} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA JEZABEL DEL A.T, Y LA JEZABEL EN LAS IGLESIAS

domingo, 26 de julio de 2020

LA JEZABEL DEL A.T, Y LA JEZABEL EN LAS IGLESIAS

 

 

1 de Reyes capítulo 21

 

1  Después de estos sucesos, sucedió que Nabot de Yizreel tenía en Yizreel una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaría.

2  Y Ajab dijo a Nabot: Dame tu viña para que me sirva de huerto de hortalizas, ya que está junto a mi palacio; y yo te daré en su lugar otra viña mejor que ésta, o si lo prefieres, te pagaré en dinero su valor.

3  Pero Nabot respondió a Ajab: ¡Líbreme Yahvéh de entregarte la heredad de mis padres!

4  Ajab entró en su casa triste e irritado por la respuesta que le había dado Nabot de Yizreel, al decirle: No te entregaré la heredad de mis padres. Y se acostó en su lecho, volvió el rostro hacia la pared y no quiso comer.

5  Su esposa Jezabel se llegó a él y le dijo: ¿Qué te pasa, que estás con aire triste, y no quieres comer?

6  Respondióle él: Porque he estado hablando con Nabot de Yizreel y le he dicho: Dame tu viña por dinero, o si lo prefieres, te daré a cambio otra. Y él me ha respondido: No te daré mi viña.

7  Su esposa Jezabel le contestó: ¿ Y tú ejerces ahora el poder real sobre Israel? ¡Levántate y come algo, y alégrese tu corazón! Yo me encargaré de darte la viña de Nabot de Yizreel.

8  Escribió ella en seguida unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello de él y las envió a los ancianos y notables que había en la ciudad y vivían con Nabot.

9  Decía en las cartas: Promulgad un ayuno y dad asiento a Nabot a la cabeza del pueblo;

10  y poned frente a él a dos hombres perversos, que testifiquen contra él, diciendo: Tú has maldecido a Dios y al rey. Sacadlo luego fuera, y que muera lapidado.

11  Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que residían en ella, hicieron lo que les había mandado Jezabel, conforme a lo que estaba escrito en las cartas que ella les había enviado.

12  Promulgaron un ayuno e hicieron tomar asiento a Nabot a la cabeza del pueblo.

13  Llegaron luego los dos hombres perversos, se sentaron frente a él y testificaron así contra Nabot delante del pueblo: Nabot ha maldecido a Dios y al rey. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió.

14  Luego mandaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido lapidado, y ha muerto.

15  Cuando Jezabel supo que Nabot había sido lapidado y muerto, dijo a Ajab: Anda y toma ya posesión de la viña de Nabot de Yizreel, el que se negó a dártela por dinero, pues Nabot ya no vive; ha muerto.

16  Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot de Yizreel, para tomar posesión de ella.

17  Entonces Yahvéh habló a Elías el teSbita y le dijo:

18  Levántate y baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que reside en Samaría. Ahora se halla en la viña de Nabot, a la que ha bajado allí para tomar posesión de ella.

19  Y le has de hablar de esta manera: Así dice Yahvéh: Además de haberlo matado, ¿te apropiarás lo suyo? Y añadirás: Así habla Yahvéh: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también la tuya.

20  Y Ajab dijo a Elías: ¡Otra vez a mi encuentro, enemigo mío! Él le respondió: Sí; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahvéh,

21  yo voy a traer sobre ti la desventura: barreré tu linaje, exterminaré todo varón de la familia de Ajab, esclavo o libre, en Israel.

22  Haré con tu casa lo que hice con la de Yeroboam, hijo de Nebat, y con la de Basa, hijo de Ajiyyá, por haber provocado tú mi ira y haber hecho pecar a Israel.

23  También contra Jezabel ha dicho Yahvéh: Los perros comerán a Jezabel junto al muro de Yizreel.

24  Al que de Ajab muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo.

25  Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahvéh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.

26  Hizo muchas cosas abominables: se fue tras los ídolos, enteramente como lo habían hecho los amorreos, a los que Yahvéh arrojó delante de los hijos de Israel.

27  Al oír Ajab todas estas palabras, rasgó sus vestiduras se puso un saco sobre la carne y ayunó; se acostaba con el saco puesto y andaba abatido.

