Mateo 13:24 Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino
de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo;
25 mas durmiendo los
hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Y cuando salió en
hierba e hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
27 Y llegándose los
siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena
simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
28 Y él les dijo: El
hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que
vayamos y la cojamos?
29 Y él dijo: No;
porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.
30 Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña,
y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.
La
explicación:
Mateo 13:36 Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino
a casa; y llegándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de
la cizaña del campo.
37 Y respondiendo
él, les dijo: El que siembra la buena
simiente es el Hijo del hombre;
38 y el campo es el
mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos
del malo;
39 y el enemigo que
la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son
los ángeles.
40 De manera que
como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.
41 Enviará el Hijo
del hombre sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad,
42 y los echarán en
el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
43 Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos
para oír, oiga.
(La
Biblia de Casiodoro de Reina 1569)
¿Cuál
es la lección principal de esta parábola?
Enseña que habrá separación completa de los
buenos y los malos solamente en el fin del mundo. Trata de la coexistencia del
bien y del mal en este mundo. Los judíos esperaban la venida de un Mesías
revolucionario que de una vez acabaría con los enemigos de ellos. Esta parábola
refuta esa idea errónea. La parábola del trigo y de la cizaña tiene señalada importancia en nuestros días,
por cuanto tiende á rectificar las extravagantes esperanzas que se forman
muchos cristianos con referencia al éxito
de las misiones en el exterior y de la predicación del Evangelio en el
interior.
No trata de la disciplina en la iglesia.
Este texto se ha empleado mal para refutar la
práctica de disciplina en la iglesia. Tal explicación contradice varios textos
claros sobre la necesidad de la disciplina en la iglesia. Este texto no tiene
nada que ver con ese tema. "El reino de los cielos es semejante"; es
decir, esta parábola ilustra un aspecto del reino, el aspecto del juicio de
Dios sobre los malos.
1.
Que el bien y el mal se encontrarán siempre juntos en la iglesia visible hasta
el fin del mundo.
La
iglesia visible es un cuerpo mixto; es una vasta campiña en la cual el trigo y
la cizaña crecen á la vez. En toda congregación cristiana hay creyentes é incrédulos, convertidos é impenitentes,
"hijos del reino" é hijos del maligno.
La
predicación más pura y evangélica no puede impedir que esto suceda. En todos
los siglos de la iglesia ha sido lo mismo. Así fue en tiempo de los reformadores; y así es en la época que
atravesamos. Jamás ha existido una iglesia visible que se haya compuesto
exclusivamente de trigo. El maligno, ese
grande enemigo de las almas, no ha dejado nunca de sembrar cizaña.
Tampoco
es posible prevenirlo por la disciplina más estricta y prudente. Por mucho que
se haga por purificar la iglesia, jamás habrá congregaciones perfectas en cuanto a su religiosidad. La cizaña crece
siempre en medio del trigo; muchos hipócritas é impostores se mezclan en las
filas de los verdaderos cristianos. Y lo
peor es que, si al hacer esfuerzos por purificar la iglesia se emplea demasiada
rigidez, se puede causar más perjuicio que provecho; pues hay riesgo de favorecer a muchos Judas Iscariote y
desanimar a muchos cristianos tímidos. En el empeño de arrancar la cizaña se
corre el peligro de desarraigar también el
trigo. Además, como muy bien dijo Agustín, "Los que hoy son cizaña
mañana pueden ser trigo.
Si
los escépticos nos atacan con el argumento sarcástico de que el Cristianismo no
puede ser la religión verdadera, porque hay muchos cristianos falsos, recordemos esta parábola y no nos alteremos.
Digámosles que el hecho del cual ellos hacen irrisión no nos sorprende, pues ya
habíamos sido prevenidos por nuestro
Maestro.
2.
Que al fin del mundo tendrá lugar la separación de los miembros verdaderos de
la iglesia visible de les falsos.
La
presente amalgama no va a durar para siempre. El trigo y la cizaña serán al fin
apartados. Nuestro Señor Jesucristo enviará sus ángeles el día de su
segundo advenimiento, y la muchedumbre
de los que hubieren profesado el Cristianismo será dividida en dos grandes
cuerpos. Esos esplendentes segadores no
cometerán yerro alguno, mas juzgarán con infalible acierto quiénes son
los justos y quiénes los réprobos, y darán a cada uno el puesto que le
corresponde: los fieles siervos de
Cristo recibirán honor, gloria y vida eterna. Los malos, los mundanos y los no
convertidos serán arrojados en el fuego y recibirán una condenación eterna.
