LA GARANTÍA DE LA HERENCIA (1:3-5.)
I Pedro 1:3-12 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. 10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
Un hombre sin hogar en España salió en las primeras noticias durante el verano del 2007. El heredó 80,000 € de un familiar, quien se sintió apenado por su situación. Hacía varios meses que él ya no iba a la fila de alimentación de los domingos, pero entonces al cabo de un tiempo, apareció en la fila otra vez, en la misma condición de antes, sin un euro.
¿Qué es lo que estamos haciendo con nuestra herencia espiritual? ¿Existe alguna garantía de que seguirá ahí cuando muramos? ¿Hace alguna diferencia en nuestra vida cotidiana?
En 1 Pedro 1:3-25 vemos que el pueblo de Dios nace dentro de una herencia eternal. ¿Qué diferencia hace tal herencia en nuestra vida hoy? En 1 Pedro 1:3-12 vemos que Dios garantiza su herencia, Él promete que ésta sobrevivirá la persecución y profetiza su terminación.
La promesa de una herencia eterna está garantizada por Dios. ¿De qué le sirve una herencia si no le fue prometida a usted? ¿De qué sirve una herencia si no está garantizada? ¿De qué sirve la garantía de una herencia si no vivimos de acuerdo a ésta? En los versículos 3-5 observamos al menos 10 garantías de la herencia prometida por Dios.
Primera garantía. Dios ya está trabajando. El Dios trino es introducido en los versículos 1-2. El Padre elige, el Hijo sacrifica para nuestra salvación y el Espíritu Santo prepara y nos santifica. Dios está trabajando para preparar al escogido para recibir su herencia. ¡Ésta preparación comenzó antes de que naciéramos! La elección ya ha tomado lugar. El sacrificio para pagar su pecado ya sucedido, y el trabajo del Espíritu Santo está tomando lugar en su corazón. Ésta herencia comienza con Dios, funciona por Dios y termina con Dios. El creyente es la herencia en Cristo. Él promete mantener su herencia, y a diferencia del hombre sin hogar mencionado arriba, Él no la perderá. Cuando Jesús resucitó, mostro la garantía de la salvación al incrédulo, Tomás, las heridas en sus manos. Los creyentes están “en buenos manos.”
Segunda garantía. Dios así lo dice. Dios nos ha dado la Biblia, la cual no es la palabra del hombre acerca de Dios sino es la Palabra de Dios acerca de Sí mismo y nosotros. Sí, Dios existe y Él es capaz de hablar acerca de nuestro destino enterno. Si dependiera de las promesas de los hombres, todos estaríamos en problemas. Así como dijo Jeremías, “todos los hombres son mentirosos.” Dios, por ser absolutamente justo y santo, no tiene la capacidad de hacer mentiras y dar falsas promesas.
La promesa de su herencia ha sido escrita. Está escrita con la sangre del Cordero. Nadie pude borrar el nombre del escogido del Libro de la Vida.
Tercera garantía. Por haber nacido el creyente ya ha comenzado a vivir en el reino. El nacer físicamente no le permitirá entrar el reino de Dios. Debe nacer de nuevo. Entramos al reino de Dios, Su reino espiritual que es eterno, por medio del renacimiento espiritual.
Pedro dice que el renacimiento es “dado” por Dios. Justo como en nuestro primer nacimiento, no teníamos opinión al respecto. Nuestro segundo nacimiento es también un regalo.
Renacimiento implica que Dios es nuestro Padre y que nos hemos convertido en parte de la familia de Dios. Solo por medio de la fe en “el Padre de nuestro Señor Jesucristo” los creyentes forman parte de la familia de Dios (Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí). El renacimiento es una obra del Espíritu Santo. El renacimiento viene al escuchar la Palabra de Dios y con la Palabra llegar a la germinación espiritual en nuestro espíritu.
Renacimiento simboliza la implantación de una nueva naturaleza y morir a la vieja naturaleza humana. Los “pobres en espíritu” han entrado (Mateo 5:3). “Porque de ellos es el reino de los cielos.”
El nuevo nacimiento es el inicio humano de nuestro destino eternal. El nuevo nacimiento es el comienzo de ser una nueva criatura que está siendo preparada para el cielo nuevo y la tierra nueva. El evangelio de Cristo le ofrece un nuevo pacto de relación con Dios; una nueva naturaleza espiritual; nuevas vocaciones ya que los cristianos son los nuevos profetas, sacerdotes y reyes, un nuevo centro de adoración: el templo del Espíritu Santo; una nueva ciudad: la nueva Jerusalén que está siendo construida por Dios.
Creyentes que nacen de nuevo no pierden su nuevo nacimiento. Les es dada una “esperanza viviente” de una herencia que es incorruptible, no se mancha y que no desvanece. La doctrina arminiana que argumenta que la salvación se puede perder solo se aplica a las personas que no han sido regeneradas. Aquellos que pierden su salvación nunca fueron salvos. Su sentido de seguridad de una salvación falsa es destruido.
