} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: NUESTRO CARÁCTER DEPENDE DEL ESTADO DEL CORAZÓN (XIV)

miércoles, 5 de febrero de 2025

NUESTRO CARÁCTER DEPENDE DEL ESTADO DEL CORAZÓN (XIV)

 

  Proverbios 4:23

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.

 

Tiempos que requieren un cuidado especial del corazón

 

11. El tiempo de los sufrimientos por la fe

Otro tiempo en el que el corazón ha de guardarse con toda diligencia es cuando se ponen sobre nosotros sufrimientos por nuestra fe. Bendito es el hombre que en este tiempo no se ofende en Cristo.

Sea cual sea el tipo o grado de nuestros sufrimientos, si son por causa de Cristo y del Evangelio, no escatimemos ninguna diligencia para guardar nuestro corazón. Si nos vemos tentados a encogernos o vacilar bajo ellos, permitamos que las siguientes consideraciones nos ayuden a repeler y a superar la instigación:

En primer lugar, ¡Cuánto reproche pondríamos sobre el Redentor y la fe si lo abandonamos en un tiempo como este! Estaríamos proclamando al mundo cuánto nos hemos jactado de las promesas, que cuando somos puestos a prueba, en medio de las mismas no nos atrevemos a arriesgar nada sobre la fe. Y esto daría a los enemigos de Cristo ocasión para blasfemar.

¿Adornaremos de tal manera los triunfos de los incircuncisos?

Ah, si valorásemos el nombre de Cristo tanto como los hombres impíos valoran sus propios nombres, no dejaríamos que el suyo fuese expuesto al desprecio de esta manera. ¿Acaso las orgullosas cenizas y el polvo no temen la muerte y el infierno más que ver desgraciados sus nombres? ¿Y nosotros no soportaremos nada por mantener el honor de Cristo?

 

En segundo lugar, ¿Nos atreveremos a violar nuestra conciencia dando gusto a nuestra carne y sangre? ¿Quién nos consolará cuando nuestra conciencia nos acuse y condene? ¿Qué felicidad puede haber en la vida, en la libertad o en los amigos cuando la paz interior es arrebatada? Consideremos bien lo que hacemos.

 

En tercer lugar, ¿no es el interés público de Cristo una causa mucho más importante que cualquier interés propio, y no preferiremos su gloria y la prosperidad de su reino antes que cualquier otra cosa? ¿Debería un sufrimiento temporal, o cualquier sacrificio que nos veamos llamados a hacer entrar en competición con el honor de su nombre?

 

En cuarto lugar, ¿Es que el Redentor descuidó nuestros intereses y pensó poco en nosotros cuando por nuestro bien soportó sufrimientos que no tienen comparación con los nuestros? ¿Se echó atrás Él? No: "Sufrió la cruz, menospreciando el oprobio" (Hechos 12:2). ¿Soportó Él esto por nosotros con paciencia y constancia inquebrantable, y nos encogeremos por un sufrimiento temporal por su causa?

 

En quinto lugar, ¿es que podemos abandonar tan fácilmente la comunidad de creyentes y los privilegios de los santos y volvernos al lado del enemigo?

¿Estamos dispuestos a retirar nuestro apoyo a aquellos que se han propuesto perseverar, y poner nuestra influencia en la balanza en contra de ellos? Preferible sería que nuestro cuerpo y alma se deshicieran. "Si retrocediere, no agradará a mi alma" (Hebreos 10:38)

 

En sexto lugar, ¿Cómo podremos mantenernos frente a Cristo en el día del juicio si lo abandonamos ahora? "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. " (Marcos 8:38)

Solo un poco más, y el Hijo del hombre vendrá en las nubes del cielo, con poder y gran gloria, para juzgar el mundo. Se sentará en el trono de juicio, y todas las naciones serán puestas delante de Él. Imaginemos que estamos viendo lo que sucederá aquel día. Contemplemos a los impíos, a los apóstatas, y escuchemos la sentencia consumadora que se pronuncia sobre ellos, y veamos cómo se hunden en el pozo de la desgracia infinita y eterna.

¿Abandonaremos a Cristo ahora, dejaremos su causa para librarnos de un poco de sufrimiento o por promover una infructuosa vida en la tierra? ¿Nos exponernos al destino de un apóstata?

Recordemos que aunque podamos silenciar las reconvenciones de nuestra conciencia ahora, no podremos evitar luego la sentencia del juez. Guardemos nuestro corazón por estos medios, para que no se aparte del Dios viviente.

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