} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA JUSTIFICACIÓN 4

viernes, 8 de abril de 2011

LA JUSTIFICACIÓN 4

LA JUSTIFICACIÓN 4.

La historia no termina con Cristo crucificado, de cuyo costado, manos y pies fluye sangre. Vemos como le bajan y colocan cuidadosamente en una tumba. Una gran piedra cubre la puerta del sepulcro. Los soldados hacen guardia. Todo el sábado, sus seguidores se hallan reunidos tristes en el Aposento Alto. Dos ya están en camino hacia Emmaus. El miedo se ha adueñado de todos. Temprano, esa primera mañana de Pascua, María, María Magdalena y Salomé van a la tumba para ungir el cuerpo. Al llegar se asustan al hallar que la tumba está vacía. Un ángel de pie, a la entrada pregunta: ¿A quién buscáis?” Y ellas contestan: “Buscamos a Jesús el Nazareno”. Y luego, el ángel da las más grandes y gloriosas noticias que oídos han escuchado: “No está aquí, ha RESUCITADO”.
De esta gran verdad depende todo el plan redentor de Dios. Sin la resurrección, no hay salvación. Muchas veces Cristo profetizó su resurrección. En una ocasión dijo:” Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” ¡Así, como lo predijo, resucitó¡
Hay ciertas leyes de evidencia que se aplican para el establecimiento de cualquier suceso histórico. Debe haber documentación del suceso consabido, relatada por testigos contemporáneos dignos de confianza. Hay más evidencia de que Cristo resucitó de los muertos, que de que Julio Cesar vivió o de que Alejandro el Grande muriese a los treinta y tres años. Es difícil entender por qué ciertos historiadores aceptan miles de hechos, por los cuales pueden producir sólo fragmentos de evidencia; pero, a pesar de la evidencia preponderante de la resurrección de Jesucristo, dan un vistazo escéptico y sostienen sus dudas intelectuales. La dificultad con ellos está en que no quieren creer.
Su visión espiritual está cegada y se hallan tan absolutamente predispuestos, en contra, que no pueden aceptar, únicamente por el testimonio bíblico, el hecho glorioso de la Resurrección de Cristo.
La Resurrección de Cristo significa:
1º Que Cristo era Dios. Era lo que aseguró ser. Cristo era la Divinidad encarnada.
2º Que Dios había aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz, que era necesaria para nuestra salvación. “El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación”
3º Asegura a la humanidad un juicio justo.
4º Garantiza que al fin, nuestros cuerpos también resucitarán. Las Escrituras enseñan que, como cristianos, aunque nuestros cuerpos vayan a la tumba, serán resucitados en el gran día de la Resurrección. Entonces la muerte será sorbida en victoria. Como resultado de la resurrección de Cristo, el aguijón de la muerte ya no existe, y Cristo tiene las llaves de la muerte. El dice: “Yo soy el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos. Amén. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte”. Cristo prometió: “Porque Yo vivo, vosotros también viviréis.
5º Significa que la muerte está abolida. El poder de la muerte ha sido quebrantado y quitado el temor de la muerte. Ahora podemos decir con el Salmista: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal; porque Tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
Como resultado de la Resurrección de Cristo, Pablo esperaba la muerte con muchos deseos. Dijo:”Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.
Sin la Resurrección de Cristo, no podía haber esperanza para el futuro. La Biblia promete que algún día estaremos cara acara con Cristo resucitado y que tendremos cuerpos semejantes al suyo.
En presencia estar de Cristo
Ver su rostro, ¿qué será
Cuando al fin en pleno gozo
Mi alma le contemplará?
¡Cara a cara espero verle
Más allá del cielo azul;
Cara a cara en plena gloria
He de ver a mi Jesús.

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