} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LIBRO DE RUT 4

jueves, 28 de noviembre de 2024

LIBRO DE RUT 4

 

1)    MISERICORDIA Y DESCANSO EN DIOS

 

Después de publicar la dinámica de la narración del capítulo uno del libro de Rut, es pertinente  identificar los elementos de la narración que atañen específicamente a los rostros humanos que aparecen en la lectura. Es decir, el conocimiento desencadenante de la historia, desde la humanidad de Noemí y Rut. En este sentido, intentaremos descubrir la complejidad de movimientos, sentimientos y decisiones que afrontan estas mujeres protagonistas en el relato.

Por consiguiente, nos corresponde leer nuevamente el capítulo primero para ver como reaccionan las personas ante las situaciones de la realidad y como ellas son vitalmente reconfortadas por el accionar de Dios a favor de sus criaturas amadas y un acercamiento a las dinámicas humanas de vida. Es un análisis crítico de las decisiones, aflicciones y alegrías.

Mediante un estudio así, es posible conocer de cerca los elementos que marcan la historia desde esta óptica. Es decir, ¿cómo podemos ser consolados por Dios en medio de la prueba? ¿Cómo entender las distintas situaciones de dolor y angustia por las cuales pasamos? Además, nos invita a ver la mano providente y fiel del Señor acompañando, dirigiendo y pastoreando a sus hijos en medio de las distintas situaciones emergentes. Es una lectura desde el punto de vista humano, con la mirada puesta en el Señor. Un acercamiento a los sentimientos, pensamientos y decisiones de las protagonistas, las cuales son especialmente dirigidas por el cuidado paternal y pastoral del Padre eterno.

En el transcurso de este estudio, presentaremos una radiografía de las protagonistas, en especial de Noemí, quien es presentada en el capítulo con más fuerza. También, conoceremos aspectos relacionados con la vida de Rut, una mujer moabita. Caminaremos paso a paso, por años de sufrimiento, esperanza y respuesta, para conocer de cerca la cotidianidad de ellas. La lectura de este modo, nos permitirá comprender la forma como son llevados los escogidos, a delicados pastos. Éstas situaciones aparentemente sin sentido, son valiosas y necesarias para el Señor afirmar los pasos de sus seguidores. La vida y el peregrinaje cristiano, serán fácilmente comprendidos con rostros propios y con historias marginales, laterales e insospechadas. Esta lección, será desarrollada considerando las variables de la misericordia de Dios y el descanso que otorga a sus sufrientes hijos.

 

TU TIERRA SERÁ MI TIERRA

 

Es muy importante, para toda persona, la tierra. Uno de los aspectos que nos da identidad es la tierra de donde somos, a la que pertenecemos. Por consiguiente, para nacionales y extranjeros, la tierra es decisiva en el sentido de identidad que tenemos de nosotros mismos.

En este sentido, vamos a considerar los aspectos relacionados a la tierra, los cuales están siendo descritos en el capítulo uno.

La lectura del libro de Rut comienza hablándonos de tierra. Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra…(Rut 1;1). Es en la tierra de residencia, que se presentan situaciones de hambre, las cuales producen el desplazamiento de las personas en busca de alimento. Hemos de notar que quizás, esta no fue la única familia que se movilizó en busca de sustento. Lo interesante del caso, es que ésta es la única narración real que tenemos de esa situación histórica angustiante.

Al igual que en esos días, hoy, son muchas las regiones del país y del mundo que están sufriendo los rigores del hambre. Esta causa natural de desplazamiento, es un tanto violenta y angustiante. Se ponen en camino para sobrevivir, ante las inclemencias de la crisis agrícola y de cosecha en tierra de Belén. Lo que suena un poco irónico, es que Belén, siendo la ciudad del pan, está pasando por una gran necesidad a tal punto de propiciar la migración de sus ciudadanos. La escasez alimenticia, es una de las causas que promueven en nuestros tiempos el desplazamiento forzado.

Hemos de meditar, que quizás, esta familia, entre muchas, no parten de su tierra con gozo, si no con dolor. Van en pro de salvaguardar la vida, ante los rigores de la naturaleza.

Desconocemos las razones, por las cuales, esta familia decide ir a esta tierra. “Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos” (verso 1b). No obstante, podemos inferir, desde nuestra óptica, que esa es una región que por el momento está abundando en cosechas, lo que les facilita la supervivencia.

Así, como Abraham tuvo que emigrar a Egipto, en situaciones similares, lo hace esta familia. También Jacob y sus hijos van a vivir a Egipto, por razones de una gran hambre.

En consecuencia, lo de Noemí y su familia, es el común denominador de personas bajo condiciones muy parecidas. No rehúsan salir camino a tierra extranjera. No sabemos, si ellos conocían estas tierras o tenían conocidos allí. Lo que si es seguro, es que la mano providente del Señor, esta dirigiendo sus pasos.

