1 Juan
2:19 Ellos salieron de nosotros, mas no eran de nosotros,
porque si fueran de nosotros, hubieran sin
duda permanecido con nosotros; pero esto es para que se manifestara que todos no son de nosotros. (La Biblia de Casiodoro de Reina
1569)
Una marca del anticristo era que fue apóstata de la fe.
“Salieron de nosotros,” los
anticristos. Eran originalmente miembros de la iglesia de Cristo, pero rompieron
la comunión. Apostataron de la fe (1Timoteo_4:1).
No dejaron necesariamente de profesar ser cristianos y de la iglesia de Cristo,
pero sí salieron de la comunión de los apóstoles y hermanos fieles. No eran de la disposición de obediencia a
Cristo y a la palabra apostólica (Hch_2:42).
Aunque habían
obedecido al evangelio, no tenían la disposición de obediencia y por eso
salieron (apostataron). Si hubieran tenido dicha disposición, habrían
continuado fieles en la fe. Esa disposición es esencial para permanecer en
Cristo, y no ser engañados por los falsos. En los anticristos no permanecía la
doctrina apostólica.
Su salida hizo
manifiesto que su actitud no era la de obediencia y lealtad a Cristo y a la
palabra apostólica.
Los anticristos no fueron totalmente extraños
a la iglesia; un día salieron de ella, pero en realidad no pertenecieron a
ella. Juan no dio una razón por la que no permanecieron. Es claro que sus
razones para formar parte, al comienzo, fueron equivocadas. Hoy muchas personas
son "cristianas" por menos que las mejores razones. Quizás ir a la
iglesia sea una tradición familiar. A lo mejor gustan de los contactos sociales
y de negocios que pueden desarrollar allí. O posiblemente el ir a la iglesia es
un hábito de años, y nunca se detuvieron a preguntarse por qué lo hacían.
A ti que lees esto te pregunto ¿Cuál es tu razón fundamental para ser
cristiano? No debieras conformarte con
menos de lo que es mejor. Tú puedes relacionarte con Cristo personalmente y
llegar a ser un discípulo leal y confiable. La membresía de la Iglesia no es
garantía de que una persona pertenezca a Cristo y no al Anticristo. La
membresía externa no es prueba de la unión interna.» Como Pablo había dicho:
«Porque no todos los que son descendientes de Israel pertenecen a Israel» (Rom_9:6). Un
tiempo como el que había venido sobre el pueblo de Juan tenía su valor, porque
cribaba lo falso de lo verdadero
Por cómo se han
producido las cosas, Juan ve en la Iglesia un tiempo de zarandeo. Los falsos
maestros habían salido voluntariamente de la comunidad cristiana; y ese hecho
había dejado bien claro que realmente no formaban parte de ella. Eran ajenos, y
su propia conducta lo había demostrado. Estos muchos anticristos habían sido
miembros de la iglesia. Pertenecieron a la organización visible, pero Juan se
apresura a decir que no eran de nosotros. Y añade que salieron, para que fuera
evidente que no todos eran de nosotros. Su membresía había sido meramente
apariencia.
Hace que este versículo hable
de meros pretendientes que en realidad no eran cristianos. Pero este versículo
no habla de personas que salieran porque eran de los reprobados. Tampoco
sugiere que era imposible para éstos continuar con los discípulos fieles. Juan
dice que no eran de los hermanos fieles (en su actitud de fidelidad y obediencia),
y por eso salieron. Su salida fue voluntaria, como la fue su entrada. Es
imposible salir uno de donde nunca ha estado.
Habían entrado en la comunión con
Dios y con los hermanos, pero no todo el mundo continúa en ella (Mat_13:20-21; 1Ti_1:19). Los versículos subsecuentes
en este capítulo, que exhortan a los lectores a permanecer en Cristo presuponen
la posibilidad de apartarse de la fe como lo hicieron aquéllos. Todo hombre que
niega la Persona o alguno de los oficios de Cristo es anticristo; y al negar al
Hijo, niega también al Padre, y no tiene parte en su favor porque rechaza su
gran salvación. Que esta profecía la aparición de seductores en el mundo
cristiano nos resguarde de ser seducidos. La Iglesia no sabe bien quiénes son
sus miembros verdaderos, ni quienes no lo son, pero así se prueba a los
verdaderos cristianos que se hacen más vigilantes y humildes. El cristiano
auténtico entra tan de lleno y tan decididamente en la nueva luz divina de
Cristo, que de ningún modo puede volverse atrás, contando siempre,
naturalmente, con la ayuda eficaz de la gracia. Sin embargo, en el plan divino
entra que la doctrina de Jesucristo sea motivo de separación entre los que la
reciben y los que la rechazan. Y una tal separación pondrá de manifiesto la
fidelidad de los verdaderos cristianos.
Los verdaderos cristianos son
los ungidos, como su nombre lo expresa: son los ungidos por el Espíritu Santo
con gracia, con dones y privilegios espirituales. Las mentiras más grandes y
perjudiciales que difunde el padre de mentira en el mundo suelen ser falsedades
y errores relativos a la persona de Cristo. Sólo la unción del Santo puede
guardarnos de los engaños. Mientras juzgamos favorablemente a todos los que confían
en Cristo como el Salvador Divino, y obedecen su palabra y procuran vivir
unidos con ellos, tengamos lástima y oremos por los que niegan la deidad de
Cristo o su expiación y la obra de nueva creación que hace el Espíritu Santo.
Protestemos contra la doctrina anticristiana y guardémonos de ellos lo más que
podamos.
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