales y pronunciar mal las palabras.

Queda aún la pregunta: ¿Por qué omitieron los escritores de los Evangelios canónicos el relato de tantos años de la niñez de Jesús? Seguramente la razón principal es que su interés se enfocaba más bien en el ministerio público, la muerte y la resurrección de Jesús. Como han observado otros comentaristas, los autores de los Evangelios siguieron en general el bosquejo del kerygma, o sea la predicación apostólica, ejemplo del cual se encuentra en Hechos_10:37-41. Otro motivo podría ser la limitación de espacio, dando prioridad a lo que consideraban de más valor para los fines particulares de cada uno.

"Había de ser llamado nazareno"  Nazaret estaba situada cerca del monte Tabor en la zona conocida como la baja Galilea. Siendo Jesús un muchacho, al ascender las colinas que rodeaban a Nazaret podía divisar las nieves del monte Hermón, la majestuosidad del monte Carmelo y la llanura de Esdraelón. Las aguas del Mediterráneo estaban al alcance de su vista. Y es muy probable que presenciara el paso de caravanas y mercaderes que continuamente pasaban por la zona. En el año 700 el obispo Arculf visitó Nazaret y mencionó que esta era una ciudad construida de grandes piedras. Decía que había una iglesia en el mismo sitio donde vivió María. También afirmó que durante la estadía de Jesús sólo había una fuente de agua conocida hoy como el pozo de María.


En los años mozos de Jesús, la gente de la zona era reconocida por su acento particular (Mar_14:70). Eran antirromanistas. De esa zona había surgido el fundador de los zelotes, evidenciando su carácter violento y fanático. Según Josefo estaban inspirados en el espíritu de los macabeos y las insurrecciones se sucedían a menudo. Nada bueno parecía esperarse de los nazarenos (Juan_1:46). Jesús se crió en un ambiente de donde, a criterio humano, nada bueno podía surgir.

sábado, 18 de junio de 2016

PROVERBIOS 20:1-30


20.1 Según el AT, el vino ha sido un elemento de fácil abuso (Genesis 9:20-21; 2 Samuel 13:23-29). Jesús fue acusado de ser un bebedor de vino (en contraste con Juan el Bautista, quien se abstuvo del vino), es decir un borracho (Mateo 11:19). Hay muchas expresiones populares para referirse al borracho, como “estar curado”,“estar con el cuerpo malo”, etc. Desafortunadamente  la escena de algún borracho es demasiado frecuente.

20.2 Se acentúa la furia del rey como el león rugiente. Se agrega el hecho de aquella persona que causa al rey poner en peligro su vida, pecando contra su persona (su alma). En vez de amarse, él se daña por el pecado. El espíritu del dicho es: “¡No lo haga!”


20.3 Una persona que tiene confianza plena en su fuerza no necesita alardear. Una persona valiente de verdad no necesita buscar oportunidades para probar su valor. Una mujer llena de recursos descubre cómo salir de una pelea. Un hombre paciente evitará tomar represalias. Es imposible para los hombres insensatos mantenerse alejados de las peleas. Las personas de carácter sí pueden. ¿Qué clase de persona es usted?

20.4 Sin duda, ha escuchado advertencias similares: si no estudias, no pasarás el examen; si no ahorras, no tendrás dinero cuando lo necesites. Dios quiere que nos anticipemos a las necesidades futuras y nos preparemos para ellas. No podemos esperar que El venga a rescatarnos cuando nos hemos acarreado los problemas por falta de planificación y acción. El nos abastece, pero además espera que seamos responsables. Repite la enseñanza sobre el perezoso, quien no hace nada en el otoño, la estación para arar. Después busca intensamente algo en el tiempo de la cosecha (de la forma verbal de piel) y no encuentra nada.

20.5   Se utiliza otra vez la metáfora de las aguas profundas. Se presenta aquí la verdad sobre lo oculto del propósito (Ezr_4:5   para consejo) que está en el corazón del hombre. Sin embargo, el hombre de entendimiento es capaz de revelarlo.

20.7   Muestra la rica herencia dejada por el hombre de integridad o madurez (que se define como “completo” o “realizado” en pasajes como 10:9; 19:1; 28:6) quien es justo o recto (ver 10:3). La palabra bienaventurados o “dichosos” pone énfasis en el bienestar que queda con los hijos del justo.

20.8 Utilizando sus ojos, el rey disipa   la acción de la separación de los desperdicios del grano, quizás el trigo. Así, el rey ha de examinar toda la evidencia y descubrir todo mal.

20.9 Nadie está exento del pecado. En cuanto confesamos nuestro pecado y nos arrepentimos, las acciones y los pensamientos pecaminosos comienzan a retroceder en nuestra vida. Todos necesitamos una limpieza continua, una vez tras otra. Agradezca a Dios porque Él la ofrece mediante su misericordia cuando la pedimos. Haga de la confesión y del arrepentimiento una parte regular de sus conversaciones con Dios. Dependa de El en cada momento para la limpieza que necesita.

