Desarrollando el Énfasis en la Profecía Bíblica
En 1831, una viuda de considerables recursos, de nombre Lady Theodosia Powerscourt, abrió su finca palaciega a los evangélicos irlandeses que se habían estado reuniendo de diversas maneras en los alrededores. La costumbre era incipiente, ya que ella la había visto modelada en Surrey, Inglaterra, en la finca de Henry Drummond en 1826.
Lady Powerscourt había mantenido durante mucho tiempo un gran interés en la profecía bíblica y estaba ansiosa por proporcionar un lugar donde los expositores locales pudieran reunirse con el propósito de discutir su comprensión de los acontecimientos proféticos incumplidos. Así, en octubre de 1831, Lady Powerscourt decidió llevar esta tradición a Irlanda, con la ayuda de su buen amigo, el obispo anglicano local, el reverendo Robert Daly, que presidió el evento.
La respuesta a esta conferencia cumplió, si no superó, las expectativas de Lady Powerscourt. Sin duda, su intención desde el principio había sido convertirla en una tradición anual, por lo que no fue una sorpresa que, al año siguiente, Lady Powerscourt abriera de nuevo su finca a los intérpretes bíblicos protestantes locales. Así comenzó la tradición de las Conferencias Irlandesas sobre la Profecía, que continuó en los años siguientes.
Durante estos años, la atención de Darby se dirigió hacia la profecía, ya que se convirtió en una fuerza primordial en las sucesivas conferencias. Estas reuniones proporcionaron a Darby una plataforma para discutir una plétora de ideas relacionadas con las profecías incumplidas de la Biblia, con personas de ideas afines -y algunas no tan afines-.
Un tema recurrente en algunas de esas reuniones se centraba en el lugar de los dones de señales en la iglesia, que habían empezado a surgir en algunas de las reuniones en casas de Inglaterra. Edward Irving, que había sido uno de los principales protagonistas de las primeras conferencias proféticas de Drummond en Albury, se hizo famoso por su predicación carismática. Un historiador ha descrito a Irving como: «alto y apuesto, autoritario y con un poderoso don para la oratoria, poseía una intensa pasión de púlpito». La pasión de Irving excitaba tanto las mentes como los corazones de las mujeres escocesas e inglesas que le escuchaban, algunas de las cuales respondían prorrumpiendo en expresiones extáticas en respuesta a su apasionada predicación. Irving no condenó este comportamiento, y con el tiempo, le siguió, hasta que «los Irvingitas» se hicieron conocidos por su demostrativo, extático e indistinguible «lenguaje de oración» o «hablar en lenguas» en sus reuniones caseras, además de otras señales que servían para indicar que el fin del mundo había llegado a Irlanda.
Las noticias de estas manifestaciones habían llamado la atención de Darby, de modo que en 1830 viajó a Escocia para investigar el asunto de primera mano. Salió de la experiencia no muy impresionado por lo que vio, y lo atribuyó a un exceso de emocionalismo, por el que no sentía especial predilección. Posteriormente, estaba bien preparado para abordar la cuestión cuando surgió en la conferencia de Powerscourt de 1832, y varios irvingitas estuvieron presentes en la discusión.
En última instancia, el tema de los dones de señales en la Iglesia no era más que un pequeño asunto en el programa general de las Conferencias Powerscourt. Otros incluían la futura restauración de Israel, la interpretación de los años proféticos, como los presentados en Daniel y Apocalipsis, la naturaleza del rapto de los santos y el carácter del futuro milenio en la tierra. El hilo conductor de todos estos temas era el retorno premilenial de Cristo, generalmente asumido por todos los asistentes, a pesar de que ésta no era la postura oficial de la Iglesia Anglicana. Sin embargo, Grayson Carter lo expresó muy bien cuando dijo: «quizá la característica más sobresaliente de las conferencias proféticas irlandesas fue el dominio y el dogmatismo teológico de John Nelson Darby.»
