El temor de
Dios, es una actitud de profundo respeto al Señor, hacia Su Palabra, que
incluye la adoración, el amor y la obediencia a todo lo que Dios Padre nos
enseña a través de sus mandamientos.
Por medio
de la alabanza, la adoración y la oración debemos vivir el cada día para
experimentar el temor de Dios, siendo el compañero ideal, para qué, bajo su
sombra, nuestra vida sea de su agrado, humillando nuestro corazón ante Dios.
Veamos lo
que dice la Biblia en Proverbios 2:1-15:
2:1 Hijo mío, si recibieres mis palabras,
Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2:2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
2:3 Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
2:4 Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
2:5 Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios.
2:6 Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
2:7 El provee de sana sabiduría a los rectos;
Es escudo a los que caminan rectamente.
2:8 Es el que guarda las veredas del juicio,
Y preserva el camino de sus santos.
2:9 Entonces entenderás justicia, juicio
Y equidad, y todo buen camino.
2:10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,
Y la ciencia fuere grata a tu alma,
2:11 La discreción te guardará;
Te preservará la inteligencia,
2:12 Para librarte del mal camino,
De los hombres que hablan perversidades,
2:13 Que dejan los caminos derechos,
Para andar por sendas tenebrosas;
2:14 Que se alegran haciendo el mal,
Que se huelgan en las perversidades del vicio;
2:15 Cuyas veredas son torcidas,
Y torcidos sus caminos.
Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2:2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
2:3 Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
2:4 Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
2:5 Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios.
2:6 Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
2:7 El provee de sana sabiduría a los rectos;
Es escudo a los que caminan rectamente.
2:8 Es el que guarda las veredas del juicio,
Y preserva el camino de sus santos.
2:9 Entonces entenderás justicia, juicio
Y equidad, y todo buen camino.
2:10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,
Y la ciencia fuere grata a tu alma,
2:11 La discreción te guardará;
Te preservará la inteligencia,
2:12 Para librarte del mal camino,
De los hombres que hablan perversidades,
2:13 Que dejan los caminos derechos,
Para andar por sendas tenebrosas;
2:14 Que se alegran haciendo el mal,
Que se huelgan en las perversidades del vicio;
2:15 Cuyas veredas son torcidas,
Y torcidos sus caminos.
¿Cuándo vamos a entender el Temor de Dios? Cuando
obedezcamos sin poner ningún pero; cuando sigamos sus instrucciones que son
para vida, y vida de paz, tranquilidad, paciencia y de abundancia. No como la
entienden los incrédulos, que sólo entienden por “abundancia” poseer bienes
materiales, riquezas, dinero, fama y poder.
No, el cristiano nacido de nuevo, presta su oído a
la sabiduría; atiende los consejos del Padre; entiende que la abundancia que
Dios promete es espiritual, para discernir lo espiritual y vivir conforme a lo
que somos, espirituales y no carnales. El conocimiento, la sabiduría, la
inteligencia, el discernimiento es el resultado de alimentarse y beber en la
Palabra de Dios en todo momento.
Leer la Biblia, no es estar media hora leyendo como
si tal cosa.
La Biblia también la leen los Mormones y los Testigos de Jehová
pero sin aprovecharles para nada.
La Palabra de Dios requiere ser escudriñada,
de una forma sistemática para alimento del Espíritu Santo que mora en el
creyente; para caminar en justicia y juicio en esta vida terrenal, siendo
fieles testigos de Aquel que nos ha resucitado de entre los muertos, a Jesús el
Hijo de Dios.
Cuando se valora de manera adecuada todo el
conocimiento de la Sabiduría que la Palabra te enseña, el corazón queda cautivo
de ella, nos atrapa y nos deleita a seguir buscándola como al más grande
tesoro; con esmero, dedicación y empeño deseando más alimento espiritual que
nos ayude en el conocimiento y temor de Dios.
Resulta dramático y trágico ver como el engañador y
príncipe de este mundo actúa con los seres humanos que han puesto sus ojos en
la abundancia de bienes materiales, riquezas y deseos carnales. Ver como se
afanan por tener más y más aunque para ello se hayan convertido en esclavos del
consumismo, viviendo sólo para trabajar para poder pagar sus créditos, sus gastos,
sus letras. De sol a sol dejan su salud, su felicidad, su vida en manos de
bienes temporales, que son efímeros. Hoy los tienen y mañana si dejan de pagar
le embargan y quedan sin nada.
Y pensar que yo en otro tiempo estuve en ese
círculo vicioso. Pero gracias a la Misericordia de Dios Todopoderoso que Su
Palabra me buscó, me halló, me perdonó, me rescató y me salvó de la condenación
del mundo. Gracias a Dios en el nombre de mi Señor Jesucristo, cada día Su
Palabra va limpiando todo aquello que no le gusta dentro de mi corazón, va
iluminando mi entendimiento para poco a poco ir madurando en el conocimiento de
Dios, para obedecerle y vivirlo.
Veamos lo que dice Su Palabra en 1ª Pedro 1:13-25:
1:13
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
1:15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
1:16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
1:21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1:24 Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
1:25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
1:15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
1:16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
1:21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1:24 Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
1:25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
Entonces
podemos entender el significado del temor de Dios, como el respeto de un
creyente genuino a Dios Todopoderoso, del que no podemos escondernos, tener
conciencia de Aquel a quien nos dirigimos como Padre. Sabiendo todo esto, deberíamos
vivir con sano temor de desagradarle aún en nuestra manera de pensar cuanto más
en nuestra manera de vivir.
Es necesario conducirnos con verdadero respeto y
obediencia mientras vivamos en este cuerpo carnal, porque somos nada. Llegamos
a vivir 80 o en el mejor de los casos, 90 años y eso es como un grano de polvo
en todo el universo. Todo el tiempo, el que Dios nos regale, vivamos pues, bajo
el temor de Dios al amparo de su sombra.
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