1 Pedro 1:1-2: Pedro, apóstol de Jesucristo, a los
elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia
y Bitinia, según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora
del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre: Que
abunden en ustedes la gracia y la paz (NVI 1999)
Al público, medios de noticias y medios masivos les
encanta hablar acerca de las elecciones. ¿Quiénes serán los candidatos? ¿Quién
va a ganar? ¿Por qué son tan importantes las elecciones? ¿Quien sea escogido es
responsable de gobernar? En el reino del hombre, es muy importante que personas
responsables sean elegidos.
En el
reino de Dios, ¡Dios hace la elección! Pedro no dice, “A los
preconocidos”, o “A los que me escogieron,” sino a los “elegidos.” Pedro
cualifica la elección en Cristo quien fue destinado “desde antes de la fundación del mundo” (1 Pedro 1:20), Pablo afirma que el
creyente también es escogido “en él antes de la fundación del mundo” (Efesios
1:4). Negar la elección de los creyentes desde antes de la fundación del mundo
es también negar la elección de
Jesucristo. El nos
escoge primero para que luego lo escojamos a Él; El nos amó primero
para que lo amemos. El nos creó primero para que le sirvamos. Dios
siempre es primero en su reino.
El
reino de Dios se manifiesta en medio de reinos políticos y religiosos. En muchas ocasiones estos reinos rechazan a
los creyentes. El apóstol Pedro demuestra en ésta epístola que al pesar del
rechazo de los reinos del mundo a los cristianos, cuando los cristianos se
someten en amor a las autoridades, las vencerán y Dios y su reino serán glorificados: “para que en todo sea Dios glorificado por
Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén” (1 Pedro 4:11).
El
reino de Dios no es simplemente una democracia. Uno no escoge ser parte de
éste. Uno es nacido de nuevo para entrar
éste. Después de nacer de nuevo el elegido puede por fe tomar
decisiones (elegir) para servir a Dios. Es como una monarquía. Los
príncipes nacen para ser rey. Pero va más allá que una monarquía humana. Es un
reino del cual su gobierno proviene del trono de gracia del cielo, donde el
Dios gobierna por medio de Jesucristo. Jesús gobierna con el Espíritu Santo y
la Palabra de Dios. El creyente nace de nuevo por la Palabra de Dios en su
espíritu que es activada por el Espíritu Santo. Por el oír la Palabra viene
la regeneración, el comienzo de la naturaleza nueva, la naturaleza
espiritual. Los primeros cristianos necesitaban ser enseñados que pertenecían a
un reino que era mucho más grande que el Imperio Romano así también como más
grande que el gobierno y religión del estado de Israel.
Pedro
dedica su primera epístola a los escogidos en dispersión. Con el distanciamiento de la nación de
Israel, la ciudad de Jerusalén, el templo y el liderazgo religioso frente a ellos, Pedro muestra que los
cristianos tiene algo mucho más importante que los edificios de piedra, como es
Jerusalén y el templo. Los creyentes tienen la vocación religiosa, como es el
sacerdocio, reinado y testimonio a la verdad.
Por medio de la muerte y resurrección de Cristo, y por la obra
regeneradora del Espíritu Santo, los cristianos son templo del Espíritu Santo y
la Nueva Jerusalén. Ahora, los cristianos han sido escogidos para proclamar
[profeta], orar [sacerdote] y gobernar [rey] por Dios ( 1 Pedro 2:9). Pedro
identifica a los cristianos como los escogidos de Dios en el norte, este,
centro y oeste de Asia Menor. Aunque el
antiguo templo y Jerusalén iban a ser destruidos, los cristianos como templo,
ciudad y los oficiales de Dios iban a extenderse por todo el mundo.
La
epístola no tendrá sentido si Pedro no es el autor de esta carta. Pedro se auto
identifica como “Pedro, apóstol de Jesucristo.” Representantes de la “critica
alta” dicen que esta epístola fue escrita en el segundo siglo por los
discípulos de Pedro. Es como si su amigo escriba, firmado en su nombre, una
carta de amor a su novia. ¿Cómo va a sentir su novia al descubrir que no fue el
novio, sino el amigo del novio, quien
escribió esta carta? Sería una carta falsa, que verdaderamente no comunica el
amor y los pensamientos del corazón del novio.
