El Ministerio de Darby Como Clérigo
El distrito de Calary, en el que Darby desempeñó sus funciones como ministro de la Iglesia de Irlanda, era conocido principalmente por dos cosas: la pobreza y el catolicismo romano. Se dice que entre estas dos poblaciones, el ministerio de Darby fue eficaz. Darby asumió la vida de un asceta y fue abrazado como un verdadero amigo de los pobres, siendo él mismo a menudo confundido con uno, a causa de su escasa dieta y humilde apariencia. Darby se tomó en serio su ministerio entre los pobres y se cuidó de no parecer en modo alguno más aventajado que ellos, a pesar de proceder de una familia de la alta burguesía. En un relato de W. Blair Neatby, Darby contaba que: «ayunaba en Cuaresma hasta quedar débil al final; no comía carne los días laborables, nada hasta la noche de los miércoles, viernes y sábados, luego un poco de pan o nada; también observaba estrictamente los ayunos semanales». Externamente, esto le sirvió en su ministerio y le granjeó el favor de los católicos romanos locales. Hablando de este punto, un biógrafo ha informado:
Todo ello le daba el aspecto de un monje de la Trapa, tan consumido… No cabe duda de que un hombre así entusiasmaba a los pobres romanistas de la zona, que lo consideraban un auténtico santo de la antigua estirpe. La impronta del cielo les parecía clara en este marco tan gastado por la austeridad, tan superior a la pompa mundana, en este hombre que compartía todas sus necesidades.
Se dice que el ministerio de Darby entre los católicos empobrecidos de Calary en aquella época fue bastante eficaz. Darby y otros han repetido que durante ese período de la historia irlandesa, a menudo denominado «la Segunda Reforma», los católicos se convertían al protestantismo en masa. El biógrafo de los Hermanos, Marion Field, ha atribuido al menos parte de la eficacia de Darby al hecho de que «Darby era un magnífico lingüista y predicaba a los aldeanos en gaélico, su lengua materna; esto les complacía ya que los sacerdotes católicos romanos irlandeses suprimían el gaélico e insistían en que se hablara inglés.» [147]
Sin embargo, Darby no pudo mantener este ritmo febril durante mucho tiempo, ya que sufrió una lesión debilitante mientras montaba a caballo en octubre de 1827. Los biógrafos han sugerido que Darby fue arrojado de su caballo, aunque esto puede haber sido ligeramente mitificado, tal vez como un paralelo de la sorprendente historia de conversión de Lutero. En cualquier caso, su recuperación duró varios meses, durante los cuales se aferró a las Escrituras, prestando especial atención a la Iglesia primitiva tal como se revela en el Libro de los Hechos. El descontento de Darby con el estado de la Iglesia fue en aumento, ya que anhelaba una experiencia eclesiástica que coincidiera con lo que encontraba modelado en las páginas de las Escrituras.
No mucho después, Darby había tomado la pluma para dirigir una preocupación privada al arzobispo de Dublín y a otros compañeros del clero anglicano que habían estampado su nombre en una petición al Estado para que concediera a los protestantes ciertas protecciones. En esta carta, Darby esbozaba los distintos dominios de la Iglesia y el Estado y argumentaba que era imposible para el ministro cristiano reclamar la protección del Estado y seguir siendo un siervo sin grilletes de Jesucristo. El arzobispo y otros miembros del clero no simpatizaron con las preocupaciones de Darby, lo que no hizo sino aumentar aún más la tensión entre la perspectiva de Darby sobre la Iglesia y la postura mayoritaria de quienes mantenían el gobierno en la Iglesia oficial.
Darby se levantó de su lecho de enfermo, con una visión renovada de la Iglesia, así como de su propia posición con respecto a ella.
