Mateo 6:25-34 Por tanto os digo: No os acongojéis
por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo
que el vestido?
Mirad
las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que
ellas?
Mas
¿quién de vosotros podrá, acongojándose, añadir a su estatura un codo?
Y por
el vestido ¿por qué os acongojáis? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;
mas os
digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos.
Y si
la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a
vosotros, hombres de poca fe?
No os
acongojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos
cubriremos?
Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que de
todas estas cosas tenéis necesidad.
Mas
buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.
Así
que, no os acongojéis por lo de mañana; que el mañana traerá su congoja: basta
al día su aflicción.
(La Biblia de Casiodoro
de Reina 1569)
La Palabra de Dios en la Biblia nos enseña qué el que vive confiando plenamente en Dios, como lo han mostrado los
tres versículos precedentes, ya no se preocupa por su vida terrena. El
siguiente largo pasaje sólo tiene un tema: mostrar la superfluidad de la
preocupación terrena a la vista del gran Padre. Esta preocupación se refiere
sobre todo a dos necesidades del hombre: la nutrición para mantener la vida y
el vestido para proteger el cuerpo. La nutrición, el vestido y el trabajo por
conseguirlos no deben ser privados de su valor, como podría suponer un
visionario. Lo que aquí se reprueba es la solicitud excesiva por las cosas
terrenas, el esfuerzo febril y el celo angustioso, el afán egoísta, en los que
Dios no desempeña ningún papel ni es tenido en consideración. Tanto el pobre
como el rico pueden ser víctimas de tal preocupación. En primer lugar dice
Jesús una frase general: ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más
que el vestido? Si Dios os ha hecho donación de lo más valioso, de la vida y
del cuerpo, ¿no se cuidará también de lo menos valioso? En muchos hombres se
produce la impresión de que el sentido de su vida se agota en la consecución de
aquellos bienes. Piensan que son dichosos asegurándose la manutención y
satisfaciendo estas necesidades: Olvidan que no vivimos «de solo pan».
Afanarse, (MERIMNA) atraer en diferentes direcciones, distraer, y por ello significa aquello que
causa esto, un afán, especialmente ansioso, Mat_13:22; Mar_4:19;
Luc_8:14; Luc_21:3; 2Co_11:28, 'preocupación'; 1Pe_5:7,
'ansiedad'. Ideas afines son: angustiarse, acongojarse,
ser agobiado, Luc_12:29, "estar en ansiosa
inquietud", ser ansioso (tener ansiedad), tener cuidado.
La
ilustración de Marta (Luc_10:41-42),
"Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una
cosa es necesaria (pero una sola cosa es necesaria); y María ha escogido la
buena parte, la cual no le será quitada".
"Por tanto os digo: No os acongojéis".
Las palabras "por tanto" indican una conclusión de lo que había dicho
en los versículos 19-24, en los cuales nos da tres razones muy buenas por las
cuales debemos poner plena confianza en Dios y no en cosas materiales (cosas de
este mundo):
(1) los tesoros de este mundo no son confiables porque son perecederos,
no duran
(2) si el ojo es maligno (avariento), toda la vida está llena de
oscuridad
(3) es imposible servir tanto a Mamón (las riquezas) y al mismo tiempo
servir a Dios (porque cada esclavo tiene solamente un amo).
En este
hermoso texto Jesús nos dice por qué no debemos preocuparnos en cuanto a qué
comer, qué beber o qué vestir.
"PSUCHE
(vida), aliento de vida, la vida natural... Hablando en sentido general, PSUCHE
es la vida individual, el ser vivo". Esta "vida" es la que
vivifica el cuerpo (saliendo esta vida el cuerpo queda muerto). La vida (es
decir, uno mismo) es mucho más importante que el alimento que la sostiene, como
también el cuerpo es mucho más importante que la ropa que lo cubre. El primer
argumento de Jesús fija las prioridades.
