} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿HIJOS DEL REINO O HIJOS DEL MALIGNO?

jueves, 18 de mayo de 2017

¿HIJOS DEL REINO O HIJOS DEL MALIGNO?



Mateo 13:24  Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo;
 25  mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
 26  Y cuando salió en hierba e hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
 27  Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
 28  Y él les dijo: El hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?
 29  Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.
 30  Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.

La explicación:

      Mateo 13:36  Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y llegándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
 37  Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre;
 38  y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo;
 39  y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles.
 40  De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.
 41  Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad,
 42  y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
 43  Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
                                                                                                                                      (La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)

            ¿Cuál es la lección principal de esta parábola?
Enseña que habrá separación completa de los buenos y los malos solamente en el fin del mundo. Trata de la coexistencia del bien y del mal en este mundo. Los judíos esperaban la venida de un Mesías revolucionario que de una vez acabaría con los enemigos de ellos. Esta parábola refuta esa idea errónea. La parábola del trigo y de la cizaña  tiene señalada importancia en nuestros días, por cuanto tiende á rectificar las extravagantes esperanzas que se forman muchos cristianos con referencia al éxito  de las misiones en el exterior y de la predicación del Evangelio en el interior.

            No trata de la disciplina en la iglesia.
Este texto se ha empleado mal para refutar la práctica de disciplina en la iglesia. Tal explicación contradice varios textos claros sobre la necesidad de la disciplina en la iglesia. Este texto no tiene nada que ver con ese tema. "El reino de los cielos es semejante"; es decir, esta parábola ilustra un aspecto del reino, el aspecto del juicio de Dios sobre los malos.
1. Que el bien y el mal se encontrarán siempre juntos en la iglesia visible hasta el fin del mundo.
La iglesia visible es un cuerpo mixto; es una vasta campiña en la cual el trigo y la cizaña crecen á la vez. En toda congregación cristiana hay creyentes é  incrédulos, convertidos é impenitentes, "hijos del reino" é hijos del maligno.
La predicación más pura y evangélica no puede impedir que esto suceda. En todos los siglos de la iglesia ha sido lo mismo. Así fue en tiempo de los  reformadores; y así es en la época que atravesamos. Jamás ha existido una iglesia visible que se haya compuesto exclusivamente de trigo. El maligno, ese  grande enemigo de las almas, no ha dejado nunca de sembrar cizaña.
Tampoco es posible prevenirlo por la disciplina más estricta y prudente. Por mucho que se haga por purificar la iglesia, jamás habrá congregaciones perfectas  en cuanto a su religiosidad. La cizaña crece siempre en medio del trigo; muchos hipócritas é impostores se mezclan en las filas de los verdaderos cristianos. Y  lo peor es que, si al hacer esfuerzos por purificar la iglesia se emplea demasiada rigidez, se puede causar más perjuicio que provecho; pues hay riesgo de  favorecer a muchos Judas Iscariote y desanimar a muchos cristianos tímidos. En el empeño de arrancar la cizaña se corre el peligro de desarraigar también el  trigo. Además, como muy bien dijo Agustín, "Los que hoy son cizaña mañana pueden ser trigo.
Si los escépticos nos atacan con el argumento sarcástico de que el Cristianismo no puede ser la religión verdadera, porque hay muchos cristianos falsos,  recordemos esta parábola y no nos alteremos. Digámosles que el hecho del cual ellos hacen irrisión no nos sorprende, pues ya habíamos sido prevenidos por  nuestro Maestro.
2. Que al fin del mundo tendrá lugar la separación de los miembros verdaderos de la iglesia visible de les falsos.
La presente amalgama no va a durar para siempre. El trigo y la cizaña serán al fin apartados. Nuestro Señor Jesucristo enviará sus ángeles el día de su segundo  advenimiento, y la muchedumbre de los que hubieren profesado el Cristianismo será dividida en dos grandes cuerpos. Esos esplendentes segadores no  cometerán yerro alguno, mas juzgarán con infalible acierto quiénes son los justos y quiénes los réprobos, y darán a cada uno el puesto que le corresponde: los  fieles siervos de Cristo recibirán honor, gloria y vida eterna. Los malos, los mundanos y los no convertidos serán arrojados en el fuego y recibirán una  condenación eterna.
Que los malos tiemblen al leer esta parábola: En ella encontrarán su propia é indefectible sentencia, a menos que se arrepientan. Que reflexionen que si siguen  separados de Dios están labrando su propia desgracia, y serán al fin recogidos como los manojos de cizaña y arrojados al fuego. Importa no tener ideas erradas  de la longanimidad de Dios.
Que el verdadero creyente se consuele al leer esta parábola. Ese grande y terrible día del Señor será para él un día de  felicidad. La voz del arcángel y el sonido de la trompeta no lo llenarán de espanto. Lo llamarán a que se afilie en lo que por  mucho tiempo ha deseado ver: una iglesia perfecta, una perfecta comunión de los santos. ¡Cuán majestuoso no se  presentará el cuerpo de los creyentes una vez que hayan sido separados de los malos! ¡Cuán bello no se verá el trigo en el  granero de Dios, cuando haya sido separado de la cizaña! ¡Con cuánta brillantez no resplandecerá la gracia cuando ya no la  empañe el contacto con los irreligiosos! "Cuando se manifestare Cristo, que es vuestra vida, entonces vosotros también  seréis manifestados con él en siglo. Colosenses_3:4.

