} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA BATALLA CON LA TENTACIÓN

viernes, 26 de mayo de 2017

LA BATALLA CON LA TENTACIÓN


Lucas 4:1-3
Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue agitado del Espíritu al desierto
   por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
   Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan.
(La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)


  Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue agitado del Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado (puesto a prueba) por el diablo.

Jesús está lleno del Espíritu. Posee el Espíritu, no «con medida» (Jn_3:34), como los profetas, sino en toda su plenitud. Por eso está también plenamente bajo la guía de Dios (Jn_4:14). Lleva a cabo su peregrinación y su acción en armonía con el Espíritu que actúa en él, y con la virtud del mismo.   Jesús es guiado por el desierto en el Espíritu. En la extensión del desierto, vacía de hombres, nada le separa de Dios. Allí busca el silencio de la oración y el trato a solas con el Padre. Como Hijo de Dios se deja guiar en el Espíritu. «Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, éstos son hijos suyos» (Rom_8:14).

Desde luego, Jesús fue voluntariamente, pero no se metió deliberadamente en tentación. Jesús no es impelido al desierto por el Espíritu (Mar_1:12), sino que él mismo va. No es conducido por el Espíritu, sino que se deja guiar en el Espíritu. El Espíritu no actúa en él a la manera, digamos, como actuó en los jueces, en un Otoniel (Jue_3:10), en un Gedeón (Jue_6:34), en un Jefté (Jue_11:29). Sobre ellos vino el Espíritu, los pertrechó para una gran obra y volvió a abandonarlos cuando ésta se vio cumplida. En Jesús actúa de otra manera. No es arrastrado por el Espíritu, sino que él mismo dispone del Espíritu. Jesús no posee sólo un don transitorio del Espíritu, sino que lo posee establemente, siempre, como nacido que es del Espíritu; por esto obra siempre en él y puede también comunicarlo a su Iglesia (Luc_24:49; Hec_2:33).
Algunas veces sentimos que si el Espíritu Santo nos guía, siempre será "junto a aguas de reposo" (Salm_23:2). Pero esto no es del todo cierto; el Espíritu condujo a Jesús al desierto para una larga y difícil época de prueba y puede también llevarnos a situaciones difíciles. Al enfrentar pruebas, primero asegurémonos de que no vienen debido al pecado ni por decisiones insensatas. Si no descubrimos pecado inconfesado ni comportamiento negligente que cambiar, pidamos a Dios que nos dé energías para enfrentar la prueba. Por último, tengamos cuidado en seguir fielmente hacia donde el Espíritu nos guía.

El diablo, llamado Satanás (el adversario), es un ser real. El existe. Es el enemigo que siembra cizaña cuando el Señor siembra simiente buena (Mat_13:28); quita la palabra de Dios del corazón del hombre para que no crea (Mat_13:19); usa lazos para atrapar a los hombres para que estén "cautivos a voluntad de él" (2Ti_2:26); es el padre de la mentira (Jn_8:44); pero puede ser resistido por el hombre (Stg_4:7-8).
            ¿Qué significa la palabra “tentar”? "PEIRAZO significa (1) intentar, probar, ensayar; (2) poner a prueba, en un buen sentido, dicho de Cristo y de los creyentes, Heb_2:18, donde el contexto da evidencia de que la tentación fue causa de sufrimiento para El, y sólo de sufrimiento, no una atracción hacia el pecado, de modo que los creyentes tienen la simpatía de Cristo como su Sumo Sacerdote en el sufrimiento que el pecado ocasiona a aquellos que están en el disfrute de la comunión con Dios;  en todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de Él que respondiera al pecado. Satanás tentó a Eva en el huerto y tentó también a Jesús en el desierto. Satanás es un ser real, no un símbolo ni una idea. Constantemente lucha en contra de Dios y en contra de los que le siguen y obedecen. Jesús fue el blanco original de su tentación. Satanás triunfó con Eva y Adán, y pretendía hacer lo mismo con Jesús.

 (a) de intentos de atrapar a Cristo en Sus palabras  Mat_16:1; Mat_19:3; Mat_22:18; Mat_22:35; Jn_8:6
(b) de tentaciones a pecar  Gál_6:1 Stg_1:13-14  de tentaciones mencionadas como procedentes del diablo, Mat_4:1... 1Co_7:5; 1Ts_3:5;
 (c) de tentar o retar a Dios, Hch_15:10; 1Co_10:9; Heb_3:9; al Espíritu Santo, Hch_5:9.

La tentación a menudo viene después de un buen momento en nuestra vida espiritual o en nuestro ministerio (1 Reyes 18 y 19 que relatan la historia de Elías, donde luego de su gran victoria, le sigue la desesperación). Recordemos que Satanás elige el momento preciso para sus ataques. Necesitamos estar en guardia en tiempos de victoria y en tiempos de desaliento

  Stg_1:13 parece contradecir otras afirmaciones de la Escritura en dos respectos, diciendo (a) que «Dios no puede ser tentado del mal» y (b) que «ni él tienta a nadie». Pero Dios tentó, o probó, a Abraham Heb_11:17, y los israelitas tentaron, o probaron, a Dios, 1Co_10:9. Sin embargo, clarifica que, en tanto que en estos casos la tentación o prueba vino de fuera, Santiago se refiere a la tentación o prueba que surge de dentro, de apetitos descontrolados y de pasiones malvadas,  Mar_7:20-23".
Conocer y obedecer la Palabra de Dios es arma eficaz contra la tentación, la única ofensiva provista en la "armadura" de Dios (Efe_6:17). Jesús usó la Escritura para enfrentar los ataques de Satanás y nosotros podemos hacerlo también. Pero, a fin de usarla con eficacia, debemos tener fe en las promesas de Dios porque Satanás también sabe las Escrituras y es experto en torcerlas para que se ajusten a sus propósitos. Obedecer las Escrituras es más importante que tener un simple versículo que mencionar, de manera que leámoslos a diario y aplíquemolos a nuestra vida. Así nuestra "espada" tendrá siempre filo.

   Nuestra semejanza.
Jesús "debía ser en todo semejante a sus hermanos" (Heb_2:17), y "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb_4:15); "Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Flp_2:7). Estos textos se refieren a la naturaleza humana de Jesús. Siendo hombre Él tenía todos los deseos y apetitos normales del hombre:   "tuvo hambre" (Mat_4:2), y sed (Jn_4:7), "dormía" (Mat_8:24) y sufría físicamente (Mat_16:21). La expresión “nuestra semejanza” no se refiere a ninguna clase de "naturaleza pecaminosa". El no compartía los deseos carnales que caracterizan a los hombres. "Cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:... Has amado la justicia, y aborrecido la maldad", Heb_1:6-9; cuando "el Verbo fue hecho carne" (Jn_1:14), no dejó de amar la justicia y aborrecer la maldad. El nunca pecó ni en palabra, ni en hecho, ni en pensamiento. Nunca fue culpable de codiciar a una mujer (Mat_5:28); nunca aborreció a nadie (1Jn_3:15); no amaba al dinero (1Ti_6:9-10; Col_3:5). Él fue tentado como hombre, pero no como hombre pecador.
¿Por qué fue necesaria la tentación de Jesús? Primero, la tentación es parte de la experiencia humana. Para que Jesús fuera netamente humano y pudiera entendernos del todo, tuvo que enfrentar la tentación. (Heb_4:15.) Segundo, Jesús tuvo que deshacer la obra de Adán. Este, aunque se creó perfecto, cayó en la tentación y su pecado se trasmitió a todo el género humano. Jesús, en contraste, resistió a Satanás. Su victoria ofrece salvación a todos los descendientes de Adán.

  Nuestras debilidades.
 "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades (flaquezas)". Jesús no tenía debilidades o flaquezas espirituales. El hombre tiene deseos carnales e inclinaciones hacia el mal y, por eso, fácilmente cae en pecado, pero Jesús no tenía tales flaquezas. Cuando la palabra débil se usa en sentido espiritual, significa pecador ("Cuando éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos... siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros", Rom_5:5; Rom_5:8). Jesús no tenía esta clase de debilidad. La palabra debilidad es ASTHÉNEIA, y significa enfermedad, literalmente "falta de fuerza". Luc_7:21, "sanó a muchos de enfermedades". 2Co_11:30, "me gloriaré en lo que es de mi debilidad" (hablando de sus persecuciones, 11:24-28). "Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre" (Mat_4:2); en verdad, después de ayunar por cuarenta días el cuerpo está prácticamente abatido y cerca de la muerte. Cuando azotado (Mat_27:26) ¿no estaba debilitado? Obligaron a Simón de Cirene a que llevase la cruz de Cristo (Mat_27:32), tal vez a causa de su debilidad, porque Jn_19:17 dice que "él (Jesús), cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera". "Fue crucificado en debilidad" (2Co_13:4). La debilidad de Jesús, pues, no tuvo nada que ver con la flaqueza espiritual, sino con la debilidad física. Por lo tanto, Heb_4:15 no se refiere a las debilidades espirituales.

 Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
 La expresión sin pecado (CHORIS HAMARTIA) significa "aparte de pecado".  En todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de Él que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa.
            Fue tentado en todo según nuestra semejanza, porque tenía deseos y apetitos humanos, pero hay mucha diferencia entre los deseos humanos (los deseos que Dios dio al hombre cuando lo creó) y los deseos malos, que son adquiridos y cultivados por el hombre mismo; es decir, el hombre no nace con ellos, sino que en vez de satisfacer los deseos normales y naturales conforme a las reglas de Dios, salen de estos límites para corromperlos y satisfacerlos conforme a las incitaciones del diablo. Cristo Jesús tuvo todos los deseos y apetitos normales y naturales, pero no adquirió ningún deseo o apetito carnal. Siempre estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios (Jn_4:34; Jn_5:30). Dice Jn_14:30, “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”; es decir, Satanás no tuvo poder alguno sobre Jesús.
            Stg_1:14, "Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido". Los deseos malos son creados y cultivados por el hombre desde la juventud por medio de imitar el ejemplo de otros, por la asociación con gente mundana, por varios medios de comunicación carnales (libros, revistas y, cada vez más en nuestra generación por medio de la corrupción de la televisión y la Internet). Entonces, una vez corrompido el corazón, el hombre es susceptible a la tentación del diablo descrita en este texto. Muchos son tentados porque aman al dinero (Jos_7:21; 1Ti_6:9-10; Col_3:5), pero Jesús no fue tentado de esta manera. Él era el Hijo de David, pero no imitó a David en su pecado de codiciar a una mujer (2Sa_11:1-27; Mat_5:28). No imitó a Caín ni a los hermanos de José en odiar o envidiar a otros. Recordemos siempre lo que se dice de Cristo en Heb_1:9, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad”. Por lo tanto, Stg_1:14 no debe citarse para comentar sobre las tentaciones de Jesús, porque Él nunca tenía concupiscencias que le pudieran atraer o seducir.
            1Jn_2:15-16, "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo... Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1Jn_2:16); puesto que este texto tampoco se refiere a los deseos y apetitos normales o naturales, sino a los "del mundo", no se debe aplicar a las tentaciones de Jesús, pues Él no tenía "los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida". Juan dice "no améis... las cosas que están en el mundo"; Jesús no las amaba. Desde luego, Satanás tienta o pone a prueba a todos y de toda manera posible, pero en Jesús no había nada que respondiera a sus tentaciones. Recordemos Jn_14:30, "Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí".
             Rom_8:3 , "Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado".   Pablo habla de "carne de pecado", porque todos los hombres han pecado, usando su cuerpo como instrumento de pecado (Rom_6:12-13). Cristo vino "en semejanza de carne de pecado", porque Él tenía un cuerpo humano, pero nunca usó su cuerpo como instrumento de pecado.
            Cristo, nuestro perfecto ejemplo de la pureza. Algunos suponen que fue necesario que Jesús tuviera deseos carnales para ser nuestro ejemplo, pero Dios es nuestro ejemplo (Efe_5:1); ¿Él tiene deseos malos? Todo cristiano debe ser ejemplo para otros. Para ser ejemplo para el borracho, ¿es necesario que el cristiano quiera emborracharse? Para ser ejemplo para el homosexual, ¿tiene que poseer deseos homosexuales? Para ser ejemplo para el ladrón ¿tiene que codiciar los bienes de otros? Jesús no tuvo que tener deseos malos para ser nuestro ejemplo. Tal enseñanza es falsa y muy insultante.
            Cristo fue tentado para dejarnos el perfecto ejemplo de cómo vivir y de cómo resistir al diablo. Su vida aquí en la tierra no fue un "experimento" (para ver si pudiera vivir perfectamente). No vino para saber cómo sería vivir como un hombre, pues ya sabía todo lo que hay en el hombre (Jn_2:24-25). Recuérdese que cuando Cristo vino al mundo, amaba la justicia y aborrecía la maldad (Heb_1:9) y al ser "hecho carne" no cambió (Heb_13:8).
             Y no comió nada en aquellos días, ( Éxo_34:28; 1Re_19:8) pasados los cuales, tuvo hambre.   Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, (puesto que eres Hijo de Dios; el diablo bien sabía que Jesús era el Hijo de Dios, pues le confesó varias veces por la boca de los endemoniados, y precisamente como el Hijo de Dios Jesús echaba fuera los demonios, Mar_3:11)) di a esta piedra que se convierta en pan. - En esta tentación el diablo se burlaba de Jesús, como si hubiera dicho, "Tú, el Hijo de Dios, ¿y muriendo de hambre? Tú no debes tener hambre". Es muy semejante a Luc_23:35 : "los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios". Fácilmente Jesús podía haber convertido las piedras en pan como convirtió el agua en vino, como dos veces multiplicó los panes y peces y como dos veces efectuó la pesca milagrosa, pero no era necesario convertir piedras en pan, pues siendo el Creador podía haber creado pan de la nada. Satanás es muy inteligente pero muchas veces dice cosas insensatas, como en este caso.
            Recordemos que en muchos textos la palabra tentar (PEIRAZO) significa probar o poner a prueba. Muchos hermanos creen y enseñan que si una tentación no es atractiva y deseable, no es una tentación. Desde luego, el pensamiento de comer pan después de ayunar cuarenta días era muy deseable, pero no era deseable el pensamiento de convertir piedras en pan, haciendo uso incorrecto de su poder. A Jesús no le gustaba sufrir, pues El, siendo hombre, tenía el deseo normal de proteger y preservar su vida, pero El no usó su poder divino para sí mismo. No pidió doce legiones de ángeles para evitar que le prendieran, no evitó los azotes y no bajó de la cruz, porque como Él dijo, "Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra" (Jn_4:34).
            Esaú tuvo mucha hambre y dijo, "He aquí yo voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura" (Gén_25:32), pero Jesús no era profano como Esaú (Heb_12:16), pues estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios a pesar de su debilidad.

