} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ELEGIDOS DE DIOS (9)

lunes, 21 de julio de 2025

ELEGIDOS DE DIOS (9)

 

LA IGLESIA COMO NACIÓN SANTA Y PUEBLO ADQUIRIDO POR DIOS

 

1 Pedro 2:9-16

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.  Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.

 

La Iglesia del Nuevo Testamento es llamada nación en la Biblia. El apóstol Pedro llama a la Iglesia una generación escogida, una nación santa y Su pueblo. Él no dice, “como una nación” sino “nación santa.” La Iglesia es la nación de Dios del día de hoy. Dios reina en Su nación santa, a través de sus profetas, sacerdotes, ciudadanos, y gobernantes. Esta iglesia ha existido desde el principio de los tiempos y el Hijo la reúne, defiende y preserva por siempre. El Catecismo de Heidelberg dice:

Domingo 21, P/R 54

P. ¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica?

R. Que el Hijo de Dios, desde el principio hasta el fin del mundo, de todo el género humano, congrega, guarda y protege para sí, por su Espíritu y su palabra en la unidad de la verdadera fe, una comunidad, elegida para la vida eterna; de la cual yo soy un miembro y permaneceré para siempre.

 

Al examinar las enseñanzas de Pedro acerca de los propósitos de elección de Dios para la Iglesia notamos que la elección divina no se trata solamente de la salvación personal, también se trata del ser sacerdotes, nación santa, pueblo adquirido por Dios y profetas dentro del contexto de un sistema religioso romano pagano y judío apóstata. Mientras examinamos a la Iglesia como la Nación de Dios vemos que la Iglesia es una, santa, universal y está en el mundo.

 

2:9. UNA. LA IGLESIA ES “UNA” NACIÓN SANTA

 

Pedro habla acerca de “una” nación santa y no dos o más naciones santas. La Iglesia es una. Es católica, en el sentido de que es universal. La nación de Dios no es la nación de Israel del día de hoy. No existen dos naciones de Dios: una siendo la iglesia y la otra siendo la nación de Israel. Hay un cambio aquí del AT a los tiempos post-Pentecostés del NT. La nación de Israel había sido la teocracia de Dios en donde  reinó a través de los profetas, sacerdotes y reyes. Sin embargo, los líderes de Israel habían rechazado a Jesús como profeta, sacerdote y rey y ahora Jesús asigna a nuevas personas que tomen cargos y Pedro declara UNA nueva nación la cual también es su pueblo. 

         Para el cristiano judío en el primer siglo puede ver cómo el simbolismo de Pedro traería duda acera del estado, la gente y la religión de Israel. ¿Cuándo serían cumplidas las profecías del Antiguo Testamento acerca de Israel como nación? El capítulo uno apunta hacia la herencia final. La herencia final es garantizada por la resurrección de Jesús. El pueblo de Dios irá a estar con Él. No tiene que venir de nuevo para salvarnos. La herencia final, la cual incluye la restauración de Israel, el reconocimiento de los patriarcas junto con los apóstoles, la Nueva Jerusalén terminada como Ciudad de Dios, será en la Consumación (Apocalipsis21).  1 Pedro 1:4 dirige al creedor al cielo y no a un milenio terrenal para poder recibir la herencia. La insistencia de muchos cristianos de que Jesús debe regresar a la tierra para salvar, reinar y construir su iglesia va en contra de las enseñanzas de Pedro en los capítulos 1 y 2. El capítulo 1 claramente coloca la fe y herencia de judíos y la creencia de gentiles en el cielo y el capítulo 2 proyecta el cumplimiento espiritual de la tipología nacional y religiosa en el establecimiento de la Iglesia, a través de la cuál Cristo hablará, reinará y reconciliará.

         Las escrituras documentan el rechazo de Jesús como Rey, Profeta y Rey. Jesús fue crucificado con una señal sobre su cabeza, “Este es Jesús, rey de los judíos.” Jesús fue rechazado como profeta. Los líderes religiosos se erizaron al pensar en que Jesús proclamaba ser el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús fue rechazado como Sumo Sacerdote, y sin embargo, Jesús continuó intercediendo por Su pueblo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.” En la resurrección, ascensión y reino, Jesús continúa como supremo profeta que habla a Su pueblo a través de su Palabra y en su predicación; el Sumo  Sacerdote que intercede por nosotros ante el Padre y el Rey de reyes y Señor de señores reina por encima de todo.

         Los apóstoles llaman a la Iglesia la Israel de Dios (Gálatas 6:16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.). Los cargos de profeta, sacerdote y reina están detallados en cuanto a líderes y miembros de la iglesia siendo escogidos por el Espíritu Santo y sirviendo a Cristo. El reino de Dios [teocracia, su gobierno directo] es manifiesto a través de la Iglesia, la nación real.

