} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA OBEDIENCIA DE UN PUEBLO

domingo, 22 de febrero de 2015

LA OBEDIENCIA DE UN PUEBLO

 Aunque el pueblo de Israel terminó desobedeciendo a Dios, aquí en el relato de Josué podemos comprender lo maravilloso que es obedecer a Dios, poniendo nuestro empeño en ello, Dios conoce nuestras intenciones, y por su gracia recibiremos grandes Misericordias. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios en la Biblia en:

 Josué 5:13  Estando Josué cerca de Jericó,  alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él,  el cual tenía una espada desenvainada en su mano.  Y Josué,  yendo hacia él,  le dijo: ¿Eres de los nuestros,  o de nuestros enemigos?
 14  El respondió: No;  mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.  Entonces Josué,  postrándose sobre su rostro en tierra,  le adoró;  y le dijo:  ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
 15  Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies,  porque el lugar donde estás es santo.  Y Josué así lo hizo.
Josué 6:1  Ahora,  Jericó estaba cerrada,  bien cerrada,  a causa de los hijos de Israel;  nadie entraba ni salía.
 2  Mas Jehová dijo a Josué: Mira,  yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey,  con sus varones de guerra.
 3  Rodearéis,  pues,  la ciudad todos los hombres de guerra,  yendo alrededor de la ciudad una vez;  y esto haréis durante seis días.
 4  Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca;  y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad,  y los sacerdotes tocarán las bocinas.
 5  Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero,  así que oigáis el sonido de la bocina,  todo el pueblo gritará a gran voz,  y el muro de la ciudad caerá;  entonces subirá el pueblo,  cada uno derecho hacia adelante.

 A Josué, el Señor  se le apareció como hombre para que se notara su Presencia. Este Hombre era el Hijo de Dios, el Verbo eterno. Josué le rindió honores divinos: Él los aceptó, cosa que un ángel creado no hubiera hecho, y Él es llamado Jehová. Apareció como viajero a Abraham; a Josué, como un guerrero. Cristo será para su gente según lo necesite la fe de cada uno. Cristo tenía su espada en la mano, desenvainada, denotando que estaba listo para la defensa y salvación de su pueblo. La espada giraba en todo sentido. Josué sabrá si Él es amigo o enemigo. La causa entre israelitas y cananeos, entre Cristo y Belcebú, no permite que ningún hombre rehuse ponerse a favor de uno u otro bando, como podría hacer en las contiendas del mundo. La pregunta de Josué demuestra un deseo fervoroso de conocer la voluntad de Cristo y una grata disposición y resolución para hacerla. Todos los cristianos verdaderos debemos  pelear bajo la bandera de Cristo, y venceremos por Su Presencia y ayuda.
Aunque Josué era el líder de Israel, todavía estaba sometido a Dios, el Líder absoluto. El temor reverente y el respeto son reacciones propias ante un Dios santo.
¿Cómo podemos demostrar respeto hacia Dios? Con nuestras actitudes y acciones. Debemos reconocer el poder, la autoridad y el amor profundo de Dios. Nuestras acciones deben demostrar nuestras actitudes delante de los demás. El respeto a Dios es tan importante hoy como lo fue en los tiempos de Josué, aunque ahora no se acostumbre a quitarse uno el zapato para demostrarlo.
  La ciudad de Jericó, construida miles de años antes de que naciera Josué, era una de las ciudades más antiguas del mundo. En algunas partes tenía muros fortificados que medían hasta 7.50 m de alto y 6 m de ancho. Los soldados que montaban guardia encima de los muros podían observar muchos kilómetros a la redonda. Jericó era un símbolo de poder y fuerza militar, y los cananeos la consideraban invencible.
Israel atacaría esta ciudad primero, y su destrucción haría que cundiera el pánico en Canaán. Los cananeos vieron al Dios de Israel como un dios de la naturaleza porque dividió el Jordán y como un dios de la guerra porque derrotó a Sehón y a Og. Pero los cananeos no lo consideraban un "dios de fortaleza" que podía conquistar una ciudad amurallada. La derrota de Jericó demostró que el Dios de Israel no sólo era superior a los dioses de los cananeos, sino que también era invencible.

  ¿Por qué le dio el Señor a Josué todas estas instrucciones complicadas para la batalla? Hay varias respuestas posibles:  
 -Dios quería asegurar que fuera claro e innegable que la batalla dependería de El, y no de las armas o destrezas de Israel. Por eso los sacerdotes que llevaban el arca iban delante de los israelitas a la batalla, y no los soldados.  
 -El método de Dios de tomar la ciudad aumentó el terror que ya se sentía en Jericó.  
 -Esta extraña maniobra militar fue una prueba de la fe de los israelitas y su disposición a seguir a Dios plenamente. El sonar de las trompetas tenía un significado especial. Ellos habían recibido instrucciones de usar en la batalla las mismas trompetas que usaban en sus festividades religiosas. Esto era para recordarles que su victoria vendría del Señor, no de su poderío militar (Números 10:9 Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.).
-La estrategia no convencional sugerida por Dios incluía caminar en silencio y esperar. Esta peculiar marcha, repetida día tras día, sin aparentes resultados, constituía una prueba de obediencia y confianza de parte del pueblo (Salmos 37:34 Espera en Jehová, y guarda su camino,  Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás). También evidenciaba el poder de los símbolos utilizados en el culto de Jehová, como se demuestra con el desfile del arca y el continuo toque de trompetas.

  El número siete simbolizaba la perfección y la obra poderosa de Dios. Se le menciona por primera vez en la historia de la creación (Génesis 2:2-3 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo)

  Muchos pasajes en la Palabra de Dios nos instruyen a «esperar en Dios», a estar quietos y callados en su presencia (Moisés, Éxodo 14:13-14; Josafat, 2Crónicas 20:15-17; David, Salmos 37:7-8). Josué manda a los hijos de Israel que mantengan silencio mientras caminan alrededor de la ciudad de Jericó. No cabe duda de que Josué guardaba el recuerdo de que los 40 años de castigo en el desierto se debieron a la murmuración incrédula del pueblo. En esa ocasión, los espías regresaron con una información motivada por lo que la gente ve cuando no está inspirada por el Espíritu Santo. Su destino quedó sellado cuando pusieron en duda la capacidad de su pueblo para tomar la tierra prometida.
Con estas lecciones históricas en mente, la directriz de Josué sobre mantenerse en silencio constituye una advertencia para nosotros. Cuando confrontemos grandes retos, no permitamos que nuestros labios pronuncien palabras incrédulas. No nos atrevas a pronunciar palabras desmoralizadoras. ¡Las palabras pueden atar y desatar, de ahí la orden de guardar silencio! Tras escuchar el grito triunfal  se verá la salvación del Señor.

Podemos decidir lo que vemos o escuchamos, pero la renuncia a manifestar duda o temor inclinará nuestros corazones hacia lo que Dios puede hacer; estemos siempre atentos a la voz de Dios. Su gracia, nos capacita para estar prestos a obedecer; demos gracias a Dios por la obra que ha comenzado y no seamos estorbo para nuestro propio crecimiento. Aprendamos de la obediencia de un pueblo, que tantas veces dio la espalda al Señor y recibió su castigo; no sea que nosotros recibamos lo que merecemos por nuestros pecados.