Peor
todavía, dudar la autoría de Pedro es negar que el versículo uno y resto de la
epístola es Palabra de Dios. Los manuscritos antiguos del NT concuerdan que
el versículo uno del capítulo uno
menciona Pedro como autor.
Pedro
es un apóstol. Los apóstoles originales fueron los últimos hombres que
recibieron la inspiración del Espíritu Santo para escribir la Biblia. Después
de los apóstoles originales no hubo más inspiración especial para escribir la
revelación de Dios. Aunque los mormones y algunos evangélicos tienen apóstoles
y profetas que supuestamente reciben la revelación especial de Dios, los
mensajes de estos señores, al ser probado por las Escrituras, contradicen la
Biblia.
El
contenido doctrinal del saludo es Trinitario y predestinario. Dios el Padre planeó la elección, Dios el
Hijo hace el sacrificio para cumplir la elección y Dios el Espíritu Santo
prepara al escogido en santidad. A menos que el lector afirme al Dios trino
y reconozca la acción de elección del trino Dios, la epístola no tendrá
sentido.
EL PADRE TIENE UN
PROPÓSITO PARA EL ELEGIDO
En nuestro texto vemos que Dios habla a su elegido a
través de su siervo Pedro.
Dios
le habla al escogido. Pedro se identifica a sí mismo como un apóstol o
mensajero especial de Jesucristo. El es
uno de los fundadores de la Iglesia cristiana, uno de las voces que Dios usó
durante el primer siglo. El tenía el llamado especial de ser apóstol de los
judíos. Dios habla su mensaje a través de Pedro y está escrito en la Biblia
para la instrucción de todos los creyentes.
Algunos
cristianos no quieren hablar sobre la elección de Dios. ¡Va en contra de
nuestro libre albedrío, dicen ellos! Sin embargo, Pedro inicia su carta con
esta nota: “A los escogidos” [NVI].
Así
que si esta epístola está dirigida al escogido, ¿para quién no está dirigida
esta epístola entonces? Él no escribe
a las personas que le han escogido: “Para aquellos que me escogieron,
gracias por su voto de confianza. ¡Estoy muy contento de que me hayan
escogido!”
¿De
dónde proviene este grupo de escogidos? Para responder esto debe regresar a
Génesis 3:15. “Pondré (Dios) enemistad
entre tú (Satanás) y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente
(masculino, Jesús) te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.”
Gálatas
3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas
las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Así
que, la simiente de la mujer son todos aquellos en la historia de la humanidad,
antes y después de la venida del Mesías, quienes creen, confían, necesitan y
siguen al Mesías. Ellos son la gente Mesiánica. La simiente de Satanás son
todos aquellos en la historia de la humanidad que odian y por lo consiguiente
rechazan al Mesías.
En el
siglo V Aurelius Agustín escribió La Ciudad de Dios. Aquí él traza las dos
simientes a través de toda la historia humana, comenzando con Adán y Eva, hasta
su día y era, que era el Imperio Romano. La simiente de la mujer está
construyendo la Ciudad de Dios. Están buscando una ciudad no hecha con manos
humanas, sino construida por Dios. Están en la búsqueda de la Nueva Jerusalén,
que consiste de todos los creyentes en el Mesías que están con vida y todos
aquellos que han ido a la eternidad. Un día Jesús vendrá de nuevo y con Él la
Nueva Jerusalén. Ellos son aquellos que aman a Dios sobre todo y a sus
prójimos como a ellos mismos.
La
simiente de Satanás está construyendo la Ciudad del Hombre. Se aman a ellos
mismos sobre todas las cosas, y a Dios y a su prójimo en la medida que
satisfacen sus propios intereses. Ellos están construyendo el nuevo orden del
mundo en el cual los peregrinos cristianos son un estorbo.
Aunque
Pedro no usó los mismos términos, estamos presenciando el choque de dos reinos:
el reino de Dios (Ciudad de Dios) y el reino del hombre (Ciudad del Hombre).
Los
escogidos son identificados como “extraños en el mundo.” La audiencia de la
lectura original pudo haber consistido de judíos cristianos que estaban huyendo
de la persecución de los judíos y de las autoridades romanas. Sin embargo, el
mensaje de Pedro tiene implicaciones para todos los cristianos perseguidos. Como
la Diaspora de Israel, ellos, el verdadero Israel, puede ser reconocido en el
mundo por un estilo de vida distinto. Seguro, a través del poder del Espíritu,
sus vidas deben ser más radicalmente diferentes. Pedro dedica la mayoría de su
carta a demostrar la motivación y el patrón del nuevo estilo de vida de la
gente peregrina. El Padre sabe que los escogidos son extranjeros o peregrinos
en el mundo. Dios entiende la familiaridad, con Él trae como consecuencia una
extrañeza del mundo así también como de la persecución. La gente no cristiana y
los sistemas sociales tienen una repulsión hacia el reino de Dios. Esa es la
naturaleza verdadera del pecado: rebelión en contra de Dios y las cosas de
Dios.
Los
sistemas del mundo rechazaron los valores cristianos y los testigos
representados por Pedro y los primeros cristianos. Ellos fueron perseguidos y
dispersos. Los líderes judíos buscaron matar a Pedro y a los cristianos. Los
denunciaron ante las autoridades romanas. Los romanos desataron persecuciones
sobre ellos. Pedro y los cristianos pudieron haber experimentado el primer
periodo de persecución. Pedro fue martirizado durante la persecución de Nerón
alrededor del los años 67-68 DC.
(La
persecución continúa día tras día. En el 2007 los coreanos presbiterianos
vinieron de Corea de Sur a Afganistán para poder realizar trabajos médicos en
una nación conocida por su odio hacia la cristiandad. Veintidós fueron
secuestrados por el Talibán. Dos de los hombres líderes fueron disparados. Dos
mujeres fueron liberadas al principio, pero ahora todos han sido liberados.
Ellos sabían que tales peligros existían, ¡más sin embargo decidieron ir! El
mundo no entiende esto y nunca lo entenderá. La respuesta del gobierno coreano
fue prohibirle a cualquier otro coreano cristiano ir a Afganistán. Sin embargo,
¡los coreanos cristianos encontrarán maneras de mandar a otros para tomar su
lugar)
Esta
epístola les enseña a los escogidos de Dios a vivir en un mundo que los
rechaza.
“Queridos
hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se
aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. Mantengan entre
los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el
mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día
de la salvación” (1Pedro 2:11-12).
“Porque es
digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se
soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente” (1 Pedro 2:19).
Los
escogidos tienen un destino
“escogidos según la presciencia de Dios Padre”.
Esto es la predestinación: Dios escoge tu destino. Dios sabe de
antemano aquellos a los que Él escoge (Él es omnisciente), Él elige (Él es
omnipotente) y está con su pueblo para siempre (omnipresente). Él tiene un
propósito para eso, el cumplir su plan para reunir a todo su pueblo con Él. Nuestro
destino no es aceptación de este mundo sino el estar con el Señor en el cielo
nuevo y en la tierra nueva.
¿Están
nuestras prioridades en esta vida dirigidas hacia el cielo? ¿Serán su vida, su
hogar, su salón de clases, su trabajo, su vecindario, y su iglesia una puerta
de entreda hacia el cielo? Entonces debemos testificar, evangelizar,
discipular a la gente para estudiar la Biblia y seguir al Señor. ¡Qué
importante es estar en la iglesia para recibir la Palabra de Dios y estar
preparados para el destino suyo y el de otros!
Los
escogidos están identificados por su obediencia fiel a Cristo y adoración del
Dios verdadero. “Alabanza sea al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
Pedro
inicia esta alabanza identificando al Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. El escogido creerá en el Dios
trino a través de la fe en Jesucristo.
Hay
muchos que dicen que creen en Dios el Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero lo
niegan. Algunos grupos, como los mormones, hablan acerca del Padre, pero Él no
es el Padre eterno. Ellos creen que Dios el Padre nació en otro planeta y tiene
otro padre. Otros grupos dicen que ellos creen en Jesús pero no lo adoran como
Dios. Ellos dicen que Él es la primera creación de Dios. Esto significa que
antes de que Jesús naciera, el Padre eterno no era un Padre; así que ellos
niegan tanto al Padre eterno y al Hijo eterno y solo para ser consistentes
también niegan al Espíritu Santo eterno.