         El gobernante supremo es Jesús como Señor resucitado y reinante. El reina a través de Su Palabra y Espíritu en la Iglesia. Dios reina a través de sus creyentes. Todos los creyentes son llamados a ser profetas, sacerdotes, ciudadanos y reinar con Cristo. Estas responsabilidades individuales son ayudadas por la presencia de ancianos y líderes en la iglesia. Dios provee liderazgo a través de la iglesia local. Los creyentes son guiados por los ancianos, quienes tienen habilidades para dirigir de diferentes formas, como ancianos gobernantes, ancianos evangelistas, ancianos maestros, pastores y ancianos predicadores, y ancianos misioneros. Los ancianos, a cambio, se relacionan con la iglesia local, y por delegación a nivel regional, nacional, e internacional.

         Nos regocijamos cuando la iglesia es bendecida con predicadores, maestros, evangelistas, misioneros y consejeros fieles. ¡También alabamos a Dios cuando creyentes son habilitados para servir al Señor como profetas, sacerdotes y siervos-gobernantes en la sociedad!

         La iglesia es una en fe verdadera. Pedro es un anciano en la iglesia en Jerusalén, el apóstol de los judíos, sin embargo él identifica a la iglesia judía y a la iglesia gentil como una. ¿Cómo puede ser la iglesia una cuando está esparcida por todos lados? Algunos no  se han conocido todavía. Eran una a través de su fe en Jesucristo. Los creyentes del Antiguo Testamento estaban expectantes acerca de la venida de Jesús y los creyentes del Nuevo Testamento miran hacia atrás a Su venida, Su obra redentora y Su intercesión en el cielo.

         La unidad de la Iglesia ya existe. Usted no tiene que crear unidad pero debe de vivir de acuerdo a ella. El protestantismo del siglo XVI afirmó que su unidad no era estructural (cada nación tiene su propia iglesia protestante) sino espiritual. El Domingo 21 del catecismo de Heidelberg dice: “en la unidad de la fe verdadera.”

         No hay un solo idioma, cultura, etnia, o iglesia nacional o denominacional. En el Antiguo Testamento el pueblo de Dios tenía que ir a Israel y Jerusalén. Ahora los judíos y gentiles cabrían en una iglesia y se pueden reunir en donde sea. La transición no fue fácil. Los judíos cristianos tuvieron problemas con los gentiles cristianos que no seguían las leyes religiosas judías. Y los gentiles cristianos tuvieron problemas con los judíos cristianos porque parecía que los judíos cristianos estaban recibiendo trato preferencial.

         La Iglesia es para todos los grupos étnicos. La iglesia es para ambos inmigrantes holandeses así como para inmigrantes mexicanos, o chinos, o cualquier nación. Ningún grupo étnico puede reclamar la iglesia por si mismo. ¡Dios habla y entiende español y así también el inglés! Dios conversa en idiomas angelicales así como idiomas humanos. La música de guitarra mexicana es tan aceptable a sus oídos como las melodías de órgano genovés. Dios no tiene preferencia por el órgano, la guitarra o los tambores. ¡Él acepta la adoración de Sus cantores monótonos e instrumentos desafinados! Él manda que le adoren con todo instrumento, en toda lengua y por toda gente. ¡Somos llamados a hacerlo decentemente y en orden y para Su gloria y honra! (1 Corintios 14:33,40  pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos 34  vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35  Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. 36  ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado? 37  Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. 38  Mas el que ignora, ignore. 39  Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40  pero hágase todo decentemente y con orden.).

         Dios no tiene una denominación de iglesia favorita. Él no dice, “A mí me gusta mucho la iglesia holandesa reformada, pero no aguanto a los pentecostales chinos. Él no nos ve de acuerdo a nuestra denominación sino de acuerdo a nuestra elección. Somos una generación escogida. Debemos buscar compañerismo (no necesariamente federación) con cristianos de otras denominaciones. La unidad del Cuerpo requiere esto.

         La denominación a la que pertenezco sufre de ser dominada por las tradiciones religiosas y valores étnicos europeos. Nuestra falta de evangelismo no se debe a una ignorancia del mensaje del evangelio sino de una subyacente sospecha de gente que no es como nosotros.   En el tiempo colonial tal discriminación era expresada en la inaceptación de esclavos en la iglesia. Hoy en día tenemos dificultades encontrando un lugar para los inmigrantes ilegales en nuestro liderazgo y hermandad en la iglesia.   La mala noticia es que así somos. La buena noticia es que Dios puede sacarnos de la oscuridad y llevarnos a Su luz; transformar a aquéllos que no eran un pueblo en un pueblo y dar misericordia a aquéllos que necesitan misericordia.