28  Entonces la palabra de Yahvéh le fue dirigida a Elías el tesbita, diciéndole:

29  ¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí? Por haberse humillado delante de mí, no traeré la desgracia sobre su casa durante su vida, sino que la traeré durante la vida de su hijo.

 

La Biblia es tan sincera acerca de la vida de sus héroes como lo es acerca de aquellos que rechazaron a Dios. Algunos personajes bíblicos descubrieron lo que Dios puede hacer con los fracasos cuando se vuelven a Él. Muchos otros, sin embargo, no admitieron sus errores, ni se volvieron a Dios.

Acab fue el rey más perverso que ningún otro rey en Israel ( 1 Rey 16.30; 21.25), pero cuando se arrepintió con profunda humildad, Dios lo tomó en cuenta y redujo su castigo. El mismo Dios que fue misericordioso con Acab quiere ser misericordioso con usted. Sin importar cuán malvado haya sido, nunca es demasiado tarde para humillarse, volverse a Dios y pedir su perdón.

Jezabel figura como la mujer más perversa de la Biblia. Las Escrituras hasta utiliza su nombre como un ejemplo de la gente que rechaza completamente a Dios (Apoc_2:20-21). Muchas mujeres paganas se casaron con israelitas sin reconocer al Dios que sus esposos adoraban. Trajeron sus religiones con ellas. Pero ninguna fue tan determinada como Jezabel a hacer que todo Israel adorara a sus ídolos. Para el profeta Elías, parecía que ella había tenido éxito. El sintió que era el único que aún seguía siendo fiel a Dios hasta que Él le dijo que todavía había siete mil que no habían abandonado la fe. El único "éxito" de Jezabel fue contribuir a la causa de la caída final del reino del norte: la idolatría. Dios castigó a las tribus del norte por su idolatría al hacer que fueran llevados en cautiverio.

Jezabel tenía un gran poder, que utilizaba para manipular. No sólo manejaba a su esposo, el rey Acab, sino que además tenía un surtido de ochocientos cincuenta sacerdotes paganos bajo su control. Estaba comprometida con sus dioses y decidida a obtener lo que quería. Creía que el rey tenía el derecho y la libertad de poseer lo que quisiera. Cuando Nabot se negó a vender su viña a Acab, Jezabel lo mandó matar con crueldad y tomó posesión de la tierra. El plan de Jezabel de acabar con el culto a Dios en Israel ocasionó graves consecuencias. Antes de morir, Jezabel sufrió la pérdida de su esposo en combate y de su hijo en manos de Jehú, que tomó el trono por la fuerza. Murió de la misma manera desafiante y despectiva en la que vivió.

Cuando comparamos a Jezabel y a Elías, tenemos que admirar la fuerza del compromiso de cada uno de ellos. La gran diferencia era con quién estaban comprometidos. Jezabel estaba comprometida con ella misma y con sus dioses falsos. Elías estaba totalmente comprometido al único Dios verdadero. Al final, Dios demostró que Elías estaba en lo correcto. ¿Con qué o con quién está usted más comprometido? ¿Cómo evaluaría Dios su compromiso?

El mismo Señor Jesucristo, utiliza el nombre de esta mujer, Jezabel, para hablar de aquellas iglesias donde no hay un equilibrio entre la verdad y el amor, donde predomina de forma disimulada o no, la manipulación cuando no la usurpación de funciones por mujeres que deberían estar sujetas a sus maridos sean estos ancianos o pastores de esa iglesia. Si no se disciplina y pone en su sitio a quien actúa como Jezabel, el pecado destruirá esa congregación. Veamos la Jezabel de la Iglesia de Tiatíra, su conducta y las consecuencias.

Carta a la iglesia de Tiatira.

