Job 28:28 “Y dijo al hombre: He aquí que el temor del
Señor es la sabiduría. Y el apartarse del mal, la inteligencia.”
1ª de Juan 4:28 “En el amor no hay temor, sino que el
perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí el castigo. De
donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
Si ponemos atención a estos dos textos de la Palabra de Dios
en la Biblia, podemos ver como la palabra temor se usa de dos modos distintos, uno en positivo
y otro en negativo. Dependiendo del
contexto que se utilice, puede variar su significado.
El uso positivo del
temor de Dios podemos verlo en
el versículo de Job 28:28. Ese temor
produce reverencia por Su Santidad; es una obediencia absoluta hacia Dios que
nos regala sabiduría e inteligencia que nos libra del pecado. Es un respeto
profundo a Dios, hacia su Palabra; es honrarlo por su amor.
El uso negativo del
temor de Dios en el versículo de Juan, produce angustia, miedo a sufrir circunstancias
dolorosas; inseguridad fruto de la desobediencia; temor al futuro, a los
desastres naturales, a perder el trabajo, la salud; perder un ser querido,
temor a la muerte.
Se puede entrever que cualquiera de estas situaciones muestra
con claridad cómo se encuentra una persona, si tiene fe o no y en cierto modo
su medida.
Entiendo por fe, la
obediencia y confianza absoluta en Dios sin hacer preguntas. Por lo tanto, si obedezco la Palabra de Dios
y sigo a pies juntillas lo que me dice, llevándolo a mi vida, el temor de Dios
producirá paz, gozo en cualquiera que sea la circunstancia en que me encuentre,
porque comprenderé que Dios tiene el dominio absoluto de todas las cosas, Él es
el Soberano y todo es para nuestro bien.
Esta palabra, FE, tan pequeña de dos letras significa todo
para el creyente. Por fe somos salvos, sin fe es imposible agradar a Dios. En Hebreos
10:35-36 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de
Dios, obtengáis la promesa.” Dice: No perder la confianza…vuestra fe en Dios.
Por el contrario, hay muchas razones por las que los seres humanos
podemos estar temerosos pero destacaría tres fundamentales:
1ª Razón: Por falta de fe, de confianza en Dios
2ª Razón: Por desobediencia a Dios
3ª Razón: Por rebeldía hacia Dios.
En Deuteronomio 28, podemos examinar todo el capítulo
y veremos cómo los primeros 14 versículos son bendiciones para quien, como dice
en el primero de ellos, obedece y confía en Dios. Desde el 15 al 64 habla de
las consecuencias que se derivan de la desobediencia. Y del 65 al 68 los
efectos de la rebeldía contra Dios, depresión, insomnio, miedo, angustia,
tristeza…Notemos que el miedo y los demás efectos son producto de nuestra
rebeldía, de nuestro pecado hacia Dios.
En Números 13 y a modo de resumen,
vemos que Moisés envía 12 espías a la tierra que Dios les había prometido, para
reconocerla. Vemos los dos tipos de testimonios ofrecidos al pueblo de Israel,
el relato de los que tenían un temor negativo de Dios, (faltos de fe y confianza en Dios) diciendo que no debían entrar
a esa tierra porque estaba habitada por gigantes por miedo a ser derrotados,
Muy distinto es el testimonio de Josué y Caleb, temor positivo, ya que a pesar
de lo gigantes, confiaban en Dios, quien los libraría de ellos. El pueblo tuvo
miedo y se rebeló, y Dios los castigó.
Analizando los textos, vemos que el temor de Dios negativo,
es contagioso. La rebeldía, la desobediencia y la falta de fe hacia Dios traen consigo
castigo.
Jesús vino a darnos vida en abundancia. Pero no una
vida como muchos anhelan de lujos, riquezas materiales, que también, si es Su
voluntad. Jesús vino a traernos una vida espiritual abundante, rica y de
calidad; de armonía en el hogar, de convivencia en paz y gozo cualquiera que
fuera la circunstancia en la que te encuentres, sea en abundancia, sea en
escasez; porque sabemos que todo está bajo el control Soberano de Dios. Y si Él
cuida y alimenta los pajarillos, viste las flores del campo, cuanto más a
nosotros que somos sus hijos, salvos por gracia.
Cuando los Levitas,
cargando sobre sus hombros El Arca de la Alianza, iban a pasar el rio Jordán,
por fe dieron el paso para abrirse camino entre las aguas y dejaran de fluir.
No fue hasta que obedecieron y dieron el paso. Por fe Moisés, extendió su brazo
y la vara y el Mar Rojo se separó en dos. Dios pidió un acto de fe, sin
rechistar.
Mientras no entendamos que Dios, no nos pide nuestra
opinión, mientras no obedezcamos sin
rechistar, no podremos beneficiarnos de sus bendiciones.
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