Salmo 3:8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición
Salmo 37:39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su
fortaleza en el tiempo de la angustia.
Estimado lector: Quizás esté usted maravillado de
que si Dios es soberano, ¿Por qué no salva a todo el mundo de sus pecados?
Sabemos que Dios salva a algunas personas, pero ¿Por qué no salva también a
otras? No podemos decir que algunas personas sean demasiado malas como para que
Dios las salve, porque Pablo el siervo del Señor escribió en 1 Timoteo capítulo
5 y versículo 15 que él fue el más grande de los pecadores. Por lo que si Dios
pudo salvar al primero de los pecadores, entonces nadie es demasiado malo como
para no poder ser salvado. ¿Es entonces Dios incapaz de salvar a algunos
simplemente porque ellos no desean ser salvados? Antes de responder a esta
pregunta, pensemos acerca de la experiencia de personas que han llegado a ser
cristianas. Antes de llegar a ser creyentes, ellos no deseaban conocer a Dios.
Ellos caminaban por sus propios caminos y no por los de Dios. Entonces, ¿cuál
fue el cambio en ellos que los hizo creer y ser la gente que es ahora? Un
creyente respondería en las palabras de 1 Corintios 15:10: Por la gracia de
Dios soy lo que soy". Sin embargo, todos los verdaderos creyentes dirán
que aunque eran responsables de sus propias acciones, por su gracia Dios fue
capaz de controlar y dirigir sus voluntades. Esto significa que ellos
estuvieron dispuestos a recibir a Cristo como salvador, pero fue Dios quien primero les dio la
disposición de creer. Es solo una parte de la verdad decir que la gente no
es convertida porque no quiere creer. No es toda la verdad. ¿Por qué entonces
la gente no cree? La respuesta es porque no "tienen fe. La fe es el don de Dios, y Dios la concede a
las personas que el ha escogido. Leemos en Hechos 13:48 que todos aquellos que estaban ordenados para
vida eterna creyeron. Así que, la razón de porqué Dios no salva a todo el
mundo es que Dios el Padre es Soberano en la salvación. El otorga el don de la fe salvadora solo a quien le place. Hay
muchos textos en la Biblia que muestran que Dios el Padre es soberano en la
salvación de los hombres. Vamos a mencionar algunos ejemplos. En primer lugar,
en Romanos 9:21-23 nos dice que Dios es como un alfarero y nosotros como €l
barro. Las personas a quienes Dios ha escogido y las que no ha escogido son
enteramente iguales en sí mismas. Si Dios no salvara a aquellos que ha
escogido, entonces todo el mundo se perdería; es decir, todos se irían al
infierno. Pero Dios hace una diferencia entre las personas, tal como el
alfarero hace de la misma masa diferentes clases de objetos, algunos para
adornar y otros para usos ordinarios. Dios puede hacer lo que quiere con lo que
es suyo, es decir, con la gente que El ha creado. "El Juez de toda la
tierra hará lo que es justo. La Biblia,
como ya hemos visto en Hechos 13:48, dice que todos los que están elegidos para
vida eterna traerán. Este versículo muestra claramente que, el creer es el resultado de la elección de
Dios. También muestra que solo
ciertas personas han sido escogidas para vida eterna, lo cual significa que
ellos serán salvos de sus pecados. Este versículo enseña que todos aquellos que son elegidos por Dios,
sin lugar a dudas llegarán a creer en el Señor Jesucristo.
En segundo
lugar, Romanos 11:5 nos dice que hay
personas en el mundo que han sido escogidas por la gracia de Dios. También
nos dice porqué estas personas han sido escogidas para salvación. No fueron
escogidas porque Dios viera de antemano que eran buenas gentes. Fueron escogidos simple y sencillamente por
la propia bondad de Dios hacia aquellos que no la merecen.