Que
los malos tiemblen al leer esta parábola: En ella encontrarán su propia é
indefectible sentencia, a menos que se arrepientan. Que reflexionen que si
siguen separados de Dios están labrando
su propia desgracia, y serán al fin recogidos como los manojos de cizaña y
arrojados al fuego. Importa no tener ideas erradas de la longanimidad de Dios.
Que
el verdadero creyente se consuele al leer esta parábola. Ese grande y terrible
día del Señor será para él un día de
felicidad. La voz del arcángel y el sonido de la trompeta no lo llenarán
de espanto. Lo llamarán a que se afilie en lo que por mucho tiempo ha deseado ver: una iglesia
perfecta, una perfecta comunión de los santos. ¡Cuán majestuoso no se presentará el cuerpo de los creyentes una vez
que hayan sido separados de los malos! ¡Cuán bello no se verá el trigo en
el granero de Dios, cuando haya sido
separado de la cizaña! ¡Con cuánta brillantez no resplandecerá la gracia cuando
ya no la empañe el contacto con los irreligiosos!
"Cuando se manifestare Cristo, que es vuestra vida, entonces vosotros
también seréis manifestados con él en
siglo. Colosenses_3:4.
La
parábola y su explicación (Jesús mismo la explica).
(1)
El sembrador es el Hijo del Hombre (v 37).
(2)
La buena semilla en esta parábola no es la palabra de Dios como en la parábola
anterior, sino "son los hijos del reino" (v 38).
(3)
El campo es el mundo (v 38).
Obsérvese que el campo no es la iglesia,
sino el mundo. Es necesario dejar
que Jesús mismo explique esta parábola.
(4)
La cizaña son los hijos del malo (maligno) (v 38).
(5)
Los siervos, v 27, no son los hijos del reino. No son los ancianos de la
iglesia. En esta parábola los siervos son los que pudieran hacer -- si fuera la
voluntad de Dios -- lo que harán los ángeles en el fin del mundo, a saber,
separar los malos de los buenos.
(6)
El enemigo que siembra la cizaña es el diablo. Según la Biblia el diablo
(Satanás) existe. Es una realidad. Es el verdadero enemigo de Dios y de toda
justicia. Es el padre de la mentira. Su propósito es destruir el alma del
hombre. Al hablar del diablo mucha gente habla en broma, pero Jesús habló de él
con toda seriedad.
(7)
La siega es el fin del siglo (mundo), v 39. La siega -- la separación de los
malos y los buenos -- no se puede llevar a cabo ahora. ¿Quién sería adecuado
para esta gran tarea? Los hombres juzgamos por apariencias (1 Samuel_16:6-7).
(8)
Los segadores son los ángeles. Los hombres no somos capaces de hacerlo, ni
ahora ni en el día final.
El "reino" (en esta
parábola) equivale al "mundo". No se refiere a la iglesia, sino
como Jesús dice claramente, se refiere al mundo.
En un sentido la iglesia sí es el reino. En muchos textos las
palabras "iglesia" y "reino" se usan intercambiablemente,
como, por ejemplo, en Mateo_16:18-19.
(1) Tienen la misma cabeza. El Rey del reino (Apocalipsis_19:16) es la Cabeza de la iglesia (Efesios_1:22-23).
(2) Los requisitos de entrada iguales. Juan_3:5 nos dice cómo entrar en el reino. El agua de
este texto es el bautismo 1 Corintios_12:13 dice
que somos bautizados en el cuerpo que es la iglesia.
(3)
La cena del Señor está en la iglesia (1 Corintios_11:23-27)
y esta misma mesa (1 Corintios 10:21) está en el
reino (Lucas_22:30).
La casa de Dios, profetizada en 2 Samuel_7:13-14; Isaías 2:2-4,
etc. es el reino de Cristo (la iglesia de Cristo) (1
Timoteo 3:15). Dios no tiene dos casas espirituales.
Pero
su reino en sentido absoluto es mundial.
Por
lo tanto, en esta parábola la palabra "reino" no se refiere a la
iglesia, sino al reino mundial de Dios, su reinado sobre el universo entero.
Debemos orar por los gobiernos (1Timoteo_2:1-4)
porque Dios tiene todo poder sobre todos los reinos del mundo. Su
"reino" o reinado en este texto se ilustra en Lucas 19:14,27; Mateo_28:18; Efesios_1:20-23,
etc.
