} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: RELIGIÓN O CRISTO

jueves, 18 de abril de 2013

RELIGIÓN O CRISTO


La mayoría de las religiones enseñan que hay vida después de la muerte; o sea, una existencia eterna, pero sólo la BIBLIA enseña que hay VIDA ETERNA para los creyentes, lo que indica algo más que una mera existencia en tinieblas y dolor. La vida eterna del creyente en JESUCRISTO es una verdadera vida de gozo, paz y bendición. He aquí la diferencia entre RELIGIÓN Y SALVACIÓN EN JESUCRISTO. La religión deja al pecador con una simple "esperanza" del favor de Dios, pero sin el conocimiento absoluto de la salvación: deseando pero sin seguridad.
CRISTO nos concede seguridad absoluta y gran regocijo. El verdadero creyente en CRISTO no teme a la muerte. Puede ser que le tema al acto de morir; es decir, al sufrimiento físico y la agonía que precede a la muerte física, pero la muerte en sí, cuando el alma parte para estar con DIOS, no le espanta al creyente.
Nadie ha visto jamás a un hombre sin CRISTO, no importa cuán bueno, moral o religioso haya sido, que no le haya temido a la muerte.
No obstante el creyente puede decir con Pablo:
¿Donde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Donde, oh sepulcro, tu victoria?(1ªCorintios 15:55)
Para el creyente en Jesucristo, la muerte es una emancipación de su vivienda de barro, para llegar a ser libre en la presencia del SEÑOR, y con la bienaventurada esperanza de la resurrección, cuando con nuevos cuerpos nunca más moriremos y nunca más tendremos sufrimiento o llanto.

Pero qué diferente es la situación del inconverso. Este no tiene esperanza de un futuro feliz. Por esto me permito preguntarle: "¿Teme usted a la muerte?" "¿Está preparado para recibirla, quién sabe, en este mismo momento?" Piénselo, medítelo con detenimiento como si fuera algo inminente que no le da tiempo a dejar arreglados sus asuntos. Pero cuidado, no descuide su salvación. No deje para mañana lo que pueda hacer hoy.

Mientras estemos en este cuerpo temeremos a los sufrimientos y al dolor, pero no a la muerte en si, lo cual es, simplemente una despedida de esta vida terrenal, del pecado y de la misma muerte, para morar en los cielos con CRISTO en santidad y gozo inefable, para siempre jamás. Esto es VIDA ETERNA, de la cual las religiones no saben nada, pero que podemos obtener por medio de la fe en AQUEL que dijo:
YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE, SINO POR MÍ (Jn. 14:6)

Solamente esto nos concede la esperanza de volver a ver a nuestros seres queridos que se han ido con el SEÑOR. Sólo esto nos da consolación en la oscura hora del duelo. Sólo esto nos puede dar paz en el "valle de sombras de muerte". ¿Conoce usted esta VIDA ETERNA? ¿Ha aceptado a CRISTO como su único y suficiente SALVADOR personal? Si así es, nada podrá dañarle, ni aun la misma muerte.

 Adán y Eva con sus delantales de hojas de higuera…que no podían quitar el pecado, sólo lo disimulaban, cubriéndolo, ni tampoco les devolvía la paz a su corazón. En estas estaban, cuando Dios vino a ellos en el huerto del Edén, al escuchar su llamada, se escondieron y, temblorosos y paralizados de temor, se ocultaron de su presencia.
Su religión había fracasado y era necesario lograr algo mejor.
Tenemos toda la historia en un pequeño versículo de Génesis 3, un versículo que con mucha frecuencia se le presta poca atención y es demoledor en su enseñanza.
Dice así:” Y les hizo Yahvé Dios al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y les vistió.
Las hojas de higuera no servían, por lo tanto Dios les mostró una mejor manera; la única forma posible de obtener el perdón.
En este breve, pero contundente versículo, se nos enseñan tres cosas.
Primero, que la salvación es obra de Dios y no del hombre. Dios provee el sacrificio.
Segundo, que debe ser mediante la muerte de un sustituto inocente, y en tercer lugar, debe ser por derramamiento de sangre.
Cualquier sacrificio que no reuniere estos requisitos no es valido para expiar el pecado.
Así lo vemos también en las ofrendas de Abel y Caín. En los sacrificios de Israel sobre el monte Moriah. Es visible en todas las ofrendas rituales de Israel, en los holocaustos, en la ofrenda de paz, en la ofrenda por el pecado y la transgresión y, finalmente, Dios envía a Aquel que señalaban todas estas ofrendas y sacrificios, al mismo Señor Jesucristo, el perfecto, santo Cordero de Dios. Cuando el vino reunió estas tres condiciones:
PRIMERO. Fue el don de Dios, y no la recompensa por las obras de los hombres.”Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). El fue la ofrenda o regalo de Dios.
SEGUNDO. Debe ser por la muerte inocente de un sustituto. Y Cristo llenó este requisito, porque El era inocente y no se halló falta en El. No conociendo pecado, se hizo pecado por nosotros, El llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca (1ª Pedro 2:22).
TERCERO. Debe ser por el derramamiento de la sangre inocente de un sustituto. Y Cristo derramó su sangre y la dio para que nosotros podamos ser libertados.”(No fuimos redimidos) con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª Pedro 1:18,19).

Este versículo, en Génesis 3:21, concerniente al primer sacrificio por medio del cual Dios cubrió la desnudez de nuestros primeros padres, era solamente un tipo del Redentor venidero, el Señor Jesús.
Juan el Bautista cuando lo vio, dijo:”He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Y el ángel le dijo a María: “Llamarás su nombre Jesús” (Lucas 1:31); y a José:” Y llamarás su nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Allá en el huerto del Edén, Dios dio una revelación concerniente al camino de la salvación, que nunca ha sido cambiado ni lo será. Cualquier otro camino es decepcionante y falso.
Cristo dijo: “El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador”. “Yo soy la puerta; el que por mi entrare se salvará…” (Juan 10:1 y 9).
Y Pablo declaró: “ Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea ANATEMA. 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, SEA ANATEMA.” (Gálatas 1:6,9)

Me permito preguntarle: ¿Es usted religioso o salvo? Sea sincero por una vez, ¿Está usted seguro de ir al cielo? Su Iglesia Católica, o Anglicana, o Luterana, o cualquier otra ¿le enseñan la Palabra de Dios escrita en la Biblia? ¿Se ha tomado la molestia de comprobarlo y no dejar el asunto de su salvación para mas adelante o en manos de otros? Tenga cuidado, pues no sabemos lo que el mañana nos deparará. Haga caso al refranero el cual dice:
“NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY”



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