} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: GRACIA IRRESISTIBLE

martes, 19 de marzo de 2024

GRACIA IRRESISTIBLE

 

 

Muchas veces he escuchado desde los púlpitos la invitación a las personas para aceptar al Señor, y en las predicaciones de internet demandan un paso al frente o alzar la mano. Lamentablemente nada de eso es bíblico. En nuestro estado natural estamos muertos, sin vida espiritual, y no podemos ni queremos acercarnos a Dios. 

De una forma dolorosa pude entender el proceso de conversión por la gracia de Dios hace unos años cuando hallé a mi papa muerto, sentado en una silla. Por mucho que le llamaba, o tocaba, él no podía responderme, ni escuchar mi voz. ¿Qué puede hacer un muerto? Nada, está muerto. Ha entrado en un proceso de descomposición que solo puede revertir un milagro como la resurrección de Lázaro (Juan 11:38  Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39  Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40  Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41  Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42  Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43  Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44  Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.)

Imaginad que Jesús en vez de decir: ¡Lázaro, ven fuera! Hubiera dicho: ¡Salid fuera! Habrían salido todos los muertos de los sepulcros. Lo llama por su nombre, no sólo porque es su amigo y conocido por él, sino para distinguirlo de cualquier otro cadáver que pueda yacer enterrado en la misma cueva; y le pide que salga de la cueva, siendo vivificado y levantado inmediatamente por el poder que salió de Cristo tan pronto como levantó su voz; lo que le mostró ser verdadera y propiamente Dios, y tener un dominio absoluto sobre la muerte y la tumba.

Ésta es una ilustración sorprendente de la resurrección general. De la misma manera Jesús resucitará a todos los muertos. Este milagro demuestra que es posible; muestra la forma en que se hará por la voz del Hijo de Dios; y demuestra la certeza de que lo hará. ¡Oh, qué importante es que estemos preparados para ese momento en que su voz se escuche en nuestras tumbas silenciosas y nos llame nuevamente a la vida!

Cuando Dios nos llama, nadie se puede resistir a su llamado. Hay corrientes teológicas infiltradas en las Iglesias evangélicas del año 2024 que enseñan que el hombre tiene la libertad para resistir ese llamado y rechazarlo. Su postura teológica aboga a favor de la creencia de que la gracia es necearía para la salvación pero que los primeros pasos hacia la misma tienen que ser dados por la voluntad humana.

Estas corrientes son: el pelagianismo o el semipelagianismo.

¿Qué son el pelagianismo y el semipelagianismo?

Pelagio era un monje que vivió a finales de los años 300 y principios del 400 d.C. Pelagio enseñó que los seres humanos nacen inocentes, sin la mancha del pecado original o heredado. El pelagianismo es la enseñanza no bíblica de que el pecado de Adán no afectó a las futuras generaciones de la humanidad. Según el Pelagianismo, el pecado de Adán era únicamente suyo, y los descendientes de Adán no heredaron una naturaleza pecaminosa transmitida a ellos. Él creía que Dios creó directamente a cada alma humana, y, por lo tanto, cada alma humana comenzaba en la inocencia y estaba originalmente libre de pecado. No somos básicamente malos, dice la herejía pelagiana; somos básicamente buenos.

El pelagianismo contradice muchas Escrituras y principios bíblicos. Primero, la Biblia nos dice que somos pecadores desde el momento de la concepción (Salmo 51: 5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.). Además, la Biblia enseña que todos los seres humanos mueren como resultado del pecado (Ezequiel 18:20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.; Romanos 6:23 ). Mientras que el pelagianismo dice que los seres humanos no nacen con una inclinación natural hacia el pecado, la Biblia dice lo contrario (Romanos 3: 10-18 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro). Romanos 5:12(Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron) establece claramente que el pecado de Adán es la razón por la que el pecado infecta al resto de la humanidad. Cualquiera que haya criado hijos puede dar fe del hecho de que a los bebés se les debe enseñar a comportarse; no es necesario que se les enseñe a pecar. El pelagianismo, por lo tanto, claramente no es bíblico y debe ser rechazado.

 

El engaño básico del pelagianismo es su dependencia de la libertad humana y de la fuerza de voluntad, en lugar de la gracia de Dios. Al decir que todos poseemos un poder inherente para elegir la santidad para nosotros mismos, Pelagio dejó sin efecto la gracia de Dios. La Biblia dice que, antes de que la gracia de Dios nos salve, estamos "muertos" en nuestros pecados (Efesios 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,); el Pelagianismo dice que no es tan malo como parece. Podemos elegir obedecer los mandamientos de Dios, y, si tan sólo conociéramos nuestra verdadera naturaleza, podríamos agradar a Dios y salvarnos a nosotros mismos.