¿Dejad crecer malos y buenos en la iglesia?
De
ninguna manera. Esta parábola no habla de la disciplina de la iglesia porque el
tema de esta parábola no es lo que pasa en la iglesia sino en el mundo. Si esta
parábola enseñara el no practicar la disciplina en la iglesia habría
contradicción entre este texto y los siguientes textos: Mateo_18:15-17; Romanos_16:17; 1Corintios 5:1-13; 2Tesalonicenses_3:6; 2Tesalonicenses_3:14;
y Tito_3:10. Jesús no habla del mal en la
iglesia, sino del mal en el mundo entero. Habrá malos y maldad hasta el fin. La
lección central de esta parábola es la siguiente: hasta el fin del mundo habrá
malos hombres y toda clase de maldad. La venida del Mesías no cambió eso. Los
judíos creían que su Mesías traería perfecta paz a los judíos y una completa
victoria sobre sus enemigos. Su ilusión era sentarse cada uno de ellos bajo su
propia higuera y ser servido por los gentiles. Esperaban un verdadero paraíso
aquí en la tierra. Pero muy al contrario, los seguidores de Jesús (el verdadero
Mesías) siempre han sido perseguidos (Mateo_5:10-12).
Siempre ha habido falsos maestros (Mateo_7:15-20).
Desde que Jesús vino ha habido engaño, violencia, hipocresía y toda
clase de maldad en el mundo. Cristo tiene toda potestad, y el evangelio es el
poder de Dios para salvación, pero Jesús nunca dijo que su evangelio y su reino
espiritual (su iglesia) acabarían con la maldad en este mundo
Jesús no trajo revolución en sentido
político. No vino con armas carnales (2Corintios_10:3-5).
Su evangelio y su reino han tenido mucho impacto sobre el mundo, pero obra como
luz, como sal, y como buena levadura. La predicación del
evangelio obra como levadura en el corazón de los que lo reciben. La levadura
obra ciertamente, así lo hace la palabra, pero gradualmente. Obra
silenciosamente y sin ser vista, pero sin fallar. Así fue en el mundo. Los
apóstoles, predicando el evangelio, escondieron un puñado de levadura en la
gran masa de la humanidad. Fue hecho poderoso por el Espíritu de Jehová de los
ejércitos, que obra y nada puede impedirlo. En el corazón es así. Cuando
el evangelio llega al alma, obra un cambio radical; se expande a todos los
poderes y facultades del alma, y altera la propiedad aun de los miembros del cuerpo.
Se
nos enseña esperar un progreso gradual; por tanto, preguntemos, ¿estamos
creciendo en gracia y en los santos principios y costumbres?
Debemos apreciar y nunca olvidar que
esta parábola demuestra la gran bondad de Dios. Recordemos tales textos como Romanos_2:4; 1Timoteo_2:4; 2Pedro_3:9 que hablan de su
bondad y su paciencia en darnos múltiples oportunidades para arrepentirnos y
prepararnos para el juicio final. Especialmente 2Pedro_3:15,
"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para
salvación"; es decir, su paciencia en no acabar con el mundo es para
darnos más tiempo para arrepentirse y prepararnos para nuestro encuentro con
Dios en el día final. Si los malos deberían sacarse del mundo, ¿cuántos de
nosotros estaríamos todavía aquí?
Recogerán de su reino -- "a todos los que sirven de tropiezo,
y a los que hacen iniquidad". Es importante observar que el campo en el
cual la semilla fue sembrada equivale al reino del cual los malos son sacados.
El sembrador no puede sembrar en un lugar y luego recoger en otro lugar. El
campo (que es el mundo) equivale al reino en esta parábola. En esta parábola
vemos que los súbditos del Señor no son únicamente los que le sirvieron
voluntariamente, sino los otros que no querían que él reinara sobre ellos; es
decir, el reino de éste consistió tanto de malos como de buenos.
El castigo de los malos se describe
así: "y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir
de dientes" (2 Tesalonicenses 1:7-10; Apocalipsis_20:11-15; Apocalipsis_21:8).
La bendición de los justos se describe así:
"Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su
Padre". ¿Somos "hijos del reino" o "hijos del
maligno"? En aquél día final ¿seremos castigados en el horno de fuego o
resplandeceremos como el sol en el reino del Padre?
¡Maranatha!
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