Josué 1:8 Nunca se apartará de
tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para
que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Toda la
Palabra de Dios en la Biblia nos enseña a través de hombres de carne y hueso
como nosotros; con las mismas debilidades, preocupaciones y defectos. También
podemos aprender de ellos, que pese a sus caídas, pecados y tropiezos se
arrepintieron y clamaron al Señor. Al comenzar el libro de Josué, los
israelitas se encuentran acampados a la orilla oriental del Jordán, a la misma
entrada de la tierra prometida y ya habían completado el período de duelo por
Moisés, que acababa de morir (Deuteronomio_34:7-8 Era Moisés de edad de
ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su
vigor. 8 Y lloraron los hijos
de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los
días del lloro y del luto de Moisés). Treinta y nueve años antes
(después de pasar un año en el monte Sinaí recibiendo la ley de Dios), los
israelitas tuvieron una oportunidad de entrar a la tierra prometida, pero no
confiaron en que Dios les daría la victoria. Por lo tanto, Dios no les permitió
entrar a la tierra, sino que los hizo vagar por el desierto hasta que muriera
aquella generación desobediente.
Durante su peregrinación en el desierto, los israelitas obedecieron
las leyes de Dios. Además enseñaron a la nueva generación a obedecer las leyes
de Dios, a fin de que pudieran entrar en la tierra prometida (Canaán). A medida
que los hijos crecían, con frecuencia les recordaban que la fe y la obediencia
a Dios traían victoria, mientras que la incredulidad y la desobediencia
producían tragedia. Cuando el último de la generación mayor y los de la nueva
generación fueron adultos, los israelitas se prepararon para pasar el río y
poseer la tierra prometida, anhelada por tanto tiempo.
Josué fue
el sucesor de Moisés como líder de Israel. ¿Cuáles fueron sus cualidades para
convertirse en líder de la nación? Dios
lo nombró (Num_27:18-23). Era uno
de los únicos dos testigos oculares de las plagas de Egipto y el éxodo que
quedaban con vida. Había sido ayudante de Moisés por cuarenta años.
De los doce espías, sólo él y Caleb
demostraron una confianza plena en que Dios les ayudaría a conquistar la
tierra.
Como Josué había ayudado a Moisés muchos años, estaba bien preparado
para ser líder de la nación. Los cambios de líderes son comunes en muchas
organizaciones. En esos casos, es esencial una transición fluida para
establecer una nueva administración. Esto no sucede a menos que los nuevos
líderes sean bien entrenados.
El nuevo
trabajo de Josué consistió en llevar a más de dos millones de personas a una
nueva tierra extraña y conquistarla. ¡Qué gran reto, aun para un hombre del
calibre de Josué! Cada trabajo nuevo es un reto. Sin Dios puede causar temor.
Con Dios puede ser una gran aventura. Así como Dios estuvo con Josué, El está
con nosotros cuando enfrentamos nuevos retos. Quizás no vamos a conquistar
naciones, pero todos los días encontramos situaciones complejas, personas
difíciles y tentaciones. Sin embargo, Dios promete que nunca nos abandonará ni
dejará de ayudarnos, no importa cómo nos sintamos. Si pedimos la dirección de
Dios como lo hizo Josué, también podemos ganar muchas de las batallas de la
vida.
Muchas
personas piensan que la prosperidad y el éxito provienen de tener mucho dinero,
poder, contactos personales y un inexorable deseo de avanzar. Pero la
estrategia para el éxito que Dios le enseñó a Josué contradice tales criterios.
Le dijo a Josué que para prosperar debía: ser fuerte y valiente porque la tarea
que le esperaba no era fácil, obedecer la ley de Dios, constantemente leer y estudiar el libro de la
ley: la Palabra de Dios.
Para tener éxito, sigamos los consejos que Dios le dio a Josué. Es
posible que no triunfemos según las normas del mundo, pero triunfaremos a los
ojos de Dios, y la opinión del Señor dura para siempre.
Si todos hubieran tratado de
conquistar la tierra prometida a su propia manera, hubiera resultado todo un
caos. Para poder completar la tarea enorme de conquistar la tierra, tuvieron
que estar de acuerdo con el plan del líder y estar dispuestos a apoyarlo y
obedecerlo. Si vamos a completar las tareas que Dios nos ha encomendado,
tenemos que estar plenamente de acuerdo con su plan, prometer obedecerlo y
convertir sus principios en acción, poniéndolos en practica todos los días de
nuestra vida. Estar de acuerdo con el plan de Dios significa conocerlo (según
las Escrituras) y ponerlo en acción en nuestra vida diaria.
Cuando
Dios comisionó a Josué, le dijo tres veces que fuera fuerte y valiente (Josué 1; 6, 7, 9, 18). Tomó el mensaje de Dios en
serio, y encontró en su relación con Dios la fortaleza y valentía que
necesitaba. La próxima vez que tengamos miedo de hacer lo que es correcto, recordemos
que en Dios hallaremos fortaleza y valentía a nuestra disposición.
Dios mandó a Josué a llevar a los israelitas a la tierra prometida y
conquistarla. Esto no fue un acto de imperialismo ni agresión, sino un acto de
castigo. Podemos ver algunos pasajes en la Biblia donde Dios prometió dar esta
tierra a los judíos y las razones por las cuales lo hizo.
Gen 12:1-3:
Dios prometió bendecir a Abraham y hacer de sus descendientes una gran nación
Gen 15:16:
Dios escogería el tiempo más adecuado para que Israel entrara en Canaán porque
las naciones que vivían allí en ese entonces serían impías y estarían listas
para el castigo (su pecado habría llegado al tope)
Gen 17:7-8:
Dios prometió entregar toda la tierra de Canaán a los descendientes de Abraham
Exo 33:1-3: Dios
prometió ayudar a los israelitas a echar de Canaán a todas las naciones impías
Deu 4:5-8:
Los israelitas debían dar el ejemplo de una vida santa a todo el mundo. Esto no
sería así si se mezclaban con los impíos cananeos
Deu 7:1-5:
Los israelitas debían destruir completamente a los cananeos a causa de su
impiedad y del llamado de Israel a la pureza
Deu 12:2: Los
israelitas debían destruir completamente los altares cananeos para que nada los
distrajera de adorar sólo a Dios.
Aprendamos de este gran personaje bíblico y obedezcamos de corazón al
Señor para que nuestra vida transcurra por las sendas que, con anterioridad, Él
ha diseñado para que anduviéramos en ellas.