Pelagio y su falsa doctrina fueron combatidos por Agustín y condenados por el Concilio de Cartago en el año 418 d.C., el mismo año en que Pelagio fue excomulgado. Sin embargo, la doctrina no desapareció y tuvo que ser condenada de nuevo por el Concilio de Efeso (431) y por los concilios eclesiásticos posteriores. El pelagianismo sobrevive hasta el día de hoy y aparece en cualquier enseñanza que dice que seguir a Cristo es principalmente una elección que hacemos aparte de cualquier intervención sobrenatural de la gracia de Dios. En cualquier época y en cualquier forma, el Pelagianismo es antibíblico y debe ser rechazado.

El semipelagianismo esencialmente enseña que la humanidad está manchada por el pecado, pero no en la medida en que no podamos cooperar con la gracia de Dios por nuestra cuenta. El semipelagianismo es, en esencia, una depravación parcial en oposición a una depravación total. Los mismos pasajes de las Escrituras que refutan el pelagianismo también refutarán el semipelagianismo. Romanos 3: 10-18 (Como está escrito:  No hay justo, ni aun uno; 11  No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.13  Sepulcro abierto es su garganta;  Con su lengua engañan.Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14  Su boca está llena de maldición y de amargura. 15  Sus pies se apresuran para derramar sangre;  16  Quebranto y desventura hay en sus caminos;  17  Y no conocieron camino de paz. 18  No hay temor de Dios delante de sus ojos.) definitivamente no describe a la humanidad como parcialmente manchada por el pecado.

 La Biblia enseña claramente que sin Dios "atrayéndonos", somos incapaces de cooperar con la gracia de Dios. "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero." (Juan 6:44). Como el pelagianismo, el semipelagianismo no es bíblico y debe ser rechazado.

Ninguno puede expresa una imposibilidad moral y espiritual. En el Nuevo Testamento se encuentran dos palabras para dibujar, σύρω y ἑλκύω. La palabra que usa Juan para atraer es helkyein. Es la palabra que se usa en la traducción griega del hebreo en el pasaje en que Jeremías oye decir a Dios: «Con fidelidad conyugal te he atraído a Mí» (Jeremías 31:3). Con absoluta seguridad, pero en el sentido dado arriba de “atraer”; eso es, “como nadie puede venir a mí sino como divinamente atraído, así ninguno atraído de esta manera dejará de venir.” La distinción no se observa habitualmente y los significados a menudo se superponen. Σύρω originalmente es arrastrar o atraer con fuerza, A menos que el Padre lo atraiga (ean mē helkusēi auton). Condición negativa de tercera clase con ean mē y primer aoristo de subjuntivo activo de helkuō, forma más antigua helkō, arrastrar como una red (Juan 21:6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces), o espada (Juan 18:10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco ), u hombres (Hechos 16:19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades;) , sacar con poder moral (Juan 12:32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.  ), 

El acercamiento del alma a Cristo es iniciado por Dios. Describe la disposición natural del hombre pecador, a menos que el Padre… lo traiga. Como alguien ha dicho: “El pecador no busca a Dios por su iniciativa por la misma razón que un criminal no busca a la policía”. La iniciativa divina en la salvación del hombre es una de las doctrinas céntricas de la Biblia. Calvino habla del movimiento eficaz del Espíritu Santo, cambiando el carácter renuente e indispuesto en uno dispuesto.

Hay diferentes maneras de escuchar. Está la manera de la crítica; la del resentimiento; la de la superioridad; la de la indiferencia, y la del que escucha sólo porque en ese momento no tiene oportunidad de hablar. La única manera de escuchar que vale la pena es la de oír y aprender; y es la única manera de escuchar a Dios

Solamente aceptan a Jesús los que Dios atrae a Él. Nadie puede creer en Cristo, a menos que Dios le dé poder: Él nos atrae primero con su gracia irresistible.  

En la conversión del pecador Dios con su gracia irresistible ilumina la mente Juan 6:45 (Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí), inclina la voluntad Salmo110:3 (Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora  Tienes tú el rocío de tu juventud.), e influye en el alma por motivos, por puntos de vista justos de su ley, por su amor, sus mandamientos y sus amenazas; por un deseo de felicidad y una conciencia de peligro; por el Espíritu Santo aplicando la verdad a la mente e instándola a entregarse al Salvador. De modo que, mientras Dios lo inclina, y tendrá toda la gloria, el hombre cede sin coacción; los obstáculos se eliminan y él se convierte en un siervo voluntario de Dios.

Dios, no el hombre, juega el papel más activo en la salvación por una operación interna y eficaz. Cuando alguien decide creer en Jesucristo como Salvador, lo hace únicamente respondiendo al mover del Espíritu Santo de Dios. El pone en nosotros la inquietud. Nadie puede creer en Jesús sin la ayuda de Dios.