Dios
nos da la vida y el cuerpo en que vive. Él sabe que no somos máquinas (ni
tampoco ángeles), y que necesitamos de alimento y ropa. La vida es
importantísima, una verdadera dádiva de Dios de sumo valor. Si Dios nos da una
dádiva tan preciosa, ¿no la sostendrá? Si nos da cuerpo que es el templo del
Espíritu Santo (1Co_6:19-20), ¿no le proveerá
ropa?
Dios nos dio la vida; y, si Él nos dio la
vida, no debemos dudar en confiar en Él para las cosas más pequeñas. Si Dios
nos dio la vida, seguro que podemos confiar en que Él nos dará el alimento para
sustentarla. Si Dios nos dio cuerpos, seguro que podemos confiar en que Él nos
dará la ropa para vestirlos. Si alguien nos hiciera un regalo de precio
incalculable, seguro que no se tratará de una persona tacaña, y mezquina, y
descuidada, y olvidadiza acerca de regalos menos costosos. Así que, el primer
argumento es que, si Dios nos ha dado la vida, podemos confiar en que Él nos
dará las cosas necesarias para mantenerla.
El
propósito de la vida no es simplemente comer y beber, ni es el propósito del
cuerpo simplemente vestirse. Estas son cosas necesarias pero son cosas secundarias.
La vida existe en el cuerpo para servir a Dios, para glorificarle, para avanzar
los asuntos de su reino y su justicia.
Son
deseos secundarios. Es verdad que deseamos comer, beber y vestirnos, pero
estos deseos, aunque sean básicos, no son los deseos más importantes de la
vida. Satisfacemos estos deseos para poder satisfacer otros deseos mucho mas
importantes. Aun los animales tienen el deseo de comer y beber, pero los
hombres somos hechos a la imagen de Dios (Gén_1:26-27),
y tenemos otros deseos superiores.
Somos
enseñados por las aves. El hombre tiene dominio sobre los animales y las
aves (Gén_1:28; Sal_8:6-8), pero las aves nos
enseñan. Debemos observarlas y aprender de ellas. No siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros, ¡pero no están llenas de ansiedad! porque vuestro Padre
celestial las alimenta. No viven con ansiedad, no intentan amontonar recursos
para un futuro invisible e imprevisible; y sin embargo se mantienen vivos. Más
de un rabino judío encontraba fascinante la manera de vivir de los animales. Aquí
se trata de la primera necesidad, o sea, el alimento, y de la preocupación por
el mismo. Es magnífico el ejemplo de la naturaleza, en el que puede comprobarse
el gobierno del Padre. Para quien tiene a Dios presente en todas partes y lo ve
en acción, la nutrición de las aves no es solamente un hecho de la naturaleza
sino un milagro de solicitud paternal. No se cansan en almacenar para tener
asegurado el alimento para el tiempo futuro, sino que viven al día: vuestro
Padre celestial las alimenta. Si esto ya es verdad en criaturas tan pequeñas,
¿cuánto más en el hombre, cuya vida es incomparablemente más valiosa y está
mucho más cercana al corazón del Padre? Dios sabe lo que nos hace falta, antes
de que se lo pidamos. Nos contempla constantemente, atiende a lo que
necesitamos para vivir. Pensar de otra manera no tiene ninguna razón de ser.
Dios ha establecido la duración de nuestra vida. Ni siquiera el que se fatiga a
porfía y mantiene una actividad febril es capaz de prolongar su propia vida.
Debemos poner atención a lo que aquí se nos dice y dejar sin respuesta las
cuestiones que no hacen al caso: ¿No hay también animales que construyen
depósitos en previsión del futuro? Ciertamente, pero no lo hacen las aves que
aquí se toman como ejemplo. ¿Y no se puede alargar la vida viviendo de un modo
ordenado y con el auxilio de la medicina? Eso también es verdad, pero no es lo
que aquí se considera. Aquí se pretende poner en claro que el que se entrega a
la confianza en Dios, sin descuidar lo necesario para sí o su familia, logra el
lapso de vida que Dios le ha señalado. Se trata de subrayar la conformidad con
el plan de Dios y no de las ventajas puramente terrenales, que nada tienen que
ver con él, aunque se trate de una febril prolongación de la vida. ¡Cuántas
veces hemos experimentado la verdad de estas palabras! ¿Es igualmente operante
esta verdad cuando vivimos en medio del bienestar y la seguridad?