            La parábola y su explicación (Jesús mismo la explica).
(1) El sembrador es el Hijo del Hombre (v 37).
(2) La buena semilla en esta parábola no es la palabra de Dios como en la parábola anterior, sino "son los hijos del reino" (v 38).
(3) El campo es el mundo (v 38).
Obsérvese que el campo no es la iglesia, sino el mundo. Es necesario dejar que Jesús mismo explique esta parábola.
(4) La cizaña son los hijos del malo (maligno) (v 38).
(5) Los siervos, v 27, no son los hijos del reino. No son los ancianos de la iglesia. En esta parábola los siervos son los que pudieran hacer -- si fuera la voluntad de Dios -- lo que harán los ángeles en el fin del mundo, a saber, separar los malos de los buenos.
(6) El enemigo que siembra la cizaña es el diablo. Según la Biblia el diablo (Satanás) existe. Es una realidad. Es el verdadero enemigo de Dios y de toda justicia. Es el padre de la mentira. Su propósito es destruir el alma del hombre. Al hablar del diablo mucha gente habla en broma, pero Jesús habló de él con toda seriedad.
(7) La siega es el fin del siglo (mundo), v 39. La siega -- la separación de los malos y los buenos -- no se puede llevar a cabo ahora. ¿Quién sería adecuado para esta gran tarea? Los hombres juzgamos por apariencias (1 Samuel_16:6-7).
(8) Los segadores son los ángeles. Los hombres no somos capaces de hacerlo, ni ahora ni en el día final.
            El "reino" (en esta parábola) equivale al "mundo". No se refiere a la iglesia, sino como Jesús dice claramente, se refiere al mundo.
            En un sentido la iglesia sí es el reino. En muchos textos las palabras "iglesia" y "reino" se usan intercambiablemente, como, por ejemplo, en Mateo_16:18-19.
 (1) Tienen la misma cabeza. El Rey del reino (Apocalipsis_19:16) es la Cabeza de la iglesia (Efesios_1:22-23).
 (2) Los requisitos de entrada iguales. Juan_3:5 nos dice cómo entrar en el reino. El agua de este texto es el bautismo 1 Corintios_12:13 dice que somos bautizados en el cuerpo que es la iglesia.
(3) La cena del Señor está en la iglesia (1 Corintios_11:23-27) y esta misma mesa (1 Corintios 10:21) está en el reino (Lucas_22:30).
            La casa de Dios, profetizada en 2 Samuel_7:13-14; Isaías 2:2-4, etc. es el reino de Cristo (la iglesia de Cristo) (1 Timoteo 3:15). Dios no tiene dos casas espirituales.