Ezequiel 36:25  Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

 

Dios prometió restaurar a Israel no solo material, sino espiritualmente. Para lograrlo, le daría un nuevo corazón para seguirlo y pondría su Espíritu Santo en ellos para transformarlos y darles poder para hacer su voluntad. Se vuelve a prometer un nuevo pacto que se cumplirá finalmente en Cristo.

"Yo perdonaré vuestros pecados, como se purifica con el agua de la aspersión, y con las cenizas de una novilla que se ofrece para la ofrenda por el pecado:''

Y seréis limpios de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré; la sangre de Cristo limpia de todo pecado; por ella los hombres son justificados de todas las cosas y quedan perfectamente puros y sin mancha ante los ojos de Dios; son limpiados del pecado original, la contaminación de su naturaleza; de todos los pecados y transgresiones actuales, que son muy contaminantes; de los pecados del corazón, de los labios y de la vida; incluso de los que son ídolos, establecidos en el corazón y servidos.

Un "corazón nuevo" y un "espíritu nuevo" son uno y lo mismo; es decir, uno renovado; renovado por el Espíritu y la gracia de Dios; en el que se pone un nuevo principio de vida; se infunde nueva luz; una nueva voluntad, llena de nuevos propósitos y resoluciones; donde se colocan nuevos afectos y se forman nuevos deseos; y donde hay nuevos deleites y alegrías, así como nuevas tristezas y angustias; el mismo que en el Nuevo Testamento se llama “nuevo hombre”, y nueva criatura.  

Donde está el verdadero temor de Dios, un corazón verdaderamente misericordioso; y que es puramente don de Dios, y es fruto de su rica gracia, abundante misericordia y gran amor,

Y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra. Este es un corazón endurecido por el pecado y confirmado en él; desprovistos de vida espiritual y movimiento; insensatos y estúpidos, testarudos e inflexibles; en el que no se hacen impresiones; y que sigue siendo duro e impenitente: ahora esto es en "la carne", en la naturaleza corrupta; y esta dureza de corazón es natural a los hombres; y todos los que la tienen son según la carne, o son carnales; y se requiere omnipotencia para eliminarlo; no puede ser sacada por hombres de sí mismos: ni por ministros de la palabra; ni por las misericordias desnudas y los juicios de Dios; sino por la poderosa y eficaz gracia de Dios; dando arrepentimiento para vida; trabajar la fe en el alma, para mirar a un Cristo crucificado; y derramando al exterior el amor de Dios en el corazón, que lo ablanda y derrite; todo lo cual se hace por el Espíritu, y frecuentemente por medio de la palabra.

Y os daré un corazón de carne; un corazón sensible al pecado y al peligro; uno penitente, suave y tierno, por el amor y temor de Dios; un corazón espiritual y santificado; sumiso a la voluntad de Dios; flexible y servil a los mandamientos de Cristo; sobre las cuales las impresiones son hechas por la gracia de Dios; donde están escritas las leyes de Dios, se pone el Evangelio de Cristo; donde se forma el mismo Cristo; ¿Dónde están el temor de Dios, la fe, la esperanza, el amor y toda otra gracia?

Y pondré mi Espíritu dentro de ti, Mi Espíritu Santo, el Espíritu de santidad; el autor de la santificación interna, del nuevo corazón y espíritu, y del carnal antes mencionado; y por cuya gracia y fuerza los santos hacen lo que después se dice que harán.

Y os haré andar en mis estatutos: los hombres primero son vivificados por el Espíritu de Dios, y reciben fuerza espiritual, los que por sí mismos no pueden hacer nada; por medio del cual se les permite caminar en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor, y continuar observándolos; que caminar en ellos supone: y guardaréis mis juicios y los haréis; siendo constreñido por el amor de Dios; influenciado por la gracia de Cristo; y fortalecidos por el Espíritu bendito: y tales personas las observan y las hacen de buena gana y con alegría; desde un principio de amor; en fe y para gloria de Dios; sin puntos de vista mercenarios y egoístas; sin confiar ni depender de lo que se hace para la salvación.

Por impura que sea tu vida en este momento, Dios te ofrece un nuevo comienzo. Puede hacer que tus pecados sean borrados, puedes recibir un nuevo corazón para Dios y tener su Espíritu si aceptas su promesa. ¿Por qué tratar de remendar tu vida pasada si puedes tener una vida nueva?

 

Oseas 11:10 En pos de Jehová caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente.

 

Dios es lento para la ira y detesta abandonar a la ruina extrema a un pueblo que se llama por su nombre. Para ofrecer un sacrificio por el pecado, y un Salvador para los pecadores, Dios no escatimó a su propio Hijo, para que Él pudiera perdonarnos. Este es el lenguaje del día de su paciencia; pero cuando los hombres lo pierden por pecar, viene el gran día de su ira. Las compasiones del hombre nada son comparadas con las tiernas misericordias de nuestro Dios, cuyos pensamientos y caminos, para recibir pecadores arrepentidos, están tan por encima de los nuestros como el cielo está por encima de la tierra. Dios sabe perdonar a los pobres pecadores. Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y, de ahí, que declare su justicia, ahora que Cristo ha comprado el perdón y Él lo ha prometido.

Rugirá como un león - Cristo es llamado "el León de la tribu de Judá" Apocalipsis 5:5. Su “rugido” es Su fuerte llamado al arrepentimiento, por Él mismo y por Sus Apóstoles. La voz de Dios a los pecadores, aunque llena de amor, debe estar también llena de asombro. Él los llama, no sólo a huir a Su misericordia, sino a "huir de la ira venidera". Los llamará con voz de mando de Majestad.

Cuando Él ruga, los hijos temblarán desde el Oeste, es decir, vendrán apresuradamente y temerosos a Dios. “Su palabra es poderosa, más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos” Hebreos 4:12. Por lo que aquellos cuyo corazón se compungió por la predicación de Pedro, le dijeron con temblor: "Varones hermanos, ¿qué haremos?" Hechos 2:37. Así aterrorizó al mundo la predicación del juicio venidero, que de todas partes algunos salieron del cautiverio del mundo y volaron a Cristo”. El santo temblor ante la palabra de Cristo nos llevará a Él, no nos alejará de Él. Cuando ruge como león, tiemblan los esclavos y huyen de Él, los hijos tiemblan y huyen a Él. Todo el que acude al llamado del evangelio, tendrá un lugar y un nombre en la Iglesia del evangelio. Los servicios religiosos de Israel eran sólo hipocresía, pero en Judá hubo consideración por las leyes de Dios, y el pueblo siguió a sus piadosos antepasados. Seamos fieles: Dios honrará a los que así le honren; pero serán tenidos en poco los que lo desprecian.

 

Juan 3:3  Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

4  Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

5  Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

7  No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

8  El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

 

Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. El obra de maneras imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su nacimiento físico, tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un regalo de Dios, dado por el Espíritu Santo.

Nuestro Salvador habla de la necesidad y naturaleza de la regeneración o nuevo nacimiento y, de inmediato llevó a Nicodemo a la fuente de santidad del corazón. El nacimiento es el comienzo de la vida; nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, como los que han vivido muy equivocados o con poco sentido. Debemos tener una nueva naturaleza, nuevos principios, nuevos afectos, nuevas miras. Por nuestro primer nacimiento somos corruptos, formados en el pecado; por tanto, debemos ser hechos nuevas criaturas. No podía haberse elegido una expresión más fuerte para significar un cambio de estado y de carácter grande y muy notable. Debemos ser enteramente diferentes de lo que fuimos antes, como aquello que empieza a ser en cualquier momento, no es, y no puede ser lo mismo que era antes. Este nuevo nacimiento es del cielo, y tiende al cielo. Es un cambio grande hecho en el corazón del pecador por el poder del Espíritu Santo. Significa que algo es hecho en nosotros y a favor de nosotros que no podemos hacer por nosotros mismos. Algo obra por lo que empieza una vida que durará por siempre. De otra manera no podemos esperar un beneficio de Cristo; es necesario para nuestra felicidad aquí y en el más allá.

Nicodemo entendió mal lo que dijo Cristo, como si no hubiera otra manera de regenerar y moldear de nuevo un alma inmortal que volver a dar un marco al cuerpo. Sin embargo, reconoció su ignorancia, lo que muestra el deseo de ser mejor informado. Entonces, el Señor Jesús explica más. Muestra al Autor de este bendito cambio. No es obra de nuestra sabiduría o poder propio, sino del poder del bendito Espíritu. Somos formados en iniquidad, lo que hace necesario que nuestra naturaleza sea cambiada. No tenemos que maravillarnos de esto, porque cuando consideramos la santidad de Dios, la depravación de nuestra naturaleza, y la dicha puesta ante nosotros, no tenemos que pensar que es raro que se ponga tanto énfasis sobre esto.

La obra regeneradora del Espíritu Santo se compara con el agua. No se trata que sean salvos todos aquellos bautizados, y sólo ellos; pero sin el nuevo nacimiento obrado por el Espíritu, y significado por el bautismo, nadie será súbdito del reino del cielo.

La misma palabra significa viento y Espíritu. El viento sopla de donde quiere hacia nosotros; Dios lo dirige. El Espíritu envía sus influencias donde, y cuando, y a quien, y en qué medida y grado le plazca. Aunque las causas estén ocultas, los efectos son evidentes, cuando el alma es llevada a lamentarse por el pecado y a respirar según Cristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario