} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA JUSTIFICACIÓN 2

domingo, 27 de marzo de 2011

LA JUSTIFICACIÓN 2

Pero ¿lo haría? Para realizarlo, sería necesario venir a la tierra; tendría que tomar la forma de siervo; tendría que hallarse en la condición de hombre; tendría que humanizarse y ser obediente hasta la muerte. Tendría que luchar contra el pecado; tendría que encontrar y vencer a Satanás, el enemigo del alma del Hombre; tendría que comprar la libertad de los pecadores, romper las cadenas y poner en libertad a los cautivos, pagando el precio, que sería su propia sangre. Tendría que ser despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores y experimentado en quebranto. Tendría que ser herido por Dios y separado de Él; tendría que ser herido por las rebeliones y molido por los pecados de los hombres; tendría que reconciliar al hombre con Dios. Sería el gran Mediador de la historia, el Sustituto, el Cordero que iba a morir en lugar del hombre pecador. Tendría que hacer voluntariamente todo esto.
Y, gracias sean dadas a Dios, ¡esto es exactamente lo que sucedió¡ Contemplando desde el cielo, vio nuestra tierra condenada, sentenciada, maldita, destinada al infierno. Nos vio a ti y a mí, cayendo bajo la carga del pecado, atados con sus cadenas y sogas. Y tomó su decisión. Las huestes angélicas se inclinaron con humildad y temor reverencial, mientras el Príncipe de príncipes y Señor de señores del cielo, que podía lanzar mundos al espacio con sólo su palabra, atravesó la bóveda del cielo y en una noche judaica, mientras las estrellas cantaban y los coros de ángeles prorrumpían en alabanzas, ÉL descendió, se humilló, ¡y se hizo hombre¡

(Fue como si yo, mientras caminara por un sendero pisara un hormiguero. Podría observar las hormigas y decirles: “Siento mucho haber pisado vuestro hormiguero, he destruido vuestra casa, todo está en confusión. Me gustaría deciros que os amo, que no lo hice con intención, que me agradaría ayudaros.”
Pero me dirás:-Eso es absurdo, imposible, ¡las hormigas no pueden entender tu idioma¡-
¡¡Exactamente¡¡ Que maravilloso seria entonces si pudiera transformarme en hormiga unos instantes y en su propio idioma expresarles mi amor hacia ellas.)

Esto es exactamente lo que hizo Cristo. Vino para revelar a Dios a los hombres. Él es quien dijo que Dios nos ama y se interesa por nosotros. Nos habló de la misericordia, de la paciencia y de la gracia de Dios. Nos prometió la vida eterna.
Y a un más que eso, Jesucristo participó de carne y sangre para poder morir. “Él apareció para quitar nuestros pecados, Cristo vino a este mundo para dar su vida en rescate de muchos”. El único propósito al venir al mundo, fue ofrecer su vida en sacrificio por los pecados de los hombres. Vino para morir y la sombra de la muerte se extendió como un velo de luto a lo largo de los treinta y tres años de su vida terrenal.
La noche que nació Jesús, Satanás tembló. Procuró matarlo aun antes de su nacimiento. Cuando el decreto de Herodes que ordenaba matar a todos los niños, su único propósito era de asegurarse la muerte de Jesús.
En todos los días de su vida sobre la tierra, ni una vez cometió pecado. Fue el único hombre que vivió sin pecado. El enemigo le perseguía día y noche, pero nunca halló pecado en Él. Era sin mancha y sin contaminación.
El Señor Jesús llevó una vida humilde, se humilló a Si mismo, no recibió ningún honor de los hombres, nació en un estable, fue criado en una aldea insignificante de Nazaret, se hizo carpintero. Reunió en su derredor a un humilde grupo de pescadores. Anduvo entre los hombres como hombre, no había pretensión en Él ni ninguna ambición. Se humillaba como ningún otro hombre se ha humillado. Cada palabra que habló era históricamente cierta, científicamente cierta, éticamente verdadera. No había fallo en los conceptos morales y en las frases de Jesucristo. Su visión moral era totalmente correcta, correcta en la época en que vivió y correcta a través de las posteriores. Profetizó muchas cosas que todavía pertenecen al futuro. Habló con tanta sencillez que las masas le escuchaban de buena gana. Él sabía y por eso habló con serena autoridad. Su palabra era profunda pero a la vez, clara, poderosa y fácil de comprender. Sus frases estaban llenas de sencillez y esplendor, confundían a sus enemigos. Trataba de los grandes problemas de la vida de tal forma que los sencillos auditorios podían entenderle con facilidad.
El Señor Jesús sanó a los enfermos, a los cojos, y los ciegos; sanó a los leprosos y resucitó a los muertos; expulsó a los demonios, apaciguo los elementos naturales, dio paz, gozo y esperanza a las multitudes que le seguían.
Nunca demostró señal alguna de temor, nunca anduvo deprisa, para Él no hubo accidentes. Se movió con precisión y coordinación perfectas. Su porte era de lo más elevado, no titubeaba ni se preocupaba por su Obra.
Compareció ante Pilato y con tranquilidad le dijo:-“Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba”-. Dijo a la gente temerosa que tenia legiones de ángeles bajo su mando.
Se acercó a la cruz con dignidad y calma, con certeza y serenidad, sabiendo que cumpliría la profecía escrita acerca de Él ochocientos años antes -“Angustiado Él y afligido, no abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero”-
Marchó serena y majestuosamente hacia la misión que había venido a realizar. Vino a apaciguar la ira de Dios. Vino a conquistar al demonio para siempre, vino para triunfar sobre el infierno y sobre la muerte.

Continuara...

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