La Palabra en la Biblia
refleja los pensamientos escritos de Dios, que fueron plasmados por la pluma de
hombres inspirados por el Espíritu Santo. En ella, encontramos un manantial de
Agua Viva, por eso la Biblia está viva y fresca. Otros libros quedan en el
olvido, se acartonan de viejos abandonados en polvorientas bibliotecas o
languidecen a la espera de ser recuperados de un estante. Me llama la atención
qué, a pesar de la persecución de que es objeto en infinidad de países, la Biblia
se mantiene como el libro más leído y vendido. A través de la Organización
Puertas Abiertas podemos recibir información del devastador ataque que los
cristianos, la fe en Cristo y la Biblia produce en países intolerantes con
otras creencias.
Nada ni nadie podrá impedir la extensión del
Evangelio de Jesús; el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, es
Todopoderoso
Lucas continúa la historia en
El libro de Hechos el cual abarca, según los entendidos, los treinta años siguientes
a la ascensión de Jesús. En ese período, la iglesia se fundó y el evangelio de
salvación se llevó por el mundo, incluso a la capital del Imperio Romano. Los evangelistas,
con debilidades y limitaciones como las tuyas o las mías, fueron revestidos de
poder por el Espíritu Santo para enseñar el Evangelio de Jesús al "mundo
entero" (Hechos
17; 6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos
hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el
mundo entero también han venido acá;).
El primer libro
de Lucas fue su Evangelio. Lo dedicó también a Teófilo, (Lucas 1:3. me ha parecido también a mí, después de haber investigado con
diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh
excelentísimo Teófilo,)
Jesús
pasó cuarenta días enseñando a sus discípulos, los que experimentaron un cambio
total. Antes de esto contendieron unos con otros, dejaron a su Señor y Pedro,
negó conocerle. Después de una serie de reuniones con Cristo resucitado,
los discípulos descubrieron la contestación a muchas de sus preguntas; se
convencieron de la resurrección, asimilaron del Reino de Dios y el origen de su
poder: el Espíritu Santo. Por la lectura de la Biblia podemos estar junto al
Cristo resucitado en su seminario de enseñanza para alcanzar la Sabiduría que
procede de Dios. Creyendo en El recibimos el poder del Espíritu Santo y dejamos
el temor a un lado.
Lucas dice que
los discípulos fueron testigos presenciales de todo lo sucedido a Jesucristo,
su vida antes de la crucifixión y los cuarenta días posteriores donde les enseñó
más acerca del Reino de Dios.
Todavía en la actualidad hay
personas que dudan de la resurrección de Jesús. Pero El se apareció a sus
discípulos en muchas ocasiones luego de su resurrección, probando que estaba
vivo. Se puede apreciar el cambio que la resurrección hizo en la vida de
los discípulos. Durante el momento de su muerte estaban temerosos,
desilusionados e incluso temían por sus vidas. Luego de recibir el Espíritu Santo
dejaron todo por divulgar alrededor del mundo las buenas noticias acerca del
Evangelio de Cristo. Enfrentaron prisiones, castigo físico, rechazo y martirio,
pero nunca comprometieron su misión. Estos hombres no hubieran arriesgado su
vida por algo que fuera un fraude. Sabían que Jesús resucitó de la muerte y la
iglesia primitiva se encendió con su entusiasmo para proclamar la noticia a
otros.
Jesús explicó que
con su venida se inauguró el Reino de Dios. Al ascender a los cielos, el Reino
de Dios permanecería en los corazones de todos los creyentes mediante la
presencia del Espíritu Santo. Pero el Reino de Dios no se desarrollará por
completo hasta que Jesús venga de nuevo a juzgar a todas las personas y a
quitar todo lo malo del mundo. Antes de que esto suceda, los creyentes debemos
ocuparnos en proclamar el Reino de Dios alrededor del mundo, hoy más fácil que
nunca por los medios tecnológicos que tenemos a nuestro alcance.
Cada nacido de nuevo, no
guarda para sí la nueva vida que ha recibido por fe en Jesucristo. Desea hacer
participe esa Salvación al resto de personas cercanas, hablando del
Arrepentimiento, de la Muerte, Resurrección y Ascensión del Señor Jesucristo a
los cielos.
Si Jesús hubiera permanecido en la tierra, su
presencia física habría limitado la difusión del evangelio, ya que físicamente
solo podría estar en un solo lugar al mismo tiempo. Después de su Ascensión
está presente espiritualmente en todo lugar a través del Espíritu Santo. El
Espíritu Santo se envió de manera que Dios estuviera con sus seguidores y en
ellos después que Jesús ascendió al cielo. Su Espíritu los reconfortaría y
guiaría a la verdad, permaneciendo en ellos las palabras de Jesús, dándoles las
palabras oportunas y llenándolos con poder (Juan 14; 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre:).
En Pentecostés (Hechos 2;1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba,
el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen.) el Espíritu Santo estuvo a la
disposición de todos los que recibieron a Jesús como su Salvador y Señor.
Nosotros recibimos el Espíritu Santo cuando por fe creemos en Jesucristo.
El Espíritu Santo
marca el comienzo de la experiencia cristiana. No podemos pertenecer a Cristo
sin su Espíritu (Romanos 8:9 Mas vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. ); no podemos estar unidos a Cristo sin su Espíritu (1Corintios 6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.); no podemos ser adoptados
como sus hijos sin su Espíritu (Romanos 8:14-17; Galatas 4:6-7); no podemos estar en el cuerpo de Cristo
excepto por el Espíritu (1Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o
libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. ).
El Espíritu es el
poder de nuestra nueva vida. Empieza el largo proceso de una vida de cambios
para asemejarnos más a Cristo; es el proceso de santificación que durará
mientras residamos en este cuerpo miortal (Galatas 3:3; Filipenses 1:6). Cuando recibimos a Cristo
por la fe, empezamos una relación personal e inmediata con Dios, en el día a
día; cuando oramos, cuando leemos su Palabra; cuando vamos al trabajo, en el
trabajo; en todo momento y lugar podemos estar en contacto con Dios Padre por
medio de su Hijos Jesucristo. No necesitamos esperar al domingo, o acudir a
determinado lugar; no, Dios es Omnipresente, está en todas partes. El Espíritu Santo obra en nosotros para
ayudarnos a ser como Cristo.
El Espíritu une
comunidades cristianas en Cristo (Efesios 2:19-22). Todos pueden experimentar el Espíritu Santo y El obrar a través
de todos (1Corintios
12:11; Efesios 4:4).
Durante los años
de ministerio de Jesús sobre la tierra, los discípulos se preguntaban
continuamente sobre su Reino. ¿Cuándo vendrá? ¿Cuál sería su papel? Desde el
punto de vista tradicional, el Mesías sería un conquistador terrenal, que
libraría a Israel de Roma. Pero el reino al que se refería Jesús era uno
espiritual, establecido en los corazones y vidas de los creyentes (Lucas 17:21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios
está entre vosotros.). La presencia y el poder de Dios permanecen en los creyentes en
la persona del Espíritu Santo.
El poder del
Espíritu Santo, involucra valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y
autoridad. Los discípulos necesitamos de todo esto para cumplir con su misión.
Si creemos en Jesucristo, podemos experimentar el poder del Espíritu
Santo en nuestra vida. Jesucristo prometió a los apóstoles que recibirían el
poder para ser testigos después que recibieran el Espíritu Santo: recibieron el
Espíritu Santo; les dio poder; y fueron testigos con resultados extraordinarios.
Nosotros a menudo tratamos de
invertir el orden y testificamos dependiendo de nuestro propio poder y
autoridad. Testificar no es mostrar lo que podemos hacer por Dios, sino mostrar
y decir lo que Dios ha hecho por nosotros. Con estas palabras, Jesús destaca qué:
El Espíritu Santo es la Persona y el
Poder a través de quien se recibe ayuda y habilidad para compartir la vida y el
poder del Reino de Dios con otros; El poder del Espíritu Santo hay que
«recibirlo»; no se trata de una experiencia automática. De la misma manera que
el Espíritu Santo mora interiormente en cada creyente, llenará y sobreabundará
(Juan
7:37-39) en
todos los que lo reciben con una fe inocente. Uno sabe cuándo el Espíritu Santo nos está
llenando y guiando nuestra vida. Así lo dijo Jesús, y los discípulos lograron
descubrir que así era (Hechos 1:5; Hechos 2:1-4). El Espíritu Santo ha venido para convencernos
que el mandato de Jesús, no es un “si te apetece” o “si te parece”; es una
orden “Id y predicar” “Id y enseñar el Evangelio”. Es un deber de todo
cristiano genuino obedecer a su Señor. Debemos recibir del Espíritu Santo poder para
actuar, para ir. Entonces, el Señor nos dará: poder para buscar a los perdidos;
autoridad para declarar con energía a Jesús como el Hijo de Dios; y poder
para establecer su Iglesia, localmente y a lo largo y ancho del mundo.
Jesús instruyó a
sus discípulos para que fueran testigos a las personas de todas las naciones
acerca de El (Mateo
28:19-20).
Pero se les dijo que debían esperar antes la venida del Espíritu Santo (Lucas 24:49). Dios tiene una labor
importante que quiere que hagamos en su nombre, pero debemos desarrollarla por
el poder del Espíritu Santo. Pero algunas veces la espera es parte del plan
de Dios.
Después de la
ascensión de Cristo al cielo, los apóstoles regresaron de inmediato a Jerusalén
y se reunieron para orar. Jesús les dijo que el Espíritu Santo vendría sobre
ellos dentro de no muchos días, de manera que tenían que esperar en oración.
Cuando tengamos
enfrente una tarea difícil, una decisión importante, un dilema confuso, nuestro
primer paso debe ser orar por el poder y la dirección del Espíritu Santo para
que el guíe nuestra decisión. ¿Quien mejor que nadie conoce nuestro futuro? Lamentablemente muchas veces hemos tomado
decisiones, fruto de nuestro anterior concepto de la vida; creyendo que talvez
el Señor no se metía en cuestiones triviales. Pero hemos visto cuan desatinadas
fueron aquellas que tomamos sin contar con Dios para nada. El pasado está ahí
presente para no cometer los mismos errores, aprender de ellos para sujetarse,
confiar y obedecer en todo momento las enseñanzas de la Palabra de Dios en la
Biblia.
Hace unos días he comenzado
el estudio del Libro de los Hechos, para con la ayuda del Espíritu conocer,
digamos desde el minuto cero, de la iglesia primitiva. Poco a poco iré subiendo
al blog, aquello que haya estudiado, comprobado y consultado siempre con
fundamento bíblico.
Agradecería, que me corrigieran en todo aquello que pueda ser confuso o difícil de entender. Sería de agradecer y me serviría para aprender de los errores y corregirlos.
Por cierto muchas gracias a todos por
compartir este blog a través de las redes sociales, pues el programa
STATCOUNTER me dice que a esta hora se ha compartido ya, 157.000 veces. Ojalá
que sea de bendición para quienes lo lean.
El objetivo es predicar a
Cristo:
SI POR FE CREES EN JESUCRISTO
COMO TU SALVADOR Y SEÑOR TE REGALA LA SALVACIÓN.