} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿EN QUÉ CLASE VIAJA USTED? ( Cuarta parte)

sábado, 28 de octubre de 2023

¿EN QUÉ CLASE VIAJA USTED? ( Cuarta parte)

 

 Aquellos que habéis leído la tercera parte de esta serie ¿En qué clase viaja usted?  recordareis que terminaba haciendo una invitación: “ Mi estimado lector: Te hago una pregunta ¿Cuál de estas dos familias, te parece, está más salva? Te agradecería una respuesta”. Esto se publicó el 25 de octubre de 2023 y a fecha de hoy 28, nadie ha sabido responder. Visto lo cual voy a ser yo quien conteste de forma razonada esa pregunta.

Muchos habréis pensado que la primera familia llena de dudas y temores no sería salva; y que la segunda familia, cuyos individuos gozaban de tan firme confianza, era la que está más salva. Pues, si así lo creéisestáis en un error. Ambas familias están por igual en seguridad de estar salvadas; porque en ambas la salvación dependía de que Dios miraba a la sangre de afuera en el dintel, y no los sentimientos de ellos dentro de casa. Y si tú también quieres estar seguro de tú salvación, mi estimado lector, no escuches el testimonio fluctuante de tus emociones interiores, como un péndulo llevando de un extremo a otro tus sentimientos, sino en el testimonio infalible de la Palabra de Dios en la Biblia.

De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eternal” Juan 6; 47.

A fin de aclarar este punto, me serviré de un sencillo ejemplo tomado de la vida diaria en el mundo agrícola: “Cierto ganadero, no teniendo pastos suficientes para alimentar su ganado, solicitó arrendar una hermosa y extensa parcela próxima a su casa, a un vecino suyo. Pasa algún tiempo sin recibir contestación del propietario. Entretanto otro vecino suyo le visita y procura animarle, diciendo: Estoy seguro de que te arrendarán la dehesa; ¿No te acuerdas que el año pasado con la terrible sequía, te permitió abrevar tu ganado en la acequia de su propiedad? Estas palabras aumentaron las esperanzas del ganadero”.

Al día siguiente se encuentra con otro de sus vecinos, quien le dice: “Me temo que no te arrendarán esa dehesa. Otro ganadero la ha solicitado también, y ya sabes tú cuánta amistad le une al otro propietario. Esta noticia desvanece todas las esperanzas del pobre ganadero como si fuesen pompas de jabón.

Por fin recibe una carta por correo, y al reconocer la letra del propietario, la abre con viva ansiedad, pero a medida que avanza en la lectura, la ansiedad va convirtiéndose en satisfacción que se retrata en su rostro. ¡Está arreglado! Exclama dirigiéndose a su esposa; ¡acabaron las dudas y temores! El propietario me arrienda la dehesa por todo el tiempo que la necesite, y en condiciones muy ventajosas, y esto me basta. ¡Qué puede importarme lo que digan los demás! La palabra del propietario escrita en esta carta me asegura ese alquiler.

¡A cuantas almas le sucede lo del ganadero del relato, que, escuchando las opiniones de otros, o los pensamientos del propio engañoso corazón, son llevadas de acá para allá, perplejas y afligidas, bastaría recibir la Palabra de Dios, como tal Palabra de Dios y la certeza alejaría todas las dudas.!

La Palabra de Dios dice que el que cree está salvado, y el que no cree está condenado. En los dos casos ha certeza, porque Dios lo dice: Salmo 119; 89 “Para siempre, oh Jehová,  Permanece tu palabra en los cielos”. Y para el creyente de corazón sencillo, Su Palabra Lo Confirma Todo.

Números 23;19 Dios no es hombre, para que mienta,  Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? 

Más pruebas no hay que exigir

Ni más demostración

Pues sé que Cristo por morir

Cumplió mi salvación

 

Tal vez algún lector de este blog se pregunte: ¿Cómo estoy seguro de que tengo la verdadera fe?

A esta pregunta solo cabe contestar: ¿Tienes confianza en el verdadero Salvador, esto es, en Jesucristo, el bendito Hijo de Dios?

No es cuestión de saber si tu fe  es mucha o poca, fuerte o débil, sino de la valía de la Persona en quien has confiado. Hay quien se agarra de Cristo con la fuerza del que está ahogándose; otro se atreve apenas a tocar el borde de su túnica; con todo, los dos están igualmente salvados. Los dos han comprendido que en si mismos no hay nada en que puedan confiar, y que solo Cristo es digno de poseer toda su confianza; por esto se entregan a Él, descansando en la Obra Perfecta y de Eterna eficacia que Jesucristo hizo en la Cruz del Calvario.

Esto es lo que se entiende por creer en Cristo; y suya es la promesa que dice: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eternal. Juan 6; 47.

Mi estimado lector, guárdate bien de confiar, para la salvación de tu alma, en el arrepentimiento, en tus propósitos de enmienda, en tus buenas obras, en tus sentimientos religiosos, o en tu educación moral practicada desde tu más tierna edad. Puedes confiar firmemente en algunas de estas cosas o en todas juntas, y sin embargo, perderte para siempre. Déjame recordarte el caso de Paz, una mujer que confiaba con testarudez en su buenas obras a Ongs, necesitados, etc. Creía firmemente que de esa forma se ganaba el favor de Dios y la salvación. Pero la Misericordia de Dios a través de Su Palabra en la Biblia en Evangelio de Lucas 23:40-43(: 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?  41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso) Convirtió, regeneró un corazón de piedra en uno de carne para entender y descansar SOLO en la OBRA de Cristo en la cruz, y pudo verse en las carnes de aquel ladrón en la cruz, depositando como una niña su confianza en Jesucristo como su UNICO SUFICENTE SALVADOR Y SEÑOR.

Esta persona, pocos días más tarde, fue llamada a la presencia de Dios. Mi querido lector, la fe en Cristo más débil, o más reciente como la de esta mujer Paz, te salva del infierno por toda la eternidad. Sin embargo, si ella hubiera permanecido firme en sus creencias anteriores habría pasado al infierno por toda la eternidad. La fe más firme en cualquier otra cosa que no sea Cristo, no es más que el fruto de un corazón engañado y engañador: es el ramaje con el que el enemigo, Satanás, cubre la trampa de la eternal perdición.

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