20.10 Tema del comercio en que se encuentra el fraude en pesas y medidas. Además de un acto material, es algo espiritual porque muestra la calidad del pueblo. Se declara abominación y necesariamente hay que alejarlo de Dios.

20.12 Se subraya otra vez que Jehová es el creador de las cosas. Dos cosas ha hecho Dios que favorecen en una manera grandísima al hombre: los oídos y los ojos. Dios está diciéndonos: “¡Utilícelos!” Sólo al perder el sentido auditivo o el sentido visual, uno se da cuenta del gran valor de estas dos características del hombre. Son dos grandes dones de Dios.

20.13  Trata el tema de la pereza. Aquí, el perezoso es llamado el amante del sueño.  La oración dice: No ames el sueño para que no te empobrezcas. En este mismo sentido, el segundo imperativo abre tus ojos tiene una doble connotación: Primeramente como el aspecto antitético con “dormir” (los ojos cerrados), y en segundo lugar como el aspecto de entender. El que se esfuerza está asegurado de tener una abundancia para comer. Hay una discusión amplia sobre la adquisición de los bienes en 10:2-5.

20.14 Se muestra cómo el comprador busca desvalorizar el objeto que está comprando por medio de exagerar las fallas (1 Reyes 10:14). Así se negociaban las propiedades, los animales, etc. Por otra parte, al terminar la negociación, el comprador va a jactarse de su astucia y del gran valor de lo comprado. Cervantes pone un refrán semejante en los labios del Quijote: “No quiero, no quiero, pero echádmelo en la capilla.”

20.15 Aquí son los labios del conocimiento, para representar un conocimiento de las normas morales, el orden en el universo, etc. en contraste con los labios necios y perversos. La superioridad del habla que se basa en el conocimiento está por sobre el oro y las perlas, porque tales labios son un objeto preciosísimo.

20.16 La frase quítale su ropa viene de la imagen del fiador en Deuteronomio 24:10-13   Los otros ejemplos del vestido en Proverbios son el vestido con el fuego como símbolo del   y el vestido quitado en el invierno como símbolo de la aflicción.  Además, “quitarse la ropa” puede ser un símbolo del lamento y del arrepentimiento, aunque la frase más frecuente es “rasgar el manto” (Job 1:20; 2:12), aunque no es probable aquí. Perder la ropa o la prenda era una pérdida mayor. Tales pérdidas eran frecuentes en la fianza y la relación ilícita con una mujer casada. Otra posibilidad de traducción es “los extranjeros o los desconocidos” en vez de la mujer ajena.

20.17  La palabra “engaño” muestra la forma de la adquisición, utilizando, por ejemplo, el robo, la mentira, etc. Por lo tanto, se encuentra luego con una boca llena de cascajo  (Lamentaciones 3:16). Hay la ilusión y hay la realidad del resultado.  

20.18 La importancia de la planificación y el consejo, especialmente algo tan peligroso y lamentable como la guerra. Se contrasta con ellos que hablan sin pensar  y aquellos que se burlan del consejo y son indiferentes al mismo.

20.19  Al no guardar la confianza, el chismoso lastima a las personas en vez de esperar una mejoría de la situación y una reconciliación de ellas. En este mismo sentido, el suelto de lengua es un amigo peligroso. Un relato egipcio dice: “No repartas tus palabras a la gente común, ni asocies a ti a uno (demasiado) expresivo de corazón”. Aristóteles acentuaba el hecho de que el habla ha de ser utilizada en una forma correcta y no para causar un “gran daño”, mostrando así su naturaleza peligrosa.

20.20  El destino del hijo que maldice a su padre o a su madre será acortado con una vida que termina prematuramente como la de los impíos. Un dicho egipcio instruye lo siguiente: “Quien no se enorgullece de los nombres de su padre y madre, así el sol no brille sobre él, pues es un perverso”.

20.21  Muestra la vanidad de la posesión obtenida apresuradamente. La palabra “posesión” es comúnmente traducida “herencia”. Así, tal herencia normalmente resulta en una maldición, una dejadez del trabajo. Por otra parte, si se toma como “posesión”, se puede hacer referencia al ladrón o al rico que haya oprimido al pobre. De todos modos, la última etapa o el final no será de bendición.

20.22 El tema de la venganza en el v. 22 es uno muy delicado dentro de las Escrituras, porque por un lado se buscaba la justicia pero por otro lado la reformación del malhechor. Espera a Jehová no significa “guiñar el ojo” o hacer la vista gorda, ignorando así el mal. Al contrario, Dios es justo y santo, y no se lo puede burlar (Gálatas 6:7-10). Dios le hace a uno responsable por sus hechos (Apocalipsis 20:12), pero solo él puede juzgar en una manera totalmente recta. Además, todos somos pecadores (Romanos 3:23). Se puede recordar la actitud vengativa de Absalón hacia Amnón (2 Salomón 13:22) y todo el daño hecho a toda la familia y al reino (p. ej. la desgracia de la familia real, la guerra civil, etc.). Mejor esperar la acción de Dios y ver cómo él es nuestro auxilio. Los verbos en piel muestran la intensidad del movimiento del texto. Pablo exhorta: Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procurad siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos (1Tesalonicenses 5:15).
Esta actitud es atacada por Elie Wiesel, un sobreviviente del campo nazi de la concentración y Premio Nobel de Literatura, quien rechaza tal “espera” en Dios.

20.23 "Pesas falsas" se refiere a las balanzas adulteradas que un comerciante puede utilizar a fin de engañar a sus clientes. La deshonestidad es un pecado difícil de evitar. Es muy fácil hacer trampa si pensamos que nadie nos ve. Sin embargo, la falta de honradez afecta el mismo corazón de una persona. Hace que nadie confíe en él y que este no confíe en nadie. A la larga lo hace incapaz de conocerse a sí mismo o de relacionarse con los demás. No tome la deshonestidad a la ligera. Incluso la porción más pequeña contiene suficiente porción de engaño para matar su vida espiritual. Si existe alguna deshonestidad en su vida, dígaselo ahora mismo a Dios.

20.24 A menudo los sucesos de nuestra vida nos confunden. Hay muchas cosas que nunca comprenderemos. Otras se colocarán en su lugar en el futuro cuando miremos y veamos cómo Dios trabajaba. Este proverbio nos aconseja que no nos preocupemos si no comprendemos todo lo que sucede. En vez de eso, confiemos en que Dios sabe lo que hace, incluso si su intención no es clara para nosotros.  Subraya la soberanía de Dios sobre el hombre. Hay un elemento del misterio en la soberanía divina y cómo funciona en la vida del ser humano. En esta manera, se puede ver cómo Dios, a través del maestro sabio, busca mostrar las dos grandes opciones de la vida: Un camino de acuerdo con la voluntad divina, que ayuda en prolongar la vida y mejorarla, y un camino perverso que quita la vida, produciendo una muerte prematura. El sentido de urgencia muestra que es el joven el que tiene que decidir si seguir a Dios o no. El versículo aquí subraya la verdad de que las posibilidades de “caminar” vienen de Dios y entonces el hombre no es capaz de entender su andar.

20.25 Voto de consagración significa su intención de dar algo como ofrenda a Dios. Consagración denota apartar algo para uso religioso. Este proverbio puntualiza lo malo que es hacer un voto a la ligera y luego reconsiderarlo. Dios toma los votos con seriedad y demanda que se lleven a cabo (Deuteronomio_23:21-23). A menudo tenemos buenas intenciones cuando hacemos un voto porque queremos mostrar a Dios que estamos determinados a servirlo. Sin embargo, Jesús dice que es mejor no hacer promesas a Dios porque El sabe lo difícil que son de cumplir (Mateo_5:33-37). Si usted sigue sintiendo que es importante hacer un voto, asegúrese de que ha considerado las consecuencias de quebrantarlo. (En Jueces 11, Jefté hizo una promesa temeraria de sacrificar a cualquiera que saliera para recibirle cuando regresara a casa. Llegado el momento, la primera que le recibió fue su hija.) Es mejor no hacer promesas, que hacerlas y más tarde querer cambiarlas. Incluso, es mejor analizar el costo de antemano y luego cumplirlas.

20.27  Se subraya la autoconciencia que está en el espíritu del hombre (Job 26:4; 1Corintios 2:11). Tal autoconciencia es un don de Dios (Génesis 2:7; el soplo viene de la misma palabra para espíritu aquí), es como una lámpara dada por Dios al hombre. Con la metáfora lámpara, se pone énfasis en la capacidad del espíritu para alumbrar revelando los porqué de las acciones. El mismo espíritu es capaz de extraer hasta lo más interior del ser humano. Así, el hombre no tiene la excusa de no saber lo que está haciendo.

20.29 Es un dicho acerca de la realidad que percibe la sociedad. La palabra gloria apunta a la jactancia o el orgullo sano. La gloria de los jóvenes es su fuerza: Aun los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en Jehová renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán). En este mismo sentido, la gloria o el orgullo sano de los ancianos son sus canas (el símbolo de la vida larga).

20.30 Se repite el tema del castigo físico como un medio legítimo para reformar al individuo. Se notan dos aspectos del castigo físico: Las marcas de los azotes... y los golpes. Son dos los resultados: la purificación o la limpieza del mal (todo el proceso desde buscarlo hasta involucrarse en él) y la purificación del interior del hombre. De todas maneras, la palabra persuasiva es la forma normal para guiar a las personas.