La mayoría de las religiones enseñan que hay vida después de la
muerte; o sea, una existencia eterna, pero sólo la BIBLIA enseña que hay VIDA
ETERNA para los creyentes, lo que indica algo más que una mera existencia en
tinieblas y dolor. La vida eterna del creyente en JESUCRISTO es una verdadera
vida de gozo, paz y bendición. He aquí la diferencia entre RELIGIÓN Y SALVACIÓN
EN JESUCRISTO. La religión deja al pecador con una simple "esperanza"
del favor de Dios, pero sin el conocimiento absoluto de la salvación: deseando
pero sin seguridad.
CRISTO nos concede
seguridad absoluta y gran regocijo. El verdadero creyente en CRISTO no teme a
la muerte. Puede ser que le tema al acto de morir; es decir, al sufrimiento
físico y la agonía que precede a la muerte física, pero la muerte en sí, cuando
el alma parte para estar con DIOS, no le espanta al creyente.
Nadie ha visto
jamás a un hombre sin CRISTO, no importa cuán bueno, moral o religioso haya
sido, que no le haya temido a la muerte.
No obstante el
creyente puede decir con Pablo:
¿Donde está, oh muerte,
tu aguijón? ¿Donde, oh sepulcro, tu victoria?(1ªCorintios 15:55)
Para el creyente
en Jesucristo, la muerte es una emancipación de su vivienda de barro, para
llegar a ser libre en la presencia del SEÑOR, y con la bienaventurada esperanza
de la resurrección, cuando con nuevos cuerpos nunca más moriremos y nunca más
tendremos sufrimiento o llanto.
Pero qué diferente
es la situación del inconverso. Este no tiene esperanza de un futuro feliz. Por
esto me permito preguntarle: "¿Teme usted a la muerte?" "¿Está
preparado para recibirla, quién sabe, en este mismo momento?" Piénselo,
medítelo con detenimiento como si fuera algo inminente que no le da tiempo a
dejar arreglados sus asuntos. Pero cuidado, no descuide su salvación. No deje
para mañana lo que pueda hacer hoy.
Mientras estemos
en este cuerpo temeremos a los sufrimientos y al dolor, pero no a la muerte en
si, lo cual es, simplemente una despedida de esta vida terrenal, del pecado y
de la misma muerte, para morar en los cielos con CRISTO en santidad y gozo
inefable, para siempre jamás. Esto es VIDA ETERNA, de la cual las religiones no
saben nada, pero que podemos obtener por medio de la fe en AQUEL que dijo:
YO SOY EL CAMINO,
Y LA VERDAD, Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE, SINO POR MÍ (Jn. 14:6)
Solamente esto nos
concede la esperanza de volver a ver a nuestros seres queridos que se han ido
con el SEÑOR. Sólo esto nos da consolación en la oscura hora del duelo. Sólo
esto nos puede dar paz en el "valle de sombras de muerte". ¿Conoce
usted esta VIDA ETERNA? ¿Ha aceptado a CRISTO como su único y suficiente
SALVADOR personal? Si así es, nada podrá dañarle, ni aun la misma muerte.
Adán y Eva con sus delantales de hojas de higuera…que no podían quitar el pecado, sólo lo disimulaban, cubriéndolo, ni tampoco les devolvía la paz a su corazón. En estas estaban, cuando Dios vino a ellos en el huerto del Edén, al escuchar su llamada, se escondieron y, temblorosos y paralizados de temor, se ocultaron de su presencia.
Su religión había
fracasado y era necesario lograr algo mejor.
Tenemos toda la
historia en un pequeño versículo de Génesis 3, un versículo que con mucha
frecuencia se le presta poca atención y es demoledor en su enseñanza.
Dice así:” Y les
hizo Yahvé Dios al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y les vistió.
Las hojas de
higuera no servían, por lo tanto Dios les mostró una mejor manera; la única
forma posible de obtener el perdón.
En este breve,
pero contundente versículo, se nos enseñan tres cosas.
Primero, que la
salvación es obra de Dios y no del hombre. Dios provee el sacrificio.
Segundo, que debe
ser mediante la muerte de un sustituto inocente, y en tercer lugar, debe ser
por derramamiento de sangre.
Cualquier
sacrificio que no reuniere estos requisitos no es valido para expiar el pecado.
Así lo vemos
también en las ofrendas de Abel y Caín. En los sacrificios de Israel sobre el
monte Moriah. Es visible en todas las ofrendas rituales de Israel, en los
holocaustos, en la ofrenda de paz, en la ofrenda por el pecado y la
transgresión y, finalmente, Dios envía a Aquel que señalaban todas estas
ofrendas y sacrificios, al mismo Señor Jesucristo, el perfecto, santo Cordero
de Dios. Cuando el vino reunió estas tres condiciones:
PRIMERO. Fue el
don de Dios, y no la recompensa por las obras de los hombres.”Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). El fue la
ofrenda o regalo de Dios.
SEGUNDO. Debe ser
por la muerte inocente de un sustituto. Y Cristo llenó este requisito, porque
El era inocente y no se halló falta en El. No conociendo pecado, se hizo pecado
por nosotros, El llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. “El cual
no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca (1ª Pedro 2:22).
TERCERO. Debe ser
por el derramamiento de la sangre inocente de un sustituto. Y Cristo derramó su
sangre y la dio para que nosotros podamos ser libertados.”(No fuimos redimidos)
con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de
Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª Pedro 1:18,19).
Este versículo, en
Génesis 3:21, concerniente al primer sacrificio por medio del cual Dios cubrió
la desnudez de nuestros primeros padres, era solamente un tipo del Redentor
venidero, el Señor Jesús.
Juan el Bautista
cuando lo vio, dijo:”He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
(Juan 1:29). Y el ángel le dijo a María: “Llamarás su nombre Jesús” (Lucas
1:31); y a José:” Y llamarás su nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de
sus pecados” (Mateo 1:21).
Allá en el huerto
del Edén, Dios dio una revelación concerniente al camino de la salvación, que
nunca ha sido cambiado ni lo será. Cualquier otro camino es decepcionante y
falso.
Cristo dijo: “El
que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra
parte, ese es ladrón y salteador”. “Yo soy la puerta; el que por mi entrare se
salvará…” (Juan 10:1 y 9).
Y Pablo declaró:
“ Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por
la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.7 No que haya otro,
sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo.8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea ANATEMA. 9 Como antes hemos dicho,
también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que
habéis recibido, SEA ANATEMA.” (Gálatas 1:6,9)
Me permito
preguntarle: ¿Es usted religioso o salvo? Sea sincero por una vez, ¿Está usted
seguro de ir al cielo? Su Iglesia Católica, o Anglicana, o Luterana, o
cualquier otra ¿le enseñan la Palabra de Dios escrita en la Biblia? ¿Se ha
tomado la molestia de comprobarlo y no dejar el asunto de su salvación para mas
adelante o en manos de otros? Tenga cuidado, pues no sabemos lo que el mañana nos deparará. Haga
caso al refranero el cual dice:
“NO DEJES PARA
MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY”
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