Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí
que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y
todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las
aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay
vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31
Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran
manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Las hierbas y las frutas deben ser la comida del
hombre, incluido el maíz y todos los productos de la tierra. Que el pueblo de
Dios ponga sobre Él su carga y no se afane por qué comerán ni qué beberán. El que
alimenta las aves del cielo no permitirá que sus hijitos pasen hambre.
La Biblia no aborda el tema de la evolución. Más
bien su cosmovisión da por sentado que Dios lo creó. El punto de vista bíblico
de la creación no está en conflicto con la ciencia, pero sí está en conflicto
con cualquier teoría que principie sin un creador. Al crear al ser humano,
el Soberano del universo decidió delegar a la humanidad el señorío sobre la
tierra. El poder y la autoridad humana para el ejercicio de este señorío se
originan en el deseo divino de hacer a los seres humanos a su propia imagen y
semejanza. La habilidad humana para regir la tierra descansará en su continua
obediencia a la autoridad de Dios como Señor de la creación. Su poder para
reinar en la vida dependerá de su fidelidad a la hora de obedecer la ley divina
Igualmente los cristianos comprometidos y
sinceros han tenido que luchar con este tema del origen de las cosas y han
llegado a conclusiones diversas. Por supuesto, esto es de esperarse ya que la
evidencia es muy antigua y, debido a los estragos de las generaciones, muy
fragmentada. Los estudiosos de la Biblia y de la ciencia deben evitar
polarizaciones y pensamientos extremistas. Los primeros deben tener cuidado de
no hacer que la Biblia diga cosas que no dice, así como los segundos no deben
forzar a la ciencia a decir cosas que tampoco dice.
El aspecto más importante de esta discusión
continua no es el proceso de la
creación, sino el origen de la
creación. El mundo no es un producto de la casualidad ni de la probabilidad;
Dios lo creó.
La Biblia no sólo nos dice que Dios creó el
mundo; más importante aún, nos dice quién es ese Dios. Nos revela la
personalidad de Dios, su carácter y su plan para la creación. Además nos revela
el deseo más profundo de Dios: relacionarse y tener comunión con la gente por
medio de su visita histórica a este planeta en la persona de Su Hijo
Jesucristo. Podemos conocer de una forma muy personal a este Dios que creó el
universo.
Los cielos y la tierra están aquí. Nosotros
estamos aquí. Dios creó todo lo que vemos y experimentamos. El libro de Génesis
comienza, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra".
Aquí comenzamos la más emocionante y plena de
todas las aventuras. Dios observó que lo que había hecho era muy bueno. Nosotros
somos parte de la creación de Dios y El está complacido por la manera en que
nos creó. Si en ocasiones sentimos que carecemos de valor o que valemos poco,
recordemos que Dios lnos creó por una buena razón. Somos valiosos para Él.