Llegan a tierra desconocida y se instalan allí. “…Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí (Verso 2). Solo podemos imaginarnos lo complicado de ubicarse en tierra desconocida y comenzar una nueva vida. Sin embargo, la gracia maravillosa del Señor les dirige y sostiene. Al morir los hombres, Noemí, queda desamparada de su esposo y sus hijos. Algo bastante complicado para una mujer judía. Por lo tanto, hemos de suponer los múltiples interrogantes que transcurren por su mente. Consideremos lo que significaba para una mujer judía, y para cualquier mujer, afrontar la viudez y el desamparo.

Quedar viuda era una severa disciplina para una mujer, en especial, si quedaba sin hijos, como es el caso de Noemí. No obstante, la legislación hebrea se ha caracterizado siempre por su solicitud para con las viudas y, juntamente con los huérfanos y extranjeros, hacía provisiones especiales para ellas (Exodo. 22:21-22 21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. 22  A ninguna viuda ni huérfano afligiréis; Deuteronomio. 14:29 Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.; 16:11 te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habitare en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner allí su nombre., 14 Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. ; 24:17 No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda,  ; Jeremías 7:6 y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro). Aun en los tiempos pre mosaicos se reconocía la situación de la viuda sin hijos, y se establecían disposiciones para ella (Génesis 38), las que fueron formalmente impuestas bajo Moisés (Deuteronomio 25:5 Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco)  

No obstante, enfrentar la viudez y la soledad en una nación extranjera, no era nada favorable para una mujer. Quizás, esta es una de las razones que motivan a Noemí a regresar a su tierra, con la seguridad que estas disposiciones legales, para su condición, le beneficiaran. La viudez y soledad eran motivo de vergüenza y oprobio, por estar desprotegidas de una figura paternal y varonil que las amparara y diera seguridad.

Esa es una de las razones por las cuales Dios se ocupa de las viudas, huérfanos y extranjeros. Dado que con frecuencia los hombres descuidan a las viudas, Dios se ocupa especialmente de ellas (Salmos 68:5 Padre de huérfanos y defensor de viudas  Es Dios en su santa morada.; 146:9 Jehová guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, Y el camino de los impíos trastorna.; Proverbios 15:25 Jehová asolará la casa de los soberbios; Pero afirmará la heredad de la viuda.), y la bondad para con ellas se elogia como una de las marcas de la verdadera religión (Job 29:13 La bendición del que se iba a perder venía sobre mí,

 Y al corazón de la viuda yo daba alegría.; Isaías 1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.).

Podemos reconocer que en este momento Noemí es una mujer en desventaja en una sociedad patriarcal. Su desventaja se debe a ser mujer, viuda, extranjera, pobre y anciana. Éstos cinco aspectos de asimetría se potencializan por el dolor y la soledad del presente.

Después de habitar por una década en estas tierras, es víctima de las más nefastas consecuencias, las cuales son dirigidas para la gloria de Dios y para la bendición de mucho pueblo. “Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan(Rut 1; 6).

Es interesante como este relato habla de la tierra, el destierro, el desarraigo al cual nos vemos abocados bajo distintas circunstancias. Una nota de misericordia y esperanza es la noticia que llega a oídos de Noemí. En tierra extranjera, esta mujer recibe una noticia de misericordia. Dios ha visitado a su pueblo para darles pan. No todas las noticias son malas.

En medio de tanto dolor y desolación se cierne una valiosa y buena noticia.

Se fue de Belén por falta de pan. Ahora la noticia de la cosecha en Belén, la lleva a decidir regresar. El amor protector y sustentador de Dios se hace una vez más evidente para ésta “desventurada” mujer. Con esta noticia resonando en sus oídos, se levanta para regresar a su tierra. Podemos considerar que durante estos diez largos años, Noemí, no se ha olvidado de su tierra. Esta al tanto de cualquier noticia sobre su pueblo. Es esta la razón, por la cual tiene una “buena nueva”, la cual hace brillar su rostro y soñar con el retorno.

Sin mediar palabra, ni razonarlo mucho, se levanta en compañía de sus nueras para regresar a su tierra. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá(Rut 1; 7). La tierra de Judá es su nuevo destino. Va con la esperanza de retornar a su tierra y disfrutar de la abundancia del soberano Dios. La noticia que recibe esta mujer en tierra de Moab, es sobre la gracia de Dios al abundarles con alimento en Belén, por lo que emprende su peregrinaje.

Esta caminata silenciosa es recreada por la compañía abnegada y silenciosa de sus nueras.

La solidaridad de ellas para con su suegra es muy elocuente. Las acciones de estas decididas mujeres ponen de manifiesto el amor que tienen por Noemí, la comprensión de su dolor y el compromiso de seguir a su lado. No obstante, Noemí se detiene en la travesía para pedir a sus nueras que retornen a tierra de Moab. Noemí, hace alusión a que regresen a casa de su madre, para ser consoladas, quizás. Hace una argumentación un tanto verdadera sobre el futuro incierto y sin esperanza que tienen ellas a su lado. Así como Noemí cree que no tiene futuro, considera que no lo habrá para sus fieles compañeras; Orfa y Rut.