Satanás a menudo plantea interrogantes acerca de lo que Dios ha dicho. Sabe que una vez que empecemos a cuestionar a Dios, será mucho más fácil conseguir que hagamos lo que él quiere. Quizás plantear preguntas nos ayude a formar creencias y fortalecer la fe, pero también puede ser peligroso. Si enfrentamos dudas en nuestra vida, tengamos en cuenta que podemos ser vulnerables a las tentaciones. Aun si buscamos respuestas, protejámonos mediante la meditación en las verdades inamovibles de la Palabra de Dios.

  Algunas veces lo que nos sentimos tentados a hacer no es malo en sí. Transformar piedras en pan no es necesariamente dañino. El hecho no era pecado, sino el motivo. Satanás trató de que Jesús se desviara a expensas de sus metas a largo plazo. Satanás a menudo obra así, persuadiéndonos a realizar cosas, aun buenas, pero por razones erróneas o en el momento indebido. El hecho de que algo no sea malo no significa que sea bueno para nosotros en un determinado momento. Muchos pecamos por atender a nuestros legítimos deseos fuera de la voluntad de Dios o fuera de su tiempo. La primera pregunta que debemos hacernos es: "¿Es el Espíritu Santo el que me guía a hacer esto? O: ¿Es Satanás el que me induce a hacerlo para desviarme del camino?"

  A menudo no solo nos tientan nuestras debilidades, sino también nuestros lados fuertes. Satanás tentó a Jesús por donde Él estaba firme. Jesús tuvo poder sobre las piedras, los reinos del mundo y aun sobre los ángeles y por eso Satanás quiso que ese poder lo usara sin considerar su misión. Cuando damos lugar al diablo y usamos erróneamente nuestras fuerzas, nos volvemos soberbios y autodependientes. Al confiar en nuestros poderes necesitamos muy poco de la ayuda de Dios. Para no caer en esta trampa, debemos llegar al convencimiento de que todas nuestras energías son un don de Dios y que las debemos dedicar a su servicio.


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