En esta época del año suelo
dedicar parte de mi trabajo a la poda e
injertos de frutales. Es muy apasionante ver el
resultado, cuando realizas una poda
adecuada, en el momento apropiado. La mayoría de los frutales que se
comercializan utilizan un patrón o planta silvestre en la que se injerta un
esqueje de la planta madre productiva, para que aquel improductivo por
naturaleza, reciba la savia productora y pueda dar buen fruto.
Cuando leí los versículos
siguientes en la carta del Ápostol Pablo a los Romanos 11; 17-24, me hizo
reflexionar sobre la “operación” que Dios Padre en su Misericordia había
realizado con todos los que por fe en Jesucristo hemos nacido de nuevo. Sólo
por la gracia de Dios derramada gratuitamente para quienes estamos sedientos de
su Palabra, nos permite oir su voz, ver su Obra y darle gracias, alabando y
glorificando su Santo Nombre. Veamos lo que nos enseña el Señor en estos
versículos:
17 Pues si algunas de las
ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en
lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del
olivo,
18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no
sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
19 Pues las ramas,
dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20 Bien; por su
incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme.
21 Porque si Dios no
perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad
y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero
la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú
también serás cortado.
23 Y aun ellos, si no
permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para
volverlos a injertar.
24 Porque si tú fuiste
cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste
injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales,
serán injertados en su propio olivo?
Agrielaios (ἀγριέλαιος) que crece en los campos, silvestre «del olivo
silvestre». Se utiliza en Romanos 11:17:
«olivo silvestre»
Kalielaios (καλλιέλαιος) el olivo de huerto. Se
utiliza en Romanos 11:24: «el buen olivo».
REFLEXIÓN
El evangelio es la riqueza más grande en todo tiempo y lugar donde
estemos viviendo, sea que estemos en Europa, o en Vietnam. La Palabra de Dios
en la Biblia es poderosa para convencer de pecado el corazón del hombre. Sólo
aquellos contumaces, que se niegan a reconocer la salvación por fe en
Jesucristo, o niegan que Él sea el Mesías anunciado en el Antiguo Testamento
por los profetas, son apartados para ser ciegos, sordos y mudos hasta que se
cumpla el tiempo de Dios, y recobren su sanidad. Por tanto, así como el justo
rechazo de los judíos incrédulos fue la ocasión para que una multitud tan
inmensa de gentiles fuéramos reconciliados con Dios, y tuviéramos paz con Él,
la futura recogida y aceptación de los judíos en la Iglesia significará un
cambio tal que se parecerá a la resurrección general de los muertos en pecado a
una vida de justicia. Al hablar a los cristianos gentiles, Pablo nos advierte a
no sentirnos superiores porque Dios hubiera rechazado a algunos judíos, los
incrédulos, como las ramas desgajadas.
La fe de Abraham se asemeja a la raíz de un árbol de olivo, escogido y
plantado por Dios; y el pueblo judío, descendencia de aquel, son las ramas
naturales del olivo. A causa de su infidelidad, los judíos fueron las ramas
desgajadas, lo que produjo una sangria y debilitamiento del olivo a pesar de
quedar algunas, como remanete. Los creyentes gentiles fuimos injertados en el
árbol como savia nueva de olivo silvestre, y ahora gentiles y judíos compartimos
la savia basados en la fe en Dios. Los creyentes gentiles no tenemos motivo para
gloriarnos, ya que nuestra salvación es únicamente por fe y no por mérito propio.
Ninguno de los dos, ni ellos ni nosotros, podemos confiar en nuestra
herencia cultural en cuanto a la salvación.
"Si permaneces en esa bondad" se refiere a la firme
perseverancia en la fe. La firmeza es una prueba de la realidad de la fe y una
consecuencia de la salvación, no un medio que conduce a él.
El olivo
es, en el AT, símbolo de Israel (Jeremias 11; 16
Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó
Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y
quebraron sus ramas.). Aquí el olivo cultivado, al cual se le desgajan
algunas ramas para injertar
otras en su lugar, representa a la nación de Israel; el olivo silvestre, a los gentiles que aceptamos el evangelio.
Abraham era la raíz de la Iglesia. Los judíos eran ramas de este árbol
hasta que, como nación, rechazaron al Mesías; después de eso, su relación con
Abraham y Dios fue cortada. Los gentiles, nosotros, fuimos injertados en este
árbol en lugar de ellos, siendo admitidos en la Iglesia de Dios. Hubo
multitudes hechas herederas de la fe, de la santidad y de la bendición de
Abraham. El estado natural de cada uno de nosotros es ser silvestre por
naturaleza. La conversión es como el injerto de las ramas silvestres en el buen
olivo. El injertar ramas de un olivo
silvestre en el tronco de un buen
olivo no era la práctica normal; es lógico, pues, esperar que Israel,
representado por las ramas naturales,
sea restaurado o injertado de nuevo en
su propio olivo.
El olivo silvestre se injertó en el fructífero cuando éste empezaba a
decaer, entonces no sólo llevó fruto, sino hizo revivir y florecer al olivo
decadente. Los gentiles, de pura gracia, fuimos injertados para compartir las
ventajas del olivo longevo, la rica gracia asegurada por el pacto a la
verdadera simiente de Abrahám, con las ramas que habian quedado, el residuo que
reconocía a Cristo como el Mesias o remanente.
Por tanto, debemos cuidarnos de confiar en nosotros mismos y de toda
clase de orgullo y ambición; no vaya ser que teniendo sólo una fe muerta y una
profesión de fe vacía, crecimiento silvestre, nos volvieramos contra Dios y
abandonaramos sus privilegios. Si permanecemos es absolutamente por la fe en
Cristo y por la gracia de Dios; somos culpables e incapaces en nosotros mismos
y tenemos que ser humildes, estar alertas, temer engañarnos con el yo, o de ser
vencidos por la tentación. No sólo tenemos que ser primero justificados por fe,
pero debemos mantenernos hasta el final en el estado justificado sólo por fe,
aunque por una fe que no está sola sino que obra por amor a Dios.
De Israel
ha venido todo lo que somos, y todo lo que tenemos en la familia de Dios,
porque “la salvación es de los judíos” (Juan 4:22
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo
que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.).
El
rechazo de Israel es temporal, hasta que todos los que van a ser salvos entre
los gentiles depositen su
confianza en Cristo. Entonces la salvación vendrá a un mayor número de judíos,
de la misma manera que ha sucedido con otros pueblos a través de los siglos;
una respuesta de fe a la predicación del evangelio de Cristo.