Cuarta garantía. La resurrección de Jesucristo es el nuevo fruto de la nueva creación. Cuando un niño le pregunta “¿cómo es el cielo?” háblele acerca de Lucas 24. Ahí vemos al Jesús resucitado. Jesús afirma la resurrección histórica, humana y física hablando, sintiendo, comiendo, y tocando. ¡Es muy simple para aquellos que creen!
La resurrección histórica, humana y física de Jesús es el “primer fruto” de la nueva creación. Es un hecho histórico, visto por más de 500 testigos. Jesús habló, comió y fue tocado. ¡Él resucitó completamente humano! El resucitó físicamente. Por la muerte en la cruz, el cuerpo y el alma de Jesús se separó. En la resurrección hay la nueva unificación del cuerpo y alma de Jesús. Resucitó como una persona integral. Él es el trofeo de la obra finalizada de Dios.
Quinta garantía. Una esperanza viviente de ir al cielo. ¡Cómo es que el pueblo de Dios ya sean amarillos, negros o blancos, tienen la misma esperanza del cielo! La genuinidad de esta esperanza es una realidad para los cristianos que están en un mundo y una situación social adversa. Los soldados cristianos tienen esa esperanza ya que están dispuestos a dar su vida para defender las libertades de su “nación real”, la iglesia. Misioneros y ministros viajan y trabajan en tierras de pandillas, lugares infestados con guerrilla, ¡porque saben que la peor cosa que les puede suceder es que vayan al cielo! Los primeros cristianos fueron ofrecidos como comida para los leones pero nadie pudo arrancarles su esperanza viviente. Esté seguro de que el diablo ha intentado por muchas maneras de arrebatar al cristiano su esperanza y fe, pero siempre falla porque la fe y esperanza del cristiano es el fruto del Espíritu Santo y no la obra del hombre.
Sexta garantía. Es incorruptible. (Nunca perece). Los primeros cristianos debieron de preguntarse seriamente porqué fue necesaria la desaparición de la vieja orden de profetas, sacerdotes y reyes y eventualmente la destrucción de Jerusalén y el templo en el año 70 DC. Fue removido por Dios porque se corrompió al grado en el que ya no tenía reparación. Era apostata. Eso es lo que pasa cuando el Mesías es rechazado y cuando no se sigue al Mesías. Lo mismo sucede con la iglesia cristiana apostata; esta también será castigada y por fin derrotado por Cristo en su segunda venida. Sin embargo, el escogido y la Iglesia verdadera prevalecerán y estará con Dios para la eternidad.
Séptima garantía. No se mancha (inmarchitable). El sistema ceremonial establecido por Dios para los creyentes del Antiguo Testamento tuvo que ser eliminado por Él mismo. El antiguo sistema, el sacrificio fue ofrecido por sacerdotes pecadores. Solo el sacrificio perfecto del Cordero de Dios fue suficiente para apaciguar la justicia e ira de Dios el Padre. El sacrificio de Jesús nunca podrá ser manchado. Ni siquiera puede ser repetido, aún cuando la Iglesia Católica Romana busca repetir el sacrificio de Jesús en la misa.
Octava garantía. No se desvanece. La nación de Israel se desvaneció entre la combinación del Medio Oriente y el Imperio Romano. Sin embargo, la herencia eterna del pueblo de Dios no fallece; solo se ve más radiante con el paso del tiempo.
Novena garantía. Está reservada en el cielo. ¿Ha notado que es una buena idea comprar un boleto de avión antes de llegar al aeropuerto? De hecho, es muy importante tener un asiento asignado en su boleto, porque de otra manera está entre las primeras personas en ser sacadas del vuelo. Confiamos que la aerolínea y las azafatas que están regulando la entrada de los pasajeros sigan la asignación de asientos. Si tiene asignado un asiento es casi certero que usted va a volar.
¿Cuál es la asignación de lugar en el cielo? ¿Quién lo asignó para usted? ¿Quién lo guiará a su asiento? Es Jesús, quien ha pagado su boleto, quien ha ido delante de usted y ahora espera que llegue seguro.
Décima garantía. Dios puede terminarlo por su poder. Dios mantiene su herencia con su poder, es accesible por la fe en Él y Él revelará la plenitud de la salvación en los tiempos finales. Ver los últimos días correr hacia su destino es vivificante. Las señales de los tiempos, como el evangelismo mundial, crecimiento de la iglesia, testificación de Jesús y persecución, ¡apuntan hacia donde Dios está trabajando!
¿Cree en el Dios verdadero y en sus promesas sobre la herencia de los creyentes? O ¿sigue mirando a su ser pecador, el orden corrompido del mundo o a la iglesia apóstata? ¿Está centrada nuestra esperanza en el Dios verdadero y en su reino celestial? Tal esperanza nos sostendrá a través de todas las formas de cambios y tribulación, como fue evidenciada por medio de la perseverancia de los primeros cristianos en los tiempos de terrible persecución.