En los años siguientes, la participación de Darby en las conferencias aumentó, junto con el desarrollo de su visión dispensacional de las Escrituras, que consideraba a Israel y a la Iglesia como dos pueblos distintos de Dios, cada uno con sus propios programas y calendarios proféticos. En el momento de la última conferencia en 1836, Darby había elaborado una comprensión bastante sólida de la realización de los últimos tiempos, completa con un rapto de la iglesia antes de la tribulación, seguido de un período literal de siete años de tribulación en la tierra, que culminó en un reinado literal de mil años de Cristo en la tierra. Hoy en día, este esquema se conoce generalmente con el nombre de dispensacional-premilenarismo, un sistema en cuya configuración Darby desempeñó un papel indispensable.
El Legado del Prmeilenarismo-Dispensacional de Darby
El esquema dispensacional de Darby tuvo un impacto en sus contemporáneos: Dwight L. Moody, Harry H. Ironside y James H. Brookes. Brookes bien pudo haber sido quien introdujo a Cyrus Ingerson Scofield en la teología dispensacional. Más tarde, Scofield incluiría su propia versión ligeramente modificada del marco dispensacional de Darby en las notas de estudio de la principal Biblia de estudio estadounidense, que llegó a conocerse como The Scofield Reference Bible , publicada por Oxford University Press en 1909. Esta Biblia ejercería una profunda influencia en la formación del fundamentalismo estadounidense del siglo XX.
En los años siguientes, Scofield se convirtió en una influencia significativa para Lewis Sperry Chafer, quien no sólo escribiría la primera teología sistemática de varios volúmenes desde una perspectiva totalmente dispensacional, sino que se convertiría en el fundador y presidente del Seminario Teológico de Dallas, la primera escuela claramente dispensacional. Estas influencias servirían para cimentar el Premilenarismo-Dispensacional como un elemento perdurable en las iglesias de toda Norteamérica, hasta nuestros días.
No se puede negar que las enseñanzas de Darby han dado forma a gran parte de lo que hoy se consideran «los fundamentos» de la fe evangélica. Además de su defensa de una perspectiva dispensacional de la historia humana y su importante contribución a la comprensión actual de la profecía bíblica por parte de la Iglesia, Darby también prestó mucha atención a las doctrinas reformadoras de la hermenéutica gramatical-histórica literal y el sacerdocio de cada creyente. A pesar de todo esto, Darby no pasaría a la historia con toda caridad y cariño como el agente crítico pionero detrás del prmeilenarismo-dispensacional. La razón de ello es que Darby fue a la vez una figura muy polémica y polarizadora.
John Nelson Darby, cofundador de los Hermanos de Plymouth
(Para web IEB 16 al 31 enero 2025)
Primeras divisiones
En los años siguientes a las Conferencias sobre la Profecía, Darby se convirtió en un orador de cierto renombre internacional, realizando visitas a la Suiza francófona, así como frecuentes viajes a Norteamérica. Akenson señala que “a finales de agosto de 1837, Darby trasladó su misión personal al continente. Esta conexión con Suiza ‘fue significativa, ya que abrió un nuevo campo de esfuerzo en un momento en que la notoriedad de Darby como separatista lo había convertido en persona non grata en Irlanda.’” [Timothy Stunt, From Awakening to Succession: Radical Evangelicals in Switzerland and Britain, 1815–1835 (Edinburgh: T and T Clark), 304, quoted in Akenson, Discovering the End of Time, 485]
Cuando se encontraba en Dublín en el invierno de 1827-1828, comenzó a reunirse con otros cristianos sinceros, como Groves, J. G. Be llett, un amigo personal de Darby, Francisco Gui- llermo Newman, hermano menor de Juan Enrique Newman del movimiento tratariano, y otros. Este es el grupo que llegaría a ser el inicio del movimiento de los Hermanos.