Cabe muy bien el ejemplo que leí:
"En toda mi
vida -decía rabí Simeón- no he visto nunca a un ciervo que se dedicara a secar
higos, ni a un león que fuera mozo de cuerda, o a un zorro que fuera
comerciante; y sin embargo todos vivían sin preocupación. Si ellos, que fueron
creados para estar a mi servicio, se mantienen sin preocupación, ¡cuánto más
debería yo, que he sido creado para servir a mi Hacedor, alimentarme sin
preocupación! Pero he corrompido mis caminos, y así he echado a perder mi
sostenimiento.» El detalle de lo que Jesús está diciendo no está en que los
pájaros no trabajan; se ha dicho que nadie trabaja tanto como un gorrión medio
para ganarse la vida; la lección que quiere enseñarnos es que los pájaros no se
preocupan. No se puede encontrar en ellos el estrés de las personas acerca de
un futuro que no pueden ver ni prever, tratando de encontrar su seguridad en
las cosas que almacenan y acumulan para el futuro.
Lo que Jesús no enseña:
No
condena el trabajar. Muchos textos enseñan la necesidad de trabajar (Efe_4:28; 1Ts_4:11-12; 2Ts_3:10). El hombre trabajó en
el huerto de Edén, antes de pecar (Gén_2:17). El
trabajo no es un castigo sino una bendición. El hombre fue creado para
trabajar, pero no para afanarse. Las aves trabajan. Dios "las
alimenta". El provee la comida y las aves aprovechan esa provisión,
trabajando para comer. Jesús no dice, "No trabajan las aves", porque
sí trabajan, pero trabajan sin afán, aunque no recogen en graneros. No
tienen nada almacenado para mañana. No se preocupan por el día de mañana.
Cuánto más debemos evitar el afán, porque no solamente trabajamos, sino también
recogemos en graneros (hacemos provisión para el futuro). Ecl_2:22-24; Ecl_3:12-13; Ecl_3:22. Es necesario
trabajar, pero ¡qué lástima que para muchos el trabajar es pura molestia!
"No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se
alegre en su trabajo". 1Ti_5:8, es
necesario trabajar y proveer para la familia.
No
condena el recoger en graneros. El hombre debe sembrar, segar y recoger en
graneros, pero sin angustiarse. El problema es que aunque el
hombre recoja en graneros, aun así sigue preocupado por cosas materiales. (El
mal que hay en recoger en graneros es el egoísmo, Luc_12:15-21).
"¿No valéis vosotros mucho más que
ellas?" Las aves fueron creadas para el beneficio del hombre. Vivirán
solamente en este mundo, pero el hombre, hecho a la imagen de Dios, es superior
a las aves, por lo cual Dios no dejará de alimentarnos.
Jesús pasa a demostrar que la preocupación es
inútil en cualquier caso. El versículo admite dos sentidos. Puede querer decir
que ninguna persona, a base de preocuparse puede añadir un codo a su estatura;
pero un codo son 45 centímetros, ¡y seguro que no hay nadie que quiera añadir
45 centímetros a su estatura! Puede querer decir que ninguna persona, a fuerza
de preocuparse, puede alargar su vida un breve espacio; y este sentido es el
más probable. Lo que Jesús dice es que la preocupación no tiene sentido en
ningún caso.
"Estatura, HELIKIA,
primariamente una edad, como un cierto lapso de vida, vino a significar un tiempo particular de vida, como cuando se
dice que una persona es de edad', Jua_9:21-23, o
más allá de un cierto estado de la vida, Heb_11:11;
denota sólo la estatura en otros pasajes, Mat_6:27; Luc_2:52; Luc_12:25; Luc_19:3; Efe_4:13” .
La palabra puede ser traducida de las dos maneras.