Otros
declaran la formula de la Trinidad, ¡pero tienen un dios malo y perverso! De
acuerdo a ellos Dios hace pecadores así que el debe aceptar el pecado. Dios
hizo a los adúlteros, homosexuales, y pedófilos, así que ¿cuál es nuestro
problema en aceptarlos? Sin embargo, Dios crea a gente, personas, criaturas, Él
no crea a pecadores. Somos pecadores porque estamos destituidos de la gloria
de Dios. Sólo por la gracia de Dios somos reconciliados con Dios de
la manera en la que Él desea que seamos.
El
rechazo de la doctrina de la elección de Dios es común entre los Evangélicos
conocido como Arminianos. El precio de este rechazo es muy alto. Significa que
hay que rechazar la elección eterna de Jesucristo, hay que negar la soberanía
de Dios y descalificar el sentido claro del texto que dice, “a los escogidos.”
Pedro
escribe que Jesús fue “ya destinado desde
antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por
amor de vosotros” (1 Pedro 1:20). Pablo afirma que la elección de los
creyentes también fue “antes de la
fundación del mundo” (Efesios 1:4). El texto no dice, “durante la fundación
del mundo, o sea, durante la creación. Tampoco dice, “después de la creación
del mundo” o sea, después de la caída. El texto dice, “antes.” Es un término de
tiempo y habla de un pasado antes de la creación del mundo.
La
negación de la elección de Dios es una falta de entendimiento de la eternidad
de Dios. Dios es eterno. Un día es como unos mil años. Dios está encima del
tiempo. Pues, Dios existió antes de la fundación del mundo. Dios realizó su
plan eterno desde antes de la fundación del mundo (Juan 17: 5-6 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con
aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He
manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me
los diste, y han guardado tu palabra/ 24 Padre, aquellos que me has
dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi
gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del
mundo.).
Rechazar
la elección de Dios es negar la soberanía de Dios. Es simplemente decir que
Dios no puede elegir a alguien. Esta negación puede ser porque la persona
piensa que el hombre debe elegir primero. O sea, el hombre es soberano en
decidir el destino de su salvación. En este caso, el hombre es soberano y Dios
responda a la voluntad del hombre.
Hay
personas que niegan la elección eterna de Dios para exaltar al libre albedrio
del hombre. Sin embargo, la elección de Dios no va en contra del libre albedrio
del hombre. El hombre fue creado a la imagen de Dios. Parte de esta imagen y
parte de la responsabilidad del hombre es usar la libertad para obedecer a
Dios. Es Dios quien define la libertad porque solo Dios es libre. La libertad
humana es delegada y debe responder a la libertad de Dios. El hombre debe
conocer la verdad de Dios, “Y la verdad
los hará libre” (Juan 8:32). “Así que
si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Otro
argumento humanista contra la soberanía y elección de Dios es que esta doctrina
no está de acuerda con la justicia de Dios. El apóstol Pablo observa:
“¿Qué,
pues, diremos, ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés
dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del
que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, no del que corre, sino
de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:14-16).
¿No es
la doctrina de la elección de Dios en tipo de fatalismo? El fatalismo es la
enseñanza que todas las cosas son programadas, y “que será será.” La diferencia
entre el fatalismo y la doctrina de elección es que Dios elija con propósito
divino y santo. Pablo escribe, “Según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos
suyos por medio de Jesucristo, según el puro efecto de su voluntad, para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”
(Efesios 1:4-6).
Jesús,
Pedro, Pablo y los apóstoles y autores del Nuevo Testamento no escondian la
doctrina de la elección de Dios. Para ellos, Cristo es el Elegido de Dios y los
creyentes conocen su elección por fe en Cristo Jesús, “Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los
que creéis, él es precioso” (1 Pedro 2:6-7).
Jesús
oró al Padre, “Ahora pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que le
mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste,
tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que
todas las cosas que me has dado, proceden de ti…Padre, aquellos que me has
dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi
gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del
mundo (Juan 17:5-7).
Pablo
escribe, “Según nos escogió en él antes
de la fundación del mundo” (Efesios 1:4).
El
apóstol Juan inicia su epístola con, ”Lo
que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de
vida” (I Juan 1:1).
El
apóstol Judas escribe sobre el predestino de hombres malos, “Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que dese antes habían sido destinados para esta
condenación” (vs. 4).
Pedro
lo deja claro. El trino Dios elige a su pueblo y su pueblo adorará al trino
Dios que ha llegado a conocer por la fe en Jesucristo.