         La unidad de la iglesia está basada en gracia. Pedro continuamente les recuerda a sus lectores que son elegidos por la gracia de Dios. Gracia significa recibir un favor inmerecido. Así que la iglesia es llamada de la oscuridad, hecha un Pueblo, aquéllos que antes no lo eran y ser dados misericordia para que puedan ser misericordiosos con otros. Evangelismo, plantación de iglesias y crecimiento, y el testimonio de la gracia de Dios, misericordia y justicia en todas las áreas de la vida es la misión de la Iglesia. 

         Solamente hay una fe y un Señor. ¡No es que los bautistas y pentecostales tengan un Señor y que los reformados y presbiterianos tengan otro Señor! El es Señor de todo. No hay dos estándares para enseñar nuestra sumisión. ¡Sólo hay una ley de Dios y un evangelio! Se aplica a todos los creyentes. No es que los armenios tengan una fe y los calvinistas otra. ¡Ya sea que tenemos fe verdadera o no tenemos nada de fe! Somos llamados a conformarnos a la Palabra de Dios y no hay substituto para esto.

         La unidad del reino ya existe y debemos conformarnos a él. Hacemos bien al frecuentemente confesar juntos que somos parte de “una iglesia católica y apostólica” y recordar que tal Iglesia, con tal Señor ya existe y que hemos de unirnos a ella por fe. La verdadera iglesia católica o universal es la unión de todos los creyentes que viven conforme a la Palabra y el Espíritu de Dios como es definido por los apóstoles comisionados por Cristo. Es irónica que muchas iglesias y líderes que dicen que son apostólicos o apóstoles, no viven conforma a la doctrina apostólica.

         La unidad de la iglesia es conductiva a misiones globales. ¿Cómo es posible para un misionero o evangelista de un grupo idiomático y cultural completamente diferente el ir a otro grupo étnico y evangelizar, plantar una iglesia y testificar a Jesús en cada área de la vida? La unidad y la hermandad ya existen y precede sus acciones. Tal unidad no necesita ser inventada por humanos sino que ya es dada por Dios para que los humanos participen en ella. En este sentido, los nuevos conversos son llamados a responder a tales verdades. Y los que son llamados por Dios, claman a Dios por su salvación, su santificación y su glorificación.

 

SANTA. LA IGLESIA ES UNA NACIÓN “SANTA”

 

La santidad viene del cielo y regresa al cielo y en el proceso nos sacrifica. La santidad comienza en el cielo a través de la elección. “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él (Efesios 1:4).  La santidad viene por el Espíritu Santo a nuestros corazones, hogares, iglesias, sociedad y nos prepara para pararnos en la presencia de un Dios santo y glorioso en el cielo (Coram Deo).

         Los elegidos progresan en  santidad. No son perfectos, son llamados a arrepentirse, pueden ser, a veces, los peores pecadores, pero se arrepienten y se conforman a la santidad de Dios. Sin santidad nadie verá a Dios. Esa es nuestra meta escatológica moral.

         La santidad continuamente aparta a los elegidos para servir al propósito de Dios. Los profetas bíblicos hablan de los hijos elegidos como siendo preparados en el vientre de su madre. Aunque los hijos son concebidos y nacidos en pecado, también están continuamente siendo apartados para el servicio de Dios. Cuando los presbiterianos bautizan a niños y los bautistas dedican a niños, tienen esto en común. Están reconociendo las promesas de Dios sobre sus hijos (Hechos 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.). Están distinguiendo a sus hijos de los niños del mundo. Si no fuera así la promesa no tiene sentido. El llamado a la santidad es dada antes del nacimiento, después el nacimiento y durante toda nuestra vida. Es parte del propósito de Dios, “Sed santos como Yo soy santo.” 1 Pedro 1:16

         El niño, al ser llamado a la santidad, es enseñado por la Ley. La Ley es su primer tutor. La Ley de Dios es aplicada a su vida mientras es dirigido a conocer a Jesús como Dios, Señor y Salvador. Jesús invitó a los niños conocerle. El llamado del evangelio es presentado a los niños. Son llamados a seguir a Jesús y aprender de Él. Un día deben responder a la pregunta que Jesús le presentó a Pedro, “¿Quién dices soy Yo?”

         El niño o adulto que confiesa a Jesús como Señor, muestra los signos de ser regenerado (1 Corintios 12: 3,4  Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. 4  Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.).  Sin embargo, la confesión sin un arrepentimiento genuino del pecado no es una profesión sino una farsa (Mateo. 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado; 7:21-23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22  Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad).

El arrepentimiento es la acción de ser separado del pecado propio. Para el regenerado, ésta es una experiencia diaria. Aquéllos que dicen que Jesús es el Salvador del pecado, pero que ellos no tienen pecado, tienen a un Salvador desempleado y siguen siendo engañados por el Engañador.