 18 Al ángel de la Iglesia de Tiatira escribe: Esto dice el Hijo de Dios, cuyos ojos son como llamas de fuego, y cuyos pies son semejantes a azófar: 19 Conozco tus obras, tu caridad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia y tus obras últimas, mayores que las primeras. 20 Pero tengo contra ti que permites a Jezabel, esa que a sí misma se dice profetisa, enseñar y extraviar a mis siervos hasta hacerlos fornicar y comer de los sacrificios de los ídolos. 21 Yo le he dado tiempo para que se arrepintiese; pero no quiere arrepentirse de su fornicación, 22 y voy a arrojarla en cama, y a los que con ella adulteran, en tribulación grande, por si se arrepienten de sus obras. 23 Y a sus hijos los haré morir con muerte arrebatada, y conocerán todas las iglesias que yo soy el que escudriña las entrañas y los corazones, y que os daré a cada uno según vuestras obras. 24 Y a vosotros, los demás de Tiatira, los que no seguís semejante doctrina y no conocéis las que dicen profundidades de Satán, no arrojaré sobre vosotros otra carga. 25 Solamente la que tenéis, tenedla fuertemente hasta que yo vaya. 26 Y al que venciere y al que conservare hasta el fin mis obras, yo le daré poder sobre las naciones, 27 y las apacentará con vara de hierro, y serán quebrantados como vasos de barro, 28 como yo lo recibí de mi Padre, y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Tiatira, la menos importante de las siete ciudades nombradas por San Juan, estaba situada a 65 kilómetros al sudeste de Pérgamo. Antes de que fuera incorporada al imperio romano era una pequeña ciudad de guarnición entre la Misia y la Lidia, levantada por Seleuco I (312-280 a. C.), y estaba situada entre los ríos Caico y Hermo. Hacia el año 190 a. C. fue conquistada por Roma. Desde entonces comenzó a crecer la ciudad, llegando a alcanzar un desarrollo industrial muy floreciente. Era célebre en la antigüedad por sus industrias de tejidos, de tintorería y de fundición. Esto contribuyó al desarrollo de sus numerosas asociaciones obreras y patronales de carácter profesional y religioso, como nos lo atestigua la epigrafía de la ciudad66. Eran frecuentes los banquetes idolátricos que se celebraban con motivo de las fiestas patronales de cada gremio laboral. Por lo cual los cristianos se veían con frecuencia en compromiso, al sentirse por una parte obligados a cumplir con sus deberes gremiales y, por otra, a llevar a efecto sus exigencias cristianas. Era famoso el templo dedicado a la sibila oriental Sambata, que, por eso, era llamado Sambatheion. Ignoramos de qué manera penetró en esta ciudad el cristianismo. Sólo sabemos que entre los convertidos por San Pablo en Filipos se contaba una mujer, por nombre Lidia, originaria de Tiatira y dedicada al comercio de la púrpura.

La carta a la iglesia de Tiatira es la más larga de todas. En ésta, y en las otras tres que faltan, se invierten las dos constantes finales.

El título de Hijo de Dios (v.18) sólo se encuentra bajo esta forma en este pasaje. Sin embargo, la idea se expresa implícita o equivalentemente en muchos otros lugares del Apocalipsis, con fórmulas diversas. La divinidad de Cristo y su filiación natural era una verdad fundamental del cristianismo. Jesucristo había muerto precisamente por afirmar inequívocamente esta verdad.

Los ojos de Cristo son como llamas de fuego. Existe en esta expresión una alusión manifiesta a la visión inaugural. Los antiguos creían, al parecer, que los ojos emitían una luz con la cual la visión resultaba mucho más perfecta. Jesucristo tiene un foco de luz potentísimo en sus ojos, con los cuales puede penetrar hasta los más profundos escondrijos de las almas y de los corazones. De este modo puede contemplar la vida de la Iglesia de Tiatira y las maldades que cometen algunos de sus miembros incitados por Satán. Los pies de Cristo son semejantes a azófar o a auricalco incandescente, como ya se dijo en Rev_1:15. Para muchos autores el auricalco incandescente designaría un metal muy duro, que serviría para simbolizar la acción de Cristo pisoteando y deshaciendo a sus enemigos y toda clase de maldad que se pueda cometer en este mundo . Sin embargo, la luminosidad de los pies de Cristo nos parece una imagen muy apropiada y en perfecto paralelismo con el fulgor de los ojos, para significar la naturaleza espiritual de Jesucristo, que penetra hasta lo más recóndito del corazón humano .

Como en las otras cartas, San Juan hace primero el elogio de la Iglesia de Tiatira, para pasar después a los reproches. En la 1 Tes también San Pablo procede de la misma forma: los reproches sólo los comienza en el capítulo 4. El elogio de la Iglesia de Tiatira es el más rico y espléndido de todas las cartas. Discuten los autores si los términos aquí empleados para describir las virtudes de dicha iglesia han de ser tomados en sentido propio, o si, por el contrario, San Juan cita únicamente un catálogo tradicional de virtudes. En las epístolas pastorales de San Pablo encontramos muchas enumeraciones análogas de virtudes. Y en todas es mencionada la caridad, que casi siempre es asociada a la fe y a la paciencia.  Esto nos fuerza a considerar la caridad de nuestro texto más bien como una virtud moral que se manifiesta en las obras de misericordia. De modo semejante, la fe designa no la fe teologal propiamente dicha, sino la lealtad y la fidelidad. No obstante, estas manifestaciones concretas de la caridad y de la fe proceden de la íntima unión del alma con Cristo. Por eso, el cristiano caritativo y fiel en la vida ordinaria es el que cree en Cristo y le ama personalmente.

