} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES Capítulo 1

lunes, 9 de febrero de 2015

LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES Capítulo 1


La Palabra en la Biblia refleja los pensamientos escritos de Dios, que fueron plasmados por la pluma de hombres inspirados por el Espíritu Santo. En ella, encontramos un manantial de Agua Viva, por eso la Biblia está viva y fresca. Otros libros quedan en el olvido, se acartonan de viejos abandonados en polvorientas bibliotecas o languidecen a la espera de ser recuperados de un estante. Me llama la atención qué, a pesar de la persecución de que es objeto en infinidad de países, la Biblia se mantiene como el libro más leído y vendido. A través de la Organización Puertas Abiertas podemos recibir información del devastador ataque que los cristianos, la fe en Cristo y la Biblia produce en países intolerantes con otras creencias. 
 Nada ni nadie podrá impedir la extensión del Evangelio de Jesús; el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, es Todopoderoso

Lucas continúa la historia en El libro de Hechos el cual abarca, según los entendidos, los treinta años siguientes a la ascensión de Jesús. En ese período, la iglesia se fundó y el evangelio de salvación se llevó por el mundo, incluso a la capital del Imperio Romano. Los evangelistas, con debilidades y limitaciones como las tuyas o las mías, fueron revestidos de poder por el Espíritu Santo para enseñar el Evangelio de Jesús al "mundo entero" (Hechos 17; 6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;).  
  El primer libro de Lucas fue su Evangelio. Lo dedicó también a Teófilo,   (Lucas 1:3. me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo,)
  Jesús pasó cuarenta días enseñando a sus discípulos, los que experimentaron un cambio total. Antes de esto contendieron unos con otros, dejaron a su Señor y Pedro, negó conocerle. Después de una serie de reuniones con  Cristo resucitado, los discípulos descubrieron la contestación a muchas de sus preguntas; se convencieron de la resurrección, asimilaron del Reino de Dios y el origen de su poder: el Espíritu Santo. Por la lectura de la Biblia podemos estar junto al Cristo resucitado en su seminario de enseñanza para alcanzar la Sabiduría que procede de Dios. Creyendo en El recibimos el poder del Espíritu Santo y dejamos el temor a un lado.  

  Lucas dice que los discípulos fueron testigos presenciales de todo lo sucedido a Jesucristo, su vida antes de la crucifixión y los cuarenta días posteriores donde les enseñó más acerca del Reino de Dios.
Todavía en la actualidad hay personas que dudan de la resurrección de Jesús. Pero El se apareció a sus discípulos en muchas ocasiones luego de su resurrección, probando que estaba vivo. Se  puede apreciar el cambio que la resurrección hizo en la vida de los discípulos. Durante el momento de su muerte estaban temerosos, desilusionados e incluso temían por sus vidas. Luego de recibir el Espíritu Santo dejaron todo por divulgar alrededor del mundo las buenas noticias acerca del Evangelio de Cristo. Enfrentaron prisiones, castigo físico, rechazo y martirio, pero nunca comprometieron su misión. Estos hombres no hubieran arriesgado su vida por algo que fuera un fraude. Sabían que Jesús resucitó de la muerte y la iglesia primitiva se encendió con su entusiasmo para proclamar la noticia a otros.  

