} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESTUDIO LIBRO DE RUT 3

miércoles, 27 de noviembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 3

 

1)    ÉL ES JEHOVÁ TU DIOS (tercera parte)

 

Rut 1:21  Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

Rut 1:22  Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

 

DIOS TODOPODEROSO EN SU ACCIÓN

 

Después de reflexionar en la anterior publicación sobre la soberanía de Dios en todas las cosas, circunstancias y personas y de meditar en la incomprensión que tenemos sus hijos, frente a su carácter; estudiaremos las acciones providentes del Señor para sus seguidores. No debemos avanzar, sin reconocer que el carácter de Dios, para sus hijos, con frecuencia, es un signo desconcertante y difícil de entender. Sin embargo, su Espíritu, es quien nos lleva diligente y perseverantemente de la mano para que reconozcamos su gracia inagotable y sus deleitosos y verdes pastos. “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará(Salmo 23:1-2).

Todas las acciones que provienen de la mano de Dios son poderosas. Es decir, revelan el poderío y magnificencia del Creador. Lo que vemos en el capítulo uno es una expresión potente para atraer a sus escogidos al redil. Algunas de las acciones poderosas de su obrar, expuestas con claridad o entre líneas en el capítulo uno son: el hambre en la tierra de Belén, la abundancia en tierra de Moab, la guía fuerte de Dios para llevar esta familia a tierra extrajera. El matrimonio de sus hijos con mujeres extranjeras. La muerte de los tres varones de la familia. La noticia sobre la cosecha en tierra de Belén. El regreso de Noemí a Belén.

La compañía fiel y abnegada de Rut a favor de su suegra. La luz que hay en el corazón de Noemí sobre la soberanía del Señor en todo su dolor.

Noemí está afrontando en carne propia las inclemencias, según ella, del poder de Dios sobre su vida. Es de anotar, que todos estos años están llenos del poder de Dios sobre esta mujer. No obstante, sólo lo reconoce públicamente, cuando su dolor es llevado a la máxima expresión. Allí, publica que su Dios es Todopoderoso. Esta proclamación de una de las perfecciones del Señor no esta asociada a la bendición, si no al dolor y la aflicción. ¿No reconoce Noemí, el poder de Dios al guardarla y traerla de regreso? ¿Entiende el poder del Señor, al darle la compañía inseparable de Rut?

Pareciera a nuestros ojos, según lo describe la narración, que ésta sufrida mujer, sólo reconoce el poderío del Señor cuando toca fondo en su dolor y angustia. Nos preguntamos ¿no había poder de Dios al sustentarla durante estos años? ¿Su poder se hace evidente sólo para afligirnos y azotarnos? A pesar de esta errada apreciación, lo que sí reconoce Noemí, es que la realidad de su vida adolorida es la manifestación de su gran poder.

Debemos revisar como solemos reaccionar ante las decisiones de Dios, que nos causan dolor. Son muchos los personajes bíblicos que afrontaron adversidades. Entre ellos tenemos a Job, Jeremías, Elías, Jonás. Ante las pruebas, reaccionaron de varias formas. En general fueron inspirados a reconocer el poder y la autosuficiencia del Señor al pasarlos por ella. “El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?” (Job 9:4). Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa” (Jeremías 20:11-12).

Con frecuencia, culpamos al Señor por su disciplina y no nos gozamos en ella, como privilegiados de Dios. Debemos aprender a gozarnos en las situaciones incomprensibles de la vida del creyente. Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas(Santiago. 1:2). Cada situación de prueba es dolorosa, pero necesaria para nuestro crecimiento espiritual. Por lo cual debemos estar agradecidos con el Señor. Recordemos que el libro de hebreos nos exhorta a reconocer los propósitos finales de la disciplina impartida por el Señor a nuestra vida. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).

Ante las pérdidas, incomprensiones, amarguras y aflicciones, debemos dulce y confiadamente reconocer el poder del Señor. Su gracia nos ha alcanzado y sostenido. Con brazo fuerte ha abierto camino para que pasemos y nos ha sostenido con su inagotable gracia. Meditemos en acciones poderosas del Señor a favor de su pueblo.

El poder del Señor se hizo evidente en escoger un pueblo para sí y en liberarlo de la esclavitud. Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder(Deuteronomio 4:37). El salmista alaba al Señor porque su poder es notorio entre los pueblos y digno de ser reconocido y publicado por todas las épocas y personas. “Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, Y yo publicaré tu grandeza. Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, Y cantarán tu justicia” (Salmo 145:6-7). Aun Jesús en la oración del Padre nuestro, nos enseñó a reconocer el señorío de Dios en todas las cosas y sus infinitos límites. “…porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” (Mateo 6:13). El apóstol Pablo inicia su carta a los romanos expresando la comprensión del poder sobre natural de Dios, razón por la cual son inexcusables ante su presencia. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos. 1:20).

Al igual que Noemí, otros siervos de Dios, fueron inspirados a reconocer el gran poder de Dios, en distintas circunstancias y bajo distintas motivaciones. El Señor al llamar a Abram le manifiesta este aspecto de su carácter. Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1). Ante el sufrimiento, Job nos alienta a aceptar humilde y esperanzadoramente la corrección del poderoso Creador. He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso” (Job 5:17). “Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá(Job 37:23).

El apóstol Juan, termina de escribir Apocalipsis, y hace resonar en nuestros oídos la proclamación del poder inalcanzable de Dios, a favor de sus hijos. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” (Apocalipsis 19:6).

Un Dios poderoso todo lo puede. Por lo cual, debemos estar confiados y seguros en sus manos. Con Él todo lo que sucede es para bien. Es posible deleitarnos en Él porque todo lo hace bueno en gran manera. Al igual que el himno que se repite una y otra vez como un estribillo, en Génesis capítulo uno, todo lo hace bueno. Porque afanarnos y angustiarnos ante todo lo que Él permite a sus hijos. ¿Por qué no descansar en su gracia soberana, con la seguridad que el hijo de la historia de nuestra vida está magistralmente siendo sostenido y llevado a un feliz término por el Señor de todas las cosas? Esa seguridad en el corazón, aunque nublada por los avatares de la vida, es la que sostiene a Noemí y a Rut en su retorno a Judá.  

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