En 1829 Darby publicó un librito con el título, Reflexiones sobre la naturaleza y la unidad de la Iglesia de Cristo, que suele considerarse como la primera publicación del movimiento de los Hermanos. Mientras tanto, otro grupo no-conformista surgía en Dublín, y contaba con la participación del Dr. Eduardo Cronin, un convertido reciente del catolicismo romano que había llegado a Dublín en 1826, como estudiante de medicina, y Eduardo Wilson, ex-secretario de la Sociedad Bíblica, junto con otras personas más. Los dos grupos tuvieron un desarrollo paralelo por un tiempo, enfatizando los principios de la unidad en Cristo de todos los creyentes y del ministerio mutuo y libre compartido por todos los hermanos, antes de unirse para formar un solo grupo. El nuevo grupo pronto llegó a ser tan numeroso que tuvieron que buscar un local más amplio donde congregarse. Pero seguía sin definirse su relación con la iglesia establecida, pues algunos de los líderes, incluyendo a Darby, continuaban en la Iglesia de Inglaterra.
Seis meses más tarde tuvieron que buscar de nuevo un lugar más adecuado, y esta vez alquilaron un local público donde, a fin de hacer de su partimiento del pan un testimonio, anunciaron las reuniones públicamente. Otra razón para el cambio era que, en una época en que las diferencias económicas eran tan pronunciadas en la sociedad, les permitía a los pobres asistir libremente sin ser sometidos a la vergüenza de tener que entrar en la casa de un hermano más pudiente. Desde el principio del movimiento, «la distinción entre los pobres y pudientes tendía a superarse por medio de su comunión santa y afectuosa, y su unidad. … Se vestían sencillamente, sus costumbres eran simples y su manera de vivir se destacaba por su separación del mundo. … Su culto reflejaba la intimidad de su comunión con el Señor. … En su enseñanza escudriñaban las Escrituras bajo la dirección del Espíritu Santo, mientras la variedad del ministerio compartido, bajo el poder del EspírituSanto, daba testimonio de la dicha de la enseñanzade la Palabra de Dios en relación con cada tema.
En los primeros años de su existencia, el movimiento de los Hermanos llevó, sobre todo, el sello del carácter de Juan Nelson Darby. Era un hombre movido por un solo afecto, su amor por Cristo. En una sociedad dominada por el materialismo, Darby hacía recordar a los santos de la Iglesia primitiva por su sencillez de vida y su entrega a los demás. Con una excelente formación intelectual, encontraba su realización personal sirviendo entre los pobres e iletrados. No sólo renunció a una carrera brillante como abogado, también asumió libremente el celibato a fin de servir a sus semejantes en nombre de Cristo. En su humildad, se solidarizaba con los pobres. Este fue el secreto de su éxito en la evangelización, tanto entre los católicorromanos pobres de las montañas remotas en Irlanda, como entre los campesinos incultos y los obreros sencillos en Francia y Suiza.
Francisco Newman, que había sido uno de los primeros miembros del grupo original, regresó a Oxford luego de quince meses en Dublín. Compartió sus experiencias con un amigo, Benjamín Newton, y cuando Darby más tarde visitó Oxford, le presentó a su joven amigo. Junto con Jorge Wigram y otros llegaron a ser discípulos entusiastas de Darby. Cuando volvieron a su hogar en Plymouth, encontraron que otros también se reunion en círculos de estudio bíblico y que uno de ellos, Percy Hall, compartía activamente la misma visión articulada por los grupos en Dublín. Hall había sido comandante en las fuerzas navales de su majestad; pero, al igual que Groves, había respondido al llamado radical de Jesús. Renunció a su comisión en las fuerzas armadas; vendió sus posesiones y se dedicó al seguimiento de Jesús. En su lectura del Nuevo Testamento llegó a la conclusión de que un cristiano no podía, con la conciencia limpia, servir, ni siquiera, como magistrado civil. El grupo alquiló un local y comenzaron a celebrar reuniones regulares para el estudio bíblico(especialmente de temas proféticos) y el partimiento del pan. A estas alturas tanto Darby como Newton seguían predicando en iglesias anglicanas.
