Cuando las
Escrituras prometen "y todo lo que hacen, prosperará", no significa
que seamos inmunes al fracaso o a las dificultades. Tampoco es una garantía de
salud, riqueza y felicidad. Lo que la prosperidad significa en las Escrituras
es esto: cuando la sabiduría de Dios se aplica en nuestras vidas, el fruto
(resultados o productos derivados) que produce en nosotros será bueno y
recibirá la aprobación de Dios. Así como un árbol absorbe el agua y produce
muchos frutos, nosotros debemos absorber la Palabra de Dios, para producir
hechos y actitudes que lo honren. Para alcanzar logros que valgan la pena,
debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón.
Una característica común a todos los niños es que
ellos quieren crecer, ser como sus hermanos mayores o sus padres. Cuando
nacemos de nuevo, llegamos a ser niños espirituales, desprotegidos en medio de
un mundo que rechaza a Dios. Cuán triste es cuando alguien nunca crece. Desear
la leche es un instinto natural de una criatura; y una señal de desear el alimento
espiritual que nos llevará a crecer. Una vez que vemos nuestra necesidad de la
Palabra de Dios y empezamos a hallar nutrición en Cristo, nuestro apetito
espiritual aumentará y empezaremos a madurar.
En mi vida espiritual, desde que nací de nuevo, ha habido alti bajos,
pruebas, tentaciones, caídas, tropiezos...pero el Señor no me ha dejado caer
más allá de lo debido. Hoy con la visión que el Señor me da de lo ocurrido, ha
sido de gran provecho y bendición, todo aquel proceso. Ha servido para aprender
la lección y abrazarme como una lapa a la Palabra de Dios en la Biblia, para
atesorar los principios fundamentales del Evangelio de Cristo. Por medio de la
humildad, la docilidad de espíritu, la constancia en la lectura y meditación
produce su fruto, cuando todos esos conocimientos los pones en practica en tu
vida. Sin darte cuenta, a medida que vas conociendo ´mas al Señor, necesitas
cada día acudir a Él, para tener tu momento a solas, en lo intimo con el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo. Esos ratitos a solas, “enganchan” cada día
más. Y si al principio quince o veinte minutos era el tope, ahora horas y horas
pasó“conectado” de un modo u otro. Mi trabajo me permite estar escuchando todo
el día la Palabra de Dios. Sea por la aplicación de la Biblia en el móvil, sea
por grabaciones de predicaciones; o por conferencias y estudios bíblicos. Ahora
mismo tengo en el móvil más de ciento sesenta horas de clases bíblicas de
Romanos y Santiago. Es un privilegio que me permite mi actividad. ¿Queréis saber lo que hay en mi smarphone? Fotos de naturaleza, diez versiones de la
Biblia, audios de predicaciones y enseñanzas expositivas; y audios online del
instituto bíblico.
Cuando comienzas a saborear los manjares de la sana doctrina, recibes
la fortaleza que te permitirá gozarte en las pruebas, sabiendo que es el único
modo de valorar cuan sólida es nuestra fe en Jesucristo. Cuanta más enseñanza
recibes mayores serán las pruebas para que apliques la sabiduría de Dios. El
único modo que utiliza Dios para moldear nuestro carácter es por medio de las
pruebas. Si no sabes tener ese
contentamiento necesario en esos momentos de aflicción o tu actitud es rebelde
hacia Dios, el Señor se hace a un lado, y viene la tentación o salida fácil.
Depende de nosotros que esa prueba se prolongue o repita en el tiempo. Mientras
no salgamos como es el propósito de Dios, podemos dar las vueltas que queramos, pero tarde o temprano volveremos a pasar por las mismas pruebas,
para tratar esa área de nuestra vida que Dios ve que nos está estorbando.
Buscar la salida rápida o fácil equivale a rechazar la bendición del Señor, si hubiéramos sido diligentes, proveyéndonos del conocimiento para superar las
dificultades. Si desconocemos la Palabra de Dios en la Biblia, o estamos
escuchando unas enseñanzas manipuladas no seremos capaces de resistir los
vientos que arreciaran en nuestras vidas.
¿Cuán intenso es nuestro deseo
por la Palabra de Dios? ¿La aplicamos a nuestras vidas?