En tercer lugar, 1 Corintios 1:26-29 nos dice que
Dios no ha escogido a muchos sabios, ni poderosos, ni muchos nobles para que
crean en El. Por el contrario, ha escogido a algunos de los más viles y débiles
para que sean su pueblo. Esto nos muestra que es Dios definitivamente, quien
escoge a las personas para que sean salvas, porque la elección de gente débil y
simple, es prueba de que la salvación no tiene nada que ver con las cualidades
de las personas mismas. La elección es
enteramente por la bondad de Dios y no debido a ninguna otra razón.
En cuarto
lugar, en Efesios 1:3-5 leemos que Dios
escogió a su pueblo antes de la fundación del mundo. En amor los escogió,
para que vinieran a ser santos y sin mancha, sus hijos y sus hijas. Esto
muestra que el pueblo de Dios fue escogido antes de la caída de Adán, y nos
enseña también el porque Dios los escogió. Como el texto lo señala, los escogió
para ser adoptados hijos suyos, para alabanza de su gloria y de de su gracia. (Efesios
1; 5,6 en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad,:6 para alabanza de la gloria
de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado y 12. a fin de que seamos para alabanza de su
gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo )
También nos dice que fueron escogidos conforme a su propósito soberano y su
beneplácito. (Efesios 1; 9 al 11 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su
beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra. 11 En
él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito
del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.)
En quinto lugar, en 2 Tesalonicenses 2:13 (Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a
vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el
principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en
la verdad,), el apóstol Pablo da gracias a Dios de que haya escogido a
los tesalonicenses para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y
la fe en la verdad. Esto enseña que todo
el pueblo de Dios es escogido para ser salvo y que es el Espíritu Santo quien
asegura que crean la verdad.
En sexto lugar, 2 Timoteo.1:9 (quien nos salvó y
llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el
propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos, ) declara
que Dios llama y salva a su pueblo, no por lo que ellos hayan hecho, sino por su bondad y amor que El quiso mostrar a
los suyos. También enseña que esto fue determinado en el consejo eterno de la
Trinidad, antes de que el mundo fuese.
Finalmente, la Biblia nos dice claramente en muchos
otros textos, (que podemos leer al final de esta publicación), que Dios ha
escogido a un pueblo para que sea salvo. Y puesto que han sido escogidos por
Dios, ellos buscan a Dios. Así pues, no hay necesidad de temer que Dios no te
haya escogido a ti; si tú le estás buscando sinceramente, seguramente es porque
Dios te ha escogido. Por naturaleza nadie busca la salvación de Dios, porque
todos están espiritualmente muertos y separados de Dios. Entonces, si tú deseas
la salvación que Dios da, ese deseo es evidencia de que Dios te ama y está
obrando en ti. Esta es una de las verdades más alentadoras que se encuentra en
la Biblia; no lo dudes, la fe es el don de Dios. Así que si crees, Dios te ha
dado esa fe porque es su deseo que la tengas. Este es una verdad maravillosa
¿no es cierto?
TEXTOS BÍBLICOS:
1. En Cristo Dios nos eligió antes de que creara el
mundo, para estar en su presencia santos y sin mancha. En su amor nos destinó
de antemano para ser hijos suyos en Jesucristo y por medio de él. Así lo quiso
y le pareció bien (Efesios 1:4-5)
2. En Cristo fuimos elegidos nosotros: Aquel que
dispone de todas las cosas y las somete a su voluntad decidió que fuéramos
pueblo suyo (Efesios 1:11)
3. Los que no eran judíos se alegraban al oír estas
palabras y tomaban en consideración el mensaje del Señor. Y creyeron todos los
que estaban destinados para una vida eterna. (Hechos 13:48)
4. Tanto que si el Señor no acortara esos días,
nadie se salvaría. Pero él ha decidido acortar esos días en consideración a sus
elegidos. (Marcos 13:20)
5. Como
todavía no habían hecho ni bien ni mal, la elección de Dios era totalmente
libre y todo dependía, no de los méritos de alguno, sino de su propio llamado.