La palabra "estatura" coincide mejor
con el "codo". Además, la palabra HELIKIA se traduce
"estatura" en Luc_19:3. Sin embargo, Sal_39:5 dice (literalmente) "tú has hecho mis días
como palmos". "El palmo equivale generalmente el ancho de la mano
extendida, desde el pulgar hasta el meñique". Por eso, si la palabra HELIKIA
se traduce "edad", la cual se mide por "codos", no será el
único texto que mide la vida con una medida física.
"Edad", o "curso
de vida", es también traducción correcta. Como ya hemos visto, la Biblia misma mide nuestros años con una medida física
(palmos). Y la palabra HELIKIA se traduce tanto "edad" como
"estatura". El contexto tiene que decidir, y relativamente pocas
personas se preocupan por su estatura, pero casi todos se preocupan por
prolongar su vida.
¿El afán ayuda a cambiar su estatura o a
prolongar la vida?
Jesús
enseña que debemos poner la confianza en Dios y no vivir preocupados. Pero si
alguien insiste en vivir ansioso, que conteste la pregunta: ¿de veras ayuda el
afán?
Por lo
contrario, nos perjudica tanto física como espiritualmente. La "ansiosa
inquietud" (Luc_12:29) puede causar dolor
de cabeza (aun la migraña), úlceras en el estómago, alta presión de sangre y
toda clase de mal nervioso. Recuérdese que la idea básica de la palabra
"afanarse" es "distraerse"; por el afán uno queda
distraído, por ejemplo, en el trabajo y en otras actividades importantes. Lo
peor es que también se distrae espiritualmente y como todos saben no debemos
distraernos si queremos correr la carrera hasta el fin y ganar el premio. Si el
afán no ayuda, y por lo contrario, causa mucho daño, ¿por qué persistimos en
afanarnos?
No
solamente nos enseñan las aves, sino también aun las flores. "Observad
cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan". Las aves, aunque
trabajan, no viven con "ansiosa inquietud", pero las flores ni
trabajan. Viene ahora, en segundo lugar, la preocupación por el vestido.
Jesús hace que la mirada del discípulo se dirija de nuevo a la naturaleza, al
delicioso jardín de Dios. Dios ha colmado de hermosura incluso plantas
silvestres más humildes, como los lirios que crecen en el campo. No solamente
las rosas o las dalias de vistosos colores están vestidas bellamente, también
las flores del campo, que crecen entre la hierba y están destinadas al pasto o
incluso a ser consumidas por el fuego. El prototipo de la brillante suntuosidad
y del disfrute cortesano de la vida, el rey Salomón, es un pobre hombre ante
esta sencilla belleza. Ciertamente es efímera, es quemada con la hierba, aunque
Dios la haya adornado de una forma tan exquisita. El mismo Padre, que gobierna
con una solicitud tan pródiga, ¿no tendrá también cuidado de vosotros, para que
podáis vestiros decentemente? Sólo habéis de tener la fe, la íntima confianza
de que Dios se cuida de veras de esta necesidad del vestido. No seáis hombres
de poca fe, que sólo raras veces utilizan su confianza, y la escatiman, que
confían poco en Dios, continuamente se le echan en brazos conservando su propia
inquietud...
Los lirios del campo eran las amapolas y las anémonas escarlatas. Eran
flores de un día en las laderas de Palestina; y sin embargo, en su breve vida,
se vestían con un belleza que superaba la de los mantos de los reyes. Cuando
morían, las usaban para nada mejor que encender el fuego. El detalle es el
siguiente. Los hornos de Palestina se hacían de arcilla. Eran como una caja de
arcilla colocada sobre unos ladrillos encima del fuego. Cuando se quería
subirle la temperatura rápidamente, se echaban unos manojos de hierba y de
flores silvestres secas dentro del horno, y se les prendía fuego. Las
flores no tenían más que un día de vida; y luego les prendían fuego para ayudar
a una mujer a calentar el horno cuando estaba cociendo con prisa; y sin embargo
Dios las viste con una belleza que está más allá de la capacidad humana el
imitar. Si Dios le da tal belleza a una florecilla efímera, ¡cuánto más tendrá
cuidado de una persona! No cabe duda que a la generosidad que es tan pródiga
con la flor de un día no se le pasará por alto la persona humana, que es la
corona de la creación
Aunque
trabajemos (y aun recojamos en graneros), nos preocupamos por la ropa, pero
Dios viste a lirios, que no trabajan, con vestimenta más gloriosa que la de
Salomón. No tiene sentido, pues, que nos preocupemos.
El
quinto argumento es semejante al cuarto, pero hay otros factores: La brevedad
de la existencia (la hierba existe por muy pocos días) y es de muy poco valor,
pues se echa como leña a los hornos. Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios la
viste.
Jesús razona desde lo menor
a lo mayor, es decir, habla de cosas de menos valor para ilustrar el
cuidado de Dios de su pueblo. Si cuida de estas cosas, ¿no cuidará de nosotros?
Leamos Rom_8:32, "El que no escatimó
(eximió) ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?"
La preocupación es en esencia desconfiar
de Dios. Tal desconfianza se puede entender en un pagano que cree en un dios
celoso, caprichoso e impredictible; pero es incomprensible en una persona que
ha aprendido a llamar a Dios con el nombre de Padre. El cristiano no se puede
preocupar, porque cree en el amor de Dios.
"¿No hará mucho más a vosotros, hombres
de poca fe?" Jesús acusa a sus discípulos de ser "hombres de poca
fe" en Mat_8:26 (por no confiar en Él
durante la tempestad); acusa a Pedro de tener poca fe cuando andaba sobre las
aguas, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse; 16:8, a
los discípulos cuando hablaron de no haber traído pan; y a los discípulos de ser "generación
incrédula", cuando no pudieron echar fuera el demonio.
En
primer lugar los recelosos «hombres de poca fe» preguntan continuamente: ¿Qué
debemos comer y beber? ¿Con qué debemos vestirnos? Procede como los paganos
quien hace estas preguntas, y espera lograr la seguridad de su vida con el
propio esfuerzo. No sabe nada de Dios y de su providencia paternal, y por eso
está completamente abandonado a sus propias fuerzas. Pero vosotros conocéis a
Dios, él es vuestro Padre celestial. Si lo creéis de veras, entonces también
sabéis que él conoce todas vuestras necesidades. Aquí queda completamente claro
que Jesús no pretende apartarnos del trabajo para sustentar la existencia
terrenal. Sólo nos dice lo que propiamente importa, lo principal en la vida del
discípulo: buscad primero el reino (de Dios), lo cual significa aquí
prácticamente: buscad a Dios antes que a todas las demás cosas. El que aspira
al reino de Dios, se somete enteramente a la majestad soberana de Dios y a su
bondad paternal. Pero se añade: Y su justicia. Es la misma justicia, que ya
hemos hallado reiteradas veces, a saber, la justicia que Dios espera de
nosotros y que debemos ofrecerle. Es la perfección del Padre celestial, que
debe manifestarse en nosotros. La justicia que nos hace aptos para el reino, ya
ahora y sobre todo al final. Esto quiere decir que lo más importante no son
nuestros propios esfuerzos, sino ser conformados y enardecidos por Dios y su
voluntad. En ello deben consistir nuestros anhelos, nuestro pensar y nuestro
sentir. Solamente en esto pondrá de manifiesto nuestra propia obra. Entonces no
solamente se disminuye la preocupación por nuestras necesidades corporales,
sino que Dios ya nos da por sí mismo todo lo necesario. El que está lleno de la
única aspiración importante, ya no ambiciona nada para sí. También trabaja,
gana dinero, compra; pero para él estas actividades son servicios que presta a
Dios. En último término su corazón no vive en dichas actividades... Deberíamos
adquirir el valor que se requiere para esta empresa.
No conocen a Dios. Desde luego,
los del mundo viven afanados por estas cosas porque no conocen a Dios, no
confían en El y creen que todo depende de ellos mismos.
No
seamos como ellos. Nosotros sí creemos en Dios. Creemos que Él es el
Creador, y que provee para todas sus criaturas, mayormente para sus hijos. No
creemos que todo depende de nosotros mismos. Trabajamos, sí, pero Dios pone los
medios. El hace que el sol salga día tras día, y manda las lluvias, y hace que
la tierra sea fértil y que la simiente sembrada fructifique. No estamos solos.
No somos mundanos. No somos paganos. No actuemos, pues, como los del mundo.
¿ Qué
significa la palabra "mundanalidad"? ¿Qué significa la palabra
"mundanos"? ¿Somos mundanos? Los que se preocupan con ansiosa
inquietud por las cosas materiales son mundanos. Así son porque no conocen a
Dios. No seamos personas de "poca fe", sino personas de grande fe (Mat_8:10; Mat_15:28). Los argumentos de Jesús deben
producir una fe fuerte en Dios.
Jesús nos ha dado muy buenas razones. Sólo
resta que le creamos y que seamos convencidos. Él tiene razón. Son argumentos
buenos.
Recordemos siempre, "pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas". Él nos hizo. Él
sabe que no somos ángeles, y que no somos máquinas. Necesitamos de comida y
ropa.
El
remedio: Jesús pasa a presentar dos maneras en que se puede derrotar la
preocupación. La primera es buscar primero, concentrarse, en el Reino de Dios.
Ya hemos visto que estar en el Reino y hacer la voluntad de Dios son una y la
misma cosa (Mat_6:10 ). El concentrarse en
hacer, y en aceptar, la voluntad de Dios es la manera de derrotar la
preocupación. Sabemos cómo, en nuestra propia vida, un gran amor puede
desplazar cualquier otro interés. Una amor así puede inspirar la obra de una
persona, intensificar su estudio, purificar su vida, dominar todo su ser. Jesús
estaba seguro de que se destierra la preocupación cuando Dios llega a ser el
poder dominante de nuestras vidas.
Mas buscad primeramente el
Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Pongamos primero lo que debe ser primero. Debemos estar conscientes de nuestras
prioridades y nunca dar la atención primaria a las cosas segundarias. Debemos
preocuparnos por las cosas del reino (1Co_12:26-27; 2Co_11:28;
Flp_2:20,). Debemos seguir el ejemplo de los macedonios (2Co_8:5), "a sí mismos se dieron primeramente al
Señor".
Por último, Jesús dice que podemos
derrotar la preocupación cuando adquirimos el arte de vivir al día (versículo
34). Los judíos tenían un dicho: «No te preocupes por los males del mañana,
porque no sabes lo que traerá el día de hoy. Tal vez mañana no estés vivo, y te
habrás preocupado por un mundo que ya no será el tuyo.» Si viviéramos cada día
como viene, si cumpliéramos cada tarea como se nos presenta, entonces la suma
de todos los días no podría ser sino buena. Jesús nos aconseja que atendamos a
las demandas de cada día según nos vayan llegando, sin preocuparnos acerca del
futuro desconocido y de cosas que a lo mejor no suceden nunca.
El día
de ayer es como un "cheque cancelado"; mañana no existe. Solamente
tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene tratar de cruzar el puente
antes de llegar al puente. La preocupación es innecesaria, inútil y hasta positivamente
perjudicial. La preocupación no puede afectar al pasado, porque el pasado
ha pasado. El pasado ha pasado. No es que uno
pueda o deba disociarse de su pasado; pero debe usarlo como un acicate y una
guía para actuar mejor en el futuro, y no como algo que sigue rumiando hasta
sumirse en el estrés.
El preocuparse por
el futuro es trabajo perdido, y el futuro de la realidad rara vez es tan malo
como nos lo presentan nuestros miedos.
Pero la
preocupación es todavía peor que inútil; a menudo es activamente perjudicial.