San Juan alaba las obras (epyoc) de la Iglesia de Tiatira, la primera de las cuales es la caridad. El ministerio (διακονία) es probable que se refiera al servicio de los pobres y de los afligidos , es decir, sería una manifestación de la caridad eficiente para con los hombres, y en especial para con los cristianos. La paciencia (υπομονή) es probable que se refiera a la fuerza que da la caridad para sufrir con resignación. Esta es, precisamente, la característica de la caridad, según el sermón de la Montaña y las epístolas de San Pablo: “la caridad todo lo tolera.”

Además, la Iglesia de Tiatira no se ha estancado en la vida cristiana, sino que ha progresado: sus obras últimas son mayores que las primeras (v.18), no sólo en número, sino también en calidad. A la Iglesia de Tiatira le sucede lo contrario de lo que sucedía a la de Efeso, que había aflojado en su primera caridad. En cambio, las obras de caridad de la Iglesia de Tiatira son ahora más excelentes que al principio. Para San Juan, lo que caracteriza el verdadero amor, la auténtica caridad cristiana, es la manifestación externa de ese amor en obras de misericordia.

Pero no todo es bueno en Tiatira. El apóstol le reprocha varias cosas que pueden ser motivo de perversión para los fieles. Su mal es muy parecido al de Pérgamo, pero da la sensación de estar más extendido. Y como al hablar a la iglesia de Pérgamo se sirvió el autor sagrado del nombre de Balam, así ahora toma el nombre de Jezabel para designar probablemente a alguna dama influyente de aquella Iglesia. Es una alusión a la Jezabel de I Reyes 16:31-33; 2 Reyes 9:21-22. El Códice Alejandrino (MSSA) añade antes de Jezabel el pronombre “ellos”, lo cual implica que pudo haber sido la esposa del Pastor de la Iglesia o una miembro activa. Si la carta va dirigida al obispo de la iglesia de Tiatira, y se hace referencia a tu mujer Jezabel, ¡eso quiere decir que la causa del problema es la mujer del obispo! Eso iluminaría de refilón el problema de una de las congregaciones cristianas primitivas, y no sería la última vez que las mujeres de los ministros de la iglesia causaron problemas en la congregación.

Que pretendiera ser profetisa no es muy sorprendente. Es verdad que Pablo no permitía a las mujeres hablar en la iglesia (1Co_14:34 ); aunque es posible que ese versículo se refiera a hacer preguntas o comentarios durante el culto, ya que en la misma carta (11:5) establece que pueden orar o profetizar siempre que tengan cubierta la cabeza. Pero también es cierto que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo había profetisas. En el Antiguo Testamento están Míriam (Exo_15:20 ), Débora (Jue_4:4 ) y Hulda (2Re_22:14 ); y en el Nuevo Testamento están Ana (Luc_2:36 ), y las cuatro hijas vírgenes de Felipe (Hec_21:9 ).

Sus enseñanzas (v.20) eran similares a las balamitas del v. 14b, y a las de los nicolaitas del v.15. Jezabel no fue rechazada porque era una profetisa. El nombre de Jezabel es indudablemente simbólico, y está tomado de la tristemente famosa mujer de Ajab, que introdujo los cultos fenicios en el reino de Israel y persiguió a muerte a los verdaderos profetas El Señor la castigó con muerte terrible, lo mismo que a toda su descendencia. La Jezabel de que nos habla San Juan — perteneciente posiblemente a la secta de los nicolaítas — enseñaba y fomentaba con su ejemplo la idolatría, participando en los sacrificios de los ídolos.