         La Iglesia es llamada de las tinieblas para brillar con la luz del evangelio. La Iglesia es apartada para predicar y practicar el evangelio. La Iglesia es apartada por Dios para poder cumplir con este propósito misionero entre las naciones. El pueblo de Dios debe proclamar las alabanzas a Dios en todas  las áreas de la vida y a través del mundo. El púlpito sirve como la consciencia de la Iglesia y la sociedad. La banca en la iglesia y el closet en casa sirven como el lugar de intercesión y ruego para poder pedirle a Dios por Sus bendiciones y maldiciones. El cuarto del consejo de liderazgo de la iglesia, el equipo de ministerio y misiones, ejecutan el plan y programa que Dios tiene para Su gente e Iglesia.

         Todos los pensamientos, palabras y acciones del pueblo de Dios y la Iglesia de Dios son conducidos en santidad. En santidad, el pueblo de Dios y Su Iglesia están continuamente siendo apartados del pecado, el mal, el mundo y el Engañador para poder implementar y avanzar el reino de Dios.

 

UNIVERSAL. LA IGLESIA ES UNA “NACIÓN” SANTA ENTRE LAS NACIONES

 

La Iglesia tiene aplicación universal. En el Antiguo Testamento la iglesia estaba centrada en Israel. Ahora, después de Pentecostés,  se convertirá en una iglesia universal. La inclusión de los no-judíos (gentiles) al pueblo de Dios fue difícil para los creyentes judíos entender y aceptar. Sin embargo, Pedro incluye a los cristianos gentiles en la iglesia. “En otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios” (verso 10).  La Iglesia tiene doctrina y ética común y universal. La Ley, los Diez Mandamientos, el evangelio no cambian para grupos étnicos. Es universal y se aplica a todo cristiano y toda iglesia alrededor del mundo. La perspectiva cristiana de la Ley es que nos condena en nuestros pecados y nos muestra la necesidad de Cristo y el evangelio. Al creer y seguir  a Cristo, el autor y cumplidor de la Ley, ahora la Ley nos sirve como estándar para vivir por fe.

         Como nación universal, es natural para la iglesia estar involucrada en misiones universales. No veas como extraño el que el Espíritu llame y prepare a sus hijos e hijas; sus nietos, jóvenes, a ser representantes y testigos de Cristo (Hechos 2:17-21). La Iglesia necesita tomar responsabilidad para preparar y dirigir a nuestros miembros y líderes en esta tarea global. Ésta no es la responsabilidad de otros, sino de las iglesias. Así que, es bueno cuando la iglesia organiza viajes misioneros a corto plazo. Es bueno apoyar a nuestros jóvenes cuando reciben educación cristiana. Apoyamos a nuestros estudiantes involucrados en entrenamiento en el seminario. Nos aseguramos de que nuestros jóvenes misioneros vayan a buenas escuelas de idiomas, universidades Bíblicas y tengan una buena tutoría. Es la tarea de la iglesia local, a través de los ancianos, el supervisar el trabajo espiritual de nuestros misioneros. Esto requiere el saber lo que están haciendo, conocer sus peticiones de oración, sus problemas. Esto puede involucrar el visitarlos, intervenir en situaciones difíciles o el extender una mano amiga. El estar involucrado en misiones en casa y en el extranjero es parte de la iglesia universal.

         La nación santa tiene una relación con las naciones políticas. “someteos…” (verso 13). Pedro no ruega a los cristianos dispersados a que huyan de la sociedad, o que intenten invadirla, sino que se sometan a las autoridades en todo lo que conforme a la Palabra de Dios.

         La Iglesia se somete a las autoridades para poder tener un lugar en la sociedad en donde puede ministrar. La respuesta de las autoridades reinantes debe ser la de premiar lo bueno y castigar lo malo. Oramos y trabajamos para que el bien sea premiado y protestamos cuando el mal es llamado bueno.

         Los cristianos deben tener una buena influencia en nuestras sociedades. La Biblia no enseña que la Iglesia deba controlar la sociedad. Pedro no llamó al restablecimiento de Israel como la teocracia de Dios ni pidió por el restablecimiento de una nación cristiana nacional.  Pedro llama a la Iglesia a ser una nación santa dentro del contexto de muchas naciones hasta que Jesús regrese y el pueblo de Dios reciba la herencia en plenitud.

         Pedro identifica a los creyentes como viajeros y peregrinos (verso 11). Están buscando la Nueva Jerusalén, una ciudad no construida por manos humanas. La buena noticia es que los creyentes ya están en la planta baja de la Ciudad de Dios. La ciudad está siendo construida por Dios y un día descenderá del cielo (Apocalipsis 21:10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,) y será establecida en la tierra. Mientras tanto, los creyentes deben pelear en contra de la pasiones carnales y luchar la guerra en el mal que lucha con sus almas. Son llamados a glorificar a Dios en la Ciudad del Hombre mientras contemplan las glorias de la Ciudad de Dios.

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