Mateo 6:11 Danos
hoy nuestro pan cotidiano. (La Biblia de Casiodoro de Reina
1569)
Esta
petición se ha tomado en un sentido puramente judío. El pan se ha tomado como
el pan del Reino Celestial. Lucas nos dice que uno de los presentes Le dijo a
Jesús: «¡Bienaventurado el que coma pan en el Reino de Dios» (Lucas_14:15). Los
judíos tenían una idea algo extraña pero tremendamente inspiradora. Creían que
cuando viniera el Mesías y amaneciera la edad de oro, habría lo que llamaban el
banquete mesiánico, del que participarían los escogidos de Dios. Sería como una
especie de fiesta de bienvenida que Dios ofrecía a Su pueblo. Así que, esto se
ha tomado como una petición de participar en el banquete mesiánico final del
pueblo de Dios.
La
palabra "pan" es palabra genérica y significa lo necesario para
sostener la vida física, Génesis_3:19. Es
correcto y necesario pedirlo. Dios sabe lo que nos es preciso antes que se lo
pidamos. Por tanto basta la sencilla petición del pan suficiente para este día.
No pedimos riqueza ni propiedades, ni la abundancia de bienes terrenos, con los
que nos podríamos asegurar el tiempo futuro; pedimos lo que necesitamos, lo que
nos es indispensable para vivir, para la familia. Una mirada al mundo muestra
cuán realista y necesaria es esta petición, ya que son innumerables los que ni
siquiera tienen lo más perentorio. La petición es sobre todo necesaria para el
discípulo, que se ha dedicado por completo al servicio del reino. Su primera
preocupación es la causa de Dios, y así confía en que Dios también le dará lo
necesario para la vida.
El
pan se ha identificado con el de la Mesa del Señor. Desde un principio, la
Oración Dominical se ha conectado íntimamente con la Mesa del Señor. En los
órdenes de culto más antiguos que poseemos, siempre se establecía que la
Oración Dominical se dijera en algún momento de la celebración de la Comunión.
De ahí que algunos hayan tomado esta petición como una oración para que se nos
conceda el privilegio diario de sentarnos a la Mesa del Señor, y de comer el
alimento espiritual que recibimos allí.
El pan se ha identificado con el alimento
espiritual de la Palabra de Dios, como cantamos en himnos cristianos: Así es
que esta petición se ha tomado como una oración por la verdadera enseñanza, la
verdadera doctrina, la verdad esencial, que están en las Escrituras y la
Palabra de Dios, y que son sin duda comida para la mente y el corazón y el alma
de toda persona creyente.
El pan se ha considerado que representa al
mismo Jesús. Jesús se llamó a sí mismo el pan de la vida (Juan_6:33-35), y
ésta se ha tomado como una oración para que podamos alimentarnos diariamente de
Él, Que es el pan vivo. Así que esta petición se ha interpretado. como una
oración para que también nosotros seamos animados y fortalecidos con Cristo, el
pan vivo.
Los
israelitas recogían cada mañana el maná (el sexto día recogían para dos días).
Cada noche al acostarse no tenían comida para otro día. Cuando algunos lo
guardaron de un día para otro, crio gusanos y hedió. Se acostaban cada noche
durante cuarenta años (Éxodo_16:35), totalmente dependientes
de Dios para el sostén del siguiente día. Deuteronomio_8:3-4
"te sustentó con maná... para hacerte saber que no sólo de pan
vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el
hombre", es decir, por la voluntad de Dios. Jesús citó este texto (Mateo_4:4), indicando que Él no dependía de pan para
vivir, pues Dios podía sostenerle con o sin comida. El punto es que todos somos
totalmente dependientes de Dios.
¿Cómo
podemos pedir el pan de cada día cuando ya tenemos comida almacenada para una
semana o para un mes (o más)?
El
tener una cantidad de alimento en casa no es garantía de nada. Lo que se
haya acumulado se puede destruir de un momento a otro de muchas maneras.
Muchos tienen dinero, educación,
buen empleo, ahorros, inversiones, etc., pero no hay nada de seguridad en tales
cosas. Vivimos porque Dios lo quiere y lo permite. Sin El no hay vida (Hechos_17:25). Debemos poner toda la confianza en El en
lugar de ponerla en causas secundarias.
¿Cómo
puede el hombre decir "dame el pan" cuando tiene que trabajar y ganar
su pan con el sudor del rostro? Porque por más que el hombre trabaje, él solo
nunca podría mantenerse. Dios pone los medios. El hace que el sol salga, que la
lluvia caiga y que la tierra fructifique. Mateo_5:45; Hechos_17:25-28.
El
hombre tiene que trabajar (Efesios_4:28; 2Tesalonicenses_3:10),
pero antes de trabajar debe pedir "Danos hoy nuestro pan" y antes de comer
debe dar gracias. Tenemos que cooperar con la oración. Así es cuando
pedimos la sanidad: Dios sí sana pero tenemos que hacer nuestra parte, buscando
la ayuda de médicos y medicina, que también son bendiciones de Dios.
¡Cuán agradecidos debemos estar por sus
grandes bendiciones! No conviene pedir el pan de hoy si no estamos agradecidos
por el pan de ayer.
Debemos
siempre estar contentos. 1Timoteo_6:8,
"Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto". Hebreos_13:5-6, "Sean vuestras costumbres sin
avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé,
ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre". Filipenses_4:11, "he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación" (así dijo Pablo cuando estaba preso en
Roma).
Debemos ser sabios administradores de estos
beneficios, practicando la frugalidad y sobriedad.
Juan_6:12-13, Jesús alimentó a los cinco mil, "Y
cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que
sobraron, para que no se pierda nada".
No
debemos malgastar nada. Uno de los pecados del "Hijo Pródigo" se
describe en Lucas_15:14, "Y cuando todo lo
hubo malgastado". También Lucas_16:1 habla
del "hombre rico que tenía un mayordomo que fue acusado ante él como disipador
de sus bienes". Dios nos da ciertos "talentos" (Mateo_25:14), tanto materiales como espirituales, y
con estos debemos servirle, sin malgastarlos. Por lo contrario, debemos
"negociar" con ellos para que
sean multiplicados en su servicio, para su gloria, y para avanzar su obra.
Muchas
personas (hasta hermanos) sufren mucho por no trabajar diligentemente, por no
cuidar su empleo o su negocio, y por no administrar bien lo que ganan.
Además malgastan dinero especialmente en los niños, dándoles con exceso tantas
cosas que piden (por ejemplo, juguetes, diversiones), y aun cosas que
perjudican su salud (exceso de dulces, refrescos, fritos, etc.). Todo esto
cuesta, y a mucha gente no les queda a ellos dinero para cosas más básicas (por
ejemplo, para atención médica).
También
es necesario evitar todo aspecto de avaricia. Dios nos bendice no solamente
para que vivamos y proveamos para los nuestros (1Timoteo_5:8),
sino también para beneficiar a otros (Efesios_4:28).
Debemos estar siempre preocupados por otros, y no pensar solamente en nuestras
propias necesidades.
Pedimos
el pan porque todo proviene de Dios (Santiago1:17).
Él nos da vida y salud y hace que la tierra produzca para mantenernos.
Pedimos solamente el pan de cada
día. No pedimos el pan para mañana (no debemos preocuparnos por el día de
mañana). Proverbios_30:8-9 es una oración muy
apropiada: "No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no
sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre,
hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios".
Entonces cooperemos
con la oración: "que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar
con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os
conduzcáis honradamente, para con los de afuera, y no tengáis necesidad de
nada" (1Tesalonicenses_4:11-12).
Demos gracias a Dios,
reconociendo que aunque trabajemos por el pan, de todas maneras es don de Dios,
porque sin El nadie vive.
Cuidemos lo que Él
nos da, no malgastando. Seamos mayordomos sabios.
Nos preocupemos por
otros. No vivamos solamente para mantener nuestras propias
vidas, sino para ser útiles al Señor (2Timoteo_2:21).
Así que, muy sencillamente, lo que esta
petición quiere decir es: «Dame las cosas que necesitamos para comer el día que
viene. Ayúdame a conseguir las cosas que tengo en la lista de la compra cuando
salga esta mañana. Dame las cosas que necesitamos para comer cuando vuelvan los
chicos de la escuela, y los hombres del trabajo. Concédenos que nuestra mesa no
esté vacía cuando nos sentemos juntos hoy.» Esta es una oración sencilla para
que Dios nos supla con las cosas que necesitamos para el día que tenemos por
delante. Cuando vemos que ésta es. una sencilla petición por las necesidades de
cada día, de aquí surgen algunas verdades tremendas.
Esto quiere decir que Dios se cuida de
nuestros cuerpos. Jesús nos lo mostró; Él pasó mucho tiempo sanando
enfermedades y satisfaciendo el hambre física. Estaba angustiado cuando se daba
cuenta de que el gentío que le había seguido a lugares solitarios se encontraba
muy lejos de su casa y no tenía nada que comer. Haremos bien en tener presente
que Dios tiene interés en nuestros cuerpos. Cualquier enseñanza que minimiza, y
desprecia, y calumnia el cuerpo, es equivocada. Podemos ver lo que Dios piensa
de nuestros cuerpos cuando recordamos que El mismo, en Jesucristo, asumió un
cuerpo humano. El Cristianismo aspira, no sólo a la salvación del alma, sino
a la salvación de toda la persona: cuerpo, mente y espíritu.
Esta petición nos enseña a
pedir el pan nuestro de cada día, o el pan para el día que tenemos
por delante. Nos enseña a vivir al día, y no preocuparnos o estar ansiosos
acerca del futuro distante y desconocido.
Esta petición nos habla de vivir al día. Nos
prohíbe la angustiosa preocupación tan característica de la vida que no ha
aprendido a confiar en Dios.
Por implicación, esta petición Le da a Dios el
lugar que Le corresponde. Reconoce que es de Dios de Quien recibimos el
alimento necesario para sostener la vida. Ningún ser humano ha sido nunca capaz
de crear una semilla que creciera. Un hombre de ciencia puede analizar una
semilla y conocer sus elementos constituyentes, pero ninguna semilla sintética
puede crecer. Todas las cosas vivas vienen de Dios. Lo que comemos, por tanto,
es un regalo que nos hace Dios.
Esta petición nos recuerda muy sabiamente cómo
funciona la oración. Si uno hiciera esta oración, y luego se sentara
tranquilamente a esperar que el pan le cayera del cielo en las manos, seguro
que se moriría de hambre. Nos recuerda que la oración y el trabajo van de la
mano, y que cuando oramos debemos pasar a trabajar para hacer que nuestras
oraciones se hagan realidad. Es verdad que la semilla viva viene de Dios; pero
también es verdad que tenemos la obligación de cultivarla.
Leí hace poco la siguiente historia: «Érase
un hombre que tenía una parcela; la había obtenido con mucho sacrificio, y con
mucho trabajo la había limpiado de piedras y de toda clase de malas hierbas,
había labrado y enriquecido la tierra convenientemente hasta que le produjo las
flores y hortalizas .más estupendas. Una tarde le estaba enseñando su parcela a
un piadoso amigo. Éste le dijo: -Es maravilloso lo que Dios puede hacer con un
terrenito así, ¿verdad.? -Sí -dijo el hombre que había hecho todo el trabajo-.
¡Pero tendrías que haber visto esta parcela cuando Dios la estaba cuidando Él
solo!»
La generosidad de Dios y el trabajo humano
deben combinarse. La oración, como la fe, sin las obras es cosa muerta. Cuando
hacemos esta petición, reconocemos dos verdades básicas: Que sin Dios no
podemos hacer nada, y que sin nuestro esfuerzo y cooperación Dios no puede
hacer nada por nosotros.
Debemos advertir que Jesús no nos enseñó a
pedir: «Dame mi pan cotidiano.» Nos enseñó a pedir: «Danos nuestro pan
cotidiano.» El problema del mundo no es que no haya bastante para todos; hay
bastante para dar y tomar. El problema no está en la provisión de las
cosas esenciales de la vida, sino en su distribución. Esta oración nos
enseña a no ser nunca egoístas en nuestras oraciones. Es una oración que
podemos ayudarle a Dios a contestarnos compartiendo lo que tenemos con otros
menos afortunados. Esta oración no se refiere exclusivamente a recibir nuestro
pan cotidiano; también incluye el compartirlo con otros.
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