} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL SERMÓN DEL MONTE 24

domingo, 19 de marzo de 2017

EL SERMÓN DEL MONTE 24



Mateo 6:11  Danos hoy nuestro pan cotidiano. (La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)


       Esta petición se ha tomado en un sentido puramente judío. El pan se ha tomado como el pan del Reino Celestial. Lucas nos dice que uno de los presentes Le dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma pan en el Reino de Dios» (Lucas_14:15). Los judíos tenían una idea algo extraña pero tremendamente inspiradora. Creían que cuando viniera el Mesías y amaneciera la edad de oro, habría lo que llamaban el banquete mesiánico, del que participarían los escogidos de Dios. Sería como una especie de fiesta de bienvenida que Dios ofrecía a Su pueblo. Así que, esto se ha tomado como una petición de participar en el banquete mesiánico final del pueblo de Dios.

  La palabra "pan" es palabra genérica y significa lo necesario para sostener la vida física, Génesis_3:19. Es correcto y necesario pedirlo. Dios sabe lo que nos es preciso antes que se lo pidamos. Por tanto basta la sencilla petición del pan suficiente para este día. No pedimos riqueza ni propiedades, ni la abundancia de bienes terrenos, con los que nos podríamos asegurar el tiempo futuro; pedimos lo que necesitamos, lo que nos es indispensable para vivir, para la familia. Una mirada al mundo muestra cuán realista y necesaria es esta petición, ya que son innumerables los que ni siquiera tienen lo más perentorio. La petición es sobre todo necesaria para el discípulo, que se ha dedicado por completo al servicio del reino. Su primera preocupación es la causa de Dios, y así confía en que Dios también le dará lo necesario para la vida.
El pan se ha identificado con el de la Mesa del Señor. Desde un principio, la Oración Dominical se ha conectado íntimamente con la Mesa del Señor. En los órdenes de culto más antiguos que poseemos, siempre se establecía que la Oración Dominical se dijera en algún momento de la celebración de la Comunión. De ahí que algunos hayan tomado esta petición como una oración para que se nos conceda el privilegio diario de sentarnos a la Mesa del Señor, y de comer el alimento espiritual que recibimos allí.
      El pan se ha identificado con el alimento espiritual de la Palabra de Dios, como cantamos en himnos cristianos: Así es que esta petición se ha tomado como una oración por la verdadera enseñanza, la verdadera doctrina, la verdad esencial, que están en las Escrituras y la Palabra de Dios, y que son sin duda comida para la mente y el corazón y el alma de toda persona creyente.

El pan se ha considerado que representa al mismo Jesús. Jesús se llamó a sí mismo el pan de la vida (Juan_6:33-35), y ésta se ha tomado como una oración para que podamos alimentarnos diariamente de Él, Que es el pan vivo. Así que esta petición se ha interpretado. como una oración para que también nosotros seamos animados y fortalecidos con Cristo, el pan vivo.

  Los israelitas recogían cada mañana el maná (el sexto día recogían para dos días). Cada noche al acostarse no tenían comida para otro día. Cuando algunos lo guardaron de un día para otro, crio gusanos y hedió. Se acostaban cada noche durante cuarenta años (Éxodo_16:35), totalmente dependientes de Dios para el sostén del siguiente día. Deuteronomio_8:3-4 "te sustentó con maná... para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre", es decir, por la voluntad de Dios. Jesús citó este texto (Mateo_4:4), indicando que Él no dependía de pan para vivir, pues Dios podía sostenerle con o sin comida. El punto es que todos somos totalmente dependientes de Dios.

              ¿Cómo podemos pedir el pan de cada día cuando ya tenemos comida almacenada para una semana o para un mes (o más)?