Bien puede ser que la enseñanza de Jezabel fuera que los cristianos no tienen necesidad de ser exclusivos en su culto a Jesucristo y, sobre todo, que no tienen por qué negarse a decir: «César es Señor,» y quemar la pizquita de incienso. Si la Iglesia Cristiana en su conjunto hubiera aceptado esa forma de enseñanza, la consecuencia inevitable habría sido que el Cristianismo se habría convertido en una religión más de las que ya poblaban el Imperio Romano. La pretensión del Cristianismo no es que Jesucristo es uno de los salvadores, ni siquiera que es el principal de todos ellos, sino que es el único Salvador.

  Hay una cosa en esta carta que milita contra ese punto de vista. Leemos que los seguidores de Jezabel pretendían conocer las profundidades de Satanás (versículo 24). Algunos investigadores creen que esto es la descripción despectiva que da el Cristo Resucitado de la falsa enseñanza. El cristiano verdadero sabe lo que Pablo llamaba "lo profundo de Dios» (1Co_2:10 ); lo que saben Jezabel y su compañía son las profundidades de Satanás. Pero esa explicación no satisface, porque la carta habla inconfundiblemente de «lo que ellos llaman "las profundidades de Satanás."» Esta es sin lugar a dudas una referencia a una clase de creencia que no era infrecuente entre los herejes. Algunos de ellos mantenían que era un deber experimentar toda clase de pecados. Lo que decían que se debían proponer era dejar que el cuerpo se regodeara en el pecado, y mantener el alma impoluta. Los que conocían las profundidades de Satanás eran los que habían sondeado las profundidades del mal. Jezabel puede que enseñara que era un deber pecar.

Nos parece que en este caso todos los hilos se atan y no hay necesidad de escoger entre puntos de vista. Lo más probable es que Jezabel enseñara que un cristiano debe acomodarse al mundo; en otras palabras, impulsaba a la iglesia a la infidelidad espiritual que conduciría irremisiblemente a la fornicación física. Por la misericordia de Dios la enseñanza de Jezabel y sus semejantes no llegó a ser el punto de vista de la Iglesia. Si hubiera llegado a serlo, la Iglesia se habría convertido en una clase agradable de paganismo. Sobre esto dijo Pablo: " No os conforméis a este mundo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente» (Rom_12:2 ). Y Jesús dijo la última palabra sobre este asunto: " Nadie puede servir a dos amos... No podéis servir a Dios y a mamoná» (Mat_6:24 ). La vieja disyuntiva sigue siendo la alternativa actual: " Escogeos hoy a quién vais a servir» (Deu_30:19 ; Jos_24:1  S).

En Tiatira abundaban las asociaciones de artesanos, las cuales celebraban con frecuencia sus fiestas y banquetes religiosos, que darían ocasión a los actos idolátricos aquí condenados. A esta dama, o a esta porción de fieles representados por la dama Jezabel, les había dado el Señor tiempo para que se arrepintiesen (v.21), tal vez por medio de una corrección pública; pero no había querido cambiar de conducta. La falsa profetisa se ha empeñado en seguir con sus fornicaciones y adulterios. Los términos fornicación y adulterio pueden aludir a la convivencia con la idolatría, pues en el Antiguo Testamento fornicación es sinónimo de idolatría. Pero también pueden designar una doctrina moral laxista, y referirse a los desórdenes que acompañarían la participación de los nicolaítas en los banquetes paganos (v.20-21).

De la carta dirigida a los de Tiatira se desprende con bastante claridad que los cristianos de esta ciudad tomaban parte, con rek-tiva facilidad, en los banquetes en que se comía carne sacrificada a los ídolos. Lo cual no ha de extrañar si esos banquetes eran los celebrados por los gremios laborales de la industriosa ciudad. Esta costumbre de asistir a los banquetes de los ídolos parece inveterada, pues no quieren arrepentirse de su fornicación.

Por cuyo motivo, Jesucristo amenaza con arrojarla en cama (v.22), en el lecho de la enfermedad. Es un contraste sarcástico con el lecho del adulterio o con el triclinium de los banquetes sagrados. El Señor va a castigarla, juntamente con sus hijos (v.23), es decir, los que siguen su ejemplo, con una muerte desastrosa, como la que sufrió la fenicia Jezabel. Este castigo lo permite el Señor con el fin de que se arrepienta de sus obras, pues Dios quiere que todos los hombres se salven y les concede el tiempo y las gracias suficientes para ello. Además, el castigo servirá de ejemplo no sólo a la Iglesia de Tiatira, sino también a otros, a los que pudiera llegar el escándalo. Con esto conocerán todos cuan verdaderas son las palabras del profeta: “Yo soy Yahvé, el que escudriña las entrañas y los corazones, y el que os dará a cada uno según vuestras obras”. La Biblia afirma que Dios conoce los motivos y pensamientos de todos los seres humanos (Salmo 7:9; 26:2; 39:1; Proverbios 24:12; Jeremías 11:20; 17:10; Lucas 16:15; Hechos 1:24; Hebreos 4:12-13; 18:27).