( Fue por este tiempo cuando su vision del tema del "Rapto" fue ( su obsession) expuesto en público por primera vez por los seguidores de Edward Irving y John Nelson Darby. Algunos estudiosos remontan sus raíces a una cierta chica muy delicada y enfermiza llamada Margaret MacDonald, de Port Glasgow en el Oeste de Escocia. Margaret y su familia se conectaron después con el movimiento Católica Apostólico de Irving, que comenzó a destacar expresiones carismáticas, e interés por temas escatológicos. En la primavera de 1830 Margaret fue confinada a su cama por continuas dolencias, y se atribuyó supuestas experiencias con el "don de la profecía", en medio de gran fervor y entusiasmo creciente en reuniones de Iglesia, en las cuales ella se involucró desde su casa, alegando haber tenido una visión de la Iglesia siendo “arrebatada al Cielo antes de la Gran Tribulación". Una tarde se dice que Margaret exclamó: "Esta es la luz que arderá, la luz de Dios, para que podamos discernir aquello que no vendrá por medio del ojo natural. Sólo quienes tienen la luz de Dios adentro podrán ver la señal de su apariencia. No es necesario seguir a quienes dicen ‘Mira aquí o mira allá, ve esto o aquello’, porque a su tiempo todo será como el relámpago para aquellos en los cuales Cristo vive. Cristo en nosotros nos va a levantar, él es la luz, y sólo alcanzará para reunirse con él en el aire a quienes están vivos en él."
Robert Norton fue un testigo presencial de estos "indicios", y quien relató a otros lo que sucedió con la señorita Margaret MacDonald, y cómo impactó a tantos líderes influyentes. "El poder del Espíritu Santo se posó sobre ella por varias horas sucesivas: la profecía se mezclaba con la visión ... aquí vemos la distinción entre esa etapa final de la venida del Señor, cuando todo ojo le verá, y su previa aparición en gloria sólo para aquellos que le esperan."
John Nelson Darby junto con aquel polémico Edward Irving, también fue profundamente influenciado por la supuesta expresión "profética" de esta joven escocesa. El historiador Timothy Weber señala: "Los ‘Hermanos de Plymouth’ comisionaron a John N. Darby para ir a Escocia a investigar. Llegó allá a mitad del año 1830, y según su propio testimonio 23 años después, se reunió con la chica MacDonald y la escuchó profetizar ... Darby volvió de Escocia... convencido de que la visión del Rapto era veraz. Y la encajó más tarde en su sistema dispensacionalista, pero jamás reconoció su deuda con Margaret." Weber no está solo en su investigación. Le acompañan otros estudiosos como Carl Armerding y W. Wardle, quienes escriben: "Es probable... que la tal profecía fuese grano para el molino de Darby.... Al salir de Escocia llevó consigo las impresiones que tras algunos años de reflexión, desempeñaron su papel en la formación de la enseñanza del ‘Rapto’ secreto pretribulación."
El origen de esta extraña doctrina del Rapto es en última instancia un embuste. Pero casi todo el mundo está de acuerdo en que fue John Nelson Darby el primero de sus más importantes defensores, quien afirmó el tema del Rapto en sus discursos públicos, y lo convirtió en un componente central de su sistema dispensacional rapturista-premilenarista ya desde la década de los ’30 del siglo XIX. Después Darby visitó América varias veces para compartir sus nuevas enseñanzas escatológico-apocalípticas. Y Timothy P. Weber sugiere que "Su audiencia las recibió con cautela en el mejor de los casos... La mayoría rechazó estas enseñanzas como cosas tontas y las desacreditó. Hubo quienes la consideraron que una novedad en la historia de la Iglesia, y por tanto indigna de consideración. La élite educativa y eclesiástica tendía a rechazar estas nuevas doctrinas". "No fue fácil ponerse de pie contra el consenso Cristiano y todavía declararse ortodoxo, pero eso es precisamente lo que los partidarios del dispensacionalismo se vieron obligados a hacer
C. H. Mackintosh, un seguidor de Darby, dijo que "parece presuntuoso contradecir todos los grandes estándares y credos de la Cristiandad en tantos temas, pero ¿Qué se puede hacer?")
En aquel momento no tenía intención de renunciar a su asociación con la Iglesia de Irlanda, sino que continuó por un camino que le llevaría al margen de los cauces principales de la Iglesia oficial como disidente protestante. Aunque más tarde Darby sería conocido como el fundador de los Hermanos de Plymouth -también conocidos como darbyismo-, en realidad no estaba abriendo un nuevo camino.