              El tener una cantidad de alimento en casa no es garantía de nada. Lo que se haya acumulado se puede destruir de un momento a otro de muchas maneras.
            Muchos tienen dinero, educación, buen empleo, ahorros, inversiones, etc., pero no hay nada de seguridad en tales cosas. Vivimos porque Dios lo quiere y lo permite. Sin El no hay vida (Hechos_17:25). Debemos poner toda la confianza en El en lugar de ponerla en causas secundarias.
  ¿Cómo puede el hombre decir "dame el pan" cuando tiene que trabajar y ganar su pan con el sudor del rostro? Porque por más que el hombre trabaje, él solo nunca podría mantenerse. Dios pone los medios. El hace que el sol salga, que la lluvia caiga y que la tierra fructifique. Mateo_5:45; Hechos_17:25-28.
              El hombre tiene que trabajar (Efesios_4:28; 2Tesalonicenses_3:10), pero antes de trabajar debe pedir "Danos hoy nuestro pan" y antes de comer debe dar gracias. Tenemos que cooperar con la oración. Así es cuando pedimos la sanidad: Dios sí sana pero tenemos que hacer nuestra parte, buscando la ayuda de médicos y medicina, que también son bendiciones de Dios.
 ¡Cuán agradecidos debemos estar por sus grandes bendiciones! No conviene pedir el pan de hoy si no estamos agradecidos por el pan de ayer.
              Debemos siempre estar contentos. 1Timoteo_6:8, "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto". Hebreos_13:5-6, "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre". Filipenses_4:11, "he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación" (así dijo Pablo cuando estaba preso en Roma).
  Debemos ser sabios administradores de estos beneficios, practicando la frugalidad y sobriedad.
              Juan_6:12-13, Jesús alimentó a los cinco mil, "Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada".
              No debemos malgastar nada. Uno de los pecados del "Hijo Pródigo" se describe en Lucas_15:14, "Y cuando todo lo hubo malgastado". También Lucas_16:1 habla del "hombre rico que tenía un mayordomo que fue acusado ante él como disipador de sus bienes". Dios nos da ciertos "talentos" (Mateo_25:14), tanto materiales como espirituales, y con estos debemos servirle, sin malgastarlos. Por lo contrario, debemos "negociar"  con ellos para que sean multiplicados en su servicio, para su gloria, y para avanzar su obra.
              Muchas personas (hasta hermanos) sufren mucho por no trabajar diligentemente, por no cuidar su empleo o su negocio, y por no administrar bien lo que ganan. Además malgastan dinero especialmente en los niños, dándoles con exceso tantas cosas que piden (por ejemplo, juguetes, diversiones), y aun cosas que perjudican su salud (exceso de dulces, refrescos, fritos, etc.). Todo esto cuesta, y a mucha gente no les queda a ellos dinero para cosas más básicas (por ejemplo, para atención médica).
  También es necesario evitar todo aspecto de avaricia. Dios nos bendice no solamente para que vivamos y proveamos para los nuestros (1Timoteo_5:8), sino también para beneficiar a otros (Efesios_4:28). Debemos estar siempre preocupados por otros, y no pensar solamente en nuestras propias necesidades.  

  Pedimos el pan porque todo proviene de Dios (Santiago1:17). Él nos da vida y salud y hace que la tierra produzca para mantenernos.
 Pedimos solamente el pan de cada día. No pedimos el pan para mañana (no debemos preocuparnos por el día de mañana). Proverbios_30:8-9 es una oración muy apropiada: "No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios".
Entonces cooperemos con la oración: "que procuréis tener tranquilidad,  y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente, para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada" (1Tesalonicenses_4:11-12).
Demos gracias a Dios, reconociendo que aunque trabajemos por el pan, de todas maneras es don de Dios, porque sin El nadie vive.
Cuidemos lo que Él nos da, no malgastando. Seamos mayordomos sabios.
Nos preocupemos por otros. No vivamos solamente para mantener nuestras propias vidas, sino para ser útiles al Señor (2Timoteo_2:21).
           
Así que, muy sencillamente, lo que esta petición quiere decir es: «Dame las cosas que necesitamos para comer el día que viene. Ayúdame a conseguir las cosas que tengo en la lista de la compra cuando salga esta mañana. Dame las cosas que necesitamos para comer cuando vuelvan los chicos de la escuela, y los hombres del trabajo. Concédenos que nuestra mesa no esté vacía cuando nos sentemos juntos hoy.» Esta es una oración sencilla para que Dios nos supla con las cosas que necesitamos para el día que tenemos por delante. Cuando vemos que ésta es. una sencilla petición por las necesidades de cada día, de aquí surgen algunas verdades tremendas.

