Aunque algunos predicadores tergiversan
estos pasajes, no es posible eliminar de los Evangelios todo vestigio de
una Segunda Venida. La misma abundancia de referencias al tema hace improbable
que los apóstoles crearan esta doctrina, que saliera de su raciocinio. Es claro
que existe una dificultad en los dos dichos de Jesús que indican una venida muy
pronta: antes que los discípulos recorrieran las ciudades de Israel (Mateo 10; 23) o antes de que algunos de sus oyentes
murieran (Marcos 9; 1), pero es fácil explicar que estas
profecías se cumplieron en la muerte y resurrección de Jesús; porque estos
hechos fueron una manifestación sobresaliente del Reino, por los cuales Jesús
triunfó sobre Satanás y sobre la muerte. Además, por esos hechos Jesús fue
proclamado el SEÑOR del cielo y la tierra (Mateo 28; 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra.).
En otras palabras, el acontecimiento fundamental de la predicación del Reino es
el nacimiento, la encarnación, la muerte y la resurrección de Jesús. Su Segunda
Venida es la culminación de su Señorio, Soberanía y Justicia.
Si Jesús enseñaba una Segunda Venida,
podemos hacer una pregunta: ¿Esperaba Él un período entre su Ascensión y
su parusía? En vista de que hablan de un regreso inmediato: Mateo 10; 23 / Marcos 9; 1/ Marcos 13; 30-33
El argumento de muchos predicadores
para decir que no habrá Segunda Venida se basa en que: Jesús esperaba regresar
casi inmediatamente y cuando no apareció, la iglesia cambió la idea de un
regreso inmediato por la de una tarea misionera, con el resultado de que la parusía
o venida del Señor fue postergada.
Pero es inaceptable esta tergiversada
interpretacion, al oscuro concepto de la iglesia y la formulación de sus
doctrinas en vista de los siguientes hechos:
Jesús sí enseñaba que habría un período
entre el fin de su ministerio y la parusía (Marcos
13; 10/Mateo 24; 14).
Tal espera está implícita en las parábolas del Evangelio, especialmente en
aquellas que hablan de la ausencia de la figura central del relato, tal y como
podemos leer en: Mateo
24; 45-51/ Mateo 25; 1-13
Sin el regreso del Señor, la parábola
quedaría truncada, porque la entrega de responsabilidades al principio demanda
el desenlace de los galardones al final. Así también lo que Jesús empezó a
hacer quedaría inconcluso si no volviera a completar el proceso.
Jesús fue proclamado Señor del
cielo y de la tierra y ordenó (Mateo
28; 18-20) lo que significa que con su exaltación el
evangelio rompe los límites nacionales de Israel y asume características
universales. Resulta lógico entonces que el señorío de Jesús se proclamase en
todo el mundo para que la oferta de perdón y vida eterna fuera conocida de
todos. Por tanto, precisa programar un período de tiempo para la evangelización
del mundo.
La enseñanza de Jesús acerca
del Reino de Dios refleja una tensión grande entre el aspecto presente, visto
en la vida y obra de Jesús, y el aspecto futuro. Si interpretamos el Reino de
Dios, o en términos puramente futuristas sin aspecto presente y período
intermedio o en términos de una escatología realizada en este tiempo sin
futuro alguno, no hacemos justicia a la enseñanza de Jesús. Él dejó inaugurado
el Reino en las obras maravillosas de su ministerio y especialmente en su
muerte y resurrección. Por tanto, se puede decir con que la batalla decisiva se
ha ganado, y solo se espera la terminación de la guerra y la proclamación del
gran día de victoria. Durante el actual período intermedio experimentamos
muchas de las bendiciones del futuro, (1
Corintios 10; 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo,
y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los
fines de los siglos / Hebreos
6; 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero). Además, los
creyentes, los nacidos de nuevo, que ya hemos sido sellados por el Espíritu
Santo, ya tenemos la vida eterna (Juan
3; 16), característica del siglo venidero (Marcos 10; 29-31), pero eso no significa que se omita la
consumación final. La victoria sin par de la muerte y resurrección de Jesús
quedaría inconclusa si no llega a abatir visiblemente el reino del mal aquí en
la tierra.
En resumen, la enseñanza de los Evangelios
es clara: al final del proceso de evangelización del mundo, en un momento que
solo el Padre conoce (Marcos
13; 32 Porque
se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios,
para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.), Jesús vendrá personalmente sobre
las nubes en la misma forma corporal en que se fue (Hechos 1;10-11 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo,
entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con
vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones
galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. ). Su Segunda Venida será acompañada con trompetas,
voces, gloria, y poder; los ángeles estarán presentes para recoger a los
escogidos de los cuatro ángulos de la tierra. Entonces el Señor se sentará
sobre su trono para juzgar a todos los que tienen alguna relación con el Reino,
según sus obras.
Su Venida es precedida por un tiempo de
horrible persecución Marcos 13; 19-20 y seguida por el establecimiento del reino
de justicia del Hijo del Hombre (Mateo
25; 34)
El Apostol Pablo nos orienta y sigue la
pauta de Jesús, aunque agrega varios énfasis nuevos. El más notable quizás es
la relación estrecha establecida entre La Segunda Venida y la Resurreción
o transformación de los creyentes. Para mayor comprensión examinemos los
siguientes textos en:
1 Corintios 15; 23/1 Corintios 15; 51-53/ Filipenses
3; 20-21/1 Tesalonicenses 4; 13-18
Aunque hay que
distinguir una etapa previa a la Segunda Venida, a la cual llamamos "el
arrebatamiento de la iglesia" o “el rapto” que podemos ver como fueron
varios los escritores evangélicos que diferenciaron este rapto de los fieles,
para evitar pasaran por la gran tribulación. En el Evangelio de Lucas 17:34-36 Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado,
y el otro será dejado. 35 Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra
dejada.36 Dos estarán en el
campo; el uno será tomado, y el otro dejado. Podemos corroborar el rapto en: Mateo 24:37-42