Décadas antes, varios anglicanos privados de sus derechos habían seguido un camino similar, separándose de la Iglesia oficial en una línea no muy distinta a la de Darby. En su libro Anglican Evangelicals , el historiador Greyson Carter ha tomado nota:
Ya en 1794, el concejal Hutton abría su casa de Luson Street, Dublín, una noche a la semana, «con el deseo de ofrecer a la gente de moda de la zona sur de la ciudad la oportunidad de escuchar el Evangelio»… Por la misma época, Wilmott House, una gran casa familiar a las afueras de Dublín, se abría a predicadores de la Iglesia oficial, los metodistas, los moravos y otros organismos evangélicos. El evangélico escocés James Alexander Haldane, que visitó Dublín en 1804, fue testigo directo de esta efervescencia evangélica. En sus memorias encontramos mención de varias pequeñas reuniones religiosas que se celebraban en esa época por toda la ciudad, cerradas a quienes no compartían sus puntos de vista particulares, y que recibían la Cena del Señor a una hora en que no se administraba públicamente en las iglesias parroquiales. Impresionado por la eficacia de esta iniciativa, Haldane la exportó a Escocia, donde se comprometió a establecer un movimiento similar.
Las “reuniones en las casas” o “reuniones en los salones,” como llegaron a llamarse, se extendieron por todas las islas británicas, pero en ningún lugar fueron más pronunciadas que en Irlanda. El propósito de estas reuniones era proporcionar un lugar para que creyentes con ideas afines de diversas denominaciones protestantes se reunieran para leer la Biblia y partir el pan en torno a la mesa del Señor. Esto puede parecer una práctica extraña para los lectores de hoy en día, ya que este es generalmente el propósito de la reunión de las iglesias locales. Sin embargo, en la época de estos primeros disidentes protestantes, no era así. La Iglesia de Inglaterra/Irlanda en aquel tiempo era una iglesia estatal, y como tal, su población consistía en la totalidad de la población, fuera salva o no.
El historiador británico David Bebbington describe bien este problema en su libro Evangelicalism in Modern Britain [Evangelicalismo en la Bretaña Moderna] : “la Iglesia de Inglaterra estaba entrelazada con el Estado. El monarca era el jefe supremo de la Iglesia. Teóricamente, todos sus súbditos de Inglaterra y Gales pertenecían a ella. Los obispos de la Iglesia de Inglaterra se sentaban a la derecha en la Cámara de los Lores. El Parlamento ejercía tanta autoridad en los asuntos espirituales como en los temporales.” Por esta razón, los protestantes frustrados que deseaban algo más que un club social tuvieron que buscar fuera de la Iglesia (o más bien buscaron un remanente dentro de ella) para formar un núcleo de santos con el que reunirse, en un terreno común.
Más de treinta años antes de que el descontento de Darby le llevara a compartir el pan con algunos hermanos, lo que acabaría desembocando en la formación de “los darbyitas,” otro antiguo alumno del Trinity College, Thomas Kelly, le precedió. Kelly también era abogado, convertido en clérigo anglicano, convertido en protestante disidente. Kelly se separó de la Iglesia de Irlanda ya en 1803. Los que se reunían en las sencillas reuniones caseras que él organizaba llegaron a ser conocidos como “los Kellyitas.” Un año después de la secesión de Kelly, otro clérigo llamado John Walker hizo lo mismo. John Walker, a veces amigo y otras veces rival de Kelly, tenía un carácter más combativo. Mientras que Kelly no permitió que su secesión de la Iglesia oficial le impidiera mantener la comunión con los creyentes que permanecían en ella, Walker adoptó un enfoque decididamente diferente. Cuando Walker se separó de la Iglesia oficial en 1804, también anunció formalmente su renuncia a la comunión. Las reuniones que siguieron dieron lugar a la formación de “los Walkeritas,” que fueron recordados principalmente como separatistas de la manera más divisiva. Con el paso del tiempo, la orientación de Darby hacia el ministerio y la de “los darbyitas” llegó a reflejar las posturas de los dos grupos mencionados.
Nada de esto pretende restar mérito a la contribución de Darby al desarrollo del protestantismo. Más bien se pretende mostrar que tales cambios radicales no se producen en el vacío, en un único momento en el tiempo, o a causa de un único agente humano. No obstante, al igual que Lutero antes que él, Darby dispuso de una plataforma que pudo utilizar eficazmente para llevar a cabo una reforma radical dentro de la Iglesia protestante.
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