  Jesús explicó que con su venida se inauguró el Reino de Dios. Al ascender a los cielos, el Reino de Dios permanecería en los corazones de todos los creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo. Pero el Reino de Dios no se desarrollará por completo hasta que Jesús venga de nuevo a juzgar a todas las personas y a quitar todo lo malo del mundo. Antes de que esto suceda, los creyentes debemos ocuparnos en proclamar el Reino de Dios alrededor del mundo, hoy más fácil que nunca por los medios tecnológicos que tenemos a nuestro alcance.
Cada nacido de nuevo, no guarda para sí la nueva vida que ha recibido por fe en Jesucristo. Desea hacer participe esa Salvación al resto de personas cercanas, hablando del Arrepentimiento, de la Muerte, Resurrección y Ascensión del Señor Jesucristo a los cielos.
    Si Jesús hubiera permanecido en la tierra, su presencia física habría limitado la difusión del evangelio, ya que físicamente solo podría estar en un solo lugar al mismo tiempo. Después de su Ascensión está presente espiritualmente en todo lugar a través del Espíritu Santo. El Espíritu Santo se envió de manera que Dios estuviera con sus seguidores y en ellos después que Jesús ascendió al cielo. Su Espíritu los reconfortaría y guiaría a la verdad, permaneciendo en ellos las palabras de Jesús, dándoles las palabras oportunas y llenándolos con poder (Juan 14; 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:).
  En Pentecostés (Hechos 2;1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;  3  y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.) el Espíritu Santo estuvo a la disposición de todos los que recibieron a Jesús como su Salvador y Señor. Nosotros recibimos el Espíritu Santo cuando por fe creemos en Jesucristo.  
  El Espíritu Santo marca el comienzo de la experiencia cristiana. No podemos pertenecer a Cristo sin su Espíritu (Romanos 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. ); no podemos estar unidos a Cristo sin su Espíritu (1Corintios 6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.); no podemos ser adoptados como sus hijos sin su Espíritu (Romanos 8:14-17; Galatas 4:6-7); no podemos estar en el cuerpo de Cristo excepto por el Espíritu (1Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. ).
  El Espíritu es el poder de nuestra nueva vida. Empieza el largo proceso de una vida de cambios para asemejarnos más a Cristo; es el proceso de santificación que durará mientras residamos en este cuerpo miortal (Galatas 3:3; Filipenses 1:6). Cuando recibimos a Cristo por la fe, empezamos una relación personal e inmediata con Dios, en el día a día; cuando oramos, cuando leemos su Palabra; cuando vamos al trabajo, en el trabajo; en todo momento y lugar podemos estar en contacto con Dios Padre por medio de su Hijos Jesucristo. No necesitamos esperar al domingo, o acudir a determinado lugar; no, Dios es Omnipresente, está en todas partes.  El Espíritu Santo obra en nosotros para ayudarnos a ser como Cristo.
  El Espíritu une comunidades cristianas en Cristo (Efesios 2:19-22). Todos pueden experimentar el Espíritu Santo y El obrar a través de todos (1Corintios 12:11; Efesios 4:4).
  Durante los años de ministerio de Jesús sobre la tierra, los discípulos se preguntaban continuamente sobre su Reino. ¿Cuándo vendrá? ¿Cuál sería su papel? Desde el punto de vista tradicional, el Mesías sería un conquistador terrenal, que libraría a Israel de Roma. Pero el reino al que se refería Jesús era uno espiritual, establecido en los corazones y vidas de los creyentes (Lucas 17:21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.). La presencia y el poder de Dios permanecen en los creyentes en la persona del Espíritu Santo.
  El poder del Espíritu Santo, involucra valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad. Los discípulos necesitamos de todo esto para cumplir con su misión. Si creemos  en Jesucristo, podemos experimentar el poder del Espíritu Santo en nuestra vida. Jesucristo prometió a los apóstoles que recibirían el poder para ser testigos después que recibieran el Espíritu Santo: recibieron el Espíritu Santo; les dio poder; y fueron testigos con resultados extraordinarios.
Nosotros a menudo tratamos de invertir el orden y testificamos dependiendo de nuestro propio poder y autoridad. Testificar no es mostrar lo que podemos hacer por Dios, sino mostrar y decir lo que Dios ha hecho por nosotros. Con estas palabras, Jesús destaca qué:  El Espíritu Santo es la Persona y el Poder a través de quien se recibe ayuda y habilidad para compartir la vida y el poder del Reino de Dios con otros; El poder del Espíritu Santo hay que «recibirlo»; no se trata de una experiencia automática. De la misma manera que el Espíritu Santo mora interiormente en cada creyente, llenará y sobreabundará (Juan 7:37-39) en todos los que lo reciben con una fe inocente.  Uno sabe cuándo el Espíritu Santo nos está llenando y guiando nuestra vida. Así lo dijo Jesús, y los discípulos lograron descubrir que así era (Hechos 1:5; Hechos 2:1-4). El Espíritu Santo ha venido para convencernos que el mandato de Jesús, no es un “si te apetece” o “si te parece”; es una orden “Id y predicar” “Id y enseñar el Evangelio”. Es un deber de todo cristiano genuino obedecer a su Señor.   Debemos recibir del Espíritu Santo poder para actuar, para ir. Entonces, el Señor nos dará: poder para buscar a los perdidos; autoridad para declarar con energía a Jesús como el Hijo de Dios; y  poder para establecer su Iglesia, localmente y a lo largo y ancho del mundo.
  Jesús instruyó a sus discípulos para que fueran testigos a las personas de todas las naciones acerca de El (Mateo 28:19-20). Pero se les dijo que debían esperar antes la venida del Espíritu Santo (Lucas 24:49). Dios tiene una labor importante que quiere que hagamos en su nombre, pero debemos desarrollarla por el poder del Espíritu Santo.   Pero algunas veces la espera es parte del plan de Dios.

  Después de la ascensión de Cristo al cielo, los apóstoles regresaron de inmediato a Jerusalén y se reunieron para orar. Jesús les dijo que el Espíritu Santo vendría sobre ellos dentro de no muchos días, de manera que tenían que esperar en oración.
 Cuando tengamos enfrente una tarea difícil, una decisión importante, un dilema confuso, nuestro primer paso debe ser orar por el poder y la dirección del Espíritu Santo para que el guíe nuestra decisión. ¿Quien mejor que nadie conoce nuestro futuro?  Lamentablemente muchas veces hemos tomado decisiones, fruto de nuestro anterior concepto de la vida; creyendo que talvez el Señor no se metía en cuestiones triviales. Pero hemos visto cuan desatinadas fueron aquellas que tomamos sin contar con Dios para nada. El pasado está ahí presente para no cometer los mismos errores, aprender de ellos para sujetarse, confiar y obedecer en todo momento las enseñanzas de la Palabra de Dios en la Biblia.

Hace unos días he comenzado el estudio del Libro de los Hechos, para con la ayuda del Espíritu conocer, digamos desde el minuto cero, de la iglesia primitiva. Poco a poco iré subiendo al blog, aquello que haya estudiado, comprobado y consultado siempre con fundamento bíblico.
Agradecería, que me corrigieran en todo aquello que pueda ser confuso o difícil de entender. Sería de agradecer y me serviría para aprender de los errores y corregirlos.
 Por cierto muchas gracias a todos por compartir este blog a través de las redes sociales, pues el programa STATCOUNTER me dice que a esta hora se ha compartido ya, 157.000 veces. Ojalá que sea de bendición para quienes lo lean.
El objetivo es predicar a Cristo:
SI POR FE CREES EN JESUCRISTO COMO TU SALVADOR Y SEÑOR TE REGALA LA SALVACIÓN.