A continuación (v.24-25) el Señor contrapone a los que acaba de condenar los demás que se han mantenido fieles a la verdadera doctrina y han conservado pura la tradición apostólica. Estos no han aceptado las profundidades de Satán. La expresión profundidades de Satán parece designar el sistema doctrinal nicolaíta, que nosotros no conocemos. Los adherentes a este sistema enseñaban errores doctrinales, unidos a un cierto libertinaje moral, que les llevaba a separarse de la doctrina recibida de los apóstoles. Porque consideraban esta doctrina apostólica como un peso insoportable. Pero San Juan les dice que la única carga que Cristo impone a los fieles es la de conservar la fe en El (v.25), absteniéndose de toda participación en las ceremonias idolátricas, especialmente en los banquetes sagrados.

El concilio de Jerusalén también había prohibido comer carne sacrificada a los ídolos, principalmente por lo que esto implicaba de participación en los cultos paganos. Los cristianos fieles de Tiatira han de guardar firmemente la doctrina apostólica hasta que venga Cristo. Se refiere el autor sagrado a la manifestación escatológica de Jesucristo como juez del mundo. Entonces, cuando Cristo venga, al que venciere y perseverare hasta el fin en las obras de fe y caridad, a las que ha aludido arriba, le dará un premio singular: el dominio sobre las naciones (v.26). La expresión está tomada del Sal_2:9, en el que se dice del Mesías que regirá las naciones con cetro de hierro y las quebrará como vaso de barro. Es la promesa que Dios hace al Mesías futuro de constituirlo soberano de todos los pueblos. De este poder que el Mesías recibe de Yahvé (v.28) participarán en su día los fieles de Cristo, que ahora sufren la opresión de las naciones rebeldes a la fe. Cuando los elegidos reinen con Cristo en el cielo participarán de algún modo en su soberanía, porque juntamente con El han logrado vencer al mundo. San Juan insiste frecuentemente en el Apocalipsis sobre el dominio absoluto de Cristo victorioso sobre todas las criaturas, y en unión con El gozarán de ese dominio los elegidos. Era una manera de consolar a los afligidos cristianos que estaban sometidos a la tiranía imperial, que se esforzaba por arrebatarles su fe.

Un segundo premio que se promete a los vencedores es la estrella de la mañana (v.28), es decir, el mismo Cristo, el cual se aplica este título en Rev_22:16. Se trata, pues, de la posesión del mismo Cristo, prometida en otros textos bajo la forma de árbol de vida, de maná, etc. Por eso, las iglesias, en cuanto participan de esta luz, que es Cristo, son representadas por candeleros, y sus ángeles son estrellas.” Existen varias posibilidades interpretativas para esta frase:

1. Es una metáfora de Cristo (Apocalipsis 22:16).

2. Se relaciona con el conocimiento íntimo y a la comunión con Cristo (2 Pedro 1:19).

3. Se refiere a la Resurrección (Daniel 12:3).

4. Está relacionada con el Mesías militar que se menciona en Números 24:17.

5. Evidencia el gozo del pueblo de Dios (Job 38:7).

6. Hace relación a una frase utilizada por Satanás en Isaías 14:12, pero ahora en boca de Cristo.

Jesucristo es llamado también estrella de la mañana en 2Pe_1:19, que la Vulgata traduce por Lucifer.

Este nombre, en los primeros siglos cristianos, era aplicado a Cristo. Sólo a partir de la Edad Media se comenzó a dar a Satanás el título de Lucifer, a causa de la aplicación que se le hizo del texto de  Isa_14:12, en donde el rey de Babilonia, símbolo de Satanás, es llamado lucifer o estrella de la mañana. Una confirmación de esto la tenemos en el cántico litúrgico Exultet de la vigilia pascual, en el cual Cristo es llamado lucifer matutinus.

Es posible que San Juan nos hable de Cristo como estrella de la mañana, como astro resplandeciente, para oponerlo al culto del sol, que era adorado en Tiatira como un dios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario