Elección
Enseñamos que la elección es el acto de Dios mediante
el cual, antes de la fundación del mundo, El escogió en Cristo a aquellos a
quienes El en Su gracia regenera, salva, y santifica (Romanos
8:28-30 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los
que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. 30 Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó,
a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
2 Timoteo 2:10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
Enseñamos
que la elección soberana no
contradice o niega la responsabilidad del hombre de arrepentirse y confiar en
Cristo como Salvador y Señor (Ezequiel 18:23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová
el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
No obstante,
debido a que la gracia soberana incluye tanto el medio para recibir la dádiva
de salvación como también la dádiva misma, la elección soberana resultará en lo
que Dios determina. Todos aquellos a quienes el Padre llama a Sí Mismo vendrán
en fe y todos los que vienen en fe, el Padre los recibirá (Juan 6:37-40, 44 37 Todo
lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo
fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer
mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y
esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo
lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y
esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y
cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en
el día postrero…
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y
yo le resucitaré en el día postrero.
Enseñamos que el favor inmerecido de Dios que otorga a
pecadores totalmente depravados no está relacionado ni a alguna iniciativa de
su parte ni a que Dios sepa lo que puedan hacer de su propia voluntad, sino que
es absolutamente a partir de Su gracia soberana y misericordia, sin relación
alguna a cualquier otra cosa fuera de El (Efesios
1:4-7 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en
el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas
de su gracia,
Enseñamos que la elección no debe ser vista como si estuviera
basada meramente en la soberanía abstracta. Dios es verdaderamente soberano
pero El ejercita esta soberanía en armonía con Sus otros atributos,
especialmente Su omnisciencia, justicia, santidad, sabiduría, gracia, y amor (Romanos 9:11-16
11 (pues no habían aún nacido,
ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la
elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 12 se
le dijo: El mayor servirá al menor.13
Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15
Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga
misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que
tiene misericordia.)
Esta soberanía siempre exaltará la voluntad de Dios de una manera que es totalmente consistente con Su persona como se revela en la vida de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 11:25-28 25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
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