} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA TENTACIÓN 5 (el orgullo)

viernes, 30 de mayo de 2014

LA TENTACIÓN 5 (el orgullo)






Josué 1:8-9 "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."

Por el conocimiento de la sana doctrina a través de la Palabra de Dios en la Biblia,  el Señor nos faculta para adquirir Sabiduría en nuestra vida diaria. Nos despierta los sentidos espirituales para poder ver, sentir, tocar, gustar y oír todo aquello que está oculto a los sentidos carnales.
Cuando Satanás hizo pecar a la primera pareja,  consiguió varios objetivos con la caída en pecado. El primero de ellos es que haciendo honor a sus malignos atributos, sembró la duda en la mente de Eva sobre lo que Dios había ordenado “no comeréis”. Una vez que hizo dudar, ya había ganado la batalla, pero por si acaso, continuó con la media verdad y mordió el anzuelo.

-Lo mismo habríamos caído en la trampa tú o yo-

 Al desobedecer a Dios, la comunión y la relación de dependencia que tenía esa pareja con Dios se rompió. Así el hombre y la mujer vagaron independientes de Dios. Trataron en vano de cubrir su desnudez, con las obras de sus manos, para intentar burlar al Creador y ocultarle su desnudez. Desde entonces el hombre trasmite por sus genes el pecado a la siguiente generación y  el deseo de acercarse a Dios por medio de sus méritos, de sus obras.
Pero Dios proveyó el medio, el Cordero, el Inocente, el Justo pagó con su vida por los injustos, por los pecadores. Dios los vistió con pieles de animales. Dando a entender que la muerte de un animal  inocente cubriría con su sangre sus pecados. Simbólicamente hablaba de Cristo, del derramamiento de su sangre que limpiaba los pecados.
Adán fue creado por Dios, por lo tanto su naturaleza era sin mancha de pecado y sin embargo sucumbió a la tentación. Si aquél, cayó ante la seducción y el engaño de Satanás, qué no nos ocurrirá a nosotros cuando nosotros dudamos de la Palabra de Dios y no permanecemos firmes.

Cuántas veces también pusimos un “pero” a lo que la Biblia nos dice. Seamos sinceros. Alguna vez no hemos dicho acaso: La Biblia dice pero “yo pienso” o “yo creo”. Cuando siquiera llega el pensamiento de poner en duda algo que dice Dios, si lo rechazamos sustentados por la firmeza en la obediencia a la Palabra de Dios, no anidará en nosotros con argumentos de todo tipo siempre engañosos.
La batalla de nuestra mente sólo puede mantenerse victoriosa si obedecemos a Dios. Para obedecer a Dios, tenemos que saber lo que nos dice. Para saber lo que nos dice, no podemos descubrirlo si le dedicamos sólo el domingo cuando acudimos a celebrar la Cena del Señor. Conocer lo que Dios quiere para cada uno de nosotros es mantener con Él, una relación personal de compromiso del estudio sistemático de Su Palabra en la Biblia.

Leemos en Proverbios 16:18 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”

Es fácil hablar después de haber pasado por la disciplina del Señor, después de ser reprendido por la desobediencia. Somos tan vulnerables e inconstantes. 
Cuando sustituimos la confianza puesta en el Señor, para confiar en nosotros mismos o en nuestros semejantes, estamos dando la espalda a todas las bendiciones que vienen de Dios a través de la Palabra, para ir en pos de las felicitaciones, congratulaciones delante de los hombres. Cuando nos dejamos tentar por el orgullo, comienza abrirse el abismo bajo nuestros pies, y sólo confesando nuestros pecados a nuestro Abogado, a Jesús, podremos librarnos de la caída.
Resulta fácil enamorarnos de la libertad que tenemos en Cristo Jesús, para luego olvidarnos que somos suyos, que no nos pertenecemos, que somos de Él. Cristo pagó el precio de nuestra liberación del pecado. Estábamos muertos espiritualmente, apartados de Dios para condenación eterna.. Olvidamos que quien gobierna nuestras vidas es Jesús, somos sus esclavos; sellados a fuego, somos de su propiedad. Sabiendo esto, haríamos bien en estar atentos a las intenciones de nuestro corazón, vigilantes no sea que confiados en nuestros progresos y avances perdamos de vista la cruda realidad, que nos muestra que en nosotros no reside hacer el bien; si lo hacemos es porque el Espíritu de Dios nos propicia tanto el querer como el hacer.

La Biblia está llena de ejemplos de los peligros que encierra el exceso de confianza, de nuestro orgullo en lo que nosotros logramos. Los cristianos que confían en exceso en sí mismos, se hacen cada día más independientes de la Palabra de Dios, creen que todo lo saben y se hacen menos dependientes de Dios. Su compromiso con Dios se reduce a llevar la Biblia bajo el brazo y asistir a la Cena del Señor. Es triste ver la falta de responsabilidad en un asunto tan serio como es el conocimiento de Dios.

En Lucas 8:5-18 nos enseña cómo llega la Palabra de Dios al hombre que la escucha. 8:5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 8:6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 8:7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8:8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga. 8:9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? 8:10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.8:11 Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 8:12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. 8:13 Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. 8:14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. 8:15 Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.8:16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. 8:17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.8:18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.     

Tendríamos que ser más coherentes con nuestra fe. Un cristiano nunca puede decir que ya lo sabe todo sobre Dios, eso es, me atrevo a decir demoníaco. Porque equivaldría  a compararse a Dios, ya que Dios es infinito y el tal que dice conocerlo así, miente, su orgullo lo ha cegado.
Dejar de reunirse para el estudio bíblico, para orar, o en comunión con el resto de los hermanos en la fe, es una ofensa para Jesús, es menospreciar Su Sacrificio.
No entiendo como los creyentes se toman tan a la ligera el compromiso con Dios.
Todos estos que van por la vida tan confiados, en sus méritos, les llegan las tentaciones por doquier, descubriendo que no tienen la suficiente fuerza espiritual para sostenerse y terminan cayendo en el camino. Otros han caído en las tentaciones de los bienes materiales, las riquezas temporales, ahogando en ellos cualquier mínima resistencia que ofrecieran.
Se hacen negligentes en su manera de vivir, aumenta el descuido, no son vigilantes; se vuelven vulnerables a la tentación y disminuyen su resistencia al pecado. Dicen para justificarse: la carne es débil. Pero omiten que el problema es que somos responsables ante Dios de nuestros actos y que daremos cuenta de todo lo malo que hayamos hecho y aun de lo bueno que hayamos dejado de hacer.
También resulta curioso ver como hay cristianos que creen que creen y se enfrentan a un gran problema. Piensan que por el hecho de llevar y leer la biblia unos minutos, seguir su lectura,  cantar alabanzas ya es todo para ser cristianos. Pero entiendo que distan mucho de ser cristianos genuinos si no han nacido de nuevo. Esos que se comportan así sólo son religiosos.

Cuando hemos nacido de nuevo, no estamos libres de la tentación como ya hemos visto. Podemos caer, pero sabemos lo que tenemos que hacer para ser restaurados, dirigir nuestros ojos a Jesús y confesarle nuestros pecados. Lo hacemos con el dolor de haberle ofendido,  amamos a Dios, le obedecemos y somos hacedores de Su Palabra, no sólo oidores.
Yo no puedo confiar en mí, menos en mi corazón que me engaña. No me fio de mis sentimientos ni de mis sensaciones. Ni ver milagros, ni oír voces del más allá, ni sentir emociones me hacen salvo. Sé que soy salvo por fe en Jesucristo.
Busco cada día una relación más íntima con Él a través de la Palabra de Dios en la Biblia para conocerle y saber cuál es Su voluntad con respecto a mí. Es mi propósito y mi compromiso profundizar y conocer tanto la Palabra, como Dios me conceda el entendimiento para poder hacerlo.

Puestos los ojos en las cosas del cielo, las terrenales pierden interés. Vivamos para el cielo, alimentado nuestro espíritu con la comida celestial.

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