La dos enfermedades típicas de la vida moderna son la úlcera de estómago y la
trombosis coronaria, y en muchos casos ambas son el resultado del estrés. Es un
hecho en medicina que el que más ríe es el que tiene una vida más larga. La
preocupación que desgasta la mente desgasta también todo el cuerpo. La
preocupación afecta el juicio de una persona, reduce sus poderes de decisión y
le hace cada vez más incapaz de enfrentarse con la vida. Que cada uno se porte
lo mejor posible en cada situación -no se le puede pedir más-, y que Le deje el
resto a Dios.
La preocupación es
ciega. La preocupación se niega a
aprender la lección de la naturaleza. Jesús nos invita a fijarnos en los
pájaros, y ver la abundancia generosa que hay en la naturaleza, y a poner
nuestra confianza en el amor que inspira esa generosidad. La preocupación se
niega a aprender la lección de la Historia. Hubo un salmista que se
animaba al recordar la Historia. " Dios mío, mi alma está abatida en mí
-clamaba; y entonces prosigue-: Por tanto, me acordaré de Ti desde la
tierra del Jordán y del Hermón, desde el monte Mizar» (Sal_42:6 ;Deu_3:9 y Salmo 77). Cuando todo se ponía en contra suya, se
animaba con el recuerdo de lo que Dios había hecho. La persona que alimenta su
corazón con la historia de lo que Dios ha hecho en el pasado no se angustiará
nunca por el futuro. La preocupación se niega a aprender la lección de la
vida. Todavía estamos vivos y tenemos la cabeza fuera del agua; y todavía,
si alguien nos hubiera dicho que teníamos que pasar todo lo que ya hemos
pasado, le habríamos dicho que era imposible. La lección que nos da la vida es
que, de alguna manera, se nos ha capacitado para soportar lo insoportable y
hacer lo imposible y pasar la barrera del dolor sin desintegrarnos. La lección
de la vida es que la preocupación es innecesaria.
La preocupación es
esencialmente atea. No son las
circunstancias externas las que causan la preocupación. En la misma
circunstancia, una persona puede estar perfectamente serena, y otra se muere de
ansiedad. Tanto la preocupación como la serenidad vienen, no de las
circunstancias, sino del corazón.
Os cito una
historia del místico alemán Taulero. Cierto día, Taulero se encontró con un
mendigo. «Que Dios te dé un buen día, amigo,» le dijo; y el mendigo le
contestó: «Gracias a Dios, no he tenido nunca un mal día.» Entonces Taulero le
dijo: «Que Dios te dé una vida feliz, amigo.» "Gracias a Dios -dijo el
mendigo-, siempre soy feliz.» Taulero le dijo sorprendido: " ¿Qué quieres
decir?» «Bueno -dijo el mendigo-, cuando hace bueno, doy gracias a Dios; cuando
llueve, doy gracias a Dios; cuando tengo bastante, doy gracias a Dios; cuando
tengo hambre, doy gracias a Dios; y puesto que la voluntad de Dios es mi
voluntad, y lo que a El Le agrada me agrada a mí, ¿por qué iba yo a decir que
no soy feliz cuando lo soy?» Taulero se le quedó mirando alucinado, y le
preguntó: "¿Quién eres tú?» «Soy un rey,» le contestó el mendigo. Taulero
le preguntó: «¿Y dónde está tu reino?» Y el mendigo le contestó tranquilamente:
«En mi corazón.»
Ya lo dijo Isaías
hace mucho tiempo: "Tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento
en Ti persevera, porque en Ti ha confiado» (Isa_26:3
).
Así sucede muchas veces en la
vida, lo que nos preocupa ni siquiera será problema (excepto en la imaginación
nuestra). Muchos viven afanosos por causa de dificultades que nunca ocurren. Esto
es afanarse por el día de mañana, cosa que Jesús prohíbe.
Recordemos
el ejemplo de María y Marta. Marta estaba "afanada y turbada" con
muchas cosas, mientras que María estaba a los pies de Jesús escuchando su
palabra. Dice Jesús, "María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada" (Luc_10:38-42).
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