La Segunda Venida que insinúa 1 Tesalonicenses 4; 16: "El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de
Dios descenderá del cielo".
Los muertos en Cristo resucitarán primero, y ocurrirá entonces la
transformación de los creyentes vivos. Pero esto no sucederá sino hasta que
haya venido la apostasía y aparezca el hombre de pecado, a quien el Señor
destruirá "con el espíritu de su boca y con el resplandor de su
venida". Podemos leerlo en: 2
Tesalonicenses 2; 1-12
No es solamente un momento de
distribuir recompensas a los fieles sino la ocasión en que todos los hombres
han de rendir cuentas de sus acciones. Veamos varios textos que nos
ilustran con claridad:
2 Tesalonicenses 1; 7-10 / 1 Corintios 3; 13-15 / 1 Corintios 4; 5/ 2 Corintios 5; 10
Aunque a los
"burladores" les parece que el Señor retarda su promesa, realmente Él
está esperando que los hombres "procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3; 9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento.) Pero el día del Señor vendrá como
"ladrón en la noche", inesperadamente, y el cielo y la tierra
serán quemados.
Como libro de consolación escrito durante
la persecución, Apocalipsis aporta datos importantes sobre la Segunda Venida de
Cristo. Todo ojo lo verá llegar y todas las naciones de la tierra lo lamentarán
Apocalipsis
1; 7 / Mateo 24; 29-30. En la final trompeta
(Apocalipsis 11; 15-19), el reino de este mundo pasa a ser de
Dios y de su Cristo, quien reinará para siempre jamás (Apocalipsis 11; 15). Apocalipsis concuerda con lo escrito
por Pablo al describirse la lucha feroz entre las fuerzas del mal y del bien,
guerra que causa tremenda Tribulación y termina en el castigo de los líderes
del reino satánico (Apocalipsis
19; 20 /Apocalipsis 20; 10).
Entonces Cristo y los justos empiezan un reino de mil años en la tierra,
(Apocalipsis20; 1-9) durante el cual Él suprime
todo dominio, autoridad, y potencia enemiga (1Corintios
15; 23-28).
En Daniel 12:4 “…Muchos correrán de aquí para allá y la ciencia se aumentará”.
El profeta Daniel refiere la cantidad de
gentes que no tendrán fe en Jesús, buscando por todas partes respuestas a sus
interrogantes, pero que se adapten a sus deseos. Personas de doble ánimo,
inconstantes, superficiales y carentes de moral.
El impresionante avance de la ciencia no
se puede poner en duda. De un día para otro hay nuevos descubrimientos que
maravillan a los científicos. En los últimos 50 años ha sido impresionante el
desarrollo de los descubrimientos tanto en medios de comunicación, transporte e
investigación. En ninguna época de la historia se han sucedido a tal ritmo los
acontecimientos.
Los médicos y psiquiatras durante los
últimos años han dicho repetidas veces que el cuerpo humano no está capacitado
para tal tensión, que no puede aguantar tata velocidad y presión, pero seguimos
adelante al ritmo de siempre sin importar o pararnos a mirar si es conveniente
o no ese ritmo de vida. No es de extrañar que el ictus se haya convertido en
algunos países como un mal en ascenso. La telefonía, los celulares, los Ipods,
auriculares se han convertido en una nueva fuente de problemas para la ya débil
salud. Muchos de los jefes de industria cuyo trabajo ha hecho posible esta
tremenda aceleración, han muerto repentinamente en sus despachos, victimas del
monstruo que ellos crearon.
En los
pasajes de Ezequiel 38 y 39, el
profeta es inspirado por Dios para describir unos hechos que ocurrirán en los postreros tiempos. Se
supone que estos enemigos se juntarán para invadir la tierra de Judea y Dios
los derrotará. Dios no sólo se ocupa de quienes son ahora los enemigos de su
Iglesia, sino ve con anticipación quienes lo serán, y les hace saber por su
palabra que está contra ellos; aunque ellos se junten, los malos no quedarán
sin castigo. El Señor hará que los transgresores más despreocupados y
endurecidos conozcan su santo nombre, sea por su justa ira o por las riquezas
de su misericordia y gracia. Las armas formadas contra Sion no prosperarán.
Aunque esta profecía va a cumplirse en los últimos tiempos, es segura. El
mensaje para nosotros es emocionante: con Dios de nuestro lado, se nos asegura
la victoria final sobre cualquier enemigo, ya que El peleará por nosotros. La
predicción de la salvación del pueblo de Dios y la ruina del enemigo, se ha
cumplido: lo que expresa que el acontecimiento predicho es tan cierto como si
estuviera ya consumado.
Hace pocos años, muchos intelectuales se
burlaban de 2ª
Pedro 3:10. Pero la explosión de
la bomba de hidrógeno y las terribles posibilidades de la bomba de
cobalto, han cambiado su escepticismo en una admiración y reconocimiento de las
profecías bíblicas.
Quiero señalar que los tiempos que
vivimos, se diferencian radicalmente de cualquier época anterior. El compás del
tiempo se acelera con sucesos de tal magnitud, que cualquiera de ellos hubiera
sido la sensación de toda una edad hasta hace poco; ahora vienen tan seguidos
que no nos da tiempo a digerirlos y muchos de ellos pasan inadvertidos. El
relajamiento moral ha llegado a ser tan común y aceptado, que se hace muy poco
esfuerzo para ocultarlo. La corrupción en la economía, política y justicia es
casi una regla y no la excepción.
El Anticristo, que los profetas
advirtieron había de aparecer en los últimos días, posiblemente ya se encuentre
a punto de surgir; posiblemente está creciendo y tomando forma ante nuestros
propios ojos, un espíritu Anticristo atrevido, desvergonzado y bien armado, que
no se preocupa en disimular su identidad o enmascara su propósito. Hace poco
que surgió el ISIS con tanta rapidez que ha sorprendido a todos los servicios
de inteligencia mundiales, aunque algunos cuando dieron la voz de alarma,
fueron silenciados por intereses petroleros. Ahora, han perdido cualquier
atisbo de humanidad, convirtiendose en verdugos y asesinos de cristianos que no
renuncian a la fe de Cristo. Pero lo peor aún está por venir.
Estas son tendencias apocalípticas,
caracterizadas por la guerra, el hambre, la peste y la muerte que en este mismo
momento cabalgan a través del mundo. El tiempo, como es medido por los seres
celestiales, puede darnos diez años, cien años, mil años; pero también puede darnos
un día, una semana o un mes. Bien puede aplicarse a la actualidad el versículo:
Mateo 24:34” De
cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
Hasta ese Día Supremo la actitud de todo
cristiano debe ser la de velar y esperar. Jesús dijo:
Mateo 24:42 “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha
de venir vuestro Señor”.
De nuevo esta esperanza grandiosa debe
provocar una consagración completa al servicio, de parte de todos los que
creemos en ella. Jesús dijo:
Lucas 19:13 “Negociad entretanto que vengo”.
También es un tiempo de preparación. Jesús
dijo:
Lucas 12:40 “Vosotros, pues, también, estad preparados,
porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.
Toda la historia se encamina hacia el gran
día cuando todos los enemigos serán puestos bajo sus pies y Cristo será
coronado. La Biblia dice:
Isaías 9-7 “Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y
sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”.
Entonces cesarán la guerra y los combates.
No habrá pecado ni codicia, y el pesa y el dolor habrán desaparecido. Entonces
los paganos serán convertidos, ningún hombre vivirá sin conocer a Dios, toda la
naturaleza desplegará el esplendor y la magnificencia que caracterizaron
el jardín del Edén. Entonces, todos los animales de la tierra habitarán juntos
en armonía y en paz. Entonces, el conocimiento del amor de Dios cubrirá la
tierra, y nuestra ardiente oración de siempre: “Venga tu reino”
será, por fin, contestada.
La Segunda Venida del Señor Jesucristo ha
tenido un valor permanente para el cristianismo, y a través de los siglos ha
sido una fuente de inspiración y confianza. Sobre ella se basan todas las
exhortaciones a la pureza, fidelidad, santidad, vigilancia y
responsabilidad. El juicio en Mateo
25; 31-46 enseña
que quienes esperamos de veras el regreso de nuestro Señor mostramos
compasión hacia los desvalidos y necesitados.
Toda la creación gime hasta la liberación
final, tanto de los hijos de Dios como el universo entero, tal y como nos dice
la Palabra de Dios en Romanos
8; 18-23
La Segunda Venida de Cristo no será para
expiar los pecados de la humanidad ya que esto se cumplió en su primera venida.
En su segunda venida se consumará la totalidad de la salvación del creyente y
el juicio del incrédulo.
"Amén; sí, ven, Señor
Jesús" (Apocalipsis
22; 20)
¡¡MARANATHA!!