Escuchar la sana doctrina impulsa a ser obediente a la
Palabra de Dios en la Biblia; enriquece la vida espiritual del nacido de
nuevo y le transmite una vida en
abundancia. Una vida en la que los ojos están puestos en la otra vida. La existencia
terrenal es efímera, frente a la posterior después de la muerte, que es eterna.
La palabra eterna, mi mente limitada no puede comprender cuanto tiempo
significa, pero me imagino la duración de mi vida terrenal como si fuera un
grano de arena, y la otra vida, la eterna, como todos los granos de arena del
mundo. Me funde los fusibles sólo tratar de entenderlo. Pero bueno sé que es
así, porque Dios lo dice y es suficiente.
La mirada de todo creyente convertido, va más allá de lo
terrenal, contemplando la vida que Dios nos prometió a través de su Hijo
Jesucristo, la vida eterna. Mientras llega el momento de abandonar este cascarón,
permanecemos expectantes, por si tuviera a bien venir a buscar a su Iglesia lo
antes posible. Porque tal y como ascendió a los cielos, así del mismo modo,
vendrá en su Segunda Venida a rescatar a los que creen en Él.
Muchas veces la condición de intranquilidad del cristiano es
producto de basar su intelecto en conocer, en estudiar profundamente la Palabra
de Dios, pero no de vivirla, de ponerla en práctica en la vida cotidiana para
servir de lumbrera, dar testimonio con su vida a otros que se hallan en
oscuridad. No podemos esconder nuestra fe; haber nacido de nuevo te impulsa a
dar testimonio de mil y una formas, no podemos guardar nuestros talentos,
tienen que ser productivos. En el cristiano genuino tiene que haber algo que lo
diferencia del resto de los ciudadanos del mundo, algo que lo haga destacar de
los demás. Los incrédulos se darán cuenta al no ser partícipe de las costumbres
mundanas.
Cuando el temor de Dios está afianzado en el nacido de
nuevo, destaca entre el resto de los congéneres
por cómo se comporta, su actitud hacia los demás, habla distinto, piensa
distinto, vive de forma distinta.
Te tacharán de raro, loco, soñador, trasnochado, cavernícola
o anticuado; otros incluso llegarán más lejos, te insultarán, criticarán y te
amenazarán. Nada de esto te desanimará, pues el temor de Dios, tu obediencia a
la Palabra te habrá fortalecido. Comprenderás entonces lo importante de haberte
alimentado día y noche sobre la Palabra; haber escuchado y meditado sobre ella.
Cuando iniciaste tu nueva andadura, creías que era imposible
o difícil el camino que habías tomado. Pero te has dado cuenta que no es por
tus propios medios que te mantienes en él. Es por la fortaleza del Espíritu
Santo que has alimentado cada día con la disposición a aprender, a beber en el
manantial de aguas cristalinas y limpias comiendo hierba fresca de la mano del
Buen Pastor. Acudías cada día a Jesús, le pedías ayuda para entender y Él
solícito acudía a empaparte de la Sana Doctrina para tener reservas en caso de
necesidad o apuro. Esto es el Temor de Dios.
Si nos detenemos en la Biblia podemos ver que hay muchas
formas de temor. Aparte de las anteriormente citadas tenemos:
El Temor por la Grandeza de Dios- Respetarlo en grado sumo.
El Temor por Su Palabra- Poniendo nuestra atención y
abiertos a conocerlo cada día más.
En el Temor de Dios hay también bendiciones o beneficios:
1º Nos transformará en hombres y mujeres honrados, justos, bendecidos por Dios.
Jeremías 32:40-41
“Haré con ellos un pacto eterno, por el
que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus
corazones para que no se aparten de mi. 41 Me regocijaré en ellos haciéndoles
bien, y ciertamente los plantaré en esta tierra, con todo mi corazón y con toda
mi alma.”
2 Crónicas 19:6-7 “y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis, pues no juzgáis en lugar de
los hombres, sino en lugar del Señor que está con vosotros cuando hacéis
justicia. 7 Ahora pues que el temor del Señor esté sobre vosotros; tened
cuidado en lo que hacéis, porque con el Señor nuestro Dios no hay injusticia ni
acepción de personas ni soborno.”
2º El Temor de Dios siempre te llevará hacia lo bueno, lo
santo, lo puro.
Salmos 19:7-10 “La
ley del Señor es perfecta que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro
que hace sabio al sencillo. 8 Los preceptos del Señor son rectos, que alegran
el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. 9 El temor
del Señor es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Señor son
verdaderos, todos ellos justos; 10 deseables más que el oro fino; si, más que
mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal.”
3º El Temor de Dios te dará una larga vida, pero una vida
llena de bendición, paz, gozo y felicidad.
Proverbios 10:27 “El
temor del Señor multiplica los días, mas los años de los impíos serán
acortados.”
Job 42:16 “Después
de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones.”
4º El temor de Dios te aparta de los lazos de la muerte.
Proverbios 5:1 “Hijo
mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi prudencia.”
Proverbios 5:23 “Morirá
por falta de instrucción, y por su mucha necedad perecerá”
Proverbios 14:27 “El
temor del Señor es fuente de vida, para evadir los lazos de la muerte.”
5º El Temor de Dios nos libra del Juicio venidero.
Hebreos 11:7 “Por
la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con
temor preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al
mundo, y llegó a ser heredero de justicia que es según fe.”
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