Bajo la predicación de Hall, el grupo creció rápidamente, pero pronto Newton se destacó como líder principal del movimiento en Plymouth.
Aunque Newton era miembro de la iglesia esta blecida de Inglaterra, descendía de una familia cuáquera, y de parte de su madre era pariente de una familia de fama bancaria, los Lloyd. Se había destacado como estudiante en Oxford donde era compañero de los hermanos Newman, Froude y otros del movimiento tratariano. Pero luego de una controversia animada en Oxford, en torno a la iglesia establecida y ciertas manifestaciones carismáticas, que más tarde se asociaron con el movimiento Irvinguita, regresó a su hogar en Plymouth donde muy pronto fue reconocido como líder principal del movimiento en esa ciudad.
El grupo de Plymouth atrajo un número considerable de miembros de las clases media y alta, de círculos intelectuales y eclesiásticos. Entre estos se hallaba Samuel Tregelles, de descendencia cuáquera, y prominente especialista en idiomas bíblicos y crítica textual. Cuando Tregelles se unió al grupo en 1835 contaba con unos ochenta miembros
Su crecimiento fue considerable, y para el año 1840 solían reunirse en su local alrededor de ochocientas personas. En Plymouth el movimiento de los Hermanos pronto llegó a ser una denominación, a pesar de la visión unificadora original de Groves, Darby, y otros de los iniciadores del movimiento.
La congregación en Plymouth sirvió de modelo para otros grupos a través de toda Inglaterra. Los asientos en el local formaban un semicírculo en tomo a la mesa de comunión colocada en lugar céntrico al frente del ambiente. Desde allí dirigían sus mensajes los que participaban en el ministerio de la palabra. El partimiento del pan ocupaba el lugar central en el culto dominical. Al principio, la vida congregacional era semicomunal, y tanto las comidas como el compañerismo eran compartidos en los hogares de los creyentes. La comunidad en Plymouth también se convirtió en un centro de evangelización, mediante el envío de sus miembros y líderes a otros lugares para compartir su testimonio. Su evangelización era más agresiva que la del movimiento irlandés y el tenor de su predicación era considerablemente más apocalíptico. A la luz del inminente juicio divino, se invitaba a los cristianos de las iglesias establecidas a unirse con ellos en una comunión caracterizada por una espiritualidad sencilla y neotestamentaria.
Este testimonio, respaldado por un alto grado de compromiso y sinceridad amorosa, fue atractivo.
Los miembros pudientes de la congregación también se comprometieron concientemente a un estilo de vida sencillo a fin de borrar las distinciones entre los miembros y los impedimentos a la comunión. Incluso, en algunos casos, parecía que las experiencias de la comunidad pentecostal primitiva de los Hechos de los Apóstoles les sirvieron de inspiración.
La congregación de Plymouth, durante su primera década y media de vida, manifestó un mar cado vigor y un crecimiento extraordinario. Estaba considerablemente dotada de ministerios para su edificación. Sin embargo, desde el principio tuvo una debilidad fundamental. Una buena parte de su enseñanza se basaba en la interpretación de la profecía bíblica, con expectativas y especulaciones apocalípticas, de apostasía y de juicio inminentes.
Tales enseñanzas —alimentadas por el dispensacionalismo darbista y nutridas por fuentes irvin guitas (fundadas en el sistema elaborado por el jesuita Lacunza)—, compartieron un mensaje basado en una invitación a separarse de la corrupción y de la apostasía de otros grupos. Este sectarismo, que los primeros Hermanos quisieron evitar a toda costa, irónicamente llegaría, con el tiempo, a ser una de las principales características de los Hermanos de Plymouth, o Hermanos libres, como son conocidos en la actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario