} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL TEMOR DE DIOS (4)

viernes, 9 de mayo de 2014

EL TEMOR DE DIOS (4)



El temor de Dios evita que abandonemos la esperanza; nos impide que pudiéramos menospreciar el Sacrificio tan grande, del Hijo de Dios. Nosotros fuimos comprados con Su sangre, no el cielo.

En 1 de Pedro 1:18-19:

1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación

Los cristianos nacidos de nuevo no estamos cómodos viviendo en este mundo tan extraño; sabemos que no somos de aquí, que no pertenecemos a este mundo corrompido por el pecado. Nuestra morada permanente está en el cielo, dando gloria a Dios.
Por eso no nos conformamos a los rudimentos y costumbres mundanas; vivimos en el mundo, sí, pero buscamos el alimento espiritual, anhelamos las cosas espirituales que alimenta nuestro espíritu fortaleciéndolo en el conocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia.
Aquí sólo estamos de paso de forma temporal. Estamos aprendiendo, adquiriendo conocimientos para después en la presencia de Dios recibir el galardón, el premio a nuestro aprendizaje espiritual. Por supuesto que en este aprendizaje vamos a manchar nuestros pies en el caminar diario, pero sabemos que si nos lavamos en las aguas del perdón de Jesús todos los días, nuestro andar será más seguro en plena comunión con el Padre a través del Hijo.

En Proverbios 19:23 vemos:

19:23 El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá lleno de reposo el hombre; No será visitado de mal. 
 
Quién vive al amparo del temor de Dios no será visitado del mal. El tal tiene motivos para vivir satisfecho. Aseguramos bendiciones para nuestra vida y la de quienes nos rodean, esposa e hijos. Vivir lleno de reposo, como dice la Palabra, es vivir satisfecho con los planes de Dios.
Sin embargo vivir en el temor de Dios no quiere decir que estemos totalmente libres de ser tocados por el mal. No es una promesa universal, es un principio general. El creyente tendrá enfermedades, sufrirá y tendrá malos momentos; puede sufrir accidentes, pero todo esto si ocurriera debemos tomarlo como una prueba necesaria, para ser más del agrado de nuestro Señor Jesucristo, dándole gracias en todo momento. 

Si ya sé que resulta extraño o que puede parecer una locura dar gracias en tales circunstancias pero así es como debemos comportarnos. Es en esos momentos cuando la fe del cristiano actúa, no por él, sino por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Jesucristo dijo que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, que no nos desampararía. Y así es, así se manifiesta en el creyente que ha hecho los deberes estudiando día y noche la Palabra; escudriñando las escrituras para empaparse más y más en  el conocimiento de Dios, viviendo conforme a sus instrucciones y siguiendo los mandatos para vivir una vida en abundancia. Es en el mal momento cuando comprendemos lo valioso de los momentos pasados con la Biblia. 

Quien se aparta del temor de Dios en su corazón abre el camino para su destrucción.

En Proverbios 15:30-33 leemos:

15:30 La luz de los ojos alegra el corazón, Y la buena nueva conforta los huesos.  15:31 El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará.  15:32 El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.  15:33 El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad.

El temor de Dios nos dispone para escudriñar las escrituras siguiendo las indicaciones del Espíritu; para reconocer nuestras deficiencias, reconocer que nada podemos hacer sin su intercesión, es entonces cuando Dios acude a nuestra ayuda dándonos ánimo y confortando nuestro espíritu. Él nos ha dejado su Palabra en la Biblia donde nos ha provisto de todas las enseñanzas y mandatos que necesitamos para vivir santificados delante de Él. Para eso es Dios.

En Proverbios 14:26-27 podemos leer:

14:26 En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán sus hijos.  14:27 El temor de Jehová es manantial de vida. Para apartarse de los lazos de la muerte.

El temor de Dios es fundamental que reine en nuestro hogar. Si el cabeza de familia vive en el temor de Dios, nadie puede nada contra él; la esposa tendrá provisión y cuidados; los hijos tendrán esperanza y refugio. Todos estarán bajo las alas de un Dios que cuida de sus vidas cuando el ataque pueda surgir.

Cuántos hogares y matrimonios destrozados; cuántos hijos dispersos por todos lados, descarriados o bajo los efectos de drogas y otros vicios. El respeto a Dios, al temor de Dios es tenido como la garantía de una vida feliz, no sólo para quien tiene temor. Sus actitudes se convierten en un beneficio, en una bendición para otros; y el primer lugar donde se percibe ese beneficio es en el hogar, en la casa. Como padres y esposos tenemos una tremenda responsabilidad de propiciar un ambiente donde el temor de Dios sea el refugio de todos sus miembros para repeler los ataques del enemigo. Nos enfrentamos a un mundo hostil todos los días. En el trabajo, en la carretera, en los hipermercados. Nuestros hijos en el colegio escuchan enseñanzas contrarias a la Palabra de Dios. En la tele, en la radio todo va contra Dios. 

Qué bonito es llegar a casa donde se respira paz, gozo por encontrarnos de nuevo, donde podemos hablar de Dios, ocuparnos de las cosas de Dios, descansar en Dios. Conversar, hablar, comunicarnos en la tranquilidad que proporciona el temor de Dios en nuestro hogar. Un lugar donde orar y dar gracias a Dios por habernos vuelto con paz a ese refugio que es la familia que obedece, en todas nuestras actividades, y respeta lo que Dios dice para caminar en su protección, en el temor de Dios.

El temor de Dios es como un manantial, un lugar donde brota agua limpia, transparente, fresca, pura donde saciar la sed de Dios. Pues todo aquel que bebiere de ese manantial será saciado.

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