Y fue entonces cuando se le dijo: El mayor servirá al más joven. La Escritura
dice al respecto: Elegí a Jacob y rechacé a Esaú. ¿Diremos, entonces, que Dios
es injusto? ¡Claro que no! Dice sin embargo a Moisés: Seré misericordioso con
quien quiera serlo y me compadeceré de quien quiera compadecerme. Debemos
concluir que lo importante no es querer, o llegar primero, sino que Dios tenga
misericordia. En la Escritura dice a Faraón: Te hice Faraón con el fin de
manifestar en ti mi poder y para que toda la tierra conozca mi Nombre. Así que
Dios usa de misericordia con quien quiere y endurece el corazón de quien
quiere. Tú me vas a decir: Dios no tiene por qué reprocharme, dado que nadie
puede oponerse a su voluntad. Pero, amigo, ¿Quién eres tú para pedir cuentas a
Dios? ¿Acaso dirá la arcilla al que la modeló: Por qué me hiciste así? ¿No
dispone el alfarero de su barro y hace con el mismo barro una vasija preciosa o
una para el menaje? Dios ha aguantado con mucha paciencia vasijas que solamente
merecían su ira y que después de hacerlas serían reducidas a pedazos; con ellas
quería manifestar su justicia y dar a conocer su poder. Asimismo quiere
manifestar las riquezas de su gloria con otras vasijas, las vasijas de la
misericordia, que ha preparado de antemano para la gloria. Así nos ha llamado
Dios, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos. Lo dijo
con el profeta Oseas: Llamaré "pueblo mío" al que no es mi 16 pueblo,
y "amada mía" a la que no es mi amada. Así como se les dijo:
"Ustedes no son mi pueblo", serán llamados "hijos del Dios
vivo". (Romanos 9:11-26)
6. Lo mismo ocurre ahora: queda un resto escogido
por pura gracia. Yo digo por gracia, y no porque cumplían. De otra manera la
gracia no sería gracia. Y entonces, ¿qué? Israel no encontró lo que buscaba,
pero sí lo encontraron esos elegidos mientras los demás se endurecían. (Romanos
11:5-7)
7. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien
los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto
permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi
Nombre. (Juan 15:16)
8. Así sucederá: los últimos serán primeros, y los
primeros serán últimos. (Mateo 20:16)
9. Toma lo
que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti. (Mateo
20:14)
10. El nos ha salvado y nos ha llamado para una
vocación santa, no como premio a nuestros méritos, sino gratuitamente y por
iniciativa propia. Esta llamada, que nos concedió en Cristo Jesús desde la
eternidad, (2Timoteo 1:9)
11. Por eso lo soporto todo por el bien de los
elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo
Jesús y participen de la gloria eterna. (2Timoteo 2:10)
12. No
olvidamos, hermanos amados por Dios, en qué circunstancias fueron llamados. El
Evangelio que les llevamos no se quedó sólo en palabras, sino que hubo milagros
y Espíritu Santo, dejándoles plena convicción. Y tampoco han olvidado cómo nos
portamos entre ustedes y en atención a ustedes. (1Tesalonicenses 1:4-5)
13. Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a los (judíos)
que viven fuera de su patria, dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia
y Bitinia, a los elegidos, a quienes Dios Padre conoció de antemano y santificó
por el Espíritu para acoger la fe y ser purificados por la sangre de Cristo
Jesús:¡Que la gracia y la paz abunden entre ustedes! (1Pedro 1:1-2)
14. Y Aquel que penetra los secretos más íntimos
entiende esas aspiraciones del Espíritu, pues el Espíritu quiere conseguir para
los santos lo que es de Dios. También sabemos que Dios dispone todas las cosas
para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado. A los que de
antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él,
a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos. Así, pues, a
los que él eligió los llamó; a los que llamó los hizo justos y santos; a los
que hizo justo y santo les da la Gloria. ¿Qué más podemos decir? Si Dios está
con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros? (Romanos 8:27-31)
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