Ante la insistencia de Noemí para que retornen a su tierra, Orfa accede a las suplicantes palabras de su suegra querida. Por el contrario, Rut toma otra actitud resuelta, pese a la insistencia y argumento de Noemí. “Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré” (Rut 1; 16). Es tanta la reiteración de Noemí, que Rut reacciona tan decididamente.

Nos podemos preguntar ¿por qué Noemí no quería que Rut le acompañase? ¿Estaba pensando en su nuera o en sí misma? ¿Tenía temor de que Rut fuese a Belén y conociese su tierra y su gente? ¿Estaba tan convencida Noemí de su argumento, que considera la mejor opción para Rut regresar a Moab? ¿Qué sentimientos embargan a Noemí en realidad?

Es difícil encontrar respuesta a cada uno de estos interrogantes. Lo que sí queda de presente es la firme resolución de Rut de seguir al lado de Noemí. Nos podemos preguntar, respecto a Rut: ¿Qué era lo que motivaba tanto a Rut a seguir al lado de Noemí? ¿Por qué prefiere Rut renunciar a su tierra y adoptar la tierra de Noemí? ¿Tenía Rut conocimiento de la tierra para la cual iba? ¿Estaba tan dolida que, no quería calmar el dolor en su tierra y prefería ir al extranjero? ¿Noemí había sido tan buena suegra, que no tenía sentido dejarla sola? ¿Se solidariza con el dolor de Noemí, sabiendo que es la tercera parte del suyo? ¿Ha calculado Rut lo que significa adoptar la tierra de Noemí como la suya? ¿Tal actitud no podría ser tildada como desprecio y desapego a su propia tierra?

Lo que si es bien seguro, es que en todo esto, está la mano misericordiosa y piadosa del Señor para dirigir a Noemí y sostener a Rut como su fiel guardiana. Es tanta la firmeza de carácter sobre este asunto, que lo reitera una y otra vez, como para que no le quede duda a Noemí. “Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos” (Rut 1; 17). Rut apela a la muerte como la única que podrá separarlas. También decide morir donde muera su suegra y ser sepultada allí mismo. Tal ejemplo es admirable. Pero, ¿estaba consciente Rut de esa decisión o simplemente está evadiendo pasar el dolor en su tierra? ¿Intenta olvidar el dolor por la pérdida temprana de su esposo? ¿Esta resolución, es una actitud obsesiva o consciente? Mientras avanza el relato, obtendremos algunas de estas respuestas.

Tu tierra será mi tierra, indica la nueva identidad que Rut acepta al llegar a Belén. Una tierra nueva y abundante, después de ese largo desierto la espera. Ella, por la fe y con valor, audacia y carácter acepta su nueva tierra como propia. En todo este desenlace, es posible ver los rayos destellantes de la misericordia de Dios para la sufrida Noemí. Por su parte, sin saberlo, quizás, Rut recibirá la misericordia sin límites por su abnegada decisión.

Al igual que Abraham que es llamado a dejar su tierra y su familia, Noemí inicialmente debe dejar su tierra Belén para ir a Moab; posteriormente, le corresponde a Rut dejar su tierra Moab, para ir a Belén. Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él(Génesis 12:1-4).

Parece ser que estas mujeres llevan en su corazón la esperanza de la bendición Abrahámica, por lo que no desisten por ninguna razón. Por el contrario, caminan en pos de la promesa.

Como el Pueblo de Israel, caminó por el desierto inhóspito, para llegar a la tierra prometida; Rut cree firmemente, que la tierra a la que se dirigen, es una luz de esperanza.

Es posible que Noemí, le haya hablado de su tierra y sus costumbres, lo cual entusiasma a esta joven mujer a seguir sus pisadas. La actitud de desprendimiento de su tierra y la convicción de adoptar una nueva tierra como la suya, es altamente admirable. Solo podemos decir, que es el anuncio público e insistente de la dirección amorosa y fiel del Señor para ellas y su posteridad. Por lo cual Noemí, opta por no decirle nada más.

Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí?” (Rut 1;19). Llegar a Belén es tocar la tierra esperada para Rut y añorada por Noemí. Es un signo de maravillosa esperanza, estar en la casa de la abundancia de pan. Allí serán sustentadas, la tierra anuncia la abundante cosecha. No fue equivocada la decisión de regresar para Noemí y de proseguir hacía Belén, para Rut. El sol se levanta radiante cada vez más, ante sus expectantes ojos.

Ya no están buscando tierra. Han llegado a la esperada. La tierra da identidad, seguridad y supervivencia a quienes la tienen. Noemí puede descansar tranquila con su nuera Rut, porque han entrado a la ciudad de la esperanza. “Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.” (Rut 1; 22). Las señales de la cosecha en la tierra afincan más la esperanza y la seguridad de lo acertado de estar en Belén. Tu tierra será mi tierra; ¡que bendición! Estas mujeres no tienen esposos, ni hijos; pero tienen una tierra que las recibe.

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