Esto quiere decir que Dios se cuida de nuestros cuerpos. Jesús nos lo mostró; Él pasó mucho tiempo sanando enfermedades y satisfaciendo el hambre física. Estaba angustiado cuando se daba cuenta de que el gentío que le había seguido a lugares solitarios se encontraba muy lejos de su casa y no tenía nada que comer. Haremos bien en tener presente que Dios tiene interés en nuestros cuerpos. Cualquier enseñanza que minimiza, y desprecia, y calumnia el cuerpo, es equivocada. Podemos ver lo que Dios piensa de nuestros cuerpos cuando recordamos que El mismo, en Jesucristo, asumió un cuerpo humano. El Cristianismo aspira, no sólo a la salvación del alma, sino a la salvación de toda la persona: cuerpo, mente y espíritu.
Esta petición nos enseña a pedir el pan nuestro de cada día, o el pan para el día que tenemos por delante. Nos enseña a vivir al día, y no preocuparnos o estar ansiosos acerca del futuro distante y desconocido.
Esta petición nos habla de vivir al día. Nos prohíbe la angustiosa preocupación tan característica de la vida que no ha aprendido a confiar en Dios.
  Por implicación, esta petición Le da a Dios el lugar que Le corresponde. Reconoce que es de Dios de Quien recibimos el alimento necesario para sostener la vida. Ningún ser humano ha sido nunca capaz de crear una semilla que creciera. Un hombre de ciencia puede analizar una semilla y conocer sus elementos constituyentes, pero ninguna semilla sintética puede crecer. Todas las cosas vivas vienen de Dios. Lo que comemos, por tanto, es un regalo que nos hace Dios.
  Esta petición nos recuerda muy sabiamente cómo funciona la oración. Si uno hiciera esta oración, y luego se sentara tranquilamente a esperar que el pan le cayera del cielo en las manos, seguro que se moriría de hambre. Nos recuerda que la oración y el trabajo van de la mano, y que cuando oramos debemos pasar a trabajar para hacer que nuestras oraciones se hagan realidad. Es verdad que la semilla viva viene de Dios; pero también es verdad que tenemos la obligación de cultivarla.
Leí hace poco la siguiente historia: «Érase un hombre que tenía una parcela; la había obtenido con mucho sacrificio, y con mucho trabajo la había limpiado de piedras y de toda clase de malas hierbas, había labrado y enriquecido la tierra convenientemente hasta que le produjo las flores y hortalizas .más estupendas. Una tarde le estaba enseñando su parcela a un piadoso amigo. Éste le dijo: -Es maravilloso lo que Dios puede hacer con un terrenito así, ¿verdad.? -Sí -dijo el hombre que había hecho todo el trabajo-. ¡Pero tendrías que haber visto esta parcela cuando Dios la estaba cuidando Él solo!»
La generosidad de Dios y el trabajo humano deben combinarse. La oración, como la fe, sin las obras es cosa muerta. Cuando hacemos esta petición, reconocemos dos verdades básicas: Que sin Dios no podemos hacer nada, y que sin nuestro esfuerzo y cooperación Dios no puede hacer nada por nosotros.

  Debemos advertir que Jesús no nos enseñó a pedir: «Dame mi pan cotidiano.» Nos enseñó a pedir: «Danos nuestro pan cotidiano.» El problema del mundo no es que no haya bastante para todos; hay bastante para dar y tomar. El problema no está en la provisión de las cosas esenciales de la vida, sino en su distribución. Esta oración nos enseña a no ser nunca egoístas en nuestras oraciones. Es una oración que podemos ayudarle a Dios a contestarnos compartiendo lo que tenemos con otros menos afortunados. Esta oración no se refiere exclusivamente a recibir nuestro pan cotidiano; también incluye el compartirlo con otros.


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