Esta es una advertencia en contra de la presunción religiosa:
legalismo o falsa justicia. Salomón estaba diciendo que algunas personas son
excesivamente sabias o justas ante sus
propios ojos, porque están engañadas por sus propios actos religiosos.
Son tan rígidas y tienen una visión tan corta que pierden la sensibilidad hacia
la verdadera razón de ser buenas: honrar a Dios. El balance es importante. Dios
nos creó para ser personas íntegras que buscamos su justicia y bondad. Por lo
tanto debemos evitar ambos extremos: legalismo e inmoralidad.
La sabiduría es la mejor herencia a desear, no
la sabiduría del mundo que todos anhelan, si no la de Dios y que pocos buscan.
La sabiduría de lo alto protege de las tormentas y del calor quemante de la
tribulación. La riqueza no alarga la vida natural, pero la sabiduría verdadera
da vida espiritual y fortalece a los hombres para servir sujetos a sus
sufrimientos.
Miremos la
disposición de nuestro estado como obra de Dios, y al final, todo resultará
haber sido para mejor. En obras de justicia no te dejes llevar por los calores
o pasiones, no, no por el celo por Dios. No te engañes sobre tus habilidades ni
critiques todo, ni te ocupes con los asuntos de otros hombres.
Muchos que no
serán tocados por el temor a Dios, y el terror al infierno, evitarán pecados
que arruinen su salud y patrimonio, y los expongan a la justicia pública. Pero
los que tememos verdaderamente a Dios, tenemos un sólo fin al servir, por
tanto, actuamos con firmeza.
Si decimos que
no pecamos nos engañamos. Todo creyente verdadero está listo para decir: ¡Dios
mio ten misericordia de mí pecador, en el nombre de Jesús!
Al mismo tiempo,
no olvidemos que la justicia personal, el andar en la nueva vida, es la única
prueba real de interés por la fe en la justicia del Redentor.
La sabiduría nos
enseña a no ser rápidos para resentirnos por las afrentas. No desees saber qué
dice la gente; si hablan bien de ti, se alimentará tu orgullo; si hablan mal,
incitará tu pasión. Preocúpate de ser aprobado ante Dios y tu propia conciencia,
y entonces, no oirás lo que dicen de ti los hombres; es más fácil pasar por
veinte afrentas que vengar una. Cuando se nos hace daño, examinemos si no hemos
hecho mal a otros.
Los que viven en
el temor de Dios, obtendrán satisfacción y felicidad verdadera y completa.
Aquel que confía en Dios "no será visitado de mal" debido a sus
buenos hábitos, estilo de vida y a veces mediante la intervención directa de
Dios. Sin embargo, el temor de Jehová no siempre nos protege del peligro de
esta vida. Siguen sucediéndoles cosas malas a la gente que ama a Dios. Este
versículo no es una promesa universal, sino un principio general. Describe lo
que sucedería si en este mundo no hubiera pecado y lo que sucederá en la tierra
nueva cuando los nacidos de nuevo estaremos para siempre bajo la protección de
Dios.
Los que captamos
nuestra necesidad de Cristo, y que estamos deseosos de tener justicia y vida en
Él, a nosotros nos llena con cosas buenas, con las cosas mejores; y somos
abundantemente satisfechos con las bendiciones que da. Él satisfará los deseos
del pobre en espíritu que anhela bendiciones espirituales, mientras los auto suficientes serán enviados lejos.