} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA TENTACION 4 (la hora fatal)

domingo, 25 de mayo de 2014

LA TENTACION 4 (la hora fatal)





Mateo 26:41 dice: “26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” 

Apocalipsis 3:10 dice: “3:10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”

Mirando hacia atrás, me doy cuenta que desde que nací de nuevo, varias veces he subestimado de un modo inconsciente el poder de la tentación. Mi vanidad me llevó a confiar y creerme con fuerzas para resistir la prueba. Mi corazón engañoso y perverso encendió mi orgullo empujándome a juguetear con el temor y la atracción de las mil diversas formas de tentación. No dándome cuenta de las terribles consecuencias que me causaría en mi vida entrar en la fatídica hora de la tentación.

Entrar en tentación no significa simplemente ser tentado, tampoco significa ser vencido por la tentación.

En 1ª Timoteo 6:9 podemos ver: “6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”

En este versículo,  Pablo menciona y compara el hecho de caer en tentación y el acto de caer en lazo (o trampa). Cuando caes en una trampa es muy difícil salir o escapar de ella. Entrar en tentación es experimentar una atracción fatal, sentir en un grado muy intenso el poder cautivador de la tentación.
Podía comparar la tentación como un vendedor puerta a puerta. En el momento que llama a la puerta, podemos ver por la mirilla, invitarlo a pasar o ignorarlo, o decirle que se vaya y lo hace. Pero en otras ocasiones ese vendedor ya ha medido el pie en la entrada de la puerta, en el cuarto de nuestro corazón. Este vendedor está decidido a vender su producto y todos los que lleva, porque son atractivos a las debilidades, pasiones y maldades de nuestro corazón. Mientras la tentación sólo toque a la puerta somos libres para decidir si le abrimos o no. Pero cuando la tentación ya se ha metido en la casa, ha llegado al corazón, entramos en tentación.

Cuando nos ocurre esto, lo que llega a nosotros, es un poder especial de Satanás que actúa desde fuera de nosotros. Es un poder más fuerte de lo normal para hacernos pecar, nos tienta con algo que deseamos muchísimo.

Cada uno de nosotros tuvimos algo, un mal momento en nuestra vida, que sirvió para hacernos caer. El pecado en la carne que mora en nosotros nos hace vulnerables ante la tentación, actuando como un traidor dentro de nuestro corazón que nos vende a la menor señal de aparición, se pone de parte del tentador y trata de animar a que cedamos ante la insistencia de Satanás.

Hay otro tipo de tentaciones que están recogidas en la Biblia y que nos sirven de ejemplo para nosotros, para mantenernos atentos y no caer. Se trata de las ocasiones en que Satanás obtiene permiso especial por parte de Dios, por razones que sólo Dios conoce, que podemos entre ver y están en:

Job 1:12 dice:“1:12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. “

Job 2:6 dice:“2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.”

También en el Nuevo Testamento, en Lucas 22:31-32 dice:“22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
22:32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”

Dios da permiso a Satanás para zarandear nuestras vidas, y esto lo va hacer con una tentación muy fuerte. Cantas veces hemos experimentado este sacudimiento tan intenso como inesperado; no lo esperamos, y no entendemos por qué llega en esos momentos, por qué viene, pero ahí está y sin duda el enemigo aprovechará para darnos duro. Aprovecha cuando los malos deseos de nuestro corazón carnal encuentran la ocasión favorable para revelarse a través de un medio muy atractivo que pueda cumplirse.

Muchas veces resistimos una tentación determinada, y parece que huye de nosotros. Pero lo que en realidad ocurre es que ha aparecido a modo de señuelo, retirándose para o bien, pillarnos en otro momento con las defensas muy bajas o relajadas, o regresar con más intensidad y virulencia, en la hora de la tentación.
Necesitamos estar preparados para una hora como esa. Hagamos caso a Jesús. Si siendo el Hijo de Dios necesitó el conocimiento de la Palabra y la oración para resistir como hombre la tentación de Satanás, cuanto más no necesitaremos nosotros obedecerle. Si Jesús nos manda: velad y orad, es porque Él conoce lo débiles e inconstantes que somos. Debemos usar todos los medios que Cristo nos ha dado para no caer en tentación.

En Mateo 6:13, en la oración del Padre Nuestro dice: “6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Confiemos pues en su cuidado, y no nos olvidemos del mandato de Jesús: “velad y orad”.

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