1 Corintios
5:12 “Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar
a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?”
Parece que Pablo ya les había escrito una carta a los corintios
exhortándolos a que evitaran la compañía de la mala gente. Él pretendía que
aquello se aplicara solamente a miembros de la iglesia; había querido decir que
los que tuvieran una mala conducta debían ser disciplinados siendo excluidos de
la sociedad de la iglesia hasta que se enmendaran. Pero parece ser que algunos
de los corintios habían tomado esa carta como una prohibición absoluta, cosa
que no se podría entender como norma a menos que se retirara uno del mundo
totalmente. En un lugar como Corinto sería imposible llevar una vida normal
evitando totalmente el trato con los que vivían en desacuerdo con las
enseñanzas y prácticas de la iglesia.
Pero no había sido eso lo que Pablo había querido decir. Él no habría
recomendado nunca una clase de Cristianismo que se retirara de la vida
cotidiana del mundo, lo que habría equivalido a salirse del mundo. Para él el
Cristianismo tenía que vivirse en el mundo. «Dios -como le dijo cierto santo
anciano a John Wesley- no quiere saber nada de una religión solitaria.» Y Pablo
habría estado totalmente de acuerdo con eso.
Pablo y la iglesia de Corinto
deben tratar un asunto con los miembros (el v. 12 espera que la respuesta sea
un “sí”), pero los creyentes deben permitir a Dios tratar con los que no son
miembros de la iglesia. Los creyentes no deben juzgarse los unos a los otros (Mt.
7:1-5,15-20; ro. 14:1-15:13), pero:
1. Debemos examinar los frutos
uno a otros para posiciones de liderazgo en la iglesia (1Co. 6:1-3; Mateo 7)
2. Debemos ejercitar
disciplina en la iglesia cuando la reputación de la iglesia está en peligro de
perderla
¡Esto es con frecuencia una fina línea! Por implicación Pablo asegura que
el hombre pecador de 1 Corintios 5 debe ser puesto en las manos de Dios para
juicio (es decir, expulsarlo de la iglesia). Uno se pregunta cómo este contexto
se aplica a las sociedades modernas donde los creyentes y los no creyentes
tienen la oportunidad de votar para regular las normas de la sociedad.
¿Debieran los cristianos participar vigorosamente en los procesos políticos? El
contexto inmediato está limitado al juicio en relación a la disciplina en la
iglesia, y no a una democracia moderna occidental. ¡Los creyentes son ciudadanos
de dos reinos con obligaciones y privilegios en ambos! El Espíritu de Dios, la
voluntad de Dios y la Palabra de Dios nos ayuda como creyentes a encontrar
nuestro camino en este mundo caído, pero los que no son creyentes son
explotados y manipulados por el pecado, el ego, y Satanás. Ellos necesitan
nuestro testimonio y nuestra compasión y no nuestra auto justificación de
juicio. Ellos no son capaces de entender ni nuestra motivación, ni nuestros
propósitos y acciones.
El problema del
cuándo y el cómo debieran los cristianos juzgarse los unos a los otros causó
que varios manuscritos griegos fueran alterados en este texto en particular
1. El manuscrito temprano de
papiro P46 (del año aprox. 200 d.C.), al igual que la traducción Bhaírica
Cóptica (del 3er siglo) y la traducción Siriaca Pesita (del siglo 5º) solo
omiten el negativo y traducen la oración como un IMPERATIVO, “Juzguen ustedes a
aquellos que están dentro [de la iglesia]” (ver Bruce M. Metzger, Un Comentario
Textual del Griego del Nuevo Testamento, pág. 551).
2. La traducción Sahídica
Cóptica (del 3er siglo) pone el negativo con la oración que le precede, “Porque
¿qué tengo yo que hacer juzgando a aquellos que están afuera y no a aquellos
que están dentro? Juzgad a aquellos que están dentro (Metzger, pág. 51).
3. Lacueva da esta traducción
literal: “¿Qué, pues, a mí a los de fuera juzgar?” Es decir, “eso de juzgar a
los pecadores del mundo no me concierne en este caso que estoy tratando”. Los
del mundo, por no creer en Cristo, ya están condenados en sus pecados (Jn_3:18;
Rom_6:23). Aquí se trata el caso de disciplina eclesial, nada más.
Dado que los corintios juzgaban solamente a sus miembros, ¿le había de
concernir a Pablo el juzgar a los no cristianos? Por supuesto que no. Todo el
asunto tiene que ver con la disciplina de los miembros de la iglesia local,
nada más. Como la iglesia en Corinto juzgaba a sus miembros ordinariamente, ¿no
había de hacerlo en este caso en particular? ¿Se justificaba ella en entender
mal lo que Pablo les había escrito anteriormente?
La iglesia tiene la
responsabilidad de juzgar a sus miembros para el bien de la iglesia, como
también para el de ellos.
Los que están dentro son
los cristianos, pues se encuentran en Cristo, en su cuerpo que es la iglesia
(Gál_6:26-27; 1Co_12:13; Col_1:18). Efe_2:13 emplea un contraste semejante:
lejos (los gentiles) y cercanos (cristianos).
El asunto
debe ser abordado de dos maneras:
1. los cristianos son
exhortados a no jugarse los unos a los otros (Mateo 7.1-5; Lucas 6:3-7, 42;
Romanos 2:1-11; Santiago 4:11-12)
2. los cristianos son exhortados
a evaluar a sus líderes (Mateo 7:6, 15-16; 1 Corintios 14:29; 1 Tesalonicenses
5:21; 1 Timoteo 3:1-13; 1 Juan 4:1-6)
Algunos criterios para una buena evaluación que pueden ser útiles:
1. La evaluación de tener como
propósito el afirmar (1 Juan 4:1 donde la “prueba” es con la intención de
aprobación)
2. La evaluación debe ser
hecha con humildad y amabilidad (Gálatas 6:1)
3. La evaluación no debe
enfocarse en asuntos de preferencia personal (Romanos 14:1-23; 1 Corintios
8:1-13; 10:23-33)
4. La evaluación debe
identificar a aquellos líderes que consideran que “no hay lugar para la
crítica” dentro de la Iglesia y de la comunidad (1 Timoteo 3).
La iglesia, a veces, debe aplicar disciplina a los miembros que pecan.
Pero dicha disciplina debe usarse con mucho cuidado, con toda rectitud, y en
amor.
Situaciones y Pasos (Mat_18:15-17)
Error no intencional y/o pecado privado
Pecado público y/o aquellos que son cometidos con flagrancia
1. Buscar al hermano y reprenderlo
en privado.
2. Si no escucha, vaya con uno
o dos testigos.
3. Si se niega a oír, lleve el
asunto ante la iglesia.
Después que estos pasos se den y no exista arrepentimiento, los próximos
serán:
1. Apartar de la comunión al
que pecó (1Co_5:2-13).
2. La iglesia unida da su
desaprobación pero alienta y perdona si la persona decide arrepentirse
(2Co_2:5-8).
3. No asociarse con la persona
desobediente, si debe hacerlo, háblele como a alguien que necesita amonestación
(2Th_3:14-15).
4. Después de dos
amonestaciones, sepárese a la persona de la comunión (Tit_3:10).
Estos son los pasos bíblicamente para “juzgar” a un creyente. Pero claro
está, no debemos hacer acepción de personas. Pues aún los veteranos con canas
blancas o familias de renombre deben ser evaluados conforme a los dictámenes de
la Palabra de Dios.
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