            Pero su reino en sentido absoluto es mundial.
Por lo tanto, en esta parábola la palabra "reino" no se refiere a la iglesia, sino al reino mundial de Dios, su reinado sobre el universo entero. Debemos orar por los gobiernos (1Timoteo_2:1-4) porque Dios tiene todo poder sobre todos los reinos del mundo. Su "reino" o reinado en este texto se ilustra en Lucas 19:14,27; Mateo_28:18; Efesios_1:20-23, etc.
              ¿Dejad crecer malos y buenos en la iglesia?
De ninguna manera. Esta parábola no habla de la disciplina de la iglesia porque el tema de esta parábola no es lo que pasa en la iglesia sino en el mundo. Si esta parábola enseñara el no practicar la disciplina en la iglesia habría contradicción entre este texto y los siguientes textos: Mateo_18:15-17; Romanos_16:17; 1Corintios 5:1-13; 2Tesalonicenses_3:6; 2Tesalonicenses_3:14; y Tito_3:10. Jesús no habla del mal en la iglesia, sino del mal en el mundo entero. Habrá malos y maldad hasta el fin. La lección central de esta parábola es la siguiente: hasta el fin del mundo habrá malos hombres y toda clase de maldad. La venida del Mesías no cambió eso. Los judíos creían que su Mesías traería perfecta paz a los judíos y una completa victoria sobre sus enemigos. Su ilusión era sentarse cada uno de ellos bajo su propia higuera y ser servido por los gentiles. Esperaban un verdadero paraíso aquí en la tierra. Pero muy al contrario, los seguidores de Jesús (el verdadero Mesías) siempre han sido perseguidos (Mateo_5:10-12). Siempre ha habido falsos maestros (Mateo_7:15-20). Desde que Jesús vino ha habido engaño, violencia, hipocresía y toda clase de maldad en el mundo. Cristo tiene toda potestad, y el evangelio es el poder de Dios para salvación, pero Jesús nunca dijo que su evangelio y su reino espiritual (su iglesia) acabarían con la maldad en este mundo

            Jesús no trajo revolución en sentido político. No vino con armas carnales (2Corintios_10:3-5). Su evangelio y su reino han tenido mucho impacto sobre el mundo, pero obra como luz, como sal, y como buena levadura. La predicación del evangelio obra como levadura en el corazón de los que lo reciben. La levadura obra ciertamente, así lo hace la palabra, pero gradualmente. Obra silenciosamente y sin ser vista, pero sin fallar. Así fue en el mundo. Los apóstoles, predicando el evangelio, escondieron un puñado de levadura en la gran masa de la humanidad. Fue hecho poderoso por el Espíritu de Jehová de los ejércitos, que obra y nada puede impedirlo. En el corazón es así. Cuando el evangelio llega al alma, obra un cambio radical; se expande a todos los poderes y facultades del alma, y altera la propiedad aun de los miembros del cuerpo. Se nos enseña esperar un progreso gradual; por tanto, preguntemos, ¿estamos creciendo en gracia y en los santos principios y costumbres?
            Debemos apreciar y nunca olvidar que esta parábola demuestra la gran bondad de Dios. Recordemos tales textos como Romanos_2:4; 1Timoteo_2:4; 2Pedro_3:9 que hablan de su bondad y su paciencia en darnos múltiples oportunidades para arrepentirnos y prepararnos para el juicio final. Especialmente 2Pedro_3:15, "Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación"; es decir, su paciencia en no acabar con el mundo es para darnos más tiempo para arrepentirse y prepararnos para nuestro encuentro con Dios en el día final. Si los malos deberían sacarse del mundo, ¿cuántos de nosotros estaríamos todavía aquí?
            Recogerán de su reino --   "a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad". Es importante observar que el campo en el cual la semilla fue sembrada equivale al reino del cual los malos son sacados. El sembrador no puede sembrar en un lugar y luego recoger en otro lugar. El campo (que es el mundo) equivale al reino en esta parábola. En esta parábola vemos que los súbditos del Señor no son únicamente los que le sirvieron voluntariamente, sino los otros que no querían que él reinara sobre ellos; es decir, el reino de éste consistió tanto de malos como de buenos.
            El castigo de los malos se describe así: "y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes" (2 Tesalonicenses 1:7-10; Apocalipsis_20:11-15; Apocalipsis_21:8).
             La bendición de los justos se describe así: "Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre". ¿Somos "hijos del reino" o "hijos del maligno"? En aquél día final ¿seremos castigados en el horno de fuego o resplandeceremos como el sol en el reino